Archivo del blog

domingo, 28 de agosto de 2016

ENTRE FUENTES Y MANANTIALES










          Entre fuentes y manantiales, el agua conformó la nueva ciudad alcalaína  que bajó de la acrópolis  fortificada de la Mota al Llanillo. Primero, remontándonos al oscuro túnel del tiempo  lo hizo antes de la Prehistoria por encima del Pilar de las Tórtolas y Camino de la Virgen de la Cabeza, junto a la caseta del manantial de la Mora Vieja. Allí, se conservan los testigos de  las  primeras placas del Mioceno y los  manantiales que surgieron en su entorno, la primera ciudad argárica del cerro de  San Marcos y el recinto sagrado de la ermita junto al agua oculta, la cultura de las Cuevas  en el cerro de enfrente de los Llanos y el manantial del poblado junto al ovoide oculto. Los restos de las canteras romanas al borde del Tajo ,  y la canalización natural hasta la fuente de la Tejuela son el vestigio del mundo de la joven hispanorromana Inicia y de Manlio Celso ; Cauchil, Hacho y Azacayas no son sino la huella de la época musulmana en tono al manantial y su alquerías. Pero  la urbanización renacentista,  en tiempos de los Reyes Católicos, estuvo marcada por el agua, la de las fuentes de Beber o Tejuela, y  la Nueva o de la Veracruz( luego se llamó de los Álamos). La primera obra de Martín de Bolívar en  tiempos del corregidor ubetense Francisco de Cherinos; Desde su  manantial y la primera caseta, la auténtica fuente de la Mora ( en el siglo pasado desaparecida, llamada en los textos la Vieja) , se canalizó otra nueva fuente de agua, la vida de la ciudad de mediados del siglo XVI,  con sus  reformas y traspaso  de las aguas a la Fuente de la Mora Nueva junto a Consolación. Una obra de 1555, siendo corregidor Pero Ponce de León. Y se dieron una abrazo con otro trasvase la Fuente de la Tejuela y la de la Mora Nueva.
          La segunda fuente , La Nueva,  comenzada por Hernán Pérez de Torres fue acabada por el licenciado Mora a mediados del siglo XVI Esta  fuente es la carta de presentación de los alcalaínos a los turistas que acuden a la ciudad abacial. Ya le llamó la atención a  Enrique Romero de Torres allá por los años treinta del siglo pasado, Es una joya, que sufre para conservarse por contaminación atmosférica de los gases del motor ,no  la ha conquistado todavía la completa erosión, solo sufre la huella del tiempo. Obra del Florentino, yerno del herrero alcalaíno Juan Muñoz. Su renacimiento se ilustra en su organización de espacios, ejes de composición, relieve de sus figuras y clasicismo laocontiano . En el centro, la muy noble y leal ciudad de Alcalá la Real, recibe con el símbolo del escudo. Como ciudad fronteriza, el escultor representa a sus vecinos como guerreros míticos, los tenantes, esos seres que sujetan o acompañan los emblemas o escudos situados . Unos Hércules para emprender los trabajos de defensa de la frontera y vasallos del rey, ala manera del  Primer Trabajo hercúleo, se arman del mazo que había hecho él mismo, de la espada que le dio Hermes, del arco y las flechas que le  regaló de Apolo,  y de la magnífica armadura de Hefesto de los caballos de Poseidón, Y se defiende los enemigos (los vecinos de reino de Granada en la frontera medieval, y de los invasores por el mar desde europeos hasta los otomanos en tiempos modernos)  representados por los grifos. El grifo (griego: γρυφος, gryphos; persa: شیردال‌ shirdal, 'león-águila') esa criatura mitológica, cuya parte superior es la de un águila gigante, con plumas doradas, afilado pico y poderosas garras. La parte inferior es la de un león, con pelaje amarillo, musculosas patas y rabo. Contra el mundo agro ganadero, el pilar sin estridencias para los animales.
Se plasmaron varias  reformas y canalizaciones de aguas en tiempos de Antonio Martín Espinosa de los Monteros, siglo XVIII para dirigir las aguas  las calles de l Pastores, Dominicas, Fuente Nueva, Plaza y barrios Medios. Finalmente  según  el técnico  José Puche, as últimas canalizaciones desde 1874 hasta el depósito de la Corredera y  subida del agua hasta la calle Llana. Para terminar el siglo XX, con la última red.
Con el tiempo, unas fuentes  desparecieron: Plaza, Camino del Coto, Fuente de Granada, Tórtolas,  Tesillo, o Llana:  otras se reutilizaron como San Juan , San José o Rosario. Y la de la Plaza,  de Remigio del Mármol  se trasladó al Parque de los Álamos.
            Y el agua fue la reivindicación conquistada por los años de la transición para permanecer dentro de todos los hogares. Sin faltar una hora desde los años ochenta. Un buen ejemplo de lección democrática conquistado por el pueblo. Memoria , magistra vitae.




No hay comentarios:

Publicar un comentario