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jueves, 16 de mayo de 2019

EL DESCUBRIMIENTO ALCALAÍNO DE PABLO DE ROJAS








EN NUESTRO LIBRO  PABLO DE ROJAS, Escultor de Imaginería. (1549- 1614) de  Francisco Martín Rosales y Francisco Rosales Fernández en su  primera edición de Alcalá la Real, 1999. , dirigimos estas palabras al   pueblo  de  Alcalá la Real, cuna de importantes imagineros y pintores con motivo del 450 aniversario del nacimiento de Pablo de Rojas en Alcalá la Real y el 350 de la muerte de su discípulo Juan Martínez Montañés. E hicimos este capítulo  sobre la cuestión del descubirmiento alcaláino de Pablo de Rojas en Alcalá la Real.   

La vida de Pablo de Rojas ha sufrido un auténtico olvido eclipsado por la de su discípulo Juan Martínez Montañés y por una gran cantidad de circunstancias, que afortunadamente se han esclarecido, de un modo muy favorable a través de los recientes descubrimientos realizados por diversos investigadores  en los archivos locales de Alcalá la Real y provinciales de Jaén y Granada.
Sin embargo, ya a finales del siglo XVII, Francisco de Pacheco citaba las palabras de Juan Martínez Montañés referentes al imaginero alcalaíno como uno de los más importantes del momento en el entorno granadino y lo relacionaba con la figura de Juan Martínez Montañés porque había sido su maestro durante su estancia en la ciudad de Granada. Bermudez de Pedraza, posteriormente, lo volvía a mencionar como discípulo de Rodrigo Moreno, autor de un Cristo en el Escorial a mediados del siglo XVI. Pero ni Enríquez de la Jorquera en sus crónicas granadinas ni los historiadores de Alcalá la Real hacen mención alguna a este importante escultor.
En el siglo actual, los críticos de Arte Emilio Orozco y Gallego Burín supusieron un hito muy  importante en la revalorización de su figura. María  Elena Gómez Moreno intuía la importancia de la escultura granadina  y el eslabón de ambas a través de Pablo de Rojas con estas palabras:


"Si la tradición escultórica  sevillana arrancaba del siglo XV, la gran ciudad del Renacimiento andaluz fue Granada; allí la herencia escultórica de Silbé fue evolucionando en sentido naturalista, con primacía sobre Sevilla, pero las escuelas de Sevilla y Granada, ya enlazadas a fines del siglo XVI, continuaban en el siglo XVII en estrecha relación... El punto de arranque del nuevo estilo en Granada se encuentra, como ya se dijo, en el retablo de San Jerónimo, obra probable de Juan Bautista Vázquez el Mozo, ampliado en 1605, en cuya segunda etapa trabajaron artistas granadinos, formados en el ambiente clásico de la escuela de Silbé. Son los principales entre ellos Pablo de Rojas y Bernabé de Gaviria. En Granada, junto a Pablo de Rojas, se forma Montañés y Sevilla paga con creces la deuda  de reeducar, a su vez, a Alonso Cano, que inicia en Granada la segunda fase de la escultura andaluza en el siglo XVII[1]"

     Antonio Gallego Burín planteó que su llegada a Granada tuvo lugar en el año 1581 con motivo de la presencia de los primeros maestros que llegaron a realizar el retablo del monasterio de san Jerónimo. Su error radicaba en relacionar su origen y nacimiento con tierras castellanas. Podía tener influencias de los imagineros castellanos, pero no había caido en la cuenta de la influencia de estos en escultores  como Juan de Reolid y Luis de Aguilar, que debieron tener contactos con Pedro Sardo en la ciudad de Jaén a donde habría enviado su hijo. Estas son sus palabras con motivo de un homenaje realizado por la Academia de Bellas Artes de Sevilla a Martínez Montañés:
“Y este es el instante en el que Pablo de Rojas hace su aparición: Cuando  se ha realizado el éxodo morisco y Castilla ha tenido que dar su lección de poder; cuando la Arquitectura eleva, para asiento de la Justicia, el Palacio de la Chancillería, cuya fachada acusando molduras y rompiendo frontones, con anticipado instinto barroco, impresiona los ojos y causa admiración de Mateo Alemán; cuando el ventero de Cervantes ejercita en aquella rondilla la ligereza de sus pies y la habilidad de sus manos; cuando don Luis de Góngora coge cristales del Genil para quebrarlos en la sonoridad de sus romance, y en el Convento de los Mártires, el Prior Fray Juan de la Cruz busca en las nobles estrellas granadinas del cielo, para iluminar su lírica oscuridad. Su vida tiene el regusto amargo de pasados dolores, la dureza de quien ha tenido que imponerse por fuerza de guerra, y un sentido de trascendencia y de preocupación matiza su vida. Y sobre este fondo es sobre el que Pablo de Rojas hace su aparición. De donde fuera y donde se formara, lo ignoramos. Aparte el testimonio de Pachucho, ningún recuerdo contemporáneo  suyo queda. Nada dijo de él Palomino, y Ceán Mermúdez sólo registró el nombre, glosando con distintas palabras los datos de Pachucho, a quien se los proporcionó Martínez Montañés”
Pero esto sería continuar el mundo hipotético que hasta ahora venimos relacionando cuando ya es de sobra conocido  su origen alcalaíno. No obstante, para todos los tratadistas anteriores, Granada era un dato incuestionable el referido al nacimiento, al aprendizaje y a la escuela de Pablo de Rojas, que contraponían frontalmente con la escuela sevillana de Juan Martínez Montañés. No era sino una manifestación más de ese reducionismo y enfrentamiento de las dos Andalucías, la oriental y occidental, que siempre ha tenido su propia repercusión en los ámbitos culturales, artísticos, y no digamos políticos. Como es lógico, este debate ya partía de  los primeros decenios del siglo XX, cuando comienza a surgir un cierto regionalismo, que se intensificó aún más en el periodo de la Segunda República. A ello se añadía que las obras descubiertas o asignadas por la crítica del arte eran escasas y, además, tenían el inconveniente de no poderse descubrir, debido a la situación desgraciada que sufrieron los archivos granadinos, donde pudieron encontrarse muchos de sus contratos.
Finalmente,  su biografía apenas ha sido descrita por ningún tratadista y los pocos datos de su obra eran casos y esporádicos. Si tuviéramos que resumir lo que hasta el tercer decenio del siglo XX se sabía del escultor Pablo de Rojas, como dice Carmen Juan, quedaba reducido " a su actividad artística, desarrollada principalmente en Granada durante las dos últimas décadas del siglo XVI y la primera del siglo XVII. También que había sido maestro del escultor alcalaíno  Juan Martínez  Montañés "[2].

 
De ahí que el profesor Hernández Díaz recondujera en los últimos años  el planteamiento de la relación montañesina con Pablo de Rojas: Ahora sí que el joven Montañés formó juicios de valor y de gusto, ante tanta obra maestra, que le marcaron para siempre: dibujo, modelado, composición, talla, ropaje, unción sagrada, policromía(en varias de ellas a cargo de su también paisano Pedro de Raxis, son elementos a incluir en el haber del joven imaginero. No olvidó todo ello en su carrera, como puede fácilmente comprobarse. Así. Pues, Pablo de Rojas -¿discípulo de Rodrigo Moreno?- ocupa un lugar eminente en la historia de la escultura andaluza y aún en la hispánica, y forjó inicialmente la personalidad de Martínez Montañés ¡ Bien merece una biografía que puntualice y defina su producción, y le otorgue su verdadera significación, apartándolo de los excesos panegiristas y peyorativos, muy propios de la erudición andaluza!  ..

La labor del profesor Lázaro Gila Medina ha sido signa del mayor encomio, pues no sólo amplió el contexto del nacimiento de Pablo de Rojas con el entorno familiar de los Sardos Raxis en Alcalá la Real , sino que aún más llegó a descubrir varias obras suyas inéditas, aunque desaparecidas. A él le debemos la formación e introducción en este apasionante estudio y todos sus descubrimientos. Nuestra intención ha sido divulgarlos a la mayoría de los lectores aportando todo lo que hemos podido descubrir y complementar con los estudios de insignes críticos de arte. 


El descubrimiento del nacimiento de Pablo de Rojas en Alcalá la Real y sus consecuencias





  El primer enigma de la vida  escultor fue descubierto en el año 1984, cuando, basándonos en un documento notarial de poderes otorgados a sus sobrinos en el año 1613, publicamos el lugar de nacimiento, su círculo artístico y la fecha aproximada de su muerte en Granada. Esto significó un cambio importante y cualitativo de su biografía, de su origen artístico y de su relación y la de su familia con la de su eminente discípulo y paisano, apodado Martínez Montañés el Dios de la Madera. A partir de este momento prestigiosos profesores de las universidades de Jaén y de Granada reconocieron todos estos descubrimientos y trascendieron la importancia  de Pablo de Rojas y de la ciudad de Alcalá la Real en el contexto histórico social en el que se desenvolvió el arte de la imaginería andaluza.
Podemos declarar rotundamente, como ya lo hicimos en una esta ocasión, concretamente en el verano de 1984, que Pablo de Rojas nació en Alcalá la Real  un día del mes de noviembre de 1549 y fue bautizado en la parroquia de Santo Domingo de Silos el día catorce de dicho mes. Sus padres eran el pintor y escultor Pedro Sardo y Catalina González, vecinos de la ciudad jiennense de Alcalá.


Cómo tuvimos la suerte de descubrir tan importante dato para la historia de la imaginería andaluza? La razón era muy sencilla. Sondeando en los protocolos notariales de Alcalá la Real en el Archivo Histórico Provincial de Jaén sobre personajes alcalaínos, entre ellos los Raxis, nos topamos casualmente el hallazgo en el legajo 4625 del escribano Martínez de Cáceres en los folios 399 y 340, actualmente guardado en dicho archivo. En dicho documento, Mayor Sardo Raxis, vecina de Sevilla y estante en Alcalá la Real, otorgaba en 1613  un poder a su marido Francisco de Villegas, vecino de Sevilla, natural de Granada  y emparentado con Ana de Villegas, primera esposa de  Juan Martínez Montañés, para recoger los bienes de su tío Pablo de Rojas, escultor en Granada, al mismo tiempo se entroncaba con su padre Melchor por el que recibía la herencia de hacienda y bienes de Pablo de REojas. Simplemente, como anécdota, Francisco de Villegas trabajaba en el taller de Martínez  Montañés y otros imagineros como Juan de Oviedo, Francisco de Ocampo y Juan de Mesa y, principalmente, con Gaspar de Ragis, dorador de la obra montañesina como oficial y recibía un ducado y medio de salario. Esto apoyaba la relación de el insigne imaginero con su maestro Pablo acogiendo miembros de la familia en su ámbito artístico cuando se marchó a Sevilla donde no se había perdido su conexión con su origen alcalaíno ni con sus maestros. 
La prueba clara y rotunda: era sobrina de Pablo de Rojas, el escultor, y se llamaba Raxis. Todo ello había sido el motivo de tanto confusionismo y pérdida del eslabón biográfico de Pablo de Rojas.
Con estos datos, nos pusimos manos a la obra y contactamos con doña Carmen Juan Lovera, archivera bibliotecaria que años anteriores había trabajado la familia de los Sardo Raxis y nos confirmó todos los miembros integrantes de la familia Raxis con los que, evidentemente, estaba ligado el origen de Pablo de Rojas, ya que era uno de ellos, según aparecía en la siguiente partida de bautismo del dieciséis de noviembre de 1549 de la parroquia de Santo Domingo de Silos de Alcalá la Real:
En diez y seis días del dicho mes baptizé yo luis de ortega a Pablo, hijo de  Pedro  Sardo, pintor, y de Catalina Gonzalez, su  mujer, fueron sus padrinos Rodrigo Clavijo u Isabel Ximénez, mujer que fue de Diego Rodríguez y Diego de Jahén”
Tan sólo, hasta esta fecha, la confusión se había producido por su transformación posterior del apellido Raxis en Roxas. Carmen Juan Lovera, por lo tanto, fue la primera que había descubierto todo el entorno de los Raxis a través de las partidas de bautismo de la parroquia de Santo Domingo de Silos y, entre ellas, se encontraba la de Pablo  que no llegó a identificar con la de Pablo de Rojas en su meritísimo artículo La pintura de Alcalá la Real del siglo XVI editado por el Instituto de Estudios Giennenses en el año 1980. La confusión provenía de don Antonio Gallego Burín y algún que otro crítico de arte que lo hacía provenir de tierras castellanas.
El posterior descubrimiento de nuevos poderes de herencia de sus sobrinos reafirmaron la posible intuición inicial de todos los datos anteriores sobre el lugar de nacimiento junto con los nuevos documentos corroboraron las anteriores conclusiones. Así se disipó todo tipo de dudas que todavía existían porque en el primer testamento del padre no aparecía su apellido de Rojas sino de Sardo, y, en el segundo de 1581, ya instalado en Granada lo había castellanizado tal como se le reconoce en los libros de Arte. De ahí que lo compartieran los propios hermanos, miembros de su familia que en el año 1585, en el testamento de su hermano Miguel, lo citan como Pablo de Rojas. Incluso sirvió de revulsivo para que algunos miembros cambiaran su apellido como es el caso de un sobrino, hijo de Nicolás Raxis y de oficio sastre, que se denominaba igual que su tío, lo mencionen los documentos alcalaínos por Pablo de Rojas.  

Además, redundaron en apoyo del descubrimiento nuevos documentos notariales y ampliaron nuevas noticias de su biografía. Así, otros sobrinos de Pablo de Rojas y los primos de la anterior Mayor, afincados en Alcalá, también concedieron similares poderes a su hermano Pedro para recoger la herencia de Pablo de Rojas muerto en Granada. Refiriendonos a la primera, en concreto, en 8 de octubre de 1611, otras hermanas de la anterior, María y Cristina, que vivían en Alcalá, también heredaron de su tío según recogía el legajo 4840 y en los folios 197 y 197 vuelto en el que se manifestaba el inventario y la partición de bienes del tío y se concedía el poder a su hermano  Baltasar o Sebastián
 “para que en su nombre y en el nuestro comparezcan ant las justicias de la ciudad de granada y otras que conbiniere y piden quentas e partición a doña ana de aguilar, viuda de pablo de roxas, nro tío, y aga inventario de los bienes que dexó el dicho Pablo de Roxas, y se fallen las quentas y partición, y las apruebe y ratifique e dé por buenas e bien fechas, e reciba de sí lo más que nos perteneciere conforme a las entregas de todo lo qual pueda dar y y dé carta de pago, e valga, como si nosotros propios lo diésemos, e otorgase como todo lo que hiciere aprobamos e ratificamos”.
su muerte

Esto nos sirvió para establecer la fecha de su óbito que debió acaecer en dicho año. El ocho de octubre de 1611 ante el escribano Hernández Úbeda los hijos de Nicolás Raxis Sardo, Antón, Pablo, Lorenzo, Juan y Nicolás, menores de 25 años y mayores de 18 Años, autorizaron a su hermano Pedro para cobrar los bienes de la herencia y es importante el documento, porque ya nos disipó todas las dudas sobre el descubrimiento por los siguientes datos:
Que por quanto Pablo de Rojas, escultor, vezino que fue de la çiudad de Granada ques defunto...el qual fue hermano de Niculás Raxis, padre de todos los suso dichos...e que están citados ellos e los demás deudos por doña Ana de Aguilar, biuda  del dcho pablos de rrojas,  su tío, parezcan allarse presentes las quentas e la partición que ha de hazer de todos sus bienes rraizes e muebles....por tanto...dan poder a Pedro Raxis su hermano para que vaya a la çiudad de Granada e asista al ynventario...hasta el estado de entregas..
La cantidad que le correspondió a cada sobrino supuso cincuenta ducados, probablemente muy significativos, entre el gran número de sobrinos que se repartirían la hacienda, tanto los  vecinos de Alcalá como de otros lugares. El dato aparece en varios documentos, pero el más importante se relaciona en el testamento de Pablo de Rojas, sobrino del escultor e hijo de Nicolás, que refleja en su testamento del año 1612 dicha cantidad para dejarla a su esposa María Jesús, con la que no tuvo hijos. 
En el año 1986, el profesor Lázaro Gila Medina recogía en la revista de Archivo Español de Arte el contexto de la familia de Pablo de Rojas, los Raxis, y afirmaba con rotundidad refiriéndose al anterior: “ahora ya podemos afirmar, nació en Alcalá la Real en el seno de esta familia de artistas, los Raxis, que, oriundos de Italia, se establecen  en la importante ciudad alcalaína”.

 





[1]GÓMEZ-MORENO, M ELENA. Breve historia de la Escultura Española. Editorial Tossat. 2 Ed. Madrid. 1951.
[2] JUAN LOVERA, JUAN. Pablo de Rojas, primer maestro y paisano de Juan Martínez Montañés.  Cuadernos de Arte IX. Sevilla.





















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