Fue nombrado por el rey Felipe II
en Madrid el día trece de enero de 1587,
y se presentó en Alcalá en el dos de febrero de 1587, donde juró, ante
el anterior alcalde mayor, el cargo, nombrando su gabinete de gobierno. Puso en
Alcalá por alcalde mayor el licenciado
Juan Grandio ([1]),
por alguacil mayor Antonio de Pereira y
Juan García, alguaciles menores Blas Delgado
y Cristóbal de Salas, y por alcaldes ordinarios del Castillo de
Locubín Miguel Rodríguez Cubero y
Cristóbal López [2]. Pronto se llévo para Loja como alcalde mayor
al licenciado Grandío, que fue sustituido en el mes de julio por Jerónimo de
Torreblanca. Como teniente de justicia lo hizo el licenciado Francisco Cívico Valenzuela,
hijo del alcaide de Iznájar Luis de Valenzuela.
Era natural de Portugal, donde tenía su casa y familia, la cual
hubo de trasladar a la capital del
corregimiento y fue acompañado en sus visitas por su esposa Beatriz, agasajada
en Riofrio de Loja ([3]).
Se mantuvo en el cargo hasta el año 1588, pues le fue prorrogado el cargo el
día cinco de febrero. En algunos periodos tuvo relaciones con el duque de Sesa.
Ya en la toma de posesión surgió
el primer conflicto con el corregidor, porque
nombró a un alcalde ordinario que no satisfacía al cabildo municipal y
hubo que rectificar el nombramiento. A ello se añadió que fueron muchos los
tiempos en que permaneció en Loja y
además debió tener un trato
vejatorio contra personas que
cometían faltas y delitos, llevándolos a
prisión y exigiéndoles dinero antes de alcanzar la libertad hasta tal punto
que, ante el abuso, también la ciudad de
Alcalá se negó a pagarle la parte de las penas de ordenanzas, con las que en el
juicio de residencia se le reclamaron e, incluso, se le acusó del beneficio que
obtenía de ellas llegando al caso de obtener más de tres mil ducados en un gran
número de denuncias, siendo condenado por la Chancillería de
Granada a su paga salvo las referidas a la conservación de los montes.
Un asunto que se mantuvo durante
su corregimiento fue la entrada en tierras realengas por parte de los
vecinos y en las tierras arrendadas de
la ciudad. Se envió un juez especial de
Tierras, Juan López de Obregón, que también
estuvo en Priego y Granada, para poner orden en la situación tan desastrosa producida tras
los repartimientos anteriores y el abuso de muchos poderosos, entre ellos los clérigos, el
licenciado Montijano y Góngora por la parte de la dehesa de Mures. No era este
el único frente sino que, por la parte de Majalcorón, otros vecinos, clasificados
como hombres atapados y muchas veces de noche, rompían el monte, por lo
que tuvo necesidad de enviar al alguacil
para zanjar el asunto, a petición
de la ciudad. La composición de tierras afectó no sólo a los vecinos sino también al propio municipio
por los abusos cometidos en el
repartimiento de 10.000 fanegas en el año 1530, realizado por Carlos V a los
vecinos de la ciudad y la concesión de un cortijo a los propio de la
ciudad en el Allozarejo, que se había extralimitado en la cantidad de tierras.
Fue un año de negociaciones para componer
lo usurpado, pagar las tierras
entradas y revisar mojoneras, en el que
los comisarios del cabildo emplearon muchas horas junto con el juez de tierras
enviado por la corona.. Este fue intransigente con los abrevaderos,
descansaderos o fuentes, mientras con las tierras usurpadas en los cabezales se
llegó a un concierto en su compraventa. Debieron levantarse algunos vecinos,
pues se hicieron varias reuniones a
concejo abierto, en la que intervinieron varios caballeros de la ciudad
afectados, pues la revisión no se llevó tan sólo de las tierras repartidas en
1526 sino a las tierras roturadas e
1542, por lo que muchos terrenos
linderos con las riberas de los arroyos se vieron obligados a rectificarse ([4]).
Su intervención, junto con los comisarios y el juez de tierras llevaron a cabo
varias juntas para resolver el conflicto a partir de octubre de 1589, pues se
reclamaban nada menos que mil fanegas en
propiedad y quinientas en propiedad y poder. En Loja, se cambió la situación de
la venta de parte de su jurisdicción a los señores, pues se le restituyó el
Salar, y de nuevo se inició un pleito para recuperar el de Huetór, que estaba
en manos de Antonio de Luna[5]..
En los primeros días de su
mandato recibió el aviso de Fernando Nuño de Guevara acerca de la llegada de
galeotes por la cala Figuera en la costa motrileña lal frente de un moro
muy temido por aquellos años llamado Arrael, la ciudad se alarmó y preparó de
inmediato una compañía de choque, y lo mismo hizo la ciudad de Loja con el
envío de cuarenta soldados, que se ampliaron a otros cuarenta más en los días
siguientes([6]).
Un año después, desde Murcia y de Granada el capitán general y corregidor
Alonso de Cárdenas le alertaban de la
llegada a Cartagena de la fragata de Pedro de Padilla, anunciándole que
la compañía de la ciudad debía acudir a la Costa de Motril, pues el rey de Árgel preparaba una incursión con 20 bajeles
gruesos y pequeños. Y en en el mes de junio 1589, se repitió la situación los
vecinos de Loja enviaron dos compañías que llegaron al Puerto de Santa María
y regresar en el mes de octubre
[1]
AMAR. Por el acta del 17 de febrero de 1587., con motivo de la marcha del
corregidor a Portugal, para traer su familia, observamos las cualidades que
debía poseer el buen alcalde mayor buen valor, buen trato, muy pendiente de
los negocios, mucha afabilidad, administra bien la justicia y mantiene en paz a
los vecinos.
[2]
AMAR. Caja A 6. Acta del cabildo del trs
de febrero de 1587.
[3]
AHML. Acta del 12 de mayo de º587.
[4]
AMR. Acta de Cabildo abierto del 23 de agosto de 1589.
[5]
AHML. Acta del cabildo del 19 de julio y agosto del 1588.
[6]
AMAR. Cabildos 10 de febrero de 1587. Posteriormente, se recibió una provisión
de 14 de agosto de 1587. Caja 38 Legajo 2 También en AHML. Acta del cabildo del
9 de julio de 1588..
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