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sábado, 27 de mayo de 2023

EL ALCAIDE GAMBOA








EL ALCAIDE

I

Gonzalo Cejudo le encantaba acudir todos los ratos libres que le proporcionaba su horario de profesor a aquel viejo caserón, un antiguo convento dominico ubicado en el barrio de la Magdalena   de Jaén. Le costaba trabajo descifrar documentos y dar en el clavo con las biografías de algunas personas. Pues estaba entusiasmado con un personaje de su pueblo natal  Alcalá la Real. Era su alcaide. Así, lo llamaba, pero alcaides habían existido muchos en la historia de aquella ciudad de frontera, que pasó de llamarse Qalat Banu Said: Alcalá de Aben Zayde para los primeros conquistadores, pero que, pronto, cambiaron el nombre por el de Alcalá la Real. Aquel castillo, residencia  de los primeros alcaides le atraía intensamente. Sobre todo, sus  gobernadores militares.  A lo largo de sus estancias en aquella sala, cercana a las dependencias del templo del convento dominico, la luz de primavera le enfocaba el nombre de muchos alcaides de la fortaleza de la Mota al pasar los folios de aquellos libros de portadas de piel vacuna reutilizadas de antiguos cantos corales. Muchos de la familia del conde de Cabra, que, incluso, llegó a tener un palacio por ser alcaide  de aquella ciudad fortificada; otros relacionados con  la familia de los señores Fernández de Córdoba, los señores de Aguilar; otros menos conocidos como Luis de Merlo o el  Condestable o algún noble baezano, relacionado con los Garcí Méndez de Sotomayor.

    A Gonzalo le interesaba, los alcaides que siguieron  manteniendo el cargo y la paga tras el mundo de frontera y la toma de Granada. Ya, muy avanzado el siglo XVI, una vez que los señores de Cabra y Aguilar  habían hecho dejación  de la tenencia de alcaldía de los reyes, que eran los  que ostentaban su propiedad, ocupaban por delegación de los anteriores muchos caballeros hijosdalgos alcalaínos o familiares relacionados con estas casas nobiliarias, los Valenzuela, Pineda, y, sobre todo, los Aranda. Y, tras ellos, en tiempos de Felipe II, se la vendieron a un vecino de Granada, don Benito López de Gamboa. Oidor de la Real Chancillería de Granada. Este personaje y su  familia le interesaba, y pagó en 1571 al rey Felipe II nueve mil ducados para la alcaidía de la fortaleza y alcázar de Alcalá la Real. Se preguntaba su equivalencia en maravedíes y el mismo se respondió:

-         3. 300. 065 maravedíes.

 Y en un debate interno, indagó su sueldo anual:

-Cien mil maravedíes de juro a cargo de las alcabalas de la ciudad de Granada.

Enfrascado en la tarea de conocer el alcaide  nuevo. Encontró en una probanza de nobleza que era el undécimo alcaide de la fortaleza alcalaína, nieto por línea materna del  célebre gobernador Galindo,  e hijo de un vecino de tiempos de frontera Juan de Gamboa, y, por su padre. De Martín Ruiz de Avendaño  y doña María López de Gamboa, señores de Villarreal de Álava y de la casa de Urquijo, Laso y Gamboa.  Quería comprender cómo se había extinguido el nombre de los Gamboa tras la alcaidía de su hijo Antonio López de Gamboa. Y buscaba y rebuscaba en los documentos señales e indicios  que le desvelaran alguna luz.  Siempre, reconsideraba que los alcaides de esta etapa que abarcaba desde la toma de don Benito hasta su extinción en el siglo XIX  no apareciera el apellido de Gamboa en primer lugar y se viera esfumado por el de los Góngora y Estrada. Algo debía haber ocurrido, el investigador tenía la mosca tras la oreja.

         Había recogido de algunos papeles del Duque de Sesa , nieto del Capitán don Gonzalo de Córdoba, el Gran Capitán, como alcaide de la fortaleza alcalaína,  su defensa a ultranza de los privilegios y mercedes que gozaban los pobladores de la Mota. E, incluso, anotó que , en 1582,  de su teniente alcalaíno don Pedro de  Pineda y Mesía entregó  la alcaidía al hijo de Benito López de Gamboa. Es verdad que no  eran los tiempos  guerreros de los  señores de Aguilar y Cabra para defender la fortaleza alcalaína con armas y soldados.  Aquel castillo de la Mota había quedado reducido a una plaza fuerte de interior , sin importancia militar ni estratégica. Recuerdo de tiempos anteriores y postín de señores hidalgos que ostentaban algunos beneficios.  Una cuestión de honores  que recaían en señores nobles y magnates del poder de la nación,  primaba la hidalguía y la tradición frente a sus antiguo valor militar y guerrero como capitán de un pequeño grupo de soldados a sus órdenes para defender la frontera y los dominios reales. Su guarnición había quedado reducido a un cuerpo de escolta de ballesteros que protegían al alcaide  y los mantenía  a su costa. Pero se reservaban los privilegios y fueron del orden militar, ostentaban el oficio de regidor perpetuo  con voto preferente en los cabildos y un sueldo proporcionado por la Corona, en este caso de la ciudad de la Alhambra. También fundó un mayorazgo el vínculo de la alcaidía y varios bienes. En un  acto de juramento y pleitesía a la Corona, celebrado en la villa de Madrid, un 3 de julio de 1581, ya muerto el padre, se celebró el juramento siendo menor de edad, pues contaba veinte años. Lo representó el contador  Periáñez del Corral ante don Álvaro de Córdoba, gentilhombre de la Boca del rey Felipe II. Le aportó el escribano de la Corte el documento  de juramento. Quería Gonzalo Cejudo a lo que se comprometía el alcaide Gamboa. Y, en este caso, representado por el contador transcribió:

-         Señor Contador, Periáñez del Corral. Vuestra merced en nombre de Ilustre Caballero don Antonio López de Gamboa, menor de veintiún años y mayor de diez y nueve, hijo legítimo y sucesor de la casa y  Mayorazgo del Muy Ilustre Señor don Benito López de Gambia, su padre, difunto, del Cosejo Supremo que de Su Majestad, y supliendo su menor edad como su curador ad litem, representado en este caso a su persona, jurar y hacer fe y pleito homenaje como hijodalgo caballero, una , dos  y tres veces, una, dos y tres veces, una , dos y tres veces,  según yuso y fuero en España, que el Señor don Antonio López de Gamboa, como caballero hijodalgo y alcaide  que es por Su Majestad de la Tenencia y Alcaidía de la fortaleza con todas sus preeminencias a él, y ser guarda y fiel custodia como tal Alcaide de ella por S.M el Rey de don Felipe, nuestro Señor , y después de sus largos días por los Señores Reyes de Castilla que después de S.M le sucediesen, con toda fidelidad, y diligencia”.

-         Creía Gonzalo que ya llegaba el momento de dar la anuencia del juramento cuando se encontró todos los  siguientes párrafos del juramento completo:

-         “   y no se retirará  de ella en tiempo de peligro, aunque vea atormentar y matar o herir a su mujer o hijos o a otras personas r a quien mucho ame; nui aunque sea preso, atrimentado p herido, o amenazado de muerte; y aunque vea am que se la la tienen minada de los contrarios para la volar con pólvora; ni la dejará salir a desafío en campo, ni por dádivas ni promesas que le sean fechas,  de bien ni mal; ni la entregará ni mandará  que se entregue, ni la rendirá a persona del mundo sino fuera al dicho rey don Felipe, nuestro Señor, a quien S. M. lo mandare, y se la entregará y volverá libre y desembargada, en ella sólo  y acompañado, de noche o de día, y no se le retendrá so color de registro  o provisión o bastimento que en ella o por ella hubiera fecho, ni por otra causa alguna solo y para él establecida en dicho contrato, los Alcaides que quebrantaren dicha fidelidad debida y sus Reyes y los pleitos y homenajes hace y pide y consiente  que dé acuse de testimonio a quien lo pidiere de parte de S.M.

 

Vio que había terminado el texto del  contenido del juramento. Y anotó lo que el juró el contador:

-         Que así lo juraba y prometía en nombre del dicho don Antonio López de Gamboa, su menor  lo pedía y pidió por testimonio  que el dicho señor don Álvaro de Córdoba y el  dicho  Periáñez lo firmaron de sus nombres.

            El alcaide Gamboa se preocupó mucho sobre la reconstrucción del castillo de Aben Zayde, y, reconstruyó  en los años noventa del siglo XVI, sus torres, sobre todo la del Homenaje, contratando al maestro de obras Ginés Martínez de Aranda. También fue un gran erudito escribio o 50] «Antigüedad de la ciudad de Alcalá la Real y su villa del Castillo con las inscripciones romanas y de godos y fundación de los moros africanos y ganancia del señor rey don alfonso y otros antecesores suios. Por lo que he visto y oído". Era un auténtico coleccionista con estas  piedras en su casa y localizadas en las de otros vecinos de Alcalá la Real y una gran cantidad de monedas romanas y musulmanas de oro y plata, algunas de ellas le jurtaron



. También se encuentra una historia readaptada por él sobre este municipio, con pocos restos en la parroquia de Santa María la Mayor. 

 

                                                         II


 Gonzalo Cejudo se afanaba en descubrir el sucesor de don Antonio López de Gamboa. Pues, no había tenido descendencia y en las referencias que había anotado figuraba uno con apellido segundo Gamboa. Y, en esto que encontró un documento que enredaba mucho más el asunto de herencia de la alcaldía alcalaína. Su madre doña Teresa de Eraso y Galindo se casaba con don Pedro de Gamboa, que era hermano de de doña Ana de Gamboa. Para  mayor confusión en 1585, muerto su padre,  ésta se casaba con Gonzalo de Gamboa, vecino de Baena, hijo de Gonzalo de Valenzuela y Gamboa y doña Catalina Clavijo. Eran unas capitulaciones, que otorgaban la viuda y sus hijos Antonio, Francisca y Alonso en favor de su hermana Ana. Le donaron cinco mil ducados, mil en el momento de la celebración de la boda, por personas de Granada; y el resto a lo largo de cuatro años y se recogía de las alcabalas de Granada; el marido aportaba varias cantidades y trigo, aceite y otros productos de Baena

    Su hermana Ana era  la menor y no podía heredar el mayorazgo, y su vínculo de la alcaldía. Su otra hermana Francisca había muerto; quedaba Alonso. Y le cayó en sus manos un legajo de este familiar. Sabía que años anteriores a la entrega de la alcaldía había residido en el Castillo de Locubín. Alonso de Gamboa y Eraso fue un funcionario castellano. Natural de la villa de Madrid, fue colegial de la Santa Cruz de la Universidad de Granada, hasta 1592 , ocupó el cargo de alcalde de hijosdalgo en la Real Audiencia y Chancillería de Granada. y además alcanzó el grado de alcalde de crimen. Posteriormente obtuvo la plaza de oidor de la Audiencia de Galicia, donde se encontraba en 1607, después de formar parte del Consejo de Castilla. Se casó con Felipa Olivera y Sotomayor, con la qie tuvo una hija de nombre de Beatriz, casada con Antonio Chumacero, que era tambié miembro del Consejo de Castilla y fue distinguido con el título de caballero de la Orden de San Jaime. Y se marchó muy joven a Galicia de la Coruña. No tenía más documentos. Pero dio con la clave, un documento de dote  21 de octubre de 1621 ante Alonso Sánchez de Córdoba, en el que Juan de Valenzuela y Gamboa, hijo de Ana de Gamboa y Gonzalo de Valenzuela,enredaba más la herencia pero, al mismo tiempo esclarecía noticias de la familia.Pues se casaba con Beatriz de Gamboa, su prima. Increible, otro cruce y una suculenta dote de 4.000 ducados. Ya sabemos quién era esta Beatriz. 

    Pero Gonzalo descubrió un testamento curioso de una hidalga, relacionada con la estancia de Alonso de Gamboa en el Castillo. Se llamaba  doña Ana de Espinosa y Velasco. Era hija de García Espinosa, un hijodalgo del mismo Castillo. Ya, sana de mente, pero enferma de cuerpo, tras sus declaraciones de fe,  en 18 de julio de 1628 hacía sus mandas testamentarias, y, aunque vivía en Alcalá la Real y  ordenaba ser enterrada en la Iglesia Mayor,  pedía que se trasladasen sus restos a la capilla de su yerno en la Iglesia de San Pedro del Castillo. Curiosomente, rebusco entre los apartados de este documento notarial y, curiosamente, me encuentro que su nombre era Martín de Gamboa. No me detengo en las exequias, limosnas y las más de cien misas que debían rezarse por su alma o familiares. Incluso sus últimas intenciones no me aclaraban mucho de su yerno. Mas, Gonzalo Cejudo, a punto de abandonar  la lectura del testamento, encuentra una declaración y establece un diálogo con Ana, anotando las respuestas. 

    En primer lugar, se preguntaba sobre su relación  los Gamboa, y, he aquí esta manifestación  vital.

    -Declaro que, siendo yo doncella por casar, en casa de don García de Espinosa, mi padre,  en la villa del Castillo de Locubín, don Alonso de Gamboa y Eraso, siendo,  soltero, y mozo por casar, me presuardió con palabras de amor solicitándome.

    -Aquí, está la clave de amor- musitaba Gonzalo-, y no se imaginaba una descripción más certera sobre su relación entre ambos mozos. Por eso , leía, y releía:

        - Y me dio palabras de casamiento, por ser como era don Alonso de Gamboa y Eraso, hombre nombre y principal caballero hijodalgo que a mí me estaba muy bien que fuese mi marido. 

        -Más claro que el agua pura-exclamó en su interior. Y prosiguió con el encadre perfecto del anillo al dedo:

        -Tuvo conmigo cópula y acceso carnal, me estupró y corrompió  y vejó mi virginidad.

        -Los dos en la flor de la vida, una tarde de primavera contemplando desde la ventana las riberas del río San Juan.

    -Y de dicho trato me hice preñada y parí una hija Gabriela de Gamboa y Eraso del dicho don Alonso. 

                -No quedaban más que las disposiciones dotales y su correspondientes himeneos cristianos.- Ya se imaginaba Gonzalo  una parrafada dscribiendo sus bienes y quedó boquiabierto con la siguiente manda:

-El dicho don Alonso fue oidor de la Chancillerá Real de la Coruña. 

-Por lo que deducía que se marchó sin haber nacido todavía la niña, pero con conocimiento  de todo. Pues escribía:

-Siempre el susodicho me correspondió con caricias, y amistad, reconociendo como reconoció a la dicha  doña Gabriela por tal su hija. 

-Algo debió interrumpir la presencia de ambos.

-No tuvo efecto dicho casamiento por estar don Alonso ausente sirviendo la plaza de oidor.

-Bueno, podría haberse aplazado. Algo debió ocurrir. Se cruzó otra persona.

-Efectivamente, se casó con doña Felipa Oliveria y Sotomayor .

-No entendía el enredo. Algo debio pasar. el ivestigador copiaba literalmente:

-Yo no le hice contradición la palabra que me había dado-declaraba Ana ante el escribano-, y porque dicho don Alonso siempre reconoció por sus hija a la dicha doña Gabriela con sus palabras y obras, estando como ha estado y está en posesión de su hija. 

-Entendió su relación con el alcaide don Antonio López de Gamboa.-y Gonzalo Martín calcó su participación:

-A la cual por acuerdo y parecer del alcaide don Antonio, tío de doña Gabriela de Gamboa, y hermano de don Alonso y otros susodichos casamos la dicha doña Gabriela con Martín de Gamboa. con que de presente hoy está casada.

-Claro, ahora entendía aquella dote que se otorgaron ante el escribano castillero Francisco Jordán.

-Y leía que la declaraba como única heredera de todos sus bienes y otras cosas, por no tener otros hijos. Y añadía su relación como heredera de Alonso de Gamboa. 

Gonzalo de Gamboa se preguntaba que esto era un caso que le había  desviado del tema. Pues, como es lógico la madre defendiera a su hija Gabriela, pero la auténtica hija de derecho de Alonso de Cabrera era Beatriz de Gamboa, la que comentó en los primeros pasos de la herencia de la alcaldía y el mayorazgo. Y lo encontró en su testamento de 1619. Allí, el alcaide Gamboa manifiesta que nombraba de teniente a su sobrino don Fernando de Cabrera y Aranda, pues representaba al noble hijodalgo, caballero, familiar del Santo Oficio, y que lo había nombrado para que lo sustituyera en sus ausencias. Tan solo, si quedaba vacante tendría la tenencia Beatriz.Y así ocurrió.Se casó con el  licenciado Antonio Chumacero y Sotomayor, ambos de muy noble estirpe.  Y nombró por teniente a don Melchor de Góngora y Gadea en vida.     De la relevancia del marido (1584-1636), se manifiesta que era  hijo del Licenciado Francisco Chumacero y Sotomayor, del Consejo y Cámara de Castilla, y de Catalina Carrillo Lasso de la Vega, también fue colegial del mayor de Cuenca de Salamanca, caballero de la Orden de Alcántara, Oidor de La Coruña y de Valladolid, Gobernador del Principado de Asturias, Alcalde de Casa y Corte, y del Consejo Real donde murió en 1636. En su familia, dos de sus hermanos fueron también personajes muy destacados. Así, su hermano Juan Chumacero de Sotomayor y Carrillo, fue Presidente del Supremo Consejo de Castilla, embajador en Roma, caballero de la Orden de Santiago y primer Conde de Guaro, y otro hermano, Fernando Carrillo, colegial mayor en el del Arzobispo de Salamanca y Oidor de Valladolid. Por Cédula del 24 de octubre de 1636  

    El rey Felipe IV hizo merced para las hijas de don Antonio, ya difunto, y su mujer Beatriz de Gamboa de tres presentaciones en conventos de real patronato y tres hábitos de las órdenes militares para que con su producto se costearan las dotes de las otras tres (dos de las ocho hijas habían muerto siendo niñas), y de otro para lo que pariese su esposa que quedó encinta, que resultaría ser una hija de nombre María Josefa, monja en Santo Domingo El Real de Madrid. 

Por su parte, Beatriz de Gamboa (La Coruña, 1608-Madrid, 1683), hija de Alonso de Gamboa y Eraso,  fue sucesora de su tío Antonio de Gamboa en el mayorazgo y patronato de Alcalá la Real (Jaén) fundado por don Antonio.  finalmente, tras su muerte y sin descendencia recayó como lugarteniente en don Juan de Estrada y Manrique, casado con su hija doña María Francisca Chumacero. un noble asturiano , fiscal de la Real Chancillería de Granada y oidor de la Valladolid, consultor del Santo Oficio de la Inquisición  y descendiente por línea de varón de la antigua casa de los duques de Estrada, señores de la villa de  de Estrada y conde de la Vega de Sella en Asturias. Este progenitor del hidalgo que comentamos fue el que entroncó la rama de los Estrada con los Gamboa.  Pues se casó con doña Francisca Chumacero Gamboa Sotomayor y Eraso, hija de don Antonio Chumacero y Sotomayor, y doña Beatriz de Gamboa y Eraso que nombró al principio como teniente de alcalde a su pariente don Melchor de Gamboa y Gadea, por estar emparentada con la mujer de don Antonio de López de Gamboa doña Inés de Góngora y Gadea.   Entre los bienes, destacaba un cortijo en el sitio de la Merced, hoy  día se denomina a este cortijo con el mismo nombre y, además de su gran extensión, conservaba hasta muy recientemente la encina más grande del municipio alcalino.  Por el camino de tierras de Villalobos, se hallaba y halla a unos tres cuartos de legua.  

viernes, 26 de mayo de 2023

la capilla mayor de la Trinidad

 Dependía el  patronato de la capilla mayor del convento  de la Santísima Trinidad, la familia de Cristóbal Gallego casado con María Fernández de Santisteban, bisabuelo de Luis Gallego Novoa que pidió en 1619 ser enterrado en ella; donde se dijeron gran parte de las 200 misas, porque su intencicón eran decirlas en la capilla de Nuestra Señora de las Mercedes de quiera esclavo, y creía que no la había servido lo mejor posible. Casado con Isabel de Saravia, tuvo por hijos Pedro , Juana e Francisca. 

jueves, 25 de mayo de 2023

JUAN ROLDÁN, MAESTRO DE CANTERÍA

 

martes, 14 de febrero de 2023

JUAN ROLDÁN Y LA IGLESIA MAYOR DE ALCAUDETE



JUAN ROLDÁN

            Era hijo de Juan Roldán estaba casado con  Isabel Jiménez,. Hay constancia de su trabajo desde principio de siglo en las obras de la ciudad, en 1617, En concreto, (AHPJ Legajo 4951 Folio 227, 10 de ocutbre), se comprometía  con el mayordomo de la Iglesia Mayor Abacial a realizar las losas de cantería para su coro bajo, transportándolas desde las canteras hasta la Plaza de la Mota. Consistían en 226 varas de  la medida y largura y anchura que le proporcionase el beneficiado Juan Jiménez, y les pagó


de principio 100 reales, y el resto al acabarlas y puestas en plaza.  En 1623 se vio obligado a proporcionar, junto con Sebastian González, vecino de Albolote,  los sillares de  piedras de cantería necesaria para la terminación de la iglesia mayor que estaba a cargo de los maestros de cantería granadinos   Mateo de Santa Cruz, Miguel Guerrero y Juan Caderas, y el alcalaíno Juan de Fraguagua, ejerciendo la labor de cantería pues debió  preparar  los sillares que fueran menester para la obra de la capilla mayor en forma de sillar, equina y perpiaño tras recibirlos de las piedras de los sacadores ( tanto cabuqueros como entalladores), a los que debía pagar el propio Roldán 
            En este mismo año y día, apareciendo curiosamente en el documento como maestro de carpintería  se comprometió con fray Juan de Luna, prior del convento de Consolación a hacer el arco toral de la capilla mayor y recibió las condiciones de la obra de Juan Durán.
             .

            Este cantero continuó trabajando junto con Juan Aranda de Salazar, y con otros maestros alcalaínos comentados anteriormente  en el tercer decenio del siglo XVII.  A mediados de esta misma  década, junto con los hermanos canteros Juan y Alonso Pérez de Castilla  concertó la obra de cantería de la iglesia conventual de Nuestra Señora del Rosario, donde se comprometieron a entregar la piedra necesaria  hasta estar acabada sin suciedades y del mismo color, y especificando que fuera de las dos canteras de los Llanos[17]; media y tres cuarta de alto para las impostas y setenta varas de vara y media para las 3 capillas, más 1,500 varas de sillares y calzados[18].
            En 1634, intervino en la obra de la catedral de Jaén y pujó por la obra del puente del Vado de de la Torca entre Alcaudete y Luque; para ello escribió al trazador mayor del Rey Felipe III  Josefe de Villarreal para que “ pidiera y recibiera la baxa y postura que tenía fecha por petición que tiene presentada ante la Justicia de esta ciudad en la obra del puente del Vado de la Torca , término de las villas de Alcaudete y Luque, y que estaba rematada en 100.000 maravedíes, y, admitida la baja, que tiene el dicho  prometida y la demás condiciones de dicha partida pide se le rematara y rematada se acepte el dicho remate[19]”.
En 1637 , intervino en la Iglesia  Mayor de Alcaudete , y se sirvió de gente de Alcalá , para el traslado de las piedras de camtería para la torre. Recogemos estos datos El último elemento que se construye es la Torre-campanario, situada a continuación de la capilla mayor. En altura presenta tres cuerpos superpuestos y un cuarto que es el tejado en forma de chapitel de tejas vidriadas. El primer cuerpo esta dedicado a la sacristía, realizada en piedra bien labrada. En la cara oriental aparece el escudo eclesiástico del obispo de Jaén, D. Sancho Dávila y Toledo (1600-1615). El segundo cuerpo exteriormente está coronado por una cornisa de piedra muy saliente sobre la cual monta el tercer cuerpo, calado con tres vanos por cada lado de la torre. Este tercer cuerpo tiene como función ser campanario de la iglesia. Sabemos que fueron dos maestros canteros, Juan Roldán, vecino de Alcalá la Real, y Simón Perales, vecino de Alcaudete, los encargados de la obra de la torre en el segundo y tercer cuerpo. Por otro documento de 1637 (ante el escribano alcalaíno Juan de la Chica, 27 de diciembre), se comprometió a pagar 600 reales a Luis de Pineda Valenzuela el trasalado de nueve piedras y sus adobios para angostarlas, en el documento ambos figuraban como vecino de Alcalá la Real 
            Fue vecino de Alcalá la Real hasta 1634 y  de la ciudad de Jaén hasta 1649. Pues en 1650 aparece como vecino de Alcalá la Real, dando poderes a Juan de Aranda Salazar para cobrar sus obras en Jaén [20]. Tuvo varios hijos, uno de nombre de  Juan Roldán que se  trasladó a Sevilla y , debido a una peste ocasionada a finales de los años cuarenta del siglo XVII , murió junto varios hermanos. En 1649, él último fue Gabriel, y Juan  murió anteriormente.  El padre Juan Roldán casó con Francisca  Martínez Calvo que heredó una finca en el sitio de los Bramaderos[21] a través del cual conocemos la genealogía de este cantero.
            Se  trasladó a Sevilla e hizo  varias obras de la catedral, donde obtuvo un buen capital que luego heredó Juan de Aranda Salazar y el propio Juan Roldán
           
                                               SU HIJO JUAN ROLDÁN

            Se casó con Andrea, hija de Juan de Aranda Andrea y fue educado como aprendiz de Juan  de Aranda Salazar, que lo introdujo en el mundo de la cantería interviniendo den las obras de la Catedral  en otras obras de la diócesis. Marchó a Sevilla, donde murió y dejó sus bienes a su padre y suegro[22]. Rafael Galiano ha estudiado profundamente esta etapa de cantero de Juan Roldán como aprendiz y de otros alcalaínos. 

miércoles, 24 de mayo de 2023

EL PINTOR FRANCISCO DE CÉSPEDES

 En el siglo XVII, desapareció d Alcalá la Real la escuela local de los Raxis, al haberse afincado los miembros de esta estirpe en Granada, donde abrieron su taller, y artistas de segundo orden como Juan de Flores, Francisco de Céspedes  o Pedro Cobo, procedentes de las tierras abaciales y Avecindados en Alcalá., ornaron con sus pinceles   muchos rincones de templos, capillas y oratorios. Y esto dio lugar a que,  la Iglesia y los miembros del Cabildo contrataran con los artistas granadinos de categoría  muchas obras que ocupaban lugares significativos. De los talleres de Juan de Sevilla,  Alonso Cano o Bocanegra se contrataron los cuadros centrales de los retablos de las capellanías o los lienzos  de las casas.  Es el caso de  María Magdalena, obra atribuida a Bocanegra para la ermita del mismo nombre, situada  a la entrada de la ciudad, la Inmaculada de Santa Ana, atribuida a Cano, el cuadro de san Miguel de la  capilla del sagrario de la iglesia de las Angustias y el Calvario del despacho de la Alcaldia.



FRANCISCO DE CÉSPÈDES

Ante Alonso Sánchez, escribano,  aparece en 22 de febrero de 1617, aparece como bordador encarcelado y recibiendo la fianza de  Juan González Turronero, por no haber cumplido el contrato de entregar a la Cofradía de las Ánimas la imagen de Nuestra Señora.  Con dicho aval, se comprometió a entreegarla el Domingo de Ramos de aquel año completamente acabada y estofada y en toda perfección al hemano mayor Juan de Nájara. 

martes, 23 de mayo de 2023

VII PREGÓN DE LA CRUZ DE MATUTE

 


VII PREGÓN DE LA

 CRUZ DE MATUTE

 

 

PREGÓN DE FIESTAS

 

Buenas tardes, amigos y amigas convocados a la Fiesta de la Cruz de  Matute. 

 

Este año, se aproxima  la fiesta de la Cruz de Matute al disanto de la  Ascensión del Señor, el día 21  de Junio, acostumbrados a mediados de mayo. Ya no se retrasa el agua, sino que no llega, nos falta la fe de aquel campesino que miraba los cielos, y le respondía a su hijo desde estos lares, parapandará, parece como si el calor nos invadiera desde primero de año. Y apenas hemos tenido algún respiro  por los primeros meses del año. Ya no nos vale cantar aquel dicho cuando marzo mayea, mayo mayea, ni el célebre  y conocido mes de abril/ aguas mil.

      Pero seguimos orgullosos del legado de la Asociación de la Cruz de Matute, y de nuevo  os hemos convocado a esta fiesta  en torno a la cruz. Como decía el  poeta, y lo que significaba en nuestros antepasados:

 

Invocar al cielo 
Y la Santa Cruz 
es cosa de sabios,
al buscar la luz
como en el Calvario.
Y. en la de Matute,

El cerro brilla y reluce,

Convoca a mucha gente,

Cuyo encuentro  conduce

A celebrar el banquete

 Entre saraos y dulces.



 

 


Entre  bandas cruzadas  de los hermanos directivos de la Junta, con el  blanco de los brazos de esta cruz  alba y el verde  de su encina;

·      como el verde de los olivos y esparragales de las  hazas en torno al Palancares y el blanco cauce sin  aguas de  los arroyos de  Cañadas y Ana Ramos.

·      O el blanco cortijero de las casas de los vecinos del entorno de Matute y el verde de los prados de Ruiz Pérez y Capellanías. El blanco de La Pantalona, Hospitales y la Malaspatas tendiendo manos de solidaridad verde;

·      y el verde de los campos que rodean a los Endrinales oliendo a la molienda del siglo pasado, el verde de la Esperanza frente al blanco de la Fuente la Hoya Baja entre las lágrimas del agua que llora en su sequedad,

·      Cerro Ayozo, de los Centenos, y Carboneros recordando tiempos de tala y de siega,

·      O entre la oscuridad , el cortijo de la Cucanoche con el duende lorquiano de estas tierras granadinas y jiennense como tierra de frontera.

·      O entre lomas, la de Enmedio y la mítica Solís, recordando duendes y fantasmas

·      O en el centro, los cortijos de Matute, sin aditamentos, el de la Cruz y de las Cañadillas con su metamorfosis de usos actuales de tierra de sol y ocio.

En la noche, esta cruz es distinta. Se hace reveladora, recuerda los tiempos y las celebraciones de los cortijos en  sus fiestas particulares a música de caña y saxofón, guitarra y bombo, lugar de encuentro ante tantos días de soledades o de roturaciones de campos, con trabajos de sol a sol. Como cantaba Neruda, es cruz está llena de amor. Es, en sus palabras,

Oh cruz del sur, oh trébol de fósforo fragante,
con cuatro besos hoy penetró tu hermosura
y atravesó la sombra y mi sombrero:
la luna iba redonda por el frío.
Entonces con mi amor, con mi amada, oh diamantes
de escarcha azul, serenidad del cielo,
espejo, apareciste y se llenó la noche
con tus cuatro bodegas temblorosas de vino.

 




 

 

 

 

      

 


Me vienen al recuerdo los hermanos mayores anteriores, Collin, Eduardo y Miguel del Cerro Ayoso, Valeriano el de Malaspatas, Y Domingo el de las Esperanza. Todos quisieron conseguir como los de este año el mayor resplandor y regocijo con esta fiesta de la hermandad  matutera, para que, cansados de nuestro ágape, podamos contemplar de esta manera

 

 


Oh palpitante plata de pez pulido y puro,
cruz verde, perejil de la sombra radiante,
luciérnaga a la unidad del cielo condenada,
descansa en mí, cerremos tus ojos y los míos.
Por un minuto duerme con la noche del hombre.
Enciende en mí tus cuatro números constelados.

 

Y este año, se me viene a la memoria el tradicional desfile de carretas que se organizó desde la Loma de Solís, en medio de chirimías y tamboriles, y canciones serranas de estas tierras de Montefrío, de  Ambar, de Altos de la Peñuela, de  Las Ventas de Bramaderos, Endrinales, Conejeras, Peñuelas, Esperanza, las Hoyas, Camello, Guardesa y otros aledaños entre  Íllora, Montefrío y Alcalá la Real Y como Lope de Vega , este año de nuevo os hemos agasajado con  esta fiesta singular, que cantaban estos  versos:

 

Aunque es de piedra, y su cabeza es piedra,
y sobre piedra fuerte está fundada,
y con sangre por ella derramada
de tantos huesos su cimiento en piedra;
aunque con tantos Sacramentos medra,
en gracia y fe con Cristo desposada,
y tantas ramas de su Cruz sagrada
tienen sus muros firmes como yedra;
mientras que la persiguen militante,
a defenderla con sus rayos viene
la luz que al mismo fuego tuvo impreso.
Que aunque partido Cristo por Atlante
quedó la piedra que la tuvo y tiene,
carga en los hombros de Domingo el peso.
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Y queremos agradecer la presencia de todos vosotros y el desvelo de las autoridades para que sea una realidad esta fiesta campesina y tradicional.

Y como decíamos ayer , algún faro debió atraernos para compartir este día de fiesta  y convivencia, recuerdo de nuestros antepasados, rememoración de las labores de los años de braceros, y aldabón de la conquista del monte con la roturación de los campos. Hoy día,  rincón, agradable y ameno de familias de diversos rincones del mundo como los Sánchez Morales, los Rovie y Coin, o remembranza de la familia Ramírez, Cano, Briones y Coca






 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Atalaya natural desde donde se asoma alcahueta la fortaleza de la Mota entre cerros y olivares; mirador de la Parapanda, cerro  de dádiva real y trono de comunicación de  la  Vega de Granada  y de la Sierra Sur.

Este faro,  cruce de la Cañada real de Córdoba y Granada, testigo de los antiguos monfíes , alwayales y alfaqueques, a donde convergía el camino de Íllora, la colada de Agreda, y los caminos que venían de  Montefrío desde el cordel de los Playeros . Esta cruz mimada por los vecinos y los miembros de esta asociación , , en medio siempre de vegetación de monte bajo es una  

Una cruz de alegría y fiesta, a los sones de los músicos y entre las viandas que se han preparado para folgar y gozar, y bailar y danzar., mientras esperan el turno de suerte para elegir al nuevo hermano mayor. Por eso , quiero finalizar con estos versos:

Seguí mil veces vuestro pie sagrado,
fácil de asir, en una cruz asido,
y atrás volví otras tantas, atrevido,
al mismo precio en que me habéis comprado.

 

Bailemos hasta el final,  alargando la tarde hasta que el sol se convierta en mortecino.

Viva la Cruz de Matute.

 

FIN