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sábado, 6 de agosto de 2016

segunda parte del liocenciado Niño y la visita del juez Arévalo de Suazo.










El reino, acuciado por las guerras y por las cargas financieras, emprendió por muchos lugares de España varias investigaciones que no pretendían sino controlar los gastos de las ciudades en beneficio de  recaudar más fondos  para la Corona, Para  ello enviaba jueces comisionados, generalmente procedentes de la Corte o corregidores de las ciudades cercanas a los corregimientos, para que se investigaran todo tipo de fuentes económicas. Y así, a finales del año 1581, exactamente el día 13 de octubre se encontraba en la ciudad, y a principios del año 1582, la ciudad de Alcalá recibió una investigación del doctor Zarco de Morales, comisionado como juez de cuentas, para revisar todos los movimientos económicos de los bienes propios, del  pósito y visitas de la ciudad. Pues las cuentas no se habían revisado ni se habían tomado  en los anteriores corregimientos. En palabras del comisionado, este era el estado desastroso que presentaban.:
“en la dicha ciudad no se habían tomado las cuentas hace dieciocho años y se tenían por los regidores y otras personas ocupados y usurpados los dichos propios e pan del Pósito, lo que era causa de padecer mucho trabajo la gente pobre.”[1]

Por las acusaciones del comisionado, se  demostraba que Alcalá era una ciudad sin control administrativo y predominaba , sobre todo, en el  poder municipal, representado por sus regidores que eran los que  administraban la vida de la ciudad. Hasta tal punto llegaba la situación que los mismísimos regidores habían usurpado ocho mil fanegas del Pósito ,e, incluso, el dinero de la ciudad lo utilizaban en su propio beneficio. Para salvar la situación de crisis económica, por aquel tiempo, solicitaron un censo de diez mil ducados. Es interesante el análisis de todos los documentos relacionados para conseguir este trámite ante la Corte, porque entre las peticiones del cabildo, o del corregidor, encontramos a una ciudad que producía en todo su término  catorce mil fanegas de trigo, su número de vecinos alcanzaba la cifra de dos mil quinientos, de los que mil quinientos eran labradores ricos que tenían mucha labor y cosechas de pan, de tal manera que no se veían obligados a ir al Pósito. Con sus cosechas proveían al pueblo, incluso, la comarca. El resto de los vecinos eran pocos para proveerse del Pósito. De ahí que, el mismo, en el a primero del  año 1583, la ciudad , a través del señor Diego de las Cuevas, elevase una petición al Consejo real, en los términos siguientes, que vamos a resumir([2]):
-Expuso que el juez se había excedido en sus atribuciones, perjudicando a la ciudad, obligando a que no se dieran salario al preceptor de gramática, rector del Colegio de Niños, médico, procuradores, sindico de pobres, alcaldes de zapateros, ni contraste de peso, alcaide del matadero, contador de la hacienda y de propios, fieles de la carnicería y del peso de la harina, alarifes de fuentes, calles o caminos ni  capellanes ni se consignaran gastos fundamentales como el toque de la queda o el sillero- persona que ejercía de portero en las fiestas  para el cabildo., ni los de la visita de términos, ni fiestas de toros- cosa que la ciudad llevaba a cabo para ejercitar y tener a `punto a los caballeros de la compañía militar de la ciudad-, incluso se llegaba al extremo que se impedía que se pagasen los gastos de procesiones como la del Corpus, el amojonamiento de montes, la visita de boticas o veredas, los cuarteleros del pósito que se encargaban de repartir por los barrios el pan del pósito ante las necesidades y, lo que le daba más credibilidad a una ciudad, el pago de los censos contraídos anteriormente.
-Justificaba la ciudad con que tenían licencia especial del rey y que su aplicación le llevaría a la ruina, aludiendo que el no tenía estas atribuciones para poner veto a los gastos ordinarios sino solamente revisar y ver los alcances  de las cuentas.
En cuanto a la restauración de las torres, murallas y Casa de la justicia, el cabildo alcalaíno era consciente de su trascendencia, pues, si perdía su amurallamiento, vendría a continuación la de todos los edificios de la plaza y la decadencia del mercado y pérdida de mercedes y privilegios conseguido en pasados reinados. Por eso,  defendió su restauración enviando hasta la Corte al regidor Juan de Figueroa que realizó varias gestiones. Entre ellas, se comisionó nada menos que al capitán general del reino de Granada Arévalo de Suazo, nombrado a propuesta del Consejo de Guerra., y trajo un maestro mayor ante la insistencia de reparar el recinto fortificado, por todo lo que significaba y  que, en palabras de los regidores([3]), quisieron que se reedificara, por ser una de las mejores fuerzas que tenía Su Majestad en sus tierras y que había sido favorecida y estimada por los reyes antecesores y que no quedarían en el suelo murallas tan antiguas y tan fieles.   ..
            Las labores se iniciaron con el allanamiento del Cañuto, para que pudieran hacerse el paso de la Mota a Santo Domingo en las procesiones y en una serie de pequeñas reparaciones para, al menos, hacerlo transitable ([4]). Continuaron con las del adarve del Trabuquete, cimientos de torre de la Imagen, torre del Argamasón , torre de la Cárcel y Casa del Toril.
Así se arreglaron los pasos de las Entrepuertas, se contrataron maestros para dar soluciones a la torre del Farol, se puso un antepecho en la parte que daba a la casa de la Justicia junto a la torre del Pendón, que estaba en ruinas. En 1581, se puso en marcha el puente del Castillo de locubín, obra que tuvo grandes conflictos entre el cabildo y los maestros de obras .En el año 1583, de nuevo la Corona prorrogó la parte de penas de Cámara por seis años para que pudieran emplearse en  este tipo de obras, que por ahora  se habían gastado nada menos que 24.000 ducados en los cimientos  de las dos torres y lienzo ([5]).También  se pidió un censo por la ciudad de mil ducados para reparar la torre de la Imagen ([6])




[1]AMAR. Caja 69. Pieza 18.
[2] AMAR . Libro de acta de cabildo del 26 de enero de 1583, traslado de la petición de Diego de las Cuevas en Madrid a 10 de enero de 1583.
[3] AMAR. Acta del cabildo del siete de junio de 1582.
[4] AMAR- Acta del 19 de junio de 1582.
[5]  AMAR. Traslado de de la provisión real dada en Lisboa  7 de febrero de 1583 en el cabildo del 15 de abril de 1583.
[6] AMAR, LEGAJO 7. PIEZA 40

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