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jueves, 4 de junio de 2020

CAPÍTULO XVIII EN LAS CASAS DE CABILDO


       














 Se paran ante un edificio recién restaurado, con señales en su fachada oriental de antiguos vítores, que insinúan grafías del licenciado de Ávila entre otros. Muy de estilo renacentista, de la escuela de Siloé, y de su discípulo Martín de Bolivar. Se rompe todo el mural con cuatros ventanales que simulan  en sus antepechos medallones con fechas muy deterioradas y cabezas de personajes, en medio se alzaba el escudo de la ciudad. Por la parte que daba a la plaza, totalmente se yergue una facha dade arcos en la primera planta y ventanales en la parte alta.
-En esta plaza, todavía resuenan muchos ecos de la historia de la ciudad, pues la presidían estas Casas de Cabildo.
-Hay otros edificios, la Iglesia Mayor, las casas hidalgas, la casa de la Justicia…
-Sí, pero ellas eran el eje. Pues estaban colocadas junto a la puerta de la Iglesia y capilla del Deán, y a través de un corredor o baranda, construido en 1578, desde este rincón hasta la esquina de las casa, se abrían varias ventanas con puertas de madera de pino;  a través de una escalinata de madera que se hizo en 1576.
-Vayamos por parte-interviene el asesor-.
-Por una puerta de nogal se comunicaba  con su planta alta dedicada a las reuniones de los regidores y jurados, su capilla y archivo, iluminada por unos amplios ventanales, que miraban a la plaza-continua el guía- , y  en ella un retablo con su  cajón de madera . Toda la labor de carpintería artística fue realizada por el entallador Martín Pérez
-Su planta baja con los corredores ocupaban unos soportales de los arcos y  una sala.
-Estaba dedicada  para  la audiencia de la justicia en el verano, donde presidia el  corregidor sentado en una silla grande de taracea y se abrían unas ventanas  con sus vidrieras, compradas al hidalgo Serrano de Alférez. Su suelo estaba enladrillado y solía estar cubierto de alfombras, hasta que se vendieron en 1572 para comprar unos nuevos asientos de nogal grandes en lugar de los antiguos que eran pequeños. En la parte baja había unos corredores. El suelo era de ladrillo al principio, posteriormente de losas   y se trasladaron los ladrillos  al Alhorí.
-¿Era muy lujoso?
-Una silla para el corregidor y seis bancos sobre un estrado componían el mobiliario del cabildo, obra del entallador Martín Pérez en 1558. Varios escabeles o tarimas, una mesa, sillas para regidores era el mobiliario básico junto con un retablo, altar y archivo. Imaginémonos al corregidor y los dos regidores de turno ejerciendo la justicia con los acusados en esta  sala de justicia del ayuntamiento en un ordenado recinto de sillas, asientos sin espaldera, bancos, y un encerado con su tablado donde se colocaban el juez y los dos comisarios de los regidores para fallas las penas o recibir las apelaciones. A unos gañanes  les caían cien los azotes por la entrada de su rebaño o piara de cerdos en una heredad de viña,   a otros los mandaba al tormento  por haber acudido a una hechicera, y los había que sufrían la horca de manos del verdugo negro contratado de Granada
-Más datos. En las ventanas que se orientaba daban a la plaza, existían las armas los escudos de las armas reales y de la ciudad, con su llave, orlada de torres y leones rampantes, pintados en 1570 por los hermanos Raxis y esta parte de los corredores fueron realizadas por el Maestro Pedro de Alcalá o Monte, un arquitecto alcalaíno que intervino en Priego, y se fue a Murcia, donde hay huellas de su obra en el Pósito de Lorca y en la misma  capital, sobre todo en todas las obras de carpintería. Tejado, caballete, ventanas y puertas  de los corredores de las plaza realizadas en 1580 y en 1588 acabaron la obra el carpintero Juan Sánchez Montañés y e Lucas de Pareja, y el herrero Miguel Muñoz.
-Era muy curioso que,  antes de entrar a las distintas  dependencias se reunían los miembros del  cabildo en el patio en torno al brocal del pozo que estaba sobre un aljibe, construido en el 1556, y reutilizado posteriormente como osario de la Iglesia Mayor, todavía quedan restos en su interior.
El grupo  de extranjeros quedó un poco desconcertado porque no había ningún elemento de arte arábigo y el asesor de arte  musulman preguntó.
-         ¿Estuvieron siempre situadas las casas de Cabildo en este lugar?
-  Amigos míos, el cabildo no siempre estuvo organizado como ahora. En un principio, incluso, se celebraban concejos abiertos que se reunían a las puertas de la Iglesia Mayor para debatir asuntos importantes de la ciudad, pero, cuando  el rey Alfonso XI le concedió una serie de regimientos comenzaron a reunirse en una torre de  la muralla, la llamada del Rey, o del Pendón. Las actuales son obra de los regidores de los años cuarenta del siglo XVI y del corregidor Francisco de Cherinos, que las encargaron a un gran artista de la escuela de Siloé., y, donde su discípulo Martín de Bolívar intervino con toda seguridad. Porque la mayoría de los pagos se le hacen a él y a su hermano Miguel en el 1550. Poco a poco, se perfeccionaron algunos destalles, en 1556, se hizo la obra del aljibe  y el pozo que abastecía al cabildo por Sancho Meléndez.
-Fue el  ayuntamiento de la Mota, luego se bajaron a la ciudad del llano, donde os hemos recibido.
-Pero las Casas de Cabildo no sólo ejercían las actividades típicas de la administración municipal sino también  una función festiva. Pues desde sus balcones se recibía el estandarte de la ciudad (que era de rojo carmesí y adornado de cordones y borlas), y  se colgaba el cuadro real con motivo de la proclamación de los reyes, se vestía de gala y sus balcones eran ocupados por todo el cabildo con motivo de las fiestas de toros y de cañas  que se celebraban en la plaza de acuerdo con un metódico y riguroso orden de preeminencias  y  con la jerarquía y antigüedad de los miembros y oficiales de cabildo.
-Y ¿celebraban  muchas fiestas con frecuencia?
-De todo había. Las ordinarias estaban fijadas en unas tablas colgadas en las habitaciones de cabildo. Todas relacionadas con las ferias católicas, de santos, vírgenes, Jesús…
Pero también había  fiestas  extraordinarias.
- Raro era el día que el bullicio no fuera la nota de color de aquel recinto tan  pequeño. Pues, frecuentaban las concentraciones de vecinos motivadas por mil motivos. Con proclamaciones de reyes, llegada de autoridades, victorias, paces, tratados, nacimiento de hijos de reyes, matrimonios de infantes, fiestas con motivo de la llegada del  abad o del corregidor, juegos de cañas para ejercitar la caballería,  procesiones del Corpus Christi, rogativas o de acción de gracias por el preñado, los seis meses o alumbramiento la reina, exposición de  sambenitos, escarmientos de herejes judíos,..
-.Pongamos ante nuestra mente la fiesta del 1570 con motivo del nacimiento del Príncipe Felipe III. Días antes de la fiesta,  se enladrillaba, remendaba, allanaba y barría la plaza alta. Era un trasiego de peones, oficiales y maestros de albañilería que se daban  prisas para que estuviera preparado el espinapez de la plaza, el empedrado de en medio y quitar las peñas, en medio de un continuo ir y venias de bestias con cargas de ladrillos, piedras de cantería y agua. Otros acudía con cargas de leña para la hoguera que se hacía por la noche en el centro de este  recinto y un espadador colocó dos troncos de álamo para realizar un juego. Que consistía en alcanzar la parte alta que sostenía unos lienzos de tafetán multicolor como premio para el mejor.  Y no sólo, se arreglaba esta sino las calles por donde transcurría la procesión general. En las vísperas, luminarias con papeles de varios colores  y la tradicional mascarad con hachas.
-¿Qué es eso de la mascarada? Me suena a desfile.
-Los regidores se reservaban las ventanas y balcones de los corredores y del cabildo municipal, que se adornaban con lienzos de tafetán rojo carmesí.  En esta fiesta hubo una justa ficticia entre dos caballeros en medio de la plaza,  un juego de cañas, acompañado de chirimías, trompetas  y tambores,  y una representación dramática referida a la nacimiento del Príncipe, un entremés parecido al que el oficial de zapatería Garrido preparaba para el Corpus. Los colores de los vestidos  eran espectaculares. Terciopelo verde, tafetán rojo carmesí, marchamo de lona, Damasco turqueado , rasos amarillos,  y sedas. 
-Pero la que se hizo con motivo de la batalla de Lepanto, fue la más sonada.
- Habló de  la justicia,- interrumpió el jeque-  ¿ me gustaría que me aclarara en qué consistía ese personaje, que ha mencionado en varias ocasiones el corregidor?
-Personaje clave para la ciudad, tanto  o más  que el abad. Pues, el primero está relacionado con  el estamento civil y el segundo con el religioso. Pero, aún más el nudo umbilical con  la Corona. Su papel fue fundamental, pues las ciudades ejercían una  función importante, y esta por ser fronteriza, mucho más. Teniendo en cuenta que desde  que decayó el poder del alcaíde, en manos  por cierto de familias nobiliarias, ellos jugaron el papel moderador y de conexión con el poder del Estado.
-         Pero¿ debieron surgir conflictos y muchos?
-         Claro que sí. Pues, Alcalá estaba gobernada por varios bandos que ocupaban la mayoría de los cargos de la ciudad. Sentémonos, aquí, donde estaba colocada la audiencia
-         -Ya hemos escuchado el relato del corregidor Santa  Cruz. Nos basta.
-          Pero hubo algunos casos más.
Al subir a la sala alta, rodeada de cuadro de reyes, una muestra de objetos arqueológicos, el documento del Vino, algunas cornucopias y , copias de los privilegios, el guía se vuelve a explayar sobre la vida cotidiana de las casas  plaza. Los miembros del cabildo  se  reunían en esta sala alta, donde  hacían propuestas, libraban gastos, recurrían acuerdos, debatían y exponían sus votos que no eran sino sus pareceres para que la Justicia los armonizase y, como  hombre de bien nombrado por la Corona, o, por así decirlo con términos de hoy,  de consenso, lograba el acuerdo final para ejecutarlos; inmediatamente se distribuían en grupos de dos y tres, lo que llamaban diputaciones y comisiones para cumplir con las tareas que se les habían adjudicado en el famoso cabildo de suertes.
-¿ Qué es eso?
-         Una reunión municipal que se celebraba en el día de la víspera de san Juan, y posteriormente, a finales de año , en la que se repartían  las funciones del año.
-         ¿Qué son las Vísperas?
-         Es el día anterior de las fiestas, que se anunciaba por la mañana con el repique de campanas, y por la noche con luminarias en la torre de la Iglesia Mayor, Santo Domingo, algunas torres de las murallas y en lo corredores de las casas de Cabildo. También, había  un desfile,  acompañado de las chirimías y atabales de los juegos de cañas, con los regidores y el pregonero a caballo, a lo largo de todos los rincones de la ciudad, que llamaban mascarada.
-         -Hablábamos de las diputaciones de los regidores y jurados, siga, siga…
-         Por eso, unos bajaban  a la sala de audiencias y resolvían acompañando al  alcalde mayor los delitos de faltas contra las ordenanzas de la ciudad, otros revisaban la calidad y los pesos de os alimentos, controlando los precios y las cuentas de los mayordomos. En tiempos bélicos reclutaban a los soldados, y lo que era frecuente, con la sequía, repartían acompañados de los panaderos, papeletas de  pan a los pobres. Los había que se encargaban de las obras de la ciudad, de los caminos, de los montes, de  las veredas,  del agua, de las fuentes,  de los  abastecimientos básicos y, sobre todo , de las cuentas.
-         Y, desde esta sala, en frente de la plaza , podemos imaginarnos los corredores bajos llenos de tiendas de escribanía-interrumpe el asesor-

-         Por su parte, los escribanos registraban las escrituras  de poder, los testimonios, los  autos judiciales y los contratos  más variopintos: desde la compra de un burro  hasta  la herencia de un cortijo pasando por  el  contrato de una obra de arte, realizado por un clérigo a la familia de Pablo de Rojas.

-         También podemos imaginarnos a  las mansiones de los hidalgos, adonde   acudían una caterva de criados, peones del campo, gañanes a que le distribuyeran las tareas del campo y los encargos  para abastecerse de alimentos; al hospital de los Monteses se acercaban, los viajeros que iban a Alhama a curarse en los baños,  los extranjeros, que huían de la Justicia de otros lugares, y los pobres de solemnidad que mendigaban por toda España .  Algunos pasajeros se inventaban  y tramaban miles de argucias para avecindarse en la ciudad. Sobre todo, los portugueses y los franceses, estos últimos solían arrendar los puestos de las tiendas de las plazas de la Mota. Aunque algunos lograron avecindarse, la mayoría  lo más que pudieron recibir fue un donativo, pues eran increíbles leyendas y cuentos tan insólitos como el del matrimonio de Pedro de Roez. Se hacía pasar por ser  perseguido por la justicia francesa acusado de  matar a un clérigo calvinista, que les había forzado a renunciar a su fe católica.    Personas como estas se ayudaban de los clérigos  que frecuentaban la plaza  tras la  salida de los cantos de la tercia  o de realizar  algún oficio de misa celebrado en un altar de la Iglesia Mayor, donde  periódicamente oficiaban misas con la presencia de las familias que empeñaban sus bienes para cumplir con las mandas testamentarias de sus capellanías. Los niños, algo más tarde, se dirigían al colegio de los niños y a la escuela de gramática; pero solían entrenarse jugando a la pelota,  a la alcancía  y a las cañas, simulan a los mayores.  

-         Era la plaza el centro de la ciudad, el  principios de todos los actos- comenta el asesor-.Ordinariamente, se veía el deambular de demandantes, que, por el agosto,  salían con el permiso del cabildo abacial para pedir por los campos, los había de cofradías, del hospital, de la Virgen de Monserrat, y de la institución más lejana que se pudiera conocer.

-         -Sin embargo, las más sonadas se realizaban con motivo de  las asonadas militares.  Al toque ronco y reiterado  de la campana de la Iglesia Mayor, como si sonara a fuego, todos los vecinos varones, que estaban comprendidos entre los veinte y cuarenta años, acudían de inmediato ante las puertas del cabildo. Otros, acudían  más tarde tras oír el pregón, anunciado por los atabales y chirimías, que anunciaban  la lectura en alta voz del pregonero.  En la plaza, el corregidor ordenaba silencio y se iniciaba el pregón de la convocatoria leyéndose la carta real por el pregonero. Al instante, los corrillos se formaban en los bajos de los corredores. Murmullos, imprecaciones,  insultos soterrados.  Otras vez, los moros de Colomera  dando la lata. Ya me lo esperaba, hace días que tomaron a Antequera y a nosotros no ha tocado sufrir el tormento.. No hay otras ciudades para vengarse. Parece como si estuvieran grabadas estas frases en las piedras de este recinto.

-         -Si las ondas  pudieran recogerlas, podríamos descubrir la historia de España, con  cada una de las manifestaciones de los soldados que volvieron a su tierra  tras algún acontecimiento bélico. Pues, algunos escribieron algunos comentarios, como si fueran  Cesares renacentistas, para ensalzar las hazañas de sus antepasados. Es el caso de los Aranda, las Frías o los Arjona.. Pero,  si estas piedras hablaran, contarían  las  hazañas de tantos anónimos soldados  que ayudaron a los reyes de España.
-         No exagerará usted.
-         Datos lo tengo.  Pues, siempre tenían dispuestas dos compañías para hacer frente a todo lo que le requiriera la Corona y al buen servicio de la fe católica. Y les puedo relatar cómo los Reyes  Católicos en la toma de Granada, contaron con hidalgos alcalaínos, entre ellos  los Pineda y recibieron mercedes de fincas, solares y reconocimientos de hidalguía, cómo se aliaron contra Fernando V, tras la muerte de Isabel de Castilla y a favor de  Juana su hija, a instancias del marqués de Priego, cómo ayudaron al emperador Carlos V en el levantamiento de  las ciudades comuneras de Andalucía Huéscar, y Úbeda. Las veces que acudieron a la Costa, unas veces a Motril o Almuñécar, las más a Vélez y los menos a Almería, ante la simple presencia de los bajeles turcos o las fragatas tunecinas.
-         Es, pues, una historia por descubrir.  Pues son las mismas historias que se escriben con mayúsculas y con el nombre de batallas.
-         Evidentemente,  pero no siempre sería así.
-         No, hombre, a mí me hubiera gustado compartir la noticia del aquel  pregonero negro, un verdugo que provenía de de Loja, cuando  comunicó en esta plaza  la victoria de Lepanto en el día cinco de noviembre de 1571. En  ella, rodeado de los alguaciles, que le leían por lo bajo el contenido del bando referente a la carta  de don Juan de Austria  y él lo repetía para que lo escuchara la muchedumbre apiñada a su alrededor. “ Por orden del concejo, justicia, regidores, jurados y hombres buenos de la ciudad , sabed que hemos recibido una carta de don Juan de Austria, enviada a través del correo de Madrid, en la que se anuncia...”. Y continuaba  describiendo el triunfo contra los enemigos de la fe, los turcos en Lepanto.

GRUPO JMJ AMERICANO

-         -Sabía que saldría Lepanto. Fue un hito. Habría que ver la cara de espanto y alegría que pondrían los tenderos de la plaza, los capellanes de pelada corona, las viudas, los niños pobres y  los viejos de la fortaleza. Cambiaban de faz, cuando se les comunicaba que habían muerto nada menos que veinte mil turcos, rescatado dieciséis mil cristianos, rendido ciento ochenta y siete galeras y treinta faroles,  cautivado ocho mil turcos y, nada menos que el muy temido Bujan , que gobernaba la galera principal. Se echarían las manos a  la cabeza  cuando se  recitaba en voz alta que se le había cortado su cabeza  y había sido expuesta en los bajeles de la flota castellana. Menearían dubitativamente las cabezas, cuando les decían que se habían escapado cinco galeras turcas. Lo que no se les olvidaría son las muestras de  alegría y de fervor religioso de la noche y días posteriores. Al a tarde, dos peones  subían con  escalas a la torre de la Iglesia Mayor, y al antepecho de las fortaleza y casas de Caldo colocando y encendiendo teas que ardían durante toda la noche. En la plaza y, en sus alrededores, se encendían  hogueras, en las que se quemaban las ramas de encina, fresno, los espinos y las támaras secas de los arbustos de los caminos. Estallaron algunos cohetes, para que se transmitiera  el júbilo a los vecinos de los barrios de San Francisco, San Sebastián, San Bartolomé y los nuevos de la Veracruz,  Llanillo, Torres Bermejas y Tejuela. Desde las casas de Cabildo, se formaba la comitiva de  regidores montados a caballo, vestidos a la usanza de las lides caballerescas de los juegos de caña y provistos de hachas de cera, con el acompañamiento de dos atabales y unas chirimías y, al paso del ronco tambor, pasaban por todas las calles de la fortaleza, bajaba las Entrepuerta, Real, Pozuelo, Veracruz, Llanillo y, de nuevo volvían a la fortaleza, anunciando las fiestas de los días venideros, mientras se paraban en la Alhóndiga, y en las puertas de las Ermitas para emitir el bando que anunciaba las fiestas.
-         -Luego la fiesta religiosa. Tras haber sido  avisado el prelado por los dos munícipes encargados de las fiestas, se preparaba para  tres días después, una misa de acción de gracias, en la que el maestro de capilla contratado de la capilla Real de Granada y unos niños de la localidad, entonaba un hermoso Te Deum en una misa en la que el  abad escuchaba atentamente al prior del monasterio de san Francisco en un púlpito que se trasladaba desde el mismo convento. Tras la misa, una procesión general por la plaza y claustro, y el juego de los mozos que se divertían tirando a unos doce gansos hasta matarlos.  Había veces como en el 1571, en el que por la tarde los vecinos de la ciudad, los artesanos, labradores, mancebas y gente llana competían a manera de comparsas, inventando unos regocijos y demostraciones de alegría, c0onsistentes en cortas mojigatas y parodias burlescas para conseguir como premio algunos metros de tela de tafetán o de damasco.    .   .  
- No  siempre,  debió tener tanta vida esta plaza que contemplamos . Pero debemos considerar que el centro del comercio y mercado de la ciudad. Allí se traficaba de todo, y, por eso, los regidores e hidalgos siempre se manifestaban en contra de cualquiera que comerciantes o artesano que montara su tienda en las afueras de la plaza y de la calle Real. Allí, los vecinos podían comprar una tela de tafetán de varios colores, seda importada o de los talleres alcalaínos, damascos, especies, frutas,  y hortalizas, y, el pescado
-Claro que no. Hubo tiempos que no había regidores para celebrar el cabildo en tiempos de guerra, reclutamiento de soldados,  boicot a la autoridad del corregidor o juez enviado por la Corona.
De todo hubo en este recinto. Ahora bajaron a la parte baja, entre los arcos se formaba un recinto donde se celebraban los cabildos de verano. Una maqueta a medio camino permitía hacerse una idea de la ciudad fortificada. Explicaron a vista de pájaro todo el recinto. Le insinuaron las primeras señales de la historia del Bronce, la oppidum iberoromana, y el castillo en la parte alta musulmán, de tiempos de los primeros árabes hasta el asentamiento de las casas de palacio de los señores gobernadores en todo el cerro de la Mota. El jeque preguntaba y preguntaba, sobre tiempos de sus antepasados almohades. Se imaginaba como varios anillos habían ampliado el castillo de la cima hasta llegar a la zona del Bahondillo. Preguntó por la mezquita aljama. Lo dejaron para otra sesión.

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