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martes, 30 de junio de 2020

CAPÍTULO XXVIII.FINAL DE LA MOTA NO SE VENDE. POR LOS ARRABALES NUEVOS


La comitiva se detuvo ante el panel de información, adosado junto al centro de recepción. Vuelve el jeque a comentar su origen musulmán emparentado con los primeros Banu Said, por  las características del monumento.Y porfían entre los guías y asesores refiriendo grandezas del  recinto fortificado.

- El poeta  al-Hiyari la llamaba Roca de Andalus.
-Otros la definen Riñón de Andalucía.
-.Ya sé que esta fortaleza era muslmana, se llamó Qalat Yashub.
-Qalat Astalir..
Y con mis ascendientes,  Qalat Banu Said.
-Término que, en época de frontera, con los reinos castellanos se castellanizó con  el nombre de Alcalá de Aben Zayde y tras la conquista de Alfonso XI en el año 134 con Alcalá la Real.
-No era todo tan utópico, los reyes moros  la consideraban un auténtico azote, pues la tenían por  el mayor padrastro que Granada tuvo.
-Bueno, bueno, eso es un decir. porque  el alcaide Gamboa fue el primero que escribió una  historia sobre los orígenes de  esta ciudad, de su  villa del Castillo de Locubín y de la conquista cristiana. Y, le advertían que incluso esta fortaleza pasó de manos musulmanas a cristianas por un  desinio divino.
-Claro ya comprendo que  uno de los consejeros reales le refirió el siguiente dicho de Salomón Señor, el corazon del rey está en la mano de Dios para lo guiar a do qusiiere. Diós en creía toda la tierra de Alcaá de Aben Zaide. Por eso, tras la batalla del Salado y unas maniobras de distracción, el rey Alfonso XI fijó sus objetivos militares en el año 1340 en Alcalá de Aben Zaide, pues decían que esta ciudad serviría de fuerza tan importante  para convertirse en e freno y llave de Castilla, como en adelante fue..
- Primero, conquistó el arrabal Viejo, llamado de  Santo Domingo de Silos, porque  aconteció el día 20 de diciembre, después el  seis  de agosto el resto de la fortaleza. De ahí le viene el nombre de Alcalá la Real, y  el llave y Guarda de los reinos de Castilla y León.
  -No debería ser una fortaleza cualquiera.
-Lo tengo por seguro, y me quedo con las  palabras de este alcaide o Gamboa,  que era la ciudad de Alcalá de Aben Zaide, así por la natural fortaleza del sitio como por la fortaleza de de sus murallas y torres que para aquel tiempo eran gallardas, como hoy se muestran, parecía inexpugnable
- Claro, pues había conservado la frontera por los moros tanto tiempo, estando tan cerca de Jaén y Martos y Alcaudete y todo lo demás de Andalucía, que era de cristianos, y sólo ella y su Castillo de Locubín hacían reparo a la entrada de los cristianos. 
  - Para los reyes cristianos era su mejor escudo. Entre ellos, los Reyes Católicos  y sus antecesores la consideraban  una de las mejores fuerzas y fortaleza de Amdalucía, ateniéndose a que era  el paso mejor guardado entre el reino de Castilla y Granada la llamaron  llave, guarda y defendimiento de  los reinos de Castilla y León. 
-Una exageración, sin embargo, era  lo que decía en  1588  cierto regidor, con el fin de que no se creara una nueva parroquia en el barrio de la Veracruz la mayor e inexpugnable fuerza que el Rey Nuestro Señor, en este caso Felipe II,  tiene en toda Andalucía y reino de Granada.  
-Incluso, su situación privilegiada daba lugar a que la  estimaran más y la protegieran con medidas de exención de impuestos y  ayudas de bastimentos  para sus defensores. 

            Con el panel a la vista, le hacen un breve resumen final del monumento en los siguientes términos tras abrir un plano de todo el recinto: más que un castillo es un recinto fortificado, que actualmente se encuentra sin población, pues se abandonó por los primeros años del siglo XVIII. Se distribuía entre  varios círculos de murallas. La de la alcazaba, o parte militar; la  madina  con su  mezquita;  el barrio popular, todo ello encerrado dentro de la segunda muralla y los arrabales que se expandieron en los años siguiente, principalmente  el arrabal Viejo. Simplemente, como muestra de algunos datos estadísticos, solían vivir unos novecientos vecinos,  en más de doce calles en el interior fortificado y algo parecido en los arrabales de su alrededor, había más de cien tiendas,  294 casas, y  allí estaban los edificios, más importantes de la ciudad. El alhorí alto y el bajo, el cabildo, la casa de la Justicia, el palacio abacial, la imprenta, la iglesia abacial, las carnicerías, dos hospitales, varios mesones,  los escritorios, las cárceles, las boticas, la escuela, las tiendas, las casas del contraste, el alcázar....
Parecía como si quiera el alcalde alcalaíno desviarlo del tema y sugerirle que podía ser su embajador en tierras musulmanas. No tenía otro interés. Por eso lo adentró a la tienda y le hizo acopio de un dossier fotográfico del monumento. Le preparóm en varias bolsas, guías de la mota, de la ciudad  y de su entorno. Y, en otra con el los eslóganes de Alcalá Real y Abacial, le introdujo aceite de la tierra y  quesos. El alcalde quería casi acabar la visita, pero el jeque insistía en celebrar una reunión. Salieron fuera de la casa despidiéndose de los conserjes. Y bajaron hacia la ciudad del Llano, donde les esperaba el microbús. Comprueban que, al acercarse a Alcalá la Real del llano, se dibuja una preciosa imagen, en la que dos cerros encuadran la ciudad  moderna, situada en las laderas de un valle urbanizado,  los de las Cruces y  de la Mota. La ocupación de los pies de estos cerros como paso natural  da lugar a que se enlazara los antiguos reinos de Castilla con el último  bastión del reino nazarí, y, hoy día, las actuales provincias de Jaén a Granada. Ante la insistencia del jeque, entran en el monasterio restaurado. Y le pide que quiere hablar en secreto con dos intérpretes. El alcalde mira sus asesores y solo se queda con el secretario del ayuntamiento. Entran en una sala grande del monasterio, hoy convertido en lugar expositivo, y luego se asientan en torno a una mesa del antiguo claustro.  El jeque mira hacia arriba y le viene a la memoria una cita de Aben Jakán:


Me perdí, y dejé mi continencia en el desierto;
Y monté mi gozo a rienda suelta.
Me ofreció la rosa de sus mejillas,
Y la recogí  con la mirada sin pecado.
Quise abstenerme de su amor, pero no pude,
Mostrándole seriedad en medio de la broma.
Y dejé que mi corazón fuese, por el ardiente afecto,
Como un ave con la que vuelan, sin ala, los deseos.

Me encuentro en un lugar cercano de la carrera vieja, junto a un antiguo morabito, y tengo los mismos deseos del poeta charillero.
-Lo comprendo, mi señor, pero no vuele muy alto.
-Estoy dispuesto a todo, Caudales no me falta. Pida lo que quiera por Qalat Banu Said.
-En mi tierra, la fortaleza es de todos, de patrimonio común, le llaman de propios. No es tan fácil llegar a un trato.
-No me importa. Puede darle las mercedes y dádivas que me requiera.
-Que no, que no...esto no es mío.
-Yo no puedo haber recorrido tantos Kilómetros para volver a mi tierra con los bolsillos vacíos.
-Lo siento mucho.
Solo le pido que sea el embajador de nuestra tierra. Que  la extienda por todo su mundo y comente esta tierra de sus antepasados tan famoso.
-No me importa, pero pretendo algo más. Mi intención era en convertirla en nuevos palacios y centro del mundo bereber y almohade.
-Me gusta la idea. Pero la propiedad es nuestra.
Llama a sus criados y asesores. Y le regalan al alcalde para la ciudad unas preciosas esteras y alfombras, varias con cajas con collares del pecho y sarcillos y pendientes, ánforas y vasijas. Y hasta una puerta de una mezquita de varios pósitos. 
-Me agradan. Comenzamos a dar ahora buenos pasos.
-Mi última propuesta, en  un billón de pesetas.
-Ni pensarlo. 
Se dan la mano y se comprometen al intercambio cultural y nuevas visitas. El jeque se conforma y  le anuncia una nueva visita.   
El alcalde no lo deja y se monta en su coche bajan por la calle Real y llegan al Llanillo en el sitio de la Fuente de la Mora, lo que deja entrever  a esta calle  como  una auténtica cardo, que conduce  hacia el antiguo convento de la Trinidad. Le informa que este paso era un antiguo camino carretero  transformado en carretera nacional y a espera de convertirse en autovía,  fue denominado por los pobladores de siglos pasados como LLanillo y Carrera de las Mercedes. Contactan  con diversos edificios y monumentos:  el Pilar de los Álamos, Palacio Abacial, casas modernistas, y de índole regional, monasterio dominico de Nuestra Señora la Encarnación, callejuelas de la plaza del ayuntamiento. Pasan por el el antiguo ejido, transformado en parque versallesco,  es un lugar ideal para aparcar los automóviles y acceder a pie al recinto fortificado de la Mota. Le señala una  estatua dedicada a Pablo de Rojas, y le indica que una nueva ruta aproxima al viajero a través de la calle de los Caños, con la posibilidad de una breve parada en la Casa del  Ecce-Homo ( Punto de Información de Caminos de Pasión); tras una breve parada en la placeta de San Juan (con un pequeño museo de religiosidad popular), el visitante puede dirigirse  al Centro de Interpretación del recinto ubicado en el antiguo Convento trinitario de  Nuestra Señora de los Remedios, donde  puede recibirse el primer contacto e información del recinto fortificado.
En los Arcos, baja el alcalde se saludan y despiden. El jeque se encuentra apesadumbrado. Solo ha quedado su huella en los regalos para el Centro Bereber y Almohade. 
-Algo es algo, mi señor-le dice el alcalde alcalaíno.



              
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