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domingo, 12 de mayo de 2019

EL CAMINO MOZÁRABE POR LA PROVINCIA DE JAÉN (III)


EL CAMINO MOZÁRABE POR LA PROVINCIA DE JAÉN (III)


    Se ha puesto de moda el camino mozárabe, y se percibe el gran número de peregrinos y caminantes que recorren las etapas de este itinerario por la provincia en los últimos meses, y, sobre todo, en los periodos festivos. El último tramo por la provincia de Jaén enlaza la aldea de la Venta del Carrizal hasta el final del término municipal de Alcaudete. Dejar la aldea castillera por la calle de la Fuente y pasar el rio san Juan permiten otear un lugar que se remonta a tiempos iberorromanos en el entorno cuyos vestigios de un oppidum importante donde se encuentra esta vía secundaria de la red comunicaciones de la Hispania Romana. Tras dejar atrás la torre del Atranque ( denominada también de los Ajos,  y de Encina Hermosa y confundida con la de Cañizar Alto y Bajo por estudiosos Valeriano del Castillo), se encamina el peregrino hacia el castillo calatravo de Alcaudete, y se sigue por el camino real de la Fuente Amuña, sirviendo de hitos ( por lo menos con perspectiva visual)  las torres de  Molino del Moro, Caniles,  la Harina, y Torre Blanca. Sin desviarse mucho de ellas, es digno para comprender el mundo de frontera acercarse a la de la Atranque, musulmana, cilíndrica y y maciza “en su base hasta la altura de cinco metros, donde en esta segunda sección se abre un vano, que se utiliza para puerta y ventana, que obliga a la escalada llena de obstáculos. En sus secciones se abriga una sala de planta cuadrada que se cubre con una bóveda vaída y construida por la técnica del mampuesto, No ofrece terraza alguna. Y con su visita se puede uno hacer idea de todas las atalayas oteadas o del recinto del entorno”. En dirección con el faro del castillo de Alcaudete, por medio de olivares y algún que un cortijo abandonado el camino se adentra a la Fuente Amuña, un buen recinto para poder hacer la primera parada en un recinto remozado y que invita al relajamiento entre el agua y el arbolado. De allí, se baja al santuario de la Virgen de la Fuensanta, donde se alberga la patrona de este pueblo de la Sierra Sur de Jaén. Y, por la calle central de su parque, en medio de un bosque muy frondoso y con un arbolado muy cuidado, se alcanza el cruce entre la carretera nacional y la antigua de Jaén, donde una rotonda canta la tierra andaluza con su cerámica de colores verdiblancos. Desde allí una pendiente calle acerca al peregrino al convento del Carmen, a la plaza del Ayuntamiento, al entorno de la iglesia de la iglesia de Santa María y a su castillo. Es un ejemplo de reconstrucción y de una puesta de valor de un recinto histórico, bastión de la frontera de Fernando III, encomienda calatrava y dominio de los señores





, que llegaron a ostentar el condado de Alcaudete. Si queda tiempo y ganas, la iglesia de San Pedro y la visita de sus fábricas de dulces y productos hortofrutícolas se hace obligatorios por la calidad de su mercado.
Alcaudete es una muestra singular de los pueblos del Sur, entre montañas y llanura, entre huertas y cerros, entre olivar y tierra de hortalizas, entre leyendas e historias de buenos caballeros. Nudo de comunicaciones y tierra de progreso. Parada de viajeros y asentamiento de conquistadores. Musulmana y cristiana. Ahillos y Orbe. Salado, Víboras y San Juan. Caminos de hierro y sendas de tierra. Mata y Doña Jimena. Ciudad  de patrimonio histórico y de miras de progreso. Al Qabdaq, y Municipio Fravasoson y Alcaudete.   
Desde allí, entre olivares, dejando a las espaldas la fuente Zayde, sus cerros del entorno y sus huertas, el trazado de la nacional 432 marca el itinerario en dirección a Córdoba, el camino se convierte en un Guadiana que a veces ha sufrido la roturación forzada y tan sólo permite contemplar las ruinas de los cortijos de las Tejeras (la Alta y la Baja). Hay que ir con ojo avizor pues es fácil perder la ruta hasta cruzar un pequeño arroyo por un camino perpendicular al anterior y llegar, tras un pequeño ascenso, y su correspondiente bajada topar con los ríos Salado y San Juan. Entre la carretera nacional, algún que otro cortijo y naves industriales se alcanza la Laguna del Salobral, no siempre con agua en su totalidad, se bordea y se continua el camino en dirección a Baena tras pasar la ruta Verde, un antiguo camino férreo. Pero, ya se encuentra el peregrino en Baena. Esto es otra historia, en este caso de las rutas cordobesas.
               

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