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lunes, 15 de agosto de 2016

TERCERA PARTE DEL CORREGIDOR GUEDEJA. CON FOTOS DEL ÁNGELUS.

En su tiempo, concretamente, en 1992 se iniciaron las largas cortes de Madrid, donde se optó para pedir al Reino el servicio de quinientos millones de maravedíes ( medio millón l de ducados al año) , que se repartieron entre las ciudades convocadas. Hubo que hacer frente al pleito entre la ciudad de Alcalá y la de Jaén con motivo de dicho repartimiento de los ocho millones, a laque ciudad se opuso por no querer depender jerárquicamente de Jaén, y eximirse por sus privilegios. El final, asumió la parte aunque la fórmula protocolaria dejara un poco autónoma la ciudad. Y se mantuvieron varios pleitos entre  los regidores y los jurados, en los que trato de moderar el asunto. Además, precisamente en este año acababan de correr los millones de las anteriores Cortes, los primeros, y era el de al tercera bancarrota filipina por lo que los Quinientos Cuentos eran necesarios para negociar con los asentistas el medio general que se planeaba y se plasmó en el año siguiente.  No obstante, la discusión entre la Corona y la Corte fue intensísima por la política exterior y otros costes. Emn medio, estaba el corregidor para moderar el asunto en la  parte que le correspondían a la ciudad
Una preocupación  importante fue el traslado del agua de la fuente de la Mora hasta  la parte más alta de la ciudad, para  que pudiera acercarse a los arrabales de la Mota, basándose en razones de ingeniería. Para ello, se trajo Juan  López Sisto, maestro  ingeniero de obras de Málaga , que calculó  el nivel de las aguas y la capacidad de subida que tenían colocándose dos cañerías y un pilar, con lo que se favorecía el abastecimientos de los caballos y de los vecinos de los barrios altos hasta  la  casas de doña Agueda Cano y por un importe de tres mil ducados([1]). También le preocupó a la ciudad el reparo de la alameda, pues se hallaba  casi perdida, así como la calzada y sin agua en acequias, no se podía ir a pie ni a caballo. De este tiempo, es  la casilla  y el lavadero de junto a la puerta de los Álamos para caseta del guarda, que regaba la zona. En estas obras participó Ginés Martínez de Aranda.
Este corregidor fue uno de los mayores promotores de los municipios del corregimiento, tal vez influenciado por su perspectiva real. En Loja propuso una serie de medidas que hubieran cambiado el municipio en el centro de la ciudad lojeña, con  quitar las tiendas de la Plaza  y engrandecerla, levantar un Palacio Arzobispal y dar amplitud  a la manzana comprendida entre la Iglesia y la Plaza. En palabras de Del Rosal , su afán por la mejora de Loja, se definía refiriéndose al cabildo del 3 de julio del 1592([2]):
“En la cabeza del corregidor Guedeja surge otro proceso para agrandar y allanar la Plaza, a costa de echar abajo las Casas del Ayuntamiento, trasladando éste al fue el Álhorí del Pósito viejo de la cuesta de la Cárcel, que se desestima por lo costoso, teniendo en cuen aqie hace pocos años se gastaron tres mil ducados en los soportales de la Audiencia, sala y capilla del Cabildo y los propios están empeñados en 14.000 ducados..Pero poco a poco se v dibujando lo que serla la futura Plaza Nueva a partir del Matadero”  
            En su tiempos, la labor normativa  de este corregimiento se centró en Alcalá con la aprobación de  la ordenanza del peso de la harina, que obligaba a pesar el trigo y la harina en la balanza, también se aprobaron definitivamente las ordenanzas de hilar los capullos de seda ([3]), la de trata y cría de caballos y la de  la inscripción de todas las penas de ordenanzas en  el libro de la ciudad ([4]) .  en Loja, se aprobaron las ordenanzas de los maestros de escuelas[5]
            En cuanto a la labor gubernativa,  el alcalde mayor tuvo que perseguir a varios ladrones organizados , que en Loja trataron de llevarse nada menos que 30.000 ducados de plata, destinados a la paga de Millones, cuyo ejecutó traía la orden encarcelar a los regidores por sus medidas dilatoria, y a diferencia de Alcalá en Loja renació los cuadrilleros de la Santa Hermandad para asegurar los caminos de ladrones y salteadores que atacaban a los pasajeros
            Tras muchos años de ausencia de fiestas por agosto, en 1592, volvieron a programarse una serie de festejos , que se componía de corridas de toros, carrera de caballos y juegos de cañas, con la participación de cuatro cuadrillas, al mando de las cuales estaba el corregidor, el alcaide y dos regidores.
            En su tiempo, se recrudecieron las protestas en la villa del Castillo de Locubín con motivo del robo de ganados por la zona de límite con otros pueblos cercanos y el enfrentamiento  y apresamientos de algunos de ellos. Ello dio lugar poner en marcha la petición de las varas de hermandad entablándose un conflicto entre los vecinos del Castillo y el cabildo alcalaíno que paralizó toda esta propuesta([6]). Sin embargo en Loja, se llevó a cabo una concordia con Priego  la villa de Iznajar, se solucionó el problema de la dehesa de las Marrojas repartiéndose entre los vecinos para evitar que fuera reclamado por los municipios comarcanos[7]

En el año 1592, la ciudad  acudió a la Corte para solicitar el rompimiento de mil fanegas de tierras de monte con el fin de restaurar las torres y murallas caídas de la plaza y del Gabán. Se cayeron dos torres, parte de muro que entre ellas estaba por falta de cimentación a la entrada principal de la plaza pública,. La comarca era poco extensa, una legua y media, con su mayoría de tierras de labor y viñas, pero había una razón fundamental
para seguridad de la dicha ciudad y su comarca por ser fuerza de tanta importancia a mi servicio del Rey
 a lo que se añadía:



y juntamente han de ser defensa de la dicha plaza tan fuerte que también memoria de la sangre de los antepasados de esa ciudad en servicio de sus reyes nuestros antecesores, con tanto ánimo derramada, la antigüedad de dicha fuerza y frontera y haber sido siempre favorecida con tantas particulares mercedes declaraba de cuanta importancia era a nuestro servicio y bien de vuestros reinos tenerla bien reparada[8]
Se concedió dicha solicitud en los sitios de Mures, Cañada Honda y Hoyos de Acequia, entre otros con la duración de seis años y en arrendamiento y con la premisa de que habían de ser devueltas al estado en el que se encontraban . Sin embargo, pronto surgieron los fraudes de quiere incorporarlas a terrenos anteriores limítrofes con otros propietarios mediante la compra en similares términos que los que llevó a cabo López de Obregón, en este caso el juez licenciado don Iñigo Enríquez. Éste, en concreto, las vendió al licenciado Góngora y Montijano por valor de cinco ducados la fanega.
La intervención real fue decisiva para la restitución de tierras a su estado natural de pasto común y realengo sin permitir que se incorporaran a manos privadas de una manera perpetua. El conflicto se complicaba con el clero que trataba de  evadir los juicios a través de los tribunales eclesiásticos.
Para  la obra acudió a informar y hacer las diligencias Arévalo de Zuazo, corregidor de Granada y se hicieron informes de distintos arquitectos, entre ellos Ambrosio de Vico en 1588. La obra se remató en catorce mil ducados. También, se permitió que se dieran seiscientos ducados del arrendamiento de la bellota y cuatrocientos de los propios de la ciudad.

En cuanto a la labor gubernativa, se recibieron varias una provisiones  reales , una  contra los pobres que mendigaban por las calles y pedían, obligando que no pidieran  salvo si eran moradores. Porque avía muchos vagabundos fingidos que pedían y quitan limosna a los que realmente lo son ye los hospitales no se pueden sustentar....no consintáis anden pobres en esas ciudades y lugares de su tierra y jurisdicción y  otra que obligaba a los corregidores  no dilatar los juicios y llevar los presos a los galeones en defensa del mar y costas ([9]) El conflicto de términos  tuvo lugar con la villa de Valdepeñas, donde se produjeron algunos asesinatos  de vecinos alcalaíno([10]).En agosto de 1589. tuvieron lugar varios pleitos de restitución de tierras. Para ello, por parte de la Corona se envió un juez , Alonso López de Obregón, que resolvió concediendo mediante su paga y elevación a escritura pequeñas cantidades usurpadas por los particulares. Entre ella cuatro fanegas en Santa Ana por Cristóbal Cano[1]
  


En el año 1592, la ciudad  acude a la Corte para solicitar el rompimiento de mil fanegas de tierras de monte con el fín de restaurar las torres y murallas caídas de la plaza y del Gaván. Se cayeron dos torres, parte de muro que entre ellas estaba por falta de de cimentación a la entrada principal de la plaza pública,b. La comarca era poco extensa, una legua y media, con su mayoría de tierras de labor y viñas, pero había una razón fundamental
para seguridad de la dicha ciudad y su comarca por ser fuerza de tanta importancia a mi servicio del Rey
 a lo que se añadía:



y juntamente han de ser defensa de la dicha plaza tan fuerte que también memoria de la sangre de los antepasados de esa ciudad en servicio de sus reyes nuestros antecesores, con tanto ánimo derramada, la antigüedad de c(dicha fuerza y frontera y haber sido siempre favorecida contanta n particulares mercedes declaraba de cuanta importancia era a nuestro servicio y bien de de nuestros reinos tenerla bien reparada[1]
Se concedió dicha solicitud en los sitios de Mures, Cañada Honda y Hoyos de Acequia, entre otros con la duración de seis años y en arrendamiento y con la premisa de que habían de ser devueltas al estado en el que se encontraban . Sin embargo, pronto surgieron los fraudes de querer incorporarlas a terrenos anteriores limístrofes con otros propietarios mediante la compra en similares términos que los que llevó a cabo López de Obregón, en este caso el juez licenciado don Iñigo Enriquez. Éste, en concreto, las vendió al licenciado Góngora y Montijano por valor de cinco ducados la fanega.
La intervención real fue decisiva para la restitución de tierras a su estado natural de pasto común y realengo sin permitir que se incorporaran a manos privadas de una manera perpetua.([2]) El conflicto se complicaba con el clero que trataba de  evadir los juicios a través de los tribunales eclesiásticos. Pero, lo que más interesaba era la restauración del Gabán con el fondo de las rentas de las tierras rotas.
Para  la obra acudió a informar y hacer las diligencias Arévalo de Zuazo, corregidor de Granada y se hicieron informes de distintos arquitectos, entre ellos Ambrosio de Vico en 1588. La obra se remató en catorce mil ducados. También se permitió que se dieran seiscientos ducados del arrendamiento de la bellota y cuatrocientos de los propios de la ciudad.
Otra concesión de tierras se hizo para las obras de embellecimiento de la plaza alcaláina, con la compra de varios rincones, que se sufragó con el arrendamiento de tierras de Llano de los Muchachos, Hondonera, arroyo Salado, Chaparralejo, Castillo de lOcubín. Fuente el Gato, Majallanas., Cañada Honda, y Navaleperal (l[3]
            El conflicto con el estamento eclesiástico se recrudeció principalmente en Loja, al no devolvérsele la parte del impuesto de millones, dando lugar a la excomunión de los regidores en el mes de febrero, lo que se repetió en el mes de abril con motivo de los protocolos de  preeminencias en los asientos de la Iglesia Mayor.. No debía estar muy saneada la hacienda, pues las deudas de los propios alcanzaban los 13.000 ducados  y el arbitrio sobre la bellota de las dehesas  afectó al recaudador en más de 600.000 maravedíes ([4]).Los pleitos continuos de enajenación de tierras, las deudas por préstamos y la división de los distintos grupos del cabildo municipal lojeño caracterizaron este corregimiento. 
            No salió muy bien parado este corregidor, pues, al final de su mandato, tuvo que responder a las acusaciones de la comunidad de jurados, encabezada







por  Luis de Arjona, que acusaron a los regidores de fraude en las cuentas del Pósito, Gabán, Propios y Casa de la Justicia ([5]).




[1]AMAR. Provisión Real del 20 de noviembre de 1588.

[3] AMAR. Acta del cabildo del 26 de noviembre de 1593.
[4][4] AHML. Acta del once de febrero , 13 de septiembre  y 11 de octubre de 1594.
[5] AMAR. Acta del cabildo del 4 de abril  del año 1595.




[1] AMAR.  Caja 7. Legajo 16. 31 de agosto de 1589.





[1] AMAR. Actas de los cabildos del  13 de agosto de 1591.
[2] DELROSAL Y otro , op. Cit. Pág. 344.
[3] AMAR. Acta del 20 de mayo 1592.  La ordenanza tenía como objetivo la buena hIilatura de calidad de la seda, para ello se traían telares de Granada así como veedores anuales para ver la obra y el torno,  y se obliga a seleccionar los capullos, excluyendo  los sucios y blancos y otros aliños, 
[4] AMAR. Acta del cabildo del 23 de noviembre de 1593
[5] AHML. Acta del cabildo del tres de diciembre de 1593.
[6] AMAR.. Acta del cabildo del 25 de mayo 1594.
[7] AHML. Acta de los cabildos del 12 de enero, 28 de julio del 1592.
[8]AMAR. Provisión Real del 20 de noviembre de 1588.
[9] AMAR. Caja 37 Legajo  6. Provisión real del Madrid 1590, Mayo , cuatro. Y otra en Madrid 1590, abril , veinte.
[10] AMAR. Legajo 69. Pieza 18. Libranza del libro de Cuentas del año 1592. 

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