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lunes, 29 de abril de 2019

LAS DANZAS DEL CORPUS DEL CASTILLO DE LOCUBÍN





Siempre la fiesta del Corpus tuvo una relevancia especial en los pueblos del Sur. Desde la participación de todas las cofradías, la presencia de los diablillos, la escenificación de autos en tablados y los recitados hasta la intervención de danzas caracterizó el desarrollo de la festividad sacramental. Hemos podido comprobar todos estos aspectos en mi artículo de Toro de Caña  El ocio de la vida cotidiana de los siglos XVI y XVIII. Pero, no caímos en la cuenta de algunos aspectos participativos ni organizativos de las danzas. Este es el caso del Castillo de Locubín. Por un documento ante Juan Bautista Cano de once de mayo de 1617, se han podido encontrar varias danzas que realizaban los vecinos castilleros en esta fiesta, e incluso la capacidad para desarrollarlas en otros pueblos distintos de la abadía. Se denominaba popularmente como PUENTE DE SEGOVIA, y debió ser una danza de zancos, pañuelos y paloteo. Se comprometían a contratarlas para las fiestas del Corpus y el Domingo de la Octava de ese año  en la villa de Martos, mediante el contrato firmado con su comisario de fiestas Francisco de   Santiago. Los danzantes Gabriel del Salto, Juan de Extremera, Juan de Aguayo, Diego de Basco, Juan de Abril, Juan Jiménez, Miguel  de Almirón ,Martín de Sánchez y el carpintero Francisco de Aguayo, como principales  y Bartolomé Romero  como su fiador; se obligaban proporcionar y realizar desde las ropas hssta todo lo que fuera necesario para estos días festivos y cobraban con el precio de 30 ducados, adelantando 130 reales.
Por la misma fecha firmaba, con las mismas cantidades  y el mismo comisario marteño, otra escritura y en las mismas condiciones contratando con varios vecinos del Castillo la DANZA DE LOS NEGROS, una danza étnica. Lo hacía con Juan del Salto, Juan Berrueco y Juan de Aranda, Andrés del Salto su fiador, Pedro Marcos y Bartolomé Romero, en nombre de Pedro Cobo y Juan del Fresno.  

sábado, 27 de abril de 2019

EL PRIMER TESTAMENTO DE GINÉS MARTÍNEZ DE ARANDA


EL PRIMER TESTAMENTO  DE GINÉS MARTÍNEZ DE ARANDA

1   Son varios los artículos que he escrito sobre el maestro de obras Ginés Martínez de Aranda. Desde el descubrimiento de su testamento y la partición de sus bienes hasta su últim etapa en tierras alcalaínas dirigiendo las obras de la sacristía de la Iglesia Mayo. Unos los fueron pòr los años ochenta en revistas locales, como las del programa de ferias del periódico Jaén.O le dediqué varios artículos en el periódico provincial Jaén. Decía en uno de los últimos publicados: A la hora de desvelar enigmas de  la  biografía  de los personajes o artistas de Jaén, juegan un papel fundamental las fuentes documentales relacionadas con sus momentos culminantes de su trayecto vial. Si las partidas de bautismo o los certificados nacimiento dejan en entredicho muchas hipótesis promovidas por el simple comparativismo, las partidas de defunción abren una abanico informativo que encuadra a los personajes desde su entorno familiar o generacional hasta su estilo y modo de vida ( hacienda, tendencias, estudios, cultura...). No podemos obviar ni pasar por alto  la contribución de los  estudios genealógicos con  su diversa gama de  documentos  para complementarla.   Hace años,  se divulgó  un descubrimiento muy esperado que fue la división y participación de bienes de Ginés Martínez de Aranda, en el que se insertaba su testamento  escrito en Castillo de Locubín en 1622 ante el notario Lucas Jordán.  Ponía al día el entorno familiar de este maestro de obras,  nacido en tierras de Jaén,  y que dejó su huellas en tierras muy lejanas de la provincia del Santo Reino”.

. Pero, antes de este testamento hubo, al menos, otro anterior levantado ante el el escribano castillero Juan Bautista Cano, en seis de enero de 1616, según recogen sus protocolos notariales de Castillo de Locubín donde lo realizó siendo testigos don Alonso de Benavides, Juan Colomo el Viejo y Pedro Hurtado, todos vecinos  de esta villa. Lo redactaron , estando enfermo de cuerpo, pero sano de alma( en voluntad, entendimiento y juicio, pero antes el temor de sobrevenirle la muerte), y declarándose vecino de Castillo de Locubín como Ginés Martínez de Aranda. Tras la fórmula de rigor de testimoniar sus creencias católicas de salvación en el Dios que le dio la vida, inicia una serie de mandas, que aportan los datos biográficos. No es tan rico en aportar nuevos datos al que comentamos en anteriores artículos, pero tiene la importancia de ser el primero que, hasta ahora, se ha descubierto. Pide ser perdonado por su vida y ser acogido al seno de Dios Padre. Declara que, en el día de su enterramiento, sea enterrado en la iglesia de San Pedro, y, señala que se haga en la sepultura de la la capilla nueva de la Iglesia Mayor de ella (sic); lo que es una clara confusión o un lapsus calami por capilla mayor ; para el día su entierro, manda ser acompañado por los beneficiados, curas y capellanes y religiosos de Castillo de Locubín. Se mandaba que se dijeran la misa de requién cantada, y otras misas por su alma ( las nueve de las fiestas de la Virgen , cinco por las Llagas de Jesucristo, tres de Espíritu Santo, 33  de San Amador), 6 por sus padres sin citarlos, otras seis por sus suegros, con lo que aporta el linaje de su esposa ( en concreto eran el castillero Juan Galán). Las seis misas por las ánimas del Purgatorio son frecuentes en los testimonios, pero las seis de sus hermanos, nos ilustran de su familia, y que habían fallecido Hernando y  Francisco de Aranda (padre de su sobrino el famosos arquitecto Juan de Aranda Salazar). Se señala a su mujer, la castillera María de Morales,  para que ella administrase una manda de 200 misas por su alma donde  quisiere y en el sitio que le placiere. Recuerda la carta dotal que trajo para contraer matrimonio en la cantidad de cien ducados, con el fin de que lo supieran sus herederos, cuando falleciera su madre. Estos herederos los nombra universales para que se repartan los bienes cuando falleciere tras pagar todos los gastos; eran María de Aranda, Ginés Martín de Aranda y Juan: a la primera levantó carta de dote para casarse con Luís González, vecino de Priego ( también arquitecto que trabajó en la iglesia de Santa María Mayor de la Mota)  , ante este escribano y manifiesta quee allí se encuentra lo que le donó; al segundo, le dio entre dineros, oro, paño, trigo y cebada   en 133 ducados. Y en este contexto cita una serie de fincas que se añadió a este hijo en un memorial firmado  por él y jurado ante Dios con un cruz: una alameda en el río, lindera en lo primero de todo con la presa de don Fernando de Aranda y el camino empezado por la parte baja, tenía que sacar 24 álamos y se valoraba en 100 ducados, más dos aranzadas de  viña  en el Picacho de Castillo de Locubín, lindera con la viña de Bartolomé López Hidalgo  y la viuda de Mateo García,  un pedazo de zumacal y aranzada y media de olivar en el mismo sitio, linderos con el resto de heredades y con el camino de la Nava ( afirma que lo escribe para que se sepa y no había hecho escritura)  . Declaraba como albaceas a su hijo Ginés Martín y a su esposa María de Morales, al mismo que anulaba cualquier declaración o codicilos testamentarios.

viernes, 26 de abril de 2019

HACIA CABEZA 19. MI ARTÍCULO DE SUS ESTANDARTES.

LOS ESTANDARTES DE LA VIRGEN DE LA CABEZA EN LA REVISTA DE SEMANA SANTA


Antes del actual estandarte de la cofradía de la Virgen de la Cabeza hay noticias de varios. Por documentos del Archivo  Provincial de Jaén, la elaboración del  primer estandarte de la Virgen de la Cabeza fue encargada al bordador Juan Martínez Montañés en cinco de junio de 1560 por los ocho fundadores de la cofradía, a cuyo frente se encontraba el primer hermano mayor alcalaíno Aparicio Martínez de Colomo [3] junto con  el sastre Diego Sánchez, Martínez de Molina,  Bernabé  de Alba,  Francisco Hernández de Navas,  Bartolomé de Ortega,  Juan Serrano,  y Gómez Gallardo,  que todos eran vecinos de Alcalá la Real. Como establecían los estatutos de la Cofradía de Andújar, las nuevas cofradías debían equiparse de unos estandartes que tenían que llevar impresos el escudo y armas de la ciudad de Alcalá la Real para ser identificada entre todas las del Cerro. En el diseño del pendón, bordado por Juan Martínez Montañés, se recogía escrito que iban dos imágenes bordadas de la Virgen de la Cabeza, la peña como pedestal con las llaves y leones de Alcalá la Real y el letrero de la ciudad alcalaína [4]. Se fijó un presupuesto de 30. 000 maravedíes.
El segundo estandarte fue realizado por el mismo bordador, pero veinte años después, en 1580 y no hay más noticia que una libranza del acta de 22 de abril, por la que se le entregó 252 reales.
En 1597, debió entregarse otro nuevo, diseñado por el bordador granadino Andrés Díaz, al que se le contrató el hermano mayor Francisco Muñoz (5), importando 200 ducados, y cuyo diseño debía bordarse en una cara la imagen de nuestra Señora de la Cabeza, y a sus pies el pastor; y en la otra cara la imagen de Santo Domingo de Silos, vestido de obispo con su cayado, los dos leones con sus coronas y el letrero con Alcalá la Real.
Este sirvió de modelo para el elaborado en 2004 por el maestro cordobés Antonio de Paula Villar Romero sobre terciopelo carmesí y bordado en oro fino de telas de burdeos.
Anteriormente, se hicieron otros muy similares de menor valor: uno rojo carmesí junto con un banderín en 1949, donado por Miguel Contreras Ruiz y Carlos Calvo; otro, en forma de pendón verde en 1990; y otros dos guiones menos pesados recientemente.  No ofrecen más bordado que el escudo de la ciudad y las letras de la cofradía de Alcalá la Real, junto con el año de su bordado.



[1] MARTÍN Rosales, F, La romería de la Virgen de la Cabeza y la Cofradía de Alcalá la Real.  Toro de Caña, nº 4
[2] PÉREZ CASTILLO, Matilde. La Cofradía de la Virgen de la Cabeza de Alcalá la Real, más de 450 años de historia. PVC. 2011.
[3] Y no Colomar, como señalaba el documento del Libro de Actas de Andújar.
[4] AJPJ. Escribano Andrés de Medina. Folio 92 vuelto- 93 vuelto. Año 1560.
(5) AHPJ. Alonso Ramírez, legajo 4740 4741. Folio 113 v-145 en 1596, y folio 133 en 1597

EN ALCALÁ LA REAL INFORMACIÓN, DE LA SEMANA SANTA AL CERRO



El mes de abril vino festivo  y noticiero. Y está acabando con esta fiesta nacional más importante para la ciudadanía, el día de los comicios nacionales para elegir los nuevos representantes políticos, los que iniciarán una nueva legislatura de la historia democrática de España. Pues, no sólo de pan vive el hombre, sino que se han intensificado los aspectos más lúdicos a lo largo de estos dos últimos meses desde que sonó el primer aldabonazo con la tradicional noche de las luminarias (las populares Lumbrás alcalaínas) y su correspondiente desfile de bandas y agrupaciones musicales de la ciudad; por otro lado, cada cofradía semanasantera trató de sacar y exhibir sus novedades en la Semana de Pasión y Pascua. Además, se acrecentaron otras actividades como las exposiciones o muestras museísticas, como el Camino de Pasión.Pero, también esta Semana Mayor se convirtió en noticiera con la llegada de este frente de lluvias, que deslucieron las manifestaciones religiosas o encerraron a los cofrades en sus templos.  Y se remata en este final de mes abrileño con el desfile de los hermanos del gallardete de Jesús y de los romeros a las romerías del Cabezo de Andújar y de la Hoya siempre que el tiempo no lo impida, como marcan los carteles de toros.
En medio de pregones, desfiles, cultos y misticismo, esta sociedad alcalaína, también, se relajó entre las arenas del Mediterráneo, y saltaron noticias por doquier. El ambiente se encuentra caldeado entre la rumorología y esa tensión que suelen marcar los partidos políticos en tiempos electorales. Pues no es raro que a algunos se le venga la carga encima, y, lo que no hicieron en los cuatros años, ahora se transforme en un fuego de ametralladora concentrada de propuestas, de denuncias por doquier y de cualquier cosa que pueda servir para lanzar su obús opositor; para otros, el dicho día de devoción, víspera de labor muy bien refleja la vivencia electoral tras estos periodos festivos, a los que sigue una batería de noticias, que a veces sorprenden al más pintado. Ejemplos abundan, y ahora se multiplican los tertulianos de las redes, que borran las páginas del pasado democrático y se convierten en los adalides de ficticias utopías; proliferan los recién llegados al foro político con las alforjas llenas del resentimiento, el rencor y los más bastardos sentimientos que recuerdan periodos que se consideraban olvidados; crecen como hongos los que expanden sin escrúpulos falsas noticias, manipulaciones de los adversarios, y medias verdades para  denigrar a los contrarios en sus planteamientos. Todo el mundo se ha convertido en periodista e informador, leguleyo del cielo y de la tierra; e inquisidor local del santo oficio de su verdad democrática, sin escuchar a su oponente. Se llega al ridículo, porque se vive más en la caricatura estereotipada  que en la realidad auténtica. Pues, probablemente toda la ciudad de la Mota se encontraría empapelada y encuadernada, si no se llevaran a cabo, en todas las instituciones, empresas y asociaciones, los consuetudinarios expurgos de papel para conservar lo esencial e importante y lo indestructible por ley o por testimonio histórico.  Los expurgos siempre han existido, y se dan cuenta de ello hasta el más pintado, de modo que todo el mundo recuerda a los bibliotecarios de diversos centros desechar libros o papeles  usados, repetidos o sin interés para conservar los clásicos; es evidente que sería imposible almacenar todo lo publicado y no guardar lo más importante. Pero, ahora, se corta el aire con los cuchillos; hasta el mínimo incidente o anécdota se metamorfosea con tintes oscuros y se transforma malintencionadamente en presuntos delitos. Esperamos que los aires de Sierra Morena, tras el regreso de la romería del Cerro, traigan nuevos tiempos que abra las puertas del diálogo sincero y la alegría en la participación democrática, al mismo tiempo que los pitos y los estadales ahuyenten los malos espíritus que proliferan en esta atmósfera contaminada de las malas formas de urbanidad, porque se avecinan nuevos comicios más cercanos (los locales)  y fundamentales como los europeos, donde se juega  el  bienestar de todos los vecinos y, afortunadamente,  ciudadanos. Mucho puede cambiar si ocuparan un espacio privilegiado 

la ética y estética en la política.
   


jueves, 25 de abril de 2019

EN IDEAL ALCALÁ LA REAL, MI ARTÍCULO SOBRE LA VERACRUZ.


DE LA COFRADÍA DE LA VERACRUZ AL SEÑOR DE LA COLUMNA           La cofradía de la Veracruz, ligada con la iglesia de San Juan de Letrán, recibió del Papa Julio III en 1553 una bula papal por la que se permitía su fundación y erección de ermita, capilla y hospital, concediéndole las mismas indulgencias en las fiestas que lo recibían en la basílica romana.
Son muy importantes sus primeros cabildos que nos ilustran de la vida , bienes  y  objetos cofrades ( dos arcas para la Cofradía y para el Hospital,  una cruz de madera, obra del pintor Rodrigo de Figueroa que  la doró y pintó, los ocho cetros del mismo pintor y las crucetas de las puertas, atriles, la cruz de enterramiento- en una cara la insignia de Cristo, y  en la otra, la Señora de la Concepción- el pendón de la cofradía, un arca pequeña con el Libro de la Regla, escrituras, entre ellas la Bula traída de Toledo para ganar indulgencias, ocho ciriales, pintados de verde, tacillas de madera con la cruz de insignia de la Hermandad y hostiario, objetos  litúrgicos, frontales de altar, el pendón de lienzo teñido Y


juegos de vestidos sagrados);  y además se aprecia la introducción penitencial de la Cofradía con el contrato de un trompeta de Granada, la confección de una  treintena de túnicas negras, las insignias que pintó Pedro Sardo, los tronos, las andas, los ciriales ( que costaron dos mil ochocientos cincuenta maravedís que pagó a Rodrigo de Figueroa, amén de la labor de carpintería de Martín Pérez , entallador que alcanzó la suma de tres mil setecientos ochenta y dos maravedís para las andas del Crucifijo e imágenes ), las imágenes  (un crucifijo grande de estatura de un hombre con  una corona de espinas con las púas doradas  e está puesta en una cruz de madera teñida de verde e está nuevo y sano y una imagen de la Señora, con sus ropas, tocados y cofias). En 1578 aparecen nuevas imágenes pasionales como "un retablo portátil con una imagen del Cristo de la  Resurrección, un crucifijo o cruz , dorado a la redonda y el campo verde y en el pie cuatro escudos con cuatro penitentes, Nuestra Señora de La Quinta Angustia, el nuevo pendón de la  Cofradía con una Cruz y las insignias de Pasión, también se enriquece la iglesia con la Virgen de las Angustias en dos tallas,  cuadros y capillas como la de la Cruz o Jesús Nazareno, Nuestra Señora y San Idelfonso y la De Santa Quiteria.[2]
De los primeros años de la vida de la hermandad nacen dos aspectos muy importantes de su participación de Semana Santa: el monumento del Jueves Santo y la procesión del Jueves Santo por la tarde. Del primero hay que destacar que le dedicaban todo tipo de gastos en carpinteros, pintores, y luminarias. Su festividad inicial era la celebración del día de la Invención de la Cruz.En el siglo XVII, fue importante la unión  que mantuvo con la Cofradía de la Santa Caridad, formando  el Hospital de la Veracruz  y Santa Caridad, manteniendo su cementerio y , lo más interesante, creando el Corral de Comedias que sirvió de fuente de ingresos para la cofradía, La hermandad se dedicaba durante este siglo a la fiesta de la invención de la Cruz, la Candelaria, al monumento del Jueves Santo, a la procesión del mismo día, sin muchos gastos en ella , salvo la trompeta contratada y los músicos y ministriles que acompañaban a la procesión.
A pesar de que el principio de siglo significó un paso en la reorganización financiera de la cofradía, el final de siglo supone una gran participación en la vida cofrade de la Semana Santa. Su cabildo era presidido por un miembro de la curia abacial, un notario o provisor, y se celebraba el cabildo ordinario y t anual de elección de hermano mayor y de nombramiento de cargos, tanto para la organización y funcionamiento como la preparación de la procesión del Jueves Santo, el Domingo de Ramos y Día de la Santa Cruz. Solían nombrarse el hermano mayor con sistema de rueda, así como los alcaldes y patronos, y por tradición y experiencia a los cargos a los pasos de imágenes y sus correspondientes gallardetes y banderolas, así como los pasos que salían en la tarde del Jueves Santo. Generalmente, los primeros eran un grupo muy reducido  y formado por personas privilegiadas que ejercían cargos municipales ( regidores, jurados, síndicos, escribanos, alguaciles, recaudadores, depositarios… )y eclesiásticos ( presbíteros, capellanes, ..) que comenzaban su mandato a partir del tres de mayo y nombraban los capellanes para decir la misa los días de fiestas en la iglesia durante toda el año, los demandantes para el Jueves y Viernes Santo y  los hermanos de banderolas, andas e insignias; , los segundos eran miembros de las clases no privilegiadas y ejercían de campesinos y oficios artesanales. EL PASO DE LA SANTA VERACRUZ             La procesión, al principio, salía con los siguientes pasos: la banderola o estandarte de la Santa Cruz con sus hermanos, a continuación, las andas de la Santa Cruz; la hermandad del Cristo de la Columna estaba formada por su gallardete y hermanos, seguidos de los de las andas del Cristo, continuaban las hermandades del gallardete y andas  del Cristo de las Penas; tras estos, los de San Juan con su gallardete, y al final cerraba la Madre de Dios, que recibía el nombre de la Soledad con su gallardete. A finales del siglo XVII, se integraron los pasos representados y vivientes. Tanto el Cristo de las Penas como el de la Columna adquieren una devoción especial por estos años. Con la reorganización de la Compañía de soldados se muestran de nuevo los pasos en la calle. Los primeros pasos de esta cofradía que se mantuvieron en todo el siglo dieciocho fueron los Azotes, Profetas, Arcángeles, Planetas y Doce Apóstoles. El paso del gallardete y el del Cristo de la Columna adquirió una gran importancia y en 1768, se le concedió el privilegio de guardar los cordones de plata de la imagen, algo parecido a lo que sucedió con el Ecce- Homo en las prendas de Jesús Nazareno.  

En los últimos años de vida de la cofradía, se transformó con el nombre del Santísimo Crucificado de las Penas, manteniéndose todavía la placa del pendón del siglo XIX. Algunos pasos, el tambor y la trompeta eran sus elementos básicos en estos años finales (la imagen de San Juan, La Cruz [4], el Crucificado de las Penas, la Soledad y el Cristo de la Columna).  Como cofradía penitencial se mantuvo hasta el decreto del Abad Alonso y Gatica, desapareciendo por completo con la prohibición de las procesiones, promulgadas por el Abad Palomino en los años 1791 y siguientes hasta tal punto que no consigue una renovación posterior como le sucedió al Dulce Nombre de Jesús. No obstante, la imagen del Cristo Crucificado de las Penas, de la Columna y de Nuestra Señora de la Soledad siguieron saliendo la tarde del Jueves Santo, salvo el año 1795, que en un nuevo litigio con el abad Palomino transformó esta iglesia al servicio de la Parroquia de Santo Domingo de Silos. En el siglo XIX, todos sus derechos y bienes pasaron a beneficencia municipal y la propia cofradía, ya simple esclavitud, no tuvo apenas vida, como se comprueba en la declaración de gastos ante el Alcalde Constitucional de 1840.   Tan sólo el paso del Cristo de la Columna pervivió hasta principios del siglo XX y en el siglo XIX volvió a reconstruir sus estatutos con la hermandad de los judíos.



miércoles, 24 de abril de 2019

EN LA REVISTA DE LA VIRGEN DE LA CABEZA, MI ARTÍCULO ENTRE LA ANTIGUA Y CABEZA.







NUEVAS NOTAS PARA LA COFRADÍA. EL HERMANO MAYOR JUAN DE SÁNCHEZ.
LAS COFRADÍAS DE NUESTRA SEÑORA DE LA ANTIGUA Y  NUESTRA SEÑORA DE LA CABEZA


            FRANCISCO MARTÍN ROSALES
Académico de Bellas Artes. Nuestra
Señora de las Angustias.



A lo largo de la Historia cofrade de Alcalá la Real, es frecuente la relación entre cofradías y hermandades por diversos motivos: los hay artísticos, caritativos, protocolarios, sociales y económicos. A finales del siglo XVIII, un documento de Domingo Pacheco sobre las cuentas de  la cofradía de Nuestra Señora de la Antigua nos muestra en 1674 su vida y relaciones con la cofradía de la Virgen de la Cabeza.
Por parte del mayordomo  Manuel Muñoz Merino, se reclamaba a Cristóbal Pérez Rufián, el hermano anterior,  una partida de cirios, que no sabían su paradero. Esto dio lugar a conocer los siguientes aspectos.


AUTOS

El procurador Joan Martínez Álvarez actuaba en nombre de Muñoz Merino, como mayordomo de la cofradía de Nuestra Señora de la Antigua, sita en la iglesia del Señor Santo Domingo de Silos de Alcalá la Real,  contra Cristóbal Pérez quien había sido  durante doce años hermano mayor (1662-1674). En su poder se encontraban ornamentos, libros, cera, joyas y demás alhajas de  la cofradía. En 15 de enero de 1674, se le obligó a que los entregara bienes y alhajas, el libro de su institución  y el movimiento de recibos y gastos. Se amenazó con la pena de excomunión por parte del  vicario general, el abogado y licenciado don Francisco Montero Obregón. Se le comunicó el decreto y le dieron tres días para la entrega de todo lo solicitado.  Así lo hizo Merino dentro de la iglesia de Santo Domingo de Silos, a la que pertenecía la cofradía, con su  presencia y  la del notario Pacheco, 
También declaró que existían otro censos en los siguiente escribano  y con estas cantidades:
-un censo de 50 ducados de principal  contra Francisco Díaz Delgado, vecino de Alcalá.
-otro de 24 reales y 14 maravedíes  de renta en cada un año contra la persona de Joan de Escobar.
Otro censo contra  Francisco Muñoz Merino  perpetuo de que se pagan 4 reales y 7 maravedíes de renta cada un año.
-otro censo contra Bartolomé Ruiz Merino de dos ducados de principal.
-otro censo  contra Pedro González  de Parera, de cuatro ducados y 24 maravedíes de principal.
-otro censo contra Francisco de Cáceres que no se acordaba del principal.
-un censo de 14 reales y 24 maravedíes  que pagaba la hacienda y herederos  de  don Diego de Haro, vecino de la villa de Priego y 400 de escritura de   de sus fundaciones  y demás papeles que le pertenecían.
 Los dineros lo harían ante el provisor y juró Merino que esto esa lo que tenía como inventario siendo testigos  Tomás de los Maitines subdiácono Tomás Jiménez y Mateo Castillo, vecino de esta ciudad.
Hasta abril, no se llevó  a cabo la petición a los escribanos por parte el notario Pacheco a instancias de Merino. 

INVENTARIO

Estos fueron los enseres de la cofradía:
-Una cruz de plata rosada en la peana, donde dice  es  DE NUESTRA SEÑORA DE LA ANTIGUA Y SE HIZO SIENDO HERMANO MAYOR GASPAR DE JÉREZ.
-Unas andas de madera dorada con cuatro horquillas, más cuatro barretas de hierro de dichas andas.
- Un dosel de terciopelo encarnado carmesí bordado con oro azul  y en medio  el Padre Eterno. Más en dicho dosel 16  campanillas de plata.
- Una corona de plata de Nuestra Señora  y otra del Niño y un cetro de plata y una campanilla y un cascabel de plata que tiene el Niño.
-Una banderola para el Niño Jesús de damasco encarnado y guarnecido con plata.
Un manto de  rasa azul con estrellas de hilo de plata con unas puntas de plata. 
-Un manto de raso blanco prensado y guarnición de terzuela de plata y oro forrada de vuelta con tafetán rosado sencillo.
-un manto de tafetán blanco.
-un velo azul de tafetán remendado.
-otro velo de tafetán rosado con terzuelas de oro falso.
-Un velo de tafetán blanco.
-Una cama de damasco encarnado con galón de oro forrada en tafetán sencillo dorado en tres piezas.
-Una cama de tafetán azul sencillo forrado en holandilla con galón de oro falso en tres piezas.
-Otra cama de esparragón encarnado de lan.(..) con guarnición de oro falso en su bastidor de madera.
-Un pendón de damasco blanco  guarnecido con flecos azules y blancos bordado en medio de la imagen de Nuestra Señora por un lado, y, por el otro, la del Señor San José.
-con cordones de seda azules y blancos y sus borlas de la misma seda.
-  Una hasta y su travesaño  con sus perilla dorada y dos pares de manteles para el altar.
-Una manga de cruz de cruz azul vieja.
-Dos bacinetas de azófar , la una con la insignia de Nuestra Señora estampada en hierro, y la otra llama. 
-Un censo contra Francisco de Andújar en 250 maravedíes  de revoco y tributo en cada un año, que se impuso en el 19 de enero de 1638  ante Francisco Ramírez, escribano público que de esta ciudad.

Otro censo de 22. 000 maravedíes,  de principal contra los bienes y heredero de don Juna Vázquez Mesía, presbítero.
-Otro censo de 20 ducados de principal contra Bartolomé de Yepes, vecino de esta ciudad.
- por su cesión una casa  en la calle de la Antigua-.
-Otro censo contra Joan de Toro y Antonia García su mujer de 5.000 maravedíes de principal.
Otro censo contra Bartolomé Sánchez Relimpio y Martín Sánchez Relimpio de 1797 maravedíes de enta cada un año. 

ACUSACIÓN

Se acusaba en 29 de enero  a Martínez Merino, por haber vendido hacia cinco años (1669) doce cirios de cera blanca al Juan Sánchez del Romeral, hermano mayor de la cofradía de la Virgen de la Cabeza. Sin permiso y a escondidas y con el engaño a Juan Cobaleda, mayordomo de dicho año aludiendo que estaban destinados para un entierro, dejando las arcas vacías de cera hasta 1674. Y lo hacía el vicario mencionado anteriormente. Este manifestaba que se había ofrecido a servir a la cofradía, porque estaba abandonada y sin decencia, así como la imagen y capilla de Nuestra Señora de la Antigua. Además, para que se celebrasen las festividades en honor a la imagen, recogió limosna de los devotos y puso una gran cantidad de maravedíes de sus propios fondo, al mismo tiempo que compró del cerero  Bartolomé de Arjona 12  cirios que importaron  36 ducados y , con ellos salió la imagen en su festividad. Llegó al poco tiempo Martínez Merino alegando que había muerto un nieto suyo y se llevó los doce cirios. Se los reclamó varias veces y no lo pudo conseguir, y lo aplazaba diciendo que a él le debía mucho más la cofradía. Y declaró, a sus 45 años, que le había oído decir que los había vendido a la cofradía de Nuestra Señora de la Cabeza. También declaró el cerero Tomás de Arjona en los mismos términos que Juan de Cobaleda Nicuesa, y añadió que Cobaleda recuperó la compra de cirios y resurgió la festividad. y además, aludió que Martínez Merino recibió muchas limosnas en dinero, en Alcalá y campo, y en trigo y cebada y en los réditos de los censos. Pero tenía muy descuidada la festividad y la capilla de la Antigua. 






HERMANO MAYOR DE LA COFRADÍA DE LA VIRGEN DE LA CABEZA

Juan de Sánchez, hermano  mayor de la Cofradía de Nuestra Señora de la Cabeza, juraba por Dios y ante la Cruz , y manifestó que Martínez Merino le vendió doce cirios de cera blanca ya estrenados y que por oídas sabía que eran de la cofradía de la Antigua, pero no se acordaba lo que pagó por ellos. 

HACIA EL FINAL

Se le reclamaron justicia por Merino y por el vicario los doce cirios so pena de excomunión a siete de marzo del mismo año. Se apremió a Rufián por los doce c cirios y en el mes de abril por  incumplimiento de no haber entregado los censos, so pena de excomunión. No se cumplían y notificaba el resultado a los beneficiados y curas de Santo Domingo. Y el provisor ordenó que estos excomulgaran por el siete de abril a Pérez Rufián. y lo hizo el cura Alonso de Santisteban. Notificados los autos a Rufián, se defendió por medio del procurador Julián Delgado  aludiendo que no eran cirios sino cabos de cera, y que los dio para renovarlos a Tomás de Arjona. Se apoyó en deficiencias procesales para su defensa, lo que dio lugar que fuera absuelto por el provisor  y levantara la excomunión por el doce de octubre del mismo  y, fechas después, se le comunicara al demandante

 


lunes, 22 de abril de 2019

HISTORIA DEL GALLARDETE DE JESÚS. Sus hermanos mayores En la revista del gallardete









FRANCISCO MARTÍN ROSALES

            Para la historia de la hermandad del Gallardete de Jesús hay que remontarse a mediados del siglo XVII, cuando la imagen de Jesús Nazareno ya  llevaba formando parte de la Cofradía   del Dulce  Nombre de Jesús en la procesión de la mañana del Viernes Santo, Fue una tradición muy extendida en la abadía de Alcalá la Real por  la que se formaba una cofradía de nazarenos que comenzaron a procesionar en Semana Santa la  imagen de Jesús con la Cruz a cuestas en la mañana del Viernes SANTO. Desgraciadamente, Alcalá la Real no ha tenido la suerte de la ciudad hermana y abacial de Priego de Córdoba, que celebra en este año su conmemoración y remonta a finales del siglo XVI la presencia de Jesús, obra de nuestro escultor Pablo de Rojas y la asistencia de la procesión de los nazarenos , que así se llamaban. En el caso de este pueblo cordobés, nació al amparo del convento de San Francisco, donde todavía se rinde culto a Jesús Nazareno.
Como decíamos en nuestro libro de Cancionero, Relatos y Leyendas, la procesión del Viernes Santo ocupó  el puesto principal de la Semana Santa de Alcalá la Real, porfió con la del Jueves Santo, que organizaba la Cofradía de la Santa Veracruz. Y en esta procesión,  las imágenes principales eran Jesús Nazareno, San Juan Evangelista y la Madre de Dios, que a finales de este siglo ocupó la del Rosario, y siglos después la de la Soledad y salían en manifestación religiosa precedidas de  sus correspondientes gallardetes, a los que se sumaron los de  la Verónica y Discípulos. En concreto recogíamos así sus actas refiriéndose a la primera presencia del gallardete y sus fechas “es el estandarte de la cofradía, con su patrono, hermanos de túnica (desde 1609-1612) son la antesala de la imagen del Cristo (1609-1612)[1]”. Solían ser las túnicas de aquel tiempo negras, que no moradas, salvo las del Buen y Mal Ladrón amartillas y blancas.  No podemos extraer una historia pormenorizada de la historia de la hermandad del gallardete de Jesús, pro recogemos estas notas extraídas de algunas actas de la cofradía matriz del Dulce Nombre de Jesús

 NACIMIENTO DE LA HERMANDAD  DEL GALLARDETE

            En el siglo XVII, la cofradía del Dulce Nombre de Jesús  encargaba a unos patronos cofrades el desarrollo de sus pasos de aquella mañana de Semana Santa, para representar los distintos pasos que  quedaban a cargo de unos hermanos conocedores del auto de pasión, que se celebraba en las calles alcalaínas, una catequesis que ilustraba desde el Antiguo Testamento hasta la culminación de la crucifixión con la Lanzada.  Se constata por los documentos que  se transmitían las obligaciones de un año para otro, basándose en la tradición y, en la mayoría de los casos, cuando el grupo era numeroso, a través de un sorteo con bolas donde se adjudicaba el cargo.
Si bien debió abrir la procesión de los nazarenos un gallardete como era frecuente en otras cofradías. Sirva de ejemplo la de la Virgen de la Cabeza o la de los diversos pasos de la cofradía de la Veracruz de aquellos años, como hacía con el gallardete de la columna, que precedía a la imagen, y los hermanos eran diferentes entre los del gallardete y los de la imagen, no han aparecido los hermanos mayores que portaban este gallardete desde 1609 hasta ya muy avanzado el sigo XVII. En concreto, en 1663,  había dos encargados del gallardete  Juan Díaz y Fernán Pérez, pero  las andas de Jesús eran portadas  por Jacinto Pérez de Corpas, que invitaba atodos aquellos hermanos que  estos querían

LA FIGURA DEL PATRONO

Es curioso, que, un año después,  en 1664 se distingue el patrono, una figura que perduró hasta el siglo XX.  Se especificaba su función dentro de los  estatutos  de  la cofradía del Dulce Nombre como una especie de delegado que se encargaba de la organización y velaba por el buen desarrollo de las cuadrillas, pasos o hermandades integradas dentro de la Cofradía matriz. Por un lado, la hermandad o cuadrilla se organizaba de acuerdo con unos estatutos y unos acuerdos, que solían comprometer a cofradía, hermandad y los miembros del monasterio del Rosario, y, por otro lado, el patrón era una especie de autoridad garantista para el buen desarrollo y su integración en la manifestación del Viernes Santo. En el caso de  la hermandad del gallardete, el primero, en concreto en el año mencionado,  fue  un tal  Miguel Jerónimo. Y, a partir de esta fecha hasta finales del siglo XVII, se nombran los miembros siguientes: entre 1665-1567, Sebastián Portillo; en 1666 Andrés de Peñalver, en 1667, Cristóbal de Saavedra, en  1668, Andrés de Baeza, en 1669, Lorenzo de Baeza; en 1671, Joan Bautista de Linares, en 1684, Alfonso de Rosales como patrón, en 1686  el hidalgo Lucas Fernández de Linares, en 688 Juan Delgado, en 1689  Fernando  Cano del Sol y en   1690 el hidalgo  Andrés de Sevilla. La mayoría eran rentistas u hombres del campo.

            Con esta relación y función de portar las andas de Jesús y  sacara el gallardete, en 1691 Bartolomé Díaz de Arjona figuraba de patrón y  Pedro Matute  como encargado “frente al resto de las cuadrillas que son del pueblo”; y,  por otra parte, los hermanos Frías llevaban las andas de Jesús. Esta familia se mantuvo como costaleros, anderos o portadores de andas hasta el siglo XIX, sustituidos por otras familias y por los hermanos del gallardete de Jesús.
                       
                                   SIGLO XVIII DE LA REFORMA Y AUSTERIDAD

            En el siglo XVIII, el gallardete se mantenía como  una de las cuadrillas de la mañana del Viernes Santo. Solía  salir en la procesión de Jesús sin falta alguna, año tras año, incluso en los momentos más difíciles cuando se prohibieron rostrillos, vestidos, ropas de librea  y objetos de adorno o armamento en  la procesión semanasantera. También, participó en la salida de Reúsa Nazareno en las muchas rogativas compartiendo la celebración con  la imagen de la Virgen de las Mercedes. Por eso, en algunos lugares la cofradía se denominaba de Rogativas.
            En la mañana del Viernes Santo, el orden de la procesión seguía estando a cargo del patrono de  la cofradía del Dulce Nombre de Jesús y de la Madre de Dios del Rosario y surgieron las figuras de los regentes. Un ejemplo a destacar fue la manifestación religiosa de 1714:  el gallardete se sorteó y recayó en un hermano de la cuadrilla ( este  fue Juan García, que vivía en la calle los Caños); el orden procesional  lo iniciaba  el pendón de la cofradía del Dulce Nombre de Jesús, luego el gallardete de Jesús,  y tras él, las andas de Jesús,  gallardete de San Juan, Cruz de los Discípulos, gallardete de la Soledad, andas de la Soledad, Lámina del Ecce-Homo (Sinagoga, Letrados y centurión), Apóstoles, Capitán de los Soldados,  el paso de Abrahán, andas de Verónica, ( a veces  ocupaba ese lugar las andas de Jesús con la familia Frías como anderos) y Varas de Palio.        
Para completar la historia del gallardete, estos eran sus hermanos mayores y encargados de sacarlo en la procesión: en.1765 Cipriano Delgado, en 1767 Francisco Aguilar; en 1768 Francisco Ballesteros; en 1769 Francisco de Ureña; en 1772, Mateo Mellado que vivía en la  calle Veracruz.
A  finales de este siglo, fueron años de  gran decadencia y, fruto del reformismo abacial (tanto Mendoza y Gatica, como en los primeros años Palomino Larena), se produjo una  simplificación de todos  los pasos de la calle. Se declararon varios edictos eclesiásticos prohibiendo el uso de los vestidos de sayones y caretas y se perdieron muchos enseres y ropas de los pasos de esta cofradía. No obstante, podemos establecer la siguiente lista de hermanos mayores del gallardete, sin que en las actas haya presencia de patronos o padres de almas. (La imagen de Jesús Nazareno seguía  portada por familias como los Frías).

PAULA ROMERO, LA PRIMERA MUJER QUE LE TOCÓ EL GALLARDETE

 En 1780, la primera mujer que le tocó el gallardete, con nombre de Paula Romero, y, probablemente,  se encargó de llevarlo Diego de Frías. Y terminó el siglo con los siguientes hermanos: en 1781, estaban a cargo de Felipe Díaz; en 1782, Vicente Jiménez; en 1783 y 1785 Francisco Gómez;  en  1798 Juan de Torres, que vivía  en calle Llana; y  en  1799 .Juan de Burgos.

EL SIGLO XIX

            En los inicios del siglo XIX, se produjo un cambio muy  profundo en el mundo cofrade de Alcalá la Real, también, en el resto de España, al reducirse las cofradías tradicionales siempre que no tuvieran una dedicación especial a la caridad o a la beneficencia y convertirse en hermandades de ánimas. Y comenzaron a venderse todos sus bienes muebles e inmuebles tras la mal llamada desamortización de Godoy a partir de 1798.  Por eso se integró,  en la  Cofradía del Dulce Nombre, la de la Santa Caridad, dando lugar a la actual cofradía del Dulce Nombre de Jesús y Santa Caridad. Los nuevos estatutos permitieron la integración de los hermanos de gallardetes y pasos. De ahí que la hermandad del gallardete fuera una de las principales  cuadrillas, hermandades o pasos dentro de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús y Santa Caridad.
            Aunque los gallardetes mantenían ciertos reglamentos y una estructura, casi autónoma, en el ámbito económico, debían dar cuenta en la junta general al padre de ánimas  o patrono, que las  presentaba favorables o desfavorables ante los hermanos cofrades;  y  en las medidas del orden procesional se atenían a lo que marcaba la junta rectora de la cofradía, a la que solían acudir  unos doce cofrades (varios sacerdotes y el resto eran  hidalgos) y el  prior del convento de Nuestra Señora del Rosario, donde se celebraba la  Junta General presidida por esta máxima autoridad eclesiástica. Como curiosidad,  en 1833 se organizaba el protocolo procesional de la mañana del Viernes Santo de acuerdo con  el artículo octavo de sus  constituciones con  su pendón al frente, seguido  de las Tribus de Israel ( con el rey David presidiendo esta comitiva) y del Gallardete de  Jesús ( en  este año había recaído la suerte en Francisco Muñoz,  y el patrono o padre de almas de la cofradía era el hidalgo Bernardo de Arjona, figura que se mantuvo  hasta mediados del siglo XX en todos los gallardetes y pasos), tras él, el paso del Ecce-Homo ( paso de Pilatos) , los soldados ( tercio de soldados, paso de sayones), los apóstoles, gallardete San Juan, la Cruz de los Discípulos, el gallardete de la Soledad, andas de Jesús, Simón  Cirineo, el Verdugo y los Reos, Longinos, Judas, pregonero, una trompeta, andas de la Soledad y Varas de Palio. Curiosamente, los hermanos del gallardete de Jesús portaban el paso de la imagen de Nuestro Padre Jesús. Fueron hermanos mayores encargados del  paso en 1800 José Serrano que vivía en la calle Llana; en 1801, Félix Gómez que vivía en la Tejuela; en  1808 Francisco Arroyo;  y en  1814 Juan García.      
Como se ve nombres y apellidos que perdurarán en la historia cofrade del Gallardete y pueden ser los antecedentes de los actuales hermanos que conservan sus tradiciones con gran fervor y devoción.
            En el siglo XX, se mantuvo como hermandad, renació por los años cincuenta con su banda mixta y su permanencia sin falta alguna en el desfile de la mañana del Viertes Santo. Y en los últimos años se constituyó como Hermandad de Jesús  Nazareno y cambió el nombre de hermano mayor por depositario del Gallardete.



           


[1] MARTÍN ROSALES, Francisco, y MURCIA ROSALES,  Domingo. Ibídem Pág.244-