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martes, 30 de junio de 2020

CAPÍTULO XXVIII.FINAL DE LA MOTA NO SE VENDE. POR LOS ARRABALES NUEVOS


La comitiva se detuvo ante el panel de información, adosado junto al centro de recepción. Vuelve el jeque a comentar su origen musulmán emparentado con los primeros Banu Said, por  las características del monumento.Y porfían entre los guías y asesores refiriendo grandezas del  recinto fortificado.

- El poeta  al-Hiyari la llamaba Roca de Andalus.
-Otros la definen Riñón de Andalucía.
-.Ya sé que esta fortaleza era muslmana, se llamó Qalat Yashub.
-Qalat Astalir..
Y con mis ascendientes,  Qalat Banu Said.
-Término que, en época de frontera, con los reinos castellanos se castellanizó con  el nombre de Alcalá de Aben Zayde y tras la conquista de Alfonso XI en el año 134 con Alcalá la Real.
-No era todo tan utópico, los reyes moros  la consideraban un auténtico azote, pues la tenían por  el mayor padrastro que Granada tuvo.
-Bueno, bueno, eso es un decir. porque  el alcaide Gamboa fue el primero que escribió una  historia sobre los orígenes de  esta ciudad, de su  villa del Castillo de Locubín y de la conquista cristiana. Y, le advertían que incluso esta fortaleza pasó de manos musulmanas a cristianas por un  desinio divino.
-Claro ya comprendo que  uno de los consejeros reales le refirió el siguiente dicho de Salomón Señor, el corazon del rey está en la mano de Dios para lo guiar a do qusiiere. Diós en creía toda la tierra de Alcaá de Aben Zaide. Por eso, tras la batalla del Salado y unas maniobras de distracción, el rey Alfonso XI fijó sus objetivos militares en el año 1340 en Alcalá de Aben Zaide, pues decían que esta ciudad serviría de fuerza tan importante  para convertirse en e freno y llave de Castilla, como en adelante fue..
- Primero, conquistó el arrabal Viejo, llamado de  Santo Domingo de Silos, porque  aconteció el día 20 de diciembre, después el  seis  de agosto el resto de la fortaleza. De ahí le viene el nombre de Alcalá la Real, y  el llave y Guarda de los reinos de Castilla y León.
  -No debería ser una fortaleza cualquiera.
-Lo tengo por seguro, y me quedo con las  palabras de este alcaide o Gamboa,  que era la ciudad de Alcalá de Aben Zaide, así por la natural fortaleza del sitio como por la fortaleza de de sus murallas y torres que para aquel tiempo eran gallardas, como hoy se muestran, parecía inexpugnable
- Claro, pues había conservado la frontera por los moros tanto tiempo, estando tan cerca de Jaén y Martos y Alcaudete y todo lo demás de Andalucía, que era de cristianos, y sólo ella y su Castillo de Locubín hacían reparo a la entrada de los cristianos. 
  - Para los reyes cristianos era su mejor escudo. Entre ellos, los Reyes Católicos  y sus antecesores la consideraban  una de las mejores fuerzas y fortaleza de Amdalucía, ateniéndose a que era  el paso mejor guardado entre el reino de Castilla y Granada la llamaron  llave, guarda y defendimiento de  los reinos de Castilla y León. 
-Una exageración, sin embargo, era  lo que decía en  1588  cierto regidor, con el fin de que no se creara una nueva parroquia en el barrio de la Veracruz la mayor e inexpugnable fuerza que el Rey Nuestro Señor, en este caso Felipe II,  tiene en toda Andalucía y reino de Granada.  
-Incluso, su situación privilegiada daba lugar a que la  estimaran más y la protegieran con medidas de exención de impuestos y  ayudas de bastimentos  para sus defensores. 

            Con el panel a la vista, le hacen un breve resumen final del monumento en los siguientes términos tras abrir un plano de todo el recinto: más que un castillo es un recinto fortificado, que actualmente se encuentra sin población, pues se abandonó por los primeros años del siglo XVIII. Se distribuía entre  varios círculos de murallas. La de la alcazaba, o parte militar; la  madina  con su  mezquita;  el barrio popular, todo ello encerrado dentro de la segunda muralla y los arrabales que se expandieron en los años siguiente, principalmente  el arrabal Viejo. Simplemente, como muestra de algunos datos estadísticos, solían vivir unos novecientos vecinos,  en más de doce calles en el interior fortificado y algo parecido en los arrabales de su alrededor, había más de cien tiendas,  294 casas, y  allí estaban los edificios, más importantes de la ciudad. El alhorí alto y el bajo, el cabildo, la casa de la Justicia, el palacio abacial, la imprenta, la iglesia abacial, las carnicerías, dos hospitales, varios mesones,  los escritorios, las cárceles, las boticas, la escuela, las tiendas, las casas del contraste, el alcázar....
Parecía como si quiera el alcalde alcalaíno desviarlo del tema y sugerirle que podía ser su embajador en tierras musulmanas. No tenía otro interés. Por eso lo adentró a la tienda y le hizo acopio de un dossier fotográfico del monumento. Le preparóm en varias bolsas, guías de la mota, de la ciudad  y de su entorno. Y, en otra con el los eslóganes de Alcalá Real y Abacial, le introdujo aceite de la tierra y  quesos. El alcalde quería casi acabar la visita, pero el jeque insistía en celebrar una reunión. Salieron fuera de la casa despidiéndose de los conserjes. Y bajaron hacia la ciudad del Llano, donde les esperaba el microbús. Comprueban que, al acercarse a Alcalá la Real del llano, se dibuja una preciosa imagen, en la que dos cerros encuadran la ciudad  moderna, situada en las laderas de un valle urbanizado,  los de las Cruces y  de la Mota. La ocupación de los pies de estos cerros como paso natural  da lugar a que se enlazara los antiguos reinos de Castilla con el último  bastión del reino nazarí, y, hoy día, las actuales provincias de Jaén a Granada. Ante la insistencia del jeque, entran en el monasterio restaurado. Y le pide que quiere hablar en secreto con dos intérpretes. El alcalde mira sus asesores y solo se queda con el secretario del ayuntamiento. Entran en una sala grande del monasterio, hoy convertido en lugar expositivo, y luego se asientan en torno a una mesa del antiguo claustro.  El jeque mira hacia arriba y le viene a la memoria una cita de Aben Jakán:


Me perdí, y dejé mi continencia en el desierto;
Y monté mi gozo a rienda suelta.
Me ofreció la rosa de sus mejillas,
Y la recogí  con la mirada sin pecado.
Quise abstenerme de su amor, pero no pude,
Mostrándole seriedad en medio de la broma.
Y dejé que mi corazón fuese, por el ardiente afecto,
Como un ave con la que vuelan, sin ala, los deseos.

Me encuentro en un lugar cercano de la carrera vieja, junto a un antiguo morabito, y tengo los mismos deseos del poeta charillero.
-Lo comprendo, mi señor, pero no vuele muy alto.
-Estoy dispuesto a todo, Caudales no me falta. Pida lo que quiera por Qalat Banu Said.
-En mi tierra, la fortaleza es de todos, de patrimonio común, le llaman de propios. No es tan fácil llegar a un trato.
-No me importa. Puede darle las mercedes y dádivas que me requiera.
-Que no, que no...esto no es mío.
-Yo no puedo haber recorrido tantos Kilómetros para volver a mi tierra con los bolsillos vacíos.
-Lo siento mucho.
Solo le pido que sea el embajador de nuestra tierra. Que  la extienda por todo su mundo y comente esta tierra de sus antepasados tan famoso.
-No me importa, pero pretendo algo más. Mi intención era en convertirla en nuevos palacios y centro del mundo bereber y almohade.
-Me gusta la idea. Pero la propiedad es nuestra.
Llama a sus criados y asesores. Y le regalan al alcalde para la ciudad unas preciosas esteras y alfombras, varias con cajas con collares del pecho y sarcillos y pendientes, ánforas y vasijas. Y hasta una puerta de una mezquita de varios pósitos. 
-Me agradan. Comenzamos a dar ahora buenos pasos.
-Mi última propuesta, en  un billón de pesetas.
-Ni pensarlo. 
Se dan la mano y se comprometen al intercambio cultural y nuevas visitas. El jeque se conforma y  le anuncia una nueva visita.   
El alcalde no lo deja y se monta en su coche bajan por la calle Real y llegan al Llanillo en el sitio de la Fuente de la Mora, lo que deja entrever  a esta calle  como  una auténtica cardo, que conduce  hacia el antiguo convento de la Trinidad. Le informa que este paso era un antiguo camino carretero  transformado en carretera nacional y a espera de convertirse en autovía,  fue denominado por los pobladores de siglos pasados como LLanillo y Carrera de las Mercedes. Contactan  con diversos edificios y monumentos:  el Pilar de los Álamos, Palacio Abacial, casas modernistas, y de índole regional, monasterio dominico de Nuestra Señora la Encarnación, callejuelas de la plaza del ayuntamiento. Pasan por el el antiguo ejido, transformado en parque versallesco,  es un lugar ideal para aparcar los automóviles y acceder a pie al recinto fortificado de la Mota. Le señala una  estatua dedicada a Pablo de Rojas, y le indica que una nueva ruta aproxima al viajero a través de la calle de los Caños, con la posibilidad de una breve parada en la Casa del  Ecce-Homo ( Punto de Información de Caminos de Pasión); tras una breve parada en la placeta de San Juan (con un pequeño museo de religiosidad popular), el visitante puede dirigirse  al Centro de Interpretación del recinto ubicado en el antiguo Convento trinitario de  Nuestra Señora de los Remedios, donde  puede recibirse el primer contacto e información del recinto fortificado.
En los Arcos, baja el alcalde se saludan y despiden. El jeque se encuentra apesadumbrado. Solo ha quedado su huella en los regalos para el Centro Bereber y Almohade. 
-Algo es algo, mi señor-le dice el alcalde alcalaíno.



              
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domingo, 28 de junio de 2020

Añadir leyenda DOCUMENTOS SOBRE EL ABAD DON JUAN DE ÁVILA. NUEVOS DATOS SOBRE SU VIDA.










Francisco Martín Rosales
Académico de Bellas Artes de Granada
Este año el 450 Aniversario de la muerte del doctor Juan de Ávila, lo que no tiene nada que ver con el abad alcalaíno de su mismo nombre. Este abad fue nombrado de la abadía de Alcalá la Real por una cédula de la reina Isabel la Católica en 1503. Y muchos datos su curia abacial fueron descritos por otros historiadores locales[1]. Con su llegada se produjo la llegada de muchos emigrantes de Ávila a tierras de la ciudad de la Mota. Destacan los familiares de Juan Martínez Montañés, en concreto sus abuelos fueron Francisco González Moreno, odrero, era maestresala del abad Juan de Ávila y se casó con Elvira Jiménez de raíces alcalaínas[2].  Incluso, por el año 1522 otro Juan de Ávila, vecino de Granada e hijo de Hernando de Baena, vendía a Aldonza de Ávila, hija de Hernán  Díaz de Ávila,  una huerta y un censo en la ribera del Genil estando presente en la ciudad de Alcalá la Real, a pesar de ser vecinos de Granada[3].
          Relacionado con su ecuador en la abadía alcalaína, se  encuentra un curioso documento de libramiento de préstamos de los mercaderes alcalaínos  Juan Garrido  y Martín López de Orduña, al abad, y, en su nombre y como avaladores “fidadores”,  aparecían Francisco Congosto y Francisco de Morales, vecinos de Ávila, que manifestaban      que  los venerables clérigos Pedro de Frías y Diego Hernández eran fiadores de 81.000 maravedíes al abad junto con Pedro Alonso de Castilla y Martín de las Yeguas , como testigos Fernando Gómez de Moya y Cristóbal Gallego, escribanos públicos, firmando en la Plaza Pública[4]
En años anteriores, encontramos su testamento que publicamos en la revista local de la Virgen de las Mercedes y algunos datos sobre su biografía. En concreto, exponíamos:
Partimos de una serie de documentos testamentares encontrados en el Archivo Histórico Provincial de Ávila. Son en concretos los protocolos  211, 250 y 251 del escribano  Gómez de Camborrio que recogen el contrasto del sepulcro, dos testamentos, un codicilo y todo el aparato de apertura, división de bienes,  y fundación de memorias con motivo de la muerte del abad.
                                               I
            En primer lugar, el primer testamento se llevó a cabo el 26 de marzo de 1550, ante el mencionado escribano y se recoge con la signatura 250(folios 21 y 43). El propio abad lo escribió con su propia letra y firmó con su propio puño en cada uno de sus folios con una preciosa letra cortesana.  Así  lo recoge unos primeros renglones escritos por el escribano con estas frases “fecho por el dicho don Juan de Ávila, se le guardó  a Su Señoría en XIX hojas y media de pliego entero, en cuatro días de abril de 1550 años” Fecho guardo otra por el dicho.  Fecho diósele en sábado siete días de mayo de 1550”.
El segundo fue llevado a cabo por el escribano mencionado anteriormente en sus casas de los arrabales de Ávila, junto al monasterio de Santo Tomás, donde vivía y moraba en 22 de septiembre de 1553 en medio de varios sacerdotes que hicieron de testigo (dos canónigos de la iglesia de Burgohondo, Francisco Gallego y Cristóbal de Arlagos, los clérigos Juan Luis de Vitoria y Domingo Garcez y el procurador Francisco de Peñalosa) y ocupa los folios 340 hasta el 351 del legajo 250. Revoca algunos aspectos del anterior testamento y  fue escrito por escribano, su firma es firme y con rasgos notorios.
      El tercer testamento está muy cercano a la muerte del abad, porque se realizó en 8 de octubre de 1556,  y se levantó ante el mismo escribano en las casas de su morada, ya mencionadas, extramuros de la ciudad y junto al monasterio mencionado, estando presentes por testigos el padre vicario  fray Bernardo de Ladrada, el licenciado Sebastián Delgado, el camarero Francisco Gallego y los clérigos Juan Luis de Vitoria, Juan Bautista Guillamas y Gregorio González. Este testamento se enriquece muchísimo por nuevos personajes que aparecen beneficiados de su mayorazgo, relacionados con la Corte. Además, la firma del abad es muy débil fruto de la debilidad y consecuencia de la enfermedad.   
            El día catorce de octubre de 1556, ya había  fallecido  el abad Juan de Ávila y sus albaceas se dispusieron a llevar a cabo  el inventario de bienes, reconocimiento de rentas de los distintos beneficios y la partición de bienes. Estos son los documentos que completan el legajo 251, desde el folio 223 hasta  el 303.
            Por último, en el protocolo 211, desde el folio 204 hasta el 209, se encuentra el contrato entre don Juan de Ávila y el escultor Pedro de Salamanca para realizar el sepulcro de  sus padres en la capilla del monasterio de Santo Tomás de Ávila.
 
II
EL CARDENAL MERINO Y EL ABAD JUAN DE ÁVILA

Es de sobra conocido el debate entre  la pretendida jurisdicción  del Obispo de Jaén  sobre la abadía de Alcalá la Real. El conflicto se remonta desde tiempos de la conquista de Alcalá 1341 y la fundación de esta institución abacial. Hubo momentos en los que el obispado de Jaén mantuvo ciertas relaciones que podían interpretarse, al menos por el obispado de Jaén, como  manifestación clara de la jerarquía de la abadía alcalaína respecto al Obispado de Jaén por la impartición de sacramentos de órdenes y participación de en los Sínodos del Santo Rostro.  Pero el asunto se radicalizó en tiempos del  obispo de Jaén don Esteban  Gabriel Merino, que pretendió visitarla  para imponer su autoridad con la presencia de gente armada  y procedimientos violentos en 1524. No fueron estas relaciones alcalaínas puntuales con este Obispo. El asunto se remontaba a los primeros años de su vida religiosa, porque, en torno a 1513, ya ordenado sacerdote  recibió dos cargos muy importantes,: uno en tierras  italianas, el arzobispado de Bari por el papa León X y el día 29 de agosto  era nombrado Arcediano de Baeza. Lo hizo en las circunstancias que no compartía el clero baezano, pues fue realizado, con motivo de la vacante de Cristóbal de Mesa, y con una pensión anual pontificia de 20 ducados, lo que dio lugar que, según Caballero Venceslá”.
  Merino quiso asegurarse su pacífica posesión y para esto alcanzó del Papa en 8 de diciembre la consiguiente Bula que le autorizaba para retener en su persona toda clase de prebendas, permaneciendo Arzobispo de Bari. Así, merced a esta concesión pontificia y dispensado por ella del deber de residencia, Esteban Gabriel pudo acumular en su persona una serie de prebendas. Esta acumulación de cargos, obispados y beneficios era, en aquel tiempo, una lacra tan extendida que sólo había de extirpar, y a duras penas, la reforma tridentina. Nuestros viejos cronistas del siglo XVII ponen a la Catedral de Jaén como la primera en que ocupó prebendas Esteban Gabriel Merino. La apertura del Archivo Vaticano a los investigadores, llevada a cabo por León XIII a finales del siglo pasado, permitió al sabio profesor de Historia de la Universidad de Würzburgo, José Hergenrótlier, publicar sus dos volúmenes sobre el fondo documental existente en dicho archivo y referente al pontificado de León X, bajo el título «.Leonis X Regestao) (Friburgo, 1884-1891). Según esta obra, ya clásica y definitiva en su materia, Esteban Gabriel fue antes Arzobispo de Bari que canónigo de Jaén. Nos atenemos, pues, a estos últimos datos que aporta la investigación a la luz del fondo documental vaticano. No se detuvo ahí León X, sino que para mejor premiar el anterior trabajo de Merino en favor de los Orsini, a los cuales pertenecía el Pontífice por línea materna, le concede en 1514 los  frutos de la _Parroquia de Arriovilla (sic), probablemente Arjonilla, y otros beneficios en la Parroquia de Torredelcampo, ambas en la diócesis de Jaén (17). El Papa Médicis completará su obra de protección hacia el Arzobispo de Bari cuando, muerto Fernando el Católico, le envía a España como Nuncio suyo y Obispo de León. De la simple enumeración de cargos y beneficios con que León X manifestó su simpatía y buena voluntad hacia Esteban Gabriel, se desprende al mismo tiempo la alta valoración que en la mente del Papa tenía el nombramiento de Merino como Nuncio Apostólico ante Carlos V será la nota más brillante de su ejecutoria diplomática y, al mismo tiempo, su canonización como dominador del difícil y sutil arte de la política. Merino será el representante del máximo poder espiritual ante el máximo poder temporal en la Europa del momento. La protección que Esteban Gabriel obtuvo del Papa León casi nos obliga, dadas las circunstancias y el ambiente reinante en la Corte pontificia”. 
Y, antes de canónigo de Jaén, como clérigo beneficiado  de Baeza, aparece en un documento de los archivos notariales de Alcalá la Real. en seis de octubre  de 1513 ante el escribano Bernabé  Rodríguez, otorgado en la Plaza Pública de la ciudad de la Mota, por el que el clérigo  Gonzalo Sánchez  de Trasierra,  estado presentes el escribano Francisco de Santacruz y Pedro Pérez, lo representaba en su nombre, para poder  cobrar  del vecino alcalaíno  Cristóbal Álvarez de Fuenteovejuna los beneficios de 6.930 maravedíes de " todo el vino  que le pertenece a Gabriel Merino, clérigo y beneficiado, de Baeza de  beneficio   de esta ciudad  de todo el año presente, que lo recibí comprado del clérigo Gonzalo Sánchez de  Trasierra". Correspondía al periodo comprendido desde el día Santa María de agosto  de 1513 al  año siguiente. No es de extrañar las relaciones de este entorno con el cardenal, teniendo en cuenta que muchos miembros del cabildo estaban relacionados con Gonzalo Fernández de Córdoba, en este momento que compartía el gobierno de Loja y en Alcalá se mantenía el corregimiento de Luís Fernández  de Luna. 

 Más tarde las cañas se volvieron lanzas. En concreto (1524), tuvo lugar la entrada del cardenal Merino, obispo de Jaén y arzobispo de Bari, para hacer valer su jurisdicción sobre tierras de la abadía de Alcalá la Real, con motivo de una visita que afectó primero a la Iglesia Mayor Abacial de Alcalá la Real y luego a la vicaría del Castillo de Locubín. No agradó en modo alguno esta imposición al abad ni al clero alcalaínos, que acudieron a la Corona para que hiciera justicia ante lo que calificaban una fiducia del  cardenal[5]. Se le otorgó poder a Bartolomé de Arce Broslada, vecino de Granada en la Chancillería para protestar la llegada del obispo a esta ciudad con el poder de visitarla imponer la autoridad por fuerza sobre el abad alcalaíno. Pero en el traslado que se encuadra el documento aparece el poderista tachado y, en su lugar, se cita a Luís de Ortega, clérigo de Alcalá la Real, y posteriormente párroco de Santo Domingo de Silos.
 Esto obligó  a una real provisión del rey Carlos I,  en la que el abad Juan de Ávila razonaba su  sujección al Papa y en apelaciones a la iglesia de Toledo y Jaén de modo que no  celebraban las visitas diocesanas en esta tierra como en otros pueblos de Jaén de una manera ordinaria, Recoge el documento las informaciones anteriores ante la petición del provisor. Ante la entrada del cardenal  MERINO por la fuerza  en la Iglesia Mayor se quejaba, y manifestaba la oposición que mantuvo con el provisor y los clérigos alcalaínos; no solo entró si no se le entregaron las llaves del sagrario de otras iglesias apoyado del alcalde Briceño ; también lo hizo en el Castillo de Locubín. Pidió el abad alcalaíno amparo en la Corte y que se promulgara una provisión real para confirmar el patronazgo real y su carácter exento y vere nullius en 28 de enero de 1525. A pesar de los testimonios de los dos litigantes, cada uno presentó alegaciones para defender la sujeción o  la independencia según el caso. Y se pudo comprobar que no perteneció nítidamente  a ninguna diócesis del entorno  y se organizaba como abadía de patronato real. Un nuevo documento nos aclara la protesta del abad, por medio de su vicario y provisor, a la que se sumaron los clérigos de la ciudad. Es un poder que le otorgaron primero a un miembro de la Chancillería, pero fue sustituido por el cura Luís de Ortega
Tres años después se anexionaron  dos tercios de los diezmos para la Capilla Real de Granada, y también intervino el cardenal Merino con una posición de jerarquía sobe la abadía, pero Alcalá la Real pudo, al menos, soslayarse del pago de esta carga en tiempos del abad don Juan de Ávila. En 1538, todavía se mantenía el pleito de jurisdicción y  la aplicación perpetua. Este es el documento de poder que se encuentra ante el escribano Bernabé Rodríguez, con fecha de 31 de diciembre de 1540.Don Juan de Ávila, se declara  abad de las abadías de  Alcalá la Real Burgohondo, y además se encontraba, por aquellas fechas en Alcalá la Real, ya que su residencia de vecindad era en Ávila, donde mantenía casa familiar y palacio a las afueras de la ciudad amurallada. Concedía pode a Juan Gallego y Hernando de Arroyo, Cristóbal   Álvarez y Macías de  la Cuba, sus vecinos criados de la ciudad de Ávila para que lo representaran y lo hicieran a su vez con  la abadía,  ante el emperador Carlos V y lo miembros de su Consejo,  y Jueces u órganos de la Justicia para interponer apelaciones, hacer probanzas, ganar provisiones, entablar pleitos, y  nombrar representantes.  Y cita, en concreto, el pleito entablado ante la Corte y miembros del Consejo con el Obispo de Jaén.


 A través de las clausulas jurídicas acostumbradas, se permitían a los poderistas, capacidad para relevar a procuradores, contraalegaciones, presencia y representatividad.  Los testigos Cristóbal Muñoz el Hierro, Hernando de Morales y el mercader Bartolomé de Santa Cruz. Y lo refrenda con su firma de puño y Letra.




 










III
LA ESTANCIA ALCALÁINA DEL SEÑOR ABAD DON JUAN. 


Otros tres nuevos documentos nos sirven para relacionarlo con su estancia en Alcalá la Real: son dos poderes y un contrato de compraventa de una casa en Ávila ante el escribano Bernabé Rodríguez en 1542. Curiosamente, corresponden unos días antes de marchar de Alcalá, como deducíamos por el testamento: Aunque estaba relacionado con la abadía por medio de sus  provisores, el abad marchó de Alcalá en 1542, tal como se manifiesta en la partición de bienes realizada a finales de octubre de 1556.
El abad vivía en la posada y casa de su provisor Diego Hernández, casa austera y sobria donde dejó los utensilios tras su marcha.
El primer poder  en 20 de mayo de 1542 en la ciudad de la Mota. Le otorga el poder a su secretario en Ávila Hernando de Morales, y  a sus criados García de Cardeñosa y Macías de la Cuba para que puedan intervenir en todos los Asuntos representándolo en su nombre, tanto de índole eclesiástica y civil, siendo testigos Cristóbal Nuño Hierro y Bartolomé  Diego de Mágina y Pedro Marañón.



El segundo poder se lo otorgaron al regidor Pedro Fernández de Alcaraz y al jurado Juan de Aranda, y a su provisor en Alcalá la Real Diego Hernández en 30 de mayo del mismo año y en la misma ciudad para que lo representaran en todos asuntos y trámites de la Chancillería de Granada. Fueron testigos sus criados  y servidor Juan Vázquez y Francisco Gallego, y su mayordomo.






El tercer documento es un contrato de compraventa entre su camarero, por la fecha de la firma residente en Alcalá la Real, Cristóbal Nuño Hierro y el propio abad, por el que el segundo le compraba sus casas linderas  con las del abad en ´Ávila, junto al monasterio dominico de Santo Tomás de Aquino. Eran linderas por una parte con las casas del abad, por otra parte con las casas donde vivía el abad, por otra con casas del abad que vivía su criado Alonso de Bonilla, por espaldas con callejuela, por delante con calle Real, y por la delantera con los adoquines que tenía puestos el abad. Lo cifraba en la cantidad de 80.000 maravedíes, ya que eran una donación anterior, Se puso como condición que su camarero y su esposa habían de vivir durante todo el tiempo de su vida. Lo aceptaba sin poder morar ningún familiar y con la obligación de retejar y hacer reparos. Se hizo en Alcalá la Real a dos de junio de 1542. Fueron testigos en la morada del abad, Juan de Aranda, hijo del jurado Juan de Aranda, el prior jurado y el provisor Diego Hernández.
Es curioso que el abad se declare de la ciudad de Alcalá la Real y de la de Burgohondo por la santa Iglesia de Roma, manteniendo el litigio de jurisdicción con el cardenal Merino por la pretensión de la competencia de potestad diocesana de Jaén  sobre la abadía de Alcalá la Real. 





[1] GARRIDO ESPINOSA DE LOS MONTEROS. Diego. Historia de la Abadía de Alcalá la Real. Edición Francisco Toro Ceballos y Domingo Murcia Rosales   Diputación Provincial de Jaén. 1996. PP 41-69. JUAN LOVERA, CarmenAbades alcalaínos de la primera mitad del siglo XVI. Programa de la Virgen. 1991. Abades alcalaínos de la primea mitad del siglo XVI. (continuación).Programa de la Virgen. 1992. Más sobre el abad don Juan de Ávila, la ermita de San Bartolomé y las vidas alcalaínas”. Programa de la Virgen. 1993. Nuevos datos sobre el abad don Juan de Ávila. Programa de la Virgen. 19934.  MURICA ROSALES, Francisco. La tumba del abad  don Juan. Programa de la Virgen. 1992. Ddaban guzmán, Ester. Confusiones  en la ciudad de Ávila. Programa de la Virgen. 2005.

[2] AAVV. Juan Martínez Montañés. Cuadernos del Patrimonio al alcance de los Escolares. Alcalá la Real. 1996.
[3] AHPJ. Escribano Bernabé Rodríguez Caja 4544. . 8 de febrero de 1524.
[4] AHPJ. Escribano Bernabé Rodríguez. Ibíd. Fecha de  la fianza de  20 de diciembre de 1520.
[5] AHPJ. Escribano Bernabé Rodríguez, Documento de poder que realiza el vicario y provisor Juan de Fuentesdaño, del abad Juan de Ávila 20 de noviembre de 1524.





COMUNICACION ANTEQUERA Y ALCALA LA REAL. F. PINO Y FRANCISCO MARTIN

ALCALA LA REAL Y ANTEQUERA, DOS PUEBLOS UNIDOS POR LA HISTORIA
Fernando del Pino Díaz y Francisco Martín Rosales

                         ANTEQUERA Y ALCALÁ LA REAL

 Antequera y Alcalá la Real son ciudades que comparten vivencias, proyectos, empresas, intereses e ilusiones desde sus conquistas. Alcalá está en el camino de la corte hacia Granada, y es Llave para pasar al interior de Granada y Málaga, y vía entre Granada y Córdoba. Antequera está en el cruce de caminos en el eje central del corazón de Andalucía. Cualquier tránsito de mercancías, ejércitos, o autoridades en estas dos ciudades fortalezas puede ser detectado por estas dos ciudades, con lo cual estratégicamente han mantenido su peso social, económico, político e histórico.
            EN TIEMPOS DE FRONTERA








  
 Durante la Toma de Antequera en 1410, el Rey de Granada remitió una carta a don  Alonso de Aguilar, alcalde de Alcalá la Real  para que el Infante Don Fernando enviase un mensajero que tratase concordia en la conquista de Antequera[1].

    Tras las conquistas de Antequera en 28 de septiembre de 1410 por el infante don Fernando, el Emir de Granada Yusuf III temiendo nuevas invasiones y mostrando su furia por la pérdida de Antequera hizo represalias y matanzas en Alcalá la Real desde Granada tras el paso por Moclín, quedando reflejadas en el poema La mañana de San Juan, que no coinciden con el 10 de septiembre día de la toma de Antequera, lo cual genera ciertas dudas. No obstante, podemos establecer que la fiesta de san Juan se usó como recurso estilístico, ya que los granadinos celebraban por estas fechas la Pascua de Asir en tiempos de vendimia.
El tercer episodio de esa época de conquista fue la firma de un tratado de Paz, que se firmó entre el rey Yusuf y Fernando de Antequera el día tres de noviembre de 1410, por la que se entregaron a al alcaide de Alcalá de Aben Zayde de 300 caballeros cautivos dando lugar esta tregua de paz que duró hasta el 1428. En las fuentes literarias, se refleja este momento histórico con este romance comentado:

LA MAÑANA DE SAN JUAN

La mañana de San Juan
al punto que alboreaba,
gran fiesta hace los moros
por la vega de Granada. 
Revolviendo sus caballos
y jugando de las lanzas,
ricos pendones en ellas 
bordados por sus amadas,
ricas aljubas vestidas 
tejidas de oro y grana.


El moro que amores tiene 
señales de ello mostraba,
y el moro que no los tiene
de tenerlos procuraba.
Las damas moras los miran 
desde las torres de Alhambra,
entre las cuales había 
dos de amor muy lastimadas;
la una se llama Jalifa,
la otra Fátima se llama.


También los miraba el rey
de dentro de la Alcazaba.
Dando voces vino un moro 
con la cara ensangrentada.
La rodilla por el suelo
que d´esta manera hablara:
 Con tu licencia, el rey, 
te daré una nueva mala:
el infante don Fernando
tiene Antequera ganada.


Han muerto allí muchos moros,
yo soy quien mejor librara;
y cuatro lanzadas tengo
la menor me llega al alma.
Cuando el rey oyó tal nueva
la color se le mudaba.
Mandó juntar sus trompetas
que toquen todas al arma;
manda juntar a los suyos
para hacer gran cabalgada,


Cuando llegan a Alcalá
que la Real se llamaba,
los cristianos y los moros
una escaramuza traban.
Los cristianos eran muchos,
mas llevaban orden mala,
los moros, que son de guerra, 
dádoles han mala carga,
Con la victoria, los moros
vuélvense para Granada.

UN AÑO DE 1484. ISABEL LA CATÓLICA ENTRE ALCALÁ Y ANTEQUERA

Henriquez de la Jorquera comenta que en el año 1484 tras la toma de Cambil se proseguía tala en la tierra y partido de Málaga y, después de haber puesto en buen gobierno las ciudades de Jaén, Úbeda y Baeza y Andújar como tengo dicho, fortalecido la villa de Cambil (aunque Sedeño y otros autores dicen que se ganó el siguiente año y que agora no tuvo efecto, recibiendo engaño) "partió la reina Isabel para la ciudad de Abençaide, que llaman Alcalá la Real, fronteriça de los moros de Moclín y de otras villas fuertes: hiço su entrada en la dicha ciudad en este dicho  mes de março con grande festejo de sus caballeros y ciudadanos y  después de haber descansado, hiço llamamiento de sus capitanes a donde vino el maestre de Santiago, el Conde de Cabra, el marqués de Cádiz y el marqués de Villena y don Lorenço Suares de Figueroa, conde de Feria, Don Alonso de Aguilar y Córdoba, señores de Priego, el conde de Osorno comendador mayor de Castilla, el conde de Niebla, el conde de Ureña, Juan de Guzmán hijo del duque de Medinaceli, don Juan de Sotomayor señor de Alconchel, Luis Fernández Portocarrero, señor de Palma, Juan de Teba y otros muchos capitanes que juntos con la reina y el cardenal de España se trató de la provisión de la guerra que se había de hacer contra los moros, en el interin que el rey venía del reino de Aragón;y, en esta ocasión, vino don Alvaro de Mendoça conde de Castro ya general de las galeras y de la armada del Mediterráneo, a donde recibió grandes socorros para la paga de sus soldados y para refuerça de ella de gente y municiones,según Nebrija y otros". 

çEn el reino de Granada había muchas disensiones, y, detenido Fernando en Tarazona, "estando en la ciudad de Córdoba, casi a postreros de março, dio el cargo de la Capitanía mayor de la guerra para entrar en tierra de Granada y su reino el gran cardenal de España don Pedro González de Mendoça, arçobispo de Toledo; y como la reina avía llamado a los señores y capitanes y para provisión de las cosas tocantes a ella acordó ir a las ciudades de Antequera y  Alcalá la Real para que allí ocurriesen las huestes, porque la presencia de la reina y la forma que tenía en la gobernación de las cosas hacía a sus ministros y servidores ponerlas por obra con grande diligencia; con lo qual se partió para Antequera con el gran cardenal y otros grandes señores  que le acompañaban:mas apenas hubo llegado a Antequera cuando tubo aviso del rey Católico, como ya estaba de partida para Andalucía , con lo  cual, dejando en aquella plaça las cosas militares en buen estado, se encaminó para Alcalá la Real para proveer   en ella las necesidades que ocurriesen par su guarda y defensa, siendo aquella plaça tan frontera de moros, si bien de las fuertes de aquella comarca; y  dejándola  bien gobernada con mucha guarnición y bastimentos dió la vuelta a Córdoba, entrando el mes de abril a esperar al rey su marido y a prevenir con grandísima diligencia los víveres y pertrechos para continuar la guerra siguiente". 
Tras la conquista de Loja se concede la villa de Benamejí al mariscal de Alcalá Fulano Bernuy de Mendoza y el cerco de Íllora y pretendió tomar Moclín que lo hizo  el rey y la  reina "con todo el exercito y se pusieron sobre la villa de Moclín puesta sobre un pico de una sierra a la vista de Granada,a quien los moros llamaban el escudo de Granada por su fortaleça, que se defendió muchos años de todo poder de los reyes de Castilla,estando a tres lenguas de Alcalá la Real; y agora estaba bien fortificada y con mucha guarnición de moros valerosos que defendían sus torres baluartes"echando la gente y tras la explosión del polvorín, rindieron la ciudad.
Después tomaron Colomera, Benalúa, Puerto Lope,  y Montefrío. En la villa de Colomera puso por alcaide a Fernando Álvarez de Alcalá "caballero valeroso, natural de Alcalá la Real”, tras trasladarse la reina a Illora, reunida con sus consejeros de guerra, cabos y capitanes para deliberar si se entraba en la vega de Granada "se acordó que la reina se pasase a la ciudad de Alcalá para desde allí remitir víveres que fuesen menester para el abasto, según Lebrija”. El lunes tres de junio marchó la reina hacia Alcalá y el rey con el ejército hasta los Ojos de Güéjar. (unos dicen que fue primero a Loja y luego a Alcalá. [1]




[1]. Henríquez de Jorquera,Francisco.Anales de Granada.Edición preparada por Antonio Marín Ocete..Granada 1987.

COMPARTIENDO CORREGIDORES

En el cursus honorum, estas dos ciudades se sucedían en el relevo de los corregidores, sobre todo en tiempos de la Ilustración.  Primero ocupaban el cargo en Alcalá la Real y luego pasaban a Antequera. En cuanto al estamento hidalgo, se partía de los corregidores de menor rango como el de Mancha Real (Moreno Villa en 1757 y en Alcalá en 1764) o el de Hellín, Ronda y Marbella, y luego se ascendía como le aconteció al Marqués de Ussel a Écija; en otras ocasiones, se seguía al corregimiento de Antequera.  Écija, Jerez de la Frontera, Córdoba, Jaén, que era el escalón siguiente antes de alcanzar el de Granada, el del más prestigio y emolumentos. sin llegar ninguno de los corregidores a la prestigiosa Intendencia de Sevilla.
Entre ellos, Luis Ignacio de Montalvo gobernó en Antequera desde   1781; mientras lo hizo en Alcalá 1786-88; Vicente de Saura y Saravia en 1787 en Antequera y posteriormente en Alcalá la Real. Fue un caso especial y nos ilustra de su itinerario corregimiento el corregidor Manuel Medina Rincón, maestrante de Roda, cuyo primer mérito radicaba haber sido regidor de Jaén y como regidor de la villa de Mata de Oixi, perteneciente a la villa de Jimena, ambos empleos regentados por su padre en años anteriores, y fue diputado de aquella ciudad en el consejo de hacienda. Con este bagaje, primero obtuvo el corregimiento de Ronda y Marbella en 1778 y luego vino al de Alcalá la Real, continuando su itinerario por el Écija (1787) y Antequera (1790). La mayoría de los corregidores de Alcalá fueron capitanes, por ser corregimiento de capa y espada, sobre todo hasta mediados del siglo XVIII, entre ellos      Juan Pacheco de Padilla (1700), que comenzó su carrera como capitán de Guardias Españolas, luego recibido como capitular de Alhama y volvió a tomar la vara de Antequera, otro claro ejemplo del entronque del cursus honorum. 

HIDALGOS, REGIDORES Y CLASES PRIVILEGIADAS
HIDALGO

Son varios los regidores e hidalgos que participan de vecindad o naturaleza de origen de ambas ciudades a través de los matrimonios o el de sus padres o hijos. Entre ellos, el vecino número uno del Catastro de la Ensenada, don Antonio Durán Caso y Sotomayor, casado con doña María Mercedes Amate y Pizarro, tuvo por hijos María Francisca y don Francisco de Paula Sotomayor y Amate (casado con la granadina doña Rafaela Ponce de León e hija de Francisco Amate Laborda, de Málaga, y malagueña doña Gaspara Pizarro y Madariaga). Nacido en Alcalá la Real, caballero individuo del Cuerpo de la Real Maestranza de Granada, hijodalgo, regidor perpetuo, natural de Antequera y residente vecino de Alcalá la Real, como regidor que ganaba 44 reales de vellón de los propios de la ciudad, casado con dos hijos menores y tres hijas, tres criadas y dos sirvientes.   Se casó en segundas nupcias Era patrono de Legos de Juan e Mora y ganaba 550 reales. Poseía ganados de un caballo, mulas, nueve borregos, y cerdo.
Para exponer su declaración en el Catastro se dice " lo primero que se pone en el Libro Maestro y asiento de bienes legos ·es una casa vivienda en la calle Llanillo de esta ciudad “, compuesta de un cuarto y sala en bajo, y en alto sala y tres cuartos, cámaras, bodegas, patio, caballeriza y corra, con otra casa accesoria, de once varas de fondo por 17 varas de frente, donde vivía por ser propia. Era lindera con las del presbítero jiennense don Juan de Romero, por la parte alta; y por la baja con la del presbítero don Manuel Cedillo.  Poseía muchos  bienes en el camino que va al Castillo,  Ruedo de San Marcos, en los Morales de Gamboa, ruedo de la ciudad, en Puertollano,  en  La  Acamuña, en el Arroyo del Salograr, y en la Fuente Somera, , junto con  un cortijo en la aldea de Santa Ana rodeado de 90 fanegas de tierra, Se le cargaban las memorias de decir todos los sábados  dos  misas  en la ermita de Santa Ana, una misa cantada en el convento trinitario, cinco misas en el convento franciscano de Consolación, tres misas que se decían en la ermita de Santa María  Magdalena, 11 misas en la iglesia parroquial de San Pedro y  un censo de 100 ducados a favor de doña Baltasara de Sotomayor.
Otro hidalgo antequerano enlazado con la familia alcalaína de los Tapia. Su propietario Fernando Marroun era hijo de los hidalgos, fue Juan Marroun y Juana de Balboa.  Nació en la villa de Frechilla, obispado de Palencia, donde nacieron sus padres y vivieron.  Se casó con doña Antonia Sequera Colon de Portugal, hija de don Julián Sequera y Uribe, caballero de la orden de Santiago, y doña María de Atocha Colón de Portugal en segundas nupcias (en primeras con don Juan de Tapia).  Al casarse vivió en la ciudad de Antequera con sus suegros. Fue regidor del ayuntamiento de Alcalá la Real hasta 1778, con dos honores, el de regidor perpetuo y de privilegio. Vivía en las casas de la calle del Llanillo, linderas con la calle Bordador con casas de don Francisco Javier de Valenzuela, la sede del antiguo Casino Primitivo. Y, por el Llanillo con casas de Bernardo de Mirasol, familiar del Santo Oficio de la Inquisición de Córdoba.  Estaba relacionado con el industrial don Felipe Mantero, anterior poseedor de las casas. Poseía un cortijo a las faldas de la Acamuña.  Incluso, amplió sus tierras comparando dos fanegas en las Atravesadas por el camino que va a la Acamuña.  Cuando levantó el cortijo, son tiempos en los que muchos edificios religiosos de la ciudad y de la Mota comenzaron a desmontarse y se vieron obligados a trasladarlos a la ciudad llana y a los cortijos. Los escudos, las lápidas con epitafios, los molinos de piedra, las vasijas, la rejería y la madera noble sirvieron de material constructivo para muchos cortijos. El vecino francés afincado en Alcalá Santiago Batmala, padre del alcalde republicano don Pablo Batmala, compró y administró la finca y el cortijo desde finales del siglo XIX. 

PROFESIONALES EL MÉDICO LUÍS SOLANO Y SU HIJO

Fue apodado "el pulsista", nació en Montilla el diez de noviembre

 de 1684 y murió en Antequera el 30 de marzo de 1738. y se le considera un famoso médico e investigador español.
Fue atraído por la Medicina y en la Universidad de Granada en 1704, obtuvo grado de bachiller en filosofía y medicina entre 1707 y 1708.Luego se graduó en medicina en 1709, doctorándose después. En 1710 alcanza la investidura de licenciado en Medicina y enseguida ocupa la plaza de Illora. En esta etapa granadina de su vida profesional alcanza el nombramiento honorífico de catedrático sustituto de la Universidad de la ciudad del Darro y el de socio correspondiente de la Real Sociedad de Medicina de Sevilla, a la sazón refugio de todas las grandes figuras médicas que mantenían abierta contestación con las facultades de Medicina, de típico corte escolástico galénico. Estando aún en Illora, contrae matrimonio con doña Josefa de León y Navajas, natural y vecina de Rute, de la que tendría hasta quince hijos. Entre 1712 y 1717, fue médico de esta insigne villa cordobesa. Allí nacieron algunos de sus hijos, siendo el último bautizado por un antequerano como símbolo de su siguiente lugar de trabajo. Por estos años también, es editado en Córdoba su primer libro, titulado Triunfo de la crisis epidémica sevillana... A este respecto comenta el Dr. Salas y Vaca que es «... un hecho indicador de las actividades de la época, que eran compatibles con las investigaciones, trabajos y labor de Solano en su profesión de médico y marido...». En 1717 recala en Antequera para ocupar una plaza de médico numerario, en la que permanecerá hasta su muerte. En sus veinte años de estancia en la ciudad malagueña, compartiendo con su diaria dedicación a los enfermos, coronará sus investigaciones sobre el carácter de las enfermedades crónicas que resumirá en su libro Origen morboso... y quintaesenciará su doctrina esfígmica que daría a conocer en sus obras Lapis Lydos..., la más importante y trascendente y Observaciones sobre el pulso, complemento y aclaración de la anterior. Su fama llega a la Corte, siendo nombrado, a causa de un notable éxito logrado allí, médico honorario del rey Felipe V y de su familia, pero cuando verdaderamente su nombre y su obra comienzan a difundirse, será a partir de la llegada a Antequera del médico irlandés Jaime Niheli, en 1737. Este, que residía circunstancialmente en Cádiz, atraído por la doctrina solanina que había podido entrever en el Lapis Lydos... publicado seis años antes, decidió conocer de los propios labios del autor todo su profundo pensamiento, para lo cual permaneció dos meses en Antequera aprendiendo y experimentando con el «Pulsista».   Su hijo Pedro Solano de Luque fue médico de Alcalá la Real y se casó con doña Josefa de Torres, vecina de Alcalá la Real, con la que tuvo varias hijas María Josefa, Isabel Nicolasa, Manuela Antonia, Jerónima y Francisco José. todos hidalgos. Estos quedaron muy jóvenes huérfanos, porque la madre se hizo cargo de ellos y se los trajo a Alcalá la Real y fue la tutora de sus bienes y haciendas hasta la mayoría de edad. También recibió en herencia una obra médica manuscrita que conservaba en su casa de Alcalá por el año 1790.  Según un documento del Archivo Histórico Provincial ante el notario José Gutiérrez, estaba insinuada por el dicho Francisco Solano «conteniendo según informes y noticias cosas provechosas a la salud públicas y adelantos de los facultativos en el arte de la medicina ha determinado que se imprima a beneficio de todos los interesados. Le dio la obra ara que se imprimiera poderla usar a su cuñado Sebastián Solano de Luque y al catedrático Joaquín Esquerra del colegio de San Isidro de a Villa y Corte.

DIPUTADOS LA FAMILIA ABRIL DE ALCALÁ Y ROMERO ROBLEDO DE ANTEQUERA.
Entre 1876 y 1886, por la circunscripción de Jaén, se destacó Luis Abril y León, hijo primogénito de Gregorio Abril, Nació en Alcalá la Real, el 21 de junio de 1846. Se doctoró en Derecho por la Universidad de Granada. Ocupó el sillón de   diputado provincial en 1875, y por el mes de abril fue recibido por el rey Alfonso XIII en audiencia privada, donde le manifestó la lealtad de la ciudad de Alcalá la Real.
            En primer lugar, el año 1876, fue votado diputado a Cortes con el respaldo de   8.643 votantes entre 11,419 electores, ya que era el único candidato que le correspondía, por última vez, al distrito de Alcalá la Real, que desapareció con la Constitución aprobada en dicho año. Se mantuvo  en este cargo hasta   finales de 1878.            En las elecciones de 20 de abril de 1879, Luis de Abril fue elegido dentro del distrito de Jaén,  con el apoyo de 2.561 entre 2.888 electores y se mantuvo como diputado hasta  junio de 1881. . Dentro de la línea conservadora, fue sseguidor del político antequerano Francisco Romero Robledo, con el que compartió la militancia entre los detractores del régimen republicano, en su acercamiento político a Cánovas del Castillo y en su idea de lograr la restauración borbónica.  Participaba en los esfuerzos para conseguir proyectos de la vida local teniendo en cuenta que Francisco Romero fue elegido diputado hasta las elecciones de 1898 y ocupó el cargo de ministro de Gobernación en tres ocasiones: entre 1874 y el 1885 en los que presidió el gobierno nacional Cánovas del Castillo o, en los momentos, lo compartió con Soler. En palabras de Guardia Castellano “comenzó muy joven su carrera política, alternando con su padre e imitándolo en el fervoroso  deseo de ser útil a esta ciudad natal  y servir a sus queridos paisanos por quienes sentía un amor vehemente; por quienes todo lo arriesgaba, y de los que llegó a ser un tiempo querido y reverenciado(…) su alma hidalga y generosa supo corresponder a esta representación  dedicando todas sus actividades y todos sus prestigios al servicio del pueblo, logrando completar las obras de carreteras alcanzadas por su señor padre”.
. Se centró su labor en política en los temas de las carreteras y de los ferrocarriles, sobre todo, la línea de Vadollano a Cartagena y la de Puente Genil a Linares, pidiendo el enlace de Alcalá la Real con Moreda y haciéndose eco de la unión del ferrocarril desde Martos, por Alcaudete, Alcalá y Granada. Pero este tipo de política no impedía que se aunaran esfuerzos entre liberales y conservadores[2]. 
Extinta la república y, de nuevo, diez años después, en abril de 1884, de nuevo Luis Abril y León fue elegido como diputado conservador junto con los también conservadores José Bonilla y Forcada obteniendo 2.992 votos y se mantuvo como diputado hasta marzo de 1886.
Por aquel tiempo, Bonilla era el jefe del partido conservador de Jaén; como doctor en Derecho, funcionario de la Diputación Provincial de Jaén, llegó a ostentar cargos de diputado, y presidente de la entidad; por su parte, el otro diputado fue José Gutiérrez de la Vega que era un poeta sevillano del arte venatorio, muy moderado y defensor a ultranza del partido conservador
Sin embargo, tras la muerte de Alfonso XII se había acordado entre Sagasta y Cánovas en  el Pacto del Prado la cesión del poder a los liberales, lo  que provocó la  ruptura de Francisco Romero  con Cánovas y el acercamiento al general López Domínguez con quien formó en 1886 el Partido Liberal-Reformista  En 1886, de nuevo no hubo representante alcalaíno en las Cortes porque sólo correspondió una acta de diputado a un conservador, el constitucionalista Juan Guerrero Segura, natural de  La Carolina,  y entró, por los liberales, en la política un miembro del distrito natural de Alcaudete Juan Montilla junto con el Miguel de la Guardia y Coherencia, un republicano radical que se pasó al partido liberal de Sagasta, como ocurrió en muchos liberales de la comarca . .

Por última vez, de la mano de Romero Robledo, Luis Abril volvió a las Cortes en este último decenio del siglo XIX, cuando su jefe retornó a las filas del Partido Conservador iniciando una nueva etapa en la que ocupó las carteras ministeriales de Ultramar, entre 1891 y 1892 y el de Gracia y Justicia, en 1895 en ambos casos bajo la presidencia de Cánovas.


LOS PLAYEROS
En Alcalá la Real siempre ha llamado la atención el camino de los Playeros, citados por los libros de Veredas. Camino que recorría la parte oriental del municipio alcalaíno, y, adentrándose por el camino que conducía a Vélez Málaga y las costas malagueñas, servía también de marca de deslinde con las tierras granadinas de la ciudad de Granada, Montefrío y del marquesado de Priego. Incluso conectaba con otras vías hacia el norte en dirección con los pueblos del centro Jaén y de la Mancha. También es de sobra conocida la actividad de los playeros, que respondía al sector terciario, y solía estar copada por arrieros, moriscos, judeoconversos y comerciantes de este pueblo que ampliaron sus labores de la agricultura tras la conquista de Granada y su conversión al cristianismo abriéndose horizontes hacia las rutas mercantiles. 
No es de extrañar que esta ruta de playeros fuera exclusiva de nuestras tierras, sino que Amalia García Pedraza en su libro Actitudes ante la muerte en la Granada del siglo XVI, cita en concreto el testamento de algunos moriscos que ejercían de playeros (Sebastián Oraybit, Alonso Cartit  y Álvaro Xaquiz.
            En el caso de la ciudad de la Mota, era notoria la presencia de estos playeros a través de la ruta comentada, e intercambiaban el pescado de la Costa malagueña con otros productos alcalaínos. Pero no era este el único trato, sino que es interesante comentar la presencia de los playeros y su procedencia. Por un documento del escribano Luís de Pareja, en 24 de noviembre de 1550, se encuentra un poder para la venta de esclavos que nos ilustra de otro tipo de comercio diferente al pescado por parte los playeros. Se trata de la venta de un esclavo indio. Y desvela el entorno de los playeros, ya que no era necesario que procedieran de la costa. En concreto el que porta el poder del contrato de compraventa y el playero procedían de Antequera, el primero era Francisco Maldonado; el playero el antequerano Pedro Díaz. El comprador era el cordonero alcalaíno Alonso del Salto.  Los playeros se mantuvieron hasta el siglo XX, del transporte con animales de carga (mulos, asnos...) se pasó a las carretas y los camiones y solían intercambiar la carga por los cereales de nuestra comarca. Curiosamente los playeros también cambiaron de procedencia y lugar de origen, los arrieros fueron sustituidos por los tenderos del mercado, es verdad que se traía el pescado, pero los transportistas y compradores eran ya alcalaínos, como los Rueda, o los Rosales entre otros, y ya no sólo comerciaban el pescado lo hacían también con las frutas. Atrás quedaron los años en los que introdujeron, junto con sus relaciones comerciales, otras costumbres y elementos del folclore andaluz. Por los playeros, los vestidos y los fandangos de la zona de la Sierra Sur se introdujeron con su canto verdialado, que cantaban los aceituneros en tiempos de recolección, y, en la fiesta del remate, los mozos y las mazas acompañaban con danzas y música de candil. Muy conocido es el de la aldea de Charilla, cuyo encanto se manifiesta en su melodía y en la letra, como estos versos que cantaban: La luna se va, se va, / déjala tú que se vaya, /que la luna que yo espero, /sale por esa ventana…”.

ARTISTAS
En los años ochenta del siglo XVI, comienza a trascender la fama del alcalaíno Pablo de Rojas en territorios lejanos a la capital granadina y no es extraño verlo relacionado en la ejecución de imágenes que posteriormente otros artistas compartieron en distintos momentos de la elaboración artística.
   Uno de estos casos es el recientemente descubierto círculo antequerano en los últimos decenios del siglo XVI. A su sombra- y no olvidamos que por los años cincuenta en casa de su padre Pedro Sardo apareció un hijo de un tal Pedro López de Antequera para enseñarle el oficio como aprendiz y anteriormente a un tal Juan.
También, un gran número de imagineros, escultores y pintores manifiesta la huella de Pablo de Rojas. Entre ellos, destacan Juan Vázquez de la Vega, Diego de la Vega, Andrés de Iriarte, Baltasar López, Luis de Haya, y Alonso Martín Alamilla. Claro ejemplo de ello es la imagen del Virgen del Rosario del convento de Santo Domingo de Antequera, una imagen de bulto redondo, de 130 de altura con drapeado de paños muy clásico y ricamente estofado, erguida y sosteniendo al Niño en la mano izquierda y el cetro en la derecha, cuyo rostro ofrece una gran serenidad, toda ella de gran delicadeza, que a José Escalante López le hace pensar en el estilo de Pablo de Rojas y su escuela. Sin embargo, el mencionado investigador recientemente descubrió que en el año 1587 se le encargaba a Juan Vázquez de la Vega.  aún más, este imaginero se encuentra muy relacionado con el maestro de cantería Francisco Gutiérrez Garrido en diversas obras y retablos de la ciudad de Antequera, el mismo personaje, de origen norteño y residente en Antequera, que se le ve interviniendo en los años finales del siglo XVI y principios del siglo XVII en la capital granadina y en la abadía de Alcalá la Real. Y lo que es más evidente, de la colaboración entre los artistas, en el año 15690, Pablo de Rojas realizó una imagen de San Pedro para la cofradía del mismo nombre de Lucena y fue pintada por Antonio Mohedano y el mencionado Juan de la Vega, naturales de Lucena y residentes de Antequera.    
     Antonio Mohedano, pintor lucentino, y  siempre vinculado con el círculo sevillano, nos ilustra, con esta imagen, de un momento en el que colabora con una obra de Pablo de Rojas, el mencionado san Pedro. No es ésta la única atribución de obras de dicha ciudad a Pablo de Rojas en esta ciudad cordobesa, un Crucificado del antiguo monasterio de Santa Clara refleja también las huellas del escultor alcalaíno, lo que demuestra evidentemente que su influencia se propagó en otros lugares. Al mismo tiempo, la huella del idealismo renacentista de Pablo de Rojas, tan típica de su escultura se hace palpable en la obra de Mohedano durante su estancia en Antequera, donde pudo contemplarlas directamente o a través de las enseñanzas y colaboraciones con los discípulos Pablo de Rojas y del propio padre Pedro Sardo, como hemos indicado anteriormente. Por eso no es de extrañar que en futuros años el propio Juan Martínez Montañés le fiara en contratos durante su estancia sevillana, como fue el caso de la Asunción fray Mateo de Recalde, pues las relaciones de los artistas y la influencia del maestro debían ser básicas a la hora de contactar entre ellos.
     Está claro que los descubrimientos recientes de arte han dejado en evidencia anteriores atribuciones con las que otros aseguraban la autoría de Pablo de Rojas. Tan sólo, nos constata que su obra imprimió una importante difusión en los pueblos de la Andalucía Oriental. El carácter enigmático de los años treinta de Pablo de Rojas es el que ha provocado todos estos desajustes, como el de otro entallador antequerano Diego de la Vega, que debió compartir con el alcalaíno algunos años de formación. Pues, hasta recientemente, muchas obras de la ciudad de Antequera se le venían atribuyendo a Pablo de Rojas y, sin embargo, es hoy una realidad que son obra del antequerano. Claro ejemplo es un contrato Crucificado, una Dolorosa, un sepulcro, tres pares de parihuelas, y una cruz con su calvario que la cofradía antequerana de la Soledad y Santo Entierro, que, hasta contrato ahora, se habían atribuido a Pablo de Rojas, un reciente descubierto por el investigador José Escalante manifiestan que eran obra de Diego de la Vega por la firma de un contrato de 1578. 

 Francisco Gutiérrez insigne constructor maestro alarife de Antequera que hizo en Alcalá la Real obras en la cubierta de la Iglesia Abacial de la Mota. Continuando la labor de los anteriores abades prosiguió la fábrica de la nueva Iglesia Mayor, en cuyo tiempo derribó la iglesia gótica antigua y comenzó la cabecera de la capilla mayor así como la bóveda de toda la nave central bajo la dirección de Ginés Martínez de Aranda , las trazas de Alonso de Vico y la ejecución de Francisco Gutiérrez, maestro de albañilería y cantería[3]
Parecía que las familias jienenses se agotaban con los miembros de los Solís, los alcalaínos Raxis de ascendencia sarda o los descendientes baezanos de la saga de los Aranda. Y mira por donde que me viene a mi serie los miembros de la familia de los Primos, originarios de la zona de la campiña y de Andújar Unos desconocidos para el profano en arte y, sin embargo, desarrollaron una importante producción artística a lo largo del siglo XVIII. Tras la muerte del retablista Manuel del Álamo acudió a Alcalá la Real para sustituirlo como maestro mayor de obras del ayuntamiento.  Mateo Primo, y e n 1724, se reconocía todavía como vecino de la ciudad de Arjona. Se acercó a la ciudad con nuevas iniciativas trazando el proyecto constructivo del nuevo ayuntamiento, que se reubicaba desde la ciudad fortificada a las calles céntricas de la ciudad del valle o del llano. Tuvo su hijo Antonio Primo que debió formarse en los talleres de este escultor, retablista y maestro de obras durante su estancia en Alcalá la Real.
Antonio se trasladó a Baena, y posteriormente a Andújar, donde se casó en 1731 con Teodora María Garrote Córdoba, llamada también Juana Córdoba. Tuvo una hija de nombre Mariana, y debió fallecer el 14 de enero 1753, y testó por aquel tiempo ante José Pelayo (12 de enero de 753).  
Antonio no fue el único hijo, artista y escultor, de Mateo, sino que, junto con su padre, su hermano Francisco formó parte de este círculo de los Primo, que trabajaron en los retablos barrocos de las ciudades del centro de Andalucía, Antequera, Lucena, Estepa y Écija. Francisco dejó su huella en la parroquia de Santa Ana y Santo Domingo de Archidona, o en la ermita de la Veracruz de Estepa.  Muy relacionados con la orden carmelitana descalza engrandecieron con su gubia muchos de sus capillas y altares y formando e triángulo artístico de estos lares con los miembros de la familia Diego Márquez y Vega y José de Medina. En la iglesia del Carmen de Antequera, se encuentra el mejor exponente artístico de estos tres famosos retablista: el padre Mateo trabajó en el retablo de San Elías, Francisco puso sus manos en el Cristo de las Penas y Antonio culminó aquel cielo barroco del altar mayor, donde se desarrolla un programa celestial exuberante y de soberbia perfección. Según el célebre crítico Taylor figura entre las más grandiosas máquinas de este género en Andalucía. 




FERNANDO MARÍN, PINTOR DEL CUADRO DE CARLOS IV.

Fernando Marín Chaves, pintor de corte académico, recibió el título de la Real Academia de San Fernando de Madrid y se trasladó a tierras granadinas, donde, al amparo de la Sociedad de Amigos del País de Granada, se crearon   la Escuelas de Artes Nobles, y allí, los pintores expandieron sus obras en la provincia granadina, y cómo no, en Alcalá la Real, muy cercana a la capital granadina. De este autor, es el cuadro de la Anunciación de la parroquia Loja y una serie muy   importante de siete lienzos que hizo para Santa Fe y el cuadro de Carlos IV del ayuntamiento alcalaíno. Su academicismo se refleja en el eje frontal de la pose del monarca, hierático, muy dibujado, casi inexpresivo, y acompañado en su decoración en la parte inferior por los símbolos de las artes, pincel, compás y busto.
La partida o factura número nueve hacía referencia al retrato del Rey, que se colocaba en el balcón central de las Casas Consistoriales. “A don Fernando Marín, Pintor de la Academia de Madrid por el retrato de Su Majestad, (que Dios Guarde) según el recibo nº 9:1.400 reales”.




RELACIONES CONTEMPORÁNEAS

Recogidas por Fernando del Pino, siempre han existido relaciones entre las dos ciudades. Entre ellas, las escuelas taller desde sus inicios. Desde Alcalá la Real se vino a Antequera para aprender ediciones gráficas. Luego se dio estos cursos en Alcalá y actualmente hay una gran empresa Alcalaína con estos temas. El primer programa en Alcalá la Real sobre taller de edición se aprendió en Antequera.

Son varios los programas y proyectos que comparten las dos ciudades. Entre ellos, la Fundación de Caminos de Pasión, o el de ciudades medias que impulsó Antequera.  Con objetivos culturales y turísticos para que algunas ciudades medies compartieses circuitos turísticos. En concreto, el programa Andaluz TU HISTORIA. Programa de la Junta de Andalucía entre Alcalá, Antequera y Lucena para fomentar el turismo interior y atenderlo con personal adjudicado y tiendas de venta de recuerdos en la Mota y en la Alcazaba de Antequera. Hay personal y monitores que hacen de cicerones, y conocen muy bien las dos fortalezas. En su carácter organizativo, los alcaldes tienen reuniones periódicas para impulsar esta alianza y rotan la presidencia.

Desde asociaciones de Alcalá la Real, se apoyó la candidatura de los dólmenes para su reconocimiento de patrimonio mundial. Varios colectivos y personalidades firmaron y visitaron estos monumentos para contribuir a su reconocimiento la agrupación socialista de Alcalá la Real, AA. VV Huerta de Capuchinos, Agrupación Musical Cristo de la Salud, IES Alfonso XI, IES Antonio de Mendoza, Adrumel, Toral y Soler. Comparten encuentros fotográficos los aficionados de ambas ciudades y realizan actividades conjuntas.

          Algunos consejeros y directores generales de ambas ciudades  de la Junta de Andalucía asumieron  proyectos y realizaciones, como los antequeranos  Rosa Torres Aguilar, consejera de Cultura,  Paulino Plata consejero de Cultura,  en  temas de Agricultura, y  Jesús Romero como director de bienes culturales de la  Junta; por parte de la ciudad de la Mota,    Felipe López, consejero de Fomento de la Junta de Andalucía firmó  el convenio para edificar en Antequera unas viviendas de VPO en Antequera  
 para 13 familias que sufrieron destrucción de sus viviendas por causas de la red      pública de aguas y con dos viviendas para personas con discapacidad    intelectual, que se encuentran en la fase actual de terminación, camino de la Campsa; también el proyecto de puerto Seco en Antequera y el puerto de almacenaje de containers con destino desde el puerto   de Algeciras u otros, Antonio Ávila, consejero de Economía y la consejera de Agricultura   Elena Víboras en el tema del PAC.
Hay personas que han compartido el trabajo como el inspector en Antequera de Seguridad Sanidad actual que viene todos los días desde Alcalá la Real. José Antonio Sánchez, o el profesor Rubio Piqueras en el siglo pasado.
Se apoyó el primer Encuentro de Ongs y colectivos de voluntarios en Alcalá la Real con amplia participación del tejido Asociativo y actos expositivos en Capuchinos y el grupo Facebook Alcalá la Real Foto creado y administrado por Fernando del Pino natal Antequerano, también la Primera página web de Mures, en Facebook creada y administrada por el mismo antequerano.

En Antequera, se llevaron a cabo encuentro varias reuniones de la Asociación de profesores de historia de institutos Hespérides en la que Antonio Heredia profesor e historiador Alcalaíno participó como presidente

Alcalá la Real se integró en la unión entre cooperativas olivareras. Antes era Hojiblanca, ahora DCOOP antequerana, curiosamente Mercadona vino a Andalucía a Antequera al fusionarse con supermercados Más y Más, el fruto de comercial Gómez Serrano. Actualmente en Alcalá la Real hay un Mercadona y la empresa eléctrica Marpemac hace la electricidad a Mercadona de Alcalá. Conservas Alsur tiene sede en Antequera y vende sus productos en Mercadona de Alcalá maíz, espárragos, alubias, guisantes, los horticultores el Torcal de Antequera venden productos en Alcalá, una vez vimos patatas en Frutas y Verduras Lozano en su nave del polígono hacia Granada.

En los deportes, están ligadas y relacionadas como en La vuelta ciclista a España de 2017, cuando pasó por Antequera y días siguientes por Alcalá la Real

 


[1] LÓPEZ ESTRADA, Francisco. La Toma de Antequera. Antequera 1964.
[2] En 1879, gobernando los conservadores, un claro síntoma de ellos fue la llegada de los liberales Joaquín Ruiz Jiménez y don Antonio de Gregorio, ambos miembros destacados de la Real Sociedad de Amigos del País de Jaén para informar y pedir apoyo de los hombres emprendedores de Alcalá en proyectos fundamentales de la provincia de Jaén: el ferrocarril de Espeluy-Jaén, que intentaba enlazar desde esta última a Alcalá, y la creación del Banco de Positos y Ahorros de Jaén. En dicha reunión, acudieron conservadores como el exdiputado Gregorio Abril, que hizo valer sus gestiones sobre el primer asunto, su hijo Luis,  Pedro Camy, los liberales Francisco Batmala, Pedro Utrilla, Bernardo Sánchez Molina, José Vinuesa, Agustín Sánchez Molero, el juez José Salas Castillo, el masón Miguel Ruiz Matas y otros personajes como Valeriano Castillo, José Retamero, José María del Mármol .Aquella reunión no alcanzó los resultado apetecidos, pero  Ruiz Jiménez “ con elevado estilo, correcta frase y lúcidos conceptos, llenó de su contenido altamente satisfactorio que le granjeó los plácemes de todos los concurrentes”.   
[3] AHPJ. Legajo 4743. Folio 218 y siguientes. Escribano Alonso Ramírez . Año 1599.Se describe la construcción de la bóveda de ladrillo y el escudo del abad. En el folio 495 del mismo legajo, el blanqueo de la iglesia y el derrumbamiento de la iglesia vieja. En el legajo 4744, folio 147. Año 1600 del mismo escribano. Finiquito de las teriores obras.