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viernes, 6 de marzo de 2020

EN ALCALA LA INFORMACION CARNAVALES Y CUARESMA


CARNAVALES Y CUARESMA            Si tuviéramos que titular este artículo en consonancia con nuestra época, probablemente le vendría mejor el de “Veranotoño y  Coronavirus”, por eso de aplicarle una termología referida a unos acontecimientos tan cercanos y más acordes con el nuevo lenguaje que se filtra por los medios de comunicación. Hasta el día de Andalucía, hemos vivido un tiempo que más se asemejaba a la estación otoñal que al crudo invierno alcalaíno, repleto de escarchas, heladas matutinas  y  algunas que otras nevadas con sus correspondientes carámbanos y chupones de hielo que pendían de los aleros de las casas. Y, además  remontarse al Carnaval de la ciudad de la Mota, por mucho que queramos, no hay narraciones más aproximadas que los que celebraban en las fiestas de Casino con bailes de Salón. Pues el carnaval popular procedía de las mascaradas ( desfiles de caballeros a caballo  exhibiendo su ropaje y vestimenta con antorchas) y fiestas de cuerpos que proliferaron en nuestra tierra con motivo de las fiestas extraordinarias del cabildo, por la proclamación de los reyes, celebración de una victoria o una paz, llegada de un corregidor o un abad.  Los distintos gremios desde  los artesanos hasta los labradores, pasando por  los jornaleros, aldeanos,  albañiles, canteros, sastres, barberos, taberneros, y otros miembros de un oficio desfilaban por la ciudad. Lo hacían desfilando y exhibiendo un ingenio, que no era otra cosa que un invento mímico y paródico con el que despertaban el interés y la emoción de los espectadores. Generalmente,. el humor no faltaba y, en muchas ocasiones, el canto jugaba otro  ingredientes especial. De estas gremios nacieron las murgas y comparsas que recogieron el ingenio, con el uso de vestimenta grupal ( animal, payasos, países, banderas…)  y el canto satírico que dio lugar  los carnavales de tiempos republicanos, proliferaban en el caso y en las aldeas y se tiñeron de un ariete contra el régimen al que zaherían , provocando una nueva sociedad en sus costumbres y sistema político. La canción se imbuía de la melodía, sones y los  tonos de su tiempo, desde los tangos, a  las alegrías, pasando por los cuplés, los pasodobles y otra canción cualquiera de su tiempo que triunfaban como best sellers de una música sin cadenas radiotelevisivas.
Estos carnavales se convirtieron en un esperpento en tiempos franquistas con los coros de cantaros, las caretas de papel y las fiestas aldeanas de candil. Con la democracia renacieron, le costaron alumbrar el  parto, nacieron popurrianos y se gaditanizaron entre cuplés, tangos, pasodobles y el popurrí, mantuvieron la vestimenta grupal y perdieron el   travestí de un cancionero no regulado de modo que  pasaron de certamen a muestra por falta del concurso. 

Cuesta trabajo mantener un certamen con categoría de grupos que suelen alcanzar un nivel artístico y de vestimenta tan altos y, por otro lado,  la constancia es una virtud que, a veces, es difícil  mantener con perseverancia debido a las circunstancias familiares y sociales de los miembros de la comparsa, bueno  y también de las chirigotas y coros, que también, hoy día,  se mantienen y merecen un monumento a su elevada creatividad y esfuerzo inconmensurable. Conservar el álbum de su repertorio musical consiste en coleccionar  la crónica de cada año, en la que se resalta el acontecimiento social, local o nacional que más repercute en los vecinos. El carnaval es una fiesta de travestí, como lo era la fiesta del obispillo y de las saturnales romanas. En el carnaval se reivindicaba, a su manera. Y, en este tiempo los agricultores, también, han asumido su protagonismo social y reivindicativo de unos productos que  no alcanzan ni para pagar el proceso de su elaboración y recogida. Es verdad que con tintes de chirigota se endilga el pildorazo para que lo recojan los gobernantes, pero la tractorada no es un pildorazo ni un carnaval de ocio sino una reivindicación muy seria por la que se juega la permanencia de los pueblos  serranos.Por otro lado,  las pestes,  epidemias y pandemias siempre existieron. Eran el coronavirus de los siglos pasados. La alarma social corría como un rayo de una ciudad a otra. Se cerraban las puertas de las ciudades, se prohibía la entrada de transeúntes a la ciudad, se les dejaba en cuarentena a sus afueras, en conventos, templos, ventas u otras caseríos del extrarradio hasta que desapareciera la epidemia. Se multiplicaban las medidas sanitarias y médicas. Una vela y un edicto a la puerta de la ciudad  solía exponer el estado de sus vecinos. Las rogativas se multiplicaban por doquier, se proclamaban patronos a porrillo, ( aquí los hubo desde Santa Ana hasta San Sebastián, pasando por san Blas y san Roque con motivo de peste, epidemias, sequías y otras calamidades)   Los vientos limpios y el azul de la Mota reservaron a los alcalaínos en muchas ocasiones del contagio. Hubo epidemia pero escasa, en el siglo XVIII  ( 1600, 1635 y 1680). Esta última asoló algo más al Castillo de Locubín, y nos sirvió para reclamar la feria de Alcalá la Real, por el estado de penuria que había asolado a los campos alcalaínos.  Los nuevos tiempos globalizan mucho el conflicto, pero también la transmisión de la noticia. No es raro que comiencen los expendedores de fake news, e inventen en los medios de comunicación las noticias más inauditas de su propagación, recreen situaciones fingidas de falso afectados, éramos en diáspora que han regresado en veinticuatro horas, hospitales con el personal sanitario cubierto de los vestidos preventivos. Me parece que hacen un flaco  favor a un asunto serio. Se creen periodistas que han cursado en las cloacas de las facultades universitarias. No podemos confundir un traje de un sanitario con un disfraz de carnaval. Y los hay que han difundido hasta noticias de afectados del coronavirus en el Hospital de Alta Resolución. ¿ Qué pretenden? ¿Alarmar?¿Confundir al personal? Es mejor que defendamos nuestros cielos limpios y cumplamos con las medidas que nos recomienden, que no actuar de falsos periodistas. No todo es carnaval, ni se admiten el travestí en un asunto muy serio como es la salud, la vida de las personas.
 


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