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sábado, 31 de octubre de 2015

DIVERSOS ASPECTOS DE LA HISTORIA DEL MUNDO DEL AUTOMÓVIL EN ALCALÁ LA REAL










            Cuando  en el  segundo decenio del siglo XX, Guardia  Castellano  publicaba su libro  Leyenda y Notas para la Historia de Alcalá la Real, se refería  al mundo del motor con este párrafo:
           
            “Como medios de comunicación, tenemos tres carreteras de estado, una provincial, otra vecinal varios caminos vecinales de herradura que conducen a los pueblos comarcanos, y numerosas veredas y calles de campo para el servicio de las aldeas; una Administración  Central para facilitar el servicio de Ferrocarriles (que pasa a treinta Kilómetros de la Ciudad) y coches diarios para Granada, Priego, Alcaudete y Castillo de Locubín”.
            Este era el panorama  del parque automóvil, probablemente de utilidad pública,  porque el privado se ha comentado extensamente en años anteriores por varios historiadores locales, basándonos en unos documentos de registros de matrícula que se encuentran en las cajas de archivo municipal de nuestra ciudad. Si  seguimos otros documentos de este archivo, y los enriquecemos con otras  fuentes documentales acerca del mundo del motor, directas e  indirectas,  podemos  abrir el abanico de posibilidades con nuevos ángulos pero que nos sugieren aspectos interesantes de  esta maravilloso mundo: los tipos de transporte, sus talleres, sus seguros, sus tiendas y sus  primeros chóferes. Vamos fijar como fecha hasta 1950, porque en los primeros años se compartía el uso de los coches de tracción animal con el mecánico.

            TRANSPORTES PÚBLICOS
 

            A principios de siglo funcionaba una sociedad denominada Unión de Automóviles, cuyo principal promotor era Gregorio Torres, que en  1929, funcionaba como servicio de transportes a Granada y regreso a Alcalá la Real, a cargo de la carrocería de Francisco Torres Pulido cuyo servicio se realizaba a diario mediante camionetas y tenía su sede en la calle Utrilla.  Solía estar acompañado el servicio del transporte  con otro tipo de servicios, en este caso, las  fondas; la de los Torres denominada del Comercio, en la calle Abril, alojaba a los pasajeros y transeúntes, así como era el lugar de recogida aviso para equipajes, con lo que disponía de un teléfono, el 124 para llevar a cabo los encargos.. Junto a Torres, compartía  el servicio a la capital de la Alhambra Rafael Piñas Arenas, con una flota de camiones y carros para el traslado de productos al por mayor  y traslado de viajeros, servicio que se mantuvo hasta muy avanzado el siglo XX( hasta los años cincuenta del pasado siglo ocupo su despacho  los bajos del edificio 24 de l Llanillo). Cerca del lugar, denominado  Puerta de los Arcos, un despacho y almacén surtía a la ciudad de vinos, aguardiente, vinagre y jabones, al mismo tiempo que ostentaba el despacho central de los Ferrocarriles andaluces, por medio de transportes combinados. Este se mantuvo hasta mediados el siglo XX, y era regentado por Antonio Collado Álvarez. Este personaje fue un inquieto comerciante y político que abrió muchas puertas del mercado, lo que después heredó su sobrino Antonio Aguilar Collado, que introdujo la venta de bicicletas “Fénix”, (la bicicleta sin rival, de la que era distribuidor provincial)  por los años cuarenta en el Llanillo. Pronto, le surgió un taller reparador de bicicletas con el nombre de Talleres Sevilla en la misma calle los Álamos y el de Marcelo Muñoz López.
            Coches de transporte discrecional y públicos  poseían la familia de Contreras, situado en la calle Utrilla que poco a poco relevó del lugar de transportes a los Torres,  los Fuentes y allá Mateo Barrio. Sin embargo, este  transporte público sufrido un varapalo con la concesión por los años treinta del siglo pasado del servicio de carreteras a la empresa ALSINA. GRAELS, en 1925, por lo que correspondía el servicio relacionado con Priego y Córdoba .
            Entre los transportes discrecionales, podemos señalar que en octubre 1936 quedaron en la ciudad 29 automóviles y 11 camiones, pertenecientes al  bando republicano; y  por los años treinta y cuarenta destacaba entre los transportistas Transportes Adolfo Romero Bolívar, que se ubicaba en la calle Tejuela, 16, casa que luego albergará a la familia Baca Romero y se mantuvo hasta recientes fechas. Por los años cuarenta, ya no hacía solo servicios en camiones sino  que ofrecía transportes de todas las clases de vehículos. Lo mismo que, por este tiempo,  se especializaba Gregorio Sánchez González en los transportes rápidos para hacer la competencia a la red de ferrocarriles. Su pariente Aguayo también disponía de una camioneta que ofreció muchos servicios a la comunidad alcalaína: recuerdo que nos comentaba que fue el que trajo varias imágenes de santos de los talleres granadinos en los años de la posguerra y  la famosa estatua de bronce de Martínez Montañés, obra de Jacinto Higueras, el cual había utilizado de modelo su nariz como nos transmitía en uno de sus recuerdos.
            Por este tiempo,,  Miguel Contreras Ruiz se anunciaba con el título  automóviles de alquiler en el programa de la Virgen de las Mercedes en 1946, porque siempre quiso estar en los primeros puestos  las novedades del transporte público adquiriendo unos coches en los que primaban la seguridad, el confort y la rapidez para sorprender a los viajeros de aquellos tiempo . Y este tipo de servicio lo compartió desde muy lejanos tiempos con Luís Muñoz López, vecino de la Tejuela que, de la misma manera se anunciaba el año siguiente. Hasta los años setenta y ochenta del siglo pasado  tuvimos la suerte de disfrutar sus servicios desde Granada, donde paraba en lugares céntricos para recogerr a estudiantes y personas que bajaban a los comercios granadinos.
            Los transportes de mercancías, principalmente, los camiones abundaron desde tiempos más remotos, entre otros José Fuentes, los Sánchez,  y  Sanz,  en los años treinta hay constancia del comercio con la ciudad de Málaga por parte de Adolfo  Marañón Serrano, que vivía  en calle Alonso Alcalá, 20 y sustituyó al vetusto trasiego de playeros con las reatas de mulos transportando el pescado de las costas malagueñas. Fue tan importante la flota de camioneros  que los chóferes  formaron un sindicato unitario de transportistas que en tiempos de la guerra civil estuvo ligado a la CNT.

                        TALLERES
           
            En los primeros decenios del siglo XX,  Francisco Serrano del Mármol  abrió un taller  de automóviles y  se trajo  de tierras americanas un prestigioso mecánico Juan Funes Quiroga. Pero hasta en 1944,  no hemos encontrado datos nuevos, entre los que destacaba  el taller de Pablo Heredia Amaro, sito en  la calle Álamos, 30, y especializado en maquinaria agrícola, con trabajos hechos a torno y soldadura autógena, Manuel Lizana ostentaba otro taller en el edificio 28 de la misma calle de los Álamos, taller que luego se trasladó a Capuchinos, 1,  y tenemos noticias de que se anunciaba  cuatro años después  con la soldadura innovadora en forma de autógena que había supuesto una renovación tecnológica. Otro taller  importante fue el de Carlos Serrano Azustre, especializado en las carrocerías.



           

            TIENDAS DE REPRESENTACIONES Y REPUESTOS  DEL AUTOMÓVIL

            Generalmente, las grandes carrocerías tenían representantes y comisionistas de  sus diferentes marcas en las capitales de provincia y ciudades más importantes, hemos podido localizar que, en 1925, José España Laloye, sobrino del alcalde Pablo Batmala,  regentaba en la calle Llana  la representación de automóviles y motores y aceites pesados para coches, sin embargo este señor desgraciadamente murió fusilado en los primeros días de  octubre de 1936. No obstante, muchos vecinos acudían a las capitales de provincia a adquirir su coche, que le ofrecía más garantías y posibilidades de elección y modelos. Por otra parte, tenemos que destacar que muchas tiendas tenían proveedores importantes en Alcalá la Real: uno de estos casos era  Nacional Pirelli, que  se anunciaba con su sello de oro  y la máxima seguridad y rendimiento en el programa de la Virgen de las Mercedes del año 1946. Podemos confirmar que una de las primeras agencias de coches fue la Agencia Ford de Alcalá la Real, que en el periódico jiennense  La  mañana de 15 de agosto de 1935, anunciaba coches V-8.FORD MODELO 1935, y ofertaba coches o camiones viejos en buen uso para sus venta con esta frase publicitaria “Si deseas  un coche o camión usado, bueno, por poco dinero, por más motivo no dejes de visitar AGENCIA FORD ALCALÁ LA REAL”.


            HOSTALES Y PARADAS

            Eran frecuentes las postas, en los siglos anteriores al XX, para cambiar las caballerizas, descansar  los caballos y pernoctar los viajeros si tenían un mesón o posadas. Estos se transformaron en parada de automóviles y estación de autobuses con el paso del tiempo. Es el caso del Hostal “La Aurora”, que sale en muchas postales de nuestra ciudad a principios del siglo XX, donde se observa el trasiego entre pasajeros y coches en una mañana comercial. Miles de vivencias y asuntos mostrarían  las paredes de sus antiguos edificios si hablaran.  Otro paraje anterior con destino a Jaén, Castillo y Priego fue la fonda del Hostal Comercio, en la Tejuela que la regentó a principios de siglo la familia de Torres y a mediados del siglo XX Manuel Lara Jaén. En estos lugares solían existir sitios para las caballerizas, almacenaje de paja, y alojamiento para los pasajeros.


            LOS SEGUROS DE LOS COCHES

            Estos eran regentados por las compañías de seguros de ámbito nacional, probablemente podríamos remontarnos a muchos representantes en nuestra comarca de las famosas Estrella, Mapfre, Previsión Española. Como dato curioso, ya en 1948 regentaba  esta especialidad  con la compañía de seguros  “La Unión y el Fénix Español, Enrique Moreno García en la  Plaza José Antonio, 20.

            

viernes, 30 de octubre de 2015

3. mi comunicación en el congreso de la abadía. . EL CONVENTO DE FRAILES TRINITARIOS DEL SIGLO XV




           
            La presencia trinitaria  en el reino de Jaén hay que relacionarla con los inicios de la Reconquista, en concreto, a la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), ya que sus miembros acompañaban a los ejércitos de Alfonso IX.  Como señala Serrano Estrella[1]"En concreto, según las diferentes crónicas trinitarias, los protagonistas de esta primera realidad fueron Fr. Rodrigo de Peñalva y Fr. Esteban Menelao quienes propusieron al Rey el poder ejercer la redención de cautivos y la curación de los soldados enfermos, ya que uno de los handicaps del ejército cristiano eran las epidemias de peste. Alfonso IX aceptó a esta petición y les concedió importantes dádivas para que la llevasen a cabo, hecho que junto a la venida de religiosos de Toledo y Burgos posibilitó los primeros pasos de esta valiosa empresa. Los trinitarios se establecieron en unas viviendas de gran magnitud en el Alcázar, cerca de la mezquita, donde dispusieron las salas de enfermería y un oratorio pero no se atrevieron a hacer Convento ni levantar edifico viendo la poca seguridad conque se hallavan y el riesgo de que la Ciudad volviera a ser apresada de los Moros. Al parecer, los restos de esta primitiva fundación pervivieron durante bastante tiempo, existiendo ruinas en las que se apreciaban cruces trinitarias. Habrá que esperar algo más de dos décadas para que con la nueva reconquista de Úbeda, ya dentro del reinado de Fernando III,  tenga lugar el asentamiento definitivo de los trinitarios, cuyo convento será  el más antiguo de los que reconoçió la Provincia de Castilla, quando era una con ésta en la Andalucía y uno de los más graves que ha tenido  tiene la Religión.  La fundación tuvo lugar en 1234 y bajo el patrocinio del Rey Fernando III; años más tarde aconteció el convento trinitario de Andujar. 
            Por su parte, la presencia trinitaria en Alcalá la Real se remonta a una segunda fase en tiempos de la  conquista definitiva  del reino de Granada tras la toma de la ciudad de la Mota. Siguiendo a Felipe Serrano Estrella[2], basándonos en sus estudios del manuscrito de fray Domingo López guardado  en el Archivo de San Carlino en Roma[3] y a través de las fuentes indirectas, hacemos suyas estas palabras:  "La ya constituida Provincia trinitaria de Andalucía, en esta segunda etapa en la que hemos dividido el estudio, estará marcada por finalización de la Reconquista ejecutada por los Reyes Católicos que trae consigo las fundaciones de Marbella, Málaga y Almería, y de la mano de doña Juana encontraremos Coín y Ronda, a las que seguirían entre otras Baeza o Granada. En el Reino de Jaén esta expansión no tuvo a los frailes como principales protagonistas, más dedicados a los conventos ya establecidos que a levantar nuevos institutos, ejecutando sólo el de Baeza; y sí a las monjas. Se fundan monasterios en Alcalá la Real, Andujar y Martos. A estos institutos habría que sumar aquellas fundaciones fallidas y los intentos de erección de cenobios que no tuvieron lugar. Entre esas fundaciones que, una vez erigidas, se disuelven, encontramos el convento de Alcalá la Real. La escasez de noticias no nos permite presentar una fecha de fundación concreta, pudiendo haberse creado con la Reconquista Alfonsina de la ciudad, o quizás más tarde, dentro del segundo momento de expansión de la Orden. Tampoco se tiene constancia del momento en el que ocurrió su desaparición, ni de las causas de la misma, aunque se tiende a pensar  que se destruyó por la austeridad de los tiempos, que suele ser causa de que las familias no puedan sustentarse y las casas se arruynen, como en muchas sagradas Religiones ha suçedido, que aún alguna noticia se halla de esto en la Fundación de Zeuta. Las noticias que nos aportan las fuentes trinitarias se refieren a él, no por fuentes primarias emanadas de la propia institución, sino por otras de carácter indirecto, concretamente el Libro de Profesiones del convento de Jaén donde se encontró un dato referido a 1577 en el que el P. Fr. García de Luque, profeso del desaparecido convento de Alcalá, la qual es ahora Convento de Monjas nuestras, pide ser acogido como hijo del citado convento giennense. La respuesta afirmativa del Ministro de Jaén llega en el mismo año y la del General, al siguiente, fechas que no coinciden con las que tenemos a cerca del Monasterio de los Remedios, el cual en 1560 había ganado la plena independencia con respecto a la Orden Trinitaria. Se pueden abrir dos hipótesis, la primera una posible confusión del cronista y que en lugar de un convento fuera una Vicaría, de lo que sí se tiene constancia de su existencia, la cual, en el momento de ganar las monjas el pleito, desapareciese y uno de sus frailes después de vagar unos años por otros conventos pidiera asilo en Jaén, pero el dato de ser fraile profeso de Alcalá podría cuestionar esta suposición. Una segunda conjetura sería que al cerrar el convento alcalaíno el P. Fr. García de Luque anduviera por otros conventos para finalmente, diecisiete años después, ir a parar al convento giennense". Esta intuición, basada en un pleito posterior a la extinción del convento alcalaíno[4], viene ratificada por otros datos del AMAR, encontrados por Carmen Juan Lovera sobre la existencia de un convento de frailes antes de la fundación del convento de monjas. En sus palabras "... además su situación antigua no fue en el interior del recinto murado de la ciudad, o sea en el barrio principal de la Mota, sino extramuros, fuera incluso del arrabal viejo de Santo Domingo. Esta ubicación responde al papel del hospital que debió desempeñar en los años difíciles de guerra entre moros y cristianos para los cautivos rescatados del reino de Granada por los frailes de la Orden Trinitaria, Orden creada expresamente para redimir cautivos(...) Prueba de ello son las noticias de nuestro AMAR; aunque posteriores a la época de guerra, expresan claramente que el monasterio era mixto, de frailes y monjas, lo que corrobora su origen como hospital u hostal".
Este hostal u hospedería fue el lugar de alojamiento de frailes trinitarios  y debió ocupar unas casas de origen musulmán, con una pequeña capilla o ermita. Si se hace caso a otras fuentes comentadas anteriormente, en una de ellas habitaban los frailes y en otras hubo un pequeño beateríao de monjas trinitarias. 



[1] SERRANO ESTRELLA, Felipe. Órdenes mendicantes y ciudad. El patrimonio conventual de Jaén en la Edad Moderna. Pág.  256.
[2] ÓRDENES MENDICANTES Y CIUDAD. EL PATRIMONIO CONVENTUALDE JAÉN EN LA EDAD MODERNA Tesis Doctoral realizada por: Felipe Serrano Estrella.
[3]  A.S.C., LÓPEZ, D., Crónica de la Provincia de Andalucía (1684), ms. 267, fol. 1446.

[4] Defensa jurídica por don Antonio Ricardo de Utrilla, vezino de la ciudad de Alcalá la Real en el Pleyto con el Convento y monjas de 

jueves, 29 de octubre de 2015

LA PRESENCIA TRINITARIA EN LA ABADÍA DE ALCALÁ LA REAL






            La presencia de personas relacionadas con la liberación de cautivos  fue muy frecuente en las tierras del entorno de Alcalá la Real. Según  Pero Martín,  se sabe que los redentores y  muchos cautivos pasaron por estas tierras tanto en tiempos de dominio musulmán  como  cristiano[1]. En cuanto a la presencia trinitaria, hubo algunos mártires de su congregación que debieron pasar por estas tierras  antes del reinado de Juan I: estos hermanos trinitarios debieron beneficiarse de las bulas anteriores  por las que se concedían indulgencias y dispensación de votos  a los cristianos que dieran donativos destinados al rescate de cautivos, entre ellas la I y VI de Inocencio IV; también se beneficiaron de otras bulas y provisiones reales que  persuadían al cobro de limosnas,  y de la exención de cargas fiscales en favor de la redención de cautivos. Pero, documentalmente, en tiempos de este monarca, y en concreto en 1386, se recibió una provisión real  por la que se le ordenaba a los frailes de la Trinidad y de la Merced  que no usaran las mandas testamentarias de los vecinos de Alcalá la Real  para  el rescate de otras personas que no fueran naturales de las tierras de la abadía alcalaína[2]. El documento es explícito   y resalta el carácter pasajero  y transitorio de los frailes, sin ningún tipo de asentamiento monacal en nuestras tierras, como puede comprobarse   con estas palabras:
E que los frayres de la Trinidad  e de la Merced , e otras personas  algunas, que van a esa dicha villa e demandan las dichas mandas que así dezides que se fizieron para  sacar a los vezinos de esa dicha villa.
            Incluso , la provisión real les advertía a que no le diesen a los frailes  u otra cualquier persona rescatadora de cautivos  cantidad alguna  en el caso de que las mandas no  consiguiesen el total del rescate; sino que esperasen hasta agotar todos los caminos para conseguir la cantidad exacta del rescate.
            Debieron proseguir muchos frailes en esta labor de liberación de cautivos durante  los difíciles tiempos del final de la conquista del reino de Granada, y, por lo tanto,  recibieron nuevos privilegios, entre los que resalta el de Enrique III, por  el que  se le otorgaba  a los trinitarios la parte de los bienes  de los quintos, mostrencos, desemparentados y algarivos, cuya concesión fue ratificada por la bula IV  de Martino V en 1420.
            En los papados posteriores a Martino V, se les permitió a los trinitarios  pedir con su canastilla a cualquier persona por la liberación de cautivos en todas las tierras de Castilla, siempre que tuvieran el permiso del abad o del ordinario del lugar; además,  se recularon las mandas testamentarias contra los cuestores que lo hacían en su nombre. Como puede comprobarse de lo anteriormente escrito, se puede afirmar que, en tiempos del papa Sixto IV,  no se ha encontrado bula alguna sobre la fundación de un convento trinitario ( ni de frailes ni de monjas) en la abadía de Alcalá la Real . Pues estas bulas solamente  mantuvieron los privilegios de indulgencias e indultos para los que otorgasen mandas en sus testamentos, pero no para la fundación de un convento alcalaíno: la I de 13 de abril de 1472 confirmaba todas las exenciones concedidas por los reyes anteriores, la II de   1 de mayo del mismo año se confirmaban las indulgencias y prerrogativas concedidas por Pío II y otros papas anteriores; la III de 1474, semejante a la anterior anulando un decreto restrictivo de otro papa;  la IV de 23 de mayo  del mismo año se lo comunicaba a  los prelados y arzobispos de España y a los Ordinarios del lugar, lo que conllevaba que lo hiciera con el abad de Alcalá la Real; y la V  en junio del mismo año incidió sobre la donación que hicieron los reyes de Castilla  por lo que respecta a los bienes mostrencos, quintos y otros mencionados anteriormente[3].  
            Por todo ello no es de extrañar que, en las mandas testamentarias, se incluyan desde el siglo XIV  hasta muy avanzado el siglo XIX, la  usual  y frecuente donación por la  redención  de  los cautivos ( mando a la Trinidad  y a la Santa Cruzada, X maravedíes) junto con la limosna por los santuarios de Jerusalén.         En los libros de crónicas de la Orden Trinitaria,  tampoco aparece convento alguno trinitario en Alcalá la Real. Sirva por ejemplo,  la Redención de Cautivos y de los varones ilustres que han florecido en él... Resumen de las prerrogativas del Orden de la Santisima Trinidad, de Silvestre Calvo editado en Pamplona en 1791.




[1] Marín, Pero.  Miraculos Romanzados las maravillas que obró el Redentor de Cautivos a mediados del siglo XIII,
[2] AMAR. Documento 32. Provisión de Juan I.  Zamora, 25 de julio de 1386. Recogido en la Colección Diplomática de Alcalá la Real. Carmen Juan Lovera. 1988.
[3] CASTRO, Silvestre. Prerrogativas de la Orden Trinitaria. 1790. 

miércoles, 28 de octubre de 2015

LA SIERRA SUR EN IDEAL 75 ANIVERSARIO

LA SIERRA SUR DE JAÉN

             Con frecuencia se comenta que las ciudades son entidades inacabadas, que nunca alcanzan la plenitud. Lo mismo  puede atribuirse a cualquier tipo de demarcación territorial: un país, una región, una provincia o una comarca. Además, algunas se remontan a varios siglos y pasaron de la prehistoria al presente siglo, pero otras comparten con las generaciones presentes su nacimiento, su desarrollo y su proyección futura. Este es el caso de la comarca de la Sierra Sur de Jaén. Surgió como entidad administrativa sobrepasando la mitad del siglo XX. Y, no quedó anquilosada  en una división agrícola delimitada tan sólo  para la administración de los servicios agroganaderos, sino que,    como si disfrutara de las inquietudes de una  aventura especial, asumió el reto de proyectar, en cada paso colectivo, su identidad  en el contexto y entorno de la provincia de Jaén.
            Hablar sobre la Sierra Sur  ya no  es solo un terreno de  monte  mediterráneo y olivar moteado por campos cerealísticos, ni la vivencia colectiva de  compartir un éxodo casi diario de personas que tomaban la maleta hacia otros lugares de la geografía nacional.  La Sierra Sur es un mosaico en el que se incrustan como piezas fundamentales, el mundo rural, el sector de servicios, el patrimonio  cultural e histórico, la modernidad de ciudades con diversas iniciativas emprendedoras e industriales, e, incluso, el avance de un gran sector de transportes.
            La agricultura distingue a esta comarca con un aceite propio y de excelencia  que se engloba dentro de los Aceites de Jaén, y  participa del olivar de montaña y de la campiña. Pero, también, no pueden quedar en el olvido, la cereza del Castillo de Locubín y de Alcalá la Real, los ricos caldos de Frailes y de Alcalá la Real ( con las Bodegas  de Marcelino Serrano, Campoameno y de otros particulares), o las aportaciones hortofrutícolas de Alcaudete en productos como las habas de Mata y de otras empresas de esta ciudad. Iniciativas nunca faltan y no es de extrañar que los campos cerealísticos  y de regadío se planten con nuevos productos como el espárrago,, dando lugar a que nazcan nuevos mercados y una nueva fuente de complementariedad para los agricultores de la zona. Es verdad que las Sierra Sur todavía mantiene,  testimonialmente y con gran esfuerzo,  la cabaña ganadera y genera empresas agroalimentarias ofreciendo productos artesanales. El queso de la Sierra Sur no queda ubicado en un solo punto, sino que Ermita Nueva, Frailes y , Santa Ana elaboran la leche de cabra y oveja presentando con gran éxito sus productos en ferias. Y, como es natural, los embutidos de esta comarca presentan el sabor y gusto por lo artesanal y la transformación en un microclima natural, lo que les distingue dentro del mercado global.
              El patrimonio se abre paso en todos los rincones de este territorio comarcal. La Ciudad Fortificada de la Mota presenta al visitante la tarjeta de visita con un abanico de posibilidades para disfrutar de todos los aspectos culturales de un verdadero paraíso interior. Proliferan los alojamientos rurales ubicados en paisajes serranos por doquier: montes de Valdepeñas, cortijos de Castillo de Locubín y Alcaudete, molinos y antiguas alquerías d Frailes , de las Riberas y de las Aldeas de Alcalá la Real; muchas aldeas mantienen su población por el asentamiento de este nuevo turismo interior   Las atalayas son las luminarias que acercan a los rincones más recónditos donde todavía pueden contemplarse excelentes panorámicas  que parten desde las Sierras de Jaén o la Tiñosa de Córdoba hasta Sierra Nevada. Sin olvidar, la cercanía de varios parques naturales que la rodean como el de la Subbética Cordobesa o de  Sierra Mágina. Un paseo por la Sierra Sur convierte al turista en calatravo con la visita a Alcaudete, disfruta del ambiente recóndito y de tranquilidad en las Sierras de  Valdepeñas y Frailes, lo refresca con el agua del Nacimiento del Castillo de Locubín y aprende una lección histórica del mundo de frontera adentrándose en la ciudad oculta de la Mota por los pasadizos y compartiendo las vivencias de un escenario excepcional, donde nacieron figuras importantes como el Arcipreste de Hita, Pablo de Rojas o Juan Martínez Montañés. Es un mundo repleto de  lugares de leyendas, rutas de santeros y santuarios, y senderos de lugares de encanto  como Chircales, río San Juan o Majalcorón.     
            La Sierra Sur se moderniza cada año. La red viaria  acerca a los visitantes por el norte con las proyectadas autovías del Olivar y de la N 432 y por el Sur con la proximidad de unas buenas comunicaciones. Esta  permite el acceso a los rincones más pintorescos  a través del asfalto de las carreteras municipales. Ofrecen amplios recintos industriales en la mayoría de todos los pueblos. Alcalá la Real destaca por el mundo del plástico que se trabaja en los polígonos de Moraleja, Chaparral, Retamal, Llano de Mazuelos y Santa Ana, el campo  de la carpintería y los dulces distingue al polígono de Alcaudete; y los polígonos de Castillo de Locubín y Frailes presentan sus naves industriales con el desarrollo de productos agroalimentarios; el rincón  más insospechado  llama al futuro con una nave industrial en las aldeas. En todos ellos, industrias auxiliares y transformadoras complementan el desarrollo comarcal de la Sierra Sur.
            El sector terciario  abre a los vecinos y habitantes todo tipo de servicios desde  el sector sanitario con los hospitales de alta resolución hasta los judiciales con juzgados de distrito, pasando por el mundo comercial  como centro de una comarca que extiende sus tentáculos  hasta los pueblos del norte de Granada y villas cordobesas. Significativo es el transporte que pasea sus vehículos de carga por toda Europa y tiene su estado mayor y principal  parque en la ciudad de Alcalá la Real.
            La Mota, roca del Al ´Andalus; Castillo de Locubín, buena escudera; Alcaudete, castillo calatravo, Valdepeñas, realenga, y Frailes, intendencia sureña s





on las peldaños de una escala de rutas que nunca olvidarán el turista o el visitante.    




martes, 27 de octubre de 2015

MERCEDES PADILLA CANO



Conservo una encantadora foto de la niñez, en la que un grupo de niños posamos a los pies de Mercedes Padilla Cano, en un patio de la calle de los Caños. Tenia en sus brazos a un bebé, y el resto rondábamos entre los 4 y 7 años sentados escalonadamente en sillas de enea según edades y estatura . Pelados  casi a rape, largos  flequillos sobre la frente, y cubiertos con chaquetillas de tela de  amplias solapas, emprendíamos los primeros peldaños de la amistad los  vecinos del barrio de San Juan al amparo de esta maestra de pequeñines.
Aquella mujer tenía un encanto especial  para  guiar, a la manera de los pedagogos griegos, aquel numeroso grupo que superaba cualquier ratio actual de la enseñanza infantil. Recuerdo que no eran muchas las actividades escolares que  realizábamos a lo largo del día. Repetitivas y con técnicas de refuerzo para recuperar los pasos perdidos del año escolar en el Martínez Montañés, la SAFA o el Colegio de la Inmaculada de las Trinitarias o el de Cristo Rey Una de ellas, la recogía con estos versos en años pasados:  " Ay inocencia infantil, / a los rapsodas porfiando, recitan tablas de uno a mil/ y sílabas del abecedario./. Jugaba Mercedes un papel fundamental en nuestra formación, sin haber pasado por la Normal de Magisterio ni el Bachiller. Pues eran los primeros pasos cuando se colocaban los cimientos básicos del edificio humano en los departamentos de  conocimientos, destrezas y actitudes para que en un futuro aflorara la formación integral en aquellos individuos. 
Significaba un sobreesfuerzo para Mercedes que, además de su trabajo en los peucheros de la casa,  debía aguantar este gran número de pequeñines que solíamos acudir durante el periodo estival para liberar a nuestras madres de la guardería vacacional  y suplir la docencia anual. Cada uno era autónomo , porque llevaba sus asientos, su material escolar y sus ganas de aprender. Por lo tanto su batuta se esmeraba diariamente a que pudiéramos, al menos,  cantar  algunas canciones y coplas de coros repitiendo las tablas de sumar, restar y multiplicar. Dicho tan simplemente, parece que no tuvieron importancia alguna, pero en aquel patio y sala de la calle Llana logramos aclimatar la escritura y corregir las faltas de ortografías con el pizarrín de aquellas pizarras de dura piedra. Algunos, tan sólo, pudieron recibir, este refuerzo y algún curso más porque se incorporaron inmediatamente al mundo laboral. 
Mercedes heredó de su padre la docencia y la transmitió a los niños del barrio de San Juan. Luego, como todos , intentó andar por otros derroteros de entrega generosa  hasta casarse con José Serrano, que falleció muy joven. 
Siempre que la veía Mercedes  me devolvía la sonrisa con la  que , desde pequeño, le agradecía el avance en la lectura o en el cálculo. O, simplemente, en la corrección de un mal comportamiento transmitiéndome enseñanzas de compañerismo y sociabilidad.
Su hija Carmen recibió en sus genes la docencia y desarrolla su labor educativa en las aulas de la enseñanza secundaria. Su hijo Jose tomó otros derroteros, pero manifiestan la templanza y afabilidad que siempre caracterizaron a su madre.
Hoy, al leer su esquela, no tuve la ocasión de mantener la afable conversación con la que entramábamos los dos en los aledaños de la iglesia de Consolación. Siempre me recordaba los años anteriores y el orgullo de haberme enseñado las primeras letras y números. Desgraciadamente, llegué tarde a la cita y no pude despedirla. Que descanses en paz y muchas gracias por el agua graciosa  de la fuente primera del árbol de la sabiduría. 



domingo, 25 de octubre de 2015

2. DEL CENOBIO MUSULMÁN AL BEATERIO TRINITARIO DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI

2. DEL CENOBIO  MUSULMÁN AL BEATERIO TRINITARIO DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI

            Tan sólo , por una fuentes indirectas a la documentación alcalaína, se recoge la presencia de un beaterío trinitario ( Casa en que vivían ciertas religiosas en comunidad) en la ciudad de Alcalá la Real, pero en versión actual  esta afirmación es " todo gratuito y sin fundamento", según los tratadistas trinitarios.
            En concreto,  el escritor López de Altuna  recoge en su "Crónica general de la orden de la Santissima Trinidad redención de cautivosuna referencia sobre la  existencia de algún recinto trinitario, que  el historiador trinitario Bonifacio Porres Alonso califica de " hipotético beaterio anterior ". Pues, se alude a una religiosa alcalaína  trinitaria, experimentada en los oficios del priorato de su anterior destino de la ciudad de la Mota que fue llamada a la ciudad salmantina de Villoruela para instruir a las fundadoras del monasterio de la Santísima Trinidad en la vida regular y Constituciones de la Religión.
            El padre trinitario fray Juan de la Vega, confesor de Felipe II, relacionó esta religiosa con Catalina de Anaya, fundadora y priora de dicho monasterio. Probablemente, pueda estar relacionada esta monja con una hija del corregidor Diego de Anaya, que nacería en Alcalá la Real, pero también vivió en otros lugares de España donde su padre fue corregidor e ingresaría a su hija de monja.
            

 Datos más fidedignos son los restos musulmanes, como tumbas musulmanos, descubiertas hace ya años por la I Escuela Taller de Patrimonio de Alcalá la RFeal,  y algún que otro pavimento de ladrillo encontrados en varias calas de prospección actual. Además, la calle lindera con el convento recibía en  el siglo XVI y posteriores el nombre la Zubia. Está claro que  las prospecciones arqueoógicas  dieron a luz esta serie de tumbas árabes, que  indican una concentración importante en torno a un elemento religioso del mundo musulmán, una ermita ( una Zubia). Por lo que se entiende perfectamente este topónimo árabe, ya que  esta palabra deriva del árabe az-Zāwīa («la ermita», «el lugar de retiro»), el mismo origen que otros topónimos españoles como Adsubia o Azoya. Con esto, se separa de otros filólogos  que aluden a que es erróneo relacionar el nombre del pueblo con "zawiya", y que hay que asociarlo exactamente con "zubia", (Del árabe hispánico "zúbya", y este del árabe clásico "zubyah") que significa en árabe «lugar donde fluye el agua» o «corriente de agua en un arenal», que describiría las características del emplazamiento del pueblo de la Zubia. En torno a la carrera Vieja,  apartado de la ciudad fortificada y como un recinto




sagrado este lugar se mantuvo  y fue reutilizado  por  los conquistadores de la ciudad para alojamiento de trinitarios, y, en su entorno, dio lugar al nacimiento del convento de la Santísima Trinidad.

DIARIO DEL RUTERO POR EL CAMELLO Y LA CIUDAD

Hoy, 25 de Octubre, a las diez y media en punto partimos unos ochenta ruteros de la Asociación Huerta de Capuchinos hacia Ermita Nueva por la la Nacional 432. Llegamos al Ventorrillo, y nos agrupamos con otra veintena de alcalaínos que habían acudido a la cita, y emprendimos la subida hacia las Pilillas, donde aparcamos los coches entre el Centro Social y la calle vertebral de las  Pilillas junto al bar antiguo de Moyano. Cerca de la Caseta de la hermandad de San Isidro, nos esperó el alcalde pedáneo Antonio López Moyano y se acrecentó el grupo con vecinos y amigos de Ermita Nueva ( matrimonios con niños) que se incorporaron la marcha. Por la calle, donde pasaba el antiguo camino de las Pilillas que se adentraba al Camello, dirigimos la ruta en un grupo numeroso recogiendo muchas personas de las Pilillas y nos dirigimos hacia la calle que daba al cortijo, que bautizamos para nuestro conocimiento y contacto con los rezagados de Los Caballos, con una amplia colada, nos fuimos adentrando por los actuales terrenos de la Dehesa, y  llegamos a una era, desde donde nuestro magistral guía el alcalde nos dirigió una lección de las casillas abandonadas y el habitat disperso que emigró a otras tierras en la segunda mitad del siglo XX, ,  al mismo tiempo que explicamos la roturación de estos terrenos, los chozones y las casas derruidas , que abundaban a las faldas del Camello; a ellas se adentran por veredas desde una colada central que sirve delimitación de las suertes y trances junto con elementos geográficos como barranacales y arroyos.  
Nos saludaron unos fieros canes al principio del camino de la colada, en una casa reutilizada por unos ingleses. Y, a continuación, por una puerta de cerco entramos a una vereda de ganado encerrado por vallas, tuvimos una desafortunada caída de una amiga, pero sin grandes consecuencias salvo magullaciones y dolor muscular, proseguimos el camino, en  un paraje de fresco natural entre chaparros, encinares, monte bajo y un suelos, a través e una pequeña vereda que no se prestaba a descuido alguno porque podía uno dar de bruces en el suelo. Pero, atentos a encontrar las monedas del tesoro perdidas  de Ermita Nueva, no hubo inconveniente alguno ni accidente. Una larga columna de un solo individuo abrazaba al monte y divisaba las cimas de los montes cercanos.  En algún paraje, pudimos contemplar los montes de derredor desde  Villalobos hasta MURES. La Pedriza, Alcalá, Santa, Ana, algo de Frailes y la Martina, Marroqui, asomando Ahillos, y Sierras de Jaén.    
Enlazamos, tras cerrar el portillo de la valla, con el camino de Íïllora que nace en la Peña del Yeso, y nos alentó para una futura ruta por el camino de los Camuñas. Más ancho,  y menos peligros, rondabas un terrno de ganado mientras subíamos una cuesta empinada hasta las Caballerizas, Antes, nos detuvimos en la cuarta dolina, la de la Calera, el antiguo hoyo de Cequia, donde posamos para la foto oficial y de recuerdo entre amigos , al recibimos una lección doctoral del alcalde pedáneo ( no lo digo fingidamente, sino con toda la sinceridad del mundo), con la que nos ilustró del origen de esta dolina que simula el coso taurino rodeada de un graderío natural, donde todos sentados escuchábamos su origen geológico tras una erosión natural y comparaba con las cuevas de Aracena, Y recordó el caudal del pozo y su potencia preservada gracias a las gestiones del alcalde pedáneo; no reparamos en establecer una confrontación con la descripción de los humedales del Libro de Veredas que habíamos recogido en el folleto repartido del día. Luego, topamos con un ganado ovino protegido por unos obesos mastines que nos miraban a los caminantes de reojo bajo la protección de sus pastores y dueños. Al llegar a las Cabrerizas, contemplamos los abrevaderos antiguos y modernos realizados de forma daliniana con bañeras reutilizadas. Topamos con el cortijo abandonado y las antigua cueva de arenisca para lavar los objetos de metal en las cocinas de la Sierra Sur. Por una vereda exterior , nos adentramos a la Virgen del Camello, contemplando  terrenos granadinos, el cortijo del Menchón, el Quejigal, las Parrillas, el valle, las lindes y los campos extensos de olivar y cereal, regado por el Palancares.   En los derredores de la Virgen del Camelló, parecía un encuentro romero y, atentos a las palabras de Antonio López, recordó el origen de aquella roca humana con similitud icónica de una virgen theotocos, donde se celebraba la fiesta de abril por el día de San Marcos. Bajamos el camino y nos dirigimos a la carretera que se dirige al Menchón Alto, desde donde nos adentramos una vereda que nos conducía a la Ciudad, un lugar curioso que  fue la mayor concentración de este partido de campo  en el siglo XIX y XX, superando a los núcleos de Cequia, Pilillas y Ventorrillo. Al bajar nos encontramos con una antiguo pozo cubierto con la forma de los antiguos pajares, carrucha con cubeta y bebeimos de su rica agua. 
Descendimos y llegamos a un fresno, a un quejigo, testigos de la antiguo arbolado medieval, y a  una doble encina, donde los aldeanos de los años posteriores a la posguerra celebraban la fiesta de la Virgen de Fátima. Parecía como si el Menchón Bajo nos mirara y nos solicitara una visita para otra ocasión. 

Entre olivos, llegamos a las ruinas de las antiguas viviendas de La Ciudad, rememoraban los roturadores de terrenos de propios que lindaban con los de los monjes cartujos, desarmiotizados por Mendizabal. También, nos recordaran a la vivienda de la familia Arjona y a mí me vino a la mente la de Adolfo Díaz. Muros medio caídos, ventanas sin marcos, hornos de barros  entre maleza y los olivos, una fuente seca donde había triones y otros de sus misma especie. Seguimos ya por una amplia vereda y una cuesta hasta dar de nuevo con la carretera asfáltica, nos detuvimos en los Capachos, en su mirador, nos miraba el Quejigal y compartimos lecciones de su antigua atalaya, bajamos a la plaza de la ermita de san Isidro, luego por la carretera y más tarde por la trocha hacia las Pilillas,  nos quedamos la mayoría de los ruteros a compartir mesa y mantel, preparado por unos excelentes cocineros, los hermanos y familia Rayo ( ?''???). Unos entremeses de ensalada, queso, patatillas y olivas, sirvieron de anticipo inmejorable para un excelente arroz caldoso, culminado por un flan, café y unos pestiños caseros inmejorables de manos artesanales de sus padre. Nuestro agradecimiento a Antonio López Moyano por este buen día de convivencia intervecinal, de contacto con la naturaleza en excepcionales circunstancias climatológicas y amenizadas con su buen verbo ilustrándonos de estos parajes y conocimientos micológicos.Hurra a los cocinero, no nos faltó ni leche de mosquito, como dicen por estos lugares.
  Qué mas puede pedirse. Un Abrazo a todos.