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domingo, 30 de junio de 2019

TEMAS DE LA INFANCIA DE JESÚS EN PABLO DE ROJAS


TEMAS CRISTOLÓGICOS


La Natividad  de Cristo es un tema iconográfico que suele fijarse como modelo a imitar  en el panel del primer piso de la obra atribuida del retablo mayor del monasterio de San Jerónimo. Suele emplearse esta denominación y confundirse esta iconografía con tres tipos de representación de este tema navideña: el nacimiento de Jesús en el portal  de Belén, la adoración de los pastores y la adoración de los magos. Algunos críticos consideran que su precedente es el desaparecido retablo de  Colomera, obra de Diego de Pesquera.
Es un motivo que influyó en muchos escultores posteriores y contemporáneos.  Por ejemplo, en la obra del jiennense Sebastián de Solís del retablo de la iglesia de Villanueva de la Reina se observan muchas connotaciones. María suele representarse agachada adorando al Niño que se incorpora a medias entre los pañales; José los levanta a la derecha para mostrarles al espectador más que a los pastores que en segundo plano son testigos de la escena. De entre unas pilastras salen las cabezas del buey y la mula.
La perfección de esta secuencia evangélica la alcanza Martínez Montañés en el monasterio de San Gerónimo de Santiponce.
 
La Adoración de los Pastores,

Prácticamente, la mayoría de los imagineros suele refundir la escena anterior con la representación del Niño ante los pastores, pues se considera que ofrece un mayor sentido teológico al exponer al Salvador ante la humanidad, representada por los pastores. Es el caso de  Sebastián Solís refundiendo las dos escenas en la anterior obra comentada. Es una escena iconográfica que va servir de fundamento para posteriores obras de Martínez Montañés, entre sus progenitores esta escena fue tratada en la parroquia de Santo Domingo. Se le atribuye la de la tabla del extremo del primer cuerpo de Santa Isabel la Real junto con Gaviria, aunque otros la atribuyen a Martín de Aranda. Suele formar esta tabla un equilibrio compositivo en el piso primero del retablo con la de la Circuncisión del Señor, lo mismo que la que se le atribuye en el monasterio de San Jerónimo, que forma un paralelismo con la de la Adoración de los Pastores. La tipología de ambas se diferencia en la simplicidad de personajes y esquema compositivo que ofrece la taba de San Jerónimo frente a un mayor número del de Santa Isabel la Real. Al mismo tiempo,  una rica perfección formal se manifiesta en el monasterio, al mismo tiempo que os rostros de los personajes se asemejan más a los tallados por Pablo de Rojas, de expresión clásica

La Circuncisión del Señor  es una escena iconográfica que recoge la tradición judía en la que los niños judíos se circundaban a los ocho días de nacer con motivo del día en el que daban el nombre. Esta escena se conserva actualmente en su tierra natal en la parroquia de Santo Domingo de Silos, procedente de un bajorrelieve de la abandonada iglesia del mismo nombre, donde aparece el niño rodeado de los sacerdotes del templo y de sus familiares. Este tema fue tratado por su familia, la de Raxis, posteriormente en la capilla de Santa Ana del convento del Rosario. Se le atribuye a Pablo de Rojas y a Gaviria las tablas extremas del convento de Santa Isabel Real y las de monasterio de San Jerónimo. En la primera se asemeja mucho la escena a la de la parroquia de Santo Domingo de Alcalá la Real, mientras en la segunda se reduce los personajes y se clarifica la escena, considerándose por parte de algunos críticos que este relieve responde a la Purificación de María a los cuarenta días de dar a luz  por estar comprendido dentro del piso del retablo dedicado a la Virgen y en paralelo con la Encarnación.
La adoración de los Magos es uno de los temas representados tanto pictórica como escultóricamente por los artistas cristianos. Pablo de Rojas tuvo gran número de precedentes que se remontan incluso a la época medieval, en su propia tierra natal, el retablo de Santo Domingo  tenía una representación de los magos ante el Señor. Se le atribuye el del monasterio de San Gerónimo que hace paralelo con el de la adoración de los pastores, en el que coincide la simplicidad de personajes y la cuidada talla tendente a un naturalismo que sólo se ve forzado por el equilibrio de la composición de los personajes.   




LA ESCLAVITUD EN JAÉN EN LA REVISTA DE LA SEMANA DEL DIARIO DE JAÉN



A lo largo de los estudios de muchos investigadores sobre la esclavitud o la trata de niños o blancas, es frecuente que su procedencia es muy variada en las diversas épocas  de la historia. Siempre la actitud de los propietarios no solo es inhumana, sino que se convierte en una acción más propia de un animal que de un ser con razón y seso. Casi siempre, los esclavos se ven abocados a su ventas por circunstancias de violencia o supremacía entre los seres humanos. De ahí que en los contratos siempre estos seres vivos  y desamparados aparecían durante la Edad Moderna, resos de guerras, víctimas de tropelías en el mar; y en nuestras tierras españolas, lo eran por ser moriscos, turcos o berberiscos, tanto hombres como mujeres, negro o de color membrillo, blancos o indios mujeres u hombres, niños o adolescentes, maduros o mayores de edad. Tampoco no nos extraña que los otomanos convirtieran a los cautivos cristianos en esclavos de su Corte musulmana.
Es verdad que la esclavitud siempre ha existido desgraciadamente  en la historia de la humanidad  y se acrecentó este deterioro de la condición humana en tiempos de los romanos. Kovaliov no podía concebir la Historia de Roma con otro nombre sino el  de la República esclavista. También, abundan las leyendas e historias de cautividad en tiempos medievales. Y se acrecientan con la llegada de los españoles a América, al mismo tiempo que se alzan voces contra los que se excedían en humillar a aquella población como el padre Bartolomé de las Casas.  Pero, en este mundo de la esclavitud se encuentra este primer caso de la presencia de un esclavo de tierras americanas, relacionado con los comerciantes portugueses y su compraventa por parte vecinos del antiguo reino de Jaén. No es de extrañar porque los centros de mercado más cercano  solían ser los pueblos e Málaga y Granada,  y los implicados estaban relacionados con hidalgos y caballeros de guerra.
Nos referimos a  un documento notarial levantado ante el escribano alcalaíno Antón García de los Ríos, en 22 de junio de 1555,  que consistía en un contrato de trueque y cambio entre el portugués García Gómez, vecino de Jaén y estante de Alcalá la Real, y el comerciante  alcalaíno Lucas Martínez. El primero le entregaba un esclavo, curiosamente indio, y el segundo se comprometía a intercambiarlo por un potro. El esclavo se llamaba Juan, de unos veinte años poco más o menos, de buena guerra y sano, sin tachas y, como exigían las normas de trueque, ni borracho ni tenía enfermedad alguna encubierta;  tampoco era fugitivo o ladrón. Para mayor aberración se intercambiaba este esclavo por un potro, que tenía tres años, sellado y enfrenado. Y se fijaba el valor de la transacción en esta cláusula: si en caso de que se contravinieran estas condiciones y enfermara el esclavo, se veía obligado García Gómez a pagar 70 ducados por menoscabo. Un hombre como, un potro, solo siete decenas de ducados.

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El documento no tiene desperdicio alguno, si se puede llamar de alguna manera este trato. Pues  nunca había llegado tanto la degradación humana que el trueque fuera entre un ser humano y una animal. Nos viene a la mente el mantenimiento ideológico de aquellos tiempos sobre el trabajo y el ser humano. Fueron siglos y siglos  en los que  según el poder de la persona, podía caer su estima y valoración  entre concebirse como un ser humano o simplemente una cosa. Se basaban en el concepto romano de las herramientas de trabajo para la agricultura: por una parte, las manuales o dicho en lengua latina  instrumentum non vocale, quedaban generalizadas para los animales como el arado, la azada el amocafre; y por otro lado los esclavos romanos, se consideraban instrumentum vocale, herramienta que habla. Es un decir, que era para los romanos, pues, como se describe por estas líneas también lo era para los hombres del Renacimiento del siglo XVI de nuestra tierra.  En el futuro de la globalización, la esclavitud se ha extendido con otros parámetros, sino nos liberamos de la esclavitud virtual de las nuevas tecnologías. O lo mejor hay que crear una nueva nomenclatura para el hombre actual, siguiendo a los romanos instrumentum tecnologicum.


sábado, 29 de junio de 2019

LOS TINTOREROS DE ALCALÁ LA REAL









Como  muchos han estudiado, el oficio de los tintoreros se remonta al Antiguo Oriente, fueron famosos los tintoreros romanos, en la Edad  Media de modo que   cuentan que ", cierta desconfianza, algo que se agudizaría en la Europa medieval cristiana. Abundan fuentes que subrayan el carácter inquietante, si no diabólico, de un oficio prohibido a los clérigos y desaconsejado ‘al común de los creyentes’. Eso hacía  que el tintorero siempre estuviera muy vigilado y marginado por competir con otros oficios como los curtidores en el empleo del agua, y con los mismos tejedores de paños, que comenzaban a abundar en la Alcalá la Real de mediados del siglo  XVI. Eso no es óbilce que fuera objeto de ordenanzas y reglamentaciones, en donde  se establecía  su organización, enseñanza, derechos y obligaciones, además de una lista de colorantes permitidos y de los prohibidos. En estas ordenanzas  gremiales se prohibían eñir una tela o trabajar con algunos colores si no se tenía licencia. Achacan con estas palabras estras restriccciones: "Esa estricta especialización de las actividades de teñido es una consecuencia más de la aversión bíblica por las mezclas, que impregna todo el medievo, tanto en los ámbitos teológico y simbólico como en la vida cotidiana y la cultura material. Mezclar, remover, fusionar, amalgamar son ‘actos’ que con frecuencia se consideran infernales, puesto que transgreden la naturaleza y el orden de las cosas impuesto por el Creador". No nos debe extrañar que este documento del noario alcalaíno que vamos a comentar, se contextualice en el hecho de que "  los tintoreros fueron, hasta el siglo XVIII, artesanos reservados, misteriosos e inquietantes….Todos aquellos que se ven obligados a practicarlas debido a sus tareas profesionales (tintoreros, herreros, boticarios, alquimistas) despiertan desconfianza o son sospechosos de ‘hacer trampas’ con la materia.
Ante el escribano Pareja, se encuentra un documento  relacionado con este oficio en  seis de marzo de 1550- El tintorero alcaláino  Diego Fernández de Baeza tenía arrendado del vecino de Alcaudete todo el tinte de esta ciudad por cierto tiempo que faltaban varios años. Es curioso que tenía asingado el tinte de todas las ropas de la ciudad de Alcalá la Real. 
El litigio , cosa  muy frecuente en estos oficio, redicó por el hecho de que se lo había dado a su yerno Francisco Fernández ,  y debía dar por  nulo dicho arrendamiento y desistir de gozar el dicho oficio. Fiajaba la fecha a partir de Navidad para pagar el censo del arrendamiento y que vendiera una serie de ropas sacadas del dicho tinte hasta esa fecha para hacer frente al dicho corrido de censo  por parte de su yerno o persona que delegare para pagar a Juan de Quesada

Los  tintes se solían hacer con productos, muchas veces importados, por eso no era de extrañar que estos enviaran a Sevilla para comprar dos productos mu apatecidos el pastel y el brasil (HERNÁN SÁNCHEZ, LEGAJO 4662. 1566, Poder al jurado Francisco de Molina, sevillano, para recoger en Sevilla estos productos). 

LA ATALAYA RASA, UNA NUEVA ALMENARA DE ALCALÁ LA REAL

Ante el escribano Pareja en  9 de marzo de 1550, Juan Guillén de Aranda arrendaba a Fernán Martínez de Cañillas, un pedazo de tierra de quince fanegadas  en el pago que dicen de La Varita, término de esta ciudad, y mostraba los linderos, señalando las tierras de Juan Guillén el Viejo, las de Juan Sánchez de la Hinojosa, y otro pedazo de tierra que alindaba con el camino que se dirigía a Velez Málaga y la vereda de la Atalaya. Debía pagar por cada fanega que sembrara en la sementera, una fanega de pan limpio, nuevo y enjuto en las moradas de su casa por el día de Nuestra Señora de Agosto. Y si algún año hubiera esterilidad, se veía obligado a pagar un tercio de loa acordado. Firmaron como testigos Juan de Aranda, Francisco de Guevara, el zapatero Lázaro Rodríguez y Juan de Castañeda.

CONCLUSIONES

Una nueva atalaya aparece en el documento, LA ATALAYA RASA, situada en el camino de Velez Málaga, la actual carretera de Montefrío, y  en un monte cercano  al se asciende por una vereda. Debió estar más alejada de la de Gibralquite y Solana de Montefrío con la que se comunicaba. 
Su nombre debió proceder de que estaba más que mocha, desmontada en su cornisa, terraza y cuerpo, por eso se le dio el epiteto de Rasa. Actualmente debe ser un lugar de majuelo de piedras talladas a la izquierda y en dirección a la otra parte de la Valdegranada.

TEMAS RELACIONADOS CON M,ARÍA DE PABLO DE ROJAS


La Virgen con el Niño. Es una imagen que representa a María presentando al Niño en el brazo izquierdo a los devotos. El hieratismo y posición vertical se rompe con el típico adelantamiento de la pierna derecha que se contrapone al movimiento de recoger al Niño con la mano izquierda. Los pliegues caen majestuosos y solemnes sin movimiento a las plantas de los pies y sobre la rodilla derecha, formando en la zona central el típico triángulo de concentración de las líneas. Presenta túnica, manto y el velo que cubre la cabeza de la Virgen, el niño se  ofrece en la edad de los dos años y con túnica y su cabello rizado con los bucles sobre la frente en contraste con la frente descubierta de la madre. En Alcalá la Real, había algunas imágenes de María con la advocación de la Antigua, y, sobre todo, en el año 1568, se realizó una que recibió con el paso del tiempo el nombre de Virgen de las Mercedes. Muy similar a la iconografía de Rojas, aunque con el niño en el lado derecho. Aunque muchos de los familiares de Pablo de Rojas realizaban imágenes  para las iglesias de su pueblo natal pudo intervenir también Jusepe de Burgos, o el entallador Martín Pérez e, incluso  su padre como pintor. Pues hay constancia de que estos dos últimos realizaron una imagen para la hornacina de la puerta de la imagen en el 1550, pagada por el doctor de aquella época, pintada por su padre y esculpida por Martín Pérez. Además, por estos años de la infancia y adolescencia abundan en las partidas de bautismo de la Iglesia de Santo Domingo de Silos, un gran número de bautizados bajo el patrocinio de Nuestra Señora Santa María.
Las más importantes son la Virgen con el Niño del Hospital de los Pisa y la que estuvo colocada en el retablo de la Compañía de Jesús.
Otra en la iglesia de San Juan de los  Reyes, con el niño muy repintado, lo mismo que también es suya la de la capilla lateral de la Colegiata del Sacromonte.
Su versión se continúa en otros imitadores como la Virgen de Belén de la iglesia de San Cecilio, obra de Alonso de Mena. Y recientemente, se le ha atribuido la influencia en un escultor desconocido y revalorizado por el profesor Sánchez Mesa, de nombre Luis de Peña. A este se le asignan dos Virgen con Niño, la de Gracia de la iglesia del mismo nombre y otra en la capilla de la Adoración Nocturna, ambas en Granada. En ellas se representa el tipo iconográfico de la Virgen con Niño en brazos, siguiendo a Pablo de Rojas, y donde se repiten parecidas soluciones de plegado de paños y el tallado de los cabellos de Alonso de Mena, 

Santa Ana es una  iconografía muy frecuente en las tierras alcalaínas, ya que era la patrona de Alcalá la Real y a la que estaba dedicada una ermita en el extrarradio de la ciudad- aldea que hoy día recibe dicho nombre por Santa Ana - y presidida por la imagen de dicho titular.
Otra imagen de Santa Ana se encontraba en la puerta de los Arcos de Alcalá la Real- hoy día, destruida- y actualmente en el convento de las monjas dominicas, que la investigadora local atribuye a Martínez Montañés, y, sin embargo, por su descripción y con la semejanza con la Inmaculada del cementerio de los canónigos del Sacromonte de Granada se puede atribuir al contexto de los Raxis. Incluso, vienen adrede  las palabras de la anteriormente mencionada:
De estilo renacentista, muy  italianizante en sus tres robustos arcos, pero muy hispánico que corona el central......la imagen de Santa Ana triple situada en la hornecina principal del templete reproduce la imagen gótica de la Patrona alcalaína”




 Una variante de este tipo es la que se nos presenta en forma sedente Santa Ana y recogiendo en la misma postura a la Virgen y esta a su vez al Niño. Es un tipo medieval que luego tendrá una gran difusión manierista. Probablemente Pablo de Rojas recogió de la fuente de su ciudad natal este tipo iconográfico.  Una imagen suya se nos ofrecía en el retablo provisional de la capilla del Colegio de los Jesuitas de Granada. Abunda este tipo de imágenes en los retablos granadinos que nos muestran la evolución del género en la técnica olvidando el hieratismo de la representación medieval.
La Sagrada Familia  es una escena que en la imaginería suele representarse con la presencia de un gran número de personajes, aunque no siempre aparecen todos: suelen ser María, José, Jesús, el Niño, Santa Ana, San Joaquín, el Padre Eterno, San Juan Bautista y el Espíritu Santo. Comparte la atribución con Gaviria en la Santa Ana de la parroquia del mismo nombre, que presidía el retablo de la capilla del mismo nombre y hoy se encuentra en la Capilla Real. Pero la variante  que más seguramente se acerque a la atribución pablesca es la variante conocida por Santa Ana triple, trinitaria o Santa Ana, la Virgen y el Niño. Este tipo se suele presentar al estilo de la trinidad divina, superponiendo vertical y horizontalmente las tres figuras. Santa Ana togada con velo suele aparecer con un libro en la mano izquierda como si quisiera enseñar las lecturas bíblicas a la joven María que situada a su lado, y teniendo en su cobijo al Niño, dirige la mirada al devoto imperturbable a los coqueteos del niño. Las dos en forma sedentes,  le dan un hieratismo a la escena, que trata de romperse con la inclinación de la abuela y el escorzo o movimiento del niño. En la Catedral se encuentra un conjunto, procedente de la Iglesia de San Juan de los Reyes,  que se le atribuye a Pablo de Rojas, lo mismo que otro muy deteriorado  y pintado de blanco de la parroquia de Víznar, en el que las figuras son la Virgen, que enseña al niño andar, y Santa Ana. Esta imagen ha sido localizada recientemente por el profesor Sánchez Mesa y, como dice el mencionado profesor, el grupo aunque repintado, bien pude servirnos como precedente después por su discípulo Martínez Montañés.

Pueden ser muchas las valoraciones de su obra, nos quedamos  con estas de Francisco Martínez Medina:

Fue un personaje singular en el arte de Granada, formador de imagineros insignes, que trabaja en las últimas décadas del siglo XVI y primera del siglo XVII:  su situación de puente entre dos épocas y su magisterio con los grandes maestros de la iconografía andaluza hacen de él puente y clave para el arte andaluz. Pablo de Rojas, nacido en Alcalá la Real hacia mediados del siglo y que deja lo mejor de su obra y de la de su taller en sus Crucificados, último escultor de este tema del Renacimiento y maestro de formas para sus discípulos, los artistas del Barroco. De sus manos y de su taller también salieron Flagelados, Nazarenos, Vírgenes y no pocas esculturas de Santos; en este sentido es un avanzado del Barroco"


     La Asunción de María es un tema  que se le atribuye en los retablos de Santa Isabel la Real y en el de la Encarnación de Albolote.

viernes, 28 de junio de 2019

PUERTOLLANO DE ALCALA LA REAL


El núcleo rural de Puertolllano  Alcalá la Real pertenece a la aldea de  Las Caserías de Moraleda hasta que, a partir del siglo XVII, se denominaron Caserías de San Isidro.Su nombre se remonta a la época de la conquista ya que lo recibió de su parada en la subida del camino que  procede de Alcaudete, y, corre bajo la Sierra de la Acamuña. Fue una tierra que, por una parte, se repartió entre los conquistadores y otra quedó como reserva comunal en forma de montes de realengo, y se fue conquistando en repartimientos posteriores.
Tras la subida desde la venta del Carrizal hasta el puerto cuando se divisa la fortaleza de la Mota, entre barrancales y monte bajo el descanso se alcanzaba en la parte llana junto a  una fuente que mana de las aguas de la Acamuña, es el sitio de Puertollano. Muchos viñedos y algunos cortijos roturaron aquellos campos. Entre aquellos parajes y cortijos, destacaba el cortijo  de Pedro de Córdoba casado con Francisca de Moya que nos ilustra a comprender en este lugar la importancia y la relevancia de presencia humana en aquel habitat rural, y, luego posteriormente, el nacimiento de otras viviendas dispersas.
La noticia viene recogida por un censo que este matriomnio en mancomunidad  recibió del granadino licenciado Juan de Bracamonte en la cantidad de 3.757 maravedíes anuales divididos en varias pagas ( 36.570 maravedíes ante Miguel de Burgos ante el escribano Hernando del Carpio de la ciudad de Granada) .  Para afrontarlo, pusieron como garantía hipotecaria " sobre una casa  cortijo venta que tenemos en el término de la ciudad de Alcalá la Real , que dicen Puertollano, e sobre doscientas fanegas de tierra e sobre quarenta aranzadas de viña e majuelo con su casa e su lagar que en ellas está, que tenemos, linde con dichas tierras, e sobre doce fanegas e dos aranzadas de çumaque que nosotros tenemos en el dicho pago" El documento alcalaíno se firmó ante el escribano Pareja un 20 de mayo de 1550. 

Un segundo documento le vende las tierras por el censo, y aporta el título de Licenciado de Juan de Bracamonte. Se fijaba como linderas las tierrras con las  de Pedro Fernández de Alcaraz, de rancisco de Aranda y Francisco de Cardera. Y se obligaban, en 30 de abril de 1550,  a las acostumbradas condiciones de mantener las casas en buen estado, labrar y cardar las tierras, sucesores y compromisos con el cesonario.
CONCLUSIONES

Está claro que Puertollano es un paraje, que ya se manifiesta labrado y habitado en tiempos pasados, con cortijos,( este de cien fanegas es significativo) ; lo mismo que es importante la presencia de la vid y el zumaque ( no exclusivo de los Tajos, también lo había en Cañuelo) en estos parajes, así como los edificios de vivienda, mercado y comunicación como la vivienda; y el lagar para la producción del vino. 
Las ventas, por esta zona norte de la comarca alcalaína, servía de alojamiento y de centro comercial. Este testimonio de este documento  se complementa con otro de Luis Pareja, con otra venta  en la Rábita, do de aparece el ventero Juan García vendiendo al cantero Diego Martín cantero de 11 cochinos  en la cantidad de 2.250 maravedíes.  ante  el mismo escribano de 30 de marzo de 1550. Las ventas, centros comerciales de animales, de vino y de cereales. 

miércoles, 26 de junio de 2019

EL COMERCIO DE LA LANA


La actividad ganadera destacó en Alcalá la Real, sobre todo la ganadería de consumo, la caprina y la lanar, a lo largo del siglo XVI. Esa última se ve envuelta den las redes de comercialización entre los mercaderes castellanos e italianos. Entre los genoveses, tenemos constancia de su presencia  con los siguientes documentos:


-En 26 de noviembre de 1554, ante Alonso de Castro, el regidor Pedro Hernández de Alcaraz se comprometía a vender al genovés, afincado en Granada, Leonardo de Espíndola 150 arrobas de lana blanca, fina y merina. del ganado que tenía para el año 1554, al precio de 17 reales la arroba. El genovés se comprometía a pagarle en mayo de ese año. Como era frencuente, las condiciones del sitio donde se entregaba era en un día claro, con sol, no nublado, esquilada sin hierro, yerba, roña ni inmundicias.  Este mercader  procedía de Leonardo de Espínola, estante en Sevilla, que testó en 22 de diciembre de 1506, cuyo hijo Abmbrosio de Espínola se hallaba instalado en Málaga desde el 1508, y contrtataba la lana para exportarla al mercardo genovés. También, realizaba funciones de prestamistas y pagos de deudas y se asociaba con otros genoveses como los hermanos Juanm Batista, Bartolomé y Luca de Marín. No se distinguía muy bien esta familia con los Espínola, pero se constataba su presencia en el mercadeo comprando lana y trigo, vendiendo paños, terciopelo, pastel y armas blancas, así como practicando el crédito privado. 

sábado, 22 de junio de 2019

EN ALCALÁ LA REAL, INFORMACIÓN, LA CIUDAD FORTIFICADA DE LA MOTA.





Hace unos días, tuve la fortuna de presentar un libro de la Mota, en ese recinto único de la iglesia Mayor Abacial. A los pies de la capilla de san Pedro de este templo de Santa María la Mayor, sentado sobre la bóveda de la cripta funeraria de la cofradía de San Pedro, hermandad de los sacerdotes y capellanes de la ciudad de Alcalá la Real. Junto a ella, mi silla posaba sobre un doble cristal que me dejaba entrever un pozo medieval de abastecimiento de agua reutilizado en los siglos posteriores como osario y pudridero de nuestros antepasados. Me hizo reflexionar aquella situación entre un abismo profundo y las personas que habían acudido al acto. Entre el presente y el futuro sin olvidar el pasado. Me vino a la mente aquel cerro de la Mota, cumbre escarpada a 1.033 metros sobre el nivel del mar, que se remontaba, en sus orígenes, a la civilización argárica; pasaron por la pantalla de mi memoria los iberos y romanos (sin olvidar los visigodos) que dejaron su huella en esta atalaya natural que controlaba los pasos de los viajeros que bajaban del Alto Guadalquivir a las costas malagueñas y los movimientos de tropas de muchos pueblos que han invadido España a lo largo de la historia. Comprendía que no era un castillo más de la ruta jienense de las Batallas y Castillos, sino una fortaleza militar que, con la llegada de los árabes a tierras hispanas se convirtió en un Qal´at importante (ciudad fortificada) que primero se denominó por Qalat Astalir y Qalát Yahsib para culminar con el del popularizado Castillo de Aben Zayde.
No quedaban solamente en su excavado suelo los restos de su carácter fronterizo de tierra musulmana con los reinos castellanos; sino toda la conquista cristiana del rey Alfonso XI en 1341, que la distinguió y recompensó por sus servicios militares al convertirse en vanguardia defensiva hasta la ocupación definitiva del reino de Granada.
Miraba al hueco oscuro de aquel pozo y comprendía el paso del tiempo desde que se engrandeció este recinto fortificado, se levantó la Iglesia Mayor de Mota, sede de la Abadía de Alcalá la Real, y se definió su trama urbana, distinguiéndose diversos espacios: la ciudad fortificada (la medina, el castillo o alcazaba y el barrio popular (Vahondillo o Bahondillo) y el Arrabal Viejo, posteriormente denominado de Santo Domingo. Y, no me quedaba en su expansión urbana, sino que aquel entrono me invitaba a comprender cómo el Renacimiento racionalizó su espacio interior, la elevó a centro comercial y administrativo y se embellecieron sus edificios.
Sin embargo, aquellas tumbas vacías de momias, me trasladaban al tiempo de que había acabado convertida la Mota, a finales del siglo XVII, en un recinto sagrado y emblemático donde solamente se erguían su iglesia y su castillo. Menos mal que la pantalla del altar mayor me acercó a un contraste evidente, por un lado, al siglo XIX, con la destrucción francesa y las nuevas políticas sanitarias, y, me condujo a todas las señales de una necrópolis, porque una gran parte de la fortaleza se convirtió en un cementerio municipal. Pero, por otro lado, aparté la vista de aquel hoyo circular tallado en la roca, y palpé la mirada de todos los presentes. Empaticé con todos ellos. Me mostraban que, a finales del siglo XX, la ciudad fortificada cobró nueva vida gracias a las reconstrucciones y el empeño de las instituciones local, autonómica y europea para convertirla en un recinto patrimonial modélico de modo que la frontera se hizo historia y vida con las nuevas políticas turísticas del municipio. Y, esta nueva etapa se vio reconocida por premios y menciones especiales y como cita obligada de muchas rutas de España y Europa. La Mota se había hecho un símbolo colectivo de los alcalaínos. Gozábamos una nueva página de la historia. Ahora toca escribir nuevos capítulos y cerrar las huellas de la muralla del Aire, qué curioso, era un día primaveral alcalaíno, con frío de la tarde y el candor de los que acudieron a la cita, a los que agradezco su presencia y su escucha, la de mis presentadores y la de los patrocinadores del libro. Curiosamente, miré al pozo y el cristal estaba intacto ofreciéndome un hueco del que un pequeño jaramago que brotaba de sus paredes interiores. Incluso pensé, de la piedra viva nace la vida, buen mensaje.


viernes, 21 de junio de 2019

EN IDEAL ALCALÁ LA REAL, LAS GRAJERAS



LAS GRAJERAS
 



Siempre agrada visitar nuestro entorno rural, y, aunque en muchos sitios la población se concentra en aldeas en torno a la ermita, la escuela, el lavadero público y algún que otro centro público, mantienen algunas muestras de los primeros asentamientos humanos en la zona rural. Un recuerdo de aquellos primitivos campos roturados en los montes y de aquellas casas que ocuparon los labradores de los grandes rentistas en torno a los caminos reales y de campo, abrevaderos y descansaderos. Ese es el caso de las Grajeras, que responden ortográficamente a su derivación de la palabra grajo, probablemente por ser un lugar donde anidaban gran cantidad de esta variante ornitóloga. Y en verdad que hasta muy avanzado el silgo XVIII, debió estar muy dispersa e inhabitada esta zona, que se asumía como parte de la Rabita en la mayoría de los padrones y censos con unos ocho vecinos o casas en tiempos del Catastro de la Ensenada; e, incluso, muchos de ellos se recogen en los partidos de campo de las Caserías y de Fuente Álamo en padrones más recientes. Lo mismo acontece en los primeros años del siglo XIX, el partido de campo la Rábita todavía no se estaba muy bien definido, porque incluía todavía a estos tres partidos y el de las Grajeras. En 1822, que se hizo un padrón por los párrocos del arciprestazgo, se delimitaron claramente La Rábita, de las Caserías (José Serrano) y de las Grajeras (Lucas Britz).
En tiempos del famoso diccionario histórico-geográfico de Madoz, a mediados del siglo o XIX, el fonema fricativo posvelar sonora /X/ se representa con la grafía de las GRAGERAS por eso de no distinguirse durante muchos tiempos el sonido de las grafías (g ante e i, la j y X). Y se le considera una aldea al este de la provincia de Jaén constituyendo uno de los doce partidos de campo de Alcalá la Real, y   formando parte de su abadía y partido judicial, a una legua de la ciudad de la Mota, de modo que su población dispersa estaba constituida por cuarenta casas sin formar trama urbana ni calle alguna, veredas y senderos y caminos comunicaban a los vecinos. Destacaba el cortijo del Cerrillo de amplias dimensiones frente al resto de las mansiones reducidas y cubiertas de retama. Y de las casas de retama a la casa de una planta, cámaras y trojes de principios de siglo XX: las de Antonio López y Francisco Pérez por la Jabonera; entre el arroyo del Toril y el de las Grajeras las casas y casillas de Antonio Ariza, Juan Lizana, María Viana,  José Arjona, Antonio Pérez, Francisco Díaz,  María Castillo, Pedro Sánchez,  de Juan Vicente, Juan Vico,  Vicente Viana y Juan Aguayo ; y en la confluencia de los dos arroyos el cortijo y las casas del hacendado don José Oria y dos de José Fuentes; entre  el arroyo del Toril y el de Moriana , la casa de Antonio Zamora, de  don Antonio Ariza, Anita  Regis, José Segura, varios cortijos y el de Valenzuela; y entre los arroyos de los Pedregales y Grajeras, casas de Antonio López y Francisco Ruiz, de Francisco Gutiérrez, molino de aceite de Francisco Romero, casas de Francisco Escribano, de Juan Prieto, varias casas con la denominación de las Grajeras, Juan Prieto, Pedro Cano, José Vico, Manuel Viana, Juan Aguilera, María Márquez y de Francisca Viana y el cortijo del Cerrillo.

Si nos adentrásemos a su paisaje, se manifestaba como un terreno nada fructífero y cortado en diferentes direcciones por barrancos


y cañadas, y ya se celebraba un nacimiento de agua potable poco abundante, sin pilar, del que se surtían los vecinos para sus necesidades. Incluso, indicaba este diccionario que, convencidos los colonos de lo poco a propósito que eran estas tierras para el cultivo de cereales, se había empezado la plantación del olivo, la higuera y otros distintos árboles de que se va poblando todo el término del partido.  Todavía recuerdan los vecinos actuales la roturación de sus abuelos a las faldas de la Jabonera de la Sierra de San Pedro en los primeros decenios del siglo XX. No olvidan momentos de la posguerra, donde se refugiaron los maquis y la gente de la Sierra, y el episodio del cortijo de Valenzuela, cuando fueron abatidos los miembros de las juventudes Comunistas de la provincia de Jaén.
A mediados del siglo XIX, la familia Cano levantó una almazara que no funciona en la actualidad, pero   mantenía su maquinaria de viga, y, junto a ella, dejaron sus huellas y mandas en una ermita dedicada a San Vicente, haciendo honor al nombre de su primer fundador con el que colaboraron los vecinos de aquellos primeros asentamientos y roturadores. Remozada a principio del siglo XXI, esta ermita se yergue blanca entre el fondo olivarero con dos cipreses silescos, su portada de un arco de piedra de medio punto y su torre altiva que sobre un pequeño soto sirve de mirador de estas tierras que pierden su vista hacia las tierras de las Subbética cordobesa. Las casas de su derredor y las que se contemplan desde la plaza recuerdan años de lucha contra la naturaleza y supervivencia en medio de algunas pitas y chumberas.
        
    El paisaje se ha hecho por todos los rincones olivar y, por todos los lugares se ha buscado el agua para regar estos campos áridos, que se extienden por los parajes de las Mimbres, de Valenzuela, Sierra de San Pedro, el arroyo de las Grajeras, las Salinas, Fuente la Encina, Pineda, No obstante, su gente es emprendedora y se han ensayado complementos al monocultivo del olivar con las viviendas de turismo rural y los alcaparrones y otros árboles frutales. Un testigo de un pasado en medio de un paisaje lunar se encuentra por la zona de las Salinas, que todavía se alzan unas pozas, donde se observa la recogida de la sal en siglos anteriores.

Su población parte de aquellos 120 vecinos de mediados del siglo XIX hasta su momento álgido en los años sesenta del siglo pasado que sobrepasaban los 600 habitantes en torno a las casas construidas en las proximidades del barranco de las Grajeras, y donde se instalaron una renovada fábrica de aceite, varias tiendas y hasta un centro social en el III Milenio. Desde esa fecha la diáspora ha incidido drásticamente, como en todas las aldeas, alcanzando en estos años la cifra de 253 habitantes, que han abandonado las casas más dispersas y alejadas de la carretera provincial entre Alcalá la Real y la Rábita.


 


jueves, 20 de junio de 2019

UN CAMBIO Y TRUEQUE INHUMANO. UN ESCLAVO POR UN POTRO.

Ante Antón García de los Ríos, en 22 de junio de 1555, se levantó un contrato de trueque y cambio entre el portugués García Gómez, vecino de Jaén y estante de Alcalá la Real, y el alcalaíno Lucas Martínez. El primero le entregaba un esclavo , curiosamente indio, y el segundo se comprometía a intercambiarlo por un potro. 
El esclavo se llamaba Juan , de unos veinte años poco más o menos, de buena guerra y sano, , y , como exigían las normas de trueque, ni borraccho ni tenía enfermedad alguna encubierta , tampoco era fugitivo o ladrón.
El potro tenía tres años, sellado y enfrenado.

Si en caso de que se contravinieran estas condiciones y enfermara el esclavo, se veía obligado García Gómez a pagar 70 ducados por menoscabo.

CONCLUSIONES

-Hemos recogido , a lo largo de las investigaciones, la venta de esclavos, y en los contratos siempre aparecían presos de mar, o de guerra o moriscos o turcos o berberiscos, tanto hombres como mujeres. Pero este es el primer caso de la presencia del esclavo de tierras americanas, relacionado con los comerciantes portugueses. Pues los centros de mercado solían ser los pueblos de Málaga y Granada, relacionados con hidalgos y caballeros de guerra-



  Por otra parte, nunca había llegado tanto la degradación humana que el tueque fuera entre un ser humano y una animal. Me viene a la mente que se basaban en el concepto de as herramientas de trabajo para la agricultura: las manuales intrumentum non vocale, los animales o el arado; y por otro lado los escdlavos romanos, intrumentum vocales, herramienta que habla.


SIN PALABRAS UN ESCLAVO POR UN POTRO.  

lunes, 17 de junio de 2019

ANTÓN DE ALCALÁ, SU CALLE Y EL TEJAR DE LA TEJUELA




Teníamos noticias sobre la vida y oficio de Antón de Alcalá, así como la calle, que recoge su nombre, por la vecindad de su familia. Esta calle no siempre se llamó por  el nombre de este popular personaje. En concreto, se refiere a un tinajero que vendió sus vasos para el vino, agua y aceite a muchos vecinos de las casas hidalgas de la fortaleza de la Mota, sus arrabales viejos y nuevos. Y, por supuesto, a las mansiones de labradores e hidalgos de la ciudad del llano. En la ciudad fortificada, muchas bodegas quedaron al descubierto, y los vasos se dejaron entrever tras las excavaciones de estos últimos decenios, muchas de ellas llevan la marca de la doble AA , anagrama de este artesano. y estrella de ocho puntas, relacionadas con un origen morisco, que les daba de apellido el genérico de Alcalá. Antes de recibir este nombre, se denominaba del gallinero  Miguel López, que tenía asignado el número 1493 de vecindad en 1587, porque el tinajero se avecindaba en el último tramo que subía desde a la calle Écija. Hay noticias de este personaje, a finales de siglo, porque, cercana a su casa se colocaba una puerta de salida de la ciudad hacia el campo en tiempos de peste, epidemias y guerras; y además se vió implicado en la distribución del agua desde la Mora Vieja. Posteriormente, esta calle de Antón de Alcalá reabsorvió este tramo, y le dio nombre a la del gallinero y así consta en los padrones de principios de siglo XIX. Y aún más, un horno de aquella calle ( ya en este catastro en la casa avecindada por Pedro García existía un horno), la renombró con este lugar artesanal de cocer el pan a finales del siglo XIX, lo que se popularizó sin perder el antiguo nombre de Antón de Alcalá. Esta calle siempre se ha definido por su trayecto de  entrada al Juego Pelota o calle Peso Viejo, donde lindaba con los terriotrios anexos al convento de Cosolación, una calle que sirve de descendida de las procesiones de la Virgen de la Cabeza, y donde vivían y viven familias cofrades de la virgen romera. Hace unos años, recibió  un gran susto con la caída de la Casa de los Murcia, que hemos comentado en otros artículos. Junto a esta casa, vivió el alcalde Salvador Frías Pino.
Un nuevo documento nos confirma que Antón estaba relacionado con el mundo de la alfarería y en el lugar que se mantuvo dicha actividad hasta los años no280
venta del siglo XX. 

Se recoge en un documento del escribano Antón García de los Ríos en  11 de enero de 1552. Consiste en un contrato de arrendamiento entre  Antón Martín Vaquero mancomunado con Juan Jiménez de Frías  y el propio alfarero Antón de Alcalá.  Arrendaba el tejar del cura bachiller Juan Calvo, por cierto párroco de Santo Domingo de Silos, hombre brillante y humanista que dominaba la lengua latina, como manifiesta en los textos a lo romano de sus partidas de bautismo. 

Y especifica exactamente " un cuerpo de casa con su tejar, su posesión, e alberca de agua e barrero (..) que es en la Fuente Tejuela, barrio Nuevo de esta ciudad". La cuantía y renta ascendía a los seis ducados ios anuales, pagaderos en el Día de Todos los Santos.El propio Antón de Alcalá se obligaba a darle agua desde la alberca, que podía gozar de la lanza que ay en vos . Había otro pedazo de casa junto al tejar  y se obligaba a jar la dicha casa tejar  con todo lo demás  durante el dicho arrendamiento.

Por estas fechas, en 7 de marzo de 1552, aparecía Marina  González, viuda del jurado Pedro Garrido contratando el tejar y barrero al personero Diego Martínez Izquierdo, por la renta de doce ducados anuales en un periodo de seis años,con la conidción de que tenía que sacar el barro bajo la licencia del propietario y no para terceras personas, y con la obligación de adobar la casa y el horno a su costa  duarante seis años. Sin embargo, se cita la Fuente Beber, en lugar de la Tejuela, 
Y en otro documento de 16 de marzo de 1552 ante el mismo escribao,  Melchor de Ocaña, otorgaba al regidor Francisco de Aranda " una tinaja de sesenta arroba y veintiun cántaros  y doce arrobillas todo bueno de dar e recibir del apaño horno que sacare y deshornare en la cantarería de  Alonos  Pérez de Frejenal" y lo recibía en razón de las seicients cargas de barro que tenía en el barrero de la Fuente Beber

domingo, 16 de junio de 2019

EL TALLER DEL HERRERO EN ALCALÁ LA REAL


Por un documento notarial ante el escribano Antón García de los Ríos, el vecino de Priego  Diego de Hernández compraba a Cristóbal Sarmiento, un herrero alcalaíno, los materiales y herramientas  del taller de herrería. Se encontraba presente el primero en Alcalá por el día seis de junio de 1551  y lo fijaba en la cantidad de  doce ducados de oros, que montaban 4.500 maravedíes .Fiermaron de testigos el sastre Diego López y el herrero MiguelMuñoz.  Y consistían en los siguientes materiales:
-Yunque
-Unos fuelles
-Dos machos
-Una bigornia
-Unos garfios
-Tas
-Una escofera del dicho oficio.
-un alquibrina
-Cinco pares de tenazas
-Cinco de alicates chicos
-dos martillos
-dos claveras.



Aquí encontramos dos herreros de familias alcaláinas, sobre todo los Muñoz. Por otro documento con el herero Miguel Muñoz, se encuentra un contrato de una parte fundamenta, junto al hierro, como material de las herrerías, el carbáo, Se comprometía en 18 de mayo de 1550 a pagarle a Cristobal Rodero, a pagarle todas las cargas de carbón y cuatro más para su fragua pen una casa donde se guardare para tiempos de agua y nieve. A un precio de dos reales y cuartillo por cada carga, de buen carbón a uso de los herreros. y con una marca de esteras de siete palmos de alto y cinco de largo dispuestas en fragua.  Posteriormente, les sustituyeron otros en el arte de la forja como los Oliva, entre ellos el famoso Jusepe, y el oficio se mantuvo hasta el siglo XX, con los Lopera, y la cooperativa metalurgica.

viernes, 14 de junio de 2019

ICONOGRAFÍA DE PABLO DE ROJAS. LAS INAMACULADAS




ICONOGRAFÍA






     Todos los tratadistas que han versado sobre Pablo de Rojas coinciden que la importancia de su obra radica en la creación de tipos iconográficos, y más que en los tratamientos retablísticos, en el tratamiento y estudio que efectua en las figuras exentas. Ya el profesor Emilio Orozco lo consideraba como el creador de la imaginería barroca andaluza, pues hasta los años en los que se inicia el artista no se concebía la imagen fuera del retablo, desligada del contexto cultual  y con toda la valoración plástica y expresiva para los devotos de las distintas advocaciones que solían surtirse de la pasta o de cuadros de lienzos. Sirva de ejemplo la devoción del Cristo del Paño por los vecinos de una localidad  cercana como era Moclín. Como dice el profesor Bernales: ”..Rojas, pues, será el escultor procesional, al tender, por propio instinto, a la concepción de la figura aislada, sobria y rotunda de raza, de vigoroso plasticismo...  Pablo de Rojas creó, además de otros tipos iconográficos, por encima de todos el Crucificado, el Nazareno, la Inmaculada o el San Juan, que luego trascenderán en la imaginería barroca. Al mismo tiempo, que le aporta una nueva visión estilística, se apoya en una especial policromía, debida a su sobrino Pedro de Raxis que se mantendrá en las imágenes hasta la segunda época de Alonso Cano y renacerá en l siglo XVIII.


La imagen de Inmaculada es uno de los tipos creados por el escultor granadino. Su versión supera, según todos los tratadistas, a la de Gregorio Fernández, por  mayor gracia de actitud, huyendo de la simetría para lograr una composición sencilla y grata; él introduce la costumbre, constante después en la escultura andaluza, de recoger el manto a un lado, dejando libre un hombro, y dar a la Virgen, mediante la cabeza inclinada y los ojos bajos, un aire virginal de humildad poderosa.
Esta advocación, ligada con la  de la Limpia Concepción, estaba presente en su época, ya que comenzó a propagarse entre los católicos españoles con gran fuerza y  pasión. Uno de los más fervientes defensores de este incipiente dogma  que no se aprobó hasta varios siglos después, fue el arzobispo de Granada, Pedro de Castro, que posteriormente se trasladó a  Sevilla y promovió el culto a María Inmaculada. En la tierra natal de Pablo de Rojas, hay constancia de una cofradía de la Limpia Concepción, que había surgido a mediados del siglo  XVI y estaba ligada a muchas  familias nobles de la ciudad, quedan restos de una Inmaculada en la parroquia de Santo Domingo de Silos, actual iglesia de las Angustias, que fue atribuida a su hermano Melchor, donde se reflejan algunos caracteres de este maestro. Por lo tanto esta temática la había experimentado en su entorno familiar. Dentro de este tipo iconográfico, la Inmaculada de San Juan de los Reyes es una de estas imágenes, que presentan a la virgen doncella con las manos unidas delicadamente por los dedos e implorando al cielo; un breve movimiento de su cabeza hacia el lado izquierdo contrasta con su mirada y rostro que se dirigen a la derecha y, a sus pies, la luna y varios ángeles, motivos muy repetidos en las imágenes de la Inmaculadas y Purísimas. Su expresión, algo forzada y amanerada y con una rica policromía de su sobrino Pedro de Raxis, encarnada y estofada, y restaurada posteriormente pues las nubes son moderas. Tuvo que ser una imagen procesional, pues presenta cierto estatismo en su torso y unos pliegues algo ampulosos y forzados lo mismo que un rostro con  una mirada dirigida al devoto.  Esta obra debió servir de modelo para las imágenes que hizo su discípulo Juan Martínez Montañés con destino a la iglesia del Pedroso, el monasterio de Santa Clara y  a la Capilla de los Alabastros de la Catedral de Sevilla, donde alcanza la máxima perfección y esencia de este tema mariano por la depuración de la forma- bella y feliz ejecución- y la depuración del contenido.
Como imagen retablística algunos autores le atribuyen la Inmaculada del monasterio de San Jerónimo, que ofrece una representación curiosa del misterio de la Concepción.  La Virgen está figurada como matrona en la plenitud de la edad juvenil, teniendo a sus pies los bustos de sus padres Joaquín y Ana, que la admiran y veneran. El mismo movimiento del torso hacia la izquierda compensado por el adelantamiento del pie hacia la dirección contraria. Su rostro demuestra una dulzura cuando dirige la mirada hacia el lado derecho. Dentro de los cánones  clásicos el plegado de su túnica y el velo de su clámide demuestran un equilibrio austero sin que se denote en modo alguno ningún efecto barroco, sino más bien una posición muy cercana a lo  hierático. Sin embargo, no están todos los críticos de acuerdo con esta atribución, pues Orozco se inclina cada vez por Melchor de Turín, y cita como precedentes de lasi Inamaculadas montañesinas las nuevas atribuciones las del convento de la Encarnación y las del Seminario de Baeza y el Hospital de la Concepción de Écija, que destacan por su mayor esbeltez y más tiena y candorosa belleza.   En el cementerio de los canónigos se encuentra una Inmaculada en piedra, un poco forzada en sus gestos pero de su estilo y círculo. La Virgen de los Favores(finales del siglo XVI)que se encontraba en la iglesia granadina de San Juan de los Reyes es una bella Purísima, de la que destaca el profesor Hernández Díaz:... las manos puestas oracionalmente, en extática actitud y con estático ropaje, que acentúa la serenidad de su apostura. En su discípulo Juan Martínez Montañés, destaca la Inmaculada del convento y monjas de san Leandro de Sevilla, realizado en los años del decenio crítico (1620-1630) y que fue vendido a los descalzos en el año 1626. Hoy día, no se conserva, pues despareció a mediados del siglo XIX. Desde la del Pedroso  hasta la de Santa Clara arrancan todos los tipos de Pablo de Rojas. Alonso de Mena materializó este modelo en el monumento del Triunfo en el que quería rendirse homenaje al juramento que había hecho la ciudad de Granada por la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción. El tipo iconográfico deriva, por completo, de Pablo de Rojas, aunque acentúa la silueta fusiforme al recoger el plegado del anto del lado derecho bajo el brazo izquierdo, marcando así la diagonal con amplios y profundos pligue, en contras con el lado izquierdo que cae recto vertical. Otras varientes en el ondulado de la cabellera, la disposición de las manos y la mirada baja concentrada son caracteres típicos de  Mena.