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martes, 31 de marzo de 2020

SANADORES, SAUDADORES Y CURANDEROS.



EL SANADOR DIEGO SÁNCHEZ DE AGREDA
EN ALCALÁ LA REAL

En un documento de Antonio Blázquez[1] del año 1536,  por el que se le pagaba sus servicios de 3060 maravedíes por parte del herrero Ambrosio Fernández de Alcalá la Real. Lo que manifiesta que compartían la cura los médicos con los sanadores, aunque no nos extraña que también curara caballos por relacionarse con el herrero. Curiosamente, comenzamos con este sanador venido a  Alcalá la Real, que completaremos con protomédicos, saudadores, santeros y curanderos.

Se conoce como curandero al sanador tradicional que utiliza elementos naturales para curar medios tanto físicos como espirituales. Por ello, su posición antropológica puede incorporar también los roles tradicionales del hombre que cura y del chamán.. ​Sus funciones van desde proveer curación a enfermedades mentales, emocionales, físicas y espirituales mediante tratamientos herbolarios y masajes​​ hasta la purificación del espíritu y la sanación de males mágicos con la ayuda de espíritus o deidades, que en territorios cristianos se relacionaban con  Dios.. Es verdad que el curanderismo es un remanente moderno de antiguas tradiciones mágico-religiosas profesadas por los pueblos originarios del continente americano previo a la llegada de los europeos, pero ya existían sincretizadas con las prácticas religiosas occidentales modernas.





[1]AHPJ. 45G5. Folio 908. Escribano Antonio Blázquez, 19 de julio de 1535

LA ORACIÓN EN EL HUERTO










La hermandad de la Oración de Jesús en el Huerto se remonta a los siglos pasados en torno a principios del siglo XVII, donde muchos testamentos denotan mandas y encargos a personas por cofrades de esta hermandad y por algunos documentos que hemos expuesto en anteriores revistas de esta cofradía. Pero, ¿quedó ese pasaje del Evangelio de Jesús tan sólo convertido en una manifestación religiosa que salía la tarde del Miércoles Santo desde la iglesia de Consolación, acompañado del Lavatorio de los Pies. el Señor de la Humildad y un Cristo Crucificado? O ¿ha habido algo más? De seguro que las representaciones y pasos de Semana Santa desarrollaron varias escenas de este pasaje evangélico. De hecho, se hizo por los años ochenta del siglo pasado un intento de reconstruir dicho paso por la hermandad del Señor del Ecce-Homo dentro de la representación de las escenas de la Oración de Jesús, la dormición de los apóstoles, la detención de Jesús y la llegada de la Tropa en el templo de Consolación (acto efímero, pues no duró un año).
            Decíamos, hace años en el libro Pasos, que “debieron representarse en Alcalá la Real, pequeños autos con motivo de la Navidad, Semana Santa y el Corpus Cristi. Claro testimonio de ello son las Constituciones Sinodales de Juan de Ávila en el año 1542, que, en muchos apartados, como luego haría el abad Moya en el siglo XVII, recogía anteriores capítulos de las constituciones de los abades Gómez de Padilla y Ordóñez de Villaquirán”. Incluso recogimos  la alusión a estas representaciones : "Somos informados que en algunas Iglesias y ermitas de esta nuestra abadía se hagan algunas representaciones, juegos o remembranzas: otras cosas semejantes no muy honestas y porque de los tales actos se ha seguido y sigue muchos inconvenientes y traen escándalos en  los corazones de algunas personas ignorantes o no bien instructas en nuestra sancta fe cathólica, viendo los desórdenes  y excesos que en ella pasan  por ende o p.sc.et.a. statuimos y mandamos a todos los beneficiados y curas y a otros clérigos  in sacris que no hagan las tales representaciones ni den lugar que en las dichas iglesias se haga ni consientan que se hagan velas en las iglesias perroquiales sopena de dos ducados por cada vez que las hiziere o consintiere hazer alguna cosa de las susodichas aplicadas la mitad para la fábrica de tal iglesia y la otra mitad para el juez y el acusador".
Dentro de la vigilia de la noche del Jueves Santo al Viernes Santo, se prestaba a celebrar con canciones y sermones de Pasión, que a veces se continuaban con otras actividades representadas. En torno al predicador se realizaban, sobre tablados, las escenas más significativas de la Pasión, en las que debieron participar los apóstoles dentro de las escenas de Pilatos, la Sinagoga, la Túnica, el Señor en la Columna, Ecce-Homo, y, sobre todo, en la Santa Cena, Oración del Huerto y la Negación de Pedro. No se conserva más que un texto de 1860 en el Castillo de Locubín, en la que se describe la Pasión en forma de sermón acompañado de escenas pasionales (se insiste a lo largo de las digresiones en muchos detalles de representación y sugiriendo las escenas mientras el sacerdote lo declama). En concreto está clara su presencia en este título del pequeño legajo “La Santa Cena y la Oración del Huerto, pasos que se representan en la tarde del Jueves Santo”. El sacerdote comienza haciendo la introducción hasta la llegada de los apóstoles a la casa donde se celebraba la Pascua. Y, en este momento aparecía Jesucristo, rodeado de los Discípulos; a continuación, seguía describiendo la comida del cordero, que se complementaba con la escena de Jesús repartiendo a los apóstoles los trozos del cordero mientras que el sacerdote comparaba los trozos de carne con la pasión que iba a sufrir Jesucristo. Luego, anotado con epígrafe el Lavatorio de los Pies de Jesús a los apóstoles, lo recogía exhaustivamente, mencionando la traición, la reacción de los apóstoles y el acto del lavatorio. Y tras ella, con el epígrafe de la Cena Usual y diaria y la institución del Santísimo Sacramento, se relataba el pasaje evangélico, mientras predicaba el sacerdote, en este caso un capuchino, con gran solemnidad, sobre todo la Institución de la Eucaristía con textos latinos. En la delatación del traidor Judas, se insiste en la postura de san Juan como discípulo predilecto y la comparación con recibir la comunión con mancha. Se alude a la Venta de Jesús con otro epígrafe, la declaración del traidor, el intento de los apóstoles de defender a Jesús (mencionando “dos espadas” para defender a Jesús), y el Huerto eran escenas con el mismo formato entre discurso explicativo y montaje de escena mímico. Este último pasaje se describe apartando Jesús a Pedro, Juan y Santiago, la agonía y oración final, y la llegada del Ángel que le fortaleció ante la llegada de Judas con toda la caterva de soldados romanos, judíos y sacerdotes para entregarlo, la reacción de Jesús y pedro (quem queritis y la violencia). Una reminiscencia de este pasaje recogía Domingo Murcia en su Pregón de Semana Santa de 1982, cuando refiere que en el párroco preguntaba a las tropas de los judíos y apóstoles que hacían la velada en la iglesia del Rosario y les preguntaba la misma frase latina, a la que contestaban a Jesús Nazareno. En un capítulo aparte, se desarrollaba la Sentencia y la Sinagoga ante los Pontífices Anás y Caifás y la Negación de Pedro con las acciones que realizaban los apóstoles o animales como el gallo (canta). Señala que cambian de tablado. Terminaba el acto con la Sentencia de Pilatos. 
 No nos debe extrañar que este tipo de representaciones frecuentaran en Alcalá, porque abundan las cofradías con la tradición de pagar a los predicadores por el sermón de dichos días en la iglesia de la Veracruz, en el convento del Rosario y de Consolación. Aparece un predicador que va ilustrando la primera parte, titulada “EL HUERTO”, dividida en varias escenas: La Oración de Jesús, reprehensión a los apóstoles por estar dormidos, y la del Ángel. Esta se destaca cada una de las palabras con las que él Ángel conforta a Jesús, mientras los apóstoles duermen; “en letra especial a mano, se señala “se avisa a Judas” y se produce una nueva parte. La segunda tiene lugar con LA LLEGADA DE JUDAS. En ese momento, dice Jesús, que aparece subrayado:
-Levantaos, `pues llegó la hora.
-Quem queritis (A quién buscais?).
-A Jesús Nazareno.
Y el resto del diálogo, con la reprimenda de Jesús a los apóstoles por usar la violencia y cortar la oreja de Malco.
 Se menciona y desarrolla la escena de la restitución de la oreja de Malco por Jesús (se acota en el texto Jesús se la pone). También se lleva a cabo el prendimiento, la huida de los apóstoles a sus casas y la marcha hacia la casa de Caifás. Momento en el que el predicador se dirige al público  y hace unas reflexiones  de contraste entre la mansedumbre de Jesús y la agresividad de sus agresores; además, acompaña con una meditación  y oración en voz alta con estas palabras: Resta, pues, católicos, que la contemplación de estos pasos de la pasión del Salvador, nos mueva a penitencia de nuestros pecados, causa de tan lamentable tragedia, y que nos encienda en amor hacia el Señor que tanto hizo por redimirnos, para que de este modo podamos participar de los frutos de esta redención en la Gloria. Amén

                        El manuscrito manifiesta que esta representación se celebraba en la noche del Jueves Santo, y se escenificaba en un tablado, en donde se desarrollaba la presentación de Jesús ante las palabras del sacerdote Anás. Se señala la Presencia de Caifás, también, es digno de destacar dialogo entre Anás y Jesús; a la respuesta de Jesús, dando testimonio de su predicación, un ministro de Caifás, le propinaba una bofetada (como acotación en negrita “se la da”); siguen el Consejo con gran movimiento de entrada y salidas; también se escenifican los falsos testigos (escriben con letra negrita se presentan). Y con un fuerte subrayado, que se mantiene en todos los diálogos con el Sumos Sacerdote, copiados del Evangelio y terminado con “Reo, es de muerte- “; aquí finaliza el proceso del prendimiento y se retira Jesús con cuerpo de guardia y zaherido por el pueblo.

lunes, 30 de marzo de 2020

LA TORRE DE LA FUENTE DEL GATO



Me  Me resulta sorprendente el hecho de renovar el plano poliercético de nuestro municipio. Ya lo apuntamos en las Jornadas de Fuente Álamo, y, ahora lo confirmamos con datos notariales. El escribano Antón Blázquez, en 17 de diciembre de  1536 recoge una escritura ,muy interesante para descubrir otra torre desaparecida en la Acamuña. Más concretamente en la Fuente del Gato. De ahí que recibiera el nombre de la Torre de la Fuente del Gato,

  Bartolomé García Gallardo , casado con Juana González, vendía  a Antón de Cuenca, un pedazo de tierra y monte en la Fuente del Gato, con el cortijo y eras que nostros tenemos y que lindaba con las tierras y majuelo del dicho comprador por lado, y, por otro lado con tierras del vendedor, e por lo alto con la Sierra que esta encima de la Torre, y con el camino que sube a la dicha torre de la Fuente del Gato y , pòr lo bajo con la misma torre. Se extendía en dos fanegas  y media de sembradura, deslindada y  momte sin deslindar por la cabezada hasta lo alto del Peñon y por la derechura hasta lo alto. Se pagaron siete mil quinientos maravedíes. 

Es muy interesante el documento por hallarse documentada la Fuente el Gato, que `permanece sin agua en el mismo lugar, el descubimiento de una nueva torre la del Gato, y el sistema de ocupación del monte para roturarlo, así como la uibicación de la torre, que se encontraba por debajo de la cima, a las faldas de la Acamuña, para marcar señales a la de Charilla, Alcalá la Real, Nava y fortaleza de la Mota. 

Parece corresponcer con el  hallazgo efectuado por espeleólogos del colectivo GesPriego . Juan Rafael Hinojosa recogía en el Diario Jaén:   
El Grupo de Exploraciones Subterráneas de Priego de Córdoba (GesPriego) es el responsable, dentro del proyecto “Las Entrañas de la Acamuña” —puesto en marcha en colaboración con la Asociación de Estudios Culturales de Castillo de Locubín— de un descubrimiento señalado. Se trata del hallazgo de la atalaya medieval de La Acamuña, según explica el colectivo cordobés, dentro de tareas de prospección de restos de trincheras y túneles de la Guerra Civil.
El emplazamiento de la estructura está en la ladera sudeste del cerro, en el término municipal de Alcalá la Real. En cumplimiento de lo establecido en la legislación autonómica sobre patrimonio histórico, los hechos fueron puestos en conocimiento del Ayuntamiento. “GesPriego” asegura que el arqueólogo municipal comunicó que este bien no se encontraba en el catálogo local de yacimientos.
La entidad prieguense manifiesta, en un comunicado, que aunque hay testimonios documentales, historiográficos y orales de la existencia de la atalaya se había dado por desaparecida a consecuencia de su destrucción por los disparos artilleros que sobre las posiciones de la sierra de La Acamuña llegaban desde las baterías situadas durante la Guerra Civil en La Mota. Sin embargo, quedaron vestigios, consistente, en el núcleo interior o migajón y algún mampuesto de los paramentos. La torre tenía forma cilíndrica, como otras repartidas por el municipio. “Hoy podemos ubicar su situación exacta e incorporarla al estudio de un espacio medieval de frontera singular que tiene uno de sus mayores exponentes, precisamente, en las torres atalayas que jalonan su paisaje”, afirma “GesPriego”.





LA CASA DE LA MANCEBÍA. LOCALIZACIÓN.


Hemos realizado varios artículos sobre la Casa de la Mancebía de Alcalá la Real dentro del recinto fortificado de la Mota. Ya dijimos que se encontraba en las Entrepuertas, cercana  a la calle Mesones y barrio del Albayzín. Por un documento de Antón Bázqauez de cuatro de diciembre de 1536, recogemos su origen y ubicación como punto de  información a la hora de la visita en la Mota. Pertenecía al comerciante Juan Garrido y se la vendía a Alonso de Dueñas.  manifiesta que se encontraba en el Corral de la Moriana. Y colocaba suns linderos "con casa de Juan Garrido que es de presente en el corral de la Moriana por lo alto, que compré a Pedro Navarro, y alinda con con la bodega de Alonso Ortiz, clérigo ( como manifestamos en artículo anterior), y por la otra  parte alta,  alinda con el alhorí  del dicho Juan Garrido, la qual  dicha casa  tengo dada a censo abierto a Juan de Contreras y a Mariana Día, su esposa". El censo lo  basaba en 1.500 maravedíes a plaza y una hipoteca de 15.000 maravedíes. 



OTRAS REFERENCIAS A LA MANCEBÍA

I LA MANCEBÍA PARA EL MATERIAL VISUAL DE LA MOTA


F. Martín
El cabildo municipal tenía por fuente de ingresos para su desenvolvimiento varios bienes inmuebles como casas, tiendas y cortijos. Una de ellas fue curiosa, porque puede sorprender en la actualidad: la casa de la Mancebía. Solía arrendarse a un vecino que pujaba por ella. Lo normal era cobrar medio real por cada prostituta en el siglo XIV y en toda Andalucía. Era frecuente que se situara en las afueras de la ciudad a partir del siglo XVI. Pero, en muchas ciudades principales del reino ocupaba calles cercanas a la Plaza Mayor y al mercado.
No obstante, mientras Alcalá fue la ciudad de frontera, ocupaba uno de los arrabales cercanos a la calle del mercado. En concreto, en el denominado barrio del Albayzin junto a las Entrepuertas hubo una casa, donde las mozas ofrecían sus servicios a los hombres. Curiosamente, junto a esta casa de propiedad municipal se ubicaban el hospital de pobres y muchas viviendas dedicadas a actividades artesanales: herreros, tejedores, tenderos, zapateros, sastres... No debió ser una casa con una estructura muy firme, pues tuvieron que restaurarrla a mediados del siglo XVI por el arquitecto Martín de Bolívar para finalmente pasar a una casa de la calle Cava, a las afueras del recinto fortificado en 1569 y por último en las afueras de la ciudad junto al Molinillo. . Su final fue transformarla en escuela de niños. Por la situación, debió ser un sitio muy transitable, ya que los mesones se encontraban un poco más abajo de ella, el comercio se desarrollaba a su lado y los viajeros debían frecuentarla con asiduidad. Lo que está claro, que el aislamiento con la ciudad se conseguía porque el antemural y la entrada a la fortaleza ofrecían un sitio abrupto que obligaba un esfuerzo a subir a la Casa de la Mancebía. Debía ser un callejón sin salida al que había que accederse directamente.
Hubo reyes que concedieron esta merced al cabildo, pero a principios del siglo XVII desapareció de acuerdo con la nueva moralidad de la época.
La composición de la casa solía estar formada de varias mujeres dedicadas al oficio de la mancebía y varios rufianes que les buscaban los encuentros de ellas con los vecinos de la ciudad. Un padre de mancebía se ocupaba de que se cumplieran todo tipo de regulaciones, administrativas, fiscales y sanitarias, tal como establece las ordenanzas de 1520:
Otrosí que el padre de la mancebía . Pues, las mujeres de mancebía no podían salir de las mujeres o el mesonero donde estoviesen, sean obligados de tener las hordenanzas en la dicha casa en una tabla, un estrado de hombre en alto e no más, en lugar donde todos los que entraren lo puedan leer y ver”.
Intentaba además que las mujeres de mancebía evitaran el encuentro con las personas honestas, tampoco debían tener amistad don rufianes ni vestir en público con los atuendos de las personas honestas. Lo segundo daba lugar a altercados con la población y obligó a la Corona a intervenir en el asunto en tiempos de Enrique IV, sin que atajara el asunto hasta tal punto que los Reyes Católicos tuvieron que dictar una provisión real en 1494 recogiendo la anterior ley que prohíba el uso de rufianes por parte de las mujeres públicas. No es de extrañar que en Alcalá hubiera este tipo de oficio, pues, como ciudad de frontera el gran número de caballeros dedicados a la guerra ofrecía unas posibilidades amplias de abrir estas casas “ sepades que a nos es fecha relación que a esa dicha ciudad e a sus términos vienen muchas mugeres del partido, las quales toman rufianes públicamente” . Abunda la ley en las penas de las mujeres que tuvieren rufianes, castigando con 100 azotes por cada uno de los que se encontrare y perdida del vestido, similar es la pena para los rufianes e, incluso la ley persigue la negligencia de los alguaciles.
El estar la casa cercana a la calle de los Mesones permitía su trasiego  hasta dichos lugares, lo que beneficiaba a los cargos concejiles como a los alguaciles que solían cobrar por permitirles el desplazamiento.


COLOCAR UN MONTAJE DE LA CASA DE MANCEBÍA EN UNA DE LAS CUEVAS DE L HUERTO DE MORIANA. PANELES ILUSTRATIVOS DE UNA CASA DE MANCEBÍA.
Entre ellas alguna ordenanza referente a la mancebía o el edicto del rey Enrique IV.


II

SOBRE LA CASA DE MANCEBÍA DE LA MOTA

 HACE UNOS MESsE, EL 13 DE OCTUBRE PUBLICÁBAMOS SOBRE LAS CASAS DE MANCEBÍA DE LA MOTA, BASADO EN UN ESTUDIO QUE PRESENTAMOS PARA LA MUSEIFICACIÓN DE LA MOTA AÑOS ANTES. 




El cabildo municipal tenía por fuente de ingresos para su desenvolvimiento varios bienes inmuebles como casas, tiendas y cortijos. Una de ellas fue curiosa, porque puede sorprender en la actualidad: la casa de la Mancebía. Solía arrendarse a un vecino que pujaba por ella. Lo normal era cobrar medio real por cada servicio de estas mujeres en el siglo XIV y en toda Andalucía. Era frecuente que se situara en las afueras de la ciudad a partir del siglo XVI. Pero, en muchas ciudades principales del reino ocupaba calles cercanas a la Plaza Mayor y al mercado.
No obstante, mientras Alcalá fue la ciudad de frontera, ocupaba uno de los arrabales cercanos a la calle del mercado. En concreto, en el denominado barrio del Albayzin junto a las Entrepuertas hubo una casa, donde las mozas ofrecían sus servicios a los hombres. Curiosamente, junto a esta casa de propiedad municipal se ubicaban el hospital de pobres y muchas viviendas dedicadas a actividades artesanales: herreros, tejedores, tenderos, zapateros, sastres... No debió ser una casa con una estructura muy firme, pues tuvieron que restaurarla a mediados del siglo XVI por el arquitecto Martín de Bolívar para finalmente pasar a una casa de la calle Cava, a las afueras del recinto fortificado en 1569 y por último en las afueras de la ciudad junto al Molinillo. . Su final fue transformarla en escuela de niños. Por la situación, debió ser un sitio muy transitable, ya que los mesones se encontraban un poco más abajo de ella, el comercio se desarrollaba a su lado y los viajeros debían frecuentarla con asiduidad. Lo que está claro, que el aislamiento con la ciudad se conseguía porque el antemural y la entrada a la fortaleza ofrecían un sitio abrupto que obligaba un esfuerzo a subir a la Casa de la Mancebía. Debía ser un callejón sin salida al que había que accederse directamente.
Hubo reyes que concedieron esta merced al cabildo, pero a principios del siglo XVII desapareció de acuerdo con la nueva moralidad de la época.
La composición de la casa solía estar formada de varias mujeres dedicadas al oficio de la mancebía y varios rufianes que les buscaban los encuentros de ellas con los vecinos de la ciudad. Un padre de mancebía se ocupaba de que se cumplieran todo tipo de regulaciones, administrativas, fiscales y sanitarias, tal como establece las ordenanzas de 1520:
Otrosí que el padre de la mancebía . Pues, las mujeres de mancebía no podían salir de las mujeres o el mesonero donde estoviesen, sean obligados de tener las hordenanzas en la dicha casa en una tabla, un estrado de hombre en alto e no más, en lugar donde todos los que entraren lo puedan leer y ver”.
Intentaba además que las mujeres de mancebía evitaran el encuentro con las personas honestas, tampoco debían tener amistad don rufianes ni vestir en público con los atuendos de las personas honestas. Lo segundo daba lugar a altercados con la población y obligó a la Corona a intervenir en el asunto en tiempos de Enrique IV, sin que atajara el asunto hasta tal punto que los Reyes Católicos tuvieron que dictar una provisión real en 1494 recogiendo la anterior ley que prohíba el uso de rufianes por parte de las mujeres públicas. No es de extrañar que en Alcalá hubiera este tipo de oficio, pues, como ciudad de frontera el gran número de caballeros dedicados a la guerra ofrecía unas posibilidades amplias de abrir estas casas “ sepades que a nos es fecha relación que a esa dicha ciudad e a sus términos vienen muchas mugeres del partido, las quales toman rufianes públicamente” . Abunda la ley en las penas de las mujeres que tuvieren rufianes, castigando con 100 azotes por cada uno de los que se encontrare y perdida del vestido, similar es la pena para los rufianes  e, incluso la ley persigue la negligencia de los alguaciles.
El estar la casa cercana a la calle de los Mesones permitía su trasiego  hasta dichos lugares, lo que beneficiaba a los cargos concejiles como a los alguaciles que solían cobrar por permitirles el desplazamiento.


COLOCAR UN MONTAJE DE LA CASA DE MANCEBÍA EN UNA DE LAS CUEVAS DE L HUERTO DE MORIANA. PANELES ILUSTRATIVOS DE UNA CASA DE MANCEBÍA.
Entre ellas alguna ordenanza referente a la mancebía o el edicto del rey Enrique IV.


EN LA REVISTA DE SEMANA SANTA. PALMASY OLIVOS,.



DOMINGO DE RAMOS. PALMAS Y OLIVOS.




 El tradicional Domingo de Ramos inicia la Semana Santa, como uno de los tiempos litúrgicos más importantes en la vida cristiana.  La celebración del Domingo de Ramos se ciñe a las directrices de la Iglesia de Roma. Desde las Constituciones del abad Juan de Ávila, en Alcalá la Real se estableció el Domingo de Ramos como una fiesta solemne. A ella acudían todo el clero de la ciudad, beneficiados, capellanes y sirvientes de la Iglesia Mayor y la celebraban con toda solemnidad litúrgica. Primero, una hora antes que las campanas de Santa María tañeraan con su anuncio, lo hacían las de Santo Domingo de Silos, durante las Vísperas, y Completas. Desde la iglesia de Santo Domingo una procesión   acudía acudir con la cruz parroquial al frente de sus beneficiados, capellanes y clero, y, al día siguiente, para la misa mayor de este domingo de Ramos.  Y, a continuación a acudían todos los miembros religiosos desde el templo del Arrabal Viejo hasta la iglesia mayor Abacial, donde se hallaban presentes la curia abacial, con sus beneficiados, capellanes,  acólitos y sacristanes. 
Por la tarde, con la caída del sol se rezaba la salve en cada iglesia, por los beneficiados, capellanes y sacristanes y acólitos, tras su rezo y el tañido de la campana para la oración los sacristanes de las dos parroquias enseñaban la doctrina cristiana a los niños hasta el Martes Santo. 
Como fiesta dominical, la misa estaba dedicada a populo y nunca podía ser votiva ni podía aplicarse por intención alguna. Por ser solemne y mayor, se cantaba a las nueve de la mañana. Se ordenaba a que se mantuviera la procesión solemne por las calles por donde solían recorrer los beneficiados, capellanes, acólitos y sacristanes de las dos iglesias portando ramos y palmas. Generalmente, se salía de la iglesia Mayor y se procuraba despertar la devoción entre los cristianos, e implorar las plegarias de los fieles al Señor. Los clérigos cuidaban del orden y silencio, y solían ir separados los dos cleros de las parroquias de los legos y de las mujeres, mientras cantaban canciones y oraciones cada uno por su cuenta. Al principio se salía por una puerta de la iglesia gótico mudéjar, continuaba por la plaza alta y se entraba por la otra puerta; posteriormente, salía por una puerta, seguía por la calle Ancha, plaza baja, Entrepuertas, puerta de Arrabal, santo Domingo, Postigo e Iglesia mayor.
Tras el Concilio de Trento se produjo un gran renacimiento eclesiástico que contribuyó a grandes reformas en la vida religiosa y de las costumbres, el abad Moya casi un siglo después llevó a cabo unas nuevas Constituciones (1623) que recogía expresamente la fiesta del Domingo de Ramos. Seguía como fiesta solemne que se celebraba en la Abadía. Se celebraba en la misa mayor, a la que asistía el cabildo municipal colocado tras el cabildo eclesiástico fuera del presbiterio; solía ser muy especial el sermón del Domingo de Ramos, que se le reservaba al abad, como lo hizo a principios del siglo XVIII el abad Castell del Ros, en concreto, 13 de abril de 1710. Tras llegar a la Iglesia de Santa María, subían corregidores, jurados y regidores y oficiales de cabildo por la vela y la palma para la procesión-protocolo que ocasionó muchos conflictos  y que, pronto se sustituyeron las palmas por los ramos de olivo, sobre todo en el siglo XVIII en tiempos de Fernando VIII -  y, tras esto,  se iniciaba una procesión solemne que salía por la Puerta Principal de la iglesia Mayor Abacial a la Calancha, para seguir  por las puertas de la Alcazaba, rodear el anillo de la ciudad, pasar  por  Entrepuertas, puerta de Arrabal, Santo Domingo de Silos, puerta del Postigo, puerta de la Mota hacia su iglesia ( años después, salía de la iglesia de San Juan y del Rosario y la comitiva oficial recorría el itinerario de Rosario, Veracruz, Llanillo, Real,, Trinidad y San Juan). Se mantuvo la orden de que asistieran todos los beneficiados de las parroquias de la ciudad (Santa María y Santo Domingo de Silos) y los clérigos de la ciudad con el siguiente orden: abad, provisor, vicario, beneficiados de Santa María, beneficiados de Santo Domingo de Silos, capellanes perpetuos de ambas parroquias, capellanes que servían beneficios, sacerdotes mercenarios según año de cantar misa, sacristanes, monaguillos y cruz. Iban separados de los legos, cantando y diciendo sus oficios. El pueblo iba en silencio dividido entre hombres y mujeres diciendo sus oraciones y regulaban la procesión los alguaciles menores.
A partir de las Nuevas Ordenanzas Municipales de 1776, La ciudad en cabildo municipal asistía a la ceremonia y solía recibir en pie por el prelado las palmas u olivos, mientras el cabildo se mantenía en pie. El corregidor soltaba la espada y se dirigía a tomar la palma.  Renombrado era el sermón de Ramos ya que acudían para darle las palmas a cada miembro de cabildo, se le decía Muy noble y leal Ciudad de Alcalá la Real, esto se negó el abad San Martín. De la iglesia abacial bajó primero a la iglesia de Sn Juan, para recorrer las estaciones de penitencia de su derredor; luego a la del Rosario para finalmente celebrarse en cada una de las parroquias.

Tras esta fecha, se fueron prodigando una serie de restricciones a la hora de la presencia municipal en muchas festividades que afectó al Domingo de Ramos. Los Nuevos Reglamentos del siglo XIX, que afectó a la nueva composición de las corporaciones populares, junto con la decadencia de la naturaleza humana y las exigencias de los tiempos presentes, obligó una serie de reformas, que afectaron a la ubicación de la ceremonia tras el traslado de la Iglesia Mayor Abacial a la Iglesia de Consolación, y convertirse en coadjutriz la de San Juan hasta mediados de dicho siglo, y posteriormente la de Nuestra Señora del Rosario. A   ello se unió la nueva demarcación parroquial que marcó la pauta de la doble celebración de esta fiesta, y en los últimos años del siglo XIX en las parroquias de nueva creación y la de Frailes y otras aldeas con parroquia.  En 1895, se redactó un nuevo reglamento municipal, que recogió un apartado especial las fiestas de la localidad. Y e obligaba a respetar el acuerdo de 28 de junio sobre los protocolos de Semana Santa entre concejales y párrocos de Alcalá la Real:  “El Ayuntamiento concurrirá a los Divinos Oficios que en conmemoración a la gloriosa Pasión y muerte de Ntro. Señor Jesucristo celebra anualmente en la siguiente forma(…) El Domingo de Ramos, por medio de la Comisión de Festejos asociado de los demás concejales que deseen formar parte de ella, recibiendo la palma en el plan de altar[1]”. Posteriormente, hubo momentos en los que esta costumbre se fue perdiendo y, en algunos momentos, desapareció esta norma. La procesión se convirtió en claustral y, como manifestamos anteriormente, se extendió a más parroquias sin quedar reservada para Santa María la Mayor, desde que desapareció la Abadía y la transición posterior de su administrador apostólico.
 

Siempre, se ha reglamentado esta fiesta del calendario litúrgico; en 1988,  el Vaticano publicó  Carta circular sobre la preparación y la celebración de las fiestas pascualesCarta de fiestas pascuales”. Este día se llama de dos maneras "Domingo de Ramos" o "Domingo de Pasión". El primero proviene del hecho que se conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, cuando la multitud lo recibió con hojas de palma (Juan 12:13). El segundo nombre proviene del relato evangélico de la Pasión que se lee en este domingo. Es un domingo muy catequético, pues “comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión (…) la a relación entre los dos aspectos del misterio pascual se han de evidenciar en la celebración en la catequesis del día”.  
La procesión puede tener lugar solo una vez, antes de la Misa. En los tiempos actuales se celebra el sábado o domingo. “La entrada del Señor en Jerusalén, ya desde antiguo, se conmemora con una procesión, en la cual los cristianos celebran el acontecimiento, imitando las aclamaciones y gestos, que hicieron los niños hebreos cuando salieron al encuentro del Señor, cantando el fervoroso ‘Hosanna’. En Alcalá, no obligan a utilizar hojas de palma en la procesión, también se pueden utilizar otros tipos de plantas locales como el olivo; en otros lugares lo hacen con ramas de sauce, abeto o de otros árboles. Tras la misa, como dice el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia: “A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesión (…)”.  “Debe recordarse oportunamente que lo importante es la participación en la procesión y no solo en la obtención de hojas de palma o de olivo”, que tampoco deben mantenerse “como amuletos, ni por razones terapéuticas o mágicas para disipar los malos espíritus o para evitar el daño que causan en los campos o en los hogares.
En los gestos, es un Domingo muy simbólico, con su entrada en Jerusalén, Jesús reclama el derecho de los reyes en la entrada triunfal a Jerusalén. El uso de un animal (el burro) indica el derecho de la realeza. Jesús quería que su camino y su accion sean entendidos en términos de que su poder radica en la pobreza y la paz de Dios, que identifica el único poder se puede redimir. Los peregrinos reconocieron a Jesús como su rey mesiánico, cuando colocan sus mantos en el suelo para Jesús camine por encima también “pertenece a la tradición de la realeza israelita (2 Reyes 9:13)”. “Lo que hacen los discípulos es un gesto de entronización en la tradición de la monarquía davídica (del Rey David) y apunta a la esperanza mesiánica que surgió a partir de ésta (...) los peregrinos sacan ramas de los árboles y gritan versos del Salmo 118, palabras de bendición de la liturgia de los peregrinos de Israel que en sus labios se convierten en una proclamación mesiánica: '¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito sea el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en lo más alto!' (Mc 11: 9-10, ver Sal 118: 26)”.7. “Hosanna” es un grito de júbilo y una oración profética de que el reinado de Dios sobre Israel, sería restablecido. La multitud que aplaudió la llegada de Jesús no es la misma que exigió su crucifixión.
Es una parte esencial la lectura del relato de la Pasión porque goza de una especial solemnidad en la liturgia. Suelen seguirse las líneas de La Carta de Fiestas Pascuales (33): “Es aconsejable que se mantenga la tradición en el modo de cantarla o leerla, es decir, que sean tres personas que hagan las veces de Cristo, del narrador y del pueblo. La Pasión ha de ser proclamada ya por diáconos o presbíteros, ya, en su defecto, por lectores, en cuyo caso, la parte correspondiente a Cristo se reserva al sacerdote (…). En la proclamación de la Pasión no se llevan ni luces ni incienso, ni se hace al principio el saludo al pueblo como de ordinario para el Evangelio, ni se signa el libro. Tan solo los diáconos piden la bendición al sacerdote. Para el bien espiritual de los fieles conviene que se lea por entero la narración de la Pasión, y que no se omitan las lecturas que la preceden”.
Las palmas y ramos son símbolos de victoria. Cuando Jesús llegó a Jerusalén, montado en un burro, fue recibido por una multitud de personas que entonaban cantos y tenían consigo palmas o ramos con el fin de saludar y felicitar al Mesías.
De allí, que el Domingo de Ramos los feligreses busquen y bendigan en la misa una hoja de palma o ramo, el cual, tradicionalmente, acostumbran a colocar en las casas a modo de protección religiosa.
  Este domingo se celebra en la hermandad del Señor del Ecce-Homo y Jesús en la Columna el llamado “Cabildo de Suertes”. No es sino la manera que tiene esta hermandad de llevar a cabo la elección de los mayordomos de sus cuadros, gallardetes y enseres religiosos mediante el tradicional sorteo de los hermanos que quieren meter bola de madera en una olla- lo que se remonta al cabildo municipal que repartía los cargos con el mismo procedimiento entre regidores y jurados desde el siglo XV, pero con una bolsa de terciopelo y bolitas de plata sacadas por un niño. Actualmente, se otorgan las divinas gracias del Cuadro del Ecce-Homo. La Lámina de Jesús de la Columna y el gallardete de este último titular.  También se organiza la presencia y personas de los diferentes pasos de semana Santa.  

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            Este domingo suele celebrar Cabildo General la Esclavitud de la Humildad, para elegir Junta Directiva, antes el hermano mayor o prioste y alcaldes, y organización de procesiones (en siglos anteriores la procesión del Miércoles Santo con la Oración de Jesús en el Huerto y Senior de la Humildad hasta que se incorporó la Virgen de los Dolores).

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Actualmente es una fiesta cristiana que se celebra con la misa del Domingo de Ramos en todos los templos, dándose las ramas de olivo, y en algunos casos, las palmas. En algunos sitios se hace procesión claustral o en los alrededores.  Hay costumbre de estrenar un vestido. Pero, desde 1982 en el que se fundó la hermandad filial de la Borriquilla es un grupo parroquial que saca la procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén, con hebreos, penitentes blancos y cinturón de esparto. En 2014, saca la Virgen de la Estrella desde el templo de Nuestra Señora de las Angustias.  




[1] ORDENANZAS MUNICIPALES PARA EL RÉ








GIMEN Y GOBIERNO DE LA CIUDAD DE ALCALÁ LA LAREAL 1896.

domingo, 29 de marzo de 2020

LAS BODEGAS DE LA MOTA, LA BODEGA DE JUAN GARRIDO EN EL ALBAYCÍN.









Al encontrarse la ciudad de la Mota, prácticamente  con pocos edificios enhiestos, en concreto la Iglesia Mayor, la Torre del Farol y el Alcázar, el resto solo presenta la primera planta y y el sótano de las casas. De ahí que, tan sólo,salgan a la luz algunos aposentos o habitaciones  de las viviendas completos, en su subsuelo o aprovechando el desnivel en la roca del cerro o sus pequeños terraplenes.  Generalmente, ofrecen  un  rebaje de la roca donde se asentaban los pies de las tinajas. 

 Ya comenzamos con el  estudio de los aljibes y las canalizaciones de aguas. Otros elementos fueron las bodegas. Y, junto a ellas, el lagar con sus diversas partes ( estanque y sitio de  pisar, lugar de prensa, canalillo de desague del mosto,  y bodega de almacenamiento), como se perciben varias en el barrio militar de la Alcazaba de la Mota, entre ellos el de la casa de Interpretación del Vino.




Fueron fruto de la actividad vitivinícola que le valió  ganarse el Privilegio del Vino por las Reyes Católicos, sobre todo, y del abastecimiento de agua y otros líquidos y sólidos de alimentación.  Las recipientes se diversificaban de barro, piel como los odres de vino, tela como sacos, madera como arcones y canastas,  y metal como ánforas, candiles y cazuelas, sin embargo abundan los de barro, las tinajas. 
Estos recipientes de barro provienen de  las dolias romanas, tienen forma de vasija de perfil ovalado, boca y pie estrechos y por lo general  sin asas. Predominan en Alcala´y la Mota,  las tinajas grandes, también llamadas tinajones, más profundas y panzudas, algunas con marcas como dos AA (Antón de Alcalá) se utilizaron tradicionalmente para almacenar vino, y los ejemplares medianos para aceite y granos de cereal. También , las vasijas más pequeñas,  vidriadas parcial o totalmente, de color verde o marrón,  se usaban para  todo tipo de líquidos y semillas, así como conserva de carnes, especialmente  de la matanzas de cerdos. Entre estas bodegas proliferan en el subsuelo, ocupando el sótano o el rellano entre dos alturas; también las hay horadadas en las rocas, cuevas antiguas reutilizadas, que se remontan a tiempos del Bornce. No es de extrañar que se incardinaran en el recinto de la vivienda familiar, pero las hubo independientes que prestaban una renta muy codiciosa a sus vecinos para alquilarlas a los comerciantes y vendedores de vino. Este es el caso del comerciante Juan Garrido, casado con Catalina González,  le vendió una bodega al clérigo de misa Alonso Ortiz, para almacenar el vino de sus cosechas. Por cierto, Juan Garrido era un comerciante muy emprendedor y hacendado que se había hecho de muchos bienes, entre ellos el tejar y horno de alfarería de la Tejuela, al mismo tiempo que intervenía en venta de vinos. 
Por otra parte, se frecuentaba entre los clérigos el multitrabajo con el laboreo o arrendamiento de tierras. 
Y por un texto de 25 de septiembre de 1534, ante el escribano Antón Blázquez,  el lugar de la bodega se definía " que es una pieza sola de veitiséis tinajas mayores, y es la bodega en el corral de Moriana, que alinda con la casa y alhorí del vendedor y calle que sube al Albayzin". No era el precio bajo, alcanzaba la cifra de una bodega los 34.000 maravedíes. Con este contrato se sacan las  siguientes conclusiones:
-La bodega se ubicaba en el Huerto de Moriana, donde hoy se encuentra excavado, y pasaba la calle que se dirigía al Albayzín.
-Allí existía, antes que se creara el Pósito de las Puertas del Arrabal, viviendas y tiendas comerciales. Y, entre estos lugares,  el alhorí, que pertenecía a una persona particular, donde se guardaba el trigo  para el alimento de las familias. Está claro que la bodega  de Juan Garrido responde al tipo de bodega-cueva que todavía subsisten en el entorno, donde se guardaban los vinos torronteses,  tinto y amarillo, albarillos y de todos vidueños, esperando la comercialización a otras tierras, sobre todo Granada durante tres meses.   

LA ATALAYA DE NUBES

En la alineación que comunicaba la fortaleza de la Mota, Gibralquite y las ciudades de Granada Montefrío y  Loja, se encontraba la Atalaya de Nubes. Hoy desparecida, que se relaciona con el Castellón. Incluso hay una leyenda en torno a la Encina Leona. Actualmente, se halla desparecida y hay testigos de piedras.  

La definía el cerro comprendido entre los arroyos que bajaban a Fuente Nubes y el Toril: la torre se ergúia en lo alto, y se ascendía a ella, por dos lugares  que definián  los arrroyos. El arroyo de Fuente Nubes,  junto con su correspondiente vereda, bajaba desde el camino de la Fuente de la Piedra hasta Fuente Nubes; por esta  vereda se pasaba por tierras de la capellanía de Hernández de Alcaraz ( luego de Diego de Aranda Figueroa) dejando el camino que revuelve el Raso de Nubes hasta bajo alinda con el cortijo de Pedro Verdugo, otra vez tierra de la capellanía, Fuente de Nubes y Monte de Nubes;. El el otro  arroyo  linda junta el camino  que divide el cerro de Raso de Nubes y el de la Atalaya de Nubes desde el camino de la Fuente de la Piedra hasta llegar a la misma fuente, monte de Nubes y Toril. Fue un lugar donde se repartieron las suertes en tiempos del emperador Carlos I,  desde lo alto del camino de la Fuente de la Piedra y en la longitud extendida de arroyo a arroyo, con suertes de seis fanegas y media de peonía y trece de caballería. Estos datos responden a las conclusiones encontradas en Los Libros de Veredas del siglo XVI. Pero hay un dato muy interesante, basado en el contrato de arrendamiento entre el regidor Alonso de Cabrera y el labrador Martín López de Córdoba en cinco de febrero de 1534. Lo hacía con el nombre de cortijo de la ATALAYA DE NUBES, que tenía era y cortijo de teja y una extensión de  más de 300 fanegas de tierra, a la que se añdían una veintena de fanegas en el Rodeo de la Rábita durante ochos años ante el escribano Antón Blázquez. 
Debió mantenerse esta atalaya hasta finales del siglo XVI. En 25 de noviembre de 1596, Catalina Marañón , esposa del capitán difunto Diego de Cabrera, arrendaba estos parajes , representada por Diego Gonzáles de Valladolid y su hermano Francisco Cano de Valladolid, y cita ante Luís Méndez de Sotomayor  el cobro de la renta de  Catalina de la Torre, mujer de Juan de Jérez " del Chaparral e monte que tengo en el cortijo de la Atalaya de Nubes·
Otro  cortijo era el de la Peñuela de Nubes que tambien pertenecía a la viuda, lindero con el de Antonio de Gamboa y Diego de Aranda, clérigo, que se administraba enm forma de capellanía. .





 Cercana  está  la aldea de La Pedriza, con un pasado claramente musulmán ofrece el campo propicio para tropezar con una sepultura pétrea musulmana o una vasija de barro llena de monedas en su núcleo rural y en sus antiguos yacimientos del Castellón, Encina Leona o Fuente Nubes. Allá, por los años setenta del siglo pasado, aparecieron, con motivo de la pavimentación de sus calles, una auténtica necrópolis con tumbas antropomórficas excavadas en la roca del suelo, que quedaron selladas desgraciadamente con el cemento para la eternidad. Era un claro síntoma de un yacimiento poderoso, que se complementa con la cueva subterránea bajo la placita de la aldea. Y, se ratifica con la lápida precalifal, encontrada cerca del cortijo del Toril y se exhibe en la Sala de la baja de la Campana de la Mota. No responde este elemento funerario a un simple objeto de unos coleccionistas que dejara abandonado en unos de los cortijos de los hombres de conquista, los que proliferan por estos lares con motivo de los diversos repartimientos de Alfonso XI y Carlos. Es una pieza valiosa de un caballero musulmán, datada en torno al año 872 y descubierta en la curva de la carretera de Montefrío hace unos cuarenta años. Además, cercano se encuentra el cortijo del Toril y el camino hacia Bajacar, un cortijo legendario. En este último se forjó la leyenda de La Encina Leona, y, en su entorno el cerro del Castellón, lo consideran los lugareños como un recinto fortificado desaparecido. Su etimología denota hasta un fundamento romano.
Y el cuento de aquel chaparro majestuoso, el de mayor frondosidad y sombra del entorno, anuncia y presagia un tesoro escondido. En días de luna, cuentan que su luz penetra entre las ramas fijando el lugar exacto del tesoro de la corona de la reina. Además, se reviste con el episodio de enriquecimiento de unos vecinos de Bajácar. 
Muy lejanos debieron ser los tiempos de aquel descubrimiento de una mujer viuda que acudió a la cita nocturna para encontrar el tesoro en esta famosa encina. Por su grandiosidad, le apodaban leona. Los mismos ingredientes del relato del cortijo del Sotillo charillero, en este caso, no fue un pozo, sino que se abrió el enorme tronco de aquel chaparro centenario. No disponía de manos aquella mujer acompañada de una niña pequeña para introducir las joyas de oro en su saco y canasto. Y mira por donde que, como todos los cuentos, no cumplió el condicionante desvelado, que debía acudir sola, sin acompañante. Por eso, se le esfumaron todo aquel caudal de joyas encontradas, porque ardió como la paja en un solo instante transformando los vasos, platos, bandejas, colgantes, pulseras y adornos en pavesas que volaban en el aire. El terreno está sembrado de indicios para poner a la luz todo este tipo de tesoros. Incluso algunos objetos y monedas musulmanas se exhiben en el museo local. No es de extrañar que se hable de los tesoros numismáticos de La Pedriza. Es simple conjetura, habladuría de los pueblos, o se hizo realidad la leyenda de la viuda de Bajácar. Doscientos cincuenta años de frontera dieron para un patrimonio perdido y, a veces, irrecuperable. Un día apareció un astrolabio en un museo europeo, otro día en el museo jiennense el tesoro charillero, una copia de un manuscrito de un escrito de los Banu Said apareció en centros de estudios árabes. Oro día, el pasadizo condujo a un recinto olvidado como la Ciudad Oculta de la Mota en medio de la Leyenda de Caba. Y el cuento de aquel chaparro majestuoso, el de mayor frondosidad y sombra del entorno, anuncia y presagia un tesoro escondido. En días de luna, cuentan que su luz penetra entre las ramas fijando el lugar exacto del tesoro de la corona de la reina. Además, se reviste con el episodio de enriquecimiento de unos vecinos de Bajácar. Muy lejanos debieron ser los tiempos de aquel descubrimiento de una mujer viuda que acudió a la cita nocturna para encontrar el tesoro en esta famosa encina. Por su grandiosidad, le apodaban leona. Los mismos ingredientes del relato del cortijo del Sotillo charillero, en este caso, no fue un pozo, sino que se abrió el enorme tronco de aquel chaparro centenario. No disponía de manos aquella mujer acompañada de una niña pequeña para introducir las joyas de oro en su saco y canasto. Y mira por donde que, como todos los cuentos, no cumplió el condicionante desvelado, que debía acudir sola, sin acompañante. Por eso, se le esfumaron todo aquel caudal de joyas encontradas, porque ardió como la paja en un solo instante transformando los vasos, platos, bandejas, colgantes, pulseras y adornos en pavesas que volaban en el aire. El terreno está sembrado de indicios para poner a la luz todo este tipo de tesoros. Incluso algunos objetos y monedas musulmanas se exhiben en el museo local. No es de extrañar que se hable de los tesoros numismáticos de La Pedriza. Es simple conjetura, habladuría de los pueblos, o se hizo realidad la leyenda de la viuda de Bajácar. Doscientos cincuenta años de frontera dieron para un patrimonio perdido y, a veces, irrecuperable. Un día apareció un astrolabio en un museo europeo, otro día en el museo jiennense el tesoro charillero, una copia de un manuscrito de un escrito de los Banu Said apareció en centros de estudios árabes. Oro día, el pasadizo condujo a un recinto olvidado como la Ciudad Oculta de la Mota en medio de la Leyenda de Caba.