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jueves, 11 de agosto de 2016

DON JORGE DE AMARAL





Fue nombrado por el rey Felipe II en Madrid el día trece de enero de 1587,   y se presentó en Alcalá en el dos de febrero de 1587, donde juró, ante el anterior alcalde mayor, el cargo, nombrando su gabinete de gobierno. Puso en Alcalá  por alcalde mayor el licenciado Juan Grandio ([1]), por alguacil mayor Antonio de  Pereira y Juan García, alguaciles menores Blas Delgado  y Cristóbal de Salas, y por alcaldes ordinarios del Castillo de Locubín  Miguel Rodríguez Cubero y Cristóbal López [2].  Pronto se llévo para Loja como alcalde mayor al licenciado Grandío, que fue sustituido en el mes de julio por Jerónimo de Torreblanca. Como teniente de justicia lo hizo el licenciado Francisco Cívico Valenzuela, hijo del alcaide de Iznájar Luis de Valenzuela.  Era natural de Portugal, donde tenía su casa y familia, la cual hubo de trasladar a  la capital del corregimiento y fue acompañado en sus visitas por su esposa Beatriz, agasajada en Riofrio de  Loja ([3]). Se mantuvo en el cargo hasta el año 1588, pues le fue prorrogado el cargo el día cinco de febrero. En algunos periodos tuvo relaciones con el duque de Sesa.

Ya en la toma de posesión surgió el primer conflicto con el corregidor, porque  nombró a un alcalde ordinario que no satisfacía al cabildo municipal y hubo que rectificar el nombramiento. A ello se añadió que fueron muchos los tiempos en que permaneció en Loja y  además  debió tener un trato vejatorio contra personas  que cometían  faltas y delitos, llevándolos a prisión y exigiéndoles dinero antes de alcanzar la libertad hasta tal punto que, ante el abuso,  también la ciudad de Alcalá se negó a pagarle la parte de las penas de ordenanzas, con las que en el juicio de residencia se le reclamaron e, incluso, se le acusó del beneficio que obtenía de ellas llegando al caso de obtener más de tres mil ducados en un gran número de denuncias, siendo condenado por la Chancillería de Granada a su paga salvo las referidas a la conservación de los montes.
Un asunto que se mantuvo durante su corregimiento fue la entrada en tierras realengas por parte de los vecinos  y en las tierras arrendadas de la ciudad.  Se envió un juez especial de Tierras, Juan López de Obregón, que también   estuvo en Priego y Granada, para poner orden  en la situación tan desastrosa producida tras los repartimientos anteriores y el abuso de muchos  poderosos, entre ellos los clérigos, el licenciado Montijano y Góngora por la parte de la dehesa de Mures. No era este el único frente sino que, por la parte de Majalcorón, otros vecinos, clasificados como hombres atapados y muchas veces de noche, rompían el monte, por lo que tuvo necesidad de enviar al alguacil  para  zanjar el asunto, a petición de la ciudad. La composición de tierras afectó no sólo a los  vecinos sino también al propio municipio por  los abusos cometidos en el repartimiento de 10.000 fanegas en el año 1530, realizado por Carlos V a los vecinos de la ciudad  y  la concesión de un cortijo a los propio de la ciudad en el Allozarejo, que se había extralimitado en la cantidad de tierras. Fue un año de negociaciones  para  componer  lo usurpado, pagar  las tierras entradas y  revisar mojoneras, en el que los comisarios del cabildo emplearon muchas horas junto con el juez de tierras enviado por la corona.. Este fue intransigente con los abrevaderos, descansaderos o fuentes, mientras con las tierras usurpadas en los cabezales se llegó a un concierto en su compraventa. Debieron levantarse algunos vecinos, pues  se hicieron varias reuniones a concejo abierto, en la que intervinieron varios caballeros de la ciudad afectados, pues la revisión no se llevó tan sólo de las tierras repartidas en 1526 sino a las tierras roturadas e  1542,  por lo que muchos terrenos linderos con las riberas de los arroyos se vieron obligados a rectificarse ([4]). Su intervención, junto con los comisarios y el juez de tierras llevaron a cabo varias juntas para resolver el conflicto a partir de octubre de 1589, pues se reclamaban nada  menos que mil fanegas en propiedad y quinientas en propiedad y poder. En Loja, se cambió la situación de la venta de parte de su jurisdicción a los señores, pues se le restituyó el Salar, y de nuevo se inició un pleito para recuperar el de Huetór, que estaba en manos de Antonio de Luna[5]..    
En los primeros días de su mandato recibió el aviso de Fernando Nuño de Guevara acerca de la llegada de galeotes  por la cala Figuera  en la costa motrileña lal frente de un moro muy temido por aquellos años llamado Arrael, la ciudad se alarmó y preparó de inmediato una compañía de choque, y lo mismo hizo la ciudad de Loja con el envío de cuarenta soldados, que se ampliaron a otros cuarenta más en los días siguientes([6]). Un año después, desde Murcia y de Granada el capitán general y corregidor Alonso de Cárdenas le alertaban de la  llegada a Cartagena de la fragata de Pedro de Padilla, anunciándole que la compañía de la ciudad debía acudir a la Costa de Motril, pues el rey  de Árgel preparaba una incursión con 20 bajeles gruesos y pequeños. Y en en el mes de junio 1589, se repitió la situación los vecinos de Loja enviaron dos compañías que llegaron al Puerto de Santa María y  regresar en el mes de octubre



[1] AMAR. Por el acta del 17 de febrero de 1587., con motivo de la marcha del corregidor a Portugal, para traer su familia, observamos las cualidades que debía poseer el buen alcalde mayor buen valor, buen trato, muy pendiente de los negocios, mucha afabilidad, administra bien la justicia y mantiene en paz a los vecinos.
[2] AMAR. Caja  A 6. Acta del cabildo del trs de febrero de 1587.
[3] AHML. Acta del 12 de mayo de º587.
[4] AMR. Acta de Cabildo abierto del 23 de agosto de 1589.
[5] AHML. Acta del cabildo del 19 de julio y agosto del 1588.
[6] AMAR. Cabildos 10 de febrero de 1587. Posteriormente, se recibió una provisión de 14 de agosto de 1587. Caja 38 Legajo 2 También en AHML. Acta del cabildo del 9 de julio de 1588..

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