De este tiempo, surgieron varios pleitos con
la revisión de cuentas del Pósito por
unos gastos desarrollados en corregimientos anteriores, en los que se veían
implicados el mayordomo y el comisario del Pósito. Por cierto, una cédula real
obligó a una nueva regulación de este organismo, pues había caído en manos de
usureros que se enriquecían con sus trasiegos
y negocios a partir del trigo de la comunidad. En su tiempo
se confirmaron y aprobaron una nueva ordenanza del Pósito[1] y otra sobre la protección de los montes, en la que
se señalaban el sitio donde los vecinos cortarían la leña cuarenta días antes y
después de año nuevo, modo de cortarla a partir de la cruz del tronco, dos
cargas por personas, día señalado, penas de diez días de prisión, obligaciones
de los guardas.[2]
Relacionado con la ciudad destacan
los pleitos con los regidores sobre la
parte de penas de ordenanza, el asunto del nombramiento de guardas por parte de
la ciudad que apoya, el conflicto con nuevos repartimientos o imposiciones con motivo de las obras de
unión del Río Tajo en Portugal y el
muelle de Málaga.
Y
surgió un conflicto que hasta ahora no ha podido constatarse en el
corregimiento. Pues, junto con el corregidor y todos los oficiales de la
ciudad, los familiares de la
Inquisición también controlaban la moral y costumbres, y empezaron
a proliferar en el corregimiento, dándose el caso que en Loja alcanzaba la
cifra de veinte familiares con el agravante de que muchos de ellos ni siquiera
eran vecinos de la ciudad y, tan sólo residente, dando lugar a altercados porque
todos ellos producen muchos desórdenes y solicitando al ciudad a que
intervenga el Inquisidor de Granada, para que los invitara irse a sus
respectivos municipios, entre ellos se encontraba el alcalaíno Pedro Cabrera de
Luna ([3]). Un año, el inquisidor Tamarón visitó el término de
Alcalá, investigando varios casos de costumbre, algunos moriscos u ocultos
musulmanes que ejercían prácticas islámicas en sitios retirados, los judaizantes, algunos hechiceros, y confesores
que sobrepasaban sus funciones[4].
La intervención en obras públicas se
centra, por la partela Ribera ([5]) y en Loja en la
ampliación del Pósito, agregándose la
Casa de la
Almona ([6])
.
Intervino el corregidor por la
muerte de un vecino al paso de las tropas. Y se recibieron llamadas de ayuda de
la Costa
granadina por parte del capitán General de la Costa. ([7]). Una , en marzo de 1586,
ante el ataque del moro Arael de Argel,
a la que contestó la ciudad con un alarde y envío de cincuenta soldados. Loja
reaccionó de una manera semejante, enviando una compañía Motril por el mes de
abril al frente del capitán Antonio de Mérida. Síntoma del cansancio de las ciudades
de este tiempo, es la deserción de
muchos soldaos, a los que hubo que amenazarle con la pena de seis años de
galeras ([8]). Otro conflicto surgió
con la mesta, con la llegada del alcaide
en las dehesas de la Tijara
y Marrojas, que eran bienes de propios, pues no había entrado nuca la mesta ni
había hermanos de ella, por eso se acudió a la Chancillería y al rey
ganándose una real provisión contra el honrado gobierno de la Mesta , que se obligó a
restituir las penas impuestas[9]
El juez comisionado Alonso López de Obregón trató de arreglar todos los desafueros de
tierras roturadas en abrevaderos, cañadas y dehesas otorgando en el 1590 gran
cantidad de tierras. Alguacil mayor Diego de Alanís. Alcalde Mayor Licenciado
Cortecedo de la Isla. En
este mismo terreno, la ciudad de Loja
emprendió una serie de pleitos, tal como afirma Del Rosal “Muy grave y
complicado, es el problema de las tierras concejiles y comunales, ocupadas indebidamente
por aquellos que se componen o compran tierras realengas, con los que hay que
pleitear uno a uno, y aunque se consiguen varias sentencias favorables al
Concejo, desaparecen muchos montes irremisiblemente”([10]). En 1587, el asunto
afectó como en Alcalá a algunos miembros
del cabildo, que habían ocupado algunas tierras de la Torre de la Gallina y a don Luís
Fernández de Luna , que intentó comprar la jurisdicción de Campodobro, cosa que
afectaba a la ciudad lojeña y se opuso[11].
Por alusiones de la residencia, que
le hizo el licenciado Grandío, salió
incurso junto con sus dos alcaldes mayores los licenciados Gil García de
Sotomayor y Pachomoso, en un delito de
apropiación de 20.536 maravedíes
correspondientes al cobro de la parte de
las penas de ordenanza, en la que lel regidor
Alonso de Góngora era el paladín
para rescatar todos estos beneficios a favor de la hacienda municipal o de los
propios regidores[12]
[1] AMAR. Acta del cabildo del
19 de abril de 1584. En esta se contiene la nueva ordenanza, en la que
se ordena que no se compre el trigo de la Alhóndiga , se trueque entre los vecinos y no se
venda a los pueblos de fuera por la escasez.
Y se venda voluntariamente al Pósito,
no lo habían hecho desde su fundación
hace 46 años.
[3]
AHML Acta del 29 dé junio de 1586.
[4]
ARANDA DONCEL, Juan La
Inquisición de Córdoba y la visita del distrito del último
tercio del siglo XVI. B.R.A.C.Julio y Septiembre 1985. LVI.Nª 109.
[5]
AMAR. A 6. Acta de cab. 3 de febrero 1 y 15 de marzo de 1587.
[6]
AHML. Acta del 24 de enero de 1586.
[7]
AMAR. Acta del cabildo del 18 de marzo de 1586.
[8]
AHML. Acta del nueve de octubre de 1586.
[9]
AHML. Actas del 20 de mayo, 5 de julio
de 1586, y 28 de julio de 1587.
[10]
DEL ROSAL y otro .op. cit. Pág. 330.
[11]
AHML. Acta del 28 de julio de 1587.
[12]
AMAR. Acta del cabildo 3 de marzo de
1587.
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