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domingo, 28 de junio de 2020

Añadir leyenda DOCUMENTOS SOBRE EL ABAD DON JUAN DE ÁVILA. NUEVOS DATOS SOBRE SU VIDA.










Francisco Martín Rosales
Académico de Bellas Artes de Granada
Este año el 450 Aniversario de la muerte del doctor Juan de Ávila, lo que no tiene nada que ver con el abad alcalaíno de su mismo nombre. Este abad fue nombrado de la abadía de Alcalá la Real por una cédula de la reina Isabel la Católica en 1503. Y muchos datos su curia abacial fueron descritos por otros historiadores locales[1]. Con su llegada se produjo la llegada de muchos emigrantes de Ávila a tierras de la ciudad de la Mota. Destacan los familiares de Juan Martínez Montañés, en concreto sus abuelos fueron Francisco González Moreno, odrero, era maestresala del abad Juan de Ávila y se casó con Elvira Jiménez de raíces alcalaínas[2].  Incluso, por el año 1522 otro Juan de Ávila, vecino de Granada e hijo de Hernando de Baena, vendía a Aldonza de Ávila, hija de Hernán  Díaz de Ávila,  una huerta y un censo en la ribera del Genil estando presente en la ciudad de Alcalá la Real, a pesar de ser vecinos de Granada[3].
          Relacionado con su ecuador en la abadía alcalaína, se  encuentra un curioso documento de libramiento de préstamos de los mercaderes alcalaínos  Juan Garrido  y Martín López de Orduña, al abad, y, en su nombre y como avaladores “fidadores”,  aparecían Francisco Congosto y Francisco de Morales, vecinos de Ávila, que manifestaban      que  los venerables clérigos Pedro de Frías y Diego Hernández eran fiadores de 81.000 maravedíes al abad junto con Pedro Alonso de Castilla y Martín de las Yeguas , como testigos Fernando Gómez de Moya y Cristóbal Gallego, escribanos públicos, firmando en la Plaza Pública[4]
En años anteriores, encontramos su testamento que publicamos en la revista local de la Virgen de las Mercedes y algunos datos sobre su biografía. En concreto, exponíamos:
Partimos de una serie de documentos testamentares encontrados en el Archivo Histórico Provincial de Ávila. Son en concretos los protocolos  211, 250 y 251 del escribano  Gómez de Camborrio que recogen el contrasto del sepulcro, dos testamentos, un codicilo y todo el aparato de apertura, división de bienes,  y fundación de memorias con motivo de la muerte del abad.
                                               I
            En primer lugar, el primer testamento se llevó a cabo el 26 de marzo de 1550, ante el mencionado escribano y se recoge con la signatura 250(folios 21 y 43). El propio abad lo escribió con su propia letra y firmó con su propio puño en cada uno de sus folios con una preciosa letra cortesana.  Así  lo recoge unos primeros renglones escritos por el escribano con estas frases “fecho por el dicho don Juan de Ávila, se le guardó  a Su Señoría en XIX hojas y media de pliego entero, en cuatro días de abril de 1550 años” Fecho guardo otra por el dicho.  Fecho diósele en sábado siete días de mayo de 1550”.
El segundo fue llevado a cabo por el escribano mencionado anteriormente en sus casas de los arrabales de Ávila, junto al monasterio de Santo Tomás, donde vivía y moraba en 22 de septiembre de 1553 en medio de varios sacerdotes que hicieron de testigo (dos canónigos de la iglesia de Burgohondo, Francisco Gallego y Cristóbal de Arlagos, los clérigos Juan Luis de Vitoria y Domingo Garcez y el procurador Francisco de Peñalosa) y ocupa los folios 340 hasta el 351 del legajo 250. Revoca algunos aspectos del anterior testamento y  fue escrito por escribano, su firma es firme y con rasgos notorios.
      El tercer testamento está muy cercano a la muerte del abad, porque se realizó en 8 de octubre de 1556,  y se levantó ante el mismo escribano en las casas de su morada, ya mencionadas, extramuros de la ciudad y junto al monasterio mencionado, estando presentes por testigos el padre vicario  fray Bernardo de Ladrada, el licenciado Sebastián Delgado, el camarero Francisco Gallego y los clérigos Juan Luis de Vitoria, Juan Bautista Guillamas y Gregorio González. Este testamento se enriquece muchísimo por nuevos personajes que aparecen beneficiados de su mayorazgo, relacionados con la Corte. Además, la firma del abad es muy débil fruto de la debilidad y consecuencia de la enfermedad.   
            El día catorce de octubre de 1556, ya había  fallecido  el abad Juan de Ávila y sus albaceas se dispusieron a llevar a cabo  el inventario de bienes, reconocimiento de rentas de los distintos beneficios y la partición de bienes. Estos son los documentos que completan el legajo 251, desde el folio 223 hasta  el 303.
            Por último, en el protocolo 211, desde el folio 204 hasta el 209, se encuentra el contrato entre don Juan de Ávila y el escultor Pedro de Salamanca para realizar el sepulcro de  sus padres en la capilla del monasterio de Santo Tomás de Ávila.
 
II
EL CARDENAL MERINO Y EL ABAD JUAN DE ÁVILA

Es de sobra conocido el debate entre  la pretendida jurisdicción  del Obispo de Jaén  sobre la abadía de Alcalá la Real. El conflicto se remonta desde tiempos de la conquista de Alcalá 1341 y la fundación de esta institución abacial. Hubo momentos en los que el obispado de Jaén mantuvo ciertas relaciones que podían interpretarse, al menos por el obispado de Jaén, como  manifestación clara de la jerarquía de la abadía alcalaína respecto al Obispado de Jaén por la impartición de sacramentos de órdenes y participación de en los Sínodos del Santo Rostro.  Pero el asunto se radicalizó en tiempos del  obispo de Jaén don Esteban  Gabriel Merino, que pretendió visitarla  para imponer su autoridad con la presencia de gente armada  y procedimientos violentos en 1524. No fueron estas relaciones alcalaínas puntuales con este Obispo. El asunto se remontaba a los primeros años de su vida religiosa, porque, en torno a 1513, ya ordenado sacerdote  recibió dos cargos muy importantes,: uno en tierras  italianas, el arzobispado de Bari por el papa León X y el día 29 de agosto  era nombrado Arcediano de Baeza. Lo hizo en las circunstancias que no compartía el clero baezano, pues fue realizado, con motivo de la vacante de Cristóbal de Mesa, y con una pensión anual pontificia de 20 ducados, lo que dio lugar que, según Caballero Venceslá”.
  Merino quiso asegurarse su pacífica posesión y para esto alcanzó del Papa en 8 de diciembre la consiguiente Bula que le autorizaba para retener en su persona toda clase de prebendas, permaneciendo Arzobispo de Bari. Así, merced a esta concesión pontificia y dispensado por ella del deber de residencia, Esteban Gabriel pudo acumular en su persona una serie de prebendas. Esta acumulación de cargos, obispados y beneficios era, en aquel tiempo, una lacra tan extendida que sólo había de extirpar, y a duras penas, la reforma tridentina. Nuestros viejos cronistas del siglo XVII ponen a la Catedral de Jaén como la primera en que ocupó prebendas Esteban Gabriel Merino. La apertura del Archivo Vaticano a los investigadores, llevada a cabo por León XIII a finales del siglo pasado, permitió al sabio profesor de Historia de la Universidad de Würzburgo, José Hergenrótlier, publicar sus dos volúmenes sobre el fondo documental existente en dicho archivo y referente al pontificado de León X, bajo el título «.Leonis X Regestao) (Friburgo, 1884-1891). Según esta obra, ya clásica y definitiva en su materia, Esteban Gabriel fue antes Arzobispo de Bari que canónigo de Jaén. Nos atenemos, pues, a estos últimos datos que aporta la investigación a la luz del fondo documental vaticano. No se detuvo ahí León X, sino que para mejor premiar el anterior trabajo de Merino en favor de los Orsini, a los cuales pertenecía el Pontífice por línea materna, le concede en 1514 los  frutos de la _Parroquia de Arriovilla (sic), probablemente Arjonilla, y otros beneficios en la Parroquia de Torredelcampo, ambas en la diócesis de Jaén (17). El Papa Médicis completará su obra de protección hacia el Arzobispo de Bari cuando, muerto Fernando el Católico, le envía a España como Nuncio suyo y Obispo de León. De la simple enumeración de cargos y beneficios con que León X manifestó su simpatía y buena voluntad hacia Esteban Gabriel, se desprende al mismo tiempo la alta valoración que en la mente del Papa tenía el nombramiento de Merino como Nuncio Apostólico ante Carlos V será la nota más brillante de su ejecutoria diplomática y, al mismo tiempo, su canonización como dominador del difícil y sutil arte de la política. Merino será el representante del máximo poder espiritual ante el máximo poder temporal en la Europa del momento. La protección que Esteban Gabriel obtuvo del Papa León casi nos obliga, dadas las circunstancias y el ambiente reinante en la Corte pontificia”. 
Y, antes de canónigo de Jaén, como clérigo beneficiado  de Baeza, aparece en un documento de los archivos notariales de Alcalá la Real. en seis de octubre  de 1513 ante el escribano Bernabé  Rodríguez, otorgado en la Plaza Pública de la ciudad de la Mota, por el que el clérigo  Gonzalo Sánchez  de Trasierra,  estado presentes el escribano Francisco de Santacruz y Pedro Pérez, lo representaba en su nombre, para poder  cobrar  del vecino alcalaíno  Cristóbal Álvarez de Fuenteovejuna los beneficios de 6.930 maravedíes de " todo el vino  que le pertenece a Gabriel Merino, clérigo y beneficiado, de Baeza de  beneficio   de esta ciudad  de todo el año presente, que lo recibí comprado del clérigo Gonzalo Sánchez de  Trasierra". Correspondía al periodo comprendido desde el día Santa María de agosto  de 1513 al  año siguiente. No es de extrañar las relaciones de este entorno con el cardenal, teniendo en cuenta que muchos miembros del cabildo estaban relacionados con Gonzalo Fernández de Córdoba, en este momento que compartía el gobierno de Loja y en Alcalá se mantenía el corregimiento de Luís Fernández  de Luna. 

 Más tarde las cañas se volvieron lanzas. En concreto (1524), tuvo lugar la entrada del cardenal Merino, obispo de Jaén y arzobispo de Bari, para hacer valer su jurisdicción sobre tierras de la abadía de Alcalá la Real, con motivo de una visita que afectó primero a la Iglesia Mayor Abacial de Alcalá la Real y luego a la vicaría del Castillo de Locubín. No agradó en modo alguno esta imposición al abad ni al clero alcalaínos, que acudieron a la Corona para que hiciera justicia ante lo que calificaban una fiducia del  cardenal[5]. Se le otorgó poder a Bartolomé de Arce Broslada, vecino de Granada en la Chancillería para protestar la llegada del obispo a esta ciudad con el poder de visitarla imponer la autoridad por fuerza sobre el abad alcalaíno. Pero en el traslado que se encuadra el documento aparece el poderista tachado y, en su lugar, se cita a Luís de Ortega, clérigo de Alcalá la Real, y posteriormente párroco de Santo Domingo de Silos.
 Esto obligó  a una real provisión del rey Carlos I,  en la que el abad Juan de Ávila razonaba su  sujección al Papa y en apelaciones a la iglesia de Toledo y Jaén de modo que no  celebraban las visitas diocesanas en esta tierra como en otros pueblos de Jaén de una manera ordinaria, Recoge el documento las informaciones anteriores ante la petición del provisor. Ante la entrada del cardenal  MERINO por la fuerza  en la Iglesia Mayor se quejaba, y manifestaba la oposición que mantuvo con el provisor y los clérigos alcalaínos; no solo entró si no se le entregaron las llaves del sagrario de otras iglesias apoyado del alcalde Briceño ; también lo hizo en el Castillo de Locubín. Pidió el abad alcalaíno amparo en la Corte y que se promulgara una provisión real para confirmar el patronazgo real y su carácter exento y vere nullius en 28 de enero de 1525. A pesar de los testimonios de los dos litigantes, cada uno presentó alegaciones para defender la sujeción o  la independencia según el caso. Y se pudo comprobar que no perteneció nítidamente  a ninguna diócesis del entorno  y se organizaba como abadía de patronato real. Un nuevo documento nos aclara la protesta del abad, por medio de su vicario y provisor, a la que se sumaron los clérigos de la ciudad. Es un poder que le otorgaron primero a un miembro de la Chancillería, pero fue sustituido por el cura Luís de Ortega
Tres años después se anexionaron  dos tercios de los diezmos para la Capilla Real de Granada, y también intervino el cardenal Merino con una posición de jerarquía sobe la abadía, pero Alcalá la Real pudo, al menos, soslayarse del pago de esta carga en tiempos del abad don Juan de Ávila. En 1538, todavía se mantenía el pleito de jurisdicción y  la aplicación perpetua. Este es el documento de poder que se encuentra ante el escribano Bernabé Rodríguez, con fecha de 31 de diciembre de 1540.Don Juan de Ávila, se declara  abad de las abadías de  Alcalá la Real Burgohondo, y además se encontraba, por aquellas fechas en Alcalá la Real, ya que su residencia de vecindad era en Ávila, donde mantenía casa familiar y palacio a las afueras de la ciudad amurallada. Concedía pode a Juan Gallego y Hernando de Arroyo, Cristóbal   Álvarez y Macías de  la Cuba, sus vecinos criados de la ciudad de Ávila para que lo representaran y lo hicieran a su vez con  la abadía,  ante el emperador Carlos V y lo miembros de su Consejo,  y Jueces u órganos de la Justicia para interponer apelaciones, hacer probanzas, ganar provisiones, entablar pleitos, y  nombrar representantes.  Y cita, en concreto, el pleito entablado ante la Corte y miembros del Consejo con el Obispo de Jaén.


 A través de las clausulas jurídicas acostumbradas, se permitían a los poderistas, capacidad para relevar a procuradores, contraalegaciones, presencia y representatividad.  Los testigos Cristóbal Muñoz el Hierro, Hernando de Morales y el mercader Bartolomé de Santa Cruz. Y lo refrenda con su firma de puño y Letra.




 










III
LA ESTANCIA ALCALÁINA DEL SEÑOR ABAD DON JUAN. 


Otros tres nuevos documentos nos sirven para relacionarlo con su estancia en Alcalá la Real: son dos poderes y un contrato de compraventa de una casa en Ávila ante el escribano Bernabé Rodríguez en 1542. Curiosamente, corresponden unos días antes de marchar de Alcalá, como deducíamos por el testamento: Aunque estaba relacionado con la abadía por medio de sus  provisores, el abad marchó de Alcalá en 1542, tal como se manifiesta en la partición de bienes realizada a finales de octubre de 1556.
El abad vivía en la posada y casa de su provisor Diego Hernández, casa austera y sobria donde dejó los utensilios tras su marcha.
El primer poder  en 20 de mayo de 1542 en la ciudad de la Mota. Le otorga el poder a su secretario en Ávila Hernando de Morales, y  a sus criados García de Cardeñosa y Macías de la Cuba para que puedan intervenir en todos los Asuntos representándolo en su nombre, tanto de índole eclesiástica y civil, siendo testigos Cristóbal Nuño Hierro y Bartolomé  Diego de Mágina y Pedro Marañón.



El segundo poder se lo otorgaron al regidor Pedro Fernández de Alcaraz y al jurado Juan de Aranda, y a su provisor en Alcalá la Real Diego Hernández en 30 de mayo del mismo año y en la misma ciudad para que lo representaran en todos asuntos y trámites de la Chancillería de Granada. Fueron testigos sus criados  y servidor Juan Vázquez y Francisco Gallego, y su mayordomo.






El tercer documento es un contrato de compraventa entre su camarero, por la fecha de la firma residente en Alcalá la Real, Cristóbal Nuño Hierro y el propio abad, por el que el segundo le compraba sus casas linderas  con las del abad en ´Ávila, junto al monasterio dominico de Santo Tomás de Aquino. Eran linderas por una parte con las casas del abad, por otra parte con las casas donde vivía el abad, por otra con casas del abad que vivía su criado Alonso de Bonilla, por espaldas con callejuela, por delante con calle Real, y por la delantera con los adoquines que tenía puestos el abad. Lo cifraba en la cantidad de 80.000 maravedíes, ya que eran una donación anterior, Se puso como condición que su camarero y su esposa habían de vivir durante todo el tiempo de su vida. Lo aceptaba sin poder morar ningún familiar y con la obligación de retejar y hacer reparos. Se hizo en Alcalá la Real a dos de junio de 1542. Fueron testigos en la morada del abad, Juan de Aranda, hijo del jurado Juan de Aranda, el prior jurado y el provisor Diego Hernández.
Es curioso que el abad se declare de la ciudad de Alcalá la Real y de la de Burgohondo por la santa Iglesia de Roma, manteniendo el litigio de jurisdicción con el cardenal Merino por la pretensión de la competencia de potestad diocesana de Jaén  sobre la abadía de Alcalá la Real. 





[1] GARRIDO ESPINOSA DE LOS MONTEROS. Diego. Historia de la Abadía de Alcalá la Real. Edición Francisco Toro Ceballos y Domingo Murcia Rosales   Diputación Provincial de Jaén. 1996. PP 41-69. JUAN LOVERA, CarmenAbades alcalaínos de la primera mitad del siglo XVI. Programa de la Virgen. 1991. Abades alcalaínos de la primea mitad del siglo XVI. (continuación).Programa de la Virgen. 1992. Más sobre el abad don Juan de Ávila, la ermita de San Bartolomé y las vidas alcalaínas”. Programa de la Virgen. 1993. Nuevos datos sobre el abad don Juan de Ávila. Programa de la Virgen. 19934.  MURICA ROSALES, Francisco. La tumba del abad  don Juan. Programa de la Virgen. 1992. Ddaban guzmán, Ester. Confusiones  en la ciudad de Ávila. Programa de la Virgen. 2005.

[2] AAVV. Juan Martínez Montañés. Cuadernos del Patrimonio al alcance de los Escolares. Alcalá la Real. 1996.
[3] AHPJ. Escribano Bernabé Rodríguez Caja 4544. . 8 de febrero de 1524.
[4] AHPJ. Escribano Bernabé Rodríguez. Ibíd. Fecha de  la fianza de  20 de diciembre de 1520.
[5] AHPJ. Escribano Bernabé Rodríguez, Documento de poder que realiza el vicario y provisor Juan de Fuentesdaño, del abad Juan de Ávila 20 de noviembre de 1524.





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