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lunes, 1 de junio de 2020

CAPÍTULO XVIII-DESDE LA PUERTA DEL PESO DE LA HARINA CONTEMPLANDO LA FRONTERA















           
            Seguían por el sitio en el que se econtraban  cuatro tiendas de la ciudad  junto a la puerta de la plaza y  ahora quisiera que nos detuviéramos cerca de la puerta del Peso de la Harina. Aquí, se comprende perfectamente que esta ciudad debió definirse por un fuetre carácter fronterizo, pues para aquellos vecinos  era fundamental el control de la vida de  unos personajes que compartían el peligro de estar aasechados por los musulmanes del reino de Granada con el gozo de contemplar la tierra de salvación, cuando sus familiares escapaban de las mazmorras de la ciudad de la Alhambra tras años de cautiverio.
Desde aquí, no sólo se controlaba la defensa de la ciudad, sino del término, e incluso del reino de Castilla. Y, el guía  no quería exagerar cuando afirmaba que colaboraban, incluso,  los vecinos alcalaínos con la defensa de España, o los turcos o las armadas extranejras invadían las ciudades de la costa granadina y malagueña. Quería que lo comprendieran.
- En  el gabán desaparecido, existía una torre que llamaban del Farol, que servía de guía al resto de  las torres que le circundaban, transmitiendo sus señales de luz, por medio del fuego de hachones o espejos, a su vez un primer círculo de torres controlaba la entrada de los caminos que se cruzaban a su alrededor. Desde aquí, les puedo señalar las siguientes. La Dehesilla controlaba el camino de Montefrío y se comunicaba con las torres que controlaba el paso de los playeros, la Moraleja controlaba el camino de los comerciantes de Granada; la del Cascante avisaba de los mercaderes que traían la seda de Murcia y el trigo  que se compraba en las tierras de Lorca, Totana y Guadiix; la de la Boca de Charilla se comunicaba con  las de  otros caminos de entrada al reino de Jaén a través de Pedro Sánchez en Frailes; la del Hacho, era fundamental para avisar , en tiempos del Condestable, de la incursión de las tropas castellanas a las disputas  por la alcaldía de Alcalá, la de la Nava controlaba el camino de Castillo de locubín y de Martos. Desde aquí ya no podemos dar más vuelta  con la vista  y, cerca de la puerta del Aire , completamos,  a su paso, la descripción.  Pero, si podemos  deciros, que estas se comunicaban con otras intermedias, como la recien destruida de la Peña del Yeso o Gibralquite,  de Pineda, que comunicaban con las de delimitación del  término de la abadía de Alcalá con el reino de Granada. Nos referimos a las de  Venta Quemada, Listán, camino de Moclín, Sabia, Atalayas de Mures,  y Pedro Sánchez, que  no se conservan o sólo quedan restos de su cimentación. 
-Por ciero, todas ellas, -apunta el asesor- diseñadas en tiempos de los  reyes cristianos y en un estilo gótico , que  viene marcado por su tambor en forma de cilindro , con un pie  inclinado y orlado  por una guirnalda que protege el techo. En su interior, una habitación para el alcaíde o vigía a la qie sube mediane una escala de soga y peldaños de madera...
-Todas estas torres estaban gobernadas por un alcaide. Y los hubo valiente como los de la familia Sánchez de Arjona que lograron ahuyentar hasta un grueso de tropas nazaríes en tiempos de frontera. Y no fueron solo en esta época. Un Arjona llegó hasta América.
-Cuenta, cuenta...
-Hace unos días, me escribió un funcionario y me dio  varios datos. Son  muy largos y extensos. Los resumo. Se encuentran en el Archivo Provincial de Jaén. Fecha de 1623. Por esta fecha, se habían  asentado muchos alcalaínos  en tierras americanas. La sangría de  vecinos de la ciudad de la Mota había sido muy  intensa en el siglo XVI. Ahora su nueva patria americana comenzaba a darle frutos y rentas: unos lo habían conseguido  como soldados y posteriormente recibieron tierras, donde se asentaron; otros lo hicieron como funcionarios reales o sacerdotes evangelizadores de los nuevos pueblos. La familia alcalaína de los Arjona vivía en el barrio de San Juan. Andrés, uno de ellos, solía arrendar la casa de la calle Rosario, propiedad de la cofradía de la  Limpia Concepción que se hallaba instituida en la iglesia de San Juan. Sabemos, también,  que algunos miembros suyos  se asentaron en Bolivia, otros lo hicieron  en tierras centro americanas. Entre estos últimos, Alonso de Arjona, hijo de un vecino del barrio o cuartel  de San Juan. Su padre Francisco de Arjona  le compró a la cofradía de  la  Limpia Concepción un censo que  estaba cargado sobre una casa y fanega y media de tierra. En 1622, Alonso de Arjona se encontraba en Méjico y se dirigió al puerto de San Juan de la Luz. Atracó su barco en Veracruz, donde contactó con Marcos Blanquete, el capitán de un barco que volvía a las Españas. Le entregó un cajón, con un juego de cinco docenas de loza de la China, todas ellas repletas de oro, diamantes y metales preciosos. Su destinatario era su padre, Francisco de Arjona,  vecino de Alcalá.
-En el barco de Nuestra Señora de la Antigua, junto con otros que componían la flota del general Fernando de Sosa, el cajón recorrió las aguas del Océano durante el verano de 1622-interrumpió el asesor-. Era inconfundible, porque le colocaron dos señales la S y la C.Mas no acontecieron las cosas como Alonso  quería. Pues el capitán Blanquete murió y se perdió la pista de aquel cajón, que quedó almacenado en la Casa de Contratación de las Indias.
-Unos meses después volvió Alonso de Arjona y llegó a tierras alcalaínas. Contactó con su padre, y este le refirió que se había perdido todo aquel tesoro. No hubo más remedio que hacer gestiones en Sevilla.Allí había vecinos de Alcalá que servían de intermediarios entre los indianos y los vecinos de las ciudades de España, para recoger misivas, cobrar testamentos y recibir suculentos tesoros, dineros y herencias. 
-Este papel lo jugó hasta el propio escultor Juan Martínez Montañés.
-Pero, esta vez, Francisco de Arjona encomendó la tarea de recuperar este tesoro a fray Tomé de la Cruz, que moraba en el convento de Nuestra Señora de la Victoria de la ciudad hispalense. Debió surtir efecto sus dotes de embajador y procurador de indianos,  porque unos meses después Francisco de Arjona ya se disponía a saldar cuentas con las deudas contraídas con el hermano mayor de  la cofradía de la Limpia Concepción: estas consistían  en  la compra de un censo, que gravaba  una casa y dos fanegas y media de tierra.Y no sólo, fue esta la única empresa que emprendió Francisco de Arjona sino que se hizo hermano mayor de la  cofradía de las Ánimas del convento de San Francisco. Contrató con el pintor prieguense Pedro Cobo Blázquez un retablo dedicado a las Ánimas del Purgatorio, compuesto de varias imágenes,  y realizó el cuadro a óleo y el dorado del marco. Pagó veinticuatro ducados y se comprometió a proporcionarle la madera.   
-Me parece muy intereesante la vida y la historia de esta faamilia, pujes es fruto de este periodo su aventurismo. Pero, ¿aconteció siempre de esta manera?-preguntó el jeque.

- Es verdad que el concepto y la vida de la frontera quedaron prácticamente desaparecidos en la localidad de Alcalá la Real desde que los Reyes Católicos conquistaron el Reino de Granada.  Pero muchas reminiscencias, modos de vivir, privilegios y  consecuencias sociales, económicas y geográficas se derivaron en los siglos posteriores. Aunque, con el paso del tiempo, cada vez la ciudad se acomodaba a la vida administrativa y a los avatares históricos de  nuestro país, muchos elementos anteriores incidieron, se transformaron y se mantuvieron a lo largo de los siglos posteriores. Incluso, todavía  en el siglo XIX, se conservaron datos de que aquel concepto fronterizo no se había olvidado en la tierra alcalaína.
-La propia fisonomía de la geografía de la comarca alcalaína  continuamente presentaba un aspecto ideal para convertirse en frontera en momentos importantes como fue la última guerra civil del año 1936-1939.
-No obstante, sírvanos de muestra este acuerdo del cabildo del nueve de diciembre de 1605, cuando trató del arreglo de las torres y murallas, con el fin que se le concediera la parte correspondiente de las penas de Cámara, prorrogadas, - de nuevo el guía puso su nikta erudita-en varias ocasiones, por la Corona a finales del siglo XVI y a principios del sigo XVII: “ Esta ciudad, por ser frontera de Costa y Reino de Granada y tan cercana a la Mar y una de las mayores que hay en los reinos y por lo que Sus Majestades y los Señores Reyes, sus antecesores, han tenido  particular cuidado de mandar que las fortalezas, torres y murallas de ella sean reedificadas y se reparen siempre, como conviene, y,  para ello, han hecho merced  a esta ciudad , siempre de las penas que pertenecen a su Real Cámara, mediante la cual  su merced  están las dichas fortalezas y murallas más entendidas y reparadas  que otras de otras ciudades, y ahora por las  muchas aguas y tempestades de los años pasados y por haber faltado el continuo reparo, que se caían  en abajo del Rastro Viejo, y, las que confinan con la puerta Nueva, que también se ha desmantelado, y cada día será mayor la ruina y ni más ni menos las murallas que están desasidas de la puerta de la Plaza. Por todo lo cual se pide a Su Majestas  prorrogar la merced de la penas de cámara que se acomete a don Antonio López de Gamboa.


-Dicho acuerdo, por lo tanto,  es un claro testimonio del nuevo sentido de la pervivencia del concepto de frontera. Frente a un peligro inmediato de guerra, la ciudad se consideraba,  ya en el siglo XVII, fronteriza de nueva situación, pero dentro del mismo concepto. Se ha pasado del peligro cercano a una franja más amplia, en la que se  comprendía con las torres de la Costa. Consideraba, pues,  importante que su fortaleza era un bastión necesario de mantener para defensa de ataques. Pues ahora se combinaban nuevos factores relacionados con el apsecto económico, que dependía  de la defensa de privilegios y exención de imposiciones ganados con los reyes anteriores. De ahí que encargue la gestión al alcaide y regidor Antonio López de Gamboa, que podía hacer una mejor defensa ante la Corona.Hace unos días, me escribió un funcionario y me dio  varios datos. Son  muy largos y extensos. Los resumo. Se encuentran en el Archivo Provincial de Jaén. Fecha de 1623.

Por esta fecha, se habían  asentado muchos alcalaínos  en tierras americanas. La sangría de  vecinos de la ciudad de la Mota había sido muy  intensa en el siglo XVI. Ahora su nueva patria americana comenzaba a darle frutos y rentas: unos lo habían conseguido  como soldados y posteriormente recibieron tierras, donde se asentaron; otros lo hicieron como funcionarios reales o sacerdotes evangelizadores de los nuevos pueblos. Los Arjona eran una familia alcalaína, vivía en el barrio de San Juan. Andrés, uno de ellos, solía arrendar la casa de la calle Rosario, propiedad de la cofradía de la  Limpia Concepción que se hallaba instituida en la iglesia de San Juan. Sabemos, también,  que algunos miembros de los Cabrera se asentaron en Bolivia, otros lo hicieron  en tierras centro americanas. Entre estos últimos, Alonso de Arjona, hijo de un vecino del barrio o cuartel  de San Juan. Su padre Francisco de Arjona  le compró a la cofradía de  la  Limpia Concepción un censo que  estaba cargado sobre una casa y fanega y media de tierra.
En 1622, Alonso de Arjona se encontraba en Méjico y se dirigió al puerto de San Juan de la Luz. Atracó su barco en Veracruz, donde contactó con Marcos Blanquete, el capitán de un barco que volvía a las Españas. Le entregó un cajón, con un juego de cinco docenas de loza de la China, todas ellas repletas de oro, diamantes y metales preciosos. Su destinatario era su padre, Francisco de Arjona,  vecino de Alcalá.
En el barco de Nuestra Señora de la Antigua, junto con otros que componían la flota del general Fernando de Sosa, el cajón recorrió las aguas del Océano durante el verano de 1622. Era inconfundible, porque le colocaron dos señales la S y la C.
Mas no acontecieron las cosas como Alonso  quería. Pues el capitán Blanquete murió y se perdió la pista de aquel cajón, que quedó almacenado en la Casa de Contratación de las Indias.
Unos meses después volvió Alonso de Arjona y llegó a tierras alcalaínas. Contactó con su padre, y este le refirió que se había perdido todo aquel tesoro. No hubo más remedio que hacer gestiones en Sevilla.
Allí había vecinos de Alcalá que servían de intermediarios entre los indianos y los vecinos de las ciudades de España, para recoger misivas, cobrar testamentos y recibir suculentos tesoros, dineros y herencias. Este papel lo jugó hasta el propio escultor Juan Martínez Montañés.
Pero, esta vez, Francisco de Arjona encomendó la tarea de recuperar este tesoro a fray Tomé de la Cruz, que moraba en el convento de Nuestra Señora de la Victoria de la ciudad hispalense. Debió surtir efecto sus dotes de embajador y procurador de indianos,  porque unos meses después Francisco de Arjona ya se disponía a saldar cuentas con las deudas contraídas con el hermano mayor de  la cofradía de la Limpia Concepción: estas consistían  en  la compra de un censo, que gravaba  una casa y dos fanegas y media de tierra.
Y no sólo, fue esta la única empresa que emprendió Francisco de Arjona sino que se hizo hermano mayor de la  cofradía de las Ánimas del convento de San Francisco. Contrató con el pintor prieguense Pedro Cobo Blázquez un retablo dedicado a las Ánimas del Purgatorio, compuesto de varias imágenes,  y realizó el cuadro a óleo y el dorado del marco. Pagó veinticuatro ducados y se comprometió a proporcionarle la madera.   

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