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lunes, 29 de julio de 2019

EL ENIGMA DEL PINTOR RODRIGO DE FIGUEROA




FIRMA DE RODRIGO DE FIGUEROA
Aparecen en varios documentos y libros de la mitad dell siglo XVI el pintor Rodrdigo de Figueroa. Carmen Juan lo rcoge entre  los Sardos  y Francisco Hernández tratando de la presencia del pintor Juan Ramírez, y también se sabe que estuvo en la ciudad Alejo Fernández. Se casó con Leonor de Herrera, que tuvo una hija  Beatriz (1550). y un hijo Juan (1552, que lo relacionaba con el pintor afincado en Sevilla Juan de Figueroa). 
 Lázaro Gila lo relaciona con el pintor Pedro de Raxis Sardo el Viejo y destaca que debió adquir gran fama y reconcimiento social entre la población por su producción artística.
  Citamos esta referencias que recogimos en el AMAR.
I Por un documetno ante Antón García de los Ríos en o de mayho de 1552, aparece Rodrígo de figueroa, pintor, que alquilaba la casa de Hernán García de Hinojosa, en el arrbal Nuevo, lindero con las caasas de Tallahierro, calderero, y por la parte alta con el ahorí por encima de unas cámaras, que estaban en cima de las dichas casas. Lo hacía por siete ducados  al año en tres pagas. Fueron testigos Juan López de Martos y Juan Sánchez de la Hinojosa.
I
11.3.1553. Aparecen los pintores Pedro Sardo, Rodrigo Figueroa y Melchor Sardo que tenían un encargo del cuarto de l Ayuntamiento en un conflicto sobre la ventana de la ciudad, dando testimonio.

II
          La cofradía de la Veracruz, ligada con la iglesia de San Juan de Letrán, recibió del Papa Julio III en 1553 una bula papal por la que se permitía su fundación y erección de ermita, capilla y hospital, concediéndole las mismas indulgencias en las fiestas que lo recibían en la basílica romana.
Son muy importantes sus primeros cabildos que nos ilustran de la vida, bienes  y  objetos cofrades ( dos arcas para la Cofradía y para el Hospital,  una cruz de madera, obra del pintor Rodrigo de Figueroa que  la doró y pintó, los ocho cetros del mismo pintor y las crucetas de las puertas, atriles, la cruz de enterramiento- en una cara la insignia de Cristo, y  en la otra, la Señora de la Concepción- el pendón de la cofradía, un arca pequeña con el Libro de la Regla, escrituras, entre ellas la Bula traída de Toledo para ganar indulgencias, ocho ciriales, pintados de verde, tacillas de madera con la cruz de insignia de la Hermandad y hostiario, objetos  litúrgicos ( frontales de altar, el pendón de lienzo teñido juegos de vestidos sagrados);  y además se aprecia la introducción penitencial de la Cofradía con el contrato de un trompeta de Granada, la confección de una  treintena de túnicas negras, las insignias que pintó Pedro Sardo, los tronos, las andas, los ciriales ( que costaron dos mil ochocientos cincuenta maravedís que pagó a Rodrigo de Figueroa, amén de la labor de carpintería de Martín Pérez , entallador que alcanzó la suma de tres mil setecientos ochenta y dos maravedís para las andas del Crucifijo e imágenes ), las imágenes  (un crucifijo grande de estatura de un hombre con  una corona de espinas con las púas doradas  e está puesta en una cruz de madera teñida de verde e está nuevo y sano y una imagen de la Señora, con sus ropas, tocados y cofias). En 1578 aparecen nuevas imágenes pasionales como "un retablo portátil con una imagen del Cristo de la  Resurrección, un crucifijo o cruz , dorado a la redonda y el campo verde y en el pie cuatro escudos con cuatro penitentes, Nuestra Señora de La Quinta Angustia, el nuevo pendón de la  Cofradía con una Cruz y las insignias de Pasión, también se enriquece la iglesia con la Virgen de las Angustias en dos tallas,  cuadros y capillas como la de la Cruz o Jesús Nazareno, Nuestra Señora y San Idelfonso y la De Santa Quiteria.[2]
De los primeros años de la vida de la hermandad nacen dos aspectos muy importantes de su participación de Semana Santa: el monumento del Jueves Santo y la procesión del Jueves Santo por la tarde. Del primero hay que destacar que le dedicaban todo tipo de gastos en carpinteros, pintores, y luminarias. Su festividad inicial era la celebración del día de la Invención de la Cruz.
III
Por un documento del notario Alonso de Castro, a  doce de noviembre de 1554, ( folio 791, legajo 4580), aparece arrendando su casa al regidor Pedro Serrano nombre de Juana Hernández, mujer  de Juan de la Herradura, por seis ducados y medio, y obligándose a pagar los deterioros que se sucediesen lA CASA ESTABA SITUADA EN LA PUERTA DEL ARRABAL, LINDE CON CASAS DE JUAN DE LINARES Y CALLE. Fueron testigos Alonso de Jérez y Antón Cano.  Y un año después, 18 de abril de 1555,  arrendaba a Juan Castillo una nueva casa, que la tenia a renta de Luís Serrano por cuatro ducados, y la consideraba que estaba muy bien situadae inmejorables condiciones,

HIPÓTESIS

¿Pudo ser este Rodrigo de Figueroa el Rodrigo Moreno que fue maestro de Pablo de Rojas, que sufrió una mala interpretación de transcripción  de Figueroa por Moreno? ¿ Se fue con él a Granada?
OTRO ENIGMA EN SU INFANCIA Y EN SU TIERRA. 

domingo, 28 de julio de 2019

EN LA SEMANA DEL DIOARIO JAÉN 27, 7, 19. LA TRADICIÓN DEL JUEGO DE LA ESGRIMA


Al final del año pasado 2018,  se celebraba el torneo de la esgrima de la ciudad de Jaén. Y lo presentaban los organizadores del evento, resaltando algunos datos sobre este deporte. En concreto, el concejal de Deportes  del ayuntamiento jiennense resaltaba que era “el deporte olímpico de origen español” y que Andalucía sea cuna de este deporte con un gran número de “tiradores”, Así se denominan  sus practicantes como  esgrimistas frente a los esgrimidores que realizaban antiguamente las armas de esgrima  y equivalían en otra modalidad con los espaderos. En estos tiempos del siglo XXI, siempre se barría para casa y se traía las aguas a su molino utilitarista justificando el torneo deportivo dentro de la modalidad de turismo deportivo. El responsable de la UJA  transcendía el deporte y lo enmarcaba en el desarrollo ético de valores, que fomentaba el deporte de la esgrima. Pero ni es un deporte reciente por ser olímpico ni su nobleza surgió al azar dentro del mundo del deporte y militar. Su práctica se remonta a los primeros siglos de la Edad Moderna en las tierras de Jaén. Deben abundar, en los pueblos más populosos y en la capital, las noticias de los espaderos  y  los esgrimidores, que frecuentaban este oficio de fabricar espada a través de los padrones de población, contratos  y ordenanzas de oficios. En concreto en la ciudad de la Mota hay constancia de los espadores que abrían su tienda en las Entrepuertas de la Mota, y así lo hacía Gonzalo Martínez  en 1549.
Pero, en esta misma ciudad, se conoce con rotundidad el ejercicio de la esgrima como foco importante de Jaén por varios documentos.  Por uno primero,  ante el Juan Bautista Cano en 10 de septiembre de 1638 y siendo testigos Martín de Rueda, Antón de Víboras y Bernardo Ruiz,  recogíamos la práctica deportiva del  Juego de la Esgrima en Castillo de Locubín, con motivo de la avenencia judicial  entre dos contendientes por un pleito de lucha de esgrima.
 Era muy frecuente la práctica de perdonar a las personas y dar una cantidad de dinero por el delito cometido.   Juan de Pareja aludía que  prieguiense Juan de Jiménez fue acusado por la Justicia de la ciudad de Alcalá la Real  de haberle herido Diego Palomino, maestro de esgrima, que le sacó en la Era de esta villa con una cuchillada en el hombro  izquierdo. Se muestra claramente que no fue un duelo, porque se refería a que el maestro jugaba con Jiménez a las armas y al tirarlas le dio estando recto y sin darle percibimiento entró la misma espada por las espaldas y se dio en un ojo. Ante la petición de personas honradas, decentes, caballerosas y por el servicio a Nuestro Señor, solicitaba el perdón  ya que no tuvo culpa el maestro pedía que se le perdonara. Se demostraba que ya existía la  presencia de las enseñanzas y escuelas de esgrima españolas con su correspondiente tipo de espadas roperas y sus reglas.  Por este tiempo, se habían escrito diversos tratados del Arte de la  Esgrima de Jerónimo Sánchez de Carranza (1582,), de Luís Pacheco Narvaez (1624), maestro mayor de Felipe IV de Carranza, Nicolás Tamariz y Ettenhard y Abcarca, compendios que sobrepasaban este arte para profundizar en sus fundamentos  teóricos, filosóficos y matemáticos. Como dicen algunosDestreza se convierte en algo más que una visión esgrimística, incorpora referencias a autores clásicos, la geometría, biomecánica y demás hijos del humanismo renacentista que daba sus coletazos aun en España”En el siglo XVII, la espada ropera tomó el control y se popularizó enormemente, sobretodo de la mano de la publicación de  la obra del  esgrimista Salvatore Fabris. Su  estilo  triunfó en Italia y se expandió en la esgrima germánica. Y curiosamente en España fue conocida como la  Verdadera Destreza en base a esta  tipo arma de la espada ropera.
Pero, no era una noticia accidental aquel pleito ni una pura anécdota el juego de la esgrima. Pues, un siglo anterior, nos encontramos otro documento sobre la esgrima, en este ante el escribano Antón García de los Ríos con fecha de diecinueve de enero de 1553, siendo testigo Pero y Lope Garrido y Blas Alcalde, el propio maestro de esgrima alcalaíno, Francisco de Anaya aparece  concediendo nada menos el título de poder ejercitar la enseñanza al prieguense Juan de Arroyo en su localidad. Lo hacía conscientemente y dándole poder para que representando su propia persona pudiera abrir escuela de esgrima de armas en ella como maestro  como mejor le convenga y el visto bueno del alcalaíno hasta que alcanzara el título de maestro mayor del rey Carlos V.
Por este documento, se demuestra que la escuela alcalaína ya gozaba de tradición y dinamizaba las de las otras poblaciones de la abadía, donde se abrían escuelas al amparo del  examen de oficio de los maestros de esgrima de Alcalá la Real, que gozaban del poder de dar el título real  de, ejercicio. 
         Por eso, la esgrima no sólo mereció con creces su categoría olímpica en esta tierra, sino que también  viene refrendada por la práctica de unos valores,  ajenos del simple aprovechamiento utilitarista del turismo, de modo que era algo más, era  una escuela de fomento de valores.
 

viernes, 26 de julio de 2019

NOTAS HISTÓRICAS DE SANTA ANA EN SU REVISTA


NOTAS HISTÓRICAS DE SANTA ANA
Francisco Martín Rosales


NOTA PRIMERA. LA CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA SANTA ANA EN LAS DOMINICAS
Hemos comentado en artículos anteriores la devoción de Santa Ana en otros templos de Alcalá la Real. En concreto, en las capillas de los conventos de la iglesia de Consolación y de Nuestra Señora del Rosario, Creíamos que se agotaban estas capillas, junto con las hornacinas de la Puerta de Alcalá y de la calle Real. Pues, con motivo de la declaración individual de bienes de los vecinos de Alcalá la Real en el Libro del Catastro de la Ensenada, aparece el hidalgo don Diego de Hinojosa y Barona relacionado con la devoción a Nuestra Señora la Abuela en un nuevo templo alcalaíno, Era el vecino 558, regidor perpetuo, casado, y con una familia compuesta de su esposa, dos hermanas, una sobrina, una criada y un sirviente. Vivía en su casa de la calle Fuente Nueva, que se estructuraba en varios cuerpos: uno primero que abarcaba un cuarto bajo que hacía de despacho, caballeriza, portal y cocina; un corral; dos cuartos segundos; y dos cámaras, y pajar; quince varas de frente por nueve de ancho. Se localizaba la casa lindera con casas de don José Ruiz Castellano, por lo alto, y, por lo bajo don Cristóbal Bolivar (vecino número 264). Por sus declaraciones, esta casa estaba gravada con dos censos de 8.800 reales a mitad: uno a favor del presbítero don Antonio de Torres; y otro a favor del convento trinitario.
Poseía otra casa de la calle los Caños, compuesta por cuarto, portal, corral caballeriza, bodega con seis vasos, dos cámaras, dos cocinas, cuartos segundos, corral y pajar, cuyas dimensiones era de trece varas de frente por siete de ancho; era lindera con casas de doña María Calicarte, mujer de Fernando de Amor, vecino de las Alpujarras por la parte alta, y, por la baja María Peñalver (143). Aporta el dato económico de que estaba gravada con un censo de 1.300 reales a favor del convento dominico del Rosario.
Además, este señor declaraba que poseía 20 fanegas de sembradura en Las Caserías, linderas con don Alfonso de Aranda (Este y Norte), don Antonio González (Oeste) y don Fernando de Carvajal (Sur); eran tierras de tercera calidad, gravada con una memoria de seis misas. En el entorno del partido del campo de Santa Ana, disponía de cuatro fanegas en el Valle Bajo y Fuente de la Lancha regadas por el nacimiento de la Fuente del Rey. Linderas con tierras de don Alonso Rico, y de don Fernando Montijano, el camino que se dirigía a Guadix y la acequia de la Lancha.
Poseía una casa de campo en el Rosalejo, a media legua, compuesta de un cuerpo, y rodeada de once fanegas de viña de segunda calidad y nueve celemines de sembradura de tercera calidad. Linderas con tierras de don Antonio García de Contreras, don Gaspar de Jerez, don José Ramírez y tierras de propios concejiles. Por aquel tiempo, esta zona era muy vitivinícola, y disponía de un lagar. Y, de ahí se desprendía un dato muy interesante para la devoción santanera, ya que estaba gravada con una memoria de tres misas en el convento dominico de la Encarnación.
No acababan estas tierras con las anteriores declaraciones, sino que declaraba una hacienda propia de un rentista muy hacendado de Alcalá la Real. Había minifundios como media fanega de alameda, cuatro fanegas de viña y seis celemines en Rosalejo y en el Tablero de segunda calidad y seis celemines de sembradura, linderas con viñas del convento dominico del Rosario, de don Francisco Piqueras, don Francisco Pertusa, y del arroyo del Rosalejo.
Se puede conocer el origen y morfología de cortijos que se han mantenido hasta la actualidad. Pues poseía una casa de campo, en el Tablero, a media legua, compuesta de dos cuerpos, con portal. cocina, cuarto y cámaras, que tenía agregadas varias piezas: una de 40 fanegas, compuesta de un haza de 16 fanegas de seis hazas de tercera y cuarta calidad y llegaban hasta el mismo cortijo; linderas con el camino que se dirigía al Palancares, con el cortijo de Juanil, con el del prieguense don Nicolás de Tiendas y tierras de Pedro García. Otras 16 fanegas en  el mismo sitio, con doce encinas, algunas inútiles, de tercera calidad, linderas con tierras del presbítero don José Cubero, convento trinitario,  y don José González de Lara;  otras nueve fanegas con 9 encinas de tercera calidad,  linderas con camino del Palancares, cortijo del Juanil, don Antonio González, y Pedro García; y otras 16 fanegas en el mismo sitio, con 3 encinas, linderas con tierras del camino del Palancares, cortijo del Juanil, y don José de Estrada y don Nicolás de la Tienda. Otras diez fanegas en el mismo sitio, con una encina, linderas con camino del Palancares, tierras de don Fausto de Moya, y el vecino de Anguiano don Francisco García de Rueda, de tercera calidad.  Se le agregaban ocho fanegas en el cortijo de la Merced, con seis encinas, linderas con don Pedro Garrido, José Gallardo, don José de Estrada, y don Fausto de Moya, de tercera calidad; otras 20 fanegas en el mismo sitio de tercera calidad, con seis encinas, linderas con tierras de Pedro Garrido, camino del Palancares, Francisco García Rueda y Juan García Charneco, vecino de Salar. 
Lo curioso de estas tierras del Tablero es su relación con la devoción de Santa Ana. Pues estaban vinculadas con una memoria anual de decir seis misas en el convento dominico de Nuestra Señora de la Encarnación y la pensión anual de sesenta reales de vellón para adorno de la capilla de Nuestra Señor Santa Ana del dicho convento.   
NOTA SEGUNDA. LA CASA DE LA IMAGEN DE SANTA ANA
En la misma declaración del Catastro, aparece María Jiménez,(se recogía con el número de vecino 1829);era  viuda de 28 años,  y con dos hijos menores (uno de ellos llamado Francisco).Y declaraba un dato fundamental: estaba de arrendamiento en una casa de la imagen de Nuestra Señora Santa Ana  que le ganaba 41 reales todos los años de modo que  describía su ubicación con estas palabras ”lindera con la iglesia  de la imagen y con la  esquina, de siete varas de largo y cuatro de fondo,  compuesta de cocina, cámara y portal”. Para su mantenimiento disponía de una vaca, dos puercos, seis lechones y cuatro cerdos.  y una jumenta. En aquel tiempo, la mujer, y más la rural, solía ser analfabeta y no sabía firmar de modo que firmó el escribano de octubre de 1751.  
III. UN HERMANO EN TIEMPOS SIN ACTAS.
En su testamento, se declaraba como hermano de la cofradía de Santa Ana, Gaspar Cano, ante el escribano Alonso Ordóñez en 8 de mayo de 1590. Solía ser vecino del casco urbano de Alcalá la Real, por eso, Gaspar rogaba ser sepultado en la iglesia de Santo Domingo de Silos, y ser acompañado de cera y estandarte de las cofradías era cofrade, Santa Ana, Limpia Concepción, y Santísimo Sacramento.  Y, por este tiempo, rogaba que se le dijera una misa en la capilla de Nuestra Señora (comenzaba a denominarse de las Mercedes, la de la Antigua) donde se ganaba el Jubileo.

miércoles, 24 de julio de 2019

EN IDEAL ALCALÁ LA REAL, PUERTOLLANO




PUERTOLLANO DE ALCALÁ LA REAL

El núcleo rural de Puertolllano de Alcalá la Real pertenece a la aldea de Las Caserías de Moraleda hasta que, a partir del siglo XVII, se denominaron Caserías de San Isidro. Su nombre se remonta a la época de la conquista ya que lo recibió de su parada en la subida del camino que procede de Alcaudete, y, corre bajo la Sierra de la Acamuña. Fue una tierra que, por una parte, se repartió entre los conquistadores como zona de viñas y varios cortijos, y otra quedó como reserva comunal en forma de montes de realengo, y se fue conquistando en repartimientos posteriores.
Tras la subida desde la venta del Carrizal hasta el puerto cuando se divisa la fortaleza de la Mota, entre barrancales y monte bajo el descanso del viajero se alcanza en la parte llana junto a una fuente que mana de las aguas de la Acamuña, es el sitio de Puertollano. Junto a ella, un lavadero público recuerda los años del subdesarrollo del siglo pasado. Su antiguo abrevadero y descansaderos se ha convertido como una zona de descanso junto a la futura autovía.
Muchos viñedos y algunos cortijos roturaron aquellos campos. Entre aquellos parajes y cortijos, destacaba el cortijo de Pedro de Córdoba casado con Francisca de Moya que nos ilustra a comprender en este lugar la importancia y la relevancia de presencia humana en aquel hábitat rural, y, luego posteriormente, el nacimiento de otras viviendas dispersas. La noticia viene recogida por un censo que este matrimonio en mancomunidad recibió del granadino licenciado Juan de Bracamonte por 3.757 maravedíes.  Para afrontarlo, pusieron como garantía hipotecaria " sobre una casa cortijo venta que tenemos en el término de la ciudad de Alcalá la Real, que dicen Puertollano, e sobre doscientas fanegas de tierra e sobre cuarenta aranzadas de viña e majuelo con su casa e su lagar que en ellas está, que tenemos, linde con dichas tierras, e sobre doce fanegas e dos aranzadas de zumaque que nosotros tenemos en el dicho pago".  El documento alcalaíno se firmó ante el escribano Pareja un 20 de mayo de 1550.
 Este testimonio de este documento se complementa con otro de Luis Pareja, con otra venta en la Rábita, donde aparece el ventero Juan García vendiendo al cantero Diego Martín cantero de 11 cochinos en la cantidad de 2.250 maravedíes.  ante el mismo escribano de 30 de marzo de 1550. Las ventas, centros comerciales de animales, de vino y de cereales. 
Un tercer documento le vendía las tierras por el censo, y aportaba el título de Licenciado de Juan de Bracamonte. Se fijaba como linderas las tierras de Pedro Fernández de Alcaraz, de Francisco de Aranda y Francisco de Cardera, descendientes de los caballeros alcalaínos. Y se obligaban, un mes anterior, a las acostumbradas condiciones de mantener las casas en buen estado, labrar y cardar las tierras, legar a sucesores y cumplir con los compromisos con el cesonario.

Está claro que Puertollano era un paraje, que ya se manifestaba labrado y habitado en tiempos pasados, con cortijos, (este de cien fanegas es significativo). Ya en los primeros años del siglo XX,  se distinguían los del Cerro, Antonio Gamboa, Magallustre y el del propio Puertollano; en la posguerra, se acrecentaron las viviendas como la de la Cagüela, incluso con su correspondiente panadería y el hito de la cruz con su fiesta de primavera ; lo mismo que era importante la presencia de la vid y el zumaque ( no exclusivo de los Tajos, también lo había en Cañuelo) en estos parajes, transformados a partir de los últimos siglos en un olivar muy productivo,  así como se acrecentaron  los edificios de vivienda de campesinos;  los lagares para la producción del vino, y, en tiempos recientes, viviendas de campo y de recreo , sobre todo en el entorno de los Prados de la Gitana y algún que otro taller de industria agrícola junto con el cultivo de los cerezos y algunos que otros huertos. 
Las ventas, por esta zona norte de la comarca alcalaína, servían de alojamiento y de centro comercial en la vía de Granada, que se remonta a una calzada romana y prosiguió como camino mozárabe y camino de la Corte, hoy día la Nacional 432.
 La dehesa de la Acamuña prestaba un gran servicio cinegético, y se ofrece como un mirador y atalaya natural de las tierras jiennenses hacia las tierras de Granada. Sirvieron en tiempos de guerra y de frontera, hoy sus antenas nos incardinan en el mundo virtual y de la comunicación.
Cercanos los dos villares, el Alto y el Bajo, son testigos de asentamientos romanos que afloran frecuentemente como muestra de un pasado rico en  cereales en torno a la Pasada de Baena.


lunes, 22 de julio de 2019

UNA IMPORTANTE ESCUELA DE ESGRIMA EN ALCALÁ LA REAL








Hace unos meses, escribíamos sobre el arte de la esgrima en la comarca abacial de  Alcalá la Real. Por un documento ante el Juan Bautista Cano en 10 de septiembre de 1638 y siendo testigos Martín de Rueda, Antón de Víboras y Bernardo Ruiz,  recogíamos la práctica deportiva del  Juego de la Esgrima en Castillo de Locubín. Decíamos que este maestro de esgrima castillero   de seguro que  habría aprendido de  la Verdadera Destreza, de Don Jerónimo Sánchez de Carranza y su famoso “De la philosofía de las armas y de su Destreza y la aggression y defensa cristiana publicado en 1582, con profundas bases teóricas, filosóficas y matemáticas. Destreza se convierte en algo más que una visión esgrimística, incorpora referencias a autores clásicos, la geometría, biomecánica y demás hijos del humanismo renacentista que daba sus coletazos aun en España. Y de este maestro contemporáneo Luis Pacheco de Narváez,  que desde 1624 fue maestro mayor de esgrima de Felipe IV así como de todo el reino. O de Carranza, que escribió “Libro de las grandezas de la espada en que se declaran muchos secretos del que compuso el comendador Jerónimo de Carranza”,  “Modo fácil y nuevo para examinarse los maestros en la destreza de las armas” o “Nueva Ciencia y Filosofía de la destreza de las armas”. Y no podemos olvidar a  Francisco Lorenzo de Rada, con “Nobleza de la Espada” , Nicolás Tamariz con “Cartilla y luz en la verdadera destreza” o Francisco Antonio de Ettenhard y Abarca con “Compendio de los fundamentos de la verdadera destreza y filosofía de las armas”, por su  gran fama, en la época y en la esgrima antigua actual. El documento que ns había cconducido a tratar la esgrima en Alcalá la Real, en concreto de la villa había sido colateral a este arte, radicaba en un documen to judicial para solicitar la aveniencia entre dos contendientes por un pleito.
Era muy frecuente la práctica de perdonar a las personas y dar una cantidad de dinero por el delito cometido.   Juan de Pareja aludía que  prieguiense Juan de Jiménez fue acusado por la Justicia de la ciudad de Alcalá la Real  de haberle herido Diego Palomino, maestro de esgrima, que le sacó en la Era de esta villa con una cuchillada en el hombro  izquierdo. Se muestra claramente que no fue un duelo, porque se refería a que el maestro jugaba con Jiménez a las armas y al tirarlas le dio estando recto y sin darle percibimiento entró la misma espada por la espaldas y se dio en un ojo. Ante la petición de personas honradas, decentes, caballerosas y por el servicio a Nuestro Señor, solicitaba el perdón  ya que no tuvo culpa el maestro pedía que se le perdonara. Se demostraba que ya existía la  presencia de las enseñanzas y escuelas de esgrima españolas con su correspondiente tipo de espadas roperas y sus reglas.   En el siglo XVII, la espada ropera tomó el control y se popularizó enormemente, sobretodo de la mano de la publicación de “De lo schermo overo scienza d’arme” del conocido esgrimista Salvator Fabris. El estilo de este, sería el dominante no solo en toda Italia sino en la esgrima germánica, decenas de maestros publicaron sus escritos entroncados con Fabris, es por tanto fundamental. En la esgrima española, la que se conocerá con el tiempo como Verdadera Destreza, conocida en toda Europa, admirada y competida a partes iguales, en base principalmente a un arma, la espada ropera.
Pero, no era una noticia accidental aquel pleito ni un pura anécdota el juego de la esgrima. Pues, un siglo anterior, nos encontramos otros documentos sobre la esgrima. Ambos antes Antón García de los Ríos, uno primero el maestro de las esgrima Felipe de Salazar, marido de Mari López, llevó a cabo, en dos de marzo de 1552, un censo abierto para comprar un solar y edificar una casa con un cuerpo cubierto de teja, por seis mil setecientos cincuenta maravedíes en una haza de la capellanía de l jurado Cardera, y su mujer María Ruíz de Écija, lindera con el solar de Antón Ruiz Torredonjimeno por la poarte alta  y sobre la propia haza, sobre la otra haza. Y otro  ante el mismo escribamo,   con fecha de diecinueve de enero de 1553, siendo testigo Pero y Lope Garrido y Blas Alcalde. Y no era un practicante más, era el propio maestro de esgrima alcalaíno, Francisco de Anaya, quien aparece  concediendo nada menos el título de poder ejercitar la enseñanza al prieguense Juan de Arroyo en su localidad. Lo hacía conscientemente y dándole poder para que representando su propia persona pudiera abrir escuela de esgrima de armas en ella como maestro  como mejor le convenga y el visto bueno del alcalaínos hasta que alcanzara el título de maestro mayor.
Por este documento,se demuestra que la escuela alcalaína ya gozaba de tradición y era dinamizadora de las otras poblaciones de la abadía, donde se abrían escuelas al amparo del  examen de oficio de los maestros de esgrima de Alcalá la Real, que gozaban del poder de dar el título del, ejercicio. 
En 11 de enero de 1568, se encuentra Francisco Navarro, como maestro de esgrima,  arrendando una casa en la calle Real a María del Salto ante escribano Francisco Jiménez.  
En 1576, Luis Fernández de Contreras vivía  en la calle Veracruz por un contrato de arrendamiento con el rabadán Pedro Jiménez ante Hernán Sánchez.
L

domingo, 21 de julio de 2019

ANTES DE MARTÍNEZ MONTAÑÉS, UN BORDADOR DE FLANDES EN ALCALÁ LA REAL


Siempre nos hemos preguntado  por qué bordadores los ornamentos religiosos de la iglesia Mayor Abacial y de otros templos, que se erigían por aquel tiempo,  debían realizarse antes de de la incierta la llegada del padre de Juan Martínez Montañés, siempre que suelen aparecer algunos datos sobre contratación de ternos, dalmáticas, casullas, frontales, gallardetes, estandarte, banderas, pendones y lienzos colgantes. Es interesante que ante Antón García de los Ríos en 24 de  abril  1552, se nos muestra el broslador, otra manera de llamar los bordadores, y lo hacía para unas dalmáticas para  una institución regular trinitaria. Es interesante el documento por las siguientes conclusiones.

-Se lo había encargado el Monasterio de Frailes  y Convento de la Orden de la Santísima Trinidad. Por lo que se deduce que el convento era mixto. Son los frailes los que administran, en un número de unos diez miembros, como hemos descubierto en otros documentos notariales de esta fecha regidos por el padre Pedro Carrión ,  y regenta el convento de monjas de Nuestra Señora de los Remedios, pero con grandes problemas de jurisdicción y convivencia, puesto que se llegó incluso a la entrada del convento del corregidor por la fuerza para pacificar la situación.
-Se declara que el escribano Luís de Pareja es el depositario  de unas dalmáticas realizadas por el broslador Pedro  de Flandes, vecino de Granada"executadas al precio de cincuenta y cinco ducados y medio, y se le dieron y pagaron veinte ducados, y se le debían y restaban treinta y cinco ducados y medio, quales por hacer buena obra espera  que me constituya d e ellas". Este bordador había realizado varias obras en Granada con la llegada de los artistas y comerciantes flamencos en Granada,. y , unos años, después, se afincó en Sevilla. Nos indica que el campo del bordado era de importación, tan sólo por este tiempo hemos encontrado un Juan Martínez, sastre, que podríamos relacionar con la familia de Montañés en Alcalá. La dalmáticas eran utilizadas por los diáconos, Y por este tiempo se enriquecieron en las bocamangas, hombreras, franjas por delante y espaldera a través de ornamentos y dibujos.En palabras de liturgia cristiana era túnica con mangas anchas; alcanza las rodillas, está cerrada delante, y abierta por los costados. Se distingue de la casulla que utiliza el sacerdote porque ésta suele ser de corte redondeado, mientras que la dalmática es de cortes rectos.No hay ninguna regulación acerca del tejido de la dalmática. Su color debe estar de acuerdo con el tiempo litúrgico que corresponda (o la fiesta concreta, en su caso), por lo que debe coincidir con el color que esté utilizando el sacerdote.La dalmática fue introducida por el Papa Silvestre I alrededor del año 325. En la primera mitad del siglo cuarto se usaba en Roma y solo allí y entonces, como hoy, los diáconos la llevaban como una vestidura exterior, y el Papa se la ponía debajo de la casulla.En el siglo IX, la dalmática fue adoptada casi universalmente por obispos y diáconos en la Europa Occidental, incluso en España.En este sitio, eran utilizadas por  los frailes que acompañaban a los oficios de la misa al vicario. 
.-Debían pagarse la deuda antes dle del fin de de agosto en la ciudad de Granada y para ello se convirtió en nuevo depositario de las dalmáticas el jurado Pedro de Frías con el compromiso ante el escribano y con el consentimiento de embargo de bienes en la dicha cantidad, si no lo cumpliere, de los 35 ducados y medio. .


el jurado Pedro de Frías, y 

LAS ASPILLERAS DEL ARRABAL

LA ASPILLERA DEL ARRBAL DE LA PUERTA DEL CAMBRÓN O DE GRANADA

La aspillera, palabra que procede de la palabra latina sagitta ae​ (también llamada arquera, saetera, lancera, tronera o ballestera), responde a una a abertura vertical, estrecha y profunda, practicada en algunos muros o murallas defensivas,lo que muestra esta fotografía. También se encuentra en la escalera de las torres de los castillos,entre ellos en la Torre de la Campana o Vela, Homenaje y Farón. Y incluso en las almenas y las rendijas del antepecho superior de las murallas y terraza de las torres, para permitir disparar flechas con arcos o bien con ballestas.​

Esta rendija o ranura pretende disparar , y proteger al ballestero mientras éste lanza los dardos o proyectiles . En la Mota o sus arrabales, ofrecen diversos tipos según el tamaño y boca de entrada y salida de la saetera o aspillera; las hay que ensanchan base para ampliar el ángulo horizontal de batida, y las que presentan hueco circular en el centro o en medio de la ranura.Predominan las de forma de una paralelogramos vertical.
No es de extrañar que la mayoría responde a los tiempos de frontera cristiana, done abunda la nueva arma de tiro, la ballesta, de modo que su diseño se adaptó a las necesidades y adquirió la forma de una cruz.



Parece que las aspilleras surgieron para eliminar los ángulos muertos en las fortificaciones. De este modo aparecieron las primeras arqueras en las fortalezas del siglo XII, aunque por entonces aún eran bastante raras o difíciles de encontrar. Fue durante el siglo XIII cuando se multiplicaron y se convirtieron en un método defensivo habitual. Hacia mediados del siglo XIV, las aspilleras se volvieron cada vez más raras en las partes bajas de las fortificaciones y se multiplicaron en las zonas altas. Las aspilleras de la Mota se encuentran ubicadas en las partes altas, pero también en las bajas y ocupando amplios ángulos par defender la ciudad fortificada de la llegada de los atacantes , por los caminos de Granada( muralla del Arrabal Viejo).

Homenaje a los senderistas de pro Juián y Cipriana. Siempre los recordaremos. 

viernes, 19 de julio de 2019

EN ALCALÁ INFORMACIÓN, EL PASMO


EL PASMO


Dicen que la historia es la maestra de nuestra vida. Y da gusto enriquecerse con testimonios anteriores que permiten ahondar en muchas facetas y comportamientos que sirven de modelo y de ejemplo para generaciones posteriores. Hace unos días cayó en mis manos un legajo de una auto judicial curioso. Hacía referencia a un simple perdón entre dos familias por culpa del enfrentamiento de sus hijos. Elvira García y su esposo Juan M,artínez de la Peña, en los años cincuenta del siglo XVI fueron los protagonistas junto con el paisano  Juan de Alcalá. Y los actores secundarios fueron sus hijos, por cierto, ambos llamados Alonso. Estos matrimonios se vieron involucrados en una pleito judicial, complicado y difícil de solucionar para la justicia de aquel tiempo. El hijo del primer matrimonio se encontraba en la cama, sin habla. El asunto era grave, su vecino Alonso, hijo de Juan de Alcalá, le había dado ciertas puñaladas con golpes, puñetazos duros y maduros, al otro Alonso, un niño de nueve años. Juan Martínez no se lo pensó dos veces, sino que, sin estar informado profundamente de aquel juego de niños, a tontas y locas acudió al alcalde mayor Miranda de Paz querellándose con el muchacho porque había apaleado a su hijo con golpes y estacazos y, ante el escribano Luís de Cáceres, se levantó el auto, dando lugar a que fuera apresado inmediatamente el hijo de Juan de Alcalá. Y no era raro el día en el que acudían a los curanderos e, incluso, a las santeras del lugar para curar aquel estado de pasmo que hubiera sido provocado por los malos espíritus, el mal del ojo o  algún que un susto superior a que cualquier persona humana puede superar. El médico Jarava se lo achacaba a cierto desajuste producido por las noches de la ciudad fortificada pasando del frío más profundo a los días calurosos de primavera. Pues no tenía explicación que una pelea entre mozos hubiera acabado en este estado tétrico de modo que se remontaba a buscar su etiología en seres superiores o fenómenos de envidia que se infiltraban en los cuerpos con sentido maligno. Sin embargo lo cierto era que el niño de Elvira había caído postrado en la cama, víctima del pasmo y anonadamiento de modo que rondaba los límites más dilatados de una conciencia. También, se presentaba como si fuera víctima del tétanos y se confundió con la rigidez ocasionada por esta enfermedad, que podría haber provenido de hierro del cuchillo de aquella pelea, oxidado y con mohín. Lo que si estaba clara que Alonso estaba más rígido que una tabla y los padres estaban hartos de acudir al galeno de la Plaza Baja y repetirle que el pasmus o el spasmos, como decían griegos y latinos, era una parálisis provocada por un enfriamiento tras sufrir una paliza que le calentó huesos y el cielo de la boca. Y, en parte llevaban toda la razón. Pues su hijo había sufrido unos golpes tan fuertes del hijo de Juan Alonso que los habían dejado pasmado. Aun más, cada día se agravaba el estado enfermo del niño, que estaban al punto del ultimo trance de la vida.   Juan de Alcalá no se conformaba con esta versión, menos aún con este triste y penoso veredicto judicial. Consideraba que era un asunto de chiquillos, que nunca podía ser fruto de una pelea entre una alternancia de golpes entre ambos, y salió malparado el hijo de Juan Martínez.
Y cierto día, cambió el panorama de esta triste situación. El niño habló y declaró la inocencia del pupilo de Juan de Alcalá. Juan Martínez se dirigió por la calle del Preceptor, llegó a la Plaza, entró en l Iglesia mayor , y rezo a la Virgen de la Antigua. Salió por la puerta del Perdón y, a través de la calle del Taller y de las Cuatro Esquinas, se dirigió a la Torre de la Justicia. Topó con Juan de Alcalá, hablaron entre ellos con voz baja y se mostraron muy efusivos como si quisieran anunciarse algo nuevo. Incluso se dieron las manos. Juan Martínez entró a la sala de audiencia y pidió comparecer ante el alcalde mayor.
Formaron el banquillo de los juicios y el escribano escribió esta declaración de Juan Martínez Yo, Juan Martínez de la Peña declaro que es verdad que mi hijo Alonso estuvo malo y a punto de la muerte a costa de esta enfermedad que le vinoporque Dios se la quiso dar, no de golpes ni malos tratamientos que le fuesen hecho mayormente”.  El final del relato estaba cantado, El padre del apresado saltó de alegría, el juez falló la liberación del hijo de Juan de Alcalá y Juan Martínez liberó su conciencia de esa pesadilla que le acosaba diariamente. Hicieron las paces entre ellos a pesar de que el niño había sufrido aquella enfermedad peligrosa.
Este relato me dejó pasmado como diría Alfonso Guerra. Y debió acontecer en muchos vecinos de mediados de aquel Siglo de Oro de Alcalá la Real.  El pasmo, hoy día, invade a las familias, a las vecindades, a los pueblos y a los conflictos más insospechados. Lo curioso de esta leyenda es su moralina, a veces se montan torres de Babel para explicar lo que es simple y sencillo, la etiología de un pasmo puede ser un catarro, un cambio de aires. Lo pernicioso es no curarlo con su correspondiente antídoto, pues nos puede dejar en la rigidez tétrica de la muerte.










lunes, 15 de julio de 2019

EL NIÑO DEL PASMO.Un relato del siglo XVI.PARA LEER EN VERANO.



 
En la capital de la sede abacial de la sierra jiennense, Elvira García era la mujer de Juan Martínez cuando corrían los años cincuenta del siglo XVI. Los había muchos con este nombre y apellidos en la ciudad de la Mota, entre ellos el famoso imaginero y su padre el bordador. Estos se apodaban Montañés. Pero aquel se distinguía por apodarse de la Peña. Su matrimonio se vio involucrado en una pleito judicial, complicado y difícil de solucionar para la justicia de aquel tiempo. Lo hicieron de común acuerdo. Su hijo se encontraba en la cama, sin habla. Y no era raro el día en el que acudían a los curanderos e, incluso, a las santeras del lugar para curar aquel estado de pasmo que hubiera sido provocado por los malos espíritus, el mal del ojo o  algún que un susto superior a que cualquier persona humana puede superar. El médico Jarava se lo achacaba a cierto desajuste producido por las noches de la ciudad fortificada pasando del frío más profundo a los días calurosos de primavera. No tenía explicación que una pelea entre mozos había acabado en este estado tétrico de modo que se remontaba a buscar su etiología en seres superiores o fenómenos de envidia que se infiltraban en los cuerpos con sentido maligno. Los físicos del lugar incluso practicaron un análisis de orina examinándola sobre una gota de aceite para ver sus consecuencias de dispersión si era fruto de frío o del calor.  Lo cierto que el niño de Elvira había caído postrado en la cama, víctima del pasmo y anonadamiento de modo que rondaba los límites más dilatados de una conciencia. Es verdad que mostraba algunos síntomas de dolor corporal y catarro, pero esto fue en los primeros días y podía achacarlo a los aires letales que corrían por el Bahondillo causando pasmos y vahídos intempestivos.  Pero, su hijo no era víctima de un simple resfriado, porque todo su cuerpo mantenía tensos los músculos de modo que continuamente le recomendaba la vela y el chavo para desentumecer el pasmo muscular.

También, se presentaba como si fuera víctima del tétanos y se confundió con la rigidez ocasionada por esta enfermedad, que podría haber provenido de hierro del cuchillo de aquella pelea, oxidado y con mohín. Lo que si estaba clara que Alonso estaba más rígido que una tabla y, de vez en cuando, efectuaba convulsiones involuntarias de los músculos. Se había quedado pasmado.Los padres estaban hartos de acudir al galeno de la Plaza Baja y repetirle que el pasmus o el spasmos, como decían griegos y latinos, era una parálisis provocada por un enfriamiento tras sufrir una paliza que le calentó huesos y el cielo de la boca. Y, en parte llevaban toda la razón. Pues su hijo había sufrido unos golpes tan fuertes del hijo de Juan Alonso que los habían dejado pasmado. Aun más, cada día se agravaba el estado enfermo del niño, que estaban al punto del ultimo trance de la vida.
El asunto era grave, su vecino Alonso, hijo de Juan de Alcalá, le había dado a su hijo del mismo nombre ciertas puñaladas con golpes, puñetazos duros y maduros, a su hijo Alonso, un niño de nueve años. Juan Martínez no se lo pensó dos veces, sino que, sin estar informado profundamente de aquel juego de niños, a tontas y locas acudió al alcalde mayor Miranda de Paz querellándose con el muchacho porque había apaleado a su hijo con golpes y estacazos y, ante el escribano Luís de Cáceres, se levantó el auto, dando lugar a que fuera apresado
 inmediatamente el hijo de Juan de Alcalá.

            Quedaba encerrado en la segunda planta de la cárcel real y no contemplaba, a lo largo del día, mas paisaje que él que veía por las abocinadas ventanas, un poco del barrio del Calvario, los aledaños de la torre de la Dehesilla y el encinar que rondaba los caminos de Priego. Se divertía, cuando le bajaban a través del óculo de la cúpula mudéjar la comida colgada en un caldero. Le dirigía improperios y burlas al carcelero porque simulaba la bajada de la cuerda y de pronto la volvía a tensar y subir para que no la alcanzara. Las palmas de las manos daban un forzado aplauso o se cruzaban al aire.
Juan de Alcalá no se conformaba con esta versión, menos aún con este triste y penoso veredicto judicial. Consideraba que era un asunto de chiquillos, que nunca podía ser fruto de una pelea entre una alternancia de golpes entre ambos, y salió malparado el hijo de Juan Martínez. Acudía  diario a la torre de la Imagen. Por eso se presentaba al alcalde mayor todos los días y le informaba dele estado diario de la víctima. Le insistía en que aquel niño sufría el espasmo universal, esta enfermedad que tenía cura y que no había causado su hijo Alonso.
No lo creía el teniente de corregidor y lo evadía diariamente. Cierto día, Juan de Alcalá se presentó al alcalde y le informó de que en casa de Juan Martínez se notaba cierta alegría en las caras. Le pidió que enviara al alguacil mayor y observara el estado del enfermo. Le prometió el alcalde mayor que lo intentaría hacer. Aquella mañana se hallaba muy concurrida la medina y pareció que con el sol primaveral había salido todo el mundo a la calle.  Juan Martínez se dirigió por la calle del Preceptor hacia la Plaza Alta, luego entró en la Iglesia Mayor rezó una oración a la Virgen de la Antigua. Salió por la puerta del Perdón y, a través de la calle del Taller y de las Cuatro Esquinas, se dirigió a la Torre de la Justicia. Topó con Juan de Alcalá, hablaron entre ellos con voz baja y se mostraron muy efusivos como si quisieran anunciarse algo nuevo. Incluso se dieron las manos.Juan Martínez entró a la sala de audiencia y pidió comparecer ante el alcalde mayor. Los saludó y cortésmente bajando la cabeza y le dijo.

-Buenos días, señor.

- Buenos días, Juan. Otra vez con el pasmo y sus consecuencias.

-No, mi señor. Traigo nuevas noticias.

- Dígamelas. No me venga como todos arrepentidos, se dan las paces, se pagan los servicios de los médicos y se rehacen sus amistades con el dinero. Y a Dios paz y Santas Pascuas.

-No, mi señor. Esta, en su caso de resurrección.

- Pues, hace poco las celebramos- le espetó el alcalde mayor.

-Voy al grano.
-Espere, espere. alguacil, que venga el escribano Pareja.

El alguacil cambió el color del rostro, algo notaba en la orden del alcalde. Se dirigió a la plaza Baja, saludó a los playero, al cerero, y al boticario que salía de su tienda de la muralla del Adarve. Subió las Escaleruelas, dejando atrás los tenderos de las Casas de Cabildo, y, se acercó a las tiendas de la Plaza. Entró en la tienda del escribano Luis Pareja. Y le conminó a que le acompañara.

-Asunto de riñas.

-¿No será el pleito entre los Alonso? Me huele que se han tornado las picas en Flandes.

- ¿Quién sabe? 

Forman el banquillo de los juicios y el escribano se sienta en la silla ante el bufete para escribir la declaración de Juan Martínez. Le ordena   el alcalde mayor que escriba literalmente todo lo que le ha manifestado en el intermedio  el padre del pasmado Alonso  y lo hace en estos términos:

Yo, Juan Martínez de la Peña declaro que es verdad que su hijo Alonso estuvo malo y a punto de la muerte a cosa de esta enfermedad que le vino…”. En este momento, se presentó Juan de Alcalá y le guiña a su tocayo dando muestras de alegría. El alcalde mayor se detiene y saluda al padre del encarcelado. Y le insta a que se espere, que parece que hay nuevas noticias.  Inmediatamente, le ordena de nuevo al escribano que prosiga la escritua de las declaraciones del padre de la víctima:“… que le vino porque Dios se la quiso dar”.

En este momento cambiaron los rostros de todos los presentes, nadie se creía que se hicieran aquellas declaraciones. Quedaron todos  estupefactos. Ahora, sí, que estaban pasmados. Se abrazaban entre los presentes. Lo impidió la autoridad judicial y obligó a que se reflejara todas las puntualizaciones:no de golpes ni malos tratamientos que le fuesen hecho mayormente”. El alcalde mayor pregunta a Juan Martínez:

-Cómo pudo ser esto para cambiar de opinión.

-Se lo digo, mi señor. Mi hijo ya habla.

.-Y qué ha dicho.

-Que el dicho Alonso, de Juan de Alcalá, no le hizo malos tratamientos ni le dio golpe alguno. Y así lo certifica, jura y antepone a Dios en todas sus palabras que es verdad.

-Bueno, necesitamos el testimonio médico.

-No es necesario, mi hijo ha sido visitado por el doctor Jarava y los otros médicos de la ciudad. No he escatimado dinero para  que prestaran sus servicios en la cura de sus enfermedad. Me lo han confirmado, mi hijo padece la enfermedad del espasmo universal, cuyos síntomas son los que está sufriendo postrado en la cama de mi casa, somos conscientes que es una enfermedad peligrosa y que puede morir.

-Pero, otro está sufriendo las penas impuestas de una pelea infantil -le espetó el alcalde.

-Que no, que ni los golpes, ni los malas tratamientos ni las heridas son fruto de la enfermedad. Por eso me he presentado ante usted, quiero solicitar la libertad del hijo de Juan de Alcalá. No fue el culpable. Ha sido víctima de mi precipitación. No quiero cargar sobre mi conciencia la ausencia de libertad y el apresamiento de un inocente

- ¿Sabes lo que significan sus declaraciones?

-Está claro que pido se le restituya la libertad, no se le imponga cosas que no hizo, y que es nuestra y agradable voluntad, que vuestra Señoría tenga por bien de dar salud al dicho Alonso, hijo de Juan de Alcalá.


Se levantan todos y el alcalde mayor ruega que se detengan las muestras efusivas del padre del encausado. Sin pensárselo dos veces, Juan Martínez alzó la voz y manifestó que el hijo de Juan de Alcalá ha sufrido una injusticia con su prisión y ratifica que le ha movido a retirar la querella con el apresado, Incluso, se niega a recibir indemnización alguna y le pide que suelte al muchacho preso.
No le queda más remedio al alcalde mayor, tras haber consultado las leyes y los pormenores del auto judicial solemnemente proclamar en un dos de septiembre de 1550:





-Declaramos y Confesamos que el vecino de esta ciudad Alonso, hijo de Juan de Alcalá, no tiene culpa ni tuvo culpa alguna de la enfermedad que de presente tiene e padece, el dicho Alonso, hijo de Juan Martínez ni le dio golpes ni hizo ningún mal tratamiento poco, ni mucho para que se diga que pueda padecer, que fuese para después sobrevenirle la dicha enfermedad. Le entrega el escribano el escrito de las declaraciones, el juez hace lo mismo con el fallo judicial de la libertad del hijo de Juan de Alcalá. Por otra parte, desea que se restablezca totalmente el otro Alonso, hijo de Juan Martínez.  Entretanto, el alguacil se dice interiormente " me siento totalmente pasmado”.