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sábado, 20 de mayo de 2023

UN COMEDIANTE EN LA CÁRCEL

 

    




Gonzalo Cejudo escribía un artículo en forma de relato sobre el teatro. Se había centrado en sus comienzos, sus corrales de comedias, comediantes, medios de transporte y otros aderezos de su entorno. Le llamaban la atención  los autores de comedias, que generalmente correspondían con los directores de las compañías de teatro, y  frecuentaban los pueblos de la Abadía, tras su paso por  ciudades sevillanas y cordobesas, y, en otras ocasiones, procedentes de Granada.  Desgajaba la margarita si se había desarrollado por estos lares  el mundo teatral  dentro de recintos cerrados antes del siglo XVII. Y descubrió, hace unos días, que .en los últimos años del siglo anterior, pasaron autores de comedias que habían interpretado obras de Lope de Vega en el Corral de Comedias de la sede abacial,  un recinto relacionado con la Cofradía de la Veracruz. Pero mira por dónde que les vino a sus manos un documento que le adelantaba de nuevo en la llegada de grupos teatrales antes de los años veinte, que los había recogido en un artículo de la revista Toro de Caña. 

Le apareció un comediante  con  nombre de tradición teatral, Jerónimo de Calderón.  Y comenzó a indagar sobre sus orígenes y su entorno. Se hallaba en Alcalá la Real, por el mes de junio de 1610, y, hasta ahora, no aparecían  sobre su vida sino otras noticias de un archivo portugués de la  ciudad de Torre do Tombo, en su registro notarial de 7 de febrero de 1614,   un contrato para la constitución de su compañía de este actor. Aún más, en los prolegómenos de este legajo, se declaraba  a Jerónimo natural de Madrid y casado con María Ramírez.  El documento daba unos datos muy interesantes, ya que identificaba a los miembros de su  compañía: su hija María Calderón; Cosme de Salazar; Antonio Rodríguez; Jerónima de Vargas; Tomás de Rojas; Ginés de Bracamonte; Francisca de Barrio, Juan Bautista de Villalobos, Francisco de Morales, y Francisco de la Cruz.

        En primer lugar, releyó y se fijó en la actriz María Calderón. Y le vino a la mente un curioso personaje que había escuchado en una visita turística a un convento de Madrid: La Calderona, un personaje lleno de intriga y misterio. Recordaba que el guía hacía coincidir con  el apodo el nombre de aquella mujer. Había sido  amante de Felipe IV y madre de su hijo Juan José de Austria, nacido el 7 de abril de 1629. Pero comentaba que todos los datos sobre su biografía de La Calderona permanecían envueltos en un halo de leyenda; fue la comidilla de la Corte por  esta relación amorosa, recogida en sátiras y crónicas de la época.  

    Dudaba Gonzalo si podía identificar este personaje con María Calderón o existía otra Calderona, o no era ninguna de las dos, cuando releía una y otra vez el documento notarial del escribano alcalaíno Alonso Sánchez de Córdoba. Pues, la mayor parte de los testimonios del siglo XVII  la nombraban simplemente como La Calderona, pero a fines de este siglo,  la condesa de Aulnoy la identificó con el nombre de María Calderón.  Y lo que no engendraba duda alguna fue el documento, único e  incontestable, de la partida del bautizo de Juan José de Austria, que tuvo lugar el 21 de abril en la iglesia de San Justo y Pastor de Madrid, donde ni se mencionan los nombres de los padres, y se cita a  un  niño con la expresión “hijo de la tierra”, expósito, los de apellido de la Cruz en muchos lugares, equivalente a hijo de padres desconocidos.

Pero el nuevo documento alcalaíno le renovó esta versión , por la falta de credibilidad de las pruebas anteriores,  y comenzó a dudar sobre la identificación de La Calderona con María Calderón. Y eso que había sido asumida por importantes estudiosos. No ponía en duda  sus conclusiones, pero cuestionaba algunos pasajes que han contribuido a historia la vida de esta actriz, como Pellicer en el siglo XIX o Rennert en el siglo XX.

Por eso Gonzalo acudió a a las fuentes directas y cercanas a los hechos de la Calderona,  y  recogió los datos de Genealogía, origen y noticias de los comediantes de España, entre 1700 y 1721, confiaba en este anónimo autor de elenco de actores,  que, en dos volúmenes, como buen conocedor del mundo teatral, distinguía expresamente entre dos actrices con apellido Calderón. La que más ases de la baraja tenía en la mano era la  apellidada Calderón, pero más conocida como La Calderona,  y el citado anónimo  confesaba  “fue (sin auerse podido aueriguar el nombre ni con quién casó) la madre del Sr. don Juan de Austria, y luego que parió la puso en un combento de un lugar de la Alcarria el Rey Phelipe IV en donde murió abadesa, y al tiempo que estava preñada estubo representando en Valencia”. Pero también, recogía a otra actriz llamada María Calderón, que según esta fuente sería hermana de La Calderona, y que fue también célebre actriz y “acauó sus días miserablemente”.

 Aunque el documento alcalaíno se apartaba de la fecha de  las relaciones amorosas entre  La Calderona y Felipe IV  en  1627,  completó todos los datos de este acontecimiento que marcó la vida de esta actriz. Y anotó que, cuando  debutaba en el teatro de comedias madrileño El Corral de la Cruz, el rey, asiduo de fiestas y representaciones teatrales, se encontraba el público y desde el primer momento quedó prendado de la artista. Algunos aluden que esta había acudido a Palacio para representar ante el Rey una comedia, con la edad aproximada de dieciséis años. Y no pasó por alto sobre los rumores de sus anteriores relaciones  con Ramiro Núñez de Guzmán, II duque de Medina de las Torres. Y, en una nota aparte,  escribió que había sido amante, y como fuente de este rumor trajo a colación  esta conocida sátira de la época: “Un fraile, y una Corona, / un Duque, y un Cartelista / anduvieron en la lista / de la bella Calderota”. 

    A partir de este momento se vio obligada la Calderona a abandonar los escenarios en pleno éxito entre algunos incidentes de modo que causó el enfado de la reina Isabel de Borbón cuando el rey cedió a María un palco distinguido de la Plaza Mayor de Madrid para asistir a las festividades y espectáculos. Y  la actriz fue puesta en lugar más discreto de la Plaza, que el pueblo bautizó como «balcón de Marizápalos», otro de los nombres con los que se la conocía alusivo a uno de sus bailes más famosos.

 

Pero continuó el hilo de la Calderona y siguiendo varias fuentes y, como es lógico, la mencionada Genealogía, anotó  que,  tras el nacimiento de Juan José de Austria, La Calderona ingresó de  en el convento benedictino de San Juan Bautista de  Valfermoso de las Monjas (Guadalajara), del que, según la tradición, llegó a ser abadesa.

El documento alcalaíno era un auto judicial en el que se había presentado, ante el alcalde mayor de Alcalá la Real, el egabrense  Alonso de Cárdenas y Clavijo, licenciado y presbítero de la ciudad de Cabra, donde se había presentado el comediante Jerónimo de Calderón . Debía allí realizar algina función teatral, pues pernoctó en la ciudad, donde Jerónimo entró a la casa  del cura y, según las declaraciones de este, estupró y raptó,  a su criada Isabel de Cárdenas; incluso le robó 50 ducados. Curiosamente, el nacimiento de esta niña coincidía con el de la Calderona en 1611, más tarde en Madrid. Y no es de extrañar que se forjara otra leyenda con la de María Inés Calderón, una niña expósita que había aparecido en las puertas de la casa de Juan Calderón, hombre vinculado al mundo del teatro, quien la adoptó como propia, allá por el año 1611. Pero, los datos de esta relación amorosa se explicitaron en el documento alcalaíno, donde dieron fe otro presbítero de Cabra Gaspar de Montenero y el vecino egabrense Juan de Ahabastrro, Lo curioso del acontecimiento en el que se insiste en la acción de estupro y se constata que se hallaba preso en la cárcel alcalaína el comediante Gerónimo Calderón. Al poner manos el alcalde mayor Licenciado Meneses, se requería que se le devolviera a la cárcel de Cabra; pero ya pasado un tiempo se consideró que se le pagaran 200 reales de costos del pleito y zanjar el asunto de modo que se soltara al comediante. ​El cura egabrense acababa el pleito en paz, cobrando los gastos y concediendo perdón a los dos amantes Isabel de Cárdenas y  Jerónimo Calderón

​        Juan José de Austria  nació en la madrileña calle Leganitos , domicilio de Don Ramiro Núñez,  en 1629. Fue entregado a Magdalena, mujer de origen humilde, que se trasladó con el niño a León, donde pasó los primeros años de su vida y donde fue confiada su educación al poeta Luis de Ulloa, gran amigo del conde-duque de Olivares.  En 1642, el rey Felipe IV reconoció a don Juan José de Austria como hijo suyo. ​

 

 De los cerca de quince años que fue monja llegó a ser abadesa entre los años 1643 y 1646 año en que murió seguramente la Calderona. ​

Cuenta la leyenda que la Calderona huyó del convento y acabó sus días en la sierra que lleva su nombre situada al norte de Valencia en el camino de Aragón.

El documento alcalaíno corroboraba que su vida profesional de La Calderona se truncó prematuramente por el nacimiento de este hijo. Pero ya era famosa, porque el mismísimo Lope de Vega se refería a ella, por medio de una carta a Luis Fernández de Córdoba y Cardona, VI duque de Sessa, en la que  participaba, en junio de 1628, en la representación de los autos del Corpus de Madrid, junto con la famosa actriz María de Córdoba, más conocida como Amarilis. Lo que no apoyaba  y fue lo que Gonzalo Cejudo escuchó por primera vez en Madrid sobre esta actriz, era la existencia de un retrato  de La Calderona. No olvidaba a aquel guía atrevido que relacionaba, sin fundamento, su imagen con un retrato de una dama peinándose, conservado en el convento de las Descalzas Reales de Madrid. 

Sobre la coincidencia de la Calderona con su hermana Juana,  cantante y actriz, a la que también se le atribuía relación con el rey Felipe IV, el documento alcalaíno  tampoco refiere nada de esta leyenda basada en el gremio de actores: certifica la muerte de la actriz María Calderón en Madrid en 1678 y de las limosnas que le pagó el gremio los últimos años en los que vivió en la pobreza. ​Por lo que se cree que La Calderona, la que había tenido un hijo con el rey y había sido monja no era María Calderón, sino su hermana Juana (de María dicen, “la hermana de La Calderona. María acabó en un convento en Guadalajara y Juana (la Calderona) enviudó dos veces y debido seguramente a un ictus, le quedó paralizada una parte del cuerpo no pudiendo volver a trabajar como actriz. Acabó viviendo en la indigencia y en el olvido en Madrid.​

 




 

 

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AHPJ. Legajo 4949. Folio. 108. Alonso Sánchez  de Córdoba,

F. Lope de Vega, Epistolario, ed. de A. González de Amezúa, Madrid, Real Academia Española, 1935-1943, 4 vols.

 A. González de Amezúa, “Unas notas sobre la Calderona”, en VV. AA., Estudios Hispánicos. Homenaje a Archer M. Huntington, Wellesley (Massachusetts), Spanish Department-Welleslley College, 1952, págs. 14-37;

 A. Rennert, The Spanish Stage in the time of Lope de Vega, New York, The Hispanic Society of America, 1963; N. D. Shergold y J. E. Varey (eds.)

 Genealogía, origen y noticias de los comediantes de España, London, Tamesis Books, 1985 (col. Fuentes para la Historia del Teatro en España, vol. II)

 M. C. d’Aulnoy, Relación del viaje de España, ed. y trad. de P. Blanco y M. A. Vega, Madrid, Cátedra, 2000;

T. Ferrer Valls (dir.), Diccionario biográfico de actores del teatro clásico español, Kassel, Reichenberger Ediciones, 2008.

 

 


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