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miércoles, 31 de diciembre de 2014

FELIZ AÑO NUEVO 2015


PASÓ UN AÑO DE CRISIS Y FELIZ AÑO 2015

Escribo estas líneas  unas horas antes de dar las doce campanadas   en el reloj de la Plaza del Ayuntamiento y, en una copa tengo colocadas las tradicionales doce uvas. Parecen que tienen sabor agridulce, porque su huesecito es el símbolo de lo que se nos ha atragantado el año anterior, pero la vulva proyecta la dulzura del porvenir.
La primera me recordaba el hotel de tres estrellas  del "marino" y me anunciaba las muestras de amor de los alcalaínos; la  segunda me  rememoraba los conflictos irresueltos  y , a la vez, alentaba por trabajar por la  paz; la tercera  me traía a mi mente los hogares que quedaron sin luz y  encendía la luminaria de la alegría  con nuevos puestos de trabajo; la cuarta  era rémora de la  tristeza de las familias  sin techo y abría el corazón de la  solidaridad para con ellos; la quinta se acordaba de tantas personas que sufrían la  enfermedad imprevista, pero apostaba por los nuevos descubrimientos de la salud; la sexta tenía la amargura de la desunión y ensalzaba los lazos comunes;  la séptima  se lamentaba del egoísmo humano y apostaba por  la generosidad  entre la humanidad; la octava se hacía infantil con su malnutrición  y anunciaba nuevos éxitos de los programas de la UNICEF; la nona  era un testimonio de los muchos jóvenes sin trabajo y hacía exigencias para saciar las ilusiones de las generaciones mejor preparadas; la décima se encontraba triste en medio del Llano Mazuelos  y preveía nuevos proyectos de futuro para los desempleados; la décima agriaba el paladar con la acidez del pesimismo de algunos maleintencionados y se mezclaba con grandes dosis de optimismo para levantar los ánimos de los convecinos y ciudadanos;  la undécima roe hacía reflexionar sobre la insensatez  y la osadía  y  recomendaba la cordura a la hora de tomar decisiones; la última se mostraba fría como los  últimos fríos de invierno y la  tuve que  completar con muchos Kilos de ilusión y esperanza para el año 2015. FELIZ AÑO NUEVO 2015


. UN ABRAZO.

PLANO DE lLA MOTA Y SUS ALREDEDORES DE ALCALA LA REAL









PLANO DE  LA MOTA Y SUS ALREDEDORES DE ALCALA LA REAL


            Pasar de un cerro, árido e inhóspito, hasta una ciudad fortificada significó una conquista del hombre horadando rocas, aprovechando cuevas y allanando peñas para convertirlo en el hábitat de varias civilizaciones que han dejado su huella en  este recinto histórico de Alcalá la Real denominado fortaleza de la Mota.
            En primer lugar, como muestra del más antiguo hábitat del entorno se encuentran las cuevas naturales y artificiales,  especialmente la  existente en la ladera norte del cerro  de  la Mota, dentro de la muralla que rodea la fortaleza. Corresponden a la presencia de unos asentamientos de la Edad del Cobre, que han dejado restos de algún  horno, utensilios  y materiales arqueológicos[1]. A ello hay que añadir que el subsuelo del cerro y de su ladera  es un conjunto de silos, de estratos de poblamientos prerromanos y de minas que se remontan a los albores del Neolítico.
            Pero, dejando atrás los pocos restos de la época ibérica y romana, el primer testigo de la conquista musulmana es el qal'at o castillo, situado en la parte nororiental del cerro de la Mota que pronto se amplió con un recinto amurallado encerrando a  la ciudad fortificada, tal como aparece entre los autores árabes  distinguiendo su jerarquía administrativa  frente a otros núcleos de la comarca con las denominaciones de al qal´at, hins, amal, yuz y  iqulim de la cora de Elvira.  Pero el nombre más extendido fue  el de al qal´at por muchos autores al que añadieron los apelativos de Astalir[2], Yashub[3]  y Banu Said[4] haciendo referencia a una ciudad fortificada desde los primeros años de la conquista musulmana. La  fuerte castellanización de los nombres del  recinto ha perdido nombres como la calle de la Zubia, hoy Romancero, que se acercaba a la fortaleza y aludía a un canal de agua. 
En la parte más elevada del cerro, el alcázar, compuesto por tres torres, la del Homenaje, la Mocha y la de Campana o Vela,  todavía se nos ofrece con un recinto amurallado, que hasta el siglo XVI se extendía hasta la torre y puerta de la Barbacana, muy propia de la arquitectura almohade[5]. Esta puerta debió ser su primer  acceso a  la fortaleza, al que se llegaba  a través de caminos subterráneos, pasadizos y adarves cubiertos. El patio  de Armas, actualmente un espacio escénico, sirve de distribuidor de  las diversas estancias y entradas  ofreciendo  dos huecos de posibles aljibes o mazmorras. Se accede a este castillo a través de un pasadizo  zigzagueante o en recodo de la puerta sur, donde  se  nos muestran las diversas fases  de  ampliación el recinto fortificado desde la época árabe hasta la cristiana. Epítome de estilos y épocas es el  último y fiel testigo de la torre del Homenaje cuya sala principal destaca por su atrevimiento constructivo con su  bóveda octogonal sobre trompas, muy del gusto de la arquitectura civil castellana en las fortificaciones  fronterizas de   la época con influencia mudejar[6]
            En torno al  castillo, se adosaron las mansiones de los caballeros musulmanes  que debieron pasar, tras la conquista  de Alfonso XI en 1341, a manos de los caballeros cristianos. Pues es muy significativa la  participación de Qalat  Banu Said en acontecimientos bélicos de los siglos VIII y XII. En época cristiana, destacaban las casas de las familias de las ramas de  los Aranda, que representaron las tenencias de alcaldías, la de los Pineda, Cabrera y Góngora. Actualmente, presentan una reconversión en  viviendas de uso agrícola para  almacén y  producción del vino, cuyo testigo más importante es la bodega adjunta a la muralla oriental del Trabuquete.
            Años más tarde a la conquista  musulmana,   el recinto fortificado se amplió en todo el perímetro del cerro, haciéndose en varias fases por medio del amurallamiento y la colocación de torres estratégicas: una primera por el flanco noroccidental  hasta la primera cresta del cerro, cuyo fiel testigo es la puerta  recién excavada junto a la casa de Cabrera  y otra que afectó a la ampliación de la anterior y de otras partes  de dificil acceso como la parte meridional.
A ello se añadió  un tercer circulo de murallas  que dio lugar al barrio de Santo Domingo, cuyo centro era  la antigua mezquita transformada en iglesia del santo liberador de cautivos. El  acceso entre este barrio y  la fortaleza se hacía a través del Cañuto,  un camino cubierto que salía del Gabán hasta la iglesia de Santo Domingo, hoy desparecido, y se  incardinaba dentro de la muralla  hasta llegar a través de varios bancales o ronzales hasta la Puerta Zayde, situada al pie de la torre de la  Cárcel. A este barrio,  su vez,  se accedía por  varias puertas, las del Arrabal, la de Martín Ruiz[7], la de Herrera, la del Cambrón o Granada y la de Zayde. Ocupaba su parte central  la mezquita transformada en iglesia mudéjar y reedificada con estilo gótico y renacentista. Junto a ella, había un horno de la ciudad. 
Varias torres albarranas y puertas de acceso  cotejan estos perímetros que dieron nombre a algunos flancos de la muralla. Tras formarse en la parte noroccidental un nuevo  barrio exterior, de nombre Bahondillo,  también  se recompuso la fortaleza  estableciendo varios flancos de murallas, denominadas del Trabuquete ( en la parte oriental), la del Gabán ( al sur) y la del Aire o Santiago ( en la parte occidental). Todo este círculo se recorría, interiormente,  a través del anillo, una calle o adarve ocupado en los siglos XVI por los patios  y  caballerizas de los solares de la ciudad fortificada. Actualmente,  se encuentran  cortadas  varias  partes del recorrido, a consecuencia de los derrumbamientos, abandono  o destrucciones de casas, especialmente por la zona del Alcázar, el Bahondillo y el Gabán. Por otro lado, varias puertas permitían el acceso al recinto fortificado dentro del antemural de la barbacana, diseñado en tiempos de los almohades. En concreto, a través de  la puerta del Aire o de Santiago con el arco de la Pescadería, a la fortaleza accedían los vecinos del barrio de San Sebastián  y Arrabal Nuevo o de San Francisco y lo primero que encontraban eran las caballerizas del señor abad. Posteriormente, hacia principios del siglo XVI, se abrió la Nueva o de San Bartolomé, en le centro de este  flanco occidental, obra de Martín de Bolívar, que permitía el acceso de los vecinos del barrio de la Peña Horadada, San Bartolomé y  el Campo. No hay restos de las torres de Especería que  comunicaba el perímetro primero con el segundo recinto. En el flanco suroriental,  un antemuro  abrió un nuevo adarve, de nombre las Entrepuertas, que era el barrio comercial de la  ciudad, donde se ubicaban gran cantidad de tiendas artesanales, el hospital del Dulce Nombre de Jesús y la Casa de la Mancebía hasta mediados del siglo XVI. Este adarve permitió el acceso desde la calle Real flanqueado por tres puertas, de las que se conservan la de las Lanzas y la de la Imagen. También se observan restos del barrio del Albayzín y pasadizos interiores, así como muchas cuevas horadadas en  las faldas del cerro. Junto a la puerta de la Imagen, las Carnicerías, de estilo renacentista obra de Ginés Martínez de Aranda, cerca de la torrecilla del Trabuquete;  y, junto a la Torre de Aguilera o del Argamasón, la Casa del maestro de Gramática, hoy desparecida.  También, por la puerta del Postigo del Arrabal el barrio antiguo de Santo Domingo, todavía  se comunica  con  el tramo final de las Entrepuertas y el Cañuto.
             La repoblación anterior a la conquista cristiana debió influir  para racionalizar el recinto en torno a varios espacios y ejes viarios que definieron los espacios administrativos y de vivienda. En torno a las calles  de Despeñacaballos, la Calancha y dos Reales, se  distribuyeron todas las viviendas y, mansiones, y, en derredor de las plazas, Alta y Baja,  se ubicaron los  edificios públicos religiosos y civiles. La Calancha  servía de enlace conectivo desde la Iglesia hasta  el Alcázar, y  a ella se abrían  callejuelas y callejones cerrados, donde se  ubicaban  las casonas de los caballeros más importantes de la ciudad, entre los que  se conserva  la casa de los Aljibes, fiel  reflejo de unos depósitos de agua para abastecer a una población que llegó alcanzar más de los tres mil habitantes. Desde el  Bahondillo, dos calles Reales y la calle del Preceptor, que daba a la Plaza,  formaba una trama urbana, en la que se mezclaban el palacio del Abad  con  las casonas de la familia Gamboa, la Casa de la Imprenta y  las viviendas de los no privilegiados, muchas de ellas superpuestas a las anteriores ocupando falsos adarves y calles en recodo. La calle Despeñacaballos, por su parte,  se comunicaba con varias calles, entre la que actualmente destaca  la  de las Cuatro Esquinas, que  acababa  en la Torre de la Justicia o de la Imagen, donde se  ubicó en muchas ocasiones la cárcel y el pósito. Por referencias indirectas la mezquita aljama  presidió esta parte de la parte madina. 

La plaza Baja  se enmarcaba  con tres  tiendas pertenecientes a la Iglesia, que solían alquilarse a comerciantes relacionados con los objetos sagrados y de consumo de la ciudad, el mesón de la plaza, -perteneciente a una rama de los Aranda, que sirvió de tienda, alhoríes altos, cuartel y hasta de mazmorra-; varias boticas y tiendas de propios, una adosada a la  torre de Aguilera y otra la de la Esquina. A ella, se accedía a través de la Puerta de la Plaza o Peso de la Harina, porque se encontraba las medidas de los fieles de la ciudad.
A través de tres tiendas del Cabildo y  de la Escaleruela se accedía a la plaza Alta, desde donde se distribuían  las Casas de Cabildo[8], la Iglesia Mayor Abacial,  la sacristía, la capilla del Deán y el Claustro de la Iglesia, el mesón de los Monteses,  varias casas señoriales- la de los Gamboa, la de los Aranda, la del alcaide-, un horno, la casa del corregidor y la torre de la Cárcel Real reconstruida tras la conquista  de Alfonso XI con un bello juego de cuerpos abovedados. Cerrando el flanco sur,  se abrían unos Corredores con  dos cuerpos, uno arqueado ocupado por las escribanías y otro dintelado y superior que alquilaba el cabildo para las tiendas de la ciudad[9], muy del gusto de las plazas castellanas[10]. En su parte posterior, el mirador se abría  a una muralla, flanqueada por las torres del Pendón y del Gabán o de la Justicia[11]. Estas torres fueron, en algunas ocasiones,  residencia del cabildo y casa del corregidor.
A partir del reinado de los Reyes Católicos, se amplió la ciudad desde la puerta del  Arrabal de Santo Domingo, con el Arrabal Nuevo, donde se encontraba la calle Cava y los Mesones, el barrio de la Peña Horadada y el arrabal del cerro de los Palacios, denominado  posteriormente de San Bartolomé. El rastro de la ciudad[12], que salía de las calles del barrio de Santo Domingo de Silos hasta la puerta Nueva, la Alhóndiga, el Matadero el nuevo Pósito situado junto a la puerta del Arrabal, la ermita de San Juan, la de San Bartolomé  y el convento de la Trinidad ampliaron,  en los siglos XV y XVI, el recinto amurallado.
Alcalá siguió como ciudad de frontera. Pero el peligro se encontraba en las costas del Mediterráneo. Ya no importaba tanto la reconstrucción de su amurallamiento ni  afrontar las malas condiciones climatológicas de un recinto fortificado en un cerro. El llano ofrecía a los privilegiados una nueva ubicación para emprender nuevas empresas  en la vida de la historia de la ciudad. Las torres, los muros, los edificios públicos y las viviendas se abandonaron; los vecinos se trasladaron al terreno comprendido entre el cerro del as Cruces y el de la Mota. Tna sólo, la Iglesia tocó siempre la campana recordando que era un testigo de unos hombres que entregaron  sus vidas en la lucha por la frontera.        
  



[1] CARRACOS RUS, J, PACHÓN ROMERO, J. A. y otros Aproximación al poblamiento eneolítico en el Alto Guadalquivir, Publicaciones del Museo de Jaén. Nº 8 Jaén 1980.
[2] OLMO LÓPEZ, Antonio Las sbbéticas islámicas de Jaén y Granada. De los antecedentes romanos a la conquista cristiana. Pp.114. I.E.G. Jaén 2001. Astalir  era una  fuente cercana a la fortaleza.
[3] Ibidem. Hace referencia un clan familiar que se instaló en la localidad.
[4] Ibidem, hace referencia a  por el nombre de los señores que detentaban el poder  a partir del siglo XII.
[5] SÁNCHEZ MÁRMOL, Fernando. Andalucía monumental ( de la Mezquita al mudéjar). Biblioteca de Cultura Andaluza. Pp. 111. Muy fuerte es la influencia del sistema defensivo almohade, pues desarrolló extraordinariamente el arte de las  fortificaciones “Se perfecciona el sistema de puertas de recodo, se hace uso de la barbacana o antemural  que envolvía el recinto y se utilizó como norma la construcción de torres albarranas”.

[7] Por un censo de Francisco Ramírez, casado con María de la Torre que heredó unas así definidas, sabemos la situación de la Puerta de Martín Ruiz”unas casas principales con sus bodegas y toda su posesión en el arrabal de esta ciudad junto a la puerta de Martín Riz linderas con casas de  Sebastián García y la ermita de san blas”
[8] Anteriormente ocupaban una de las torres, la del Rey (Pendón?) por encima del Cañuto. Las actuales comenzaron a edificarse a partir de 1540 y es obra de Martín de Bolívar discípulo de Diego de Siloé. La estancia alta estaba dedicada a sala de reuniones, capilla, armería y archivo de la ciudad; la planta se refería a la  Sala de Audiencias del Corregidor y el salón de cabildos de verano.
[9]  AMAR. Caja 20. Pieza 7. En las tres tiendas centrales hasta 1581, con motivo de la caída del Gabán, se encontraba la Casa del Corregidor y  estaba  ampliada con un hastial hasta la plaza obra de Juan de Riaño.
[10] Probablemente, las tiendas se adosaron a la muralla y  a las dos torres y se realizaron en varias fases: una primera alcanzó a cinco tiendas en torno a los años cuarenta  y otra segunda las elevó a nueve y un portón   a finales del siglo XVI
[11] Las torres  a veces venían señaladas con el nombre del Rey, de Santa María y del Pendón.
[12] La obra se desarrolló a partir de los años cuarenta del siglo XVI.

martes, 30 de diciembre de 2014

VILLANCICOS DE LA SIERRA SUR CON FOTOS DEL BELÉN DE LA ASOCIACIÓN DE HUERTA DE CAPUCHINOS.

VILLANCICOS   DE LA COMARCA DE  LA SIERRA SUR (i)

            No hay mejor modo de con jugar el villancico que con los retablos renacentistas. En las noches  de  Navidad de muchas iglesias del sur  de Jaén,  las canciones o villancicos cantados  por capillas de cámara o por los coros del Niños del pueblo  compartían  con las calles y los cuerpos  del retablo el mensaje salvador de l Niño de  Belén.
            Por el banco de este frontal  evangélico, pondría este romance de las gentes del Castillo de Locubín anunciando la Adoración de PASTORES, con música romanceada navideña al estilo del célebre canto popular de San Antonio de Padua:



Es el ángel san Gabriel,
El que anunció a los pastores,
Que había nacido el Mesías,
El amor de los amores.
Todos nosotros  contentos,
Con júbilo y con bondad,
Todos  llevamos regalos
Al  Cordero Celestial.
Un pastor en su rebaño,
Veía gente pasar,
Y, conforme iban pasando,
Les pregunta dónde van.
-Vamos todos a Belén,
Dicen que ha nacido un Niño,
Y le vamos a adorar
Con muchísimo cariño.
El pastor alza el ganado,
Y marcha para el portal,
Y con la flauta que lleva
No para de tocar.
Cuando llega al portalillo,
Se quedó como pasmado,
Al ver entre la humilde paja
Aquella vara de nardo.
Le dicen Niño precioso,
Medita mis pensamientos,
Que eres un ángel divino
Que viene del firmamento.
Anunciado por profetas,
Se tenía que presentar.
El hijo de Dios al mundo
Guiando a la humildad.
María estaba contenta
Y San José mucho más
Por la persona del Ángel
Que se lo vino anunciar.
Para madre de un cordero
El mismo rey celestial,
Que nos enseña el camino
Dándonos fraternidad.
Niño Jesús de mi vida,
Cariño y amor del bien,
Un lucero misterioso
Que ha encendido nuestra fe.
Ha venido en la miseria
Por dormitorio un portal,
Este cuerpo tan divino
¡Que frío, qué frío está!
María alegre estaba,
 Muy pensativa esperando
Las palabras que del cielo
Le venían anunciando.
El  ángel le dijo que venga,
Por obra del celestial
Tienes que ser la madre
Del  rey de la humanidad.
María con alegría,
Le dice con ansiedad,
Si es por obra de Dios PADRE
Cúmplase la voluntad.


.
(Ángeles López Villén, del  Castillo de Locubín, tenía 51 años en 1995)
            En la predela, con música de campanilleros de la campiña cordobesa, se pondrían estas escenas cantadas por los auroras, los coros de adultos  con instrumentos de percusión y viento (carracas, guitarras, violines, objetos estriados, castañuelas, y panderetas...)
En el primer cuadro, María como una paloma  se aparecería a los españoles:



Es María la blanca paloma
Que un día en España
La vieron volar
En el centro de una hermosa nube
Vino a Zaragoza
En carne mortal
Y  Santiago como lo sabía
Cayó de rodillas
Al pie del pilar.
(De Juan Barranco, de las Ventas del Carrizal, 62 años en 1995)

No olvidaría cantos rocieros con timbales, dulzainas y guitarras al  ritmo de sevillanas:

Al atajo las carretas,
Que ya está la noche encima (bis)
Ole, ole, ole
Ese cachito de cielo,
Que viene por la marisma,
Y la divina Pastora que está con el Niño
Ole, ole, ole, ole
Cuando la Virgen está ronca,
Yo le canto esta nana
Nanita, nanita, nana,
Que mi niño se duerma
Por sevillanas.
(Elisa Gallego)

O esta variante popular del villancico de los Reyes Magos:

En Oriente hay una estrella
Que a los Reyes Magos guía
Y en el portal de Belén
Nace el hijo de María.
Dale la zambomba,
Dale al cascabel
Que está noche nace
Jesús en Belén-
(Esther Ramos)

Y, acordándonos que en medio de la predela suele colocarse un Niño Jesús de Pasión, a la manera de Martínez Montañés:

En el portal de Belén,
Hay un clavel encarnado
Que, por redimir al mundo,
Se ha vuelto lirio morado.

Que nos evoca los pequeños belenes napolitanos colocados, en este caso pintado en el extremo de la predela:
En un portalico
De cal y arena
Nació Jesucristo
Por la Nochebuena

En torno al tabernáculo central,  se colocarían varios cuadros de villancicos, con música tradicional del villancico de la marimorena y escenas de María  en la calle de la izquierda. En el  primer  cuadro con contexto de las huertas castilleras

            La Virgen estaba lavando
Debajo de una higuera
Y los hilillos  bailaban
Al son de la lavandera.

            En el segundo cuadro, con otra escena doméstica:

La Virgen se está peinando
Debajo de una noguera
Y los pechos son de oro
Y el pelo de primavera.

            En el  cuadro tercero,  la naturaleza cantaría hasta la  propia María:

La Virgen se fue a lavar
Sus manos blancas al río,
Y el sol se paró a mirar
Y el agua perdió su brío.

El Tabernáculo central, recogeríamos la escena del Portal de Belén con este original villancico acompañado de  un solemne  y pausado canto  al  son de  zambombas, panderos, violines y   triángulos:
           

En la Noche Buena,
Con gran alegría,
Todo el mundo canta,
Al Niño Mesías
Todo el mundo adora
Al Niño Mesías.
Redentor del mundo,
Al Niño veréis,
Le dan sus calores,
Le dan sus alientos
La mula y el buey.
Cantad, cantad, pastores,

  







Cantad al ver al Niño,
Soñad con ver al Niño,
Venid al Portalillo.


…Cantemos al Niño,
Cantemos a Dios,
 Cantemos al Niño
La dulce canción (bis)

            En la calle de la derecha, la conocida escena de la Huida a Egipto, se contextualiza en los montes de la Subbética:

La Virgen va caminando
Por una montaña oscura
Del vuelo de una perdiz
Se le ha espantado la mula

O con la llegada a la posada que  la convierten el cantante en un palacio real o una casa señorial de  los hidalgos renacentistas:
 
…Gracias a Dios, que llegamos
A este palacio real
Donde habitan las palomas
 Con las plateás.

O,  se  hace el villancico jaenero con estos versos:

Entre olivares y cantos,
Lo mismo que en Israel
Entre olivares y cantos,
Lo mismo que Israel,
El Niño de Dios debiera
Haber nacido en Jaén.


En el dintel del retablo cambiara el Pantocrátor o la escena del Calvario, con este villancico, síntesis de la figura de Cristo:

Por lo más alto del cielo,
Va mi Dios hecho pastor,
Y las hondas son de seda
Y el cayado de pastor.

Las columnas de las calles y los cuerpos, las revestiríamos con las los versos  de la canción andaluza de sabor navideño e invernal:

A la una canta el gallo,
A las dos el perdigón
A las tres la tortolilla
Y a las cuatro canto yo.

O con estos versos de música y letra de nana:

 
Ya se acerca la nana sombría,
Ya se esconden los rayos del sol,
Ya de estrellas se cubren los cielos,
Ya la luna su disco asomó.

No faltaran algunos adornos de angelotes con estas canciones en sus estelas:

Los pastores de Belén
Daban saltos de contentos
Al ver que los angelitos
Tocaban los instrumentos

 Y al salir de la iglesia, me imagino los niños del coro cantando canciones entre jocosas y navideñas:

María, abre las puertas
Que te traigo el aguilando
Una batata cocida,
Sopla que viene quemando.


O esta otra más profana en medio de los cortijos de la Rivera del Palancares o del río san Juan:

¿De quién será esta casita
Con estas torres tan altas?
De Antonia o de Victoria,
Dios les dé muy buenas Pascuas.

(Yolanda García,)
Que irían repitiendo con cambio de letras en los versos: De quién será esta casita/ con estos chorros de nieve/ y estas niñas tan bonitas/ dichoso el que se las lleve.

Después, cambiarán con el ritmo romancístico del villancico del Naranjal, Cuando el eterno se quiso hacer el Niño…, y en el éxtasis final y orgía de la fiesta, la familia la tomaría con san José con esta bella canción recogida en las Ventas del Carrizal de Virtudes Navas
 
San José bendito,
Bien salves mis peras
Pídele a tu Hijo
Que se apiade de ellas.

O de una manera testaruda y con el vino en  la cabeza acabaríamos rompiendo el pellejo de la zambomba con este estribillo

Por su amor profundo,
Por su inmensa fe
Es un villancico,
No lo olvidaré,
Bajo la luz de aquel monte,
Por ver la cara de Dios
Debió nacer aquel Niño,
En esta tierra de amor           
Por su amor profundo,
Por su inmensa fe
Es un villancico,
No lo olvidaré,

 

FRANCISCO MARTÍN ROSALES

lunes, 29 de diciembre de 2014

          CONTINUA LA FAMILIA  BATMALA

PARA SEGUIR EL  HILO ...

  LLEGAN LOS BATMALA

Con estos precedentes, en 1849,  los hijos de Juan Batmala  y Juana Laloya  ya  se habían  afincado en  Alcalá la Real.  Probablemente, entraron a través del puerto de Málaga, desde donde mantuvieron lazos de unión con los bancos de aquella localidad,  y donde llevaron a cabo los primeros negocios. Estaban relacionados con los comerciantes del textil de Cataluña, ya que,  desde principio, se presentaron a través del consulado de Granada, donde tenían relaciones con las firmas comerciales granadinas y sus correspondientes casas de Barcelona. Hemos podido constatar la presencia de negocios comerciales de Francisco Batmala, tío de Pablo, entre los años 1874 y 1880,  con los comercios granadinos  de Benito Martínez y Compañía, Sabadell y Batista, don Lorenzo Vico Rubio y Heras, José Ruiz y López Comercio,  Casa Alsubide y Escolástico Martínez[1].
Como es lógico, a través de esta vía, se introdujeron en el mundo comercial alcalaíno y prieguense. En concreto, por estas fechas, varias familias de origen francés copaban los mejores comercios del Llanillo alcalaíno  y  las calles principales de Priego como las de Pedro Camy Bergeret, Juan Casanova Zurdón, y los Laloya. El proceso fue rápido, pero los pasos y modo de entrada a estas ciudades fueron siempre los mismos. En Alcalá se dieron a conocer, desde los primeros momentos, como unos  emigrantes o “forasteros” que vivían  del comercio y de la representación de las entidades bancarias, afincadas en Andalucía, sobre todo el Banco de Málaga, ejerciendo de prestamistas mediante el sistema de letras de protesto[2]. Después, pronto, gracias a su rico patrimonio mobiliario, se enriquecieron, mediante los abundantes préstamos de dinero a los nuevos agricultores  alcalaínos, a los que hipotecaban sus tierras para hacer frente  al gran movimiento inmobiliario y rural, que se desarrollaba  tras la desamortización de Madoz, así como con la  incorporación de grandes cortijos a su hacienda familiar, hasta tal punto que a final de siglo se les consideraban como medianos propietarios en la lista de grandes contribuyentes locales[3].
Para entender bien  la integración de los franceses en Alcalá a partir de mediados de siglo, conviene tener en cuenta que comenzó  a crearse  una red viaria, que  abrió nuevos caminos, arregló y transformó los anteriores en carreteras. Entre ellos destacaron los que enlazaban  el que  unía Alcalá con Cantera Blanca, Montefrío y Loja; el de Alcalá  con Almedinilla y Priego, y el de Alcalá con Baena, Castro del Río y Córdoba. Todos ellos  convergían a la costa malagueña” por ser la línea que conducían a Málaga para mayor ahorro de legua y porque para aquel punto se exportaban los granos de esta y de  la campiña de Jaén y parte de Córdoba y  que de desde aquel punto se importan los géneros de utilidad de gasto y consumo haciéndose a lomo  por falta de camino carretero con notable pérdida de la agricultura y comercio[4]”. Por otro lado, la economía se transformaba, a pasos agigantados, de un sistema agropecuario a otra de  predominio  agrícola con una gran influencia del comercio en la ciudad, a lo que se añadía la incorporación privada  de muchos terrenos de propios y comunales.
Los abuelos de Pablo Batmala  tuvieron varios hijos que se incorporaron a Alcalá. Por la parte de los Batmala, se constata la presencia de Juan[5],   Francisco[6]  y  Santiago, padre de Batmala. El primero se inició como comerciante, y  vivió en la calle Braceros hasta su muerte, se casó en el año 1861 con  Ana Gobert[7] y  vino a Alcalá en torno a 1870. Más tarde, como propietario, mantuvo buenos lazos  con su sobrino Pablo, a quien le transmitió tardíamente los bienes. Era vecino de Josefa Miqueu Gober, casada con Santiago Camy Miqueu, otro francés afincado en Alcalá por los años treinta del siglo XIX. 
El segundo, Francisco, vino a Alcalá  en el año 1849. Se mantuvo como comerciante[8]  hasta que formó una familia con linaje alcalaíno y se casó con la hacendada Dolores Alba Fernández,  descendiente de la familia del regidor y propietario don Florencio Alba[9]. Por su enlace matrimonial, se integró rápidamente en  la sociedad alcalaína, al mismo tiempo que esta circunstancia familiar le permitió enrolarse en la vida política local. Al principio fue un comerciante del ramo textil, pero, sobre todo, se enriqueció estableciendo un banco de préstamos, con el que hipotecaba a los nuevos campesinos recibiendo el dinero en monedas de plata. Durante este tiempo compartió el negocio con su paisano Pedro Camy, un comercio muy floreciente en el que llegó a tener varios dependientes ( El comercio debía tener un  volumen de negocios tan grande  que uno de sus trabajadores se  dio de baja de soldado de la Milicia Nacional, porque no podía asistir a  las clases doctrinales[10]).  Más tarde,  cambiando su posición social de comerciante por la de propietario, se casó  en el  año 1661 con Dolores Alba, mujer descendiente de una familia hidalga alcalaína, con la que tuvo seis hijos (Indalecio en  1863, Mercedes en  1867, Adoración en   1866, Francisco en 1870. Isabel en 1872 y Dolores en 1874).

Y SEGUIMOS 
En los primeros años de su estancia alcalaína, se dedicó a multiplicar su capital  mediante  el préstamo de dinero a medianos agricultores, ya que concentraron en sus manos  muchas pequeñas parcelas de los pequeños campesinos y de otros hacendados que emigraron a otras ciudades. (Entre los primeros, la familia de Sánchez Nieto[11] y Serrano;  y entre los segundos, Fernández de Moya a Jaén.) También desarrolló la actividad de avalistas de letras de cambio por su relación con el Banco de Málaga  y, en concreto,  por sus buenos contactos con Rafael Regueras, director de la entidad. Más concretamente, avaló muchos protestos de letras  a familias importantes como la de Antonio Sánchez Cañete o la de su paisano Pedro Camy Bergeret[12].  Además de esta actividad mercantil, a lo largo de los dos últimos decenios del siglo XIX, fueron  frecuentes los contratos de compraventa de Francisco, con el consiguiente acrecentamiento de su patrimonio[13].  Finalmente, antes de los años noventa, dispuso de una fábrica famosa de Harinas y Panadería, que traspasó en 1897 a  Valeriano Ferreira Hinojosa, valorada en cinco mil pesetas[14]. Muestra de su buena posición social era que disponían de una sirvienta de origen castillero  Victorina  Villén Izquierdo,  en la calle Utrilla, 31. Tras la muerte de su hijo Indalecio, por los años veinte en Torremolinos,  Pablo  se benefició de gran parte de la herencia de su tío y utilizó esta vivienda, que daba a la calle  Espinosa para realizar sus  obras altruistas a favor de los pobres de solemnidad cada  sábado, donde repartía dinero y alimentos. Una vivienda importante, que quedó en manos de esta rana de los Batmala fue la situada en el número 38 del Llanillo, junto a la posada de León y la casa de la familia de   los Sánchez Molero.

            SANTIAGO, PADRE DE PABLO BATMALA, Y LOS LALOYA

Por su parte, Santiago[15],  el padre de Pablo, vino a Alcalá unos años después, en el 1853, y ejerció como dependiente del comercio de su hermano Francisco[16]. Se casó el 30 de octubre de 1872 con Clotilde Batmala en la iglesia del Rosario. Asistieron a la boda como testigos el escribiente José Vinuesa, Juan Casanova, su hermano Francisco Batmala, y el notario Felipe Núñez[17].
Su mujer doña Clotilde Laloya, nueve años menor que el marido,  llegó unos  años después. Formó la sociedad comercial “Hermanos Laloya”, junto con sus hermanos Pedro y Pablo.  Debió alcanzar pronto  unos medios holgados, pues, cuando firmó el contrato de  la dote a su futuro marido, le entregó nada menos que cuatro mil pesetas, con las que adquirió varias fincas  e importante cantidad que, en otras ocasiones,  Santiago prestó a varios vecinos. Este, bajo la influencia de su hermano Francisco, se abrió camino en Alcalá y compró la casa número veintiuno de  la calle Bordador. Tuvo, en Alcalá la Real, varios hijos, (Dolores, en  1873, Pablo en  1875, Indalecio en 1877, Clotilde en 1878, Luisa en 1880, Enriqueta en 1882, y Luís 1883). Pronto murieron Luisa, Indalecio y  Luís, ya que en el  1889 no viven con ellos en la calle General Lastres.

Por otra parte, la familia de los Laloya procedía de Louvies Juzon, ciudad también  perteneciente a los Bajos Pirineos- pero más tendiendo al Sur de Rebenacq  limitando con el Pirineo Aragonés-. Algunos miembros de esta familia se trasladaron Alcalá, en concreto Pedro, Pablo, María Juana y Clotilde; unos años después que lo hicieron los Batmala, en torno a los setenta del siglo XIX.
Sin embargo, un  hermano de los Laloya, de nombre Antonio, se quedó al frente de su hacienda de los  territorios franceses y los representó en Rebenacq.  Mónica, Ana y María Teresa, las tías de Pablo Batmala, se establecieron en  Gan, y no vinieron nunca a Alcalá (pues esta última se casó con el comerciante francés Juan Guillambour, que por cierto murió pronto,  y, tan sólo,  e pasó por estas tierras de una a manera accidental para recoger loa herencia de sus hermanos políticos).[18] A pesar de la distancia, la relación  de los hermanos afincados en Francia con sus hermanos alcalaínos se mantuvo en cuestiones hereditarias. Así, Ana quedó pronto viuda, con cuatros hijos, dejando  la tramitación de los negocios en su paisano Juan Batmala, que le vendió las tierras heredadas de sus parientes para invertirlas en suelo francés[19].
Todos los miembros de la familia Laloya, menos las anteriores, se trasladaron, primero, desde su  villa originaria de Rebenacq a Louvies Juzon, y, más tarde, emigraron desde  Francia a Alcalá: en concreto en torno al 1857, lo que se constata con la presencia de Pablo y Pedro[20], viviendo por esta fecha en la Plaza Alta y sirviendo como dependientes en un comercio importante de telas regentado por su paisano Francisco Batmala. Su llegada fue escalonada: Pedro lo hizo en 1858; Pablo, en 1859, y, con la muerte del padre en 1869, se trasladaron a Alcalá  María Juana y Clotilde( en concreto, en 1870, porque hay noticias de que ésta última[21] ya se encontraba en Alcalá por esta fecha). 
 No caben dudas de que todos estos franceses eran unos jóvenes adolescentes, que se vieron obligados a  emigrar de aquellas tierras con una agudeza y olfato especial para el mundo de los negocios, ya que,  diez años después, se mostraron como unos expertos comerciantes de Alcalá. Y, en verdad que se hicieron notar, porque, en el bienio liberal de 1854-56, el progresista Antonio de Torres se quejaba de ellos en estos términos:
.          
“Que se reconvenga al señor capitán de la Milicia Nacional y que se eliminen a los señores súbditos franceses, don Francisco Batmala y don Pedro Camy y a todos los demás que no tengan caballo o yegua propia”
           
A lo que contesto el ayuntamiento[22]

“Que si bien los súbditos franceses ni de otras naciones no están obligados a pertenecer a la Milicia Nacional, no se excluyen en  el sentir del ayuntamiento en el que se inscriban voluntariamente  en sus filas, si a notorio arraigo y buena conducta se agrega la antigua vecindad, como sucede a don Pedro Cami y don Francisco Batmala del Comercio de esta  ciudad”.
Pues, Clotilde, Ana, Pedro, Pablo, y María Juana formaron un floreciente comercio conocido con el nombre de los “Hermanos Laloya”, que alcanzó un gran éxito económico entre los años sesenta y ochenta.  Los hermanos vivían en la casa  número 20 de la calle Bordador, lindando con la del francés Pedro Miqueu, con el que no debieron tener unas relaciones muy fluidas, pues este último demandó en 1870 a Pablo por una reforma de la acera de la calle, cosa que no llevaba razón pues el cabildo municipal se la denegó[23].
            Tanto los Batmala, en la persona de Francisco Batmala, como los Laloya, con Pablo Laloya, comenzaron a integrarse en la vida social, política y económica de Alcalá la Real. A finales de 1867, los dos fueron elegidos  regidores del ayuntamiento alcalaíno dentro de una candidatura conservadora, presidida por Gregorio de Torres Gómez y representando a los industriales y comerciantes,  miembros de la Junta de Mayores contribuyentes. Incluso, Francisco Batmala, ocupó puestos de honor, bajo la alcaldía de Gregorio de Torres, como segundo teniente de alcalde y dio muestras de gran sensatez desempeñando tareas importantes  como el deslinde con el Castillo de Locubín en la zona del Marroquín. Pablo Laloya, por su parte, le correspondió el escaño decimoquinto de la Sala de Plenos y perteneció a la  Comisión de Visitas junto con  Aquilino Sánchez Molero[24]. En 1871, Pablo se le consideraba como una persona influyente porque, en una colecta a favor de recaudar fondos para la clase jornalera, ya proporcionaba la notable cantidad de cuarenta escudos. Incluso,  en tiempos del gobierno de los liberales, se le elegía como miembro de la Junta de Asociados por el ramo de los comerciantes e industriales, por lo que se entiende que   disfrutaba de gran confianza y prestigio entre la población. Era claro y evidente que uno, por casamiento con la hija de la familia de los Alba, y el otro, por sus relaciones exitosas relaciones comerciales, comenzaron a destacar pronto en la vida alcalaína[25].    





    










 Matilde, José, y Dolores.
AHPJ. Legajo 21600. Notario Alejandro Mouton. Año 1874 Folio 37 y 375. Letras de protesto de Pedro Camy
[1] Noticias de la notaria francesa y el actual cronista.
8/. AHPJ. Legajo
 21600. Folio 1.125. Notario Alejandro Mouton
AHPJ. Legajo 21600. Folio 37 y 375. Letras de protesto de   Pedro Camy Bergeret con Juan Casanova Zurdón. Los Camy avalaban a Francisco Batmala, que ponía como hipoteca el Co

[3]AMAR. Legajo 21557. Valeriano del Castillo y Oria. 1898. el comerciante Juan Batmala Gobert prestó nada menos la cantidad de 12.500 pesetas a oto comerciante de origen sevillano coaligado con el castillero José María Álvarez Márquez, que  posteriormente lo vemos comprando
nuevas tierras. 

[4]  AMAR. Petición del ayuntamiento al Jefe Político e la Provincia de Jaén en el acta del 11 del  de diciembre de 1849. Se enmarcaban dentro de la política provincial con los números 7. 10 y 12.
12  Juan murió octogenario en el año 1930 viudo.
13 AMAR. Legajo 124, P.4. Había nacido el 17 de febrero de 1831 en Rabenacq y su esposa Dolore
s Alba Fernández, el 25 de abril de 1836. Los pa
dres de Dolores eran don Florencio Alba y la granadina doña Antonia Fernández. Se casaron el 19 de mayo de 1666 en la parroquia de Santo Domingo de Silos y figuraba en el día del casamiento como comerciante.

14 APSD Se casó el 19 de mayo de 1661.
16  AMAR. Patrón de 1857. Figura con la cédula 5436, de edad de 27 años  soltero y  comerciante
17 APSD. Li
bro 51. Año 1875. Folio 190 v. Partida
 12. Minutario de Bautismos.
18  Acta del cabildo de 15 de febrero de 1855. Se llamaba José Fer
nández de Puliana. El Comercio se llamaba CASA DE COMERCIO DE DON PEDRO CAMI.
 Y estaba junto a las casas  de los Portales de la Plaza, donde vivía. Como era típico de estos años, se vendían en los comercio todo tipo de género, el ayuntamiento adquiría el Anunciador de Jaén..
19 AHPJ. Notario Alejandro Moutón Año 1862.Legajo 21589.  Venta   a Francisco Batmala de parcela, estanque 14 fanegas de las Peñuelas de Fernán
dez de Moya;  y una en Charilla de José Gallego;  el mismo, venta de parcelas del  cortijo de la Media Naranja a Sánchez Nieto;  a  este préstamo de 48.260 reales con hipoteca de las tierras compradas; otra de hipoteca a Antonio Márquez  8.500 reales ; a tres vecinos del Castillo Cándido Castillo, Manuel Baeza, y Miguel Lara, 5400 reales, a Juan Bautista Roldán, 1863., a David Guardia, 1440 reales; a Francisco Pérez Muñoz 2350 reales. A Francisco Fernández de Moya y Mesía, nada menos que 60.000 reales; al panadero  Pedro Lara Romero, 2.400 reales. LEGAJO 5547 
20 AHPJ. Legajo  21.600  Año 1874 Folios 37. 855 Francisco Batmala fue avalador de los anteriores  
21 AHPJ.21554. En  1897, compró 12 fanegas
a Juan Hidalgo en Cañada del Carril.
22 AHPJ.21557.  Folio 173. Contrato De compraventa.
23 Había naci
do en el mismo lugar  15 de noviembre de 1840 y llegó a Alcalá con 18 años. APS
D. Todas las partidas de bautismo se encuentran en
el archivo de la parroquia salvo la de Dolores que nación en Francia.

24 AMAR. Libro de padrón de 1857. Cédula 5440. Era soltero  y de quince años.
25 APSM. Libro 19. Página 275. Año 1909.
26HPJ. 25669. El  7 de d
iciembre de 1894 vendió a Florencio Pérez Fuentes los bienes de su esposa Ter
esa ante Alejandro Mouton, que era la pa
rte que le correspondía de 20 fanegas de los Bujeos de Fuente Álamo, hipotecados en 2.705  a José Trujillos.
27 AHPJ 25669. Folio 429.  En 1894 Juan Batmala Gober, como apoderado de Ana Batmala vende los bienes heredados Ana a Gregorio González Vela. C
omo datos le correspondieron unos cuatro fanegas, de diversas parcelas en torno al Portillo de los Aspadores, junto a la Lagar, valorados 450 pesetas.
28 AMAR. En el Padrón de 1857, aparecen Pablo Laloya y Membriella (‘) y Pedro Laloya Membriella con las cédulas 5438 y 5439, con las edades de
16 y 15 años, dependientes.
29AMAR. Acta del día  17 de noviembre de 1857
30 AMAR. Acta de 29 de junio de 1869
31 Nació el 24 de junio de 1848.
32 Acta del 17 de diciembre
de1867. Los  miembros restantes eran José Mart
ínez, Francisco González de Lara, Fr
ancisco Bolívar, Faustino González Aguilera. Domingo Urda, Felipe Bolívar Muñoz, Tomás Font, comerciante y hacendado, Francisco Montañés Frías, Pedro  Ruiz Ruiz, Pedro castillo Guardia, José Cano Carrillo, Aquilino Sánchez Molero, Rodrigo Castillo y Francisco Belbel.
33[24] AMAR. Acta de dos de enero de 1871.
34[24] Libro Borrador de Oficios 1869. Nota 128 del uno de octubre, comunicación al gobernador civil.
35[24] Así a
parece en el sello de sus escudo, en l