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domingo, 25 de septiembre de 2022

UN ALCALÁINO EN LA INDUSTRIA DEL AZUCAR EN EL SIGLO XVI

 




UN ALCALÁINO EN LA INDUSTRIA DEL AZUCAR EN EL SIGLO XVI



 

 

 

 

A lo largo del siglo XVI, se estableció una relación comercial muy importante entre productores alcalaínos, como los ganaderos de la lana, y los mercaderes y comerciantes genoveses granadinos, sin olvidar la influencia cordobesa y burgalesa que la hubo en la primera mitad. No sólo establecieron relaciones con las lanas, sino también con la seda y el vino y la corambre. Pero, hasta ahora no sabíamos el control que también tuvieron en la industria azucarera, centrándose en la costa granadina, por la zona de Motril y Salobreña elaborando este producto a través de la caña de azúcar  en lo que llamaban sus ingenios Recogemos estas palabras de Manuel Domínguez: " La presencia de mercaderes italianos en el Reino de Granada es bastante antigua, ya que la seda, el azúcar, el vino, las pasas y el aceite eran productos que atraían a estos mercaderes, especialmente a los genoveses, que ya estaban implantados desde principios del siglo XIV en el reino, comerciando con los musulmanes granadinos y desarrollando una amplísima red comercial.

Tras la conquista del reino granadino por los castellanos, los comerciantes italianos siguieron manteniendo su comercio, localizándose un importante número de ellos en la costa granadina por la seda motrileña, el vino, el azúcar y la actividad portuaria de Motril, Salobreña y Almuñécar. Ricos, nobles y poderosos, en palabras de Rafael Girón Pascual, formaron parte de la oligarquía granadina y su riqueza y poder fueron admirados y envidiados.  

Un documento ante Alonso de Castro en dos de noviembre de 1575 (AHPJ, folios 255-256 legajo 4588) María Vela Bote, esposa del  genovés Pedro Lucas del Gradi, recibió un poder para arrendar dicho ingenio al alcalaíno Alonso de Puerta y Peña un ingenio de moler azúcar que yo y mi marido tenemos en Pataura, jurisdicción de Motril. Con el historiador motrileño comprobamos: " Pero es a partir de la expulsión de los moriscos cuando estos comerciantes italianos hacen su aparición con una gran fuerza en Motril, atraídos fundamentalmente por las oportunidades de negocio que les ofrecía el gran desarrollo del cultivo cañero y de la producción azucarera que se da en estos años finales del siglo XVI y sobre todo en el siglo XVII. Y es muy interesante el documento, por varias razones. La  molienda de este producto se realizaba en una rudimentaria máquina llamada trapiche que, por lo general, era operada por esclavos o por bestias. El trapiche era una máquina compuesta por tres rodillos surcados que prensaban la caña de azúcar, ya previamente desmenuzada, y extraían su jugo. De ahí que este historiador asevere: Son estos mercaderes italianos, la mayoría de origen genovés, los que impulsan el monocultivo cañero y la construcción y el arrendamiento de los ingenios azucareros y acapararon rápidamente el control de la estructura económica del azúcar motrileño. Son ellos los que crean muy pronto en Motril una especie de capitalismo financiero especulativo, ya que son estos negociantes extranjeros los que invierten las grandes ganancias obtenidas en el comercio, en el arrendamiento del cobro de impuestos o en las actividades bancarias en la construcción o explotación de los ingenios azucareros de Motril que era una actividad muy lucrativa y de beneficios rápidos en estos siglos y también, lo hacen invirtiendo  en el comercio azucarero que se realizaba por el fondeadero de Motril que también les aseguraba una alta rentabilidad. Este jugo era concentrado y cocido hasta obtener la cristalización del azúcar. Muy significativa es la renta de 250 cincuenta ducados por año de arrendamiento. Y al darle doscientos ducados debía dar el ingenio moliente y corriente a vista de un maestro que comprobara que tenía pleno funcionamiento. Se le había de dar por la dicha arrendadora dos ducados para que moliera  con los adobíos necesarios. Entraban en la partida  ocho calderas y otras dos calderas de colar el jarabe que había que colocarlo en el tinajo a la derecha de la puerta. Para mejor funcionamiento, se obligaba a reparar los tinajones de caldo, vigas y el tinajón del caldo que caía del ingenio (la máquina) y las sustituciones de otros dos tinajones que estaban quebrados que han de servir para deshacer tierra para blanquear. Entraba a cuenta del alquiler todos los demás reparos necesarios para la máquina de hacer azúcar. que pudiera funcionar moliente y corriente de modo que se pagaba por cuenta de Alonso de Puerta de la cantidad a pagar, cuyos gastos se recogían en un libro de cuentas.

Se vía obligada la arrendadora  en dar la herramienta para la cocina  y el banco, y todo lo que fue menester, de modo que se le debía devolver en las mismas condiciones que se le entregó. Y se  comprometía Alonso de Puerta pagar en los plazos requeridos los 250 ducados y  ateniéndose a los requerimientos judiciales. 

Pocas plantas en la historia de la humanidad han causado tanto impacto como la Saccharum officinarum, usualmente conocida como caña de azúcar. Esta planta oriunda del sureste asiático, sur de China y este de India, se propagó por el mundo gracias al expansionismo musulmán. Fueron los ibéricos, sin embargo, quienes la llevaron más adelante a las islas Canarias, las islas de Madeira, Azores y São Tomé. Fueron estos mismos los que posteriormente la trajeron a las tierras americanas a partir de la segunda mitad del siglo XVI. Conquistadores, mercaderes, religiosos y navegantes, entre otros, fueron los responsables de atravesar el Atlántico con esta planta cespitosa.

Este documento aporta un nuevo genovés que desarrollaba la industria  azucarera y un arrendador español, en este caso alcalaína, que se ligaba a este movimiento que así describe el historiador de MOTRIL. "Por lo tanto, a finales siglo XVI es cuando se da la gran expansión del cultivo cañero y de la producción azucarera, acabando con el policultivo de origen musulmán, típico de la vega motrileña, donde había huertas, pastos, cereales, morales, olivos y cañas. Es a partir de esta época, cuando prácticamente toda la extensión cultivable de la vega se dedica a la caña de azúcar y vemos a los comerciantes genoveses, junto a algunos terratenientes motrileños como Alonso de Contreras o los condes de Bornos, como los grandes impulsores de este gran desarrollo azucarero de Motril. Familias genovesas como los Chavarino, Veneroso. Invrea, Nasso, Ferrari, Taliacarne, Franquís y Monsa las tenemos como cultivadores, arrendadores y propietarios de ingenios ya en las primeras décadas del siglo XVII, a los que después se unirían Rolando Levanto, Oliver, Marco Antonio Lomelini, Simón Shiafino, Luis Amaro, Peri Juan Cibo y Antonio Miota, entre otros. La caña de azúcar expulsó prácticamente al resto de los cultivos a lo largo de la Edad Moderna. Motril se convirtió en el centro azucarero más importante de España, pero también en un territorio carente de casi totalmente de cultivos que pudiesen servir para la alimentación de los vecinos; el abastecimiento de Motril fue un verdadero problema a lo largo de estos siglos, casi todo había que traerlo de fuera, el trigo, la carne. y a ello contribuyó el trigo de Alcalá por medio de los mercaderes genoveses, que negociaban muchos productos alcalaínos sobresaliendo la lana y el vino. Por citar Pedro Veneroso llegó a ser regidor alcalaíno a finales del siglo XVI, hombre muy ligado a esta familia que contribuyó a algunos colegios universitarios de Granada.

 

lunes, 19 de septiembre de 2022

DIARIO DEL RUTERO POR LA NAVA

 



FOTOS DE PACO MURES

FOTOS FERNANDO DEL PINO







En los límites entre Alcalá la Real y Castillo de LOCUBÍN corre un camino que rodea la Nava, el domingo diecisiete de septiembre de 2022 acudimos 47 ruteros  desde Alcalá, convocados por huerta de Capuchinos, desde Figueras en una autobús. Tras comer  nuestra torta charillera y nuestra copilla de arresoli ruteño, bajamos por un camino de rodeo de la Torre de la Nava al Castillo de Locubín. Hicimos digresiones sobre la Fuente del Gato, su torre medieval desaparecida, la villa romana y la tumba del museo, el mar de Tetis, el Guadalcotón y el río San Juan, el molino de la Nava, y los Arrañales. Entre olivar y monte mediterráneo, divisamos al fondo la Mota, la Parapanda en penumbra, y los Tajos como testigo de un islote de aquel mar del Mioceno junto con la Camuña.

Dejamos atrás terrenos imposibles de cultivar, sin agua, pero bellísimos por su entorno y medio y su paisaje que nos llevaba la vista a las Vegas, por senderos y no senderos parecidos al Torcal, con alguna que otra sima y agujeros en el entrono de la  Torre, bellísimo paraje que conduce la vista hasta la Mota Entramos, al principio por un camino  sin asfaltar que conectaba  con el de las tropas castellanas y los sitios de la Fuente del Gato, Guadalcotón, Charilla, torres ; y a nuestro alrededor puestos de perdiz y retama por vigías ( Charilla y Boca Charilla, Pedregales en el horizonte) los Tajos ( el Hacho y asoman los zumacales). El amarillo se mezcla con el ocre envuelto entre una bruma y un cielo azul  envuelve a la Martina y Rompezapatos, se ocultan los Aralejos. Creo no ver el zorro ni a ningun otro   que comentaba Moisés por el fantasioso lugar. solo algunos senderistas en dirección contraria a pie y bicicleta. 


 
             Nos adentramos por una carretera asfaltada rodeando la Torre hasta que desaparece de nuestra compañía, hasta los pies de la Mesa Redonda, por un cerro espectacular entre  linderos de tierras de mampuesto, algún que un hongo y pocas setas. Cantan los pájaros y observamos las hocicadas de los jabalíes , y nuestro guía nos explica la casa de Toribio, los maquis del grupo de Cencerro y sus encuentros con los vecinos del Castillo, sus delataciones, la era, el sistema de producción, el fracaso del colonato…seguimos bajando, sin  torcedura superada por nuestro tercer apoyo y  unos tajos entre pinos  nos anuncian la cueva del Jabonero . Suben algunos, y otros contemplamos el camino nuevo deñl Nacimiento que pudimos haber bajado  desde las balsas del molino de aceite, por tierras antiguas de los frailes dominicos. Los más intrépidos hacen una parada de lujo y subida a la Mesa Redonda con vistas inigualables.  De culo llegaron a  ella, les encanta el lugar entre zarzos, arbustos, olor al próximo otoño húmedo. Moisés explica la leyenda de la moza del  jubonero, que se libró del acoso de los franceses en la Guerra de la Independencia. Los más intrépidos y el hombre garza de Moisés suben al interior de

la cueva, mientras explica la cueva chica y el encierro de cencerro en esta guarida. Buen sitio.
 














 


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Bajamos el resto  entre olivos y camino asfaltado dejando la zona del Calvario. Lo mismo hacen los otros que se pararon en su ermita abandonada ( Moisés s recuerda sus santos, creo que san Isidro ) y la última estación, Por una calle en declive pronunciado y jalonada de cruces, llegamos a la Veracruz. ermita de Nuestro Padre Jesús, fuente,  y al Pósito. Lección magistral sobre Junta de Abastos e inicio de la independencia del Castillo como villa de Alcalá. Explicación del reloj municipal tan gallardo y artístico.  Por entrecalles a casa del  Museo Pablo Rueda. Por estos lugares debieron correr los hidalgos de apellido Aranda, Sotomayor, Escavias, Ruiz de Mendoza, Salazar  entre los siglos XVI  y XIX.  Nos detenemos  a la iglesia de San Pedro, e ilustramos con la explicación de sus arquitectos ( Alonso Barba, Ginés Martínez de Aranda, y Juan de Aranda Salazar, sus fases, renacentista y barroca, personajes como Martín de Artiaga y el propio Ginés).  Al llegar a la Plaza, hoy del Carmen, con Mari
Trini Lara de coguía. comentamos la placeta antigua, en el siglo XVI con el nombre de Consistorio, su arco que daba entrada, (hoy queda el nombre),  recreamos el ambiente de tendillas, mesones, casonas de hidalgos, la Villeta.






 
Llegamos a la iglesia de San Pedro, y la  visitamos, e  ilustramos con la explicación de sus arquitectos ( Alonso Barba, Ginés Martínez de Aranda, y Juan de Aranda Salazar, sus fases, renacentista y barrocas, personajes como Martín de Artiaga y el propio Ginés.  
                                      



 







Bajamos por una calle empinada, a inmediaciones de la desparecida ermita de San Sebastián, las tenerías y tintorerías en la zona de las huertas cercanas a las del mayorazgo de Fernandol de Aranda. Visitmaos el puente , Triana,. su nuevo pilar, comentamos la vida artesanal del agua- sus molinos de harina, aceite, papel y batán-, y ya no tuvimos fuerzas  de seguir por las Huertas del Caz, sus aguas nos relajaron y refrescaron para llegar a La Bodega  en el Polígono Industrial. Una ensalada, salmorejo, y una paella mayor acabaron con una manta castillera. 
De regreso, a Alcalá otra vez en autobús.