Tuvo que hacer
frente a una petición de quinientos soldados ante la amenaza de la armada
inglesa en la bahía de Cádiz con la
presencia de sesenta navíos y amenaza a Gibraltar y málaga ([1]).
Para poder sufragar los gastos, se echó
en Alcalá manos a prestamistas( para
comprar armas, tres franceses, portugueses y tres vecinos de la ciudad ([2]) y se
rebajaron las cifras de soldados hasta
una compañía, que se encaminó hacia Puerto Real con el capitán Diego de Cabrera ([3]). En
Loja, se formó un consejo de guerra, formado por varios regidores y soldados
viejos, presididos por el corregidor que se encargaron de la intendencia y la
preparación de otra compañía de cien soldados
También tuvo que
hacer frente a los preparativos de la peste que se había extendido por pueblos
de Jaén como Bélmez y Jódar..
Pero, el asunto más
delicado le sobrevino al final del corregimiento, pues debió colaborar tanto en
Loja como en Alcalá con el comisario
Agustín Delgado para la formación de un
cuerpo de milicia nacional, que consistía 200 soldados por 2.500 vecinos. Esto
vino en confrontación con los intereses de las ciudades, pues se opusieron a la
medida, que obligaba inscribir a todos aquellos comprendidos entre los 18 y 50
años. La respuesta de los vecinos no era
la deseada y, en la primera
convocatoria, tan sólo se
presentaron voluntariamente sesenta. Las causas del absentismo se justificaba
que nada menos que 500 se veían exentos por ser clérigos, hidalgos, mayores o
viudos, y que aquello había que añadir
que la ciudad era libre y exenta de cargas. Ante la escasa respuesta, tomaron
las riendas el comisario y el corregidor
para llevar a cabo el cumplimiento. La ciudad entró en litigio y abrió un
pleito que llevó a la Corte
para aplazar el asunto. En el intervalo lograron que se presentaran hasta cien,
pero tuvo que echar a mano de forzosos apra cumplir la medida real. Pero hasta
el mes de octubre no cesaron, lo que llaban las pesadillas entre vecinos y la
ciudad contra el corregidor. La muerte del rey le sobrevino y, con on los
preparativos de las exequias, aplacó la
situación que se había encrespado([4]). En
1598, hubo que llevar, de nuevo una compañía al sitio de Cádiz. En Loja, la
situación fue más que alarmante y casi es un precedente de las futuras crisis
de subsistencia, con la hacienda local en quiebra, la economía alcista, la
pobreza de las sociedad, los gastos de guerra, los vecinos lojeños se alzaron en
motín. Como escribía el escribano del cabildo “muchos vecinos a manera de
motín, han hecho y hacen juntas y ligas entre ellos para que no tenga efecto lo
que S.M.,manda”[5]
En el ambiente religioso
que se respira a finales del reinado de Felipe II, se fundó el monasterio de
monjas de la Encarnación
y se propagó la devoción de san Blas y
san Jacinto, de quienes se hicieron
imágenes en Granada([6]). .
En
su tiempo se realizaron, una nueva carrera de Caballos junto al humilladero de
san Marcos en el camino que iba a Charilla, las obras de cañería para las
letrinas de la Cárcel
y, de nuevo, hubo de venir el corregidor de Granada Mose´n Rubí de Bracamonte,
para ver las obras del Gabán junto a un maestro mayor en 1595.
En
cuanto a la replantación de pinos , procedieron de la villa de san Clemente([7] )
Fue
residenciado por el licenciado Mesía de Villalobos,
que trajo varios oficiales , entre ellos el depositario Antonio de Velasco([8])
[1]
AMAR. Acta del 6 de julio de 1596.
[2]
AMAR. Acta del siete de julio de 1596.
[3]
AMAR. legajo 146, Pieza 1.Cuaderno del establecimiento de la milicia de Alcalá la REAL ,
Lista para Ayamonte.
[4]
AMAR. Actas los cabildos del 7, 9, 11, 17 y 21 de agosto y 20 de octubre
[5]
AHML. Acta del 20 de marzo de 1597.
[6]
Amar. Provisión real del 8 de agosto de 1595 y aca del Cabildo del 17 de enero de 1597, en la que se encargo la imagen
de san Blas a Pedro de Raxis.
[7]
AMR. Cabildo del 27 de febrero de 1596.
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