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viernes, 31 de mayo de 2019

PABLO DE ROJAS, EL NAZARENO DE PRIEGO Y EL MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO







En 1592,  realizó el Cristo Crucificado que había de presidir el Coro de la Catedral de Granada, obra encargada a Pedro de Raxis y colocada durante muchos años hasta los cincuenta del presente siglo junto a la portada de la sacristía de la catedral. También,  debió encargársele la imagen de Jesús Nazareno de la iglesia de San Francisco de Priego, no documentada, pero confirmada por el estudio comparativo con otras imágenes, que nacieron de la gubia pablesca. No ofrecen visos de realidad la leyenda de que debió realizarla en la clausura del convento huyendo por algún delito contra la Inquisición, algunos han referido que tanto él como su discípulo Martínez Montañés estuvieron implicados en la ocultación de datos por cierta delatación de moriscos, pero esto se comprende dentro del mundo misterioso de la atribución de las obras y la donación por parte de patronos que querían quedar en el anonimato. Algo parecido ocurrió en otros lugares de la Abadía, como en Alcaudete o en Castillo de Locubín, cuya  figura del Nazareno debió quedarse en esta villa por impedimento de la caballería cuando iba destinado a Alcalá la Real. Es verdad que su hermano Gaspar vivía en Priego y su hermana Catalina estaba casada con un prieguense, pero que influyeran en la ejecución de la obra es algo difícil de dilucidar.
Lo que no puede pasarse por alto es la fama que adquirió en toda la Andalucía Oriental. Y son muy acertadas las reflexiones que hace Bernales de este apartado del artista:
Rojas realizó numerosas piezas de imaginería que son las que contribuyeron a darle justa fama en Andalucía Oriental, tanto por su patetismo y canon alargado como por las expresivas posturas de raigambre manierista, coincidentes con las exigencias de la sensibilidad religiosa de la población.... De su producción se conservan esculturas en Antequera, Lucena, Baena, Priego de Córdoba, y en Granada que son las más numerosas”.           



Entre el círculo de  influencias y, por ende,  atribuciones sin documentación se hallaba el Nazareno de la iglesia antequerana de san Zoilo, ubicado en la capilla de la hermandad de flagelantes de la Santa Veracruz y de la Sangre de Cristo. Este refleja la clara influencia de Pablo de Rojas  por su estilo manierista y se le ha atribuido hasta ahora acertadamente a su mano, pues la elegancia del drapeado de paños y la bellísma cabeza son semejantes a las imágenes de los anteriores nazarenos. Pero hoy  día debemos ser reticentes en este tipo de atribuciones por los recientes descubrimientos en el círculo antequerano de la ciudad y está confirmada la mano de la familia antequerana de los Vega. 

Trabajó  en los últimos años del último decenio del siglo XVI en el retablo mayor del monasterio de San Jerónimo de Granada, considerándosele por muchos críticos una de sus obras más hermosas por ser fruto de su mano artística, donde la primera traza suele atribuirse a su maestro Rodrigo Moreno y continuada por Juan de Aragón y Pedro de Orea. Entre ellas la imagen de la Inmaculada. Probablemente, su entrada en la ejecución de los relieves y en algunas de sus esculturas es fruto de continuar la labor del contrato y compromiso de su maestro y, por otro lado, de la buena relación que debió  tener con Lázaro de Velasco, como hemos comentado anteriormente. En este periodo predominan una serie de tracistas que  tienden a un purismo romanista, abandonando la profusa decoración y predominando la línea arquitectónica sobre la pintura, que imprime un sello dominante de clara influencia de los esquemas severos y las directrices estructurales. Está por estudiar toda la relación con Lázaro de Velasco y Pedro de Orea, y los ensambladores Diego de Aranda y Diego de Navas, y, por lo tanto, su intervención no sólo en los retablos anteriores, sino también en el retablo mayor de Santa Isabel la Real junto a Gaviria, el de Guadahortuna, y el de la Antigua de la catedral de Granada, desaparecido y del que quedan algunas esculturas, el de la puerta de Justicia de Granada, el de la Virgen de la Rosa de la iglesia de Santa Ana, el de Ogíjar Alto, las monjas carmelitas descalzas, y el lateral de la Iglesia de  Iznalloz. En Alcalá la Real se encuentra la pr4esencia de Velasco,  Orea y , Aranda en obras e imágenes religiosas de la Iglesia Mayor Abacial (torre)  y civiles como la torre del Gabán o de la Justicia.




En Granada, a finales de siglo, se vivía un momento de efervescencia religiosa muy importante en el que trataba de justificarse su raíz cristiana y la justificación de la conversión de muchos moriscos tras la rebelión del 1568. Por eso no era de extrañar que en el cerro cercano del Valparaíso, denominado posteriormente del Sacro Monte, ocurrieran continuos descubrimientos relacionados con los primeros cristianos  que se asentaron en la ciudad de Alhambra. Desde que en los años ochenta, fecha en la que se derrumbó la torre Turpiana y en sus cimientos se hallaron los libros plúmbeos hasta que apareció en 1595 el segundo hallazgo en las cuevas del Sacromonte, los vecinos de Granada desarrollaron una serie de prácticas religiosas y de rogativas de acción de gracias por las pruebas, a su entender, reales de la presencia de los primeros discípulos en tierras granadinas. El arzobispo Pedro de Castro compartió con el pueblo estas inquietudes y comenzó a levantar una especie de recinto sagrado en el Sacromonte, donde instaló su oratorio y una capilla privada en la que le encargó a Pablo de Rojas la imagen del martirio de San Cecilio, que ocupaba el encasamiento central del retablo de perímetro curvo adaptado a la bóveda. Estaba flanqueado por paneles  a los lados hechos a modo de cartelas, en los que aprecian símbolos  lauretanos (pozo, torre, templo, ciprés y el barco de la iglesia con la Virgen y el Crucificado en el mástil) que ofrecían una buen estofado y matización. En dicha obra tuvo que ser uno de los primeros contactos de Pablo de Rojas con Miguel Cano, pues éste figura como ensamblador y carpintero de las obras de las distintas capillas que se iban levantando en 1598. Algunas de ellas, por otro lado, se le encargaron a Pablo de Rojas: así, en 1599 una Virgen con un Niño y varias imágenes de un retablo de las cuevas. La primera, ubicada junto a la capilla de don Pedro de Castro, se encuentra repintada y restaurada posteriormente, pero ofrece los típicos trazos del maestro alcalaíno. La Inmaculada del cementerio de los canónicos preside todos los cuerpos de los nichos y demuestra cómo el imaginero heredó de sus padres el tallado de la piedra que ejercían en Alcalá. Dos granadinos relacionados con su ciudad natal intervienen en la fundación del Sacromonte.  Por una parte, Francisco Gutiérrez, maestro de albañilería, que casualmente por este tiempo cubría la Iglesia Mayor de la Mota, realizaba unas oras provisionales para que pudieran ejercerse cultos en aquella nueva abadía figuran  y, por otro lado, el propio Ambrosio de Vico, que también actuaba en Alcalá llevó a cabo  importantes intervenciones en dicho lugar ( Iglesia Mayor Abacial, el convento de San Francisco,  el Gabán y la Casa del Corregidor) .  A ello hay que añadir que el abad de Alcalá la Real, Alonso de Mendoza, también fue uno de los jueces o teólogos reclamados por el arzobispo para ratificar el veredicto de aquellos descubrimientos. Es verdad que la ciudad se movía en una profusión de artistas, por lo que no deja lugar a dudas que todos ellos constituían una red interconectada en la que no podían soslayarse la importancia de sus influencias en la contratación de las obras del momento.
En el convento de Santa Isabel la Real también se llevaron entre el año 159O y 1597 una importante labor de ornato de su coro, capillas y claustro, en la que intervenía entre  muchos artistas  su sobrino Pedro de Raxis y, probablemente, Pablo de Rojas en  varias obras. Debió ser una iglesia muy reconocida por los granadinos del tiempo del escultor porque en ella  celebraban los miembros de la Santa Inquisición sus oficios y festividades. Gallego Burín refiere las siguientes obras de Pablo de Rojas: una imagen de Santa Catalina de Siena en la capilla tercera, un santo desconocido y una Santa Agueda en la capilla  en la capilla cuarta de la derecha. En el lado izquierdo, está también constatada la presencia de su sobrino en el retablo que doña María de Ávalos y Bernardina de Toledo, hijas de Ruy López de Mendoza, tesorero de los Reyes Católicos, levantaron en honor de Nuestra Señora de la Esperanza en 1588 y en la que hay unas imágenes de Santa Lucía y una San Juan Bautista, obra de Pablo de Rojas y, propias de su círculo, varios santos dominicos y San Francisco de Paula. Enfrente del crucero, se encuentran dos retablitos, en uno de ellos hay una Santa Escolástica de Pablo. Pero donde su presencia y la de Gabiria son más fehacientes en el retablo del altar mayor, precedente de otros retablos que ofrecen el mismo tema, como los de Montañés. La parte escultórica de los relieves de la Adoración de los Pastores, y de la Circuncisión y las esculturas del Crucificado, la Virgen y San Juan en el encasamiento central junto el remate del Dios Padre en el frontón son pruebas palpables de la intervención pablesca.

jueves, 30 de mayo de 2019

EL HOSPITAL DE LA MADRE DE DIOS DEL CASTILLO DE LOCUBIN Y FRANCISCO DE ARANDA

Escudo del capitán Martín de Artiaga,
 gentileza de Moisés Gallardo
En 1609 realiza el cortijo de la Ranera en Valdepeñas para Benito Martín Almirón. 

Un documento del escribano castillero Francisco Jordán, datado el 27 de octubre de 1617, ilustra de una fase constructiva del Hospital de la Madre de Dios, fundado por el capitán Martín de Artiaga  a mediados del siglo XVI. Se realizan unas importantes obras por Francisco de Aranda, que figuraba como albañil, que no era el hermano de Ginés Martínez de Aranda y padre de Juan de Aranda Salazar. Por el testamento que  levantó en 1636 ante el mismo escribano murió en el cuarto decenio del siglo XVII, y  podemos reconocer nuevos datos de su familia (FJ 20.11.1636 Legajo 5707 , folio 1220-1224)) ; vecino del Castillo de Locubín, se encuentra en muchas obras albañilería de lagares, molinos, casas...,sepultado en una sepultura suya de la Iglesia de San Pedro, estaba casado con María Fornos aparte de varias deudas con vecinos, , entre ellas que sus hijos eranDiego, Francisco, Simón, Tomé, Marina, Ana y Elvira ( por lo tanto ninguno era Juan de Aranda Salazar). .Fueron testigos por  Francisco de Aranda, que no sabía escribir, Diego Monte, Pedro González de Párraga y Pedro de Córdoba, , sin embargo don Pedro de Pineda Lences firmaba el documento como  el contratista; pues además ejercía como patrón de esta institución a la hora de gestionar censos, memorias y fundaciones ( María de Molina a cuatro de enero de 1618, censo de 50 ducados). Se refiere en los siguientes términos:
-Figuraba don Pedro de Pineda Lences, como patrono del Hospital.
-El maestro de albañilería se comprometía a "hacer una esquina, lienzo de pared y portada de cantería que se entiende desde una raja que face desde una pared junto a la esquina desde cara de la casa de Beatriz de Mesa; todo el lienço de la calle   faciendo la portada fasta lo encrecido que llega a la tapiería, todo de piedra de cantería, bien labrada por fuera; todo lo qual se obigó de facer el dicho Francisco de Aranda, a su costa, puniendo todos los materiales por ochenta ducados que tiene concertados con el dicho don Pedro de Pineda Lences,  que por ello le a de dar la mitad  en el día que comience la dicha obra;  y la otra mitad el día que quede acabada".
-Y señalaba específicamente las siguientes condiciones
-Primeramente es condición que  se a de derribar toda la pared  desde la rjEa de la calle (..) hasta lo encrecido de la calle  real (...) a su costa y quitar don Pedro la tierra que no fuere menester  para la dicha obra a su cotas (sin )todo  lo derribado .
-Y es condición que el dicho Francisco de Aranda ha de sacar y traer toda la piedra de cantería y los demás materiales  que fueran menester a su costa  y facer toda la dicha esquina y lienço de pared con su portada, como está dicho desde el suelo y fasta lo alto que fuere menester, y asta poner una cornisa, y a de facer un tabernáculo para poner a  la Virgen  a esta otra parte de la ventana, labrado de piedra llana, y poner un escudo de piedra, que está fecho en el dicho  Hospital, a donde el dicho fuere; toda la parte de la cara de la  calle de buena piedra de cantería, bien labrada llana, y por dentro de piedra basta y enlucido, Y a bista de oficiales bien fecho y acabado. 
-Con las dichas condiciones se obligó a facer la dicha obra por los dichos ochenta ducados y acabarla de facer para el día de la Pasqua Florida primero que bendrá de este presente año.
Si no lo ficiere, el dicho Pedro de Aranda Lences podía buscar oficIales para acabarla y ejecutarla, y apremiar a Francisco de Aranda por los dichos ochenta ducados por los daños y con los intereses que ocAsionare. 

En la imagen podemos apreciar el escudo de Martín de Artiaga, situado a la derecha de la entrada de actual a nuestro Ayuntamiento, antiguo Hospital. Es una gentileza de mi amigo e investigador Moisés Gallardo. Muchas gracias. 

FRANCISCO DE ARANDA, HERMANO DE GINÉS MARTÍNEZ DE ARANDA. EL MUNDO DE LA ALBAÑILERÍA.





                                              Siempre, en la arquitectura predomina el estudio de las construcciones artísticas o funcionales donde la piedra como material principal ejerce la exclusividad. Pero, la albañilería ocupó un claro espacio que compartió otros materiales, como el yeso, el cemento, la mezcla de cal y arena y variantes de los anteriores. No es extraño que hasta el siglo XVII no se hayan valorado artífices de este tipo de materiales, y se haya reservado este espacio artístico a los maestros de obras de cantería, olvidando alarifes, albañiles, caleros, carpinteros, herreros y otros artesanos.  Especial atención también merecen los albañiles que jugaron un gran papel en la construcción de los edificios particulares y públicos, religiosos y oficiales. Este es el caso de Francisco de Aranda, hermano de Ginés Martínez de Aranda, cuyo hijo Juan de Aranda Salazar se dedicó también a la cantería. Viene esto a cuento de un contrato entre este maestro de albañilería y don Alonso de Benavides y Mendoza para construir un lagar en una viña del pago del propietario en el Portillo, término del Castillo de Locubín.  La fecha del contrato es un 14 de febrero ante Juan Bautista Cano. Y señalaba las siguientes condiciones
-Primeramente, a de tener doce varas de largo de piedra de mampuesto, jaharrado por dentro y fuera y con tercias de ancho y tres varas de altura.
-Es condición que a de hacer chimenea y lagar y un pilón de barro que tenga veinte arrobas de cabida y puertas, ecepto calle a piquera que esta a de dar el dicho don Alonso y le tiene de echar  cuatro tirantes en las partes más necesarias de dicho lagar. Y lo a de poner y acabar de teja con que no a de echar alcatifa y lo a de dar acabado el dicho Francisco de Aranda. Ejecute corriente para el día de Nuestra Señora de Agosto que vendrá de este año de la firma de esta escritura,  según y de la forma y manera a contenida en esta escritura, donde nos lo diere cavado;  sigundo  es e que el dicho don Alonso de Benavides  o quien en su causa oviere, pueda coger maestro a su costa a ya acabado para el dicho día como está declarado y a él pagar a al dicho don Alonso todo quanto interessa y pérdida que tuviere,  por no dar acabado el dicho lagar  para el dicho día  de todo en su juramento y lo que allí costare sin más averiguación me pueda ejecutar por vía ejecutiva  y de apremio y para lo consiguir basten dicho juramento esto por quanto el dicho  don Alonso le a de dar  con todo ello quaretna y conco ducados y, para en quenta de ello confeso aver rescevido del dicho Alonso las arrobas de vino que tuvieren dos tinajas, que para en quenta dello le a da do a rraçon de a medida ducado cada una arroba medidas las dichas tinajas si, no oviere tantas arrobas. A e cumplimento de todo los dichos quaretna y cinco ducdos los que faltan les a de dar u pagar el dicho don Alonso el día que empezara a tejar el dicho lagar  y de todo ello el dicho Francisco de Aranda se de por entregados a su voluntad  y renuncio (…) el dicho don Alonso se obligó a aceptar la dicha escritura (…) y el dicho Francisco de Aranda lo que faltare de los dicho quaretna y cinco ducados el dicho día que por las tejas en el dicho lagar  y esté para cuvbrir lo y por ello le pueda ejecutar  con esta escritura y para ello  obligó su persona.


FRANCISCO DE ARANDA, HERMANO DE GINÉS MARTÍNEZ DE ARANDA. EL MUNDO DE LA ALBAÑILERÍA.

PABLO DE ROJAS. FINALES DE LOS AÑOS NOVENTA DEL xvi Y EL SAN PEDRO DE LUCENA


     
En el 1589, participó junto con el ensamblador Diego de Navas y varios maestros de oficios de la compañía en la construcción de  un retablo provisional para la iglesia del Colegio de Jesuitas de  Granada, que se levantaba por aquellos años con las trazas de Baseta. Curiosamente, su sobrino Pedro de Raxis pintó las dos tablas centrales, dedicadas al Nacimiento y al Dios Padre, reservándose para sí la ejecución las dos esculturas de los laterales dedicadas a Santa Ana y a la Virgen, según manifiesta Rodríguez García de Ceballos. Y, en este momento, dicha obra recibió un fuerte impulso económico por parte de Bartolomé Veneroso que legó 21.500 ducados para la continuación de las obras y un retablo del altar mayor con su estatua orante. Desgraciadamente, la obra no llegó a realizarse. Por estos años, figuraba también en Alcalá la Real un sobrino suyo Pedro Veneroso, que trató de impulsar con gran empeño la creación de un colegio de la Compañía de Jesús en la ciudad natal del escultor, adem´ças de que era comerciante de las lanas de Alcalá la Real, y consiguió el cargo de regidor del cabildo alcaláino . El día siete de febrero de este año, como escultor, realizó una operación económica con el clérigo don Juan Moreno por un contrato que había hecho el año anterior con don Antonio de Illescas, que había sido rector del Hospital de la Caridad de Granada. Este consistía en el traspaso de dos tiendas de la calle de Santiago, una de  ellas con dos altos y la otra con un alto; está última cargada con un censo de 1800 maravedís que debía pagarse a doña Ana Bazán de los Cobos, vecina de Coín. Dichas tiendas estaban incorporadas a la casa de su morada por la que tenía un solo alto, lo que indica que debió estar en su momento álgido de producción artística y con necesidad de ampliar la vivienda y su taller artesanal. En el documento aparecen el licenciado Moreno representante de Ana de Bazán, el licenciado Rodrigo Díaz de Hita, y el procurador Baltasar de San Pedro ante el escribano Rodrigo de Ávila.  
Estando al frente de las obras de la Catedral de Granada Ambrosio de Vico por este año, también cooperó en la decoración de la capilla de la girola dedicada a Nuestra Señora de la Antigua junto con Diego de Navas y Diego de Aranda y la presencia del estofado y pintura de su sobrino Pedro de Raxis. Hoy día se encuentra desaparecido, aunque algunos elementos suyos se exponen en ele Museo catedralicio. En concreto, son unas imágenes de la Dolorosa y la Virgen con el Niño, San Juan Bautista, San Esteban, San Cecilio, San Gregorio Bético, y San Luis, obispo de Tolosa. Don Manuel Gómez Moreno sólo  refiere como obras de Pablo de Rojas y Diego de Aranda las San Juan, San Lorenzo, San Cecilio y San Gregorio Bético, y alude que están colocadas en la girola de la Catedral granadina. El maestro de obras granadino, en el año 1590, había sido llamado por el cabildo alcalaíno para hacer las trazas del Gabán y de algunas torres que amenazaban ruina, al mismo tiempo rectificó las trazas anteriores de la Casa de la Justicia o del Corregidor, en la que intervinieron canteros alcalaíno y en la escultura de  sus escudos y las armas reales sus hermanos Melchor y Nicolás.
Por este año se levantaba el convento de las Madres dominicas, denominado de la Piedad, en las casas de doña María Sarmiento y Mendoza, marquesa de Camarasa y esposa del duque de Sesa, nieto del Gran Capitán. El duque estaba ligado con la tierra  de origen de Pablo de Rojas, ostentando la alcaldía de la ciudad y actuando  de

benefactor ante la Corte de las pretensiones de los alcalaínos. Curiosamente, familiares de doña María también habían levantado unos años antes  un convento en Alcalá en la fortaleza de la Mota, que había sido dedicado a la Encarnación de María. Un grupo de la Encarnación, María y el Ángel, del convento granadino se le atribuye por parte de Gallego Burín, pues coincide con las fechas del ornato del templo que se había fundado en el año 1590. Este año se le encargó por la cofradía de San Pedro de Lucena una imagen del apóstol, que fue dorada y policromada por Diego de la Vega y Antonio Mohedano. Es muy interesante el documento en el que se recoge la autoría de esta obra, pues fue encontrado en una especie de caja que se hallaba en el pecho de la escultura de San Pedro de la parroquia mayor de Lucena con motivo de una restauración y en el año 1778 fue copiado por don Fernado Ramíres de Luque, que escribió en su libro Tardes Divertidas. Lucena 1778. Nos manifiesta la fama que el escultor alcalaíno había alcanzado en los pueblos andaluces que le llegaban a encargar la obra en su taller granadino y los mismos contratantes acudían a recogerla. Con estas palabras, se expresan en el citado documento:
In Dei nomine, En la villa de Lucena a ocho del mes de marzo de mil quinientos noventa año, en la Iglesia parroquia de dicha villa fue fundada la Cofraía del bineaventurado San Pedro, con aprobación  de D. Lope de Rivera, visitador de este Obispado de Córdoba. Y en el Cabildo que para elegir hermano mayor y oficiales se hizo, fueron electos: por e hermano mayor el Licenciado Bartolomé. Riz Hurrero, Vicario de esa iglsua, y Licenciado Alonso de Angulo Guzmán, que lo presente escribe y Juan Hurtado por consiliarios y el licenciado Francisco de Toro por coadjutor del hermano mayor. Y todos los dichos presbíteros y cofrades d dicha cofradía en este año, mientras a los susodichos lesdurare los oficios de losbienes de dicha cofradía, hicieron hacer el pendón carmesí, y hacheros de la cofradía e hicieron hacer esta imagen de San Pedro en Granada por Pablo de Rojas, escultor, traerla a esta villa.  Y, acabado dicho año, fueron electos por oficiales de dicha Cofradúa, los licenciados Luis de Angulo, por hermano mayor, y Gerónimo Molina y Pedro Alonso del Valle, por consiliarios, y Diego Cerrato de Castañeda por tesorero. En cuyo tiempo esta imagenfue adornada con las limosnas extraordinarias de los cofrades, por Antonio mohedano y Juan Vázquez de la Vega, pintores, vecinos de Antequera y naturales de esta villa.....[1]  


[1] GONZÁLEZ ZUBIETA, A. Antonio Mohedano de la Gutierra.Pp. 212. 213.

miércoles, 29 de mayo de 2019

GINÉS MARTÍNEZ DE ARANDA Y SU RELACIÓN CON LA CATEDRAL DE SEVILLA


El escribano Francisco Fernández Cabrera firmó un documento de aval y fianza  en 17 de junio de 1619 entre Ginés Martínez de Aranda y  su yerno Luís González, casado con su hija María. .Lo  hizo como vecino del Castillo de Locubín, en cuya villa se encontraba por aquellas fechas. Curiosamente, aparecen, a la hora de la firma varios miembros de la familia de Ginés: el propio Ginés, su mujer María de Morales, su yerno Luís González y su hijo Ginés Martínez de Aranda, viudo. Y se resaltan las siguientes conclusiones:
-Luís González aparece como maestro de cantería y vecino de Cabra y casado con María de Morales.
-Este había concertado  y asentado con la Santa Iglesia Mayor de Sevilla (la catedral) en hacer  una  obra mayor de jaspe    mediante una escritura entre el canónigo mayor y el propio Luís González."en dos mil cien ducados, que la dicha obra es una tribuna  a las espaldas del coro, en la forma de unas traza fecha  por Miguel de Zumárraga, maestro mayor de la Santa Iglesia Mayor de Sevilla, que está firmada del dicho canónigo Salto, obrero de la dicha Santa Iglesia , y el dicho Luís González., la qual se obligó en el plazo de quatro meses, con que se a de labrar, acabar y sentar todo el jaspe que era menester para la dicha traça y  obra de la dicha tribuna, llebando por su quenta el jaspe colorado  que fera menester el propio Luís Gonçaléz para toda la cornisa dela dicha obra de las canteras de la villa, de Cabra y así mismo  toda la mpiedra negra que fuera menester  para la cidha obra puesto en ella  a su costa cobrada y acabada para el dicho efecto; y la demás piedra , andamios y pertrechos, cimbras y bronçes y todos los demás materiales  qjue para la dicha obra fuera necesarios, e dándole toda la demás piedra que fuere necesario  que a de venirde Portugal, y Aracena , puesta en ella  a de ser por quenta de la dicha iglesia, en tiempo que el dicho Luís Gonçalez pueda cumplir e hacer la dicha obra dentro de los dicho quatro meses".
-Corría el plazo de los cuatro meses desde el  diez del presente, mes y año.
-Era una condición que en el plazo de tres meses debía tener abonadas las fianzas, y, si no hiciera, debía responder con los daños y menoscabos.  Y, su mujer María de Moral, junto con su suegro Gines Martínez de Aranda y su cuñado Ginés Martínez de Aranda, se comprometieron a sue los avlistas y fiadores de Luís. 
-Este se compromet-ia a labrar, bruñiry asentar el dicho jaspe en ele periodo de cuatro meses. u, conforme a las condiciones, la daría acabada conforme al criterío del Cabildo Eclesiástico de la Santa Iglesia y a vista de los oficiales nombrados por ella de acuerdo con las condiciones y capitulaciones firmadas por las partes. 
-Lo demás fueron las fórmulas acostumbradas para la responsabilidad de las claúsulas firmadas y con  la firma de los dos Gines, el familiar del S.O Pedro Fernández Povedano , Pedro Díaz de Villalta,  y Francisco de la Torre-







Es obra de excepcional calidad por su elegante diseño y la suntuosidad de los materiales con que fue construido, ya que aúna mármoles, jaspes, bronce, escultura y pinturas. Fue diseñado por el arquitecto Miguel de Zumárraga en 1.619, pero la obra se interrumpió al año siguiente para permanecer parada durante una década. En 1.631 se reanudaron los trabajos, que prosiguieron hasta su finalización en 1.635.


LA DÉCADA DE LOS OCHENTA DE PABLO DE ROJAS






Tenemos referencias de críticos posteriores que en 1586 ya había realizado una imagen de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas para la iglesia de las Angustias. Esta atribución de juventud, que hizo don Manuel Gómez Moreno, debe ser corregida pues no es un tipo que esculpió en su etapa de formación, sino que ya contaba con la edad de 37 años y estaba en plena madurez artística, y que se convirtió en modelo para las posteriores representaciones de Jesús con la Cruz a cuestas camino del Calvario. En el año 1586 contrató un Jesús Nazareno para la cofradía de la Sagrada Pasión del convento de  la  Trinidad, y manifestó en una de las cláusulas del contrato: del mismo tamaño y hechura que aquel paso de la misma significación que está en la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias.  Debió calar en el pueblo granadino aquella imagen, pues la cofradía llegó a llamarse de Jesús Nazareno en el siglo XVIII, cuando procesionaba dicho paso junto con el de la Oración del Huerto, San Juan Evangelista y la imagen de Nuestra Señora. La imagen de Pablo de Rojas  era objeto de muchos devotos, pues así lo recoge el padre Lachica en sus Gacetillas,  cuando dice: “Aquel hermoso simulacro de  Jesús Nazareno, de quien se dice que pidiendo a Dios la Venerable Sor Beatriz de Jesús, Religiosa del Ángel, que le revelase qué imagen era más conforme a la Sagrada Pasión, le respondió el Señor que la de Jesús Nazareno, que se venera en la iglesia de los Trinitarios Calzados de esta ciudad, era semejante a la del mismo Señor en la aflicción de la calle de la Amargura, cuando caminaba a el Calvario, a dar por nosotros la vida”. Algunos críticos identifican dicha imagen con la del Nazareno que por los mismos años o algo posterior realizó para la Iglesia de Huetor Vega, obra indudable de Pablo de Rojas. Otros, sin embargo manifiestan que esta imagen era la titular de la cofradía de Jesús Nazareno y Santa Elena, que se hallaba en el convento de los Mártires y posteriormente pasó junto con otras imágenes en el convento de las carmelitas descalzas durante la desamortización.
No sólo se levantaban iglesias y conventos, sino también otras instituciones que requerían los servicios artísticos de Pablo de Rojas para las capillas de sus Oratorios. Nos referimos a los edificios civiles, como la Chancillería y la Cárcel, que acaba su fachada en el 1587 por obra de Juan de Vega  o a los beaterios, a los hospitales y a las residencias de niños expósitos. De entre estos destacamos el convento de las capuchinas en 1587, el hospital de san Juan de Dios junto a los mercados, el colegio de las Niñas Nobles, fundado por Ana de Mendoza y ligado a la familia de los Ponce de León. Pero, el más famoso de su época se encontraba en la calle Elvira y era conocido por Hospital del Corpus Christi, institución fundada y sostenida por una hermandad que tuvo su origen en Santa Fe  para ejercicio de a fe y la caridad entre los soldados que asistían al asedio. En torno a este edificio, vivían la mayoría de los oficios artesanales y los artistas que habían acudido a Granada. Muchos de ellos se comprometieron en realizar algunas de las obras y así existen unas pequeñas esculturas- entre ellas, la  de un Señor de la Columna y otra de la Meditación- de imagineros del tiempo de Pablo de Rojas. Entre sus realizaciones artísticas, a Pablo de Rojas se le atribuye un Crucificado que hoy día se encuentra en la sacristía de la Capilla- actual iglesia de los agustinos descalzos-. Curiosamente, uno de los seguidores de su estilo Alonso de Mena está enterrado en dicha iglesia. En la iglesia cercana de San Gil, su sobrino Pedro de Raxis pìntó en 1585 una imagen de  San Gil que puede atribuírsele por la fecha de su ejecución.
     En 1588, ya se observa que su labor no queda reducida a la simple imaginería y retablística, sino que  Pablo de Rojas, como  escultor, contrata con Jusepe  López de Santiago, curiosamente perteneciente a la misma parroquia,  una cruz de madera con un Cristo crucificado y otro asaetado representando el Juicio Final dentro de un arco, con figuras de una espada y ramo sobre las manos y una manzana con cuatro ánimas de medio relieve, rematada por los cuatros sobacos de la cruz y casamentos con sus cartones y alanís y con una calavera en la parte inferior. Toda la vara debió estar planteada y dorada y, n los lugares oportunos, pintada, estofada y encarnada. Firmaron de testigos Francisco y Gerónimo Ruiz y el licenciado Altamirano.    

martes, 28 de mayo de 2019

PABLO DE ROJAS EN 1583, OTRO CRUCIFICADO EN SANTA FE






En 1583, Pablo de Rojas realizó un retablo para la capìlla del contador don Antonio Terrados(Juan Jesús Guadalupe le atribuye además una imagen de un Ecce-Homo), perteneciente a la cofradía de Sangre de Jesucristo de esta iglesia, imagen que hoy se conserva en la iglesia de San Idelfonso. Debió ser una obra significativa para su tiempo, porque recibió a cuenta la cantidad de 100 ducados de un censo que gravaba sobre el alquiler de unas casas que el contratante había alquilado a Antonio de Lebrija.  Dicha cofradía tenía su sede a finales del siglo XVI en el convento de la Merced de los mercedarios descalzos, lo que actualmente es el Gobierno Militar. Renació esta cofradía en el siglo XVIII con los títulos de Jesús de la Humildad y de Jesús Nazareno y actualmente se procesionan las imágenes de Cristo atado a la columna, Jesús de la Humildad, Jesús Nazareno, Crucificado, San Juan y María Santísima. Las dos primeras imágenes se encuentran en la iglesia de San Idelfonso, que se encuentra al lado del convento desamortizado. 
Por dos documentos de este año también, realizó la imagen del Cristo de la Salud de la cofradía de la Santa Veracruz de Santa Fe, en la que por el contrato con varios hermanos, el prioste y mayordomo se especifica, mediante  varias cláusulas su carácter procesional, apoyado por la realización de unas andas que acompañaban a la imagen. Aparece como ensamblador y escultor en cada uno de los dcomuentos y vecino de Granada. 

lunes, 27 de mayo de 2019

COMIENZAN LOS CRUCIFICADOS DE PABLOS DE ROJAS (1582)


Por el año 1582, unos años después que Pablo de Rojas se estableció definitivamente en Granada, Ana de Jesús, compañera de Santa Teresa, fundó un convento en la calle Elvira, muy cerca del taller de Pablo de Rojas. A pesar de la resistencia del arzobispo, para que este convento se levantara en medio del gran número de comunidades religiosas que ya existían y también debido a la pobreza de la ciudad, al final las carmelitas descalzas pudieron disponer pronto, gracias a un acto providencial, de la licencia que les permitió habilitarlo en dicha calle, aunque dos años después se trasladaron a las casas del Gran Capitán donde fundaron el convento de San José. Presidía y actualmente está colocado en su altar mayor un Crucificado, que todos los críticos lo consideran ejecutado por su propia mano debido a la belleza y perfección de su talla. También, por cierto, en dicho convento hay otra obra de su círculo artístico, una imagen de San José, según Gallego Burín.
Este Crucificado ha sido objeto de muchas conjeturas con el fin de relacionarlo con la nueva tipología iconográfica de Pablo de Rojas. Para ello, se ha relacionado con la estancia de San Juan de la Cruz en Granada como prior de los carmelitas del convento de los Mártires entre los años 1582 y 1585. Algunos críticos  consideran que pudo provenir del anterior convento el Crucificado de las carmelitas; o el simple hecho de que lo visitó y supervisó  el propio prior.
Abundando en dicha idea, no era extraño que el prior carmelita fuera el que ejecutase el contrato con el acuerdo del cabildo femenino, como acontecía en otras órdenes, y contactara con el propio escultor.  En una de sus cartas, el santo refería que había que la imagen de Jesús buscarlo en la Cruz para llegar a su posesión. Y, en este canon se fijó el artista para iniciar un modelo trascendental de la imaginería andaluza. Pues es lo mejor de su estilo y, como algunos dicen el final de toda una época. Me atrevería a decir que los Crucificados de Pablo de Rojas son los más representativos del arte y de la cultura granadina de su tiempo, algo así como su último gran exponente; tienen toda la belleza anatómica y la elegancia en la policromía que caracterizan a los Crucificados renacentistas, pero ya se conciben más cercanos al creyente para que su contemplación conmueva la fe y mueva el compromiso de la acción"
Puede redundar en refuerzo de esta atribución el hecho de que, por estos mismos años, se levantaba una iglesia por la hermandad Nuestra Señora de las Angustias en el lugar de la antigua ermita dedicada a Santa Úrsula y Santa Susana- aneja a la parroquia de San Matías y cerca de las Tinajerías, en las huertas del Convento de la Santa Cruz e inmediata al actual Humilladero - y, en concreto,  en 1582 se le encargó la realización de un Crucificado de las mismas características que el del convento de San José y que actualmente está situado en la sacristía de la iglesia parroquial de las Angustias. Su fama debía haber corrido ya por la ciudad, pues aquella hermandad, a pesar de estar compuesta en su origen de gente sencilla y humilde, por los años de Pablo de Rojas superaba los quinientos hermanos.  Estos dos Crucificados   no tienen nada que ver con los Cristos renacentistas, preparados para su presidir un gran retablo. Ambos realizados por Pablo de Rojas, son más cercanos para los devotos, son Cristos de Oración y para conmoverse ante una imagen que trata de reflejar la humanidad de un Cristo sufriente, de pequeñas capillas o iglesias conventuales. Por estos años también se acababa la iglesia de San Pedro y San Pablo, cuyo crucificado, de tamaño académico, Gallego Burín lo atribuye al escultor alcalaíno. Pues desde que en 1567 Juan de Maeda trazó la nueva iglesia hasta que se culminó la torre y sacristía en 1593, gran número de obras de ornato interior se realizaron en sus retablos.
Como era frecuente entre los artistas, compartía por estos años  con otros negocios de la seda su labor  de escultor, pues ese era su principal oficio.
En palabras de Gila Medina: sería sólo y exclusivamente escultor y retablista. Pues en la mayoría de los contratos solía aparecer como escultor que dejaba los retablos e imágenes sin policromar para que posteriormente intervinieran otros artistas, tal como se manifestará posteriormente salvo casos aislados. Los negocios particulares se fechan en el 22 de agosto de 1582 comprando 1.138 onzas de seda a Diego de la Chica por la cantidad de 3.398 reales. Una excepción de su obra son las andas y una caja  para la iglesia de Íllora, que llevó a cabo en este año. Sin embargo, no podemos olvidar la tradición familiar de la talla de la piedra que sus hermanos mantuvieron en Alcalá y en la que se formó Pablo de Rojas, que fue poco a poco abandonando y en la que nos inclinamos la influencia que pudo subsistir en las fomas redondas y un poco arcaicas.


domingo, 26 de mayo de 2019

UNA S LETRAS CAPITALES HISTORIADAS CON VIÑETA DEL SIGLO XVI

En un documento del siglo XVIII, sobre ilegal roturación de tierras  en los Coscjares, en el caminode Alcaudete, término del Castillo de Locubín, y su  pago  a la Corte para restablecer la legalidad, una provisión real dada al juez de tierras Lópezde Obregón por el rey Felipe II, aparecen estos dibujos  DE LETRAS CAPITALES  HISTORIADAS que se los dedico a MoiséA Gallardo.


CUEVA LA YEDRA Y LA ZARZUELA


 ENTRE CUEVA LA YEDRA Y EL CORTIJO DE LA ZARZUELA

Hace unos años hubo intento de declarar parque natural  las sierras del entorno de Valdepeñas, Alcalá, y Castillo de Locubín. Quedó en un vano intento. Pero son muchos los parajes y recintos que coadyuvarían a este reconocimiento oficial para disfrute humano y conservación de su naturaleza. Lo ratifican desde la Pandera a la Sierra del Trigo, del paredón a las Chorreras, desde el entorno de Chircales a la Martina, del Ahilllo a la Martina. del río Víboras al nacimiento del río San Juan.
Entre estos lugares, hay un lugar bucólico que al amante de la vida natural acerca a tiempos milenarios, en concreto en los aledaños de Cerezo Gordo. Desde Frailes se desvía el visitante por la carretera de la Joya del Salograr, y en el mojón de la Cruz del Espinal nos dirigimos al núcleo de Cerezo Gordo, un lugar donde casi dos siglos atrás Luís Aceituno levantó su santuario santero en su vivienda sobre un altozano que se abreen forma de un mirador con unas frondosas encinas. Dejamos el coche por la parte baja de nuestro proyectado itinerario en las inmediaciones de la Zarzuela, una era que recuerda campos roturados, conquista de la naturaleza por el hombre, y terrenos convertidos en pasto de ganadería. Viene a la memoria estos versos virgilianos de su segunda égloga: su obra ya los bueyes fenecida,/ y puesto el yugo el lucio arado, /se tornan, y la sombra extendida/ de Febo , que se pone apresurado/ huyendo, alarga el paso y la crecida llama, /que me arde el pecho, no ha menguado./
Y emprendemos la ruta carretera de Cerezo Gordo arriba hasta adentrarnos por el camino que  nos conduce a Cueva la yedra. Pasamos entre asfalto y rocas milenarias que nos descubren los movimientos telúricos del mar de Tetis en sus diversas capas. Mientras, nos refrescamos con las alamedas de los arroyuelos de Cueva la Yedra y del Salteadero, ciclistas y otras senderistas nos cruzamos en nuestra ruta. Al ascender por un camino de tierra y roca, en medio de una zona de encinar, pasto, y algún que otro fresno y quejigo, se deja entrever terrenos de roturación y desmonte de montes de siglos pasados, donde se albergaban varios cortijos abandonados, pastos de antiguas hazas de trigo y rompizos de olivar. Llegamos a una era, desde se nos extendía un paisaje que se cerraba con la Sierra del Paredón y sus molinos de viento de modo que se mezclaba entre diversas tonalidades de verde los cerros, los valles, barrancales, alamedas, encinares y pastizales. Un canto a la técnica se presenta ante la vista de una maquina trilladora de mediados del siglo XX. Parece como si hubiera detenido el tiempo de los primeros años de la mecanización de las mieses.  Entre los encinares, se multiplican pequeños arroyos y la fuente del Fresno alumbra su parto con un hilo de agua. Espera y reencuentro en torno al primer lugar con vivienda humana y un cerbero de guardián, para contemplar los rebaños y sentir el balido de las ovejas y de algunas cabras entre
alambradas. Cueva la Yedra es un cortijo que solo recuerda en algunos lienzos de sus paredes la arquitectura rural de muros anchos y pequeñas rendijas de vanos. Un lagarto nos sobresalta, y un compañero libera a una cabra de las redes de  las vallas de alambre ante la mirada torva de un guarda canino.  Y bajamos hasta el Salteadero, un bonito rincón entre agua de barrancal, casas de los años cuarenta, olor a oveja y ladrido de perros. Nos refrescamos con el agua de la casería de Pepe Romero, que venía de la fuente del Saltadero, pequeño aperitivo y simulamos una comida campestre entre la noguera y los encinares. Un lugar de ditirambo bucólico: Pues yo te cogeré manzanas bellas, /cubiertas de su flor y las queridas/castañas de Amarilis, y con ellas/ ciruelas que merecen ser cogidas. /Tu, mirto, y tú, laurel, iréis sobre ellas,/ que juntos oléis bien.
Por una pequeña cuesta subimos abriendo puerta de apriscos de ganado, piando rocas estratificadas, piedra de canto, encinares y más encinares, algún pequeño prado, como la era de la Peregrina, y dejando atrás cortijos abandonados, hasta acercarnos a un cortijo
que olía a cerdo y cochino jabalí; al fondo el cortijo de Fuente Sánchez y el de Matasuegras, donde se rumorea con el sonido de las aguas la tragedia lorquina. Viramosla cuesta y nos dirigimos a la Zarzuela, por un camino llano, pero de impresionante vistas, desde donde contemplamos los apriscos ovinos y caprinos. Saltamos y hacemos saltar al perro de Ion los pasos de hierro estriado que impiden la salida de ganados.
Cristina y su familia nos guían hasta llegar a la roca chimenea y divisamos la Zarzuela y la Nava, buen rincón con otra era de piedra seca de mampuesto, y nos saludan los molinitos de viento con su brisa en nuestros cuerpos que nos refresca este día caluroso y amenazado por los buitres que nos han dejado que cuelgue una pluma sobre mi sombrero. Busca el ganado agora lo sombrío, / y por las cambroneras espinosas, /metidos los lagartos buscan el frío, / y Téstlilis comidas provechosas compone, / a los que abrasa el seco estío, /con ajos y con yerbas sabrosas/; conmigo por seguirte, solamente, / resuena la cigarra el sol ardiente/. En la Era del cortijo de Reguelos, bajo el de la Nava,  nos montamos y nos dirigimos a la Joya del Salograr. Junto la ermita, en la casa de la hermandad comemos. Buena ruta del Parque Natural de la Sierra Sur, puro paisaje mediterráneo.



sábado, 25 de mayo de 2019

EL ENTORNO ARTÍSTICO DEL TALLER DE PABLO DE ROJAS


 Se avecindó en el barrio- antigua colación- de Santiago, compartió con muchos artistas y maestros de cantería, como Alonso y Cristóbal Verdexo, las inquietudes artísticas y la contratación de Obras. Sobre todo, con su sobrino Pedro de Raxis con el que realizó la mayoría de las obras, tallándolas por su parte y dejando labor de policromía y estofado en manos de Pedro de Raxis.  En este barrio  y en el cercano de San Gil- sus sobrinos el pintor Pedro de Raxis y Bernabé Gabiria- y el de San Justo y Pastor se encontraban también los carpinteros Sebastián de Morales, Pedro Núñez, Juan Rodríguez y Diego Baquerizo, en el de San Ildefonso el entallador Miguel Cano,  y en el de la Magdalena Gerónimo Çufre, Jerónimo de Ayala, Pedro de Salinas, Francisco Díaz, Juan de Escobar, Hernando de Quesada, el dorador Diego de Aranda, y Ginés López. Por los datos de compromisos con otros artistas en algunas de sus obras, se encuentran trbajando mancomunadamente los famosos artistas Diego de Navas, y Martín de Aranda y el entallador Martín Navarro,  y los pintores Juan de Aragón y Antonio Mohedano.

 Tenemos constancia por el profesor Lázaro Gila Medina de que, casado en Granada, el siete de junio de 1581, se encuentra el primer documento de la presencia de Pablo de Rojas en Granada y de que ya tiene la categoría de vecino en la parroquia de Santiago. Esto nos pone de manifiesto y confirma que debió residir varios años antes de la década de los setenta del siglo XVI, pues no se obtenía la vecindad con facilidad. En el caso de su ciudad natal, las ordenanzas obligaban a la residencia durante diez años en la misma ciudad. Curiosamente, el documento se relaciona con su familia alcalaína y aparece su nombre de Pablo Rages, otorgando el poder de la división de los bienes de su padre a su hermano Miguel, vecino de Alcalá, con motivo de la muerte de su padre Pedro Rajes Sardo y renunciando a la cantidad que le correspondía a favor de su hermano. Sin embargo, en contrapartida, la firma es clara y notoria con las grafías de PABLO DE ROJAS y, por otro lado, aparece su hermano Nicolás dando fe del documento junto con otros conocidos suyos Pedro de Cuellar y Juan Antonio Barahona. En este mismo año, se le encergaron unas andas procesionalñe y el sagrario de la iglesia parroquial de Íllora ( Granada). 

viernes, 24 de mayo de 2019

EL KIOSKO EN ALCALÁ INFORMACIÓN

EL KIOSKO
Nunca me imaginaba que se cerrara el Kiosco del Parque de los Álamos. Este edículo formaba parte del paisaje  de la ciudad de la Mota y de la intrahistoria de los vecinos de Alcalá. Se erigió por los años noventa del siglo pasado , como punto de información de la Ruta del Califato, donde debía haberse firmado el pasaporte de los demás itinerarios de las  Rutas del Al Ándalus, y al mismo tiempo lugar para compartir el punto de venta de prensa con otros menesteres como la oferta de entradas para espectáculos públicos. Una buena idea laica y proyecto turístico de aquellos tiempos que pretendía ampliar la promoción de nuestras tierras  y competir con otros caninos como el de Santiago. Pero como dice el refranero “El infierno está empedrado de buenas intenciones”, más bien por nuestros lares “está lleno”, porque “obras son amores y no buenas intenciones”, a pesar de que siempre pueden retomarse esta iniciativa complementada con otros servicios públicos. Pues este Kiosko, de estilo regionalista, es coqueto y  llamativo al visitante. Cuestiona y abre las puertas del municipio. Tiene alma de zoco musulmán y espíritu exótico y oriental. Se encuadra en el recinto arbóreo y no desatina con el fondo de la fuente de los Álamos. Olvida la antigua caseta de los arbitrios y la desparecida puerta del control de entrada de la Puerta de los Álamos. Te tiende la mano y te puede ofrecer la tarjeta de visita de la ciudad. Te da los buenos días en el paso hacia el casco antiguo y al Llanillo.  
Junto al Kiosko, siempre se extiende un prolongado poyete,  cuya piedra de cantería procede de la ciudad de la Mota y se bajó  tras el canto de cisne de su destrucción en el siglo XVIII, durante muchos lustros.  Alarga actualmente la red de influencia de Kiosko, y se alza en símbolo de la convivencia vecinal,  y sede desde donde emana la comunicación e información comunitaria a partir de las primeras horas de la mañana. Es el ágora de las personas mayores y  la academia peripatética de los rentistas, jubilados y parados. Quería emular el rincón de la antigua hospedería donde el jornalero esperaba al patrón  para contratarlo al tajo aceitunero de los tiempos de la Aurora. Era el refrendo de la verdad para confirmar los rumores de la gente o disipar falsos bulos, como los actuales fake news. Con el cierre del Kiosko, está herido de muerte y , como Lot, nos contemplarán los vecinos del trampantojo de Federico Barquero.
El Kiosko ha sufrido la diacronía de la palabra Kiosko, en su significante y significado. Pues desde la lengua pelvi, persa y turca KosK ingresó en nuestras tierras hispanas como   Kiosque, y castellanizamos por Kyosko y quiosco según reconoce la Real Academia Española hasta su desaparición de nuestra conversación, la normalidad de la lengua, por quedarse cerrado y sin uso. En cuanto el significado, los primeros kioskos, y lo fue el alcalaíno,  respondían a un pabellón en medio de la zona verde del parque para celebrar acontecimientos públicos, sobre todos municipales, y protegerse del sol y de las inclemencias del tiempo. Luego reducido en forma de caseta se proliferó y se mantuvo para vender golosinas, frutos secos y hasta acerolos sin olvidar las novedades desde el chupa chup










 a los globos volantes y los primeros cigarrillos de los adolescente. Poco a poco quedó como puesto de venta de la prensa y, este fue el caso de la permanencia hasta nuestros días del Kiosco del Parque.

Desaparecer el Kiosko se convierte en otro hito de la destrucción de la vida social alcalaína, lo mismo que la de los antiguos lavaderos o las tabernas. Eran lugares de convivencia y de compartir vivencias y noticias, y de abrir las puertas de la intimidad de la persona a las ventanas del mundo que nos rodeaba.  Y menos mal que, todavía no se han impuesto los servicios de la barbería y peluquería en casa, y la gastronomía convoca a los encuentros sociales, pues probablemente, en un relato de ciencia ficción, nos encontraríamos, como los astronautas encerrados en las cabinas de nuestras casas y rodeados durante todo el día de los artilugios tecnológicos.  Con la desaparición del Kiosko se nos fue Pauli como testigo épico de la familia Quero. Con ella, desde el primer puesto de venta en el barrio de la Tejuela y en su servicio de reparto matinal, pasamos de Informaciones, Pueblo y Ya al País o al ABC, mantuvimos el cordón umbilical con el Ideal y Jaén, y resumíamos la semana desde el Siete Flechas hasta la Revista Tiempo o Diario 16.
La despedida amarga del Kiosko de  esta familia fue compartida por todos los clientes, con ella se nos fue la historia de nuestros antepasados, se esfumaron momentos cruciales en la espera de noticias nacionales y locales, la crónica escrita se disipó en muchos hogares por la pantalla digital y caímos en el mercado carnívoro de la venta online, tan anónima y mortífera. Ahora, tan solo nos consuela la rememoración del nombre de Kiosko dentro de la oferta de las redes para adentrarnos e  informarnos de la prensa como una página y un espacio de la red que abarca muchos periódicos, con su correspondiente cuota. En estos momentos tan cruciales de comunicación local, el próximo domingo se presentan seis candidaturas a los comicios locales de Alcalá la Real, la primera vez en la historia, y un sinfín de candidaturas en las elecciones europeas. El Kiosko está cerrado y quiere hacer crónica. El ágora del poyete se siente huérfana de gente en un rincón de encuentro. Es el momento de que el Kiosko ocupe de nuevo un lugar en la comunicación alcalaína, hay que superar con nuevas fórmulas. No puede faltarle  a la ciudadanía. Debemos mantener nuestro Kiosko vecinal y ciudadano, y, ampliarlo como tarjeta de información cultural y turística. Fórmulas haylas.

PABLO DE ROJAS SE CASA CON ANA DE AGUILAR




Casó por estos años en  torno a 1577  en Granada con Ana de Aguilar, de la que no tuvo descendencia y con la que convivió hasta el final de su vida. El apellido Aguilar estba muy relacionado  con familias alcal´ñainas de principios de siuglo XVI que  vivía en el entrono  del barrio mulitar de la Mota. Deecíamos,  a modo de conjetura, que probablemente, esta mujer estaba relacionada con Francisco de Aguilar, rejero avecindado en la Alhambra, barrio en donde residía un gran número de artistas -el rejero Gaspar López, el tejero Tenorio- y que intervino en las obras de los antepechos y rejas de la sacristía de la iglesia de Albolote. También aportamos datos sobre otra Ana, gemela de Lucía de Aguilar, nacida en Alcalá la Real en el año 1555,  e insinuamos que también podríamos relacionar en el matrimonio con Pablo de Rojas si su presencia se mantuvo en Alcalá hasta el año 1575.
Hay algunas leyendas referidas a una implicación de Pablo de Rojas con la Inquisición que hasta ahora no hemos podido descubrir, tan sólo hemos encontrado algunas mujeres de apellido Aguilar, que por los años setenta se avencidaban en Granada y provenían de Antequera. Pertenecían a familias emparentadas con escribanos y miembros de la Chancillería, lo mismo que otras de apellido Herrera que también estuvieron relacionadas en varios pleitos con Pablo de Rojas. Como simple conjetura, es curiosa la acusación que se le atribuye a una tal Catalina de Aguilar, a su tía Ana de Aguilar de 40 años, y a Beatriz de Aguilar, sobrina de la anterior, a las que se le acusaban que en su infancia su madre les había enseñado que si querían servir a Dios no avián de creer en Jesucristo ni en su Madre y que avía de ayunar desde la mañana hasta la noche no comiendo ni beviendo en todo el día que no avía de creer en la ymagen de Nuestra Señora que era hecha de palo y de mano de los hombres y que la missa no era cossa que se avía de creer”. Actualmente, se concoe que su esposa era hermana de doña Agustina de Herrera, madre de la doña Juana de la Serna, esposa del escultor Bernabé de Gaviría, según datos aportados por el profesor Lázaron Gila, y este discípulo y familiar puso el ombre de su tía a una hija. 
Es muy aventurado exponer una hipótesis, pero su periodo oscuro del escultor debió estar relacionado con alguna que otra actividad propia o ajena a su persona. Y debió estar  muy implicado por algún familiar, pues no es extraña que, tras un periodo posterior a la formación en el taller familiar o en otro de una artista famoso, no destacara la huella de su gubia y fuera conocido entre las personas de su entorno. Todas estas personas, de apellido Aguilar, cumplieron los delitos y fueron perdonados, pero probablemente este periodo le debió costar algún que otro problema. No obstante, la resolución judicial es muy tardía, sobre el 1593 y nois se puede asegurar qie  pudiera  ser miembros de su familia. Es curioso que una alcalaína Francisca de la Fuente, criada de don Benito López de Gamboa, se casaba en la parroquia de san Gil por el año 1585, y, entre los testigos, se hallaba otra Isabel de Aguilar, esposa del escribano  Alonso Moyano.       
 Se avecindó en el barrio- antigua colación- de Santiago, compartió con muchos artistas y maestros de cantería, como Alonso y Cristóbal Verdexo, las inquietudes artísticas y la contratación de Obras. Sobre todo, con su sobrino Pedro de Raxis con el que realizó la mayoría de las obras, tallándolas por su parte y dejando labor de policromía y estofado en manos de Pedro de Raxis.  En este barrio  y en el cercano de San Gil- su sobrino el pintor Pedro de Raxis y Bernabé Gaviria- y el de San Justo y Pastor se encontraban también los carpinteros Sebastián de Morales, Pedro Núñez, Juan Rodríguez y Diego Baquerizo, en el de San Ildefonso el entallador Miguel Cano,  y en el de la Magdalena Gerónimo Çufre, Jerónimo de Ayala, Pedro de Salinas, Francisco Díaz, Juan de Escobar, Hernando de Quesada, el dorador Diego de Aranda, Ginés López.

 Tenemos constancia por el profesor Lázaro Gila Medina de que, casado en Granada, el siete de junio de 1581, se encuentra el primer documento de la presencia de Pablo de Rojas en Granada y de que ya tiene la categoría de vecino en la parroquia de Santiago. Esto nos pone de manifiesto y confirma que debió residir varios años antes de la década de los setenta del siglo XVI, pues no se obtenía la vecindad con facilidad. En el caso de su ciudad natal, las ordenanzas obligaban a la residencia durante diez años en la misma ciudad. Curiosamente, el documento se relaciona con su familia alcalaína y aparece su nombre de Pablo Rages, otorgando el poder de la división de los bienes de su padre a su hermano Miguel, vecino de Alcalá, con motivo de la muerte de su padre Pedro Rajes Sardo y renunciando a la cantidad que le correspondía a favor de su hermano. Sin embargo, en contrapartida, la firma es clara y notoria con las grafías de PABLO DE ROJAS y, por otro lado, aparece su hermano Nicolás dando fe del documento junto con otros conocidos suyos Pedro de Cuellar y Juan Antonio Barahona.