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sábado, 26 de agosto de 2023

DIARIO DEL RUTERO DEL CAMINO ARAGONÉS

 


 

HACIA PAMPLONA. DÍA 18. PRIMER DÍA

 

POEMA ÉPICO

 



    Puerta  de entrada de la Segunda Etapa  del Camino francés en la ciudadela de Pamplona

Que por agosto, era agosto,

Cuando aprietan los calores,

No se saben si son del verano,

 O de ciclos regulares.

Emprendimos la quinta ruta,

Allá por tierras norteñas,

Para completar las sendas,

Peregrinas y romeras,

Hicimos ya la del Norte,




Primitiva y la francesa,

recorrimos lusitana,

 y anduvimos la inglesa.

Se nos resistió la última

la lejana aragonesa.

y planeamos una mixta,

olvidando la vía Bética,

una de mescolanza,

Entre francesa y aragonesa.

Con Antonio al timón,

de una nave de tierra,

 a las doce de la noche,

de tres días tras la fiesta,

la Virgen de las Mercedes,

la patrona cortijera,

emprendimos el viaje

hacia Pamplona y su tierra,

varias paradas hicimos,

entre tortas charilleras,

un arresoli ruteño,

Por las castellanas tierras.

Luego ,arribamos Navarra,

en un hotel de cuatro estrellas,

Para emprender caminata

de la ruta pamplonesa, 

 pisando su calle romera,

tras pedirle salud y fuerza

a San Fermín, el patrón,

de san Lorenzo su iglesia.

subimos calle Mayor,

entre casonas y palacios,

pisando muchas veneras,

del camino de Santiago,

hasta llegar a San Cernín,

al pueblo hizo cristiano,

y, en la primer revirá,

Ayuntamiento topamos,

desde donde allí la mente,

en un ejercicio de mago,

revivía los sanfermines,

en el encierro afamado.

quisimos todos emularlos,

subiendo Santo Domingo,

y Estafeta adentrarnos

hasta llegar al coso,

 ilesos, sanos y salvos.

Pero, continuamos la ruta,

por el albergue pasando,

llegamos a la catedral

de pórtico neoclásico,

por los altos del castillo,

la puerta de peregrinos

y los montes divisamos,

de allí a  Plaza del Castillo,

San Nicolás y palacios.

Volvimos a tomar la cena,

y a descansar cansados.

 






























Por las calles de Pamplona.










El parque del Castillo, ensanche la ciudad.








 


A las cero horas de día 18. salimos de  Alcalá la Real  hacia Pamplona en un autocar con 51 miembros procedentes de Huerta de Capuchinos y simpatizantes y amigos, guiados por  Mayca, el chofer Antonio Contreras y José Moyano, agente de la empresa El Mundo de los Viajes.   Nos encomendamos e invocamos a Santiago  para los creyentes subiendo el Portichuelo y para  los que quisieran increpar las alas de Hermes  o Mercurio  sugerimos que para un buen itinerario buscaran sus buenos augurios. Hicimos dos paradas en la Mancha, Almuradiel y cerca de Madrid, y  en las proximidades de  Medinaceli, donde disfrutamos de las tortas y roscos charilleros, arresoli ruteño, zumos y batidos.

Llegamos a Pamplona y nos alojamos en el Hotel Albret cercano al Centro Universitario Hospitalario.  Pasamos a  las habitaciones donde disfrutamos de una pequeña siesta. Tras ella, nos esperaba la guía  Nekane, que significa «dolor» en euskera y representa la fuerza y la resistencia ante la adversidad. Subimos al autobús y recorrimos los diversos cinturones de ensanche de la ciudad antigua de Pamplona, ilustrándonos la guía sobre su reino, y los barrios que han nacido en torno a la ciudad.  Contemplamos, entre los árboles, y los recovecos de algunos edificios, su fortificación construida entre los siglos XVI y  XVII de Pamplona, donde los signos y señales forales se mostraba, sobre todo una gran bandera roja con el escudo de las cadenas   como símbolo de capital de comunidad foral de Navarra,. Gran parte de la ciudadela se palpaba y se nos explicó en medio de jardines  y edificios de actividades culturales. Algunas fuentes de taza y estatuas como la de do n Hilarión de Eslava y de otras Mujeres como Mariablanca nos fueron expuestas y comentadas. Monumento Histórico Artístico Nacional (BIC1973 Y En 2012 premio de Patrimonio Cultural de la Unión Europea  Europa Nostra en la categoría de 'Conservación'), constituye uno de los recintos más verdes de ciudades españolas. Felipe II ordenó su construcción en 1571, conforme a un plan de renovación y fortalecimiento general de las fortificaciones de la ciudad y se los encargó al ingeniero militar Giacomo Palearo, el Fratín,  y con la participación del virrey de Navarra Vespasiano Gonzaga y Coloma. Según señaló la guía, idearon un sistema defensivo de molde renacentista similar a la ciudad de Amberes, ciudadela proyectada por Francisco Paccioto como la de Turín. Quedan restos de este recinto con planta en forma de estrella de cinco puntas. Desde cada una de las puntas se controlan todos los posibles ángulos de ataque

Contemplamos las puertas y algunos  baluartes como  San Antón, el Real, Santa María, Santiago y la Victoria. Y los refuerzos con "medias lunas" exteriores en 1685 y en la primera mitad del siglo XVIII, que reforzaban el sistema defensivo.

Estuvimos en el  refuerzo que hizo Juan de Ledesma, siguiendo el sistema poliorcética conocido como "de Vabán", por el nombre del ingeniero militar que renovó la ingeniería militar en tiempos de Luis XIV , por los  baluartes de Santiago y de La Victoria (hacia la puerta de Taconera, y entre el de San Antón y El Real (hacia la puerta de San Nicolás).

Palpamos que es el centro de la ciudad, está e rodeado por todas partes por este parque  de Vuelta del Castillo, la zona verde más grande de Pamplona y que permaneció durante siglos sin construir , se declaró la Ciudadela y los terrenos adyacentes, como "zona verde con edificios históricos restaurados",  Pasamos por el solar del antiguo cuartel de Artillería (situado junto a la calle Yanguas y Miranda, en el extremo este de la Ciudadela donde hoy se ha construido la Estación de Autobuses, los restos de los baluartes de San Antón y La Victoria (los dos que apuntaban hacia el interior de la ciudad), en el Primer Ensanche con las viviendas y nuevos cuarteles extramuros, así como la Avenida del Ejército en 1971,  y la restaurada muralla exterior, así como  Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra, conocido por este motivo como Baluarte, y en noviembre de 2007 se ha terminado de edificar la nueva Estación de Autobuses de Pamplona, soterrada bajo los glacis y próxima también a la Ciudadela.

Y, comenzamos el camino a pie por la iglesia de San Lorenzo, donde contemplamos y rezamos ante las reliquias de San Fermín. Me coloqué mi pulsera  del santo, y me dispuse a recorrer el camino de los encierros por su calle Mayor entre edificios modernistas, palacios como el del Condestable, residencia de obispos, conde de Espeleta y casonas de finales del siglo XIX. Por la calle contemplamos las marcas del camino con placas redondas adosadas al suelo de veneras.  Dentro del burgo o barrio de San Cernín, nos detenemos en la Iglesia de San Saturnino, un edificio gótico en el que destacan la portada y el espacioso interior de la nave. Nos explican que sus elementos más distintivos son el atrio porticado, lugar de reunión  y su veleta conocida como el gallico de San Cernin,  emblema de la ciudad. Tambien, sobre Saturnino se destacó  que era  patrón de Pamplona,  y fue el encargado de evangelizar las tierras paganas de Navarra, bautizando a unas cincuenta mil personas, entre ellas al propio San Fermín con el agua de un pozo que había junto a la puerta. Leemos la placa en el suelo que homenajea precisamente, el pocico.

A unos pasos, y virar hacia la izquierda llegamos al  Ayuntamiento de Pamplona,  el edificio civil más reconocido de Pamplona. En pleno centro neurálgico de la ciudad, su colorida fachada barroca es famosa por ser el lugar de lanzamiento del Chupinazo, que cada año señala el inicio de los Sanfermines. Entre mucho bullicio,  disfrutamos de  la Plaza Consistorial en la que se encuentra,  corazón del casco antiguo de Pamplona, rebosante de vida, con tiendas y terrazas, a un paso del mercado, y con un trasiego constante de oriundos y turistas. Nos fotografiamos y nos explican los burgos de la antigua ciuda. Nos parece más pequeña que sale en los medios televisivos. Nos explican que el casco antiguo de Pamplona conserva su trazado medieval que estuvo formado por tres burgos: la Navarrería, San Cernin y la Población de San Nicolás, que tras duras batallas finalmente se unieron en el año 1423 cuando Carlos III el Noble dictó el Privilegio de la Unión. El Ayuntamiento de Pamplona está prácticamente en el centro y supuso el nexo de unión de dichos barrios.

Desde esta plaza,  nos acercamos a la Oficina de Turismo y a lo lejos divisamos algunas iglesias góticas,​​​​​​ el Museo de Navarra, el Palacio Real, el Centro de Interpretación del Camino de Santiago-Ultreia, el Museo del Violinista Pablo Sarasate o el Mercado de Santo Domingo.

A lo más que nos  pudimos acercarnos fue a la calle de Santo Domingo, toriles, hornacina de san Fermín, carrera donde se corren los encierros, y al mercado Mercado de Santo Domingo con su variedad de verduras, carnes, dulces y lácteos que se despachan en el mercado más antiguo de Pamplona. Sin olvidar los puestos de bacalao y tripicallería, tan típicos de aquí.

Pasamos por la cruva de Mercaderes y  la calle que confluía con la de Estafeta y continuamos hacia  la Catedral de Santa María la Real, de estilo gótico y fachada neoclásica d Ventura Rodríguez . Y seguimos por la otra portada románica, donde nos explayamos en la primera iglesia. Contrastamos la primera  fachada austera de estilo neoclásico y recordamos de anteriores visitas las verdaderas maravillas del gótico nacional. Cuando nos paramos en la gran nave central, frente al altar, observando el mausoleo de alabastro de Carlos III el Noble y su mujer Leonor I de Castilla, muy finamente esculpido. Rememoramos  la sillería del coro, la verja gótica, la talla románica de la Virgen, el Cristo de Anchieta, las bóvedas policromadas y, el maravilloso claustro gótico,  uno de los mejores de Europa en su estilo por  su delicada arquería y sus dos increíbles puertas: la puerta Preciosa y la del Amparo. 

Subimos a las murallas y la puerta de entrada de los peregrinos  y contemplamos todos los montes de derredor y el río Arga, bajamos de nuevo por el mismo lugar, y  hacia la plaza del Castillo, no nos detuvimos en Ultreia, otro punto interesante del casco antiguo de Pamplona. Pero se nos invitó a sumergirnos en la historia jacobea gracias a este centro de interpretación. Proyecciones audiovisuales y audioguías te ayudarán a entender la gran influencia que el paso del Camino de Santiago ha tenido en Navarra. De allí volvimos a la ruta de los encierros. Y nos imaginamos el punto de partida son los corralillos de la cuesta de Santo Domingo, en los que pasan la noche los toros. A pocos metros, a la hornacina con la imagen del Santo donde se le canta "A san Fermín pedimos...",  el l siguiente punto fue la Plaza Consistorial,  la curva de Mercaderes que tantas escenas de angustia provoca cuando los toros resbalan.  Y  nos adentramos en la mítica calle Estafeta, que mantiene el ambiente todo el año gracias a la gran oferta de bares y comercios de toda la vida. Y al final, el peligroso callejón, en el que a veces se amontonan los mozos antes de la entrada a la Plaza de toros. Quisimos ver  la plaza del Castillo,  y nos concentramos, y compramos un número colectivo de la lotería de Navidad,  centro neurálgico de Pamplona, de  casi 14.000 m²  y un punto clave a lo largo de la historia pamplonesa. Como es normal, su nombre proviene del castillo que estaba situado en su parte oriental, en la zona de la bajada de Javier, construido por Luis Hutín en 1310 y que tomó la plaza como patio de armas. Nos comentan que durante la edad media sirvió de tierra de nadie en los momentos difíciles entre los tres burgos; además de su función militar, fue mercado en 1324 y, en el siglo XIV, se utilizó para sembrar hierbas y trigo; en la Edad Moderna, descampado, hasta que en el siglo XVII se fue incorporando a la vida urbana de la ciudad cuando  se empezaron a instalar viviendas  y se prolongó hasta el siglo XVIII. También , fue un espacio de ocio y espectáculos ideal para  celebraciones y justas que festejaban las efemérides monárquicas o los patronos de la ciudad. Y para las corridas de toros, y, en el siglo XIX, surgieron los  cafés, manteniendo su función social que, junto con otros servicios, mantiene hasta nuestros días. 
El kiosco del centro, de 1943, sustituyó a otro de madera de 1910, que a su vez se instaló en lugar de la fuente dieciochesca de la Beneficencia de Luis Paret.  La guía se explayó con que era el primer lugar de la ciudad que conoció 
Ernest Hemingway cuando llegó junto con su mujer Hadley Richardson el 6 de julio de 1923. Hemingway hizo de la plaza su lugar indispensable de la ciudad.  En la plaza se encuentra el Café Iruña, histórico bar y punto de reunión de los protagonistas de ‘The Sun Also Rises/Fiesta’. Cerca está el centenario Hotel La Perla y, justo enfrente, el edificio que albergaba al desaparecido Hotel Quintana y, a su lado, el bar Txoko. Los protagonistas de la novela de Hemingway también pasean sus cuerpos por la plaza por los ya desaparecidos Café Suizo (número 37) y bar Torino, Milano en la novela (número 3), y el propio escritor americano disfrutó en 1953 de otro café ya desaparecido: el Kutz (entre el pasaje de la Jacoba y el Café Iruña). 

Los protagonistas de ‘The Sun Also Rises/Fiesta’ llegan en coche a Pamplona a “la gran plaza... Hacía calor en la plaza y estaban verdes los árboles, y las banderas colgaban lacias de las astas, y fue grato salir al sol e introducirse en la sombra de los soportales que recorren la plaza por sus cuatro costados”. 

Hemingway disfrutó en la plaza del Castillo, que también la conoció con los nombres de la Constitución y de la República, del lanzamiento de los cohetes que indicaban el inicio de las fiestas de San Fermín (el Chupinazo desde el Ayuntamiento comenzó a lanzarse en 1939) e incluso se apenó en 1931 al comprobar que habían movido el Teatro Gayarre de ubicación y ya no cerraba la plaza. 

Desde la plaza del Castillo Hemingway y su grupo de amigos y amigas tomaron el autobús que le llevó a Auritz-Burguete (reflejado en ‘The Sun Also Rises’). Durante el viaje hicieron amistad con los paisanos. En la novela Bill Gordon, amigo del protagonista, no duda en decir: “Estos vascos son gente maravillosa”.

Desde allí visitamos, Iglesia de San Nicolás,  iglesia del siglo XII que sirvió de fortaleza protectora para los habitantes del antiguo Burgo de San Nicolás. Sus gruesos muros y torres de vigilancia así lo constatan.; su interior es una delicada muestra de arquitectura gótica. Pudimos contemplar también el monumento a los encierros en bronce, una manifestación de familiares de presos y nos tomamos un rico helado light. Nos vamos al hotel y cenamos. El día no dio para más, hemos probado el camino. Y pisado con otros peregrinos las veneras y conchas. Mañana será otro día.

 

 

 

 

 

 

 SEGUNDO  DÍA CAMINO FRANCÉS. DÍA 19. RONCESVALLES-ESPINAL

Me hice Roldan este día,

subiendo al Roncesvalles,

ante la piedra juraba,

vengar aquellas maldades,

que otra vez no permitieron

cumplir con las voluntades.

Desde los Altos de Ibañeta,

tras pasar cuestas y valles,

evadiendo a los ciclistas, 

y superando adaversidaes,

bajamos a la villa mítica,

y tomamos credenciales.

tras visitar la Basílica,

y, en medio de oscuridades,

rezar a Santa María,

entre notas musicales,

salimos a la ermita,

no de tantas solemnidades,

dedicada a Santiago,

que nos marcó las señales,

para bajar a un bosque,

de brujas entre ramajes.

Dendaberris y Aritza,

entre bosques y valles,

pastaban las hoscas vacas,

y bebían en humedales.

Al llegar a Burguete,

entre acequias y canales,

fijamos vista en su iglesia,

deteniéndonos las claves,

las brujas dejaron hechizos

y augurios de bacanales.

En Espinal quedamos,

dando fin por terminales,

una copa de refresco,

y agua de minerales.

 

Tras pasar varias etapas

hasta la magna Pamplona,

seguimos hacia Javier,

donde entre selvas corona

el  castillo de un santo,

misionero que patrona

su tierra y otras de Oriente,

que desechó la poltrona.

como jesuita ferviente.

En Olite docta guía,

nos desveló el secreto

de un Palacio Real,

entre torres y aposentos,

jardines había colgantes,

 y  hasta un grande nevero.

Sus paredes estaban lisas,

do colgaban muchos lienzos.

No quedaba atrás su iglesia.

Un relato de ensueño,

que presidía la plaza,

con su arco de recuerdos.

Nos fuimos ya de Olite,

con el  sol calenturiento,

Con un susto de peregrino,

que nos dejó casi muertos.

 






 


DE Roncesvalles a Espinal

    Desayunamos a las ocho horas del día 19 de agosto y montamos en el autobús con dirección a la primera etapa jacobina.

Nos montamos en autobús y tras salir de autopista por carretera, nos topamos frecuentemente con pelotones de ciclistas que dificultan el inicio de la etapa a pie y nos la retrasaron. Para subir a los  Pirineos nos acercamos os al valle sobre el que se asienta la ciudad de Pamplona. Entre frondosos bosques de hayas, robles y pinos debemos subir con ellos a  dos puertos de montaña, comienza el pronunciado ascenso hacia Zubiri donde nos dejamos atrás su famoso puente medieval: el Puente de la Rabia. Durante el recorrido entre  Zubiri  Y Roncesvalles, nos encontramos desniveles moderados como el ascenso a los puertos de Mezkiritz y Erro, y la fuerte subida  hasta el final de etapa. Unos esfuerzos que se verán recompensados por los frondosos bosques, prados y pueblos pirenaicos que iremos dejando a nuestro paso y que serán todo un regalo para los sentidos.
Desde tiempos remotos este lugar es considerado paso natural entre España y Francia y recorrido por celtas, romanos y todos aquellos pueblos que anduvieron entre ambos territorios

Los valles de la baja Navarra envuelven al viajero en un fascinante viaje. Pero es al llegar al desfiladero de Roncesvalles cuando el fatigado peregrino encuentra reposo. El abrupto ascenso a este privilegiado enclave de los Pirineos es un regalo para la vista y para el espíritu. El pasado medieval despliega su encanto a cada paso, con renovado esplendor, cautivando al caminante que llena de vida sus empedradas calles.







No en vano, Roncesvalles sigue siendo en Navarra un paso obligado para los miles de peregrinos que cada año recorren el "campo de las estrellas", el camino para llegar a Santiago. El curso de la historia quiso, además, que fuera exactamente en este lugar, paso natural de los Pirineos, donde se librara, allá por el año 778 la famosa batalla que desbarató las huestes de Carlomagno, quien regresaba a Francia tras un fallido intento de tomar Zaragoza. Aquí, el Emperador perdió al mejor de sus caballeros, cuyo destino fue más tarde inmortalizado en "Chanson de Roland", el "Cantar de Roldan".

Comenzamos  nuestra primera esta etapa, visitando los “Altos de Ibañeta”,  junto con la cruz y piedra del Roldán donde posamos para Francisco García. Francia a nuestros pies y España  a nuestra vista.  Recordamos la famosa batalla, donde los ejércitos navarros, comandados por Roldán, vencieron a las tropas de Carlo Magno, bajamos por un sendero estrecho hasta la basílica  de Roncesvalles. Esta hermosa población tiene una triada de monumentos fundamentales para el visitante; la colegiata de Santa María, la Capilla Capilla de Sancti Spíritus (Silo de Carlomagno) y la iglesia de Santiago



Entramos al pueblo y nos paramos para conocer este lugar y recuperarnos. El viaje al medioevo comienza en el primitivo Hospital que desde el año 1132 acogía a los peregrinos y del que, por desgracia, no queda hoy vestigio alguno. Sin embargo, la belleza del románico fluye en cada esquina. Uno de los ejemplos más claros es la Capilla de Sancti Spíritus, también conocida como "Silo de Carlomagno". Según la tradición, este edificio fue creado para enterrar a Roland junto a los doce pares que fallecieron con él en la batalla de Roncesvalles. Otras leyendas cuentan que fue allí donde clavó su espada tras la derrota sufrida frente a los vascones.











Su origen se remonta al siglo XII, por lo que es el monumento arquitectónico más antiguo de Roncesvalles. Durante la Edad Media aquí se oficiaban las misas por los peregrinos fallecidos en el Hospital, cuyos restos eran más tarde depositados en un osario que existe bajo la capilla. En cuanto a su estructura, en el siglo XVII el peregrino Doménico Laffi escribía lo siguiente "tiene una bella cúpula en pirámide que lleva en lo alto una hermosa cruz".

El conjunto presenta, además, una planta cuadrada y una bóveda de crucería simple.  En el siglo XVII se añadió un pequeño claustro con arcos de medio punto en tres de sus lados, destinado al enterramiento de los canónigos. En  su entorno, se abre la oficina de recepción donde  nos hacemos de las credenciales del camino y nos firman en el primer punto. Nos colgamos nuestras credenciales y visitamos a continuación la Colegiata de Santa María de Roncesvalles. uno de los monumentos más interesantes de Roncesvalles, levantada por orden del Rey Sancho VII "El Fuerte" en torno al año 1215; aunque parte de su aspecto actual data del siglo XVII. La Colegiata fue concebida como el lugar donde quería ser enterrado este monarca y es el mejor ejemplo navarro del gótico. Consta de tres plantas y una cabecera decorada con magníficas vidrieras de colores de reciente factura. En su fachada podemos apreciar un vano con tres arquivoltas. En el interior merece la pena ver la soberbia talla gótica de madera de La Virgen de Roncesvalles, realizada en Toulouse a mediados del siglo XIV, así como la Capilla del Santo Cristo, del siglo XVII.

El Rey Sancho, que aspiraba a descansar eternamente en la Colegiata, no consiguió cumplir su deseo, pues su tumba fue destruida en el siglo XVII. Entonces, sus restos se reconstruyeron y fueron trasladados a la Sala Capitular, más conocida como Capilla de San Agustín, cuyo mausoleo puede visitarse en la actualidad. Esta capilla, construida en el siglo XIV presenta una planta cuadrada cubierta con bóveda de terceletes que se apoya en cuatro ménsulas con forma de ángeles. Por su cúbico y robusto aspecto exterior más bien podría parecer una fortaleza, por lo que también se lo conoce como Torre de San Agustín.

El mausoleo de Sancho VII de Navarra fue situado en el centro de la Capilla en el año 1912, fecha en la que se conmemoraba el aniversario de la Batalla de Las Navas de Tolosa (1212), donde el monarca derrotó al ejército almohade a las órdenes de Miramamolín. Precisamente en la verja de la Sala Capitular se pueden hoy contemplar las cadenas pertenecientes a la tienda del Emir, que Sancho VII trajo como símbolo del triunfo en la batalla y que, según la leyenda, sirvieron de inspiración al escudo de Navarra. Se preparaba un concierto y la misa del sábado. Bajamos hacia la pequeña y encantadora Iglesia de Santiago,  junto al "Silo de Carlomagno". Este monumento de líneas góticas se levantó en el siglo XIII, pero renovada a principios del siglo XX, pues se encontraba casi en ruinas, conserva pocos elementos de aquellas épocas. Es cierto que su reconstrucción intenta llegar al estilo gótico, pero ni la construcción, ni la metodología son las mismas.

Presenta en su fachada la cruz de Roncesvalles en un espléndido rosetón, siempre de principios del XX. Conserva eso sí, la campana de la antigua ermita de San Salvador de Ibañeta que, según la tradición, servía para guiar a los peregrinos y era la más oída de toda Europa.


Consta de plata rectangular con bóveda de crucería simple con una cabecera recta coronada de un alargado ventanal de arco ojival. En su interior destaca una figura del Apóstol Santiago.


Contemplamos desde el camino lo poco que queda de muchos de los edificios góticos de los que se encontraba orgullosa la aldea de Roncesvalles. Remodelados o rehabilitados, todos y cada uno de ellos han sufrido el paso del tiempo y de los miles de peregrinos y visitantes que han ido adaptando los edificios a sus necesidades, la Casa Itzandegia que, en la actualidad, es uno de los albergues para peregrinos más antiguos del Camino, sino el más primitivo. Terminado de rehabilitar en el año 1993, coincidiendo con el Año Santo Jacobeo, la documentación histórica parece revelar un edificio gótico del siglo XIII que fue reconstruido en los dos siglos siguientes. Se trata de una recia casona con contrafuertes. Y, a lo lejos.  El Museo-Biblioteca,  un edificio funcional que data de finales del siglo XIX, los tesoros que alberga en su interior merecen toda la atención del visitante. Más de 15.000 volúmenes componen un fondo documental en el que destacan incunables y obras siempre ligadas a su tradición jacobea. En el Museo se puede admirar una pieza auténtica, conocida como el Ajedrez de Carlomagno, así como un relicario de plata dorada y esmaltada que, según cuenta, perteneció al monarca. También se exhiben un evangeliario románico de plata del siglo XII, un fabuloso tríptico del Calvario de la escuela de "El Bosco" y una esmeralda que, según la tradición, Sancho VII el Fuerte arrebató del turbante de Miramamolín, el mismo al que le sustrajo las cadenas de Navarra.










A las afueras de Roncesvalles, nos paramos donde  se encuentra el primer signo de que el peregrino, el paso correcto hacia España y el Camino de Santiago. La Cruz de los Peregrinos da la bienvenida al viajero desde el año 1321. El monumento está formado por una cruz florida, con rosetones esculpidos en cada brazo y en medio de ellos, el Jesús crucificado. Debajo aparece la Virgen con el Niño y una inscripción que dice: "Esta obra la mandó hacer la señora piadosa de Yaurrieta", junto a dos retratos apenas en bajorrelieve.







El más reciente de los monumentos de Roncesvalles es el que conmemora la Batalla de Carlomagno, donde perdió sus tropas a manos de los vascones. Se trata de una gran piedra caliza en la que se insertan dos placas de bronce con relieves que muestran algunas de las escenas de la batalla y en las que se representa a Roland, par de Francia y el mejor de los caballeros de Carlomagno.

Nos despedimos con tristeza de Roncesvalles por un sendero paralelo a la N-135 en dirección a Zubiri, que se adentra por la derecha en el Robledal de Brujas. Un frondoso bosque donde se celebraron algunos de los más conocidos aquelarres del siglo XVI, que motivaron una sonada represión que acabó por llevar a la hoguera a nueve personas de la zona. Continuamos la ruta pasando por la Cruz de Roldán, donde se conmemoran las hazañas de Carlomagno, y  posando para una fotografía. Entre zona de arbolado y valle con  ganado vacuno, proseguimos  hasta llegar a la localidad de Burguete, donde encontramos un  bar  bares en los que abastecernos y su iglesia con signos  de simbología brujística y el ayuntamiento . Nos dimos cuenta que  el camino discurría por carretera sin arcén y acequias, por lo que debimos extremar las precauciones.

Salimos de   Burguete y sorteamos el arroyo del río Urrobi, dirigiéndonos a través de un camino entre verdes prados hasta Espinal, una pequeña localidad rodeada del paisaje que enamoró a Ernest Hemingway, que catalogó esta etapa como el territorio más malditamente salvaje de los Pirineos. Aquí, de nuevo nos recuperamos, y montamos en autobús, para tomar la carretera y comenzamos el descenso  alto de Mezkiritz, donde disfrutamos de espectaculares vistas sobre el valle del Erro.


Descendimos EN AUTOBÚS  hasta llegar a Bizkarreta-Guerendiáin , abandonamos Bizkarreta y llegamos al siguiente pueblo, Lizoain. Desde aquí comenzamos a descender hasta  Alto del Erro, combinando fuertes repechos con tramos de ascenso en medio de la  la majestuosidad del entorno: bosques de pinos, abedules y robles que dan aliento y fuerzas al peregrino. Tras pasar unas torres eléctricas disfrutamos las increíbles vistas que ofrece el mirador antes de iniciar la subida hasta Zubiri. La subida hizo más dura, por lo que es muy importante extremar las precauciones, especialmente con lluvia. Tras el largo bajada del Alto del Erro, luego pasamos por  Larrasoaña, 5,5 kilómetros más allá de Zubiri.















Aunque la bajada es moderada, el descenso en autobús del Alto del Erro no entraña ninguna dificultad. En resumen, hemos pasados  por los pueblos de Dendaberris, Aritza, Burguete, hasta llegar a Espinal unos 7,5 Kms a pie y en grupo. A partir de aquí en autobús, como hemos manifestado, proseguimos hasta  las puertas de Pamplona. Casi sin transición llegamos a Burlada, cruzamos el Puente de la Magdalena sobre el río Arga, rodeamos parte de la muralla y accedemos al casco antiguo de Pamplona, poniendo fin a nuestra etapa .

 

 

 

Después, nos dirigimos hacia Javier. La silueta dibujada por las torres almenadas corta el horizonte, anunciando la llegada al castillo de Javier, cuna de San Francisco Javier, patrón de Navarra, de las misiones y del turismo en España. En un restaurante con sabor medieval almorzamos visitamos su castillo, museo, iglesia, oratorio, dependencias de jesuitas en medio de un paraje de encanto








































  El castillo de Javier nació como torre de señales y vigilancia entre los siglos X y XI. En torno a esta Torre del Homenaje o San Miguel se fueron añadiendo estancias, quizás por la existencia del agua fresca de su aljibe.

El polígono delantero alojaba estancias señoriales y el trasero se habilitó para bodegas, graneros y otros servicios. En 1516, el Cardenal Cisneros ordenó arrasar los muros exteriores que rodeaban la fortaleza, desmochar las torres, cegar los fosos con las piedras de las almenas, inutilizar los matacanes y saeteras y destruir los puentes levadizos. En 1892 y 1952 se realizaron obras de restauración que le devolvieron su aspecto actual. La visita a la capilla nos permitió admirar la bella imagen de nogal del Santo Cristo, del siglo XIV, que según la tradición sudó sangre en los momentos difíciles de la vida de San Francisco Javier, la última vez, el día de su muerte. En sus salas de museos pudimos revivir la vida de este santo jesuita. Francisco nació en el castillo propiedad de sus padres, María de Azpilicueta y Juan de Jaso el 7 de abril de 1506. Su padre era Doctor en Derecho y Presidente del Real Consejo. Su madre pertenecía a la nobleza local. Sus hermanos mayores eran Magdalena, Ana, Miguel y Juan. El castillo fue su hogar durante 19 años. De allí marcha a estudiar a la Universidad de la Sorbona en París, donde se reencuentra con Ignacio de Loyola. Con éste y otros amigos deciden fundar la Compañía de Jesús. Con el patrocinio del rey de Portugal se embarca con la tarea de evangelizar las Indias Orientales. Durante estos años realizará su labor misionera en la India, las Molucas, las Malacas, Mozambique… hasta llegar al Japón. Justo en el momento de cumplir su máxima aspiración, entrar a China para proseguir su misión evangelizadora, muere en las costas de la isla de Sancián el 3 de diciembre de 1552. Francisco de Javier fue canonizado el 12 de marzo de 1622.Hoy en día, entre otras cosas es patrón de Navarra, de varios países como Canadá y Australia, de los deportistas navarros en general y de los pelotaris del mundo en particular, patrón de la Juventud Navarra, de las Misiones, del turismo en España. Anualmente, en la primera quincena de marzo y coincidiendo con la Novena de la Gracia, Javier se convierte en la meta de peregrinación penitencial de toda Navarra con las Javieradas. Comenzamos en el zaguán cruzando la puerta principal del Castillo donde destaca un relieve de piedra con tres escudos separados por ángeles tenantes, que representan las armas familiares. Nos encaminamos a las caballerizas y descendemos al sótano, donde antaño estuvieron las bodegas.


Un fugaz recorrido de dioramas nos invita a descubrir retales de la vida del santo, y seguidamente accedemos a la planta, donde se exponen objetos del antiguo Castillo, recuerdos del Santo y una maqueta del antiguo edificio. Este museo se divide en tres secciones: historia del edificio, Javier y Navarra en la historia y la pinacoteca, donde destacan los cuadros flamencos de Maes. Finalmente, una rampa nos lleva al resto de las dependencias del Castillo.

Iniciamos la visita en la Sala de Escudos, adornada con los blasones pertenecientes a los padres de Francisco y con el árbol genealógico de su linaje. Traspasando una puerta de piedra se accede a la Sala Principal o Grande, lugar de recepción y convivencia familiar.

Desde aquí seguimos ascendiendo por la escalera de la Torre de Undués hasta llegar al Camino de Ronda, un corredor protegido, destinado a defender la fortaleza, desde cuyo matacán era habitual arrojar piedras y aceite hirviendo a los atacantes.

Dejamos a la izquierda las habitaciones de los capellanes —hoy oratorio— para acceder al núcleo primitivo del Castillo. Se trata de dos estancias que rodean a la torre del Homenaje, la construcción de este tipo más antigua de Navarra. El aposento de la derecha fue la habitación de San Francisco Javier, y el de la izquierda, es la capilla de San Miguel, la primera que tuvo el castillo.

Nos asomamos a la terraza contigua, donde apreciamos la estratégica situación del Castillo, y disfrutamos de impresionantes vistas: al norte, la sierra de Leyre; al oeste, la vega del río Aragón; al este, la frontera de Aragón; y al sur, la plaza y el término de Castellar.

 

Descendimos de nuevo hasta la planta de la torre, donde un corredor nos llevará al Vestíbulo del Castillo y la capilla del Santo Cristo. A través de una verja encontramos al Cristo de Javier, una impresionante imagen gótica del siglo XVI tallada en nogal, que según cuenta la tradición sudó sangre cuando el Santo agonizaba en Sancián. Está rodeado de un dramático fresco medieval, única representación gótica de la danza de la muerte que existe en España. Oramos como Javier.

Bajamos las escaleras que nos llevaron al patio de armas y salimos por la poterna. A nuestros pies, la escalera antigua, y a la izquierda, rompiendo con la estructura del Castillo, el muro de la Basílica construida en el s. XIX allí donde los padres de Francisco de Javier habían construido el Palacio Nuevo, lugar en el que nació el Santo.

Con varios cambios de carretera, llegamos al Castillo de Olite, construcción de carácter cortesano y militar erigida durante los siglos XIII y XIV en la localidad de Olite. Una guía nos ilustró de aquel aposento real, donde nos encontramos con los alcalaínos Antonio Gámez y José Hinojosa.  Su Palacio Real es una joya dentro de su encantador casco histórico. La guía nos ilustró en medio de un calor agobiante, con la incidencia en alguno de los miembros, de esta pequeña ciudad, de poco más de 3.000 habitantes, un entramado de robustas casonas solariegas con imponentes blasones en las fachadas, murallas romanas, arcadas góticas y bonitas iglesias. Y hasta un parador.   Muy enriquecedora fue la exposición del Palacio Real, monumento Nacional desde 1925, la antigua corte de los Reyes navarros , en uno de los castillos medievales más lujosos de Europa. Su construcción se llevó a cabo sobre una fortaleza del S.XIII, que a su vez se erigió sobre unos restos arquitectónicos romanos. En su peculiar configuración se palpa la influencia de la arquitectura francesa y de la decoración mudéjar. De esto se encargó, en el S.XV, el rey Carlos III «el Noble», quien hizo que los maestros artesanos encargados de la obra viajaran con él a Francia y a Castilla para contemplar los palacios más espléndidos del momento.

Esta abundancia económica resultó en un castillo extravagante, de estilo gótico, a base de torres, estancias, galerías, jardines y patios construidos con los más nobles materiales. En sus murallas se llegó a cultivar un jardín colgante y en sus patios habitaban aves, cisnes, jaurías de perros, leones, un camello, un lobo cerval, papagayos, búfalos y hasta una jirafa. Un palacio en el que se celebraban grandes fiestas, torneos de caballería, espectáculos artísticos y corridas de toros. El castillo de Olite, por cierto, tiene dos partes diferenciadas, el Palacio Viejo, que actualmente alberga un Parador Nacional —ocasión magnífica para saborear el gusto medieval desde la propia cama— y el Palacio Nuevo, abierto a los visitantes y que luce su aspecto actual gracias a una restauración acometida en 1937 tras el incendio provocado en la Guerra de la Independencia.

Visitamos las excavaciones,  y las cámaras reales.  en cuyo núcleo central y alrededor de las cuales se distribuye el resto del castillo. Destacan los ventanales abocinados y el patio del naranjo, al que se accede desde la cámara de la reina. Luego, las torres que  se alzan sobre las cámaras reales y de entre todas destacamos tres: la del Homenaje, la más alta y espectacular; la de las Tres Coronas, de formas caprichosas; y la de los Cuatro Vientos, desde la que antaño se asistía a los torneos y hoy en día brinda unas hermosas vistas del casco urbano y los viñedos que lo rodean. Nos gustó el pozo de hielo, en la parte sombría del castillo que servía para almacenar capas de nieve y conservar alimentos. También, los jardines: tanto el principal, a la entrada del recinto, que solía estar repleto de naranjos, como el de la Pajarera y el de la Morera. En este último encontramos una morera centenaria declarada Monumento Natural.   





















     

 Atravesamos el portal de la Torre del Chapitel y acceder a la plaza Carlos III, admiramos el ayuntamiento, tan señorial los palacios renacentistas y barrocos y, desde lejos,  la iglesia de San Pedro en la Rúa Mayor. Nos imaginamos a  Olite en pleno medievo, en un fin n de semana de agosto en que se celebran la Fiestas Medievales entre con mercaderes, artesanas, titiriteros, trovadoras, clérigos, arqueras, halconeros y malabaristas que toman las calles y las llenan de alboroto.

La guía nos ilustró con la iconografía de la Iglesia de Santa Marí la Real, unida al castillo, es un ejemplo delicadísimo del gótico en Navarra; en su interior se celebraban las ceremonias más solemnes de la corte. Precedida por un original atrio exento de arquerías góticas, en su fachada se observa la influencia de los talleres parisinos. Sus iconos y la policromía original —recuperada tras su restauración—  transportan a escenas bíblicas como la Anunciación de María, el Nacimiento de Jesús o la Huida a Egipto. Y a ambos lados de la puerta, relieves de la vida de los apóstoles enmarcados por arquerías.

Otro de sus elementos destacados es el gran rosetón del segundo arco ojival. Sus coloridos mosaicos forman patrones abstractos y geométricos que podrás apreciar mejor al entrar en la nave. En el interior, un retablo renacentista presidido por una talla gótica de la Virgen y una imagen del Cristo de la Buena Muerte, en el que se perciben el influjo de las pintura flamenca e italiana con escenas de la vida de la Virgen y de Jesús. Acerca un poco más a los tiempos gloriosos del Reyno de Navarra.

 

De allí nos dirigimos al hotel, para descansar.

 


 











DÍA TERCERO 20. DE PAMPLONA A PUENTE LA REINA







Pamplona nos despedía 
del más afamado camino,

Para acabar al mediodía,

entre copas de buen vino,

en el Puente de la Reina,

lugar de símbolo mítico.

Nos dejamos atrás el Perdón,

por ser francés el  camino,

y emprendimos el aragonés,

desde Eunate con tino.

Pues con las duros calores,

se había cerrado el postigo

de aquella ermita románica,

octogonal y vestigio

de la Orden del Temple,

por su planta de ochos picos.

Llegamos hacia Obanos,

y sellamos en su recinto,

la credencial en su iglesia,

de neogótico estilo.

Al pasar  aquella puerta,

cruce de los dos caminos,

recuperamos las fuerzas

para llegar al destino.

En el Puente de la Reina,

nos recibió un peregrino,

junto al primer albergue,

señalándonos un crucifijo,

que se albergaba en un templo,

y de lejos habían traído

unos romeros alemanes,

con janseitico estilo.

Tras entrar en Santiago,

y pasar por plaza y sitios,

de casonas y palacios, 

y un muy  antiguo silo,

que aquí se llama el Vínculo,

llegamos al puente supino,

en cuya urna de arcada

 un pájaro canta su trino.

para limpiarle a la Virgen

su manto y dejarlo limpio.

Nos dirigimos a Estella,

donde en ella recorrimos

calles, casonas y palacios,

  y puente de arco  supino,

sin olvidar a San Pedro,

el Palacio Real y el carlismo.

ni dejar al Santo Sepulcro

en visita del olvido.

Buenas viandas nos dieron

 y María Luisa  nos cominó

a visitar el monasterio

de Irache benedictino.

Manolo y Pedro fueron

a probar agua y vino,

en una fuente romera,

do no quedaba ya el tinto.

Al caer tórrida tarde,

en bus juntos recorrimos

las últimas tres etapas,

con peculiar estilo,

divisando las veredas

y ciudades del camino,

entre el pantano de Yesa,

y, como último destinos,

otro Puente de la Reina,

del Aragón como río.

 

 

 

A las ocho del día  20 emprendimos la ruta desde  Santa María de Eunate al Puente La Reina tras el desayuno. En la etapa de hoy abandonamos Pamplona a través de campos de girasoles y bosques de hayas y robles en dirección a Puente la Reina en autobús. Elegimos el tramo  del camino final de la parte aragonesa, y no el de la Sierra del Perdón que se divisa por la carretera y autobús.  Bajamos del bus y emprendimos nuestra etapa a pie  hoy en Santa María de Eunate,  iglesia románica de planta octogonal, joya del románico, para ir caminando hasta el Puente La Reina, punto donde convergen las dos importantes rutas jacobeas, el camino francés (que proviene de Roncesvalles, en Navarra) y el camino aragonés (procedente de Somport y Canfranc. -8 kms.  Comenzamos la etapa desde la Plaza del Ayuntamiento y despedimos Pamplona con destino Puente la Reina cruzando el puente medieval de Azella, que salva el río Sadar. 

Tras divisar el Alto del Perdón, que no llevamos a cabo por las inclemencias de un tiempo muy soleado y caluroso, donde en otra ocasión ascendimos y contemplamos la llegada de los peregrinos del camino francés. Y bajamos hasta Uterga, donde encontramos a la receptora del albergue Ana Calvo, de origen mureño, y seguimos a Muruzabal y contemplamos su ermita y palacio.  Cogimos la ruta aragonesa y  encontramos  desvío a la maravillosa ermita románica de Santa María de Eunate, a costa de alargar la etapa 3,2 km. Le damos tres vueltas peregrinas y hacemos músculo para proseguir, porque se encontraba cerrada la ermita. Llegamos a Óbanos, donde se conmemora anualmente el Misterio de Obanos, que es Fiesta de Interés Turístico Nacional. Visitamos  la iglesia de San Bautista, restaurada en 2007, re construida en el año 1921 en un estilo neogótico para reemplazar la originaria (del siglo XIV), que estaba en mal estado y no fue suficiente para contener muchos de los fieles del lugar. Esta Iglesia antigua se han mantenido algunos elementos interesantes como la puerta, los arcos elegantes del pórtico y la torre imponente. La plaza que le acompaña (Plaza de los Fueros), es toda una hermosa leyenda, popularmente es conocida como "Misterio de Obanos" La obra, cuya representación corre a cargo de los propios habitantes de Obanos, la cual ha sido declarada de Interés Turístico Nacional. Está en el tramo navarro del Camino de Santiago en España. Es realmente admirable y elocuente el crucifijo que se encuentra en el centro de esa plaza. 

Nos despedimos `por la Puerta de Obanos, del  siglo XIX, que  es un arco de medio punto que luce un blasón del siglo XIX.
Se encuentra situado en el centro del pueblo, junto a la iglesia y varias casas de cantería o ladrillo de gran interés histórico. Se encuentra situado en el centro del pueblo, junto a la iglesia y varias casas de cantería o ladrillo de gran interés histórico.

Continuamos el último tramo descendiendo hasta la carretera que la cruzamos y  por la vereda del río Robo, llegamos  hasta Puente de la Reina.

Se acortó la etapa por el inmenso calor. El fin de etapa nos llevaba a uno de los grandes pueblos del Camino Francés, Puente de la Reina cuyo nombre tiene su origen en el puente medieval construido por una reina navarra para salvar el paso de los peregrinos y que tiene gran vinculación con la Orden del Temple. Atravesamos el pueblo de Este a Oeste,  de Este a Oeste, siguiendo la ruta jacobea por las calles Crucifijo y Mayor. Contemplamos  la estatua del peregrino, antes de la llegada al pueblo, en la antigua carretera a Pamplona, en el cruce con la carretera a Campanas, desde donde llega el camino que procede de Somport. Nos detuvimos en albergue.  Lo primero que topamos en el pueblo Iglesia del Crucifijo. iglesia románica de finales del siglo XII, situada junto al actual albergue y al antiguo hospital de peregrinos, hoy día colegio de los Padres Reparadores. Esta iglesia es el inicio del eje que atraviesa Puente la Reina/Gares de Este a Oeste, siguiendo el Camino de Santiago, crucifijo regalo de unos peregrinos alamanes, de corte jansenista. Nos damos con unos torreones de entrada a la Calle Mayor, al terminar la Calle Crucifijo, por donde  el Camino de Santiago se ve atravesado por la antigua carretera Pamplona-Logroño. Justo al otro lado de la carretera iniciamos  la Calle Mayor, flanqueada por sendos torreones que marcan el lugar de entrada a la zona de Puente la Reina/Gares que durante la edad media estuvo amurallada. Llegamos a la iglesia de Santiago (finales del siglo XII). Se trata de una iglesia parroquial de grandes proporciones que fue rehabilitada en el siglo XVI, mientras que en el interior los retablos, lienzos, tibores y otros elementos ornamentales son, sobre todo, del siglo XVIII. Miramos el  convento de los Trinitarios (siglo XIII, ampliado en el XVI y reformado en el XVIII). Justo frente a la iglesia de Santiago se encuentra este convento que, con la desamortización de Mendizabal, a mediados del siglo XIX, pasó a propiedad del Ayuntamiento. Hoy día es propiedad particular. En su fachada, remodelada en el siglo XVIII, podemos contemplar algún elemento decorativo bastante deteriorado. Nos detenemos observando las Casas palaciegas. A lo largo de la Calle Mayor contemplamos un buen número de casas con portadas medievales y renacentistas y fachadas barrocas. Una importante colección de casas palaciegas que hacen de la Calle Mayor un marco incomparable.

En la Plaza Julián Mena, observamos  la «Casa de los Cubiertos» (siglo XVII) y estaba preparada para un acontecimiento taurino, en cuyas barreras nos fotografiamos. . La plaza mayor de Puente la Reina/Gares, sin duda una de las más bellas de Navarra, cuenta con un edificio con una galería porticada que actualmente es la sede del Ayuntamiento. Por la calle Mayor seguimos contemplando el acceso de  calles paralelas en torno al Camino (Calle Mayor). Estas largas calles se comunican entre sí con estrechas belenas que dan a la villa un sabor medieval innegable. Pocos metros después de pasar la plaza, a la derecha se abre una de las belenas más bonitas de Puente. Entramos en la Casa del Vínculo. Junto al puente románico se eleva un precioso edificio, recientemente restaurado, sede de la Oficina de Turismo y Sala de exposiciones. Era el antiguo Pósito de la ciudad,. Y ya tras tomar bebidas refrescantes , llegamos al  Puente románico (siglo XI). Auténtico icono de Puente la Reina/Gares, el puente románico es conocido en todo el mundo. Se trata de un puente de siete arcos, uno de ellos (en el arranque del puente desde la Calle Mayor) bajo tierra. Junto al puente, en el lado norte, se encuentra uno de los rincones más bonitos de Gares, en la bajada hacia el río. Junto al río , tomamos el bus y nos dirigimos a Estella. La visitamos. Lizarra o Estella,  conocida en el siglo XV como «Estella la bella» y que en la actualidad sigue haciendo honor a este nombre.  Una ciudad representada en su escudo con una estrella de ocho puntas, la misma estrella de la Vía Láctea que guiaba a los peregrinos en su caminar. Se palpaba su ambiente jacobeo por todas partes; peregrinos, símbolos, puentes, iglesias y palacios por doquier como el palacio de los Eguía (XVI), sede de la actual biblioteca, la mansión señorial de los Ruiz de Alda (XVII), la casa Fray Diego,  casa de cultura de la ciudad, el palacio del Gobernador (XVII), actual Museo del Carlismo, y una serie de antiguos arcos góticos que daban entrada a tiendas y hospederías jacobeas.. De ahí que la apoden "La Toledo del Norte". Además, su judería -fue la tercera en importancia después de las aljamas de Tudela y Pamplona-, envuelve toda la ciudad. Por eso también forma parte de la Red de Juderías de España - Caminos de Sefarad.
































Esta ciudad del Ega, poblada desde tiempos inmemoriales, experimentó un desarrollo urbanístico espectacular gracias al Camino de Santiago. Con sus  tres burgos diferenciados, más sus juderías, recuerda a la misma estructura dividida por murallas de Pamplona. Hoy en día es una ciudad llena de vida, turística y que hace de nexo entre el Parque Natural de Urbasa-Andia y la Ribera de Tierra Estella. Llegamos a la  estación de autobuses, atravesamos varios  puentes  hasta  el Palacio de los Reyes de Navarra o los duques de Granada del Ega: En la coqueta plaza de San Martín se alza este Palacio de los Reyes de Navarra, uno de los pocos ejemplos del románico civil de Navarra que fue declarado Monumento Nacional en 1931.Es del siglo XII y tiene una bella y armoniosa fachada, articulada en tres cuerpos; en el inferior presenta una galería de robustos arcos de medio punto, y en el superior, grandes ventanales, divididos por cuatro arquillos apoyados en finas columnas con capitel. Observarás además dos torreones, y en las columnas de los extremos dos capiteles historiados, uno de los cuales representa la lucha de Roldán y el gigante Ferragut. Una joyita que bien merece un alto en el paseo. Tras la restauración realizada en 1975, el palacio se convirtió en sede del Museo del pintor Gustavo de Maeztu.

Iglesia de San Pedro de la Rúa, encaramada en un alto desde el que domina la ciudad, este templo nos recibe con un bello pórtico del siglo XIII, de arcos lobulados de influencia árabe y rica ornamentación, una imponente torre, y un interior que alberga entre otros, la capilla barroca de San Andrés, patrón de la ciudad, y un claustro del siglo XII, que está considerado uno de los conjuntos de mayor riqueza escultórica del románico navarro. Y no pases por alto un capricho excepcional de una de las crujías de este claustro, que se repite en El Burgo de Osma y en Santo Domingo de Silos: las cuatro columnas torsas entrelazadas en las que se apoya la arquería central.

































    Desde lejos contemplamos la iglesia de San Miguel con portada Norte románica dónde trabajaron tres talleres escultóricos e interior;  la Iglesia de Santa María Jus del Castillo, centro de interpretación del románico construido sobre la primera sinagoga,  Iglesia de San Juan Bautista: de origen románico y con un retablo renacentista con más de 50 figuras, la Casa principal de los Eguía: palacio  y renacentista y  actual biblioteca, Antiguo Ayuntamiento y edificio barroco en cuyo interior n el interior se encuentran la Oficina de Turismo y el Centro de Interpretación de Estella-Lizarra.

No nos dio tiempo a  visitar el Museo del Carlismo: edificio Herreriano. Antiguo palacio del Gobernador, actual museo de historia del Carlismo NI  la Basílica del Puy: edificio moderno de estilo neogótico diseñado por el arquitecto navarro Víctor Eúsa. Conserva una imagen gótica de la Virgen del Puy, desde ahí podrás ver preciosas vistas sobre la ciudad. Pero subimos al antiguo puente elevado de piedra, en reconstrucción. No nos perdimos la  iglesia del Santo Sepulcro,  ni el edificio de la Estación (1927) que fue estación del ferrocarril de vía estrecha, para pasar a ser actualmente la estación de autobuses.

Comentamos el l Parque de los Llanos situado en el meandro formado por el río Ega, es el pulmón de la ciudad y un lujo pasear entre sus árboles y zonas verdes.  La Ruta del Zumaque lleva el nombre de un arbusto que llegó de Oriente y que su color rojo intenso solo se puede observar algunas semanas de otoño. Un paseo que combina campo y ciudad y que tiene mucha historia, Probamos  la cerveza artesana rhus, cuyo ingrediente principal es esta planta.

         Comprobamos que Estella-Lizarra es la típica "Ciudad del Camino", ya que surgió como consecuencia del borbor comercial que la ruta jacobea generaba a su paso. Por eso no es de extrañar también, que el barrio de San Pedro, el primero por el que entramos como  peregrinos, se llenaba de artesanos, hospederías, monumentos civiles y religiosos.

 Terminada esta visita nos dirigimos al hostal María Luisa, donde comimos.  Por  la tarde visitamos  el impresionante monasterio de Santa María de Irache para visitar su impresionante monasterio. Construido al abrigo de Montejurra, en Ayegui, rodeado de viñedos, el Monasterio de Irache se nos presenta como una inmensa mole de edificaciones medievales, renacentistas y barrocas.

Hospital de peregrinos, universidad, hospital de guerra y colegio de religiosos. Estas son las distintas funciones que el Monasterio de Iratxe ha ido albergando a lo largo de la historia y que le han convertido en uno de los conjuntos monumentales más importantes de Navarra. Su localización en el Camino de Santiago, en las proximidades de Estella, le hacen ser parada obligada de peregrinos y amigos de la Ruta Jacobea, a este monasterio que los benedictinos que comenzaron a construir en la segunda mitad del siglo XI sobre otro anterior del siglo VIII. El monasterio benedictino de Irache se documenta ya en el 958 y va engrandeciéndose favorecido por su emplazamiento próximo a la ciudad de Estella, el Camino de Santiago y la protección de la Corona de Navarra. Fue el primer hospital de peregrinos de Navarra -hasta un siglo más tarde no se construyó el hospital de Roncesvalles-.

Levantado a instancias del rey García el de Nájera en el s. XI, su época de esplendor coincidió con los años en los que fue abad San Veremundo (1056-1098), de quien se dice que era tan generoso con los pobres que les llevaba alimentos escondidos bajo el hábito. Cuando sus hermanos de congregación se lo reprochaban, se levantaba el hábito y en lugar de pan aparecían rosas o astillas de madera para calentar a los mendigos.

Su esplendor dura hasta el siglo XII, al construirse el gran templo abacial de cabecera románica y cuerpo cisterciense. En el siglo XVI floreció al incorporarse este cenobio a la congregación de San Benito de Valladolid, construyéndose entonces el claustro plateresco, según la traza de Martín de Oyarzábal, y la Puerta Especiosa, concebida por Juan de Aguirre.

En 1615 se fundó en él una Universidad. Sucesivamente fue hospital de sangre (Guerras Carlistas) y colegio de religiosos. El monasterio, construido bajo la advocación de Santa María la Real, siempre estuvo habitado, lo que permitió que se conservase en muy buen estado; pero, en 1985, la escasez de vocaciones provocó la marcha de los frailes y, desde entonces, ha estado deshabitado. El conjunto albergó una Universidad entre 1569 y 1824.

El recorrido por la iglesia románica (s. XII), el claustro plateresco, la torre de estilo herreriano y otras dependencias construidas entre los s. XVI-XIX nos permitieron conocer la historia de este conjunto monumental deshabitado desde 1985, debido a la ausencia de vocaciones y a la marcha de los frailes.

De todo el conjunto sorprende el templo románico, iniciado en el s. XII sobre los restos de una iglesia prerrománica anterior. Tiene planta de cruz latina y tres ábsides semicirculares, testigos de la primitiva construcción, y de ellos destaca el central por una cornisa perfectamente conservada y adornada con animales.

Al templo se puede entrar por dos portadas románicas, la de San Pedro y la portada principal, talladas con motivos historiados; pero también nos detuvimos  ante la puerta Preciosa, que comunica el claustro plateresco con la iglesia y que contiene las imágenes del Salvador y de María.

La sacristía monacal (s. XVI), la sala capitular con bóveda nervada, y un amplio edificio de principios del s. XVII, de estilo herreriano, que albergó la Universidad de Iratxe, son otras dependencias que debe visitar con detenimiento.

Durante siglos cobijó la imagen de Nuestra Señora de Irache (s. XII), uno de los más bellos ejemplos de la imaginería mariana románica de Navarra. Es de madera, de un metro de altura y recubierta por una chapa de plata, excepto la cara y las manos. Hoy, está en la iglesia de Dicastillo, a unos 10 kilómetros al sur de Ayegui, donde se guarda desde hace un siglo.

El acceso al monasterio es gratuito. Visitamos, junto al monasterio, una fuente que por un caño mana agua y por el otro vino, con la que se pretende saciar la sed y alegrar el camino a los peregrinos del Camino de Santiago. La fuente es propiedad de las Bodegas Irache, ubicadas junto al monasterio y que pueden ser recorridas en visita guiada.

Tomamos el bus y nos dirigimos hacia Jaca. Por el camino aragonés contemplando desde la lejanía el sendero  y las ciudades. Las últimas etapas hasta el Puente de la Reina, la tercera y la cuarta las recorrimos en autobús en otros viajes, visitando Sangüenza, e, incluso, Sos del Rey Católico..

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II RUTA ARAGONESA

El Camino Aragonés, es uno de los tramos del Camino Francés, y parte del Puerto de Somport (Huesca). Existen un total de cuatro vías de peregrinaje que parten de Francia para llegar a la provincia de Galicia y abrazar al Apóstol. De esas vías tres de ellas se cruzan en Roncesvalles, exceptuando esta. Se dice que este Camino se une con el resto en el Puente de la Reina, pero realmente junto al Camino Navarro, se hacen uno sólo se unen en la ermita de San Salvador, en la población de Óbanos.


























Esta ruta cuenta con un total de 170 kilómetros recorriendo las provincias de Huesca, Zaragoza y Navarra hasta unirse con el Camino Navarro. Desde ese punto compartirá la ruta francesa. Durante seis etapas, el peregrino podrá recorrer una de las cuatro sendas jacobeas que ya era utilizada por los peregrinos de la Edad Media la Vía Tolosana. Parte de la localidad francesa de Arlés hasta el puerto de Somport, tratándose de la ruta jacobea más meridional de las cuatro que llegan hasta la Península.

El Camino Aragonés no es el más antiguo que existe. Posiblemente data del siglo XI, cuando los primeros reyes de Aragón decidieron reconstruir y mejorar a red de comunicaciones de su territorio. Repararon vías romanas, construyeron puentes, así como albergues y baños en las rutas principales. El cambio fue impulsado por la llegada de peregrinos y viajeros al puerto de Somport. Era una red de carreteras y caminos con ramificaciones provenientes de zonas de Francia, Inglaterra, Italia, etc. La aparición de reliquias de carácter religioso hizo que aumentara el número de monasterios y santuarios. Esto hizo que se crearan nuevas rutas para aquellos peregrinos que tenían interés en acceder a las iglesias y poder contemplar los milagros del Camino de Santiago.

Desde Somport (Summo Portu de los romanos) el "camino histórico" atravesaba Canfranc y Jaca, a la que Ramiro I convirtió en capital del Reino de Aragón en el año 1035. De hecho, la existencia de la catedral románica de Jaca sólo se explica por la importancia de la ruta jacobea y por la necesidad de dotar de un ostentoso poder religioso a la recién fundada ciudad de Sancho Ramírez.

Nada más traspasar el puerto se encuentran los restos del hospital de Santa Cristina de Somport, lugar de parada, acogida y reposición de fuerzas por parte de los peregrinos, situándose muy cerca los maravillosos espacios naturales de Aspe, Rioseta, Canal Roya, el pico de Anayet o el barranco de Izas.

El Summus Portus fue paso natural de ejércitos y caminantes a lo largo de la historia. El Hospital de Santa Cristina de Somport, uno de los tres más importantes de la cristiandad, ilustra el importante tráfico de viajeros que soportó la ruta aragonesa a lo largo de los siglos.

“Tres son particularmente las columnas, de extraordinaria utilidad, que el Señor estableció en este mundo para sostenimiento de sus pobres, a saber, el hospital de Jerusalén, el hospital de Mont-Joux (Gran San Bernardo), y el hospital de Santa Cristina, en el Somport”.

Así se establece en el Liber peregrinationis del Códice Calixtino (siglo XII). Su autor, el francés Aymeric Picaud, añade: “Están situados estos hospitales en puntos de verdadera necesidad; se trata de lugares santos, templos de Dios, lugar de recuperación para los bienaventurados peregrinos, descanso para los necesitados, alivio para los enfermos, salvación de los muertos y auxilio para los vivos”.

El camino continúa por Canfranc-pueblo, en el que subsiste -a pesar del incendio que sufrió en los años cuarenta del pasado siglo- su trazado medieval, su iglesia del XVI y su medieval puente de peregrinos.

El siguiente hito en el camino es Villanúa, cuya imagen se fusiona con la majestuosidad que le imprime Peña Collarada, en cuyas tierras hay que apreciar sus tres dólmenes o su virgen románica.

A escasos metros de la anterior se ubica el caserío de Aruej, con pequeña iglesia románica del XII y torreón defensivo de fines del XV.

Así se llega a Castiello de Jaca, no sin antes tener la posibilidad de acercarse hasta el medieval cenobio de San Adrián de Sasabe, como también es posible aproximarse desde la misma población al también monasterio de Santa María de Iguácel, de los que en ambos casos subsisten sus respectivas y destacadas iglesias.

El camino está ya a las puertas de Jaca, capital de esta zona y centro neurálgico entonces y ahora, con su catedral del siglo XI, su Ciudadela del XVI y tantas otras construcciones de interés, como el hospital de peregrinos que se encuentra en su casco histórico.

La construcción de la Catedral de Jaca se inició en 1076. Es la primera gran construcción románica de la península y marcó las bases de un estilo - el románico jaqués- de notable difusión dentro y fuera del Reino de Aragón, a lo largo del Camino de Santiago. En Jaca los peregrinos pueden recoger su credencial, para lo que es preceptivo el paso por la iglesia de Santiago, en el casco histórico.

Poco a poco va quedando esta población a las espaldas y se pasa por los cruces que conducen a Atarés y su torre bajomedieval, o a Santa Cruz de la Serós, núcleo con grandes atractivos, tanto en lo que se refiere a su arquitectura tradicional como a sus dos iglesias románicas: San Caprasio, según los gustos de la escuela lombarda, y Santa María, magnífico iglesia del otrora monasterio en la que sobresale su portada, su espectacular torre o su retablo gótico. Desvío éste por el que se accede a San Juan de la Peña, cuyas diversas partes se hallan cobijadas bajo la roca: sus dos iglesias -la inferior con pinturas románicas-, la Sala de Concilios, el claustro con bellos capiteles o los panteones reales y de nobles.

A partir del siglo XVI a causa de una serie de acontecimientos provocaron una bajada bastante notoria en la afluencia de peregrinos en esta ruta. Entre los acontecimientos que pudieron lo provocaron están los desacuerdos entre Europa y España por motivos religiosos. A causa de la militarización que supuso este conflicto las rutas estaban mucho más vigiladas y los peregrinos buscaron alternativas. Este Camino quedó obsoleto y algo en el olvido.

El Camino Aragonés no es un itinerario fácil, puesto que además de no poder recorrerse en cualquier época del año. En invierno, más bien en los meses de noviembre hasta principios de abril no podemos escapar de las continuas nevadas puesto que atravesaremos los Pirineos. En los meses restantes la temperatura es mucho más agradable, pero hay épocas en las que la ruta andando se hará bastante dura ya que las sombras escasean.

El acceso al punto de origen para comenzar el Camino es algo que no nos causará problema puesto que se puede hacer directamente en autobús desde Jaca. Será el primer día de un itinerario  hasta unirnos con el Camino Francés.

DÍA CUARTO . DÍA 21 .DE JACA A SOMPORT – ESTACIÓN DE CANFRANC  

Comenzamos el  camino,

 Somport, como primer puerto,

la Virgen del Pilar bendijo

a todo el grupo romero,

Francia estaba a las espaldas,

por tierras de Batmala y Miqueu,

Olorón, Pau y Rebenac,

 amigos de nuestros abuelos.

Una seña nos marcaba

más que camino un sendero,

con vallas en pasos iniciales,

y, luego entre arbustos pirineos.

topamos con el Hospital

De Santa Cristina en cimientos,

el segundo del camino,

con Candanchú en el trasero,

enre Roseta y Puente Ruso,

Gran Coll de Ladrones

y torre de Fusileros,

Por el Puente Peregrino

un paisaje de hayedos,

Cruzamos puentes y ríos,

hasta llegar entre hierros,

A la estación de Canfranc,

a unos ocho Kilómetros.

Sin aire fresco  en el bus,

Y en un día caluriento,

dejamos para otra fecha,

Canfranc, villa y Pueblo,

para dirigirnos a Jaca,

i comer plato de lentejas

cercano a un regimiento.

Por la tarde, se paliaron

aquellos de calor vientos,

con un baño en la piscina

del deportivo aposento.

 

















 

Tras el desayuno. partimos del puerto de Somport, hasta la estación de Canfranc. En el Puerto del Somport, encontramos la capilla de la Virgen del Pilar que acompañada por la figura de un peregrino nos marcaron el inicio del Camino. Justamente en el margen izquierdo de la N330 encontramos  la señal que marca el paso del Camino Francés y posamos.

En el camino nos encontramos, siguiendo este trazado,  y llegamos hasta las ruinas del Hospital de Santa Cristina, justo antes de la llegada a Candanchú.que llegó a ser uno de los tres hospitales más famosos, junto a los de Jerusalén y Roma. En la Edad Media, este era uno de los grandes centros de acogida de caminantes que terminó de levantarse en 1078 y vivió su mayor esplendor en los siglos XII y XIII, cuando llegó a tener varias delegaciones. En el Códice Calixtino, la guía del peregrino medieval, el clérigo Aymerich Picaud lo califica junto a los de Jerusalén y Roma como uno de los tres hospitales del mundo de mayor importancia. Por una vereda de ganado, las pasamos canutas  hasta llegar a un lugar donde se produjeron los primeros retiros. El itinerario histórico recuperado en 2009 conduce por la margen derecha del río Aragón hasta justo antes de Canfranc Estación, salvo alguna pequeña incursión por la izquierda. La erosión se ha encargado de modelar un apacible paisaje en el que, a esta altura del camino, se cuelan las edificaciones de la estación de esquí de Candanchú, la más antigua de España.

El peregrino deja el castillo de Candanchú a la derecha subido a un peñón aislado de 1.565 metros de altitud donde se levantó en el siglo XIII. Cumplió su misión defensiva y de cobro de impuestos aduaneros hasta bien entrado el siglo XVI. Hoy queda el rastro de la planta y el alzado de su muralla occidental.

Enseguida aparece el puente de Castellar, más conocido como el del Ruso, muy próximo a la carretera. Hubo algunalgunas bajas en este duro trayecto en medio de un camino y senda de ganado. A partir de aquí, las rocas calizas y areniscas complican la vida a los peregrinos que recorren el camino en BTT, que tienen la opción de continuar por el asfalto. Los demás deben seguir las señalizaciones que sugieren atravesar la carretera, el barranco de Rioseta y sumergirse en una senda algo abrupta que atraviesa un precioso bosque y pasa junto a algún que otro búnker.

Camino de Canfranc

El Coll de Ladrones se levantó a finales del siglo XIX sobre otro más antiguo para defender este valle fronterizo. Mimetizados con el entorno se alzan dos edificios revestidos de piedra del país. Había horno de pan, cuadra, cisterna y una escalera interior de trescientos sesenta y cinco escalones que conducía hacia una galería secreta de huida. Excavadas en la roca, las defensas artilleras ocupan cuatro bocas orientadas al norte a las que hay que sumar el polvorín. Abandonado en 1961, ha recuperado su esplendor.

La ruta continúa por el antiguo poblado de Arañones, hoy Canfranc Estación. Desde el puente de Roldán hay señalizadas dos posibilidades. La de la izquierda que discurre por el Paseo de los Melancólicos que es tranquilo y bellísimo, sobre todo, en otoño y se ajusta más al trazado original. Y la de la derecha que atraviesa el centro del pueblo y es perfecta para los que necesitan comprar algo.

La iglesia de Canfranc Estación se levantó en 1969 y lleva la firma del arquitecto, urbanista y pintor, Miguel Fisac. El camino original reposa bajo la gran estación internacional que se levantó para unir España y Francia por ferrocarril a través del Pirineo Central.







Canfranc Estación.  Llegamos el cruce junta a Rioseta, Puente Ruso, encontrándonos con algún que otro bunquer, el Coll de Ladrones, o torre de Fusileros, Puente del Peregrino a estación de Canfrán. 7,3km en medio de un bosque y unas vistas de antiguos glaciares y estaciones de esquí.

Nos quedamos ante las adversidades de tiempo, tan caluroso en la Estación y dejamos planeados que confluían a la salida de Canfranc Estación en el puente de Secrás. Se entraba  en escena el moderno túnel carretero de Somport de ocho kilómetros que se estrenó en enero de 2003 para unir los valles de Canfranc y Aspe. La ruta jacobea pasa justo por delante de la boca del túnel así que los peregrinos tienen que ir con mucha precaución aquí y en los próximos quinientos metros. En este tramo, se vuelve a atravesar otro túnel camino de Jaca.










A la salida el trazado desciende hasta el fondo del río Aragón con, de nuevo, dos posibilidades. La de la derecha es menos recomendable a pesar de que sigue por el camino casi original y se asoma a la Torreta de Fusileros que se levantó en el siglo XIX para prevenir posibles ataques. La otra opción va por la orilla izquierda del río hasta el puente de Arriba de Canfranc Pueblo. El trazado histórico jacobeo desapareció bajo la nacional 330 pero los peregrinos tienen ocasión de conocer el tradicional camino de las Porciocas o Porcieucas que se extiende entre bellos prados de hierba y pequeñas fincas que cultivaban los vecinos. El que elige este trazado se sumerge en el ambiente que se vivía en la ruta original.

A Canfranc pueblo se entra por el puente de Arriba, de origen medieval, aunque remodelado en el siglo XX. Canfranc nació en torno al viejo Camino de Francia y en él se conservan algunos tramos históricos, recuerdos y bienes como la parroquial de la Asunción del siglo XVI que custodia cuatro bellos retablos barrocos en sus capillas laterales. Aupados sobre una roca quedan los restos del antiguo castillo ampliado por Tiburcio Spannocchi en 1592. Es el mismo ingeniero que levantó la torre de La Espelunca sobre el propio Camino de Santiago que discurría bajo el pasadizo abovedado de la construcción defensiva. También merecen una visita la torre de Aznar Palacín o el conjunto monumental de La Trinidad fundado por el comerciante Don Blasco de Les en el siglo XVI para atender a pobres y peregrinos.

El primitivo Canfranc cumplía las funciones de vigilancia, control fronterizo y aduanero. Era Campo de Francos, un lugar donde los pobladores no pagaban impuestos y se les perdonaban las deudas que tuvieran con la Justicia. A cambio, se ocupaban de la limpieza y mantenimiento de la ruta jacobea, ofrecían seguridad, alojamiento, comida y atención a los viajeros. El comercio se extendía a lo largo de la calle Albareda donde algunas casas conservan amplios ventanales que se utilizaban como escaparates.

De Canfranc se sale cruzando el puente de Abajo, del Cementerio o de la Trinidad. Medieval, reconstruido en 1599, su silueta es una de las más preciadas del Camino de Santiago.

 

Comimos en Jaca, lentejas y carne, junto a la ciudadela. Y se averió el  bus de Contreras de modo que por la tarde se dedicó al baño en el hotel de Badaguás.

 

DÍA QUINTO  DÍA 22. TORLA -  BROTO

Segundo día aragonés,

cambiamos rumbo de ruta,

en vez de marear un círculo.

El calor nos hizo pupa,

y bajamos, en unico rumbo,

 de Torla a Brotos,  camino

recorrido en conjunto,

y ofertando la subida,

a los valientes segundos.

Todos se fueron a la cascada,

Ansiosos  y furibundos,

de comer el rico ternasco

símbolo del dios garrufo.

Por la tarde, con Santiago,

y Escartín por vehículo,

nos adentramos en Los Mallos,

viéndolo co n  muchos angulos.

Bello regreso a Jaca,

 entre pantanos  profundos,

valles, montes y poblados,

hasta llegar muy seguros

al Puente de la Reina

cerca de Jaca y sus muros.

Desayunamos  y nos dirigimos a la ciudad de Torla, donde visitamos la iglesia y sus casas de bello paraje rural.  Siguiendo el curso del rio Ara, desde una altura de 1.025 m. Bajamos a 888 m y recorrimos 7,38 km. Pretendíamos una preciosa y cómoda ruta circular, que sale de Broto, pero quedó en un ramal de bajada de Torla a Broto, Desde el Centro de Visitantes , otro camino vecinal nos hizo descender de nuevo hasta el río Ara. Desde allí, tras cruzar el puente del Gualar, (o Bolar), pasamos a la margen izquierda y seguimos a través de una senda, unos 400 mts. aprox., no siempre bien definida por la vegetación que puede cubrir y tapar el camino. Este tramo de senda, a orillas del río, es uno de los más atractivos de la ruta.


En el km. 3,8 aprox. del recorrido la senda enlaza con una pista más ancha, perfectamente definida hasta el km. 5, aprox. en que, de nuevo, retomamos una senda, Esta continúa con una fuerte subida hasta la cota máxima, (1.025 mts.) y, inmediatamente, sigue un fuerte descenso, no problemático, pero con el que hay que ir con precaución, hasta llegar de nuevo a Broto. Se visitaron la cascada próxima y se ofreció la posibilidad de completar el tramo total, remontando la margen derecha del Río Ara, (quedando el río a nuestra derecha), para llegar a Torla. El primer tramo, hasta Torla, es en realidad el sendero GR 15.2, que es una corto tramo del sendero más largo, GR.15, que une la población de Broto con Torla y sigue hasta el Puente de los Navarros, para enlazar con el GR-11 y entrar en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido al inicio del camino de Turieto Bajo.

La ruta se inicia en el puente sobre el río Ara, en la carretera N-260, y tras descender las escaleras que llevan al lado del mismo, remonta la margen derecha siguiendo una pista agrícola, perfectamente adoquinada, siempre al lado del río. Tras 1 km. aprox. finaliza la pista, y la ruta sigue por un camino de herradura, deja la orilla y asciende entre setos de avellanos y fresnos hasta llegar al Centro de Visitantes del P.N. de Ordesa, a la entrada de Torla. Todo este tramo del recorrido, hasta Torla, está jalonado con diferentes paneles temáticos didácticos que nos informan sobre las especies naturales del entorno, tanto de flora como de fauna.
Sin embargo,  pudimos ver en bus al día siguiente el puente ente románico de Los Navarros, la famosísima Ferrata K-3 de la impresionante cascada de agua del Sorrosal, con amplísimas vistas de los acantilados de montes de Ordesa y Monte Perdido

























Almorzamos en un restaurante de paso el famoso ternasco. Por la tarde visitamos el castillo de Loarre con un clima tórrido aliviado por la altura. Un guía nos ilustró del castillo de Loarre fundado por el gran monarca Sancho III el Mayor y es una verdadera joya de la arquitectura civil y militar de la época. Ha servido en numerosas ocasiones como escenario de películas, entre otras, ‘El Reino de los Cielos’, de Ridley Scott. 

Levantado en un espolón rocoso a 1071 metros de altitud, defendió la línea fronteriza del Reino de Aragón y fue pieza clave para el rey Sancho III el Mayor en la reconquista cristiana de esta tierra a los musulmanes.

Desde su posición se tiene un control sobre toda la llanura de la Hoya de Huesca y en particular sobre Bolea, principal plaza musulmana de la zona y que controlaba las ricas tierras agrícolas de la llanura.

Comprueba tú mismo lo bien conservadas que están las torres del homenaje y de la reina. Ya en el interior, la iglesia de Santa María, de influencia jaquesa, muestra una gran variedad ornamental en sus capiteles. Bajo la iglesia podrás ver la cripta cubierta con bóveda de cañón.

Destacan la pequeña capilla, la cripta de santa Quiteria, situada a la entrada y la majestuosa iglesia del castillo, en la que destaca la cúpula por lo poco habitual que es en el románico.

Con un chofer aragonés de la compañía Escartín Alfonso regresamos a Jaca por la carretera que pasaba por los Mallos de Riglos, estas extraordinarias formaciones geológicas de color rojizo características de la Hoya de Huesca. Los mallos del Prepirineo aragonés están protegidos bajo la figura Monumento Natural de los Mallos de Riglos, Aguero y Peña Rueba. Fueron levantados por la orogenia alpina, iniciada hace unos 65 millones de años, cuando se formaron los Pirineos. La posterior erosión del agua los ha ido aislando y modelando, dando lugar a las actuales paredes rocosas gigantes que se reparten por la cara sur de las sierras exteriores del Prepirineo. Gracias al chofer del lugar recorrimos otros mallos de Riglos, situados a orillas del río Gállego y junto a la localidad del mismo nombre, son los más famosos, pero en esta misma zona pasamos por  los de Agüero, Vadiello, Murillo de Gállego y el Salto de Roldán, entre otros. Sobre sus cimas redondeadas vuelan constantemente buitres y otras aves rapaces. Avistarlas es otro de los encantos de este territorio envuelto en leyendas que, en la actualidad, se han convertido en referente para escaladores de todo el mundo. Sólo en Riglos se han marcado unas 200 vías de escalada, la mayoría de elevada dificultad.

Diversos itinerarios senderistas recorren estas impresionantes moles que llegan a alcanzar los 300 metros de altura. Te recomendamos el Riglos. Enseguida, en el mismo vial, aparece Santa Cilia, donde destaca asimismo su iglesia barroca, decorado su interior con pinturas murales y retablos de dicho estilo, junto a la cual se levanta el Palacio del Priorato, un edificio con bella ventana gótica y airosa chimenea troncocónica. Y allí, al poco de recorrer unos escasos kilómetros más, aparece el citado cruce de caminos que es la aragonesa Puente la Reina. Aquí, arranca el ramal de la margen derecha, por Berdún, y el de la izquierda, que discurre por los pueblos de Martes -iglesia y soberbio palacio de época moderna-, Mianos y Artieda -en ambos destacan sus parroquiales del XVI y muestras de arquitectura popular, Ruesta -con sus casas tradicionales, palacio, iglesia del XVI-XVII, castillo medieval o sendas ermitas románicas, San Jacobo y San Juan de Maltray- y Undués de Lerda, con los restos de su calzada romana y las bellas muestras arquitectónicas que se levantan en calles y rincones, algunos -como sucede en todo el trayecto del Camino de Santiago por tierras aragonesas- con resabios medievales. Cenamos y recuperamos el día anterior.













     

 

    DÍA SEXTO 23. AINSA- BOLTANA


El calor no amainaba,

subía en cada paso,

de nuevo cambio el  sentido,

para vencer los fracasos.

Alfonso, timonel aguerrido,

mutó lugar por Santiago,

 y le prometimos un soneto.

a este gallego  hidalgo.

¡Qué dulce,  duro trayecto!

Con Jasón se  hizo  liviano,

y alegre  y raudo se transformó,

, como si fuera un llano,

un gallego,  de timonel, 

de Sangenjo, el paisano.

No parece marinero,

sino un oscense criado,

Con el embruujo sanjenjo

a todos nos ha cautivado,

comoe una vieja meiga

 escapada de su pueblo.

Desde Jaca hasta Sabáñigo, acorta

El recorrido entre curvas y precipicios,

La autovía estalla con euforia,

 cuando Alfonso muestra  dominio con su brío

En  Boltaña, nos apea y en Ainsa, nos exhorta

Mostrándose un guia , sabio y perito.

buen comienzo entre árboles

Y el frescor del río Ara.

Pero al llegar al convento

-hoy estancia de hotel-

Ayer de los monjes del Carmelo.

No quedó una sombra que abrigara

la mínima parte del cuerpo.

ilusión por llegar a Aínsa,

De nota  excelente pueblo.

tras  pasar un gran  puente,

entre cruces de  arroyuelos,

como  torre de Babel

escalamos   peldaños viejos.

las brujas nos saluda

echando  espíritus siniestros,

entre casonas de Entrepuertas,

se producían bajas del asedio,

a una plaza que ansiamos,

botín de descanso y asueto.

De tarde, Alfonso nos llevaba

al antiguo monasterio,

el nuevo nos increpó

 con sus restos y cimientos,

y  envuelto en su antiguo claustro

con su panteón de realengo.

Al bajar,   la iglesia románica

de Santa Cruz de los Serios,

asomaba entre altos arboles

y trinaba milano sediento 

Nos dirigimoss desde Boltana a Ainsa para seguir con nuestra ruta jacobea de  10.8 KMS en medio de un día terrorífico de calor. La excursión propuesta unía las dos capitales del Sobrarbe, durante un recorrido que cruza el río Ara y pasa también por la pedanía de Margudgued. Poco más de dos horas de caminata sin mayor dificultad por un paisaje de barrancos,  y cultivos  de labranza.

.

Cruzamos el puente sobre el río Ara y llegamos a Boltaña, punto final de la ruta ,cuyo magnífico legado histórico-cultural merece una detenida visita: desde el castillo musulmán con su torre del homenaje, la iglesia y el puente románicos y su monumental plaza Mayor. Se abandona entonces la carretera de Sieste por el inicio de camino de tierra flanqueado de barandillas de madera. El itinerario transcurre al principio entre edificaciones del complejo hostelero. Tras dejar atrás el monasterio, aparece un amplio camino, casi pista, que se talla por la ladera izquierda del río Ara. En bajada, alcanza un puente que salva un pequeño barranco. Desde el puente de madera el camino se convierte en una pista agrícola. Flanqueado de campos, de manera llana y dejando varios cruces secundarios a derecha e izquierda, llega a la ermita de San Sebastián. Desde la ermita se prosigue por el camino-pista indicado como Calle Las Afueras. En pocos metros enlaza con la célebre Pista de los Rojos. Así llega junto a la entrada del Camping La Gorga. Cruza la carretera para continuar de frente tomando la vieja carretera local de Sieste (ya sin uso). Por ella se llega al antiguo Monasterio de Boltaña (hoy reconvertido en un gran complejo hotelero).

Al llegar junto al río Ara, en aproximadamente 300 m, la calle realiza un giro de 90º hacia la izquierda y junto a un muro, desemboca en la carretera A-2205. A unos 4,5 km después del inicio, la escollera termina. Continúa por el carril de vehículos que se traza en paralelo a una acequia. A los 400 m cruza la acequia para internarse en una zona cultivada. La pista no tarda en cruzar el encauzado barranco de Sieste y, flanqueada de muros, alcanza el extremo más oriental del casco urbano de Margudgued.

Continúa por la pista estrecha que se traza por encima de la escollera de piedra, que se eleva sobre el cauce del río Ara. De manera recta y sombreada por pequeños chopos, la pista irá dejando distintos caminos agrícolas hacia la izquierda. A los 6 km se llega a la plaza de la localidad de Margudgued. Sigue de frente contorneando el pueblo por la calle principal .El punto  final de este itinerario se situó  en el extremo meridional de la localidad, junto al puente sobre el Ara y sobre el aparcamiento ubicado en el arranque de la carretera a Guaso. Viene marcado por un indicador del sendero PR-HU 186 que dirige a Boltaña y Guaso.. Cruza el puente sobre el río Ena y retoma de inmediato una pista asfaltada hacia la derecha.

Allí, cruza un pequeño puente metálico para tomar la pista-escollera construida por la margen derecha del río Ara (izquierda según la marcha). Avanzando siempre por ella, en paralelo al río, llega a la carretera de Aínsa a Guaso. Aínsa es uno de los enclaves fuertes del turismo en el Sobrarbe, que une a su bonito casco urbano un entorno natural con múltiples posibilidades. Proponemos una ruta que nos llevará hasta la vecina Boltaña, con la que comparte cocapitalidad de la comarca del Sobrarbe. Nuestro paseo finaliza en Aínsa, una villa cuyo casco antiguo mereció el título de Conjunto Histórico Artístico en 1985. Parecía como si estuviéramos en las Entrepuertas de la Mota y en su antigua ciudad fortificada.  Almorzamos en Jaca y, por la tarde, Alfonso nos dio una lección magistral de conducción al Monasterio de San Juan de la Peña. En el monasterio viejo de San Juan de la Peña reside la memoria del origen Aragón. En sus entrañas reposan sus primeros reyes y también la huella del legendario y esplendoroso pasado aragonés.

 Los orígenes del monasterio se remontan a la oscura alta Edad Media (siglo X), refugio de las comunidades cristianas asediadas por los musulmanes. Cubierta por una de esas enormes rocas, el monte Pano, se construyó el edificio original. El claustro exterior es una joya única del románico aragonés.

 Tras destruirse a finales del siglo X el edificio original, fue refundado en el primer tercio del siglo XI por Sancho el Mayor de Navarra. En ese momento comenzó su época de esplendor, promovida por los primeros reyes aragoneses que dotaron al lugar de numerosos bienes, poder e influencia.
En su interior destacan la iglesia prerrománica, las pinturas de San Cosme y San Damián, del siglo XII; el denominado Panteón de Nobles, la iglesia superior, consagrada en 1094, y la capilla gótica de San Victorián. Además, hay que reseñar otros edificios construidos en siglos posteriores, como el Panteón Real, de estilo neoclásico, erigido en el último tercio del siglo XVIII.·         Precisamente, su ubicación aislada le otorgó un carácter legendario que históricamente se ha relacionado con el Santo Grial. Su riqueza arquitectónica e histórica fueron fundamentales para su declaración como Bien de Interés Cultural.

A poca distancia del Monasterio Viejo se levantó un nuevo monasterio barroco, conocido como Monasterio Nuevo. Las duras condiciones del Monasterio Viejo hicieron que los monjes buscaran un lugar más soleado y salubre. El Monasterio Nuevo, ahora rehabilitado tras varias décadas cerrado, está situado en paisaje protegido y en su interior se puede visitar el Centro de Interpretación del Reino de Aragón (CIRA), un espacio interactivo integrado en el que se combina la trascendencia de este espacio con la modernidad del siglo XXI.

El acceso en verano a San Juan de la Peña desde Santa Cruz de la Serós sólo se puede realizar a través de los autobuses que pone en circulación la Gestora Turística que gestiona el espacio natural.

·         En su interior destacan la iglesia prerrománica, las pinturas de San Cosme y San Damián, del siglo XII; el denominado Panteón de Nobles, la iglesia superior, consagrada en 1094, y la capilla gótica de San Victorián. Además, hay que reseñar otros edificios construidos en siglos posteriores, como el Panteón Real, de estilo neoclásico, erigido en el último tercio del siglo XVIII.

·         Precisamente, su ubicación aislada le otorgó un carácter legendario que históricamente se ha relacionado con el Santo Grial. Su riqueza arquitectónica e histórica fueron fundamentales para su declaración como Bien de Interés Cultural.

A la bajada nos detuvimos contemplando las iglesias de Santa Cruz de la Serós con su estilo románico y mausoleo de Urraca.  

 

 

DÍA SEXTO DÍA 24  TORLA – PARQUE NATURAL DE ORDESA Y MONTE PERDIDO:  

No me queda nada por expresar

ni decir, al fundirnos en naturaleza,

que estos versos que me inspira

el patrimonial parque de Ordesa.



 

Sonoras aguas, puras, cristalinas,

árboles que os estais reflejáando en ellas,

verde valle, de fresca umbría pleno,

milanos y cernícalos aquí porfiáis

 entre trinos de vuestras querellas,

raíces  que de  los árboles exhalas,

vetando  el paso a  su verde tronco:

yo me vi tan extraño

de todo cualquier evento,

que de puro contento

con vuestras cascadas  me recreaba,

donde con dulce sueño reposaba,

o con el pensamiento discurría

por donde no hallaba

sino memorias llenas de alegría.

 

 









































Desayunamos a las seis y media y tras el conocido itinerario de autovías, y, ya con Miguel Ángel al frente, recorrimos bellos barajes desde Sabáñigo hasta llegar a la preciosa población de Torla, por su lanzadera llegamm unos al Puente de Los Navarros, y nos adentramos en el bosque, llegamos al centro de interpretación, desde donde iniciamos la ruta a pie, siguiendo el curso arriba, del rio Ara, hasta llegar a la famosísima cascada de los Abetos, Secreto y  “La Cueva,. Volviéndonos desde allí, por el mismo camino hasta el centro de interpretación del Parque. Gracias a esta ruta sencilla y sorprendente, nos sumergimos en los bosques que tapizan el valle de Ordesa, sentimos la fuerza del río Arazas origen de los Pirineos a través de los imponentes farallones rocosos El Parque Nacional de Ordesa es, sin lugar a dudas, uno de los más espectaculares que puedes visitar.








Situado en el mismo corazón de los Pirineos y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, acoge a millares de personas que desean disfrutar del rostro más hermoso de la Madre Naturaleza. Permanece abierto durante todo el año, la entrada es libre y está formado por cuatro zonas principales Valle de Ordesa .Cañón de Añisclo .Gargantas de Escuaín . Valle de Pineta. En Ordesa y Monte Perdido, nos sentimos integrados en un espectáculo sensorial incomparable. Al valle , el macizo de Monte Perdido lo corona y se convierte en el epicentro de una estructura única formada por los llamados Tres Sorores o Treserols: Marboré, 3251 Monte Perdido, 3348 Añisclo, 3257.  La singularidad geológica y el clima de la zona han cincelado un paisaje de altura, cuyas escarpadas pendientes enmarcan la vida humana y animal entre contrastes deslumbrantes.




























Esta confluencia de cuatro valles y un macizo montañoso central constituyen el hábitat incomparable de especies animales admirables, algunas de ellas autóctonas y exclusivas. La blanquísima perdiz nival, la endémica rana pirenaica y el imponente quebrantahuesos, cuya estampa imperial jamás pasa desapercibida cuando sobrevuela sobre nuestras cabezas, te acompañarán en tu aventura.

Asimismo, tendrás la oportunidad de disfrutar de la nieve, de ibones únicos, de glaciares, de cascadas idílicas que celebran la vida entre rocosas paredes y de auténticos desiertos de altura. Además, podrás explorar los acogedores bosques de hayas y abetos que salpican este espacio inolvidable.

En Ordesa alcanzamos un estado de fusión ambiental regenerador y memorable, te oxigenarás mental y físicamente y disfrutarás de una gastronomía, un cuidado y unos servicios turísticos cien por cien satisfactorios.

El parque  de Ordesa es uno de los mejores parques de todo el territorio nacional. El Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido se sitúa en el pirineo de Huesca íntegramente en la comarca del  Sobrarbe. Es el segundo parque nacional más antiguo de la península y fue declarado parque nacional el 16 de agosto de 1918 con el nombre de Valle de Ordesa.  Realizamos  una distancia ida y vuelta  de unos 10kms.

Em el regreso, siempre nuestro bus contactaba con el paso del camino aragonés por Jaca. El Camino de Santiago, el original Camino francés, tiene dos entradas en la península, por Roncesvalles y por el puerto de Somport. Entorno al Camino de Santiago se articuló la acción de los primeros monarcas aragoneses, y esta ruta natural aportó artesanos, comerciantes y peregrinos que impulsaron la economía de los territorios por los que pasaba. En Aragón los tres pilares fueron Santa Cristina de Somport, Jaca con su catedral y el monasterio de San Juan de la Peña, por donde pasamos.

La más antigua entrada a Aragón por los Pirineos era la calzada romana que cruzaba el puerto de El Palo y descendía por la Val d´Echo, donde se alzó el monasterio carolingio de San Pedro de Siresa, del que se conserva su imponente iglesia románica y que fue el centro espiritual del primitivo reino hasta la Canal de Berdún. El "camino viejo" se utilizó hasta el XI, cuando se traza y entra en uso el que va paralelo al río Aragón, trayecto común desde que se alcanzan las altas cotas del puerto de Somport y su cercano enclave de Canfranc, el campo de los francos; éste es el conocido como "Camino histórico" o "francés Villanúa

Hasta Villanúa, los peregrinos tienen el honor de pisar uno de los tramos originales mejor conservados del Camino de Santiago. Esta población también surgió en torno a la ruta jacobea. Pedro I la donó al monasterio de Santa Cruz de la Serós y luego a diversos señoríos.

Sobre la gran roca del Castillón queda el recuerdo de una pequeña fortaleza medieval desde la que se defendía y protegía el trazado. Un poco más abajo rodeado de arbustos surge el dolmen y, siguiendo una pista pedregosa, aparece la famosa cueva de las Güixas. Ambos están resguardados bajo el flamante macizo de Collarada con sus 2.886 metros.

Un puente da la bienvenida a Villanúa. Viviendas señoriales que exhiben sus escudos heráldicos, el antiguo ayuntamiento, la fuente de los cuatro caños o la iglesia parroquial son algunas de las visitas.

El camino limpio y restaurado pasa junto a la presa. Dicen que a esta altura había un puente de madera que quemaron las tropas francesas al final de la guerra de la Independencia. Antes de llegar al Centro de Interpretación de las Grutas, permanece el testimonio en piedra de lo que fue un hospital de peregrinos que acabó muriendo por la falta de uso.

Al salir de Villanúa, en un área de descanso, sobresale un crucero que levantó la asociación Atades y enfrente se divisa el Señorío de Aruej, citado por primera vez en 1031. Su misión era defender la vía romana de los enemigos procedentes del norte. Desde Villanúa a Castiello, los Amigos del Camino de Santiago de Jaca recomiendan el andador que discurre junto a la carretera hasta el centro de recreo de Escolapios. En este punto se cruza la nacional y se afronta una pequeña subida que desemboca en Villa Juanita. El camino se asoma a una casa rural empedrada y continúa por una de las cabañeras hasta llegar a Castiello, dónde entramos por la calle Santiago. El camino atraviesa este lugar con nombre de castillo en el que sobresale la torre de la iglesia románica de San Miguel. Aquí se guarda uno de los mayores tesoros de la ruta jacobea, en la que Castiello tiene fama de ser el pueblo de las cien reliquias.

 Castiello

Cuenta la leyenda que un peregrino cargado con un gran saco se disponía a seguir su ruta tras pasar la noche en este lugar cuando cayó muerto. Los vecinos acudieron a auxiliarlo y vieron con asombro cómo volvía a la vida. Hasta cuatro veces se repitió la historia, si se iba del pueblo moría y resucitaba cuando lo llevaban de vuelta. Fue entonces cuando contó que un anciano le había encargado transportar un saco a lo largo del Camino de Santiago, aunque éste fuese aumentando de peso. Tras lo ocurrido asumió que la carga debía quedarse en Castiello. Al abrir el paquete aparecieron unas reliquias entre las que se nombran una astilla de la cruz en la que clavaron a Jesucristo y una espina de la corona que le colocaron. Se guardan en el altar mayor de la iglesia de San Miguel dentro de una arqueta de plata. La llave la custodia el alcalde y sólo se abre el primer domingo de julio para que todo el que lo desee pueda contemplarlas. Junto a la parroquial, asoman los restos de la antigua fortaleza medieval antes de seguir por la calle de Santiago. Al lado de los antiguos lavaderos restaurados está la fuente de Casadioses, decorada con una concha. La mayoría de los peregrinos hacen un alto en este punto para refrescarse antes de seguir hasta la N-330.A la salida de Castiello, inmediatamente después de cruzar el puente sobre el río Aragón, la ruta sigue por la derecha y una pasarela diseñada en 2009 salva el cauce del río Juez, famoso por poner en aprietos antaño a muchos peregrinos. Siguiendo ese trazado se llega a Torrijos y de ahí Jaca y el descanso tras una dura jornada están a un paso.

La entrada a Jaca está rodeada de paz. El camino se aleja un momento de la carretera y recibe al viajero la ermita de San Cristóbal, en medio de la vegetación. Un sencillo edificio de factura popular levantado en 1796 en mampostería con cantoneras de piedra y rematado por una curiosa espadaña de ladrillo. Enfrente, una fuente de agua fresca y un banco acogen al peregrino mientras el santo, patrón de los caminantes, lo protege. Junto a ella, un puente medieval, también de San Cristóbal, construido para salvar el barranco de Rapitán y para comunicar la ruta jacobea que viene de Somport con la capital de la Jacetania. Una cuesta seguida por unas escalerillas lleva al caminante hasta el Banco de la Salud, situado al comienzo del precioso paseo de la Cantera.

Un bello rincón que, durante siglos, estuvo amparado por un enorme olmo que murió víctima de la grafiosis y tal vez de tanto repartir vitalidad. Dicen que los peregrinos se colocaban bajo su sombra y el Árbol de la Salud les devolvía las fuerzas consumidas a lo largo de la ruta jacobea.

Almorzamos en Jaca. Por la tarde visitamos  a Jaca, con su catedral y ciudadela.

Catedral de Jaca

La catedral de Jaca está considerada como uno de los templos más importantes del primer románico español. Su construcción a partir de 1077 por orden del rey Sancho Ramírez está estrechamente vinculada a la propia fundación de la ciudad y la concesión de los fueros que le permitieron crecer y desarrollarse como pujante centro comercial en la ruta del Camino de Santiago.

La concesión de la sede episcopal necesitaba una catedral para culminar el proceso de consolidación de la primera capital del primitivo reino de Aragón; así surgió el templo bajo la advocación de San Pedro.

La catedral conserva su estructura básica y configuración románica: una planta basilical de tres naves de cinco tramos con sus correspondientes ábsides alineados, dos puertas de acceso y una esbelta cúpula. En el ábside meridional se localizan los elementos que resumen el lenguaje arquitectónico característico del románico jaqués, difundido después por toda la ruta jacobea: el ajedrezado (que discurre en forma de imposta) y las bolas, que están presentes en los apoyos interiores.

La maestría con que edificaron este armonioso templo, el refinamiento con el que fueron labrados los capiteles de las columnas de las dos portadas, la ventana exterior del único ábside original conservado y el gran crismón de la puerta principal demuestran que fueron obras de auténticos maestros.

El tímpano que decora el crismón, que fue dañado por un rayo hace siglos, está considerado un referente imprescindible en la simbología animal del arte románico. Igualmente ocurre con el ábside meridional, calificado por los expertos como una obra excepcional.

El actual edificio es el resultado de sucesivas reformas, ampliaciones y destrucciones. Bien podría decirse que una visita al templo representa un viaje por la historia y la evolución del arte, desde las primeras manifestaciones del románico hasta las expresiones artísticas de finales del XVIII. Es un tesoro encontrado el museo donde resaltan las pinturas románicas de varias iglesias de pueblos de Huesca. Es junto al Museo Diocesano de Lleida y al MNAC (Museo Nacional de Arte de Catalunya) uno de los tres principales espacios museísticos dedicados al Románico en España. En el concepto de pintura mural medieval no tiene parangón en el país.

Museo Diocesano de Jaca. Pinturas de RuestaEl Museo Diocesano de Jaca fue reinaugurado a principios de 2010 después de una profunda remodelación, ampliación y modernización. Tras esta relevante reforma el espacio expositivo ofrece más de 2.000 m2 de arte medieval en su máxima expresión, del que sobresale la extraordinaria colección de pinturas murales originales, de estilos románico y gótico, que fueron rescatadas de varias iglesias de la Diócesis de Jaca. Sin duda, este conjunto de frescos hace del jaqué uno de los museos de pintura medieval más importantes del mundo.

Pero también se muestra una interesante selección de capiteles, tallas de vírgenes y Cristo, y rejas románicas. En la década de 1960 a 1970, la diócesis de Jaca sorprendió al mundo con la recuperación de varios conjuntos de pinturas murales pertenecientes a la época medieval. Bien es sabido que las iglesias del románico, casi por definición, no se daban por terminadas, mientras en su interior no estuvieran recubiertas de pintura, en sus muros, ábsides, bóvedas. Se trataba, más bien, de ofrecer a las gentes que no sabían leer, en imágenes, toda la historia de la Salvación.

Quizá la más valiosa es la Sala Bagüés. Estas pinturas fueron arrancadas de la iglesia por la familia de los Gudiol en el verano de 1966, para después ser trasladadas al lienzo y recolocarlas, en sus talleres de Barcelona, en los paneles con que ahora se muestran. Para su presentación en el Museo de Jaca se construyó una sala que reproduce exactamente las mismas dimensiones de la iglesia de las que fueron trasladadas. Representa el conjunto de pintura mural más grande que se conserva en España de estilo románico.

Importante es también el conjunto, que se ha podido rescatar, de las pinturas románicas de la Iglesia Parroquial de Navasa. Del mismo modo, valdría la pena recordar los distintos conjuntos pertenecientes al gótico: los nombres de Concilio y de Osia, de Uriés y de Orús, de Susín, de Sorripas, Huértalo, Cerésola y Sieso de Jaca, de Ipas, de Escó y de Bergosa... Al ábside de San Juan Bautista de Ruesta pertenece la cabeza del Pantócrator, una de sus más carismáticas señas de identidad.

Todo está concentrado como si fuera un libro abierto en la catedral de Jaca.

 Fuimos a la ciudadela de Jaca. La Ciudadela de Jaca, llamada hasta el siglo XIX «Castillo de San Pedro», es una fortaleza de traza italiana ubicada en la ciudad oscense de Jaca

Fue mandada edificar por Felipe II a finales de 1592 tras los graves desórdenes acaecidos con la huida de Antonio Pérez1​ y como parte de la estrategia defensiva contra Francia, impidiendo el paso de los hugonotes a través del Pirineo. De esta estrategia también formaban parte, entre otros, el Fuerte de Santa Elena o la Ciudadela de Pamplona. Se encomendó su construcción al ingeniero italiano Tiburzio Spannocchi.

Durante la guerra de la Independencia Española fue ocupada por los franceses, desde el 21 de marzo de 1809 hasta el 18 de febrero de 1814, cuando fue recuperada por Francisco Espoz y Mina.

Durante la Guerra Civil, la planta baja fue utilizada por el bando sublevado como campo de concentración de prisioneros republicanos,2​ inicialmente operativo en el cuartel de la Victoria. Tenía capacidad para tan solo 120 internos, pero llegó a triplicar esa cantidad. El "campo estable" de Jaca funcionó entre noviembre de 1937 y el 21 de mayo de 1939, ya finalizada la contienda. Las condiciones de internamiento eran penosas; el gobernador militar de Huesca informó de ello debido al temor de que sus soldados pudieran contagiarse o ver mermada su moral «si se tiene en cuenta la falta de higiene existente por la miseria que llevan los concentrados». En febrero de 1944 fue reabierto para recluir a exiliados españoles que regresaban de Francia, confiados en las promesas del dictador Franco.

Declarada monumento histórico-artístico el 28 de junio de 1951, se encuentra restaurada desde 1968.

Ciudadela de Jaca.

Uno de los cuarteles de la Ciudadela acoge el Museo de Miniaturas Militares. Sus salas alojan una colección de 32 000 figuras de plomo de la marca Alymer que se exhiben en 23 escenarios temáticos que recrean batallas singulares en la historia de la humanidad.

Se ha venido usando por el ejército español hasta el año 20o8.

La fortaleza tiene planta estrellada de cinco puntas y se conserva prácticamente intacta desde su construcción. Observa las características de una fortaleza de traza italiana, manteniendo todos sus elementos; fosobaluartesescarpas y contraescarpascuarteles para el alojamiento de la tropa, polvorinestúneles... El acceso se realiza cruzando el foso a través de un puente de tres arcos más un puente levadizo para acceder a la puerta del recinto, de traza herreriana de gran interés artístico.

En el interior, nos encontraremos con una gran plaza de armas también pentagonal, alrededor de la cual se articulan las dependencias de acuartelamiento y la capilla de la ciudadela que es la Iglesia de San Pedro, que fue construida en el siglo XVII.​ La primera misa se ofició el 12 de enero de 1675 siendo capellán mayor y administrador el doctor Francisco González, canónigo magistral de la ciudad de Jaca, y capellán el racionero Antonio Berot.

Nos marchamos a las calles rebosantes de público de Jaca, y tomamos un refresco en una terraza. Cenamos, y nos preparamos para la vuelta.  

 Y en Jaca, se hizo el románico

La luz en relato de pintura

Viendo al hombre Jesús

Del pesebre a sepultura.

 

 

DÍA 25 JACA- JAÉN : EN EL CAMINO DE REGRESO A CASA.

Quiero cantar una jota,

para dar gracias al Señor,

y despedirme de esta tierra,

Llena de tanto candor.

Y visitar a los oscenses,

su plaza y su catedral,

Y darle gracia

 a todos,

la agencia en particular,

Antonio y Miguel Ángel,

Y la Virgen del Pilar.

Nos salvó en el recorrido,

de un calor infernal,

nos llevó a bosques umbríos,

y nos dio la mano a todos

para podernos levantar.

Hubo buenos voluntarios,

con alma de samaritanos,

pero no me puede olvidar,

de las terapeutas manos

del buen galeno Juán. 

Aquí se acaba la historia,

Junto a la Pilarica,

Y Santiago por detrás.

Fue el último camino,

Inédito y particular,´

Y al terminar en el Ebro,

 cinco bellos por igual.

 

















































  Jornada de regreso a casa. Visitamos Huesca con su catedral de Jesús Nazareno, hoy Santa María, el ayuntamiento, universidad y la plaza mayor. , Destaca el altar mayor. Luego nos fuimos a  Zaragoza y visitamos la ·Basílica del Pilar. Rezamos ante la Virgen y posamos ante el altar del apóstol Santiago, que fue nuestro evangelizador, y lo asistió la Virgen. Contemplamos la Seo, Museo de Goya, Ayuntamiento y Lonja, puente del Ebro y nos dirigimos al Hotel Paris en la calle San Pablo al          Almuerzo. Seguimos la ruta con paradas cerca de Madrid, La guardia, Almuradiel y Mures.  en ruta incluido.

·        Llegamos a las dos menos cuarto del día 26 y acabaron los servicios.

 

 

 

















































 



































 

































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