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domingo, 18 de octubre de 2015

OBITUARIO DE MARIA DE LA CABEZA SÁEZ GALLEGO (LA CARLISTA)


 Siempre se ha defendido la lealtad de Alcalá la Real  con el poder instituido, parece que por aquí no tuvo incidencia con el movimiento comunero; o como si no hubiera sucedido nada en los movimientos de la crisis de subsistencia del siglo XVII; y menos aún, como si la Ilustración no hubiera tenido ningún peso en  la historia  abacial. No digamos nada del convulsivo siglo XIX , pero debió ocurrir algo: fueron años de la invasión francesa, disputas entre conservadores y liberales; de la primera república. Y ¿cómo no? Del movimiento carlista.
              En nuestra tierra tuvo sus defensores y partidarios, algunos alcalaínos se alistaron en las tropas carlistas y combatieron en varios frentes, por estas tierras se dieron algunas escaramuzas como en la aldea de Mures. No nos extraña estos versos recogidos en un libro: A la misa del Gallo,/Va mi Teresa,/Yo le paso el rosario,/Y ella reza./Mueran los turcos,/Viva la reina,/Vivan los milicianos,/Que van con ella,/ Con sus cartuchos,/Y cartucheras,/Y sus fusiles/ Y bayonetas /Y sus escuadrones/Galoneados./Vivan los milicianos / de Carlos IV.

            Y no nos extraña que personas mayores sumidas en la penumbra de los testimonios de sus antepasados recordasen vivencias de sus antepasados en tiempos de la última guerra  carlista.  Es el caso de Maruja Sáez Gallego,  recientemente fallecida. Y para mi sorpresa en la esquela funeraria aparecía con el nombre de María de la Cabeza( haciendo honor a la patrona  de la diócesis de Jaén, porque era una mujer devota). Y bajo Su nombre y apellidos apareciera el apodo de La Carlista. Y, a mucha honra. Ahora comprendo  que, hace cinco años,  me trajera testimonio de  su abuelo Antonio José  Sáez, apodado también el Carlista. Hombre muy predilecto de Alcalá la Real y devoto de la  Patrona de Alcalá la Real, la Virgen de las Mercedes, al que le tocó en la bola el destino de  ir a la Guerra del Norte, el último baluarte de los carlistas por tierras navarras y vascas; de ahí que toda la familia llevara con mucha honra el apodo del Carlista. Parece, según le contaban, fue un gran soldado y luchador mientras se estuvo alistado en el frente durante siete años  hasta tal punto que, en este tiempo, con motivo de una de las batallas  más famosas, se perdió la estela de de su presencia entre sus familiares y lo dieron por muerto. Menos mal que estos tuvieron la suerte de que un paisano les avisara sobre su existencia. Pues en plena batalla y formando `parte de su escuadra escuchó un grito desgarrador de un soldado del frente enemigo que clamaba profundamente herido: “Ay Virgen de las Mercedes, de todas me has librado, pero de esta no hay quien me libre! Antonio Sáez, al escuchar tan desalentadora voz que mentaba a su Patrona, acudió hacia el lugar donde se encontraba este soldado alcalaíno herido. Desnudo se lo llevaron hacia el hospital donde lo curaron  y lo enviaron hacia Alcalá la Real por mediación de Antonio Sáez. Antes de su  marcha, este soldado le dijo a Antonio: ¿Cómo te puedo pagar que me hayas salvado y me hayas devuelto la vida?-Nada, esto lo ha hecho la Virgen de las Mercedes, que fue la que te salvó. Sólo te pido que vayas a la calle Gala y le cuentes a mi familia  que me encuentro sano y salvo. Te repito ha sido la Virgen, Madre Nuestra quien te ha salvado".
La familia sigue orgullosa de una madre, que le inculcó esos valores tan alcalaínos y no sólo los que todavía viven como Antonio, María de las Mercedes, María del Pilar y María del Carmen, sino también tuve la suerte de conocer a su hijo Pepe y a su esposo, ya fallecidos,  que siempre demostraron el amor  y la lucha por nuestra tierra.
Hubo casos como este carlista que hemos descrito,  el de  Tío Martín en el mismo siglo,  otro soldado de la Ribera que tuvo un final parecido a  este soldado de las guerras carlistas; otros desparecidos de la guerra carlista, el más famoso por los títulos Vicente de Estrada Manrique y Estrada y su sobrino que heredó el mayorazgo don Cesáreo Estrada  y Bermúdez de Castro,  simpatizó con el carlismo y participó en la guerra carlista  de modo que tuvo que huir también a Francia.
Pero, la memoria de Maruja me impresiona. Ahora entiendo el amor de su nieta Laura: "  El viernes 11de septiembre, el mismo día del recital en el palacete, supe que nos dejabas y no sabía si iba a tener la fuerza para cantar. Pero te sentía tanto.. Abuela, te sentía allí conmigo, veía tu sonrisa y tu ojos emocionados.. Y tu Amor fue mi consuelo. Canté para ti, como pude.. La fuerza del Amor es inmensa.. Ella siempre ha estado conmigo en todos los conciertos a los que ha podido asistir. Y era una profunda admiradora de La hora Española. Gracias por la fuerza que me diste para dar el recital. Estar contigo en tus últimos momentos ha sido una de las vivencias más hermosas de mi vida". La saga de mujeres alcalaínas continua.  




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