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lunes, 24 de enero de 2011

EL TEATRO EN LA ENSEÑANZA MEDIA DE ALCALÁ LA REAL

EL TEATRO EN LA ENSEÑANZA MEDIA DE ALCALÁ LA REAL

Mientras funcionó el COPEM (Centro Oficial de Enseñanza Media de Alcalá la Real) los alumnos de los cursos superiores solían organizar diversas actividades, principalmente, obras de teatro y casetas de la Juventud, con el fin conseguir fondos con motivo de recaudar fondos para el Viaje de Estudios de Sexto de Bachillerato. Una obra que impactó por aquella época fue “Cianuro, solo o con leche”, cuyos actores principales fueron los alumnos Enriqueta Ceballos y Juan Ruiz Aguilera.

Esta misma línea siguió, tras la inauguración del actual Instituto “Alfonso XI”, y, en el curso 1969-1970, se llevó a cabo la representación de la obra “Ninette y un señor de Murcia” de Alfonso Paso y actuó el profesor actual Antonio Atienza. Y, debido a que se inauguró el salón de actos de dicho centro, muchas obras comenzaron a representarse en el mismo centro y en el teatro. De estos años, otra obra llevada a escena fue “La venganza de don Mendo”, de Muñoz Seca, cuyos actores principales fueron María de los Reyes Hernández Cuadra y Antonio López Delgado.

En los años ochenta varios grupos participaron en los concursos de Sainetes, Entremés y Teatro Breve en la fortaleza de la Mota. De alumnos del Instituto nacerá el grupo “El Olivo” que en 1981 interpretó “Loco”, de García Teva, y de un futuro profesor Antonio González “El Olimpo”. En 1982, con el concurso en pleno auge representó en la Mota dentro del programa de Festivales “Cristobicas y el payaso de Casablanca” “, los Físicos” de F.Durremant adaptada por el director Francisco García Teva con el Grupo Penélope que representó “Viva la Patria” de Alfonso Sastre.

Corrían aires de libertad y se puso en escena, en este año, el grupo del Instituto ofreció una versión escenificada del Canto General de Neruda, cuyas ilustraciones reproducimos Una obra poética escenificada, donde destacaron. María José Gálvez, el actual secretario Carlos González, la antigua profesora de nuestro centro Eloisa Martín, Mercedes Eyerbe, madre de alumno, y un amplio repertorio de alumnos, a cuyo frente estaban el profesor Rafael Pedrajas.

En 1985, el grupo del Olivo, nacido de alumnos del Instituto, con María José Atienza como principal actriz, representó el Arcipreste de Hita y ofrecieron n importantes adaptaciones de obras clásicas y modernas en el Teatro Martínez Montañés como Doña Rosita la Soltera...

Por los años noventa, con frecuencia se llevaron a cabo intercambios con otros centros que representaban obras de teatro y hacían intercambios con nuestro centro. El día 30 de noviembre de 1991, acudió la Compañía de Teatro Estable de Granada, con la obra Falstaff de W. Shakespeare que gustó, sobre todo, por su puesta en escena. Desgraciadamente, los viajes de estudios cambiaron de proyección cultural y se tornaron en viajes de puro ocio y diversión, con ello se vino abajo la programación cultural y, además, también, los actos culturales se transformaron en puras representaciones y actos musicales y dancísticos, sin ninguna originalidad y de pura emulación de los programas televisivos. Sin embargo, hubo intentos serios como en 1991, en el que funcionó un taller de marionetas a cargo del profesor Rafael Picazo, persona muy inquieta, creativa y gran amor a la enseñanza. También Ricardo San Martín, los profesores de Lengua (Milagros García Blanco, María Dolores Bernardos y Concepción Cabezas) y la profesora Remedios Higueras, del Seminario de Latín llevaron a cabo algunas escenificaciones ya adaptaciones de obras literarias y del mundo clásico español y latino.

En el año, 1994 nació la Escuela Municipal de Teatro y muchos alumnos del Instituto se integraron en ella, representaron en 1995 “Juan Ruiz, Arcipreste de Hita”, que recreaba la anterior versión de Javier García Teva, otro director alcalaíno que estudió en nuestro instituto. Actualmente, algunos alumnos participan en las escenificaciones al aire libre de la Mota y en la representación de obras en el Teatro Martínez Montañés.



[1] AMAR. Caja 117 Legajo 2.

miércoles, 19 de enero de 2011

LA SANTA CARIDAD I

LA SANTA CARIDAD EN LA COFRADÍA DEL DULCE NOMBRE DE JESÚS

Orígenes de la cofradía de la Santa Caridad.

El origen del la cofradía de la Caridad se remontaba nada menos que en 1488, era la más antigua junto con la de Nuestra Señora de la Antigua. Decíamos en el programa de la Fuente del Rey “ un grupo de personas , movidos por la caridad, según la declaración de su prioste, y a la vez mayordomo del Hospital del Dulce Nombre de Jesús, lograron que se les aprobara la cofradía( el abad era el alcalaíno Pedro Gómez de Padilla) y, a continuación la organizaron con el nombre d Santa Caridad. Para desarrollarla , nombraron prioste, oficiales e hicieron copia y número de hermanos que entraron en ella. Además adquirieron una cruz y palo para los enterramientos de sus hermanos, pues era una de las funciones y servicios de la hermandad, ya que no había cementerios y se comprometían todos los hermanos a darle sepultura y acompañarle en las exequias fúnebres al hermano fallecido”. Por tanto, un grupo de hermanos se reunía en torno a la imagen de la Coronada, esa imagen que, según cuentan, el rey Alfonso XI traía “enhiesta sobre el mástil de una lanza, a manera de estandarte y como capitana de sus tropas”. Esta hermandad recibía el nombre de Nuestra Señora de los Desamparados, allá por el año 1532. Posteriormente, se le denominó tanto a la imagen como a la hermandad con la advocación de Nuestra Señora de la Caridad. Primero, esta imagen estuvo en la capilla del Hospital del Dulce Nombre de Jesús o Santa Caridad, ubicado al principio de su fundación en el barrio de las Entrepuertas de la Mota; luego se edificó en torno a la Alhóndiga por la calle Cava para acabar definitivamente, en 1601, a la iglesia de la Caridad del Hospital del Dulce Nombre, iglesia que dio el nombre a la calle Ramón y Cajal o Caridad donde se mantuvo hasta mediados del siglo XIX. Posteriormente, se trasladó la imagen a la iglesia de la Veracruz, sita en la calle del mismo nombre para pasar de allí a la iglesia de las Angustias a finales del siglo XIX, y finalmente, a principios de siglo XX en la ermita de la Coronada de la Fuente del rey. Por tanto Coronada, Desamparados o Caridad responde a lo mismo: la imagen románica de la Madre de Dios que trajo el rey Alfonso XI, bajo cuyas advocaciones se fundó una hermandad que se mantuvo hasta el siglo XVIII.

La caridad entre los primeros hermanos

Sabemos que la caridad y la devoción por la imagen arraigaron mucho entre los primeros hermanos, como era natural en el origen de las cofradías, porque la mayoría de ellos legaron bienes de fincas y casas, limosnas y censos a favor de la Cofradía. Con todos estos ingresos, se comprometieron a sustentar a los pobres, que solían recogerse en un hospital, situado en unas casillas de la Mota. Sin embargo, estas no debieron ofrecer mucha seguridad ni capacidad para afrontar estos servicios, porque estaban deterioradas y eran muy pequeñas, lo que ocasionaba que los pobres no recibieran mucho alivio ni se curasen de sus enfermedades. Entre los primeros devotos destacá el provisor Diego Hernández que legó en su testamento un cortijo de la Rábita y varias para ayuda y funcionamiento del hospital. Diferente fue la situación en el hospital del Llanillo, allí se organizó un autentico servicio sanitario y de transeúntes que se mantuvo hasta muy avanzado el siglo XIX,

-Las constituciones del siglo XVII: el ejercicio de la Santa Caridad.

En 1601, tras una vida en común con la cofradía de la Veracruz, ya estaba reconstituida la cofradía de la Santa Caridad y se había construido el hospital del Dulce Nombre de Jesús entre el Llanillo y la calle de la Caridad, perdiéndose la antigua advocación de los Desamparados, como antes lo hizo con la de la Coronada.

Los estatutos de la cofradía fueron aprobados por el abad alcalaíno Pedro de Moya el 12 de junio de 1622 y sus fines principales radicaban “al servicio de Dios y el bien de los pobres”. Los artículos versaban sobre la obligación de enterrar y dar sepultura a los pobres, celebrar la Festividad de la Natividad de Nuestra Señora en el mes de septiembre, todos los Sábados por la Virgen y las fiestas de la Virgen, recoger limosnas y ofrecer misas por los hermanos difuntos. En su labor caritativa, también rezaban `tres misas por los ajusticiados o condenados a muerte. Sin embargo, en estos estatutos no se especificaban otras funciones caritativas relacionadas con el hospital. Fue precisamente en 1660 con el abad regalista Francisco de Salgado y Somoza, cuando, de nuevo, se revisaron y se hicieron nuevos estatutos muy interesantes desde el punto de vista caritativo. En primer lugar, se volvió a la antigua denominación de Cofradía y Congregación de Nuestra Señora de los Desamparados. Para muestra po su sensibilidad hacia los más excluidos de la sociedad de aquellos tiempos, recogemos el preámbulo:

Considerando las continuas mercedes y divina providencia, con que Dios Nuestro Señor favorece a sus criaturas y que es precisa obligación servirle auxilios de su gracia para conseguir la vida eterna, y lo agradable que es para su divina Majestad el fervoroso afecto de los que atenta y piadosamente ponen los ojos en la necesidad y miseria de los pobres enfermos, que, por su edad o demasiado encogimiento y gravedad de enfermedades, perecen de extrema necesidad y muchas veces sin sacramentos, y cuan de su santo servicio es asimismo la curación, sustento, crianza de los miserables, alivio de los presos, consuelo de los afligidos y dar sepultura a los muertos y el ejercicio de las demás obras de piedad y misericordia, que se ofrecen, deseosos de acertar el camino de nuestra salvación, erigimos y fundamos Hermanad y Congregación para ejercitarnos en estos y demás actos, que sean del prójimo y mayor servicio de Dios Nuestro Señor, y para más bien ejecutarlo hacemos las constituciones siguientes”.

Entre las labores de caridad, se mantuvieron las obligaciones y reglas de los anteriores estatutos(limosneros) y se creó la figura de los enfermeros, cuyas funciones radicaban en el cuidado de enfermos del Hospital y de la ciudad y comunicarlo a la Junta Rectora. Para el rector, se exigía que fuera una persona virtuosa, docta y caritativa, para que pudiera usar mejor el oficio, confesor de hombres y mujeres, ejemplo de su modestia y caridad. Debía asistir al médico, a las comidas y a las cenas, recibir enfermos y visitas.

La hermandad se mantuvo hasta 1750, por lo menos en papeles, y cooperó con el rector del hospital que absorbió pronto todas las obligaciones de la organización y cuidado de los enfermos.

-El paso de la fusión con la cofradía del Dulce Nombre de Jesús.

En tiempos de los reyes Carlos IV y Fernando VI, a principios del siglo XIX, se produjo un movimiento de reduccionismo cofrade y fusión entre el numeroso grupo de hermandades, cofradías y esclavitudes de toda España, que afectó a Alcalá la Real. Entre ellas, salió afectada la cofradía del Dulce Nombre de Jesús, que se fusionó con la de la Santa Caridad, porque le permitía su razón de ser gracias a la labor caritativa que le imprimía esa última. El Real Consejo de Castilla aprobó unas nuevas directrices que no permitían las manos muertas de estas entidades cofrades. Todos los bienes quedaron, por el momento, traspasados a instituciones benéficas, en concreto el Hospital del Dulce Nombre de Jesús y Santa Ana, porque se fusionaron otras muchas memorias de tierras, bienes y casas. Se hicieron nuevos estatutos en el mes de abril de 1808, la primera absorbió a la segunda en su funcionamiento jurídico ni siquiera la advocación de la imagen de la Santa Caridad se integró en el devocionario cofrade del Dulce Nombre de Jesús. Continuó con sus cuadrillas, gallardetes, pasos y banderolas, incluso integró las del Cristo de las Penas y el Señor de la Columna. Se olvidó las funciones de la caridad, porque, poco a poco, fueron asumidas por la Junta de Beneficencia fundada por el organismo provincial de la Diputación de Jaén con el consenso de la abadía.

-Olvido de la Santa Caridad.

La imagen de Santa Caridad pasó muchas vicisitudes y ya se quedó con el nombre Coronada. La caridad quedó reservada a la intimidad privada y a expensas del altruismo de los particulares; las diferentes formas de la exclusión social se paliaban con la humillación de los pobres y la beneficencia municipal. El título tan hermoso de esta cofradía quedó reservado para su denominación; tan sólo las cuadrillas recibían la asistencia funeraria y el patronazgo de los padres de ánimas. Se perdió el sentido cristiano originario de la Caridad cristiana.

-Enseñanzas para hoy.

Sería interesante en estos años de crisis volver los ojos a los tiempos de la Santa Caridad; retomar las fuentes de esta singular y antigua cofradía porque son tiempos en los que la exclusión social tienen rostro de emigrantes, parados, drogadictos, abandonas del destino, enfermos.. Y el Dulce Nombre de Jesús nos reclama y nos llama atendiendo a los demás en el acto de amor sublime de la Santa Caridad.

Francisco Martín Rosales.

LA SANTA CARIDAD I

LA SANTA CARIDAD EN LA COFRADÍA DEL DULCE NOMBRE DE JESÚS

Orígenes de la cofradía de la Santa Caridad.

El origen del la cofradía de la Caridad se remontaba nada menos que en 1488, era la más antigua junto con la de Nuestra Señora de la Antigua. Decíamos en el programa de la Fuente del Rey “ un grupo de personas , movidos por la caridad, según la declaración de su prioste, y a la vez mayordomo del Hospital del Dulce Nombre de Jesús, lograron que se les aprobara la cofradía( el abad era el alcalaíno Pedro Gómez de Padilla) y, a continuación la organizaron con el nombre d Santa Caridad. Para desarrollarla , nombraron prioste, oficiales e hicieron copia y número de hermanos que entraron en ella. Además adquirieron una cruz y palo para los enterramientos de sus hermanos, pues era una de las funciones y servicios de la hermandad, ya que no había cementerios y se comprometían todos los hermanos a darle sepultura y acompañarle en las exequias fúnebres al hermano fallecido”. Por tanto, un grupo de hermanos se reunía en torno a la imagen de la Coronada, esa imagen que, según cuentan, el rey Alfonso XI traía “enhiesta sobre el mástil de una lanza, a manera de estandarte y como capitana de sus tropas”. Esta hermandad recibía el nombre de Nuestra Señora de los Desamparados, allá por el año 1532. Posteriormente, se le denominó tanto a la imagen como a la hermandad con la advocación de Nuestra Señora de la Caridad. Primero, esta imagen estuvo en la capilla del Hospital del Dulce Nombre de Jesús o Santa Caridad, ubicado al principio de su fundación en el barrio de las Entrepuertas de la Mota; luego se edificó en torno a la Alhóndiga por la calle Cava para acabar definitivamente, en 1601, a la iglesia de la Caridad del Hospital del Dulce Nombre, iglesia que dio el nombre a la calle Ramón y Cajal o Caridad donde se mantuvo hasta mediados del siglo XIX. Posteriormente, se trasladó la imagen a la iglesia de la Veracruz, sita en la calle del mismo nombre para pasar de allí a la iglesia de las Angustias a finales del siglo XIX, y finalmente, a principios de siglo XX en la ermita de la Coronada de la Fuente del rey. Por tanto Coronada, Desamparados o Caridad responde a lo mismo: la imagen románica de la Madre de Dios que trajo el rey Alfonso XI, bajo cuyas advocaciones se fundó una hermandad que se mantuvo hasta el siglo XVIII.

La caridad entre los primeros hermanos

Sabemos que la caridad y la devoción por la imagen arraigaron mucho entre los primeros hermanos, como era natural en el origen de las cofradías, porque la mayoría de ellos legaron bienes de fincas y casas, limosnas y censos a favor de la Cofradía. Con todos estos ingresos, se comprometieron a sustentar a los pobres, que solían recogerse en un hospital, situado en unas casillas de la Mota. Sin embargo, estas no debieron ofrecer mucha seguridad ni capacidad para afrontar estos servicios, porque estaban deterioradas y eran muy pequeñas, lo que ocasionaba que los pobres no recibieran mucho alivio ni se curasen de sus enfermedades. Entre los primeros devotos destacá el provisor Diego Hernández que legó en su testamento un cortijo de la Rábita y varias para ayuda y funcionamiento del hospital. Diferente fue la situación en el hospital del Llanillo, allí se organizó un autentico servicio sanitario y de transeúntes que se mantuvo hasta muy avanzado el siglo XIX,

-Las constituciones del siglo XVII: el ejercicio de la Santa Caridad.

En 1601, tras una vida en común con la cofradía de la Veracruz, ya estaba reconstituida la cofradía de la Santa Caridad y se había construido el hospital del Dulce Nombre de Jesús entre el Llanillo y la calle de la Caridad, perdiéndose la antigua advocación de los Desamparados, como antes lo hizo con la de la Coronada.

Los estatutos de la cofradía fueron aprobados por el abad alcalaíno Pedro de Moya el 12 de junio de 1622 y sus fines principales radicaban “al servicio de Dios y el bien de los pobres”. Los artículos versaban sobre la obligación de enterrar y dar sepultura a los pobres, celebrar la Festividad de la Natividad de Nuestra Señora en el mes de septiembre, todos los Sábados por la Virgen y las fiestas de la Virgen, recoger limosnas y ofrecer misas por los hermanos difuntos. En su labor caritativa, también rezaban `tres misas por los ajusticiados o condenados a muerte. Sin embargo, en estos estatutos no se especificaban otras funciones caritativas relacionadas con el hospital. Fue precisamente en 1660 con el abad regalista Francisco de Salgado y Somoza, cuando, de nuevo, se revisaron y se hicieron nuevos estatutos muy interesantes desde el punto de vista caritativo. En primer lugar, se volvió a la antigua denominación de Cofradía y Congregación de Nuestra Señora de los Desamparados. Para muestra po su sensibilidad hacia los más excluidos de la sociedad de aquellos tiempos, recogemos el preámbulo:

Considerando las continuas mercedes y divina providencia, con que Dios Nuestro Señor favorece a sus criaturas y que es precisa obligación servirle auxilios de su gracia para conseguir la vida eterna, y lo agradable que es para su divina Majestad el fervoroso afecto de los que atenta y piadosamente ponen los ojos en la necesidad y miseria de los pobres enfermos, que, por su edad o demasiado encogimiento y gravedad de enfermedades, perecen de extrema necesidad y muchas veces sin sacramentos, y cuan de su santo servicio es asimismo la curación, sustento, crianza de los miserables, alivio de los presos, consuelo de los afligidos y dar sepultura a los muertos y el ejercicio de las demás obras de piedad y misericordia, que se ofrecen, deseosos de acertar el camino de nuestra salvación, erigimos y fundamos Hermanad y Congregación para ejercitarnos en estos y demás actos, que sean del prójimo y mayor servicio de Dios Nuestro Señor, y para más bien ejecutarlo hacemos las constituciones siguientes”.

Entre las labores de caridad, se mantuvieron las obligaciones y reglas de los anteriores estatutos(limosneros) y se creó la figura de los enfermeros, cuyas funciones radicaban en el cuidado de enfermos del Hospital y de la ciudad y comunicarlo a la Junta Rectora. Para el rector, se exigía que fuera una persona virtuosa, docta y caritativa, para que pudiera usar mejor el oficio, confesor de hombres y mujeres, ejemplo de su modestia y caridad. Debía asistir al médico, a las comidas y a las cenas, recibir enfermos y visitas.

La hermandad se mantuvo hasta 1750, por lo menos en papeles, y cooperó con el rector del hospital que absorbió pronto todas las obligaciones de la organización y cuidado de los enfermos.

-El paso de la fusión con la cofradía del Dulce Nombre de Jesús.

En tiempos de los reyes Carlos IV y Fernando VI, a principios del siglo XIX, se produjo un movimiento de reduccionismo cofrade y fusión entre el numeroso grupo de hermandades, cofradías y esclavitudes de toda España, que afectó a Alcalá la Real. Entre ellas, salió afectada la cofradía del Dulce Nombre de Jesús, que se fusionó con la de la Santa Caridad, porque le permitía su razón de ser gracias a la labor caritativa que le imprimía esa última. El Real Consejo de Castilla aprobó unas nuevas directrices que no permitían las manos muertas de estas entidades cofrades. Todos los bienes quedaron, por el momento, traspasados a instituciones benéficas, en concreto el Hospital del Dulce Nombre de Jesús y Santa Ana, porque se fusionaron otras muchas memorias de tierras, bienes y casas. Se hicieron nuevos estatutos en el mes de abril de 1808, la primera absorbió a la segunda en su funcionamiento jurídico ni siquiera la advocación de la imagen de la Santa Caridad se integró en el devocionario cofrade del Dulce Nombre de Jesús. Continuó con sus cuadrillas, gallardetes, pasos y banderolas, incluso integró las del Cristo de las Penas y el Señor de la Columna. Se olvidó las funciones de la caridad, porque, poco a poco, fueron asumidas por la Junta de Beneficencia fundada por el organismo provincial de la Diputación de Jaén con el consenso de la abadía.

-Olvido de la Santa Caridad.

La imagen de Santa Caridad pasó muchas vicisitudes y ya se quedó con el nombre Coronada. La caridad quedó reservada a la intimidad privada y a expensas del altruismo de los particulares; las diferentes formas de la exclusión social se paliaban con la humillación de los pobres y la beneficencia municipal. El título tan hermoso de esta cofradía quedó reservado para su denominación; tan sólo las cuadrillas recibían la asistencia funeraria y el patronazgo de los padres de ánimas. Se perdió el sentido cristiano originario de la Caridad cristiana.

-Enseñanzas para hoy.

Sería interesante en estos años de crisis volver los ojos a los tiempos de la Santa Caridad; retomar las fuentes de esta singular y antigua cofradía porque son tiempos en los que la exclusión social tienen rostro de emigrantes, parados, drogadictos, abandonas del destino, enfermos.. Y el Dulce Nombre de Jesús nos reclama y nos llama atendiendo a los demás en el acto de amor sublime de la Santa Caridad.

Francisco Martín Rosales.

sábado, 15 de enero de 2011

CUE NTO, UN REGALO DE REYES


UN REGALO DE REYES

Corría los primeros días del año 1762, en un pueblo de las tierras de la Abadía de Alcalá la Real. Comentaban los campesinos las malas formas de un corregidor que había asaltado la iglesia, años ha, con la tropa y ministros del orden público, en la noche de la Adoración de los Reyes interrumpiendo una especie de misterio o representación dramática de la Adoración de Sus Majestades acompañada de preciosos villancicos. Este año se presagiaba tranquilo en la ciudad y sus alrededores, tras la proclamación como rey de España en la persona de Carlos III que había despertado gran simpatía entre los vecinos, los labradores habían sembrado sus campos, cayeron las primeras aguas, y, todos buscaban el remedio divino para impetrar la fertilidad de sus campos.

Y ocurrió algo insólito, algo no propio de la edad de un niño, en uno de los pueblos de la Abadía y el mismo día de los Reyes. Una mañana de nieve desde el paraje de la Cobertilla habían venido a Priego unos humildes labradores, (nombre que, por aquellos tiempos, solía denominar a los vecinos que se dedicaban al campo arrendando grandes cortijos de famosos hidalgos avecindados en las ciudades capitales del Reino y rentistas del trabajo de las familias agrícolas). Estos campesinos, aun siendo pobres, eran honrados y religiosos, sus nombres eran Juan José Muñoz, el del padre, y, el de la madre, María Ballesteros, y el motivo no era otro sino cumplir con la obligación de bautizar al día siguiente al hijo que había nacido dos días antes a las primeras horas de un día radiante.

Nos las tenía todas consigo aquel matrimonio, el niño parecía que hablaba en le vientre de la madre e, incluso, dentro de él, lloró tres veces; además ésta ni siquiera, en los momentos más difíciles del embarazo y parto, había sufrido dolores o síntomas raros. Por eso, cuentan las crónicas de este suceso lo siguiente “no se verificó cosa de consideración, que haber estado la madre muy placentera y alegre el tiempo que le duró el parto, y sin aquellas exclamaciones, que en semejantes casos ocurren; pues tal cual dolor, que le daba, se le suspendía como de paso, aquella continua alegría; y en el último dolor, con que parió, solo dixo ¨María Santísima me valga y todos los santos”. Una vez que expulsó las secundinas, María no guardó reposo alguno sino que se puso a trabajar como si no hubiera pasado nada importante en su cuerpo, aun más su madre la veía más robusta y ágil que en los días anteriores, Si no hubiera sido por la oposición su madre que le asistió en el parto, por sí misma hubiera recorrido casi la legua que le separaba al templo para cumplir la costumbre de hacer el bautizo al día siguiente y eso que era una mañana de ventisco y nieve

Cuando el cura, un tal Pío Zamora le dijo en lengua latina “ Exi ex eo inmunde spiritus ( algo así como salid de él espíritus inmundos), el niño, al mismo tiempo que se revolvía en un movimiento brusco y , como liberándose de un sofoco, respondió “Amen” ante siete testigos que escucharon las palabras purificadoras... Después, el cura le echó las aguas y proclamó en voz alta: “ Ego te baptizo in nomine Patris, Filii et Sspiritus Sancti”, el infante, ya por nombre Juan Francisco, respondió al unísono con el párroco y presentes “Amen” ante el estupor de padres y padrinos.

El párroco, completamente desconcertado, dirigió la mirada a los presentes y les peguntó.

-¿Habéis escuchado al chaval lo que ha dicho?

-Sí, don Pío y no una vez, sino dos y con el mismo tono y eco.

Sin esperar, el mismo niño repitió sin prisa y pausadamente:
-Aaaameeeen.

A lo que el párroco, de nuevo, les preguntó a los asistentes al sacramento de las aguas:

-¿Lo oyen?

Y el niño respondió por cuarta vez con un rotundo “Ameeeeeeeeeeeeeeeeeeeen”.

-Un milagro, un prodigio, -respondió el cura-, hay que avisar al señor abad.

-Un superdotado, -dijo el sacristán.

-Nada, simplemente, un regalo de reyes- contestaron los padres.

A partir de aquel día, el niño ayunaba, todos los viernes, a pesar de que su madre le ponía el pecho sobre sus labios y por la tarde lo hacía con unas ganas inmensas, una figura de santo cristo le había aparecido en la boca, y, cuando acudieron las autoridades eclesiásticas para investigar el prodigio, cuentan los autos que el niño siempre está muy alegre y reflexivo como si comprendiera lo que se hacía con él. El provisor siempre repetía.

-Lo que podemos esperar de estos labradores de la abadía….

cue

UN REGALO DE REYES

Corría los primeros días del año 1762, en un pueblo de las tierras de la Abadía de Alcalá la Real. Comentaban los campesinos las malas formas de un corregidor que había asaltado la iglesia, años ha, con la tropa y ministros del orden público, en la noche de la Adoración de los Reyes interrumpiendo una especie de misterio o representación dramática de la Adoración de Sus Majestades acompañada de preciosos villancicos. Este año se presagiaba tranquilo en la ciudad y sus alrededores, tras la proclamación como rey de España en la persona de Carlos III que había despertado gran simpatía entre los vecinos, los labradores habían sembrado sus campos, cayeron las primeras aguas, y, todos buscaban el remedio divino para impetrar la fertilidad de sus campos.

Y ocurrió algo insólito, algo no propio de la edad de un niño, en uno de los pueblos de la Abadía y el mismo día de los Reyes. Una mañana de nieve desde el paraje de la Cobertilla habían venido a Priego unos humildes labradores, (nombre que, por aquellos tiempos, solía denominar a los vecinos que se dedicaban al campo arrendando grandes cortijos de famosos hidalgos avecindados en las ciudades capitales del Reino y rentistas del trabajo de las familias agrícolas). Estos campesinos, aun siendo pobres, eran honrados y religiosos, sus nombres eran Juan José Muñoz, el del padre, y, el de la madre, María Ballesteros, y el motivo no era otro sino cumplir con la obligación de bautizar al día siguiente al hijo que había nacido dos días antes a las primeras horas de un día radiante.

Nos las tenía todas consigo aquel matrimonio, el niño parecía que hablaba en le vientre de la madre e, incluso, dentro de él, lloró tres veces; además ésta ni siquiera, en los momentos más difíciles del embarazo y parto, había sufrido dolores o síntomas raros. Por eso, cuentan las crónicas de este suceso lo siguiente “no se verificó cosa de consideración, que haber estado la madre muy placentera y alegre el tiempo que le duró el parto, y sin aquellas exclamaciones, que en semejantes casos ocurren; pues tal cual dolor, que le daba, se le suspendía como de paso, aquella continua alegría; y en el último dolor, con que parió, solo dixo ¨María Santísima me valga y todos los santos”. Una vez que expulsó las secundinas, María no guardó reposo alguno sino que se puso a trabajar como si no hubiera pasado nada importante en su cuerpo, aun más su madre la veía más robusta y ágil que en los días anteriores, Si no hubiera sido por la oposición su madre que le asistió en el parto, por sí misma hubiera recorrido casi la legua que le separaba al templo para cumplir la costumbre de hacer el bautizo al día siguiente y eso que era una mañana de ventisco y nieve

Cuando el cura, un tal Pío Zamora le dijo en lengua latina “ Exi ex eo inmunde spiritus ( algo así como salid de él espíritus inmundos), el niño, al mismo tiempo que se revolvía en un movimiento brusco y , como liberándose de un sofoco, respondió “Amen” ante siete testigos que escucharon las palabras purificadoras... Después, el cura le echó las aguas y proclamó en voz alta: “ Ego te baptizo in nomine Patris, Filii et Sspiritus Sancti”, el infante, ya por nombre Juan Francisco, respondió al unísono con el párroco y presentes “Amen” ante el estupor de padres y padrinos.

El párroco, completamente desconcertado, dirigió la mirada a los presentes y les peguntó.

-¿Habéis escuchado al chaval lo que ha dicho?

-Sí, don Pío y no una vez, sino dos y con el mismo tono y eco.

Sin esperar, el mismo niño repitió sin prisa y pausadamente:
-Aaaameeeen.

A lo que el párroco, de nuevo, les preguntó a los asistentes al sacramento de las aguas:

-¿Lo oyen?

Y el niño respondió por cuarta vez con un rotundo “Ameeeeeeeeeeeeeeeeeeeen”.

-Un milagro, un prodigio, -respondió el cura-, hay que avisar al señor abad.

-Un superdotado, -dijo el sacristán.

-Nada, simplemente, un regalo de reyes- contestaron los padres.

A partir de aquel día, el niño ayunaba, todos los viernes, a pesar de que su madre le ponía el pecho sobre sus labios y por la tarde lo hacía con unas ganas inmensas, una figura de santo cristo le había aparecido en la boca, y, cuando acudieron las autoridades eclesiásticas para investigar el prodigio, cuentan los autos que el niño siempre está muy alegre y reflexivo como si comprendiera lo que se hacía con él. El provisor siempre repetía.

-Lo que podemos esperar de estos labradores de la abadía….

jueves, 13 de enero de 2011

EL PRIMER AÑO DEL IES ALFONSO XI

DIARIO DE UN NEÓFITO DEL INSTITUTO NACIONAL DE ENSEÑANZA MEDIA ALFONSO XI: 1969, EL AÑO DE LA INAUGURACIÓN

Era el año 1969, año que colgué la sotana en el armario, convalidé mis estudios eclesiásticos con los del bachillerato estatal en el mes de julio, y me examiné, en el INEM Virgen del Carmen de la capital jiennense, de la prueba de grado superior de Bachillerato( pues los alumnos teníamos un bachillerato que se componía de seis cursos y un curso preuniversitario, y debíamos afrontar tres pruebas a lo largo de los estudios de enseñanza media: una prueba de primer grado a los cuatros años; otra de grado superior al final del bachillerato; y una tercera a los que realizaban el curso de introducción a la universidad, que se llamaba PREU).En el verano, nos impactaron varias noticias nacionales: , por un lado, la fiebre de la construcción se iniciaba en España y un edificio de un restaurante famosos de Madrid se hundió en los Ángeles de San Rafael, muriendo más de 50 personas; también, en el verano, se declaró Juan Carlos de Borbón sucesor de Franco y estalló el escándalo de MATESA, unos telares que habían costado un riñón y no eran nada sino papeles. Todos los jóvenes estábamos entusiasmados por el motorista Ángel Nieto que se proclamó en el mes de septiembre campeón del mundo de los 50 cc (“de raza le viene al galgo”, ya hora comprendemos los triunfos del motociclismo actual). Por aquel tiempo gozaba de mucha influencia política el OPUS DEI, cuyos ministros casi ocupaban todas las carteras del gobierno. No era de extrañar que el bikini se cuestionara para nuestras compañeras, que trataban de emular a las turistas suecas .Y causara un gran impacto la localidad varios sacerdotes que cuestionaban las anteriores formas de pensar. Claro ejemplo de ello era cuando leíamos en la revista local.

Pasé muy feliz la feria de San Mateo entre los amigos bailando en la Caseta de la Juventud que organizaban los alumnos de sexto de bachillerato (pues el bachillerato se componía de seis cursos) en el Paseo, (siempre bien llamado de los Álamos u que por aquel tiempo, se adentraba con el rótulo del Generalísimo), escuché las actuaciones musicales de la Caseta Andaluza, donde solían acudir famosos del momentos como Los tres Suramericanos, y, como todos los años, fui al circo. Y, con el titulo de bachiller superior recién obtenido, me matriculé, tras la feria en el nuevo instituto público que iba a abrir sus puertas por los primeros días de octubre. Me encontraba un poco desconcertado y casi aturdido, porque la expectativa de una nueva vida y nuevos amigos me ofrecían un futuro incierto `por el que había apostado tal vez sin haber reflexionado profundamente y habiendo tomado una decisión muy seria para mi futuro profesional en una balanza en la que no puse muchos pros ni contras, sino que me importó más esa intuición que se me ha revelado muchas veces exitosa en determinados momentos cruciales de mi transición vital.

Llegó la primera semana de octubre. Fue un día soleado de otoño, cuando muchos jóvenes nos colocamos a las afueras de la cercas de aquel edificio de paredes blancas y verdes. Citaban, por orden de edad y niveles, desde los cursos más bajos del Bachillerato hasta los últimos de la fila, los veteranos del Preuniversitario. Me correspondía unirme a este grupo, un grupo que gozaba de la aquiescencia social y beneplácito de todos los profesores, habían atesorado numerosos triunfos en el ámbito académico y televisivo a través del concurso nacional “Cesta y Puntos”. Aquellos jóvenes se habían curtido ante las cámaras y el pueblo los había llevado a volandas tras cada actuación televisiva cuando regresaban a su pueblo en los años anteriores. Me encontraba, en medio de ellos como gallina en corral ajeno. Formaban una piña por su altura y brillantez académica así como por las vivencias compartidas en muchas actividades propias de la juventud. Me costó trabajar hablar con ellos aquel primer día, sin embargo, me acerqué tímidamente a varios de ellos y trataron de cubrir los huecos de la curiosidad de un ser extraño en aquella pandilla tan unida. Nos dividieron en dos grupos, los de Letras y Ciencias. Estos disfrutaban de una estima especial por los profesores, y constituían el núcleo más sabio de aquellos jugadores de las ciencias y de las letras.; los de letras, en cambio, no eran tan apreciados, salvo contados alumnos, porque no habían compuesto ni los reservas del pivot , defensa o ataque de aquel equipo ideal de la enseñanza jiennense. Por primera vez, me sentí argüido a hacer una reivindicación de las humanidades, parecía como si los alumnos de ciencias fueran de primera división y los de letras el receptáculo de los alumnos ramplones, mujeres y de bajo expediente. Recuerdo que no hubo ninguna ceremonia especial el día de su inauguración, tan sólo días después vino el obispo con el alcalde a bendecir el centro oficial y una conferencia solemne sirvió de escopetazo de salida para la actividad escolar,

Hay años en la vida que marcan a las personas, por diversos motivos: el flechazo de Cupido, la celebración de la boda, el nacimiento de un hijo o la muerte de un familiar. Este año me marcó especialmente. Me enfrenté a otro estilo de enseñanza y a otros modelos docentes a los que no estaba acostumbrado. La distancia entre el profesor y alumno era evidente, predominaba el respeto impuesto, y, en concreto, yo atisbaba hálitos de libertad tras un periodo de mi adolescente enclaustrado la mayor parte del año. No obstante, me habían preparado con unas armas imposibles de vence:r el estudio racionalizado, la constancia en el aprovechamiento y la inteligente distribución del tiempo; y sobre todo, unas alas que estaban endurecidas por haber recibido los fuertes vientos de una espiritualidad bien asimilada.

Me atraían los estudios universitarios para adquirir una formación profesional que me capacitara para la docencia; y me entusiasma la creatividad y la investigación, lo que pude recibir de muchos profesores que me impartieron la enseñanza de aquel año de preuniversitario. Recuerdo a Ramona Núñez ( “Monchi” , como quería que la nombráramos porque era una joven recién salida de la facultad de letras de Granada) y su diálogos de comentarios interpretativos de la Eneida ( llegábamos a traducir cincuenta versos al día) ; a Carmina Álvarez con la que compartí la pasión por el griego, lengua en la que me había formado desde los diez años; Carmen Juan me despertó el amor por la historia y la investigación con sus trabajos y el deseo de contemporaneidad de sus asignaturas ( la Historia de España y los Fundamentos de la Filosofía y la Ciencia), nos traía comentarios de periódicos, lecturas de revistas y de libros , nos ponía al día en muchos temas ( supo ser justa en los veredictos de las notas ya ganadas), Carmen Navarro me libró de mi poca base de Francés con una dedicación especial hacia mi falta de base, porque en mis estudios eclesiásticos las únicas lenguas que servían eran Latín y el Griego, también estudié Bilogía, Formación de Espíritu Nacional ( pero con ¡suerte, porque en PREU se estudiaba Economía del famoso economista Fuentes Quintana y ya no se embotaba la mente con los principios del único partido del momento, asignatura que impartió don Francisco Santiagao) y Religión, don Eduardo Gámiz con una dimensión de proyección social y preocupación por la marginación, lo que me llenó muchísimo. Me dejaó una huella especial la profesora Carmen Sánchez Cañete por su pedagogía, vivencia de la Literatura y el apoyo a la creatividad de los alumnos. Mis compañeros de ciencias obtuvieron triunfos sonados en la prueba de selectividad porque tuvieron como docentes don Ramiro Abad en Física y Química, don Juan Borrego en Matemáticas, don Diego Ruiz y don Pedro Ríos en Dibujo, don Diego, don Pedro Morales, con Dámaso Arcos en las diversas materias científicas. No olvidaré a los recién salidos de las facultades granadinas como doñas Carmen Villoslada y Magdaleno, Juan Antonio Pérez. Y las tradicionales Maria Ríos, Loli Hinojosa y Lourdes Sánchez-Cañete. Ser alumno de bachillerato te daba una pátina especial. Parecía como si no nos interesaran los chismes y habladurías del pueblo, que se centraban en las migraciones continuas de muchos vecinos hacia tierras alemanas o catalanas y en el rapto de las jóvenes adolescentes por un amante contrariado por la familia del anterior para formar una familia en lugares lejanos. Generalmente, estudiaban los estudios medios los hijos de las familias más hacendadas y de la clase baja media, salvo casos raros de hijos de obreros que recibían becas o ayudas de familias pudientes, La mayoría de los alumnos abandonaban los estudios o tan solo alcanzaban los primarios para integrarse en el mundo laboral de aprendices de la construcción , campo o las pocas fábricas que había como Condepols o la Cooperativa Metalúrgica, Gran parte de mis amigos, hijos de obreros o campesinos ( muchos de ellos en paro o en la emigración), se integraron en el otro sistema educativo, el de la formación profesional donde obtenían los títulos de oficiales o maestros industriales del torno, fresa, electricidad y otros oficios en las Escuelas `profesionales de la Sagrada Familia de Alcalá la real o la de Úbeda. No sé pero me parece que, por aquel año, algo parecido al Plan Activa Jaén, se hizo por aquellos años El Plan Jaén, que desde luego debió beneficiar a alguna de las industrias comentadas. El aceite era importante, y muchos de los alumnos acudíamos a la aceituna en periodos de vacaciones, pero no era el único producto como ahora, sino que se complementaba con los cereales y la vid.

Recuerdo que los periódicos de aquel tiempo escribían muchos sobre dos personajes famosos de Linares : el famoso guitarrista Andrés Segovia y el escritor Manuel Lozano GarridoLolo”, al que el ayuntamiento de su ciudad le entregó el título de hijo predilecto (y creo que este año lo van a beatificar).

El primer trimestre, sobre todo mes de marzo, fue un año de lluvias, en las que ocurrieron importantes desgracias en muchos pueblos de Jaén: la estación Linares Baeza, Cabra de Santo Cristo y la Carolina.

Cuando acudimos a la capital a final de curso, nos llevamos la sorpresa del derribo del Teatro Cervantes, y los anuncios de l a compañía Lope de Rueda” que amenizaba el Parador de Jaén, sitio en el que por el otoño de 1970 acudió nada menos que el general De Gaulle, expresidente de la República Francesa y, por cierto, se mantuvo más tiempo que el que tenía programado escribiendo sus memorias y deleitado por la belleza del paraje.

En Junio, Urtaín, un chicarrón del Norte se declaraba campeón de los pesos pesados y era frecuente que los llamados curas obreros fueran una preocupación para el régimen. Vivíamos nuevos tiempos, y en el ridículo programa de la Virgen de las Mercedes compuesto por un díptico, se decía:

“Vivimos nuevos tiempos. A plano local, contemplamos con orgullo ciudadano los cambios realizados en nuestra querida Alcalá. Las nuevas industrias, las nuevas empresas, las cooperativas, las urbanizaciones y construcciones, la enseñanza, con el Instituto y el “El Coto”, la iluminación de nuestras calles” También variaron las formas de pensar. . Todas estas cosas han provocado un choque, completamente normal, entre unas generaciones y otras. Unos luchan contra él con el silencio, otros con la adaptación, otros con la comprensión. Y, en fin,. Algunos con la rebeldía mostrada con la palabra violencia”.

Nosotros, en cambio, no nos preocupábamos de la res publica, tan sólo acabamos aprobados prácticamente casi todos el curso y nos examinamos en Granada de la prueba de Selectividad, consistentes, para los alumnos de Letras, en varias traducciones de latín y griego (llegaban a un número superior de 20 versos de la Eneida y 15 de la Iliada y Odisea), una prueba de lengua, un ejercicio oral de francés ante un tribunal. Nos tocó el Instituto Padre Suárez. Tuvimos el orgullo de haber sido los primeros alumnos que habían salido de este centro con resultados extraordinarios, nos ganamos la fama y creo que se mantuvo esta corriente de opinión hasta fechas recientes. Prueba de ellos es que este instituto ha dado a la sociedad muchos profesionales muy importantes en todas las ramas del saber, han ocupado puestos importante4s en universidades, establecimientos públicos, hospitales, centros económicos, recintos educativos e instituciones. También, hemos tenido antiguos alumnos pioneros en ¡el mundo de la investigación científica y humanística. Políticos renombrados, escritores y periodísticas y artistas famosos.. Este centro ha sido una parte importante de la historia de la ciudad, porque integró a un gran sector en la formación y en una educación que puso las bases de la nueva España

F.M

Mercedes Rosales

MERCEDES ROSALES ATIENZA

Hace años y en muchos pueblos de Jaén, y en toda España, era una ilusión de muchas familias que algún hijo suyo fuera sacerdote. Además, a ello se unía que eran los únicos de las clases sencillas y populares que podía alcanzar estudios superiores. Por eso, la nómina de muchos profesionales nacidos en la posguerra se rellenaría en una gran parte con personas que acudieron a los Seminarios. En la ciudad de Alcalá la Real, muchas calles del barrio de San Juan huelen a bolas de alcanfor que protegían las sotanas de futuros sacerdotes Aquellos años pasaron y ahora que escasean las vocaciones sacerdotales, por el contrario los padres de los sacerdotes, como en los tiempos de abundancia, se sienten gozosos de tener un hijo entregado a los demás en medio de un mundo que no le es tan propicio como acontecía en años anteriores.

En los años sesenta del siglo pasado, Mercedes Rosales Atienza, la madre del cura Antonio Pérez Rosales, tuvo la gozosa experiencia de ver a su hijo que se le marchaba al seminario. La misma sensación que, por aquellos años, le cantaba a su madre, con unos versos aproximados, el jesuita Ramón Cué en su poema dedicado a su Madre. “Con lino blanco de bodas/ te han hecho los corporales/ el compañal de la novia/ es hoy lirio en los altares/”.Un poeta que los jóvenes seminaristas solían recitar a sus madres, porque aquel poeta jesuita había sabido perfectamente captar ese amor intenso, desprendido y apasionado que la madre de los futuros curas sentía por sus hijos. Y, Mercedes era un ejemplo de laboriosa costurera que le confeccionaba, con sus diestras manos, a su hijo Antonio todas sus prendas desde las de vestir hasta los vestidos religiosos de aquella sotana y fajín, los que orgullosamente lucía en las calles de Alcalá con motivo de las fiestas celebradas como el Día del Seminario. Mercedes no sólo visitó exteriormente a su hijo con decencia y gallardía, como maravillosa artesana del hilo, a la que acudían muchos vecinos de Alcalá la Real para confeccionarle el traje de novio o la prenda de vestir de fiesta. Mercedes, también, revistió a su hijo con la excelencia de su entrega de amor, con la sonrisa en su cara frente a las adversidades de los demás y con el sentido emprendedor de una inquieta mujer.

En su hogar- unas veces en aldea de Charilla, luego en la calle del Rosario y Abad Palomino-, se me simulaba el portal de belén con la presencia de la buena Mercedes y la de Antonio, el marido paciente, el hombre religioso y sencillo, y persona, sobre todo, prudente. Siguiendo a Cué, de seguro que estos versos se le vendrán a la memoria al hijo que complementaban la escena, años después cuando murió el padre: Sin saborear las mieles - del primer hijo, mi padre - se marchó una noche al cielo - sin volver más a besarme. Al bajar del altar iré cantando - un "Te Deum" filial. - Desde el cielo mi padre irá alternando - los versos de este cántico triunfal".

Los padres compartieron la vida sacerdotal con su hijo en distintos pueblos de la provincia y en su presencia durante su cargo de ecónomo de la curia diocesana. Pero, Mercedes quedó al final sola como madre fiel y leal acompañante del camino y siempre fue la mujer, generosa y amorosa, la de las puertas abiertas, la de la oración compartida cuando acudía a los actos litúrgicos de su hijo. Y, en una simbiosis de vaciamiento amoroso compartieron entre madre e hijo momentos intensos de ejercicio de las mejores virtudes y de ejemplo a seguir por las generaciones futuras-. Por eso, vuelvo al mismo autor y en sintonía con el anterior poema hago mías estas palabras” rúbrica familiar que se hará muy popular por relacionar tan bellamente a su madre con su Ordenación Sacerdotal y Primera Misa-, dejará resaltado para la historia no solo la veracidad de aquella temprana renuncia de su madre a la ayuda que pudiera prestarle él en su viudez, sino que, poética y religiosamente, la va a declarar a ella vinculada ya de por vida al apostolado sacerdotal de aquel hijo único”. Y con las palabras del poeta, me emocionaron las que dirigiste a tu madre al final de la misa, algo así: Y ahora lo sé yo. Pero ya antes lo sabías Tú. Resucitará nuestro destino: Amar. Todo es ya un sí eterno al amor. Saltaremos a la otra orilla de la mano de Jesús.... Ojalá, la semilla germinará en estos nuevos tiempos-

Martín Rosales

Capellan de San Juan.Alcalá la Real

DON FRANCISCO ZAFRA PADILLA

En la primavera de 2006, murió el antiguo capellán de la hermandad del Cristo de la Salud de Alcalá la Real y sacerdote don Francisco Zafra Padilla. Ejerció como tal desde los años ochenta e hizo continuas muestras de de cariño, dignas del más alto encomio hacia todos los miembros de sus cofradías y feligreses. Coincidieron sus años con los que las hermandades tuvieron un enorme crecimiento en número de hermanos, se ampliaron en grado sumo la organización cofrade y se acrecentaron muchos bienes muebles e inmuebles de la hermandad. Pero, sobre todo, don Francisco reanudó la práctica dominical en la iglesia de San Juan, donde acudieron las personas sencillas del barrio de San Juan y muchos hermanos que lo tomaron como una práctica imprescindible para su vida. Además, siempre atendió a la hermandad en todas las actividades religiosas que se emprendieron los años de su capellanía, siempre con una actitud abierta y participativa, que era digno ejemplo de imitación en el pueblo de Alcalá la Real.
En su persona, se conjugaba la tradición – lo que era perdurable y eterno- con los nuevos reglamentos y órdenes que emanaban de las instituciones diocesanas, dando muestras de una fina sabiduría, una perspicaz intuición de acercarse al pueblo y una aptitud continua de servicio, que logró que aquella hermandad sanjuanera fuera la primera que se ase erigiera canónicamente y se aprobaran sus estatutos en 1986.
Como buen párroco, alentó a los feligreses en la empresa de la fábrica de la parroquia de Santo Domingo de Silos, renovándola en la reconstrucción de todas sus dependencias y cambiando todos los bienes muebles- bancos, vidrieras, altar, atril… -siempre de acuerdo con los buenos consejos artísticos y no sólo eso, implicó en el templo de San Juan, sin que nos implicó en la reconstrucción de la iglesia de las Angustias. No se puede olvidar su mejor empresa y de gran envergadura que tuvo lugar, durante su tiempo, con la reconstrucción de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Angustias, a la que se aplicó una gran partida de los organismos oficiales para afianzar a la techumbre, obra de carácter vital para su futuro y el del patrimonio local de Alcalá la Rea. También, implicó a los fieles y cofrades en otras dependencias de la parroquia.
En cuanto el culto, la liturgia y la pastoral, se mostró siempre sencillo y humano, recogiendo las iniciativas del fervor popular e impartiendo la doctrina con grandes muestras de generosidad pastoral. Visitó enfermos del barrio, atendió a los familiares de los fallecidos y cooperó espiritual y materialmente con los más desvalidos.
En su tiempo, de nuevo volvió a realizarse el sacramento del matrimonio en la iglesia de San Juan, atendiendo las peticiones de los vecinos y hermanos del Cristo de la Salud, al mismo tiempo que se rezaron misas por el alma de los difuntos entre los devotos y hermanos; también se renovaron todos los ornamentos, objetos y vestidos sagrados, así como libros de liturgia.
Siempre que se le reclamaba, acudía a las citas de las juntas, sobre todo, a las Juntas Generales de carácter ordinario y extraordinario, como cuando hubo que resolver momentos difíciles y conjugar las nuevas directrices de la Diócesis con la renovación de las cofradías. No olvidó su labor ministerial asistiendo con su presencia a los actos religiosos de la fiestas de sus dos hermandades parroquiales (Nuestra Señora de las Angustias, Cristo de la Misericordia y Cristo de la Salud): el primer y segundo domingo de Septiembre, Vía Crucis, procesiones, Navidad, fiesta de San Juan Bautista, quinario, triduos, y misas dedicadas por los hermanos fallecidos.
Con su espíritu generoso y su buen talante, supo distensionar las desavenencias entre hermanos, como el buen pastor que conocía a sus ovejas. Sabía dar confianza a los suyos, aconsejar en el momento oportuno y dar ejemplo en las circunstancias pertinentes.
Comprometió a sus hermandades en las labores de la parroquia, integrándola en el Consejo Parroquial. Siempre su huella estuvo presente, tras marcharse de la ciudad, pues su impronta no se pudo olvidar. Era excelente párroco, fue capellán muy generoso y, sobre todo, un sacerdote, que no olvidó nunca sus grandes dosis de humanidad para compartir las relaciones con los demás. Seguía a Cristo, y lo hizo seguir, desde la cotidianidad hasta el altar, qué mas se puede pedir.

Francisco Martín Rosales

martes, 4 de enero de 2011

Festivales de Alcalá la Real

FESTIVALES DE ALCALA LA REAL

El origen de los festivales en España nace en torno a una fecha festiva, a un acontecimiento relevante, una programación de una de las variantes artísticas o a la proyección de un lugar histórico para atraer el turismo o, simplemente, para revalorizar el aspecto festivo con actuaciones artísticas complementarias. En Alcalá la Real, probablemente, nacieron, en los últimos años del franquismo, con un aspecto puramente mimético de las provincias limítrofes, en especial de los Festivales de Música y Danza de Granada. En concreto, los Festivales de Arte Gitano se anunciaban como asociados los Festivales de España desde 1969, patrocinados por el Ministerio de Información y Turismo y el Ayuntamiento de Alcalá la Real A lo largo de su historia, se pueden distinguir varias etapas en los festivales alcalaínos: la primera etapa de este evento cultural comprendido desde 1969 hasta 1979; los festivales en los ayuntamientos democráticos desde 1979 hasta 1996; el periodo compartido de los festivales y la celebración Etnosur, que alcanzaría hasta 2007 y, por último, la última etapa y actual como una apuesta complementaria.
En la primera etapa, se parte de un intento de concentrar la actividad cultural en torno a las fechas patronales con varios espectáculos que respondían a la cultura oficial del momento (varias obras de teatro burgués, actuaciones de uno o dos artistas o conjuntos musicales y famosos de aquellos años, algunas exposiciones de fotografías y pintura, pregones de profesionales de la retórica laudatoria, restricción y control del público por el precio de las entradas, mescolanza de lo religioso y festivo ). Toda la programación se caracterizaba por estar alejada del compromiso cultural –como es lógico, nada político- y, tan sólo, esta pudo ser matizada por una incipiente apertura en los años finales tras la muerte de Franco. Por eso, no era de extrañar que las compañías de teatro formaran parte del circuito oficial de España-Tirso de Molina, dirigida por Manuel Manzaneque hasta 1979, Teatro Popular...- con autores del teatro clásico ( como la Celrstina) la comedia o sainete de entretenimiento como Alfonso Paso, Miguel Mihura, Muñoz Seca y, tan sólo, en los últimos años, las obras de ideas aparecieron con la presencia del teatro Casona, Antonio Gala o Buero Vallejo , ya dentro del periodo de la transición democrática. En cuanto a la música se bifurcaba en el cantante del momento como Trigo Limpio y Vino Tinto, Nuestro Pequeño Mundo o Maya y, en los últimos años, Jarcha y, por otra parte, la presencia de las compañías líricas de zarzuela interpretando las conocidas obras de Marina, El huésped del Sevillano….Excepcionalmente, la guitarra de Manuel Cano daba una nota de calidad dentro de la faceta de la música clásica andaluza, que se complementaba con el festival flamenco, en concreto, de ante gitano que alcanzó una gran popularidad y atrajo a muchos amantes del arte andaluz. Pero no llegó a su quinta edición oficial por estas fechas. En estos tiempos, muchos pintores se agrupaban o exponían individualmente en la sala superior del Palacio Abacial: Antonio Hidalgo, Revelles Isabel Calvo, Lola Montijano, entre otros que eran los representantes más genuinos de ese momento. Hubo algunas novedades como la música flamenca, el escenario en la fortaleza de la Mota y algunas actividades deportivas complementarias como la Subida a la Mota.
A partir de 1979, los festivales se vieron sorprendidos por la crisis económica que supuso una remodelación cultural durante los primeros años que afectó, en cierta manera, a la calidad sin que se olvidara en esta fechas la presencia de cantantes como María Dolores Pradera con los Gemelos, Mocedades, Ana Belén y Víctor Manuel , Los Inhumanos, Tennesse, Carlos Cano juntamente con otro cantautores como Krahe o Loles León, Elisa Serna, Charo López, grupo Palabras, Nuevo Mester de Juglaría, Orquesta Platería, Danza Invisible, Medina Azahara, Cantores de Híspalis. Ya, la cultura local no quedaba concretada en estas fechas patronales, sino que, con el paso de los años, el calendario festivo y cultural se programó a lo largo de la secuencia anual. Incluso, los festivales no quedaron reducidos a un público adulto ni cayeron en la oficialidad anterior, sino que se abrieron a un espectro generacional más amplio, que abarcaba desde el público infantil hasta la Tercera edad, y a los nuevos aires de libertad compartiendo, en sus programas festivos, las actuaciones de una cultura burguesa y tradicional con los atrevimientos de los ensayos artístico de la progresía cultural. Ya no sólo la comedia y las compañías tradicionales (Calderón de la Barca o la de Fernando Fernán Gómez en 1980 entre otros) anteriores ocupaban toda la programación dramática sino que el teatro independiente y de ensayo hicieron su aparición junto con el de aficionados y participativo: aún más se dio cauce a un teatro breve a través del certamen de teatro Breve que convocaba a un gran número de aficionados del teatro en la fortaleza de la Mota, donde acudían miles de espectadores. Se pasó de un aspecto restrictivo mínimo ( bajos precios y populares) a la gratuidad de la cultura participativa y subvencionando la creatividad cultural y apoyando a los grupos culturales de la localidad y creando nuevas fórmulas con los días del Hermanamiento con el Arcipreste de Hita, lo que atrajo a muchos intelectuales los actos de recital poético, de mantenimiento literario y de actuaciones complementarias de acuerdo con el poeta hermanado Antonio Gala, Gibson, Vicente Núñez, Pablo García Baena…. La cultural musical no se centró en la actuación de famosos artistas, fueron famosas las actuaciones de individuos, orquestas, corales y grupos heterogéneos de interpretación musical que interpretaron inolvidables obras líricas, zarzuelas, clásicas de Mozart o de otros famosos músicos bajo la batuta de importantes directores andaluces. Se mantuvo la noche flamenca con un nuevo formato (varios cantantes famosos y un grupo de baile). . Hicieron presencia los grupos de danza europeos y mundiales; Se dio una nueva proyección a los actos del pregón con la presencia de escritores, historiadores y autores alcalaínos y al de los alcalaínos ausentes con la presencia de los grupos locales y del Centro Cultural de Alcalá la Real en Terrasa. Las Jornadas Culturales Alcalaínas precedieron con actos, conferencias y actuaciones locales muchos festivales (Grupo El Olivo y el Girasol). Nuevos estilos musicales o tradicionales como el rock, el folclórico, cantos regionales tuvieron su presencia en la quincena a la que se ampliaban los festivales desde el uno al quince de agosto con una continuada programación.
En cuanto a la tercera etapa, se mantuvo la programación anual del calendario cultural, pero Etnosur supuso un revulsivo importante en la vida cultural de Alcalá la Real por su dimensión externa y su desembolso económico en el presupuesto municipal. Incluso suplantó las fechas de primero de agosto en los primeros años de este festival. Los festivales mantuvieron su carácter intergeneracional, decayeron las actuaciones de famosos artistas que estaban solventadas con la presencia de los grandes eventos del anterior festival, el teatro tradicional y participativo decayó a favor del independiente, ensayo y de nuevos grupos del momento como Illana o de gran arraigo como las compañías del Teatro Andaluz subvencionadas por la Consejería de Cultura de Andalucía ocuparon su espacio de la programación anterior del ayuntamiento, se propagó el teatro de calle. Se suplió la participación cultural de los grupos alcalaínos independientes de la segunda etapa con la programación de muchos actos y actividades de los distintos grupos, asociaciones y hermandades para recaudar fondos y con distintos fines con motivo de la mayor afluencia de público. Tan sólo, ocuparon un lugar relevante las actuaciones de la Coral Alfonso XI y la Agrupación Musical Pep Ventura representando montajes de la zarzuela o de otra índole y las Noche de Buen Amor, por grupos jóvenes y musicales de la localidad.
En cuanto a la cuarta etapa, se encuentra en sus inicios y se quiere distinguir la labor de la actividad de los Festivales, programada por la Delegación de Cultura del resto de actividades festivas que la complementan y la enriquecen. Como es lógico, la huella de ETNOSUR es evidente y condiciona a la programación de los festivales, porque muchas de las actividades de los festivales de las anteriores etapas ya se vienen realizando a lo largo del calendario anual sin necesidad de concretarlas en unas fechas determinadas. También, está claro que se beneficia de otras actividades de otros años y de grupos locales como la Coral Alfonso XI o Alcalá Teatro y Agrupación musical en actuaciones grandiosas con otros grupos. No obstante, la nueva etapa mantiene el carácter intergeneracional, la participación de grupos de la localidad y el deseo de querer dar calidad a un paquete festivo como son los Festivales, festivales que ya, a la hora de la verdad, no son privilegio de unos pocos ni de unas fechas determinadas sino que muchas actividades festivas y artísticas pueden disfrutarse, gracias al esfuerzo de muchas corporaciones municipales, en la programación anual.

























FESTIVALES DE ALCALA LA REAL

El origen de los festivales en España nace en torno a una fecha festiva, a un acontecimiento relevante, una programación de una de las variantes artísticas o a la proyección de un lugar histórico para atraer el turismo o, simplemente, para revalorizar el aspecto festivo con actuaciones artísticas complementarias. En Alcalá la Real, probablemente, nacieron, en los últimos años del franquismo, con un aspecto puramente mimético de las provincias limítrofes, en especial de los Festivales de Música y Danza de Granada. En concreto, los Festivales de Arte Gitano se anunciaban como asociados los Festivales de España desde 1969, patrocinados por el Ministerio de Información y Turismo y el Ayuntamiento de Alcalá la Real A lo largo de su historia, se pueden distinguir varias etapas en los festivales alcalaínos: la primera etapa de este evento cultural comprendido desde 1969 hasta 1979; los festivales en los ayuntamientos democráticos desde 1979 hasta 1996; el periodo compartido de los festivales y la celebración Etnosur, que alcanzaría hasta 2007 y, por último, la última etapa y actual como una apuesta complementaria.
En la primera etapa, se parte de un intento de concentrar la actividad cultural en torno a las fechas patronales con varios espectáculos que respondían a la cultura oficial del momento (varias obras de teatro burgués, actuaciones de uno o dos artistas o conjuntos musicales y famosos de aquellos años, algunas exposiciones de fotografías y pintura, pregones de profesionales de la retórica laudatoria, restricción y control del público por el precio de las entradas, mescolanza de lo religioso y festivo ). Toda la programación se caracterizaba por estar alejada del compromiso cultural –como es lógico, nada político- y, tan sólo, esta pudo ser matizada por una incipiente apertura en los años finales tras la muerte de Franco. Por eso, no era de extrañar que las compañías de teatro formaran parte del circuito oficial de España-Tirso de Molina, dirigida por Manuel Manzaneque hasta 1979, Teatro Popular...- con autores del teatro clásico ( como la Celrstina) la comedia o sainete de entretenimiento como Alfonso Paso, Miguel Mihura, Muñoz Seca y, tan sólo, en los últimos años, las obras de ideas aparecieron con la presencia del teatro Casona, Antonio Gala o Buero Vallejo , ya dentro del periodo de la transición democrática. En cuanto a la música se bifurcaba en el cantante del momento como Trigo Limpio y Vino Tinto, Nuestro Pequeño Mundo o Maya y, en los últimos años, Jarcha y, por otra parte, la presencia de las compañías líricas de zarzuela interpretando las conocidas obras de Marina, El huésped del Sevillano….Excepcionalmente, la guitarra de Manuel Cano daba una nota de calidad dentro de la faceta de la música clásica andaluza, que se complementaba con el festival flamenco, en concreto, de ante gitano que alcanzó una gran popularidad y atrajo a muchos amantes del arte andaluz. Pero no llegó a su quinta edición oficial por estas fechas. En estos tiempos, muchos pintores se agrupaban o exponían individualmente en la sala superior del Palacio Abacial: Antonio Hidalgo, Revelles Isabel Calvo, Lola Montijano, entre otros que eran los representantes más genuinos de ese momento. Hubo algunas novedades como la música flamenca, el escenario en la fortaleza de la Mota y algunas actividades deportivas complementarias como la Subida a la Mota.
A partir de 1979, los festivales se vieron sorprendidos por la crisis económica que supuso una remodelación cultural durante los primeros años que afectó, en cierta manera, a la calidad sin que se olvidara en esta fechas la presencia de cantantes como María Dolores Pradera con los Gemelos, Mocedades, Ana Belén y Víctor Manuel , Los Inhumanos, Tennesse, Carlos Cano juntamente con otro cantautores como Krahe o Loles León, Elisa Serna, Charo López, grupo Palabras, Nuevo Mester de Juglaría, Orquesta Platería, Danza Invisible, Medina Azahara, Cantores de Híspalis. Ya, la cultura local no quedaba concretada en estas fechas patronales, sino que, con el paso de los años, el calendario festivo y cultural se programó a lo largo de la secuencia anual. Incluso, los festivales no quedaron reducidos a un público adulto ni cayeron en la oficialidad anterior, sino que se abrieron a un espectro generacional más amplio, que abarcaba desde el público infantil hasta la Tercera edad, y a los nuevos aires de libertad compartiendo, en sus programas festivos, las actuaciones de una cultura burguesa y tradicional con los atrevimientos de los ensayos artístico de la progresía cultural. Ya no sólo la comedia y las compañías tradicionales (Calderón de la Barca o la de Fernando Fernán Gómez en 1980 entre otros) anteriores ocupaban toda la programación dramática sino que el teatro independiente y de ensayo hicieron su aparición junto con el de aficionados y participativo: aún más se dio cauce a un teatro breve a través del certamen de teatro Breve que convocaba a un gran número de aficionados del teatro en la fortaleza de la Mota, donde acudían miles de espectadores. Se pasó de un aspecto restrictivo mínimo ( bajos precios y populares) a la gratuidad de la cultura participativa y subvencionando la creatividad cultural y apoyando a los grupos culturales de la localidad y creando nuevas fórmulas con los días del Hermanamiento con el Arcipreste de Hita, lo que atrajo a muchos intelectuales los actos de recital poético, de mantenimiento literario y de actuaciones complementarias de acuerdo con el poeta hermanado Antonio Gala, Gibson, Vicente Núñez, Pablo García Baena…. La cultural musical no se centró en la actuación de famosos artistas, fueron famosas las actuaciones de individuos, orquestas, corales y grupos heterogéneos de interpretación musical que interpretaron inolvidables obras líricas, zarzuelas, clásicas de Mozart o de otros famosos músicos bajo la batuta de importantes directores andaluces. Se mantuvo la noche flamenca con un nuevo formato (varios cantantes famosos y un grupo de baile). . Hicieron presencia los grupos de danza europeos y mundiales; Se dio una nueva proyección a los actos del pregón con la presencia de escritores, historiadores y autores alcalaínos y al de los alcalaínos ausentes con la presencia de los grupos locales y del Centro Cultural de Alcalá la Real en Terrasa. Las Jornadas Culturales Alcalaínas precedieron con actos, conferencias y actuaciones locales muchos festivales (Grupo El Olivo y el Girasol). Nuevos estilos musicales o tradicionales como el rock, el folclórico, cantos regionales tuvieron su presencia en la quincena a la que se ampliaban los festivales desde el uno al quince de agosto con una continuada programación.
En cuanto a la tercera etapa, se mantuvo la programación anual del calendario cultural, pero Etnosur supuso un revulsivo importante en la vida cultural de Alcalá la Real por su dimensión externa y su desembolso económico en el presupuesto municipal. Incluso suplantó las fechas de primero de agosto en los primeros años de este festival. Los festivales mantuvieron su carácter intergeneracional, decayeron las actuaciones de famosos artistas que estaban solventadas con la presencia de los grandes eventos del anterior festival, el teatro tradicional y participativo decayó a favor del independiente, ensayo y de nuevos grupos del momento como Illana o de gran arraigo como las compañías del Teatro Andaluz subvencionadas por la Consejería de Cultura de Andalucía ocuparon su espacio de la programación anterior del ayuntamiento, se propagó el teatro de calle. Se suplió la participación cultural de los grupos alcalaínos independientes de la segunda etapa con la programación de muchos actos y actividades de los distintos grupos, asociaciones y hermandades para recaudar fondos y con distintos fines con motivo de la mayor afluencia de público. Tan sólo, ocuparon un lugar relevante las actuaciones de la Coral Alfonso XI y la Agrupación Musical Pep Ventura representando montajes de la zarzuela o de otra índole y las Noche de Buen Amor, por grupos jóvenes y musicales de la localidad.
En cuanto a la cuarta etapa, se encuentra en sus inicios y se quiere distinguir la labor de la actividad de los Festivales, programada por la Delegación de Cultura del resto de actividades festivas que la complementan y la enriquecen. Como es lógico, la huella de ETNOSUR es evidente y condiciona a la programación de los festivales, porque muchas de las actividades de los festivales de las anteriores etapas ya se vienen realizando a lo largo del calendario anual sin necesidad de concretarlas en unas fechas determinadas. También, está claro que se beneficia de otras actividades de otros años y de grupos locales como la Coral Alfonso XI o Alcalá Teatro y Agrupación musical en actuaciones grandiosas con otros grupos. No obstante, la nueva etapa mantiene el carácter intergeneracional, la participación de grupos de la localidad y el deseo de querer dar calidad a un paquete festivo como son los Festivales, festivales que ya, a la hora de la verdad, no son privilegio de unos pocos ni de unas fechas determinadas sino que muchas actividades festivas y artísticas pueden disfrutarse, gracias al esfuerzo de muchas corporaciones municipales, en la programación anual.