Agosto: El
día quince se asiste a la función de iglesia de la mañana y por la
tarde a la procesión "por
ser patrona y que en este día se acabó de ganar de moro el barrio de la Mota, y después ai salve en las casas de Cabildo a costa de
los Propios".
Sin embargo el calendario
festivo se completaba con el religioso, recogido en las Constituciones
del Abad Moya son las siguientes:
Agosto:
El día cuatro la fiesta de
Santo Domingo en la ciudad, el seis la Transfiguración del Señor,
el día diez San Lorenzo mártir, el día quince la Asunción de
Nuestra Señora y el veinticuatro san Bartolomé apóstol.
En estos
días se obligaba a la asistencia de misa y a la observancia del
precepto de no trabajar, se cerraban todo tipo de comercio y trabajo
artesanal y las tabernas y mesones no se podían abrir hasta la
salida de la misa de la Iglesia Mayor. Tan sólo se permitía que en
algunos lugares se pudiera traficar el comercio, relacionado con los
molinos por estar apartados de los núcleos de población.1
En el año 1754, se recibió una prohibición real en la que se
impedía trabajar los días de fiesta.A mediados del siglo XIX, tuvo
lugar la reducción de fiestas establecidas por un concierto entre el
ayuntamiento y el cabildo eclesiástico. Tan sólo, la festividad del
Corpus, el de Santo Domingo de Silos, San Blas y la de Virgen de las
Mercedes se salvarán del amplio repertorio.
Con
frecuencia hay una interrelación de la vida civil y eclesiástica
de tal manera que en todos los cabildos- los ordinarios de los
martes y viernes y todos los extraordinarios, otras veces viernes y
lunes - decía misa el capellán " por el sufragio de las
almas benditas , por la felicidad de las armas católicas del rey
nuestro señor que Dios guarde y el acierto de la ciudad en sus
ayuntamientos y fuera de ellos".1
Por eso es comprensible que el nombramiento, el pago de la
capellanía y todo lo relacionado con la liturgia de ella se
intensifiquen en estos siglos. Así se renueva continuamente los
ornamentos de la cárcel y del oratorio y en el año 1730, se
adquieren todos los ornamentos del cabildo ( cortinaje verde, varas
y manillas, esteros de sala y antesala) y los objetos sagrados de la
Capilla del Cabildo, que aparece recogida en las actas capitulares2.
A partir de este siglos, son frecuentes los actos religiosos ligados
con la patrona de Alcalá, la Virgen de las Mercedes, a la que le
colocan una imagen en el propio oratorio de las Casas Capitulares y
le rezan una salve con motivo de su fiesta.
El final del siglo XVII, con
motivo de la Novísima Recopilación, el purismo introducido con la
Ilustración y el rigorismo de los nuevos abades, sobre todo,
Mendoza y Gatica y Palomino López de Lerena, va a suponer un fuerte
retroceso en el costumbrismo festivo y en la desaparición de
importantes hermandades y cofradías que son las que configuraban en
su mayor parte la parte festiva. En el año 1829, la situación nos
la expone el cabildo del diez de marzo cuando dice:
que se
suspendan todas las cofradías que hay en esta ciudad sin Real
aprobación, quedando sólo las dos sacramentales, las dos de Ánimas
y la de Jesús Nazareno por la Real Cédula que la instituyó, y ,
creando a
veneficio
de los Expósitos, una nueva bajo el título de los Desamparados, a
las quales únicamente se les permita sin prestarles comunicados a
los interventores con la multa de cien ducados o la que sea del real
agrado a beneficio de los mismos.
Además, a esto hay que
añadir un principio de siglo del siglo XIX bastante convulsivo y
nefasto para los elementos festivos, religiosos y culturales, en el
que sobresalen la guerra contra los franceses, el nuevo espíritu de
la Constitución del 1812, las calamidades, entre ellas, diversos
años de sequía, peste y de terremotos, y los continuos movimientos
políticos( guerras civiles y levantamientos militares) que no
coadyuvan a favorecer ni implantar nuevos movimientos festivos. Una
savia renovadora se introduce en la Iglesia local con el nacimiento
de la Casa de Misericordia, que agrupará todos los bienes de las
hermandades, fundaciones, bienes, censos y otros elementos de las
manos muertas, provocando un gran decaimiento de la actividad
festiva.
Un factor muy importante,
digno de comentar, es el nuevo desarrollo urbanístico que se
desarrolla en la ciudad con el traslado de la vida social desde el
recinto fortificado de la Mota hasta el nuevo emplazamiento del
LLanillo. Esto obligará a que los nuevos edificios públicos y
religiosos se adecenten y se tracen con una planificación racional y
abierta, distinta a la anterior que era estrecha, zigzaguante y
medieval, fruto de un período anterior, donde las manifestaciones
públicas no era su planteamiento previo de diseño. La nueva plaza
de las Casas Consistoriales será un espacio abierto, donde se puedan
desarrollar las ceremonias solemnes de las fiestas tradicionales,
como el Corpus, o la extraordinarias de las proclamaciones de los
reyes. Las iglesias y los conventos presentarán unos espacios
amplios que les permita el trasiego de personas y la recepción de
aglomeraciones. Claro ejemplo de ello, son las iglesias de la
Angustias, de San Antón, o el Palacio Abacial. Fruto de una
evolución y transformación hacia los nuevos tiempos, son los
antiguos conventos que tratarán de evitar y librarse de posibles
impedimentos y mostrar unas portadas abiertas, donde se exhiban sus
santos, como sucedió en el Convento del Rosario, Consolación,
Trinitarias, San Juan, Dominicas, san Francisco y Capuchinos. El
compás será el nuevo término que desarrolla esta nueva visión
urbana a la entrada de los conventos, sobre todo en los de
Consolación y san Francisco,; la propia ciudad contribuye con sus
medidas de cesión de terrenos para que se establezca este espacio
abierto distinto a la antigua aglomeración y adosamiento de casas,
tiendas y otros edificios en las inmediaciones de la iglesia Mayor
de la Mota.
II
En
el siglo XVI y XVII, existía una estrecha ligazón entre la fiesta
de la Asunción, la celebración de la toma de Alcalá la Real y el
nacimiento del culto a María en la advocación de las
Mercedes. Es cierto que se extendió la difusión y aumento, en torno
al segundo decenio del siglo XVII, en concreto, de todo lo
relacionado con la hermandad, los enseres, las donaciones de fincas,
las memorias y otros elementos derivados de la gran repercusión que
la Virgen de las Mercedes debió tener por estos años. Curiosamente,
al principio, no debió desligarse la organización de la fiesta
entre los dos cabildos, el eclesiástico y el civil. Así
recientemente hemos podido encontrar los primeros organizadores y los
elementos de la fiesta de la Virgen de las Mercedes en el año 1616.
Fueron los regidores comisionados para ella don Juan de Aranda
Figueroa y don Luis Alfonso de Aranda. Se gastó una cantidad de
doscientos reales. Las actividades profanas consistieron en
invenciones de fuego y
luminarias y cosas de regocijo.
La función
religiosa corrió a cargo del cabildo eclesiástico, que recibía
protocolariamente en aquel día a los munícipes en la función de
la Iglesia Mayor.1Por
la tarde se celebraba la procesión general por los alrededores de la
Mota. Y, en muchas ocasiones, se acompañaban de escenificación de
obras de teatro.
Posteriormente, con el paso
del tiempo, el mayordomo y administrador de la capilla se encargaron
de la administración de la fiesta y se convirtió en una fiesta
puramente religiosa. En concreto, el 1617, ya aparece el beneficiado
y licenciado Alonso Méndez , como mayordom, y constituida la
hermanad en forma de esclavitud. Así lo refieren losg gastos de
libranzas del año 1617:
“Item
se baxan dos cent reales que dio e pagó al licenciado Alonso Méndez,
mayordomo de la Escalvitud de Nuestra Señora dse las Mercedes para
la fiesta que se hiço de la Asunción de nuestra Señora, exivió el
acuerdo del veinticuatro de julio de 1617 en la carta de pago”2
No obstante
en el siglo XVIII, se acrecentó la relación entre los dos cabildos
y se va a instaurar la costumbre del rezo de una salve en la Capilla
de las Casas Capitulares. Aunque
variaba
el día de su celebración, poco a poco solía realizarse el mismo
quince de agosto interviniendo una capilla de música, que rezaba
una salve, a la que acudían los beneficiados.3
Para ello , en el oratorio se colocaba su imagen donde se rendían
los cultos.4
Esta celebración tenía lugar por la tarde del día de la Asunción.5
No escatimaba esfuerzos el ayuntamiento en mantener el patronazgo y
en el año 1752, con motivo de un buleto de licencia para celebrar
los cultos, se arreglaba el altar y se adquiría un velo de damasco
carmesí par la imagen.6
Curiosamente, si nos trasladáramos al siglo XIX, en el año 1841,
el culto de la Virgen de las Mercedes no habría cambiado salvo en
pequeños detalles de poca importancia. En el mes de febrero, se
encargaba de la fiesta de la Presentación del Niño en el Templo, o
La Candelaria, costeando la torta y los pichones. A lo largo del año,
se cantaban misas, salves, en su honor, el día de la Víspera se
mantenían los fuegos y, así, a pesar de que se encontraba en la
Iglesia de la Veracruz, allí se festejó en la noche de la Víspera,
ya que era una tradición el traslado de la imagen a esta iglesia
para realizar rogativas. La capilla de Música de Florencio de Alba
amenizaba la velada de este día, donde la gente bailaba en los
alrededores de la iglesia. También lo hacía en el resto de la de
las funciones de Iglesia, misa, aguinaldos y salves del sábado. Sin
embargo el rezo diario del Rosario se acompañaba del coro de
Fernando Bolívar. A esto hay que añadir, también, otros pequeños
gastos de las actividades de la cofradía, que curiosamente era
administrada por el cura Enrique Díaz. Otro día señalado era la
Octava de la fiesta junto con el novenario en el que repicaban
Consolación y la Mota.
Los
ingresos para afrontar todos estos actos consistían en las limosnas
de los fieles tanto en dinero como en especie( cera, trigo y cebada,
sobre todo, sin olvidar animales como el cerdo, chotos, corderos,
gallinas e, incluso, patos) recogidas por el campo y en la ciudad. La
lámpara de aceite de la Señora no se apagaba durante todos los días
del año, que eran costeada por distintos devotos. Solía alquilar
una casa en la calle Caridad que le servía de granero donde se
almacenaba el trigo para venderlo. Las estampas se encargaban en
Granada y eran otra fuente de ingresos. En aquel tiempo, se pagaba el
cuidado de las imágenes y tronos y los costaleros de la Virgen,
como se mantuvo hasta cierto tiempo. En este año 1841 se celebró
una especial rogativa y la cera se mantuvo desde abril hasta agosto
en la Iglesia de la Veracruz 7.También
en los años posteriores, abundan los datos de rogativas en las
distintas epidemias, períodos de sequía o terremotos entre las que
destaca la de 1885.
En esta doble línea de
patronazgo y rogativa, se mantuvo el culto de la Virgen de las
Mercedes durante los siglos XVIII, XIX, y XX, permaneciendo casi como
única patrona y única mediadora en las rogativas, aunque a veces lo
compartiera con Santa Ana, Jesús Nazareno, Santo Domingo de Silos,
el Cristo de la Salud, San Blas y San Roque.
El quince
de Agosto va a delimitar el período festivo y no es extraño que se
celebraran corridas de toros y las compañías de Teatro acudieran
por esta fecha a representar sus obras de teatro. Claro ejemplo fue
el año 1729, la propia ciudad le concedió licencia a la Compañía
de Comedias del granadino Juan de Ordóñez8.
El declive del teatro y los
toros con Carlos III va a suponer un gran detrimento de las
actividades lúdicas que ya no se reavivaron hasta el siglo pasado y
se mantuvieron hasta el presente.
3
AMAR.
Acta del cabildo del seis de septiembre de 1742. Es la libranza de
treinta reales que importaron dichos gastos. Por la libranza del
veinticinco de julio del 1749 aumentaron a cuarenta y cuatro reales.
2
AMAR.
Cabildos de abril de 1730 y doce de a septiembre de 1729. Es
interesante resumir las piezas inventariadas del oratorio y de la
capilla: cruz de plata, Evangelio de san Juan de plata, cáliz de
plata , una patena, dos bujías de plata, un atril de plata,
platilla de vinajeras, vinajeras, una campanilla, todas ellas con
la llave y las armas de esta ciudad, además de las mazas de
martillo para los maceros y dos tarjetas de plata con sus cadenas
para los porteros con las armas y llave de la ciudad, un misal nuevo
dorado por las orillas, el pendón real que la ciudad saca en las
funciones con las Armas Reales a una parte y en otra parte las de la
ciudad de castillos y leones con flueque de seda y rojo carmesí,
tres sobremesas de damasco, una badana para bufete de los
escribanos, dos ropas de porteros de damasco y vueltas de terciopelo
carmesí y galoneado de oro fino, dos gorras para dichos porteros,
dos bufetes de nogal, una casulla de nobleza encarnada, con sus
corporales, manípulos forrado en tafetán caarmesí y bordado en
plata, un amito, dos albas de lienzo, de encajes y mangas, dos
cíngulos de Colonia encarnada, otro amito, otra alba, dos
purificadores, manteles y cornualtares, en la cárcel un ara de
piedra de alabastro, dos nuevos manteles, dos candelabros, una cruz
de plata, un frontal, un cáliz de plata, una patena, un paño de
cáliz, y una patena.
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