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viernes, 24 de mayo de 2019

EL KIOSKO EN ALCALÁ INFORMACIÓN

EL KIOSKO
Nunca me imaginaba que se cerrara el Kiosco del Parque de los Álamos. Este edículo formaba parte del paisaje  de la ciudad de la Mota y de la intrahistoria de los vecinos de Alcalá. Se erigió por los años noventa del siglo pasado , como punto de información de la Ruta del Califato, donde debía haberse firmado el pasaporte de los demás itinerarios de las  Rutas del Al Ándalus, y al mismo tiempo lugar para compartir el punto de venta de prensa con otros menesteres como la oferta de entradas para espectáculos públicos. Una buena idea laica y proyecto turístico de aquellos tiempos que pretendía ampliar la promoción de nuestras tierras  y competir con otros caninos como el de Santiago. Pero como dice el refranero “El infierno está empedrado de buenas intenciones”, más bien por nuestros lares “está lleno”, porque “obras son amores y no buenas intenciones”, a pesar de que siempre pueden retomarse esta iniciativa complementada con otros servicios públicos. Pues este Kiosko, de estilo regionalista, es coqueto y  llamativo al visitante. Cuestiona y abre las puertas del municipio. Tiene alma de zoco musulmán y espíritu exótico y oriental. Se encuadra en el recinto arbóreo y no desatina con el fondo de la fuente de los Álamos. Olvida la antigua caseta de los arbitrios y la desparecida puerta del control de entrada de la Puerta de los Álamos. Te tiende la mano y te puede ofrecer la tarjeta de visita de la ciudad. Te da los buenos días en el paso hacia el casco antiguo y al Llanillo.  
Junto al Kiosko, siempre se extiende un prolongado poyete,  cuya piedra de cantería procede de la ciudad de la Mota y se bajó  tras el canto de cisne de su destrucción en el siglo XVIII, durante muchos lustros.  Alarga actualmente la red de influencia de Kiosko, y se alza en símbolo de la convivencia vecinal,  y sede desde donde emana la comunicación e información comunitaria a partir de las primeras horas de la mañana. Es el ágora de las personas mayores y  la academia peripatética de los rentistas, jubilados y parados. Quería emular el rincón de la antigua hospedería donde el jornalero esperaba al patrón  para contratarlo al tajo aceitunero de los tiempos de la Aurora. Era el refrendo de la verdad para confirmar los rumores de la gente o disipar falsos bulos, como los actuales fake news. Con el cierre del Kiosko, está herido de muerte y , como Lot, nos contemplarán los vecinos del trampantojo de Federico Barquero.
El Kiosko ha sufrido la diacronía de la palabra Kiosko, en su significante y significado. Pues desde la lengua pelvi, persa y turca KosK ingresó en nuestras tierras hispanas como   Kiosque, y castellanizamos por Kyosko y quiosco según reconoce la Real Academia Española hasta su desaparición de nuestra conversación, la normalidad de la lengua, por quedarse cerrado y sin uso. En cuanto el significado, los primeros kioskos, y lo fue el alcalaíno,  respondían a un pabellón en medio de la zona verde del parque para celebrar acontecimientos públicos, sobre todos municipales, y protegerse del sol y de las inclemencias del tiempo. Luego reducido en forma de caseta se proliferó y se mantuvo para vender golosinas, frutos secos y hasta acerolos sin olvidar las novedades desde el chupa chup










 a los globos volantes y los primeros cigarrillos de los adolescente. Poco a poco quedó como puesto de venta de la prensa y, este fue el caso de la permanencia hasta nuestros días del Kiosco del Parque.

Desaparecer el Kiosko se convierte en otro hito de la destrucción de la vida social alcalaína, lo mismo que la de los antiguos lavaderos o las tabernas. Eran lugares de convivencia y de compartir vivencias y noticias, y de abrir las puertas de la intimidad de la persona a las ventanas del mundo que nos rodeaba.  Y menos mal que, todavía no se han impuesto los servicios de la barbería y peluquería en casa, y la gastronomía convoca a los encuentros sociales, pues probablemente, en un relato de ciencia ficción, nos encontraríamos, como los astronautas encerrados en las cabinas de nuestras casas y rodeados durante todo el día de los artilugios tecnológicos.  Con la desaparición del Kiosko se nos fue Pauli como testigo épico de la familia Quero. Con ella, desde el primer puesto de venta en el barrio de la Tejuela y en su servicio de reparto matinal, pasamos de Informaciones, Pueblo y Ya al País o al ABC, mantuvimos el cordón umbilical con el Ideal y Jaén, y resumíamos la semana desde el Siete Flechas hasta la Revista Tiempo o Diario 16.
La despedida amarga del Kiosko de  esta familia fue compartida por todos los clientes, con ella se nos fue la historia de nuestros antepasados, se esfumaron momentos cruciales en la espera de noticias nacionales y locales, la crónica escrita se disipó en muchos hogares por la pantalla digital y caímos en el mercado carnívoro de la venta online, tan anónima y mortífera. Ahora, tan solo nos consuela la rememoración del nombre de Kiosko dentro de la oferta de las redes para adentrarnos e  informarnos de la prensa como una página y un espacio de la red que abarca muchos periódicos, con su correspondiente cuota. En estos momentos tan cruciales de comunicación local, el próximo domingo se presentan seis candidaturas a los comicios locales de Alcalá la Real, la primera vez en la historia, y un sinfín de candidaturas en las elecciones europeas. El Kiosko está cerrado y quiere hacer crónica. El ágora del poyete se siente huérfana de gente en un rincón de encuentro. Es el momento de que el Kiosko ocupe de nuevo un lugar en la comunicación alcalaína, hay que superar con nuevas fórmulas. No puede faltarle  a la ciudadanía. Debemos mantener nuestro Kiosko vecinal y ciudadano, y, ampliarlo como tarjeta de información cultural y turística. Fórmulas haylas.

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