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domingo, 21 de junio de 2020

CAPITULO XXII. LA MEZQUITA QUE SE HIZO SEDE ABACIAL.


















  El jeque se fijaba en aquellos cimientos y comparaba con otras mezquitas. Comprendía que era un templo pequeño. No lo tenía claro en modo alguno. Se daba cuenta de que, antes de la actual iglesia, se distinguían en su planta los restos arqueológicos que se remontaban a la prehistoria y constataban el paso de varias civilizaciones en este cerro. Con ayuda del guía del alcalde, pudo comprobar que, del mundo de los metales, en el ángulo interior del actual templo se conservaban restos de un silo y el entorno de una choza que debió estar cubierta con retama y apoyada en mampuesto.
- En el interior, cerámica y raederas entre otros utensilios nos muestran el grupo humano que se remonta a los primeros milenios antes de Cristo-le decía el guía, mientras les señalaba el agujero del silo. 
-No hay constatado ningún testigo del tiempo de los íberos, pero debieron hacer presencia-apostillo el otro asesor. Entretanto, se dirigieron a la cabecera donde quedaban restos de los romanos  y dejaron para la posteridad varios aljibes y muestras del opus coementitium y de sillería de grandes dimensiones probablemente de un castro.
- No tiene ninguna fiabilidad científica el atribuirle a la ciudad de Alcalá topónimos como Ula o Sucaelo, que fueron fruto de la fantasía y ombliguismo de nuestros antepasados
Junto a estos, ya avanzado hacia el cuerpo de la iglesia, le indicaba la presencia de tumbas antropomórficas se nos remonta al periodo de la ciudad de Alcalá la Real donde los visigodos y mozárabes. Pero lo que no dejaba  duda alguna era el continuo asentamiento de época musulmana que se transformó a lo largo de los siete siglos de su dominio.  Desde aljibes medievales hasta restos de tumbas musulmanas excavadas en roca, así como el arranque de muros comentados que pudieron reutilizarse a partir de una primera mezquita aljama.
-Se muestra una ciudad preocupada por el abastecimiento del agua.
-Castillo sin aljibe, enemigo dentro-apostilló el asesor.


  -¿No nos quedamos comentando las incursiones castellanas, ya en tiempos del reino nazarí de Granada?
-No le puedo aportar datos. Pocas son las noticias acerca del poblamiento en la época musulmana, lo que destaca es su carácter estratégico en el camino entre Granada y el reino de Castilla y León y el ambiente comercial que predominaba dentro de su castillo. No es extraño que tuviera gran importancia política esta fortaleza con respecto a otros hins y calat de su derredor, lo que coincide con el hecho de que en su lugar nacieron y vivieron importantes personajes, y, además, se asentaron algunos literatos significativos del mundo andalusí como Ibn Jatib.  Por lo demás, los terrenos y los futuros arrabales en torno a los caminos se describen como una zona de ruedos, muladares y viñedos que coinciden con fuentes documentales cristianas posteriores. 
-No hay documento musulmán.- dijo el asesor. Déjame que parta del conocido libro Los Miráculos de Pero Martín, así se describía la Alcalá del siglo XI y XII sin poder determinar los espacios comprendidos entre los arrabales y la ciudad fortificada:  “En este relato de Pedro Martín hay también varias referencias sobre las tierras de Alcalá. Una Alcalá que pertenecía al reino moro, flanqueada de territorios de la Orden de Calatrava, con unas tierras plagadas de viñedos, habitada en su fortaleza, donde había personas que se ocupaban de abastecerse para librarse de los fríos. Un lugar que era fundamental en la ruta entre el reino de Jaén y Granada, porque pasaba un camino fundamental para las correrías de los reyes granadinos cuando se adentraban en tierras castellanas”. 
-Y, coexistían, había paz y guerra.
-Claro que sí. Pero llegó el final de la presencia árabe. Tras las incursiones de los infantes Pedro y Juan a la Vega de Granada y la batalla del Salado, el rey Alfonso XI llevó a cabo la conquista de la poderosa e inexpugnable fortaleza de Qalat Bau Sayd. Primero, en los meses últimos de 1340 llevó a cabo una tala de los campos alcalaínos hasta tal punto que conquistó definitivamente los arrabales viejos el 20 de diciembre, día de Santo Domingo de Silos.  Tras la estratagema de retirarse y tratar de conquistar Málaga, simulando engañar al rey granadino envió sus tropas a Málaga y dejó al descubierto la fortaleza alcalaína. Pero, el rey castellano desde Baena volvió sus tropas a Alcalá, asedió Locubín para facilitar el aprovisionamiento de sus tropas. Y asedió la ciudad fortificada alcalaína con ocho piezas de artillería, que atacaron al baluarte de su torre principal, sin resultado positivo, y donde se albergaba un gran aljibe. Llevo a cabo una labor de ingeniería socavándola en sus cimientos; cortaron el camino de contraataque musulmán tomando Íllora, hicieron capitular Locubín y los soldados llegaron a controlar el segundo aljibe y se intensificaron el asedio. Yusuf I se acercó con tropas de refuerzo a Moclín, pero fueron sorprendidas por las castellanas al mando del maestre de Calatrava Alfonso Méndez. Al no recibir ayuda los habitantes de la Alcalá de Ben Zayde capitularon, la entregaron la en el mes de agosto de 1341 y trasladaron a los vecinos alcalaínos a Moclín sin firmar pacto alguno con Yusuf. 
-Es verdad, pasó a manos castellanas. Pero su entorno era musulmán, la frontera estuvo muy cerca. Otros Pirineos del Sur.
-La ciudad de Alcalá la Real jugó un papel fundamental y estratégico entre el reino de Granada y los reinos de Castilla y León. Como puerto interior, era un punto esencial y obligado para el paso de las tropas, trasiego de mercancías, tránsito de viajeros y refugio de tropas de defensa. Su fortaleza se hallaba en un cruce de caminos que provenían del Valle del Guadalquivir, de las tierras granadinas, de la Mancha y del Levante.  Pronto, la estabilidad política y el crecimiento de su población obligaron a pasar de un castillo defensivo a una extensa fortaleza, compuesta de diversos barrios en torno a sus correspondientes cinturones que se ampliaron gradualmente, a lo largo de los siglos XIV, XV y XVI con la llegada de nuevos vecinos para repoblar esta ciudad.  
   -Se fueron nuestros antepasados a Moclín, vinieron nuevos repobladores, un destacamento militar ocupó la plaza, ¿qué cambios nuevos hubo?
-Tras la toma de la ciudad y la marcha de los moradores musulmanes a la ciudad de Moclín, el rey Alfonso XI distinguió a la ciudad con el apelativo de la Real cambiando su nombre musulmán de Benzayde. Y repobló con castellanos de otros pueblos anteriormente conquistados la ciudad llevando a cabo un repartimiento de tierras, casas, ruedos, y lugares. En 1587, el alcaide Pineda  se refirió a sus primero moradores cristianos, cuando la cifra de toda la ciudad de Alcalá superaba los 2.457 vecinos y 51 eran hidalgos.
-Un cambio profundo.
-Déjeme que se lo relate con las palabras del alcaide:  Cuando Alfonso XI ganó la ciudad, al principio quedaron pocos  caballeros, hijos de algo antecesores de los que agora ay, y algunas otras gentes de entrada, todos hombres de guerra, muy aficionado  a su servicio., muy pocos que no bastarían para defender el cercado , porque era mucho y no había quien viviese en la ciudad por ser grande el peligro en que quedaba ni había aprovechamiento en campo, por ello dieron grandes privilegios y vinieron gentes a poblarla lo cercado, los reyes moros usaban para referir estas fuerza “gente más temida de Andalucía” sino que ninguna vez que entraron los moros a correr en Andalucía que volvieron con su presa e cabalgada de niños  e mujeres e hombres no se las quitasen la gente de Alcalá, (…) les dieron mercedes y estima , durante 150 años  los RRCC y Juana loca, permitió vender en Granada frutos de su cosecha; Carlos I dio merced de 10.000 fanegas montes concejiles y otros montes para roturárselos y enrasarlos a su voluntad y repartírselo entre ellos. Se vinieron muchos vecinos de ellos a esta ciudad a goçar de estas tierras que se daba a nuevos vecinos y estos poblaron fuera de lo cercado mucho más apacible y hubo pleito.
     -Pero no solo se vive de la guerra. ¿Debió estar protegida por los Reyes?
-Hasta el reinado de los Reyes Católicos se mantuvo la ciudad como Puerta de Castilla a Granada junto con la ciudad de Antequera y se protegió a sus moradores concediéndoles una serie de privilegios, mercedes y pagas de alimentos y de dinero para afrontar los peligros que suponía una frontera que se mantuvo cerca de 150 años.  Según la conocida paga de tercias de tiempos de los Reyes Católicos se partía de 50 caballeros, 150 ballesteros, y 300 lanceros, lo que daba una cifra de unos dos mil habitantes. La guerra y la paz caracterizaron estos años de fronteras, lo que dio lugar a un amplio desarrollo de cautividad. El urbanismo de la ciudad reflejaba un trazado sinuoso, y con gran número de impedimentos, por ausencia urbanística de calzada y calles públicas, así como una gran abundancia de obstáculos físicos (peñas, peñascos, barrancales, rugosidad y aspereza del terreno). La mezquita aljama se transformó en una iglesia gótico-mudéjar, la mezquita del Arrabal Viejo se convirtió en iglesia de la primera parroquia con el nombre de Santo Domingo de Silos y el morabito de la calle Zubia albergó la residencia y capilla de los trinitarios en torno a la carrera. En el ruedo, se encontraban terrenos repartidos para los caballeros, en forma de heredades para sembrar trigo y aranzadas de viñas, la dehesa boyal, y el ejido de la ciudad. Algunas alquerías, se encontraban cercanas a las fuentes del derredor- paraje de san Bartolomé, el Cauchil, las Azacayas, Fuente de la Salud, y en las zonas rurales que darán lugar a las aldeas de Charilla, Pedriza, Cequia.
 Por mucho que preguntaba el jeque no podía responder más cuestiones sobre la mezquita aljama. El jeque se la imaginaba con un pequeño cuerpo en forma de rectángulo y un pequeño patio abluciones, probablemente en torno a un pozo que se encontraba en los actuales de la iglesia, oculto por el nuevo entarimado de piedra artificial. El guía, por su parte, apoyado por el alcalde, seguía comentando la iglesia Mayor Abacial. Con el el nombre de parroquia de Santa María la Mayor,  y estuvo dedicada a la Asunción de Nuestra Señora. Era la sede de  la Abadía de patronato real concedida en 1341 por el rey Alfonso XI. La primera iglesia cristiana parece que ocupó la antigua mezquita aljama y fue sustituida de por un templo de menores dimensiones que el actual, de estilo gótico mudéjar similar a la iglesia de Santo Domingo de Silos.  Fue sede la abadía de patrimonio real fundada por el rey Alfonso XI que nombró a don Gil de Albornoz, como primer abad y se puso bajo el nombre de Nuestra Señora de la Asunción en conmemoración de esta fiesta mariana que trataron de que coincidiera con la erección de la iglesia.  Para engrandecerla, los reyes le concedieron el quintado de las cabalgadas, que pertenecía a la Corona, con el fin de motivar a sus defensores en la defensa de la frontera y aliviar de las cargas a los obispados de Córdoba y Jaén. Su importancia radica en que muchos abades ostentaron el título obispos o ascendieron a arzobispos, incluso hubo tres cardenales y un papable. 
            Pocos datos se encuentran de este primer templo cristiano salvo la referencia a varias sepulturas que ilustran de unas gradas de acceso al altar mayor y capilla principal, de las tumbas cercanas de los Aranda, de la capilla de la Sagrario y arranques de los muros. De tres naves, separadas por arcos formeros y la capilla por el toral, estaba flanqueada por las capillas de Santa Catalina y que servía de sagrario y la de Santiago. Junto a ellas, la torre del Reloj y el vestuario o sacristía. A lo largo del cuerpo, existían capillas dedicadas a Cristo del Perdón, del Descendimiento, del Cristo de la Columna, San Blas y la Antigua. Adosado al flanco sur se encontraba el claustro comentado, la arcada gótica corresponde con el subsuelo del altar mayor y el pudridero de los enterramientos. Durante el tiempo que permaneció este templo, el abad  Antón Sánchez recibió  una custodia para la capilla del Santísimo Sacramento, el abad Juan Rodríguez / 1399-1426) permitió que se enterraran varias familias en torno al capilla mayor por haber cooperado en la defensa de los territorios de la Orden de Calatrava. En tiempos del abad Juan Alonso Chirinos, se inició la capilla del deán,  y  con Pedro Gómez de Padilla (14561486) se celebró el primer Sínodo  y se establecieron las Primeras Constituciones e inició  las obras de enterramiento en el arco del coro; con el abad Alonso de Burgos se había ampliado la iglesia primigenia con varias capillas, la de los Aranda, el Descendimiento o de las Angustias,  Cristo de la Columna y colocó un retablo con la imagen del Cristo con la cruz a cuestas  a apareciéndose a san Vicente Ferrer. Con Valeriano Ordoñez de Villaquirán se hicieron unas segundas constituciones.
-¿Debió ser importante?
- Estaba situada en el extremo suroriental de la ciudad fortificada ocupando un lugar privilegiado en el barrio noble de la ciudad. Actualmente, su silueta junto con la del castillo, murallas y torres definen el emblema de la ciudad de Alcalá la Real. 
-Contemplo que en su entorno se encuentran la torre de campanas, la capilla del Deán, el Claustro, la Sacristía y las casas de Sacristán. Parece  un rectángulo de dimensiones proporcionadas de modo que la anchura es doblada por la longitud tanto en su interior como en su exterior.
-Exactamente 45 X 20 metros, donde se distinguen perfectamente las tres partes del templo: el de los pies con 7.5 metros y un estilo diferente al resto de la iglesia, el cuerpo con 17.15 y la cabeza o presbiterio dividida en tres naves, el altar mayor y dos capillas colaterales. 6.23. La altura varía según las secciones que va de los º0.76 del primer cuerpo a los 4. 80 del segundo. Destaca la cornisa volada de cuatro fachadas: la oriental más austera dividida en tres calles, correspondientes a la capilla mayor, algo más adelantada y dos colaterales relacionadas con las capillas interiores. Los tres cuerpos se encuentran divididos por un retranqueo en la parte baja; el segundo totalmente liso por una imposta y en el tercero se abren dos ventanas rectangulares en las paredes de las capillas. Este cuerpo se corona con una cornisa de ménsulas intermitentes y cenefa de dardos y ovas, a la que se añade un pretil protector del tejado con cuatros pináculos de tipo flamígero o flameros.  Giran hacia la derecha y se adentran en la Torre de campanas, que. De planta prácticamente rectangular y de 41 metros de altura, se alza mediante cuatros cuerpos que corresponde con la planta del templo, el trascoro, la sala del reloj y la sala de campanas. Esta escalera de husillo adosada por la parte NE tiene 127 peldaños y se ilumina en su interior por medio de troneras, algunas con simulados arcos de herradura y con huellas de fuego de concentración en la fachada. A medio camino, se encuentra la fecha de 1631 y en la cupulita que cierra el husillo la fecha de 1551, que coincide con la de la puerta de entrada de los pies de la iglesia, con un atrevimiento de forma sesgada y con la leyenda acabose esta porta y con huellas de cartela.  
Suben hacia la planta tercera, donde se encuentra la Sala del Reloj, porque se colocó un reloj legendario, pues debía estar relacionado con las campanas, que los Reyes Católicos donaron esta campaña de la iglesia primitiva para que se escuchar en todo su ruedo. Este reloj se mantuvo hasta los años treinta del siglo XX. Con una cubierta de bóveda nervada estrellada, se ilumina por medio de una ventana que se asemeja a las saeteras. 
Descansan y acceden desde este recinto a la terraza del tejado de la iglesia Mayor Abacial, por medio de una puerta y una escalinata en cuyo trasdós epigrafiado con el anagrama de la firma de Lázaro de Velasco, la fecha de 1577 y un  texto latino 
-Otra vez con los latines.
- Esto dice Delecta mea et ign…incompleto, que alude   versículo 7 del salmo 24, que dice    DELICTA IUVENTUTIS MEÆ, ET IGNORANTIAS MEAS NE MEMINERIS. SECUNDUM.  En nuestra lengua romance, No te acuerdes de los pecados ni de mis faltas de juventud
-y otro más con calavera incluida.
- Sí,  un peldaño más arriba una calavera con MENTO MORI. Poco clásico y amoroso. Arrepentimiento, ACUÉRDATE DE QUE TIENES QUE MORIR. 
En el interior de la sala, desde se observa una gatera para introducir la cuerda de la campana, se ofrece una muestra de restos del yacimiento de la Mota, así como paneles ilustrativos sobre el templo, sus arquitectos y su desarrollo constructivo.
 Regresan a la escalera, y suben a la Sala de campanas,  recientemente restaurada en 1981 tras caerle un rayo que le afectó en los años cincuenta del siglo pasado. Se cubre con una bóveda de crucería que abre por sus cuatro lados con ochos huecos, para dos campanas cada uno. Y comienzan a detenerse en las 4 campanas.
.Qué dice la mayor.
-Una,  la María de las Mercedes, (1699) obra de Juan Bautista de Mier, se encuentra deteriorada y se le relaciona con la  donación legendaria por el dicho  Campana María me llano, /cien quintales de peso, / quien no me crea/ que me coja al peso/, desde la Mota a las Cruces/, y de las Cruces  a la Mota).
-Una lectura muy frecuente en otros pueblos de España.
-La segunda  la de San Cristóbal ,de Antonio Hontañón
-Y la tercera;   Fernando de Venero fundió la de Santo Domingo de Silos(1746).
 Observan, por encima de la sala de campanas,  que se eleva el chapitel, al que se acede por una gatera o trampilla y es una pirámide retranqueada con ocho caras, por las que le entra la luz a través de unas ventanas con adorno troncoconal. Encima del chapitel se encuentra la bola, la veleta achatada y la cruz.  Una barandilla da balaustras y escudos protege su planta. 
           
Descienden al trascoro, que se  ilumina por sus cuatro paredes con una claraboya,  por una puerta  comunicando con la torre, se abre una pequeña ventana que se orienta hasta el ala del Evangelio, desde donde los músicos podían ver la entrada de los sacerdotes a las ceremonias religiosas. Esta sala cuadrada se cubre con una bóveda octogonal gallonada sobre trompas, que convierten a los tetramorfos en elementos sustentantes., muy del gusto de influencia italiana de Lázaro de Velasco. Bajo el trascoro, la capilla del baptisterio del Descendimiento.   

Bajan, de nuevo, a la iglesia. Por otra escalera más original, muestra de unos buenos canteros. Por este  acceso se adentra una  escalera de caracol que sube al coro y trascoro, y de este último se abre una entrada a mitad de la escalera de husillo. Esta escalera de caracol se encuentra dentro de un Torreón almenado que alberga en su interior un eje espiral desde sobresalen peldaños de una sola pieza. Destacan en esta escalera el angelote que cierra el eje, la cúpula gallonada muy esbelta, la portada con arco carpanel y una cartela bilingüe de IHS, Iesus hominum Salvator, Jesús Salvador de hombres y el anagrama griego XPS (Jristos). Las puertas de entradas del coro y trascoro son sencillas, pero muestran una diferencia de estilo muy evidente entre su exterior de ambas con veneras en el dintel y jambas y el acceso al trascoro, lo que es muestra de la huella de Lázaro de Velasco. Desde allí, comienza a explicar de nuevo la historia de la iglesia. 
-Pare, pare, son datos importantes para valorar su precio, pero sería muy cansino entretenernos en estos detalles.
El guía saca de su cartera un dossier y se lo  entrega al ayudante del jeque. Estos eran sus contenidos.  

            La antigua iglesia sigue la línea estilística y constructiva de las iglesias andaluzas que se iniciaron a principios del siglo XVI, de planta de salón y de tres naves separadas por seis pilares. En las actas del siglo XIX se recogía que fue diseñada por Diego de Siloé, y , de lo que no hay duda de que intervino su maestro de obras Martín de Bolívar  en los primeros tramos de los pies a partir de los años cuarenta; posteriormente fue continuada por Miguel de Bolívar y  Ginés Martínez de Aranda a partir de los años ochenta bajo las trazas de Ambrosio de Vico que le imprimieron un clasicismo y una atrevimiento constructivo al cuerpo de la iglesia con una soberbia cubierta sobre una volada cornisa sin las tres naves, para volver al presbiterio de tres naves, la capilla principal y dos colaterales que diseñó Vico, pero intervinieron otros arquitectos como Francisco Gutiérrez, Luís González, Ginés Martínez de Aranda y Fray Cristóbal González.

EL INTERIOR Y TECHUMBRE

            La antigua iglesia sigue la línea estilística y constructiva de las iglesias andaluzas que se iniciaron a principios del siglo XVI, de planta de salón y de tres naves separadas por seis pilares. En las actas del siglo XIX se recogía que fue diseñada por Diego de Siloé, y , de lo que no hay duda de que intervino su maestro de obras Martín de Bolívar  en los primeros tramos de los pies a partir de los años cuarenta; posteriormente fue continuada por Miguel de Bolívar y  Ginés Martínez de Aranda a partir de los años ochenta bajo las trazas de Ambrosio de Vico que le imprimieron un clasicismo y una atrevimiento constructivo al cuerpo de la iglesia con una soberbia cubierta sobre una volada cornisa sin las tres naves, para volver al presbiterio de tres naves, la capilla principal y dos colaterales que diseñó Vico, pero intervinieron otros arquitectos como Francisco Gutiérrez, Luís González, Ginés Martínez de Aranda y Fray Cristóbal González.
            Sus pilares y muros sustentan el cerramiento, bóvedas y cubiertas desde la propia roca como sitio de cimentación, lo que ha permitido afrontar muchos movimientos sísmicos y adversidades a lo largo de la historia. Los cuatro pilares de los pies son circulares, aunque el cuarto es mucho más complejo porque sustenta la torre y sus habitaciones, el coro y trascoro; los cuatro del presbiterio son de sección cuadrada, con adosamiento de semicolumnas, Los arcos formeros, los perpiaños y los de las bóvedas de los muros formantes parten de franjas en forma de capiteles unidas por molduras de ovas y dardos entre ménsulas. Las bóvedas son de crucería estrellada, ofreciendo algunas diferencias, más planas la de debajo del coro; las del cuerpo de la iglesia era de medio cañón en 1599, que se protegió con un artesón y actualmente en 1991 se colocó una cubierta de madera laminada de pino insignis escandinavo que cubrió el espacio abierto por los franceses tras incendiar la iglesia en su retirada. Se sabe que tres bóvedas cubrieron el presbiterio, la central de con cúpula sobre pechonas, tambor, linterna y media naranja y las dos laterales rebajadas y elipsoidales, en tiempos de Pedro de Moya, cuyos cuatros escudos y la fecha de 1627 se encuadraban dentro de las pechinas. Los sillares isodómicos son de piedra arenisca, de las canteras de los Llanos y de la propia ciudad fortificada, algunos lugares se revistieron con pinturas de los Raxis y se reutilizaron los sillares de la antigua iglesia. 
           
LOS PIES
En sus pies, de rica decoración y estilo plateresco se abren seis espacios cuadrilongos por medio de cuatro columnas centrales, cuyas dimensiones difieren en altura y anchura destacando la central y la del evangelio y en sus enjutas aparecen medallones y animales o quimeras, que se restauraron en los años noventa por la II Escuela Taller de Patrimonio. Bajo sus bóvedas nervadas, se divide el espacio en dos cuerpos, uno bajo y otro superior que conforma el coro y avanzaba mucho más hasta los primeros pilares. En el primer tramo de la nave del evangelio, se ubican dos capillas y encima de ellas el  trascoro, en la parte baja la capilla del baptisterio , a la que se accede por medio de dos arcos de medio punto, el  de la parte central rebajado.
 Está cubierta con una bóveda  sobre pechina  de tres elipses concéntricas  ( una de guirnalda de laurel y rosas, la segunda con dardos y oval y la central de lazos que envuelve  una linterna ciega de doce estrellas de ocho puntas que se relaciona con las tribus de Israel o los doce apóstoles) . Destacan los elementos decorativos propios del plateresco con veneras, rosetas y hojas de canto y, sobre todo, los medallones, que recogen varios rostros de personas en actitud agitada, que algunos relacionaba con los miembros patronos de la capilla de enterramiento, y no hacen sino repetir motivos muy propios de otros monumentos:  El Temor, la Sabiduría, La Prudencia, En su interior dos hornacinas se abren en el muro, destacando una en forma de venera, lugar de la pila bautismal  y rematada con una leyenda en su arco que recoge  el  mensaje del cuadro del Descendimiento que ocupaba esta capilla. Si quis vult me sequi, deneget seme e ipsum et tolet crucem suam et sequatur me (Si alguien quiere seguirme que tome su cruz y me siga).
CAPILLAS
 Siguiendo la nave del Evangelio a destaca la capilla de San Pedro que agrupaba al clero secular de la ciudad en una hermandad del mismo nombre y cuyo retablo se colocaba bajo un arco de medio punto, cajeado con la ornamentación tradicional plateresca de veneras, acanto en la clave, y en las enjutas los escudos de las llagas de San Francisco y el de San Pedro con la leyenda Tibi dabo claves regno caelorum (te daré las llaves del reino de los cielos. EL frontón se corona con una cruz lorenzana y encima el escudo de Juan de Ávila.
En la nave de la epístola, se abre al muro con un arco de medio punto donde se alberga un mausoleo neoclásico del abad Esteban Lorenzo de Mendoza y Gatica, y a sus pies una cripta, donde fue enterrado el abad Somoza; en el muro meridional se abre otro arco en cuya cartela estaba colocada la palabra EXPÓSITO, que era el lugar donde se dejaban los niños expósitos para que fueran atendidos por las fundaciones eclesiásticas y civiles. Tras esta capilla, le sigue la portada comentada de acceso al torreón circular y en el segundo tramo la capilla de Santa Rosa, de la familia Dávila e Irutia cuyos escudos  y el de los Padillas y Mesa se muestran en las enjutas.  Debió ocupar un escudo sobre la cornisa dentro del medallón orlado por aletones.

EL CUERPO DE     LA IGLESIA
            El cuerpo de la iglesia refleja el renacimiento clasicista de Vico reformando las trazas de Martín de Bolívar en un espacio de 20 x 16 metros y las obras. En su mayor parte, se llevaron a cabo en tiempos del abad Maximiliano de Austria por los años setenta y ochenta del siglo XVI. En los muros perimetrales se abren seis capillas, tres por las dos alas del templo con arco de medio punto sobre pilastras toscanas y en su interior la capilla hornacina propiamente con otro medio punto. Sobre unos óculos en este cuerpo se abren otros arcos ojivales que arrancan en forma de una cornisa atrevida para sostener la bóveda .
            Se ubicaron las capillas de la antigua iglesia gótica en el nuevo templo renacentista- En el ala del Evangelio  a partir de los pies, la de San Blas que se remonta a la fundación de los Díaz de Villalobos a principios del siglo XVI, las siguiente  la de Santiago y  ocupó la puerta del Cristo del Perdón, cuya imagen fue realizada por Nicolás de Raxis siguiendo la iconografía del  patrón de España montado a caballo, la del Santo Ángel de la Guarda, cuyo extradós recoge la leyenda ANGELUS CUSTOR… que cuidó cómo patrono y estuvo enterrado  el  abad Alonso de Mendoza, en cuyo tiempo se colocó la techumbre de la iglesia actual con una bóveda de medio cañón diseñadas por Francisco Gutiérrez y  le colocó los objetos sagrados( el cáliz que se conserva en el templo de las Angustias), las salmillas e historias, vinajeras, frontales, patena y alfombras , así como realizó la cripta funeraria, donde se encuentra su cuerpo decapitado por algún usurpador de lo ajeno.
            Por lo que respecta al lado de la Epístola siguiendo el mismo itinerario, se encuentra en primer lugar un arco dintelado, interior de la portada meridional. A continuación la capilla de Nuestra Señora de la Antigua, cuya cripta se excavó por los años noventa en el inicio de la reforma actual del templo, perteneció su patronazgo a los Narváez de Padilla y, seguidamente una capilla en cuyo interior se abre un puerta de acceso a la antesacristía  antigua y actual patio del cabildo  con una portada retablo, compuesta de piso bajo adintelado y frontón partido que encierra  dentro del círculo del ático la inscripción latina  INGEDIERIS TU QUISQUE HOMO  LIBARE TONANTE IAM VETERI EXUTO SUSCIPE RITE NOVU, . EX PAULO AD EPHESIOS . 4. Un texto adaptado al espíritu humanista de la época. Tu cualquier hombre que vengas a hacer libación al Dios Omnipotente, una vez despojado de la antigua vestimenta, toma, según el rito, el nuevo. Muy apropiado al lugar y cuyo hueco se cierra con una puerta de cuarterones de madera del tiempo del abad  Galcerán Albanel, como muestra los  escudos  de este abad y del papa de aquel tiempo Paulo V.
PRESBITERIO
La cabecera culminó la obra de este templo y se acabó en 1627, fue diseñada por Vico, siguiendo el criterio de los pies con una capilla central y dos colaterales y el origen gótico mudéjar de armaduras de piedra. En las capillas del evangelio se encontraba la de Santa Catalina, que cambió su nombre por el de la Virgen de las Mercedes con un retablo de Ginés Martínez de Aranda y cuadros de san José con el Niño, Santa Ana, santa Catalina y san Antonio.   Este altar, privilegiado conseguido en1615 por Francisco de Pineda, atrajo la devoción popular, y engrandeció a la capilla y su esclavitud con muchas donaciones de fincas, cuadros y estelas y leyendas de agradecimiento de tal modo que se sustituyó el anterior por otro barroco diseñado por Antonio López Bolívar y dorado por José Aranda. Frente a ella, en el muro sur se encontraba la capilla de Santiago, con la imagen del apóstol, trasladada a la del Perdón, se colocó primero un Cristo de la Columna, y luego un Jesús Nazareno con la cruz a cuestas que recibió el nombre de la Misericordia.  Y también ubicó a Jesús Sacramentado. En el testero de la iglesia se desarrollan tres arcos que simulan la portada canesca de la catedral de Granada a modo de arco de triunfo.   
             El arco central albergaba la capilla mayor con un retablo barroco construido por Manuel del Álamo a finales del siglo XVII e imágenes de Bernardo de Mora de principios del siglo XVIII. En la calle central, el sagrario y, sobre ella, Nuestra Señora de la Asunción y en las calles laterales por sus tres cuerpos las imágenes san Pedro y San Pablo, santo Domingo de Silos, san Sebastián, san Dionisio Areopagita y Santiago Apóstol. En los arcos colaterales, en el del Evangelio cuadros de Juan Clímaco, san Idelfonso y san Bernardo, luego San Fernando, y en el de la epístola, san Juan Bautista, santo Domingo de Guzmán, san Julián. Todo ello separado en sus calles por columnas salomónicas y un ático con la cruz en su interior, 

Salen por la puerta principal y se detienen ante la fachada occidental completamente plana y quebrada por cuatro salientes que corresponden a los ángulos de la torre y a los contrafuertes. Muy simple solamente se rompe su austeridad con una ventana de medio punto en el ángulo meridional y un óculo central, .al mismo tiempo que se mantienen la cornisa y parapeto acompañados de cuatros gárgolas con las figuras de los tetramorfos de los evangelistas. 
Se abre con una portada que debió ser la principal para los acontecimientos más significativos, de piedra de Cantera Blanca labrada y en un espacio de  entre dos machos y una arco rebajado y adornado con rodelas y hacen del recinto que se convierta en el pórtico de la Iglesia, Bajo el arco, se encuentra la verdadera portada de dos cuerpos: en  el primero con columnas de estilo dórico se encuadra un arco de medio punto de jambas cajeadas con puntas de diamante, la clave de hoja de acanto y el intradós con los típicos modelos decorativos del renacimiento como son los querubines, jarrones de azucena, o putti, En las enjutas aparece el escudo del abad don Juan de Ávila. Debieron completar la portada una imagen de la Virgen María en el medallón superior y en las hornacinas laterales las imágenes de Sn Pedro y San Pablo. Y en la cornisa la leyenda latina
-¿Me puede decir que significa? 
- NONNE HIC ALIUD NISI DOMUS DEI ET PORTA COELI, la misma leyenda del ala de la epístola de la Catedral de Granada haciendo referencia la puerta del Cielo en el sueño bíblico de José “Aquí no hay otra cosa que la casa de Dios y la puerta del cielo”. 
            




Se dan la vuelta  y llegan a la fachada norte, obra del abad Diego de Ávila y se vio favorecida por varias mejoras con la apertura de la calle de la familia Narváez y la desaparición de un pasadizo que unía con las casas de esta familia. De dos cuerpos, completamente lisa, se interrumpe al llegar a la torre de campanas separados con una imposta. En el primer cuerpo se abre la portada del Cristo del Perdón que se tabicó en1765; en el segundo cuerpo se abren dos filas de ventanas, las primeras cuatro óculos que tenían vidriado y por encima cinco ventanales con arcos de medio punto. Es de destacar la portada-retablo que se extiende en el contexto de la arquitectura de la diócesis de Jaén, donde un arco de medio punto se flanquea con dos pares de pilastras toscanas y se remata con un frontón partido desarrollando dos espiralitas en sus extremos, un relieve presenta la Asunción de Nuestra Señora basada en el grabado de Francisco Zúccaro y obra de escultores de la diócesis de Jaén, muy renacentista con su eje central y orlada por cuatro ángeles posicionados en dos subejes, diseño similar a otros que se encuentran en la ciudad como el retablo de la iglesia de Santa Ana. Los escudos, que coronan un segundo frontón, son de piedra blanda de Cantera Blanca y responden al abad Diego de Ávila y a la Corona. La misma cornisa, junto el pretil y dos flameros en sus ángulos que la anterior fachada oriental.
Llegan a la fachada oriental, la más imple y purista, donde aparece tres calles y a sus pies se albergaba la plaza baja. El guía añade más datos sobre la actual iglesia abacial en un nuevo dosier y se los entrega al jeque para que comprenda el pasado abacial. 
            
             Don Juan de Ávila (1503-1556) inició un periodo de reconstrucción de la antigua iglesia gótica, contrató el maestro de llevar a cabo los planos y trazas de la Iglesia y comenzó a ejecutar los pies de la actual iglesia junto con sus correspondientes capillas y parte de la torre de campanas y coro que albergan este tramo del templo  y la capilla del Deán en lo que quedó del antiguo claustro. Los maestros fueron Diego de Siloé y Martín de Bolívar.  En su testamento, se alude a una donación que se había comprometido con la iglesia alcalaína residiendo en Ávila desde donde mandan varios comisarios para resolver todos los pleitos de las cuentas. También, celebró el tercer sínodo en 1542.  En 1542 el abad Diego de Ávila (1556-1577) continuó las obras bajo la dirección de la familia de los Bolívar y en los años ochenta Ginés Martínez de Aranda. En su tiempo visitó la ciudad, Andrés de Vandelvira, Alonso Barba y otros maestros que contribuyeron a planear nuevas alternativas al cuerpo de la iglesia y, con certeza, llegó hasta la portada de la fachada norte denominada del cancel, que lea costeó de sus propios fondos. Se mantenían obras de la iglesia anterior en las capillas de Nuestra Señora de la Antigua, patrocinio de los Narváez, y la de Santa Catalina, donde se incrementó con una nueva imagen de Nuestra Señora con un niño que a lo largo del siglo XVII se denominará con la advocación de las Mercedes. Este periodo viene rubricado por el anagrama de la torre de campanas, donde se muestra que intervino Lázaro de Velasco, cuya firma es notoria en el trasdós de las escaleras que acceden al pretil de la techumbre, donde se indica la fecha de 1577 entre una calavera.
Con el abad Andrés de Bobadilla y de la Cerda (1577-15882) se inicia la segunda fase de la reconstrucción del templo y fueron hechos significativos el reconocimiento de altar privilegiado en la capilla Nuestra Señora de las Mercedes, se abrió una calle la del Taller y se derrumbaron varias casas para poder entrar por la portada del cancel. Con Maximiliano de Austria (1582-1596), se dio un gran impulso a las obras del cuerpo de la iglesia, muros, arcos formeros, cornisa volada, la portada meridional con su escudo y le enlace con el nuevo pórtico de modo que se encontraba completo su  cajón.  Intervino el maestro mayor de obras de la catedral de Granada Ambrosio de Vico que hizo las trazas y en los años ochenta participaron Ginés Martínez de Arana y Pedro de Velasco. Con el abad don Alonso de Mendoza (1598-1616) se cubre el cuerpo de la iglesia con las trazas del maestro antequerano Francisco Gutiérrez, se derribó lo que quedaba de la iglesia gótica, Miguel de Moral hizo la reja de la capilla mayor, y los hermanos Raxis adornaron el cerramiento de la bóveda de medio cañón. Durante su mandato, levantó la capilla del Ángel de la Guarda y se acrecentó el culto en la capilla de Nuestra Señora de las Mercedes con un retablo de Ginés. En 1614, una provisión real obligó al reparto de los 8.000 ducados entre las iglesias, capellanes, beneficiados y Capilla Real para finalización de la Capilla Mayor y chapitel Durante este tiempo la orfebrería, lámparas y custodia, los cuadros de devoción proliferan por las donaciones, sobre todo en la capilla de las Mercedes.
Con Galcerán Albanel /1616-1620) intervino Ginés en la obra de la sacristía y algunos aspectos en la conexión entre la iglesia nueva y vieja. Muerto Ginés, se prosiguió con los planos de Vico en la parte del presbiterio, que asumió el abad alcalaíno Pedro de Moya (1621-163q) con la intención de acabar definitivamente la iglesia mayor abacial. Se remató la obra en varios maestros granadinos Mateo de Santa Cruz, Juan de Caderas Riaño, Miguel Guerrero y el alcalaíno Juan de Fraguagua con las trazas de Vico y reformas de Luís González, yerno de Ginés. Una nueva aportación de dos mil ducados se añadía a los ochos mil anteriores sacados de los diezmos eclesiales. Hasta el 30 de agosto de 1627, la obra del chapitel y de la capilla mayor no se desarrollaron de una manera tranquila sino raro era el día que no se intervenía en algún pleito con los maestros de la obra y la llegada de los arquitectos Vico, fray Cristóbal de la Asunción y otros de Córdoba. En esta fecha al menos pudo consagrase durante un calendario festivo de nueve días en medio de actos religiosos y festejos, música, luminario y fuegos artificiales.  Se trajeron nada menos que los ornamentos religiosos de la Capilla Real de Granada para la celebración eclesiástica de tiempos delos Reyes. Los fuegos artificiales de un dragón  y un  águila  fueron el delirio de los fieles y predicó fraile Alonso de Santa María.
            A partir de este momento resaltamos con unas notas simples la aportación de los abades a la iglesia Mayor abacial. En tiempos de don Álvaro de Toledo el arquitecto Juan de Aranda Salazar hizo el coro bajo de piedra. En tiempos de fray Antonio de Sotomayor (1632-1642) ya era realidad el nombre de la capilla de Nuestra Señora de las Mercedes y se intentó convertir la abadía en colegiata. En tiempos de los abades Garci Gil Manrique y Fernando de las Heras Manrique (1648 y 1650) se hizo nueva pila de agua bendita y los arquitectos Juan de Aranda Salazar y Eufrasio López de Rojas remodelaron el chapitel con la cruz de hierro, bolas y pirámide. Con el abad Alonso de San Martin, se afectó la cubierta con un rayo, se trasladó la capilla bautismal al pórtico sur, y fueron otras realizaciones el altar de san Fernando, la fiesta a Santa Rosa, objetos de platería, un púlpito y una nueva campana Con Salgado y Somoza (1659-1685) se adecentó la iglesia con nuevas campanas, sillería nueva, gradas de jaspe en altar mayor, dosel, andas y lámpara para el Santísimo Sacramento, Con Pedro de Toledo, se hicieron asientos para sala capitular, la imagen de San Dionisio con motivo de un terremoto y el retablo del altar mayor, obra de Manuel García de Álamo, Con Antonio Pimentel y Diego Castell de Ros de Medrano hasta 1617, la iglesia se hace defensora del mantenimiento de la ciudad fortificada y denunciaron el abandono de los edificios civiles por las autoridades. Este último abad engrandeció el retablo con las imágenes encargadas a Bernardo de Mora. Al final, cedió para imprecar la construcción de un nuevo templo en el llano, lo que no se consiguió.
            Los siguientes abades mantuvieron como un emblema la abadía y se bajaron a  la parte llana transformando la iglesia de San Juan en viceparroquia de la iglesia mayor abacial Francisco de Borja  y Centellas Ponce de León , Álvaro de Mendoza Caamaño y Sotomayor, el cardenal de la cerda, Esteban de Mendoza Gatica, Palomino y Lerena y fray Manuel Trujillo demasiado consiguieron con mantener el templo en pie hasta la llegada de los franceses y algunos seguir con la propuesta de la conversión en colegiata.

Pero el jeque quería volver a su pasado almohade, Y recita junto al pozo de la mazmorra. 
Mi señor, ¿cuándo voy obtener en la vida reposo
si no lo obtengo ahora que en mi vida
apenas empieza alborozar?
Los ojos de los galanteadores
 se van tras la belleza,
 y mi vaso de vino
aún no se cansa de la mano.
Las adversidades me ignoraron
Permaneciendo lejos de mí,
Y tú interpones ante mí un muro
De gloria y prestigio.
¡Déjame, pues, que renuncie!
 ¡Dispénsame de lo que estimas bueno!
No hay fortuna en el visirato
para quien desea el reposo;
solo hay fatigas y críticas
de quienes no hacen más que ladrar.
Mi vida íntima pide socorro.
¡Déjala libre!
       

 

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