EL ARRABAL
NUEVO
A partir del
reinado de los Reyes Católicos, se amplió la ciudad desde la puerta del Arrabal de Santo Domingo, con diversos
arrabales, entre ellos el Arrabal Nuevo, donde se encontraba las calles Cava y de los Mesones, y, por la parte de la puerta de Granada, el Rastro y
Matadero, el entorno de la
Puerta Nueva y el barrio de San Bartolomé. A través del
estudio de varios documentos del Archivo
de la Chancillería
Real de Granada María José Guerrero y Lorenzo de Castro,
sacaban estas conclusiones con las que estamos de acuerdo para el periodo
comprendido entre finales del siglo XV y
principios del siglo XVI:
“Sin duda, el aumento de
población determina que el concejo diera solares para la construcción de
viviendas a todos aquellos que los requería. Desde tiempo inmemorial, la ciudad
de Alcalá la Real
tenía potestad para otorgarlos a los
pobladores de dentro y fuera de la
Mota. En el primer caso, siempre que hubiera un solar
público. Todos los terrenos que en torno a 1520 ahora están edificados en los arrabales habían sido concedidos por el
concejo a los vecinos y este además había señalado por donde iban las calles, y
que la anchura podría oscilar entre ocho y nueve pies”[1].
De ahí que
muchas zonas del Arrabal de Santo Domingo se vieran afectadas por esta política
municipal urbanística y su aspecto
semiurbano anterior había quedado definitivamente urbanizado con varios viales
y la edificación de las viviendas en
torno a las calles del Postigo, Pie del Torre de la Cárcel , Francisco de la Torre , de la Puerta del Arrabal en torno
a los pies de la roca y el muro de la ciudad fortificada; las calles e Hernando
de Moya, de la
Escaleruela. de
Sánchez de la Guardia y
otra calles en torno al adarmillo de Moya, y en su interior, desde la Iglesia de Santo Domingo
hasta la muralla que daba a las puertas
de Cambrón / Granada, las calles de Pedro
Jiménez de Martos, y de
Pedro Fernández Torrevejano
Pero, donde se
amplió el espacio urbano fue en la parte exterior de la muralla del barrio de
Santo Domingo, lo que los anteriores historiadores ponen claramente de
manifiesto:
Por la
zona de la puerta de Martín Ruiz, había crecido mucho el barrio. Unos
treinta años antes aquella parte era un muladar
y en el momento a que nos referimos estaba muy edificada, aún mucho más
habitada, y construida la Era
de los Palacios, donde se habían levantado más de cien casas. También habían
aumentado las obras en la calle de los
Mesones y junto al adarve de la puerta del Arrabal”
MOVIMIENTOS
DEMOGRÁFICOS DE LOS SIGLO XVI Y XVII
Durante
los siglos XV y XVI, el barrio o cuartel
de Santo Domingo y sus aledaños tuvieron un amplio crecimiento demográfico
gracias al asentamiento poblacional de
los elementos más activos de la ciudad: artesanos, labradores, campesinos,
personal de servicios y clase bajas, lo que queda reflejado en el padrón de
1587, donde se registraban 141 vecinos en su barrio; pero el barrio de San
Bartolomé albergaba 121 vecinos; y en las Entrepuertas, Lagares y aledaños 114
( todos ellos intensamente ligados con el barrio de Santo Domingo). Teniendo en
cuenta la casi equivalencia residencias
entre e vecinos y vivienda, podemos
concretar estos datos del anterior padrón.
Hasta el siglo
XVII, se mantuvo esta mentalidad de frontera
y se presentó ante la Corona la defensa
de la ciudad como un deber fundamental
y, por conveniencia, como un
manoseado ardid y fácil recurso para conseguir
privilegios y recabar fondos con destino a conservar el anillo de
murallas y sus torres. Además, sus habitantes se consideraban auténticos
soldados de primera línea de frontera, en el inicio contra los cristianos
o los musulmanes hasta la época de los
Reyes Católicos, y posteriormente, contra los peligros de la frontera marítima
a la que había que defender en el nuevo campo de la política exterior de la
dinastía de los Austria. De ahí que fueran frecuentes las concesiones reales de parte de las penas de cámara y fisco con el
fin de ser destinadas a la restauración de las murallas. Sirva de ejemplo,
entre las frecuentes provisiones
reales, la que, en 1582, se concedió una prórroga de
esta concesión por veinte años y con un alcance valorado que rozaba los 24.000 ducados.
LOS ARRABALES NUEVOS Y
ACCESO AL BARRIO DE SANTO DOMINGO
En primer
lugar, hay que partir del carácter militar del barrio de Santo Domingo y su
indefinición territorial interior en los
primeros momentos de su desarrollo urbanístico en tiempos de los musulmanes. Sus murallas,
cerradas a cal y canto, impedían cualquier intento de penetración bélica al
recinto de este Viejo Arrabal. Así,
según los datos de las actas de cabildo de 1492, tan sólo se permitía la
entrada por una única puerta, y, esto dio lugar a que, en tiempos del los Reyes
Católicos y con la nueva situación de conquista del reino nazarí y
llegada de un largo y definitivo proceso de paz, se diera licencia en abrir la muralla por varios lugares y aumentara[2] en nuevos
vanos. Por otra parte, por el hecho de
encontrarse el arrabal en una fortaleza que era flanco de continuos ataques, en un se cuidó y se puso dificultades para el
acceso directo entre el propio barrio y la
ciudad fortificada, y, además,
con respecto al resto de vías que se acercaban al castillo.
A este barrio, su vez,
se accedía exteriormente desde
los caminos de Granada, de Priego, Castillo o de Jaén, por varias puertas: las del Arrabal, la de Martín
Ruiz o del Cambrón, la de Granada y la
de Zayde. A esta última desembocaba una calle, como lo manifiesta el Discurso
de los Aranda”..desde el suelo bajo de la calle, que es do está la
puerta que dicen de Zaide, arrimada a la dicha torre(Nueva).”
Con la ampliación de los barrios adyacentes, la
puerta del Rastro, la de San Bartolomé y la de la Peste jugaron un gran papel
en otros momentos de peste y epidemia.
Por
consiguiente, la ubicación de las
puertas definió el diseño urbanístico posterior de este barrio, porque el entramado vial
arrancó de muchas de ellas o, al menos, reservan espacios abiertos al barrio.
ESPACIOS DE LOS ARRBALES NUEVOS. EL RASTRO
Entre 1544 y
1545, siendo corregidor Francisco de Cherinos, se llevó a cabo una gran labor
constructiva y comenzaron muchas obras relacionadas con el abastecimiento de la
ciudad, entre ellas las del Rastro, que
consistieron en labor de allanar y limpiar toda su calzada, e, incluso,
en algunos lugares, se cubrió. Este
es el caso de la situación que ofrece la
zona próxima al Matadero Municipal, muy cercano al Rastro. Este texto de una
libranza de libro de cuentas de 1544 del ayuntamiento alcaláino, muestra claramente
la funcionalidad del Rastro :
“Discarguénseles 4.028 maravedís a Alonso López Robledo porque fue a pregonar a los comarcas que traxesen ganado para el rastro,
3n 23 de abril de 1544”
PORTALES DEL RASTRO
Y demuestra que el Rastro debió ser una forma a medio cubrir
para albergar el ganado por la libranza
de ocho de junio de 1607
“La ciudad libró 22 reales a mayordomo de propios por los
aver gastado en el reparo que se hiço de
los portales del Rastro conforme al decreto de don Pedro de Frías, regidor, que
va con la librança”.
.
MATADERO
El Matadero era un edificio primordial de este lugar, donde se
encontraba un compartimiento con un solo cuerpo, donde se romaneaba, un patio
con varios nogales, y, otros cuartos de
encerramiento para los animales y se
llevaban a cabo los primeros momentos de la matanza de animales.
Por un contrato ente El clérigo Felipe Figueroa,
mayordomo del Hospital del Dulce Nombre
de Jesús y Santa Caridad, arrendaba a
otro clérigo Juan Gallego una
correruela, una especie de huerto,
debajo del Matadero, lo que ilustra del aspecto semirrural de este
amplio espacio en 1558. En esta especie
de huerto, se arrendaba y era sembrada de alcacer o cebada por Antón Cano,
lo que nos ilustra muy bien del terreno y urbanización de la zona.
Tras
la conquista de la ciudad de Alcalá la
Real , la población de la Mota debió extenderse hacia el llano de una forma
diseminada por los terrenos más cercanos a las murallas en forma de pequeñas
caserías que ocuparon las alquerías musulmanas. Ofrecían un terreno a medio
camino entre rural y urbano con veredas que comunicaban a los vecinos y los
acercaban a las puertas de las murallas. Está claro que algunos
establecimientos-generalmente contaminantes
o de mayor impacto para los vecinos
como los mataderos, tenerías y los ejidos, se establecieron en los
sitios más alejados del recinto amurallado del Arrabal Viejo. Con el corregidor
Francisco de Cherinos diversas obras en su entorno entre los años 1542 y 1549,
relacionadas con una calle que unía con el Rastro, portada y allanamiento de la Puerta Zayde.
Esta puerta, la de Zayde, ofrecía un carácter de comunicación interior entre los
barrios del Rastro, San Bartolomé y el de Santo Domingo. Su descripción se
remonta al siglo XIV[3]:
“Y con esto se entraron a aposentar al Arraval Viejo, y cerca de la Puerta , la qual por
vezinos le fue avierta, junto al pie de la Torre Nueva que dizen.
Porque después que el rey don Alonso ganó Alcalá, en el lugar do estava la
torre, que, en la cerca ella, dije que el rey
había puesto en cuentos y mandado derribar, labró ésta nuevamente, muy
más grande y superva que antes era. La qual arrimada a lo alto y Mota de la ciudad, asta emparejar y
algo más, tiene tres bóvedas, unas sobre otras, y su andén y castillo de altas
paredes, sin almenas, salvo la guirnalda alrededor cuadrada, como la torre
era., Y en medio tenía un torrejón ochavado, como está dicho, y derecho de
otras tres bóbedas tenían en medio del cruzero de cada una, de la misma manera
y tamaño, redondas. Sin otra que tenía otra bóbeda baja, y quarta de ellas, que
era solamente pozo de agua, de suerte
que qualquier cosa que echasen por la voca del torrejón no parava asta el lugar
de la dicha agua de la quarta y vaja vóveda(...) en este comedio los Monteses
avían echado preso a Alonso de Gámez y a otro..(...)..a los quales pusieron en
la vóveda de en medio de las tres de la dicha torre. Una saetera de la qual, en
el grueso de la pared, tanto ancha como angosta por de fuera caía quanto
una lanza, o poco más, en alto sobre el pleytel del dicho aadarve que viene a
zerrar con la dicha torrre. Desde el qual , dándoles desde fuera a los que
estavan dentro presos, por la saetera, una carta metida en una lanza, o las que
fueran menester según la altura. Por lo qual savían lo que avían de hacer. Y hecho el concierto, como el carzelero
bajase a darles de comer sólo, los dos apechugaron con él, tanto que derivado
en el suelo, el uno de la caveza y el otro de los pies, echarom y lanzaron por
la boca y agujero, que en medio estava, de manera que pasando la vóveda no paró
asta dar en l agua que tomó por sepultura. Lo qual hecho suvieron arriva a lo
lato para arrancar la puerta de ella, de manera que no les entrase nadie. Con una escoda, que los
de fuera les dieron atada en un cordel, aportillaron la dicha saetera, y
hizieron un agujero que olgadamente por él pudiese entrar un hombre, como oy
día aparece y enmendado de mampuesto. Lo qual hecho , y venida la noche, que
fue tres días después de ser aposentados
do hazían plazo a los dichos Gonzalo Carrillo y su compañero, y a todos los
demás que les aguardavan, haziendo traer
de sus hatos terneras y otras cosas para el vastimento, por un cordel, hechos
nudos a trechos, desde el suelo vajo de
la calles, que es donde está la puerta que dizen de Zayde arrimada a la dicha
torre, y el alcayde de mi abuelo y Fernando de Aranda con sus armas, subieron y entraron por la
saetera.El alcaide, su hermano, como era
pessado, demás de estar cargado de las armas, no se atrevió a hazer lo que
ellos dos, y los demás suvieron, avían hecho. Y, por acavar la descripción de ella, haré descripción, haré esta
disgreción: a los quatro rincones tenían arcos de cantería sobre pilares, arrimados
desde el suelo, y con las roscas abrazando de un cavo e de otro la pared
por travazón de la obra. Y así azían
ochavos, que correspondían a los del torrejón de en medio, que era ochavado, y
en las dos esquinas y en mitad de los tres costeros, que salían fuera del muro,
tenía zinco garitas con canes y sobrecanes, abiertas por lo vajo y chapadas por
lo alto, como chapitela, y zerradas de ladrillo de canto, con sus
corrientes..Los de la torre estuvieron en lo alto toda la noche cantando y
velando, y, venido el día, abajaron a lo bajo. Y puestos en horden y
aperzebidos se van para la plaza. Sería ora prima ya salido el sol. Y como
asomaron por ella vieron estar tres esquadrones de hombres armados, el uno a la puerta, el otro
en la calzada que el mirador que está frontero de la dicha plaza, y el otro y
terzero junto a la casa de Palazio, que entonces era y ahora es plaza. Los
quales, como los vieron para pelear, aunque eran tan pocos que avía diez para cada uno dellos, no se
atrevieron a atender y esperar. Que los de la puerta la yglesia se entraron en
ella, por tener cerca de la guarida. Estos eran jente de Martín Alonso de
Montemayor que favorezía a los Monteses, porque algunos de ellos vivían con él.
Los de la calzada que eran los mismos contrarios, bajándose de ella se fueron
la calle arriva de la Plaza
para sus casas y algunos de ellos llevaban tanto temor que no pararon asta esconderse en los
gallineros(..) Los que estavan junto a la cassa de Palazio que eran los criados
de Diego de Merlo, que a la sazón era alcayde de Alcalá, y les debería
favorecer, entrarónse en él, y, como entrasen dentro ellos, tras de ellos, no
pararon asta las faldas de doña García
Carrillo, su mujer”
Pero, ya en el
siglo XVI, hay constancia de que una
calle desembocaba a esta puerta,
como se manifiesta en el siguiente
acuerdo[4]:
“Se ordena que se empiedre la
pedriza de la calle Calancha y calle de
la Puerta Zaide
y otras”.
Años
anteriores, ya se encontraba desbordado su espacio de entrada y de entorno
por varias viviendas y por la
urbanización de la zona, como se manifiesta en este censo parroquial :
“Francisco Santacruz, casado con María
Hernández, fundó una memoria sobre casas principales y accesorias junto a la Puerta Zayde ,
linderas con Constanza López y dos calles”.
DESDE LA
PUERTA MARTÍN RUIZ AL RASTRO
En 1571, el cabildo municipal compró varias casas- de las hermanas María y
Ana de Torres- cercanas a este lugar para ensanchar la calle Cava y limpiar la
zona y adornarla, para ello hizo una pared a la parte “de la puerta de Martín Ruiz bajo
del Rastro”, ya que el sitio se había convertido en un muladar y derrumbadero muy peligroso para las
gentes y cabalgaduras que pasaban por allí
pues era la puerta principal de la Mota. Además se
ordenó en un cabildo “se haga empedrar lo que está encima de la Puerta de Martín Ruiz, lo que sirvió para formar una nueva calle”. Por el pago
de la
obra en el años siguiente,
tenemos la fecha exacta de la obra de la
calle[5]:
“Des cárguensele más mil e doscientos y veinte y dos mrs, que pagó e se gastaron en empedrar un pedaço de
empedrado en la calle de la Puerta Martín Ruiz,
en que se ocupó un maestro dos días, que
ganó ocho reales;¡ e otro maestro dos días que son seis reales; y quatro peones en dos días que
ganaron ocho reales y res reales de dos días del obrero; y lo demás que fueron
doscientos e sesenta e ocho mrs. se
pagaron a los que truxeron piedra y arena: que todo montó la dicha contra de
los dichos mil e ciento e veinte y dos mrs. : mostró la copia del gasto firmada
del señor Luis de Villalobos jurad, a
quien e se acometió e librança de ciudad. Su fecha a onze de julio de este
dicho año”.
CALLE DE LA PUERTA NUEVA
Desde la
Puerta Nueva en
dirección frente a la ermita de San Bartolomé, salía y , en
tiempos del alcalde Gamboa, se intentó
arreglarla, lo que no sirve para describirla y su entorno urbano:
Su merced el alcalde mayor dixo que visitando las
calles públicas de esta ciudad llegó a la Puerta Nueva que
está en los muros de esta ciudad a la
parte que mira a San Bartolomé y bio como toda una calle que está hundida, y por ella no se puede pasar e ynformándose
se supo que es de las calles públicas
acostumbradas por donde el día del Corpus Christi pasa la procesión y. quando ay alguna execución de justicia y
pasa por alli y por estar cayda hundiéndose , el día del Corpus que ahora paso no paso por alli la procesión
porque su ruina impidió el paso
por ser calle publica, que ay casa
principales en ella, cuyo adorno y pulicia pertenece a esta ciudad y su merced viéndolo procuro remediar lo y por la parte por donde
estava edificado; que es la cayda no
tiene dueño que la redifique, porque sus poseedores, que fueron de los solares que oy parecen son
muertos ausentes y otros pobres que an desamparado , y por hallarse presente en
esta ciudad unos maestros de cantería portugueses los mandó llamar y vieron lo
que era necesario par el reparar y, que sacasen en cimiento desde los firme de
la tierra sacando por lo alto de la cale bara y media de pretil con un una piedra labrada por cima y con seis de estribo, todo lo qual lo concertó lo tomarían a destajo y por su quenta hasta dar lo acavado y por tener allí sus casas don Francisco de
Pineda y el alcaide don Antonio de
Gamboa y resultar les el provecho adorno de sus casas a concertado con ellos
den dos partes del costo del dicho reparo y la ciudad ayuda con la otra y para
que se provea lo que conbenga a que
importa la ciudad el adorno y pulicia de las cosas públicas.
La ciudad
aviendo entendido la propuesta del señor alcaide, ayer acordó se den a Melchor
de Góngora mercader 40 ducados con los quales el alcaide don Antonio de Gamboa
y don Francisco de Pineda Góngora an de
dar lo demás necesario para acabar de hacer la dicha obra en la forma
referida a contento de la ciudad sin que
aya de dar otra cosa ninguna la ciudad , este pagaba a los maestros
CALLE DEL
RASTRO
En 15 de julio
de 1571, se data la situación de existencia de una calle del Rastro:
En este
cabildo se mandaron librar 32.992
maravedís medio que se gastaron en el arrecife que se hizo en la calle del
Rastro como consta por el memorial del
gasto firmado por el alcayde Pedro de los Ríos”,
MURALLA DEL
RASTRO
Este
acuerdo de junio de 1614 ilustra que la
zona del Rastro estaba amurallada_
La ciudad
libra 50 reales en penas de cámara que
se reparen la muralla del rastro y la de la entrada de la plaça y el
alcaide don Antonio se os haga gastar y
hacer el reparo con el parecer de los alarifes.
Y lo refrendan
estos otros acuerdos de 18 de marzo de 1603:
Nuño Hernández
de Valladolid regidor de esta ciudad y comisario de las murallas de esta ciudad
digo que respecto de las grandes aguas que ha hecho a esta parte del años yo e dado buelta con los alarifes a ver la
necesidad que ay en ellas y parece que
en la muralla que alinda con el Rastro
un poco más abajo , están los cimientos de un pedaço de la que es muralla
descarados y que en ebidencia se juzga que si no se repara podría ser benir
mucho daño .
Y sí mismo
otro pedaço enzima de la Puerta Nueva en
la muralla de ella con la propia necesidad por la parte alta y de la propia manera en la muralla de enfrente de la Carnicería que se alla otro pedazo a caer en
lo uno y en lo otro dicen los dichos alarifes que será necesario cosa de 50
ducados y, haciéndose, se le cursará la ruina que de los puede resultar da esta
ciudad
Y por último,
este acuerdo de diez de mayo de 1612 que refiere más explícitamente la puerta y
el barrio:
La ciudad
acordó que todos los maravedís que se deben de las penas de cámara corridos
hasta san Juan 1611 y los que oviere hasta san Juan de 1612 de este año se
gasten en los reparos de las torres y murallas
de esta ciudad como por la facultad de su majestad se manda(...) e atento que una torre cuadrada que esta en
saliendo de la Puerta
Nueva a la derecha se está cayendo y se temía que se cayese
llevaría atrás el lienzo de la muralla y haría daño notable en la casas que
están en el bario de san Bartolomé y que
asimismo un cubillo que está delante de la dicha torre amenaza ruina y otros algunos reparos que son necesarios en
las dichas murallas como son el Rastro y junto a la Puerta el Aire para que
estos reparos se hagan con la brevedad
y seguridad que conviene , manda a Gamboa y Rodrigo Mora hagan posturas
y se pregonen”.
La carrera de caballos de san
Bartolomé se encontraba bajo el Matadero y continuaba el Anillo exterior de la
tercera muralla. Se encargó, a principios del siglo XVI, a Pedro Veneroso, regidor y comisario de la obra
de la Carrera
de San Bartolomé, dijo que en esta ciudad ay muchos cavallos e potros, e no se
ejercitan por no estar acabado el suelo de la dicha Carrera oy ; esto se podría
hacer con facilidad y bien, y entrando las aguas, no se podrá e de perder a lo
esta fecha que pide a la ciudad mande eche en pregón que se conforma a las
condiciones que se hicieron y se dé
orden de dineros para ellos.
La ciudad mandó que se hagan condiciones por el dicho comisario y se
trayga en pregón el hacer este suelo y el domingo doze de este mes se remate en
quinientos ducados A
Y en 14 de noviembre de 1600, se ejecutó acuerdo:
Pedro Veneroso dixo que conforme al acuerdo de la ciudad se
remató el suelo de la Carrera ,que
esta ciudad haze junto a la ermita del Señor San Bartolomé, en nombre de Juan
Sánchez, albañil en cincuenta y siete ducados y medio, da noticia a esta ciudad
para que, antes que entren las aguas, se acabe para ello probea los dineros y
que faltarían 160 baras de chapas, poco más o menos, para acabar de cubrir las
paredes de ella y otras pieças para las columnas y bolas para el remate de
ella, y porque hazerlos a jornal y
traerlos a ella será de mucha más costa que, siendo a destajo, pode se paga a
pregón se remate. La ciudad dixo que en quanto el dinero acudan a su merced el
corregidor para que probea conforme a lo que este caso tiene proveydo esta ciudad
y en lo demás el acometió al dicho Pedro Veneroso regidor para que haga condiciones para que esta
obra y se trayga a pregón y se rémate el
domingo primero en quien menos diere e la pusiere.
(AMAR. CAB. 9 de enero de 1601).
Se manda que
se repare el pendón antiguo, y se compren dos varas de tafetán porque la
cofradía no tiene dinero. En los meses finales de diciembre de 1600, se
comenzó a hacer el camino o carrera de San Bartolomé, y hubo que hacer
ordenanzas para perseverarlo de ello:
“La ciudad acordó e mandó se pregone que ninguna
persona entre con bestias en la carrera de caballos que se hace en San
Bartolomé ni entren a jugar bolos ni barras ni quiten piedra ninguna de los
lienzos de la dicha carrera ni de las que están puestas, a la entrada de ella
sopena de 600 maravedís conforme a la dicha ordenanza”.
Y en el cabildo del doce de
julio de 1613, hace este traslado el procurador
Baltasar Maldonado:
“Baltasar
Maldonado, procurador general de esta ciudad y en nombre de ella, digo que la Carrera de los caballos le
costó a la esta ciudad muchos ducados y es muy importante para hacer los potros
y correr los caballos , vase caiendo por no estar rebocada y acabada de sentar
unas losas , doi noticias a esta ciudad para que porga el remedio que conbenga y se adobe ahora y le costará poco y pido Balasar Maldonado
herrera.
La ciudad cometió a
Luis de Frías Bázquez regidor de esta
ciudad bea el remate y papeles y
obligación y informe si está pagado.
En cumplimiento de lo acordado por esta ciudad e visto el remate que
hizo Juan Sánchez arbañil y condiciones del para hacer la carrera de los
caballos junto a la iglesia de san Bartolomé y por los papables consta se le remató la dicha obra a dos reales y medio
cada tapia puestos los materiales en la obra a costa de esta ciudad; y medio
real al más por cada tapia por rebocar y las condiciones referidas fueron
que abía de tener la dicha carrera 152
baras de largo y bara y media de alto
por encima de la tierra; y media bara de hondo por la parte alta y por la parte
baja tres cuartas por aber manantial. Y
la dicha carrera la midió Miguel de Lara y declaró tener cuatrocientas tapias de cimientos y paredes
y por no estar rebocadas ni
acabadas la tela de la parte alta de la dicha carrera y paro las quentas que se han +rtomado a
Melchor de Góngora y Pedro Núñez pareze
aber sele descargado a los susodichos
que dice an dado al dicho Juan Sánchez
para la dicha obra 1.815 reales el dicho Melchor de Góngora 720 reales y elo
demás el dicho Pedro Núñez de manera que las tapias que tiene fechas hasta ahora el dicho Juan
Sánchez sigun lo dijo declara Miguel de
Lara que son 4oo montan 2.000 reales y se restan y parezer tener en su poder el dicho Juan
Sánchez 815 reales y esto es lo que hallo por los papeles que
aquien cito que en todo me remito y refiero y la ciudad podrá mandar y
probeerlo lo que fuere serbido fecho en
Alcalá la real en 21 de mayo de 1613. Luñís de frías. Se haga diligencias sobre
Juan Sánchez
Semejante al
barrio de Santo Domingo, varias calles distribuyeron un gran número de casas
más modestas como correspondían a
sus numerosos vecinos que las habitaron
intensamente, sobre todo, a partir
del siglo XVI. Estos acuerdos ilustran
del entramado de calles:
En 15 de junio de 1576, calle de San Bartolomé al Matadero:
“En este cabildo se mandaron
librar 6.480 maravedís que se gastaron en el empedrado de la calle de San
Bartolomé que sube al Matadero, como consta `por la copia del diputado y fe de la medida que mandan que baya con la
libranza”.
En 3 de agosto de 1576, la calle del Rastro al Matadero:
En este
cabildo se cometió a Juan de Narváez, diputado, fiel ejecutor, haga empedrar la calle que va del Rastro al
Matadero , que es la calle del adarvejo,
por estar muy mala e peligrosa atento que lo piden los vecinos e que la comienzan a empedrar en entrado el
mes de septiembre primero.”
Y no olvidemos
las calles que partían de la Puerta Zayde ,
denominadas de Cebrián Diaz, Alonso de Jerez y del mercader Alonso de Córdoba,
y otra sin mencionar (Padrón de 1587).
La tipología
de casas puede responder a los
siguientes modelos:
-una casa
hidalga, con dos cuerpos. Se accedía al
primero, por una puerta abierta asimétrica a la casa frontal
de su calle, portal, patio castellano con pilares y cobertizos y habitaciones para cocina, salón bajo,
caballeriza, huerto con pozo; el segundo, aprovechando los desniveles del
terreno que le serían de base o una
escalera artificial, se accedía a los
cuartos de dormitorio; excepcionalmente, un tercer cuerpo, compuesto de pajar o
una bodega subterránea. El padrón desaparecido de 1495 nos proporciona el dato
de que 24 vecinos hidalgos vivían en el Arrabal
en contraposición de 81 de la
ciudadela de la Mota[6].
-Casa, de un
solo cuerpo, con bodega excavada en la roca y miradores que se enlazaban con
las partes superiores de la fortaleza o un corral fuera de la muralla. . Sirva
de referencia este contrato para realizar
una casa a Martín de Cea en la
calle Cava en torno a 1620.
“Pedro Nuño se obliga a hacer en la calle
Cava un cuerpo de casa y corral a Martín
de Cea, capitán[7]”
-Casa-cámara,
para viudas, criados y personas pobres
de solemnidad que ocupaban los lugares
más recónditos y superpuestos entre las viviendas. Son frecuentes las
referencias en libros de censos y
padrones y se adelantan a las casas de vecinos de las poblaciones de
vecinos.
Conforme
avanza el tiempo, las casas reservan
lugares para lagares, telares, tundidores, tintes etc. Con el fin de destinarse a estos fines, se ven
favorecidas por un pozo que les surte de agua doméstica, de elemento
fundamental de higiene limpieza y de riego básico para el pequeño huerto, lo que se manifiesta en estas
palabras del cronista Guardia Castellanos:
“Contrastando con la aridez y
sequedad dominantes en la meseta del cerro de la Mota , debido a su
conformación geológica, responde la abundancia de pozos enclavados en su ladera
meridional, donde se alzaba el barrio denominado el Arrabal: las aguas
pluviales depositadas en las mismas, al ser filtradas por las capas de tierra
que la cubren, si bien por lo reducido
del área de la expresada meseta no
llegan a surtir toda la dicha ladera hasta llegar a la hondonada, emergen, en
cambio, con riquísimas propiedades de potabilidad del fondo de los innumerables
pozos enclavados en las proximidades de las murallas que coronan el cerro, lo
que hace suponer que en cada casa que constituyeran el Arrabal, existiría un
pozo. De los distintos que en la actualidad existen en los huertos y corraladas
de dicho paraje, ninguno de ellos tan fresco y cristalino como los dos que hay
en la antigua mezquita mora, hoy Iglesia de Santo Domingo, el uno que en la
plazuela de entrada, y el otro en un pequeño corral contiguo a la sacristía, y
muy especialmente este último, el cual
según dice, data de tiempos de la dominación sarracena[8]”.
A través de
los contratos de compraventa y mandas testamentarias de los documentos notariales, percibimos
en, dentro del Arrabal Viejo, el
encabalgamiento de una casa sobre otra y la ampliación de la vivienda a través
de la excavación del subsuelo y de la
roca que conformaban dos formas constructivas muy peligrosas para la
seguridad de los vecinos, pues provocaba caída de manzanas completas de
viviendas y de los fundamentos de
muros, así como la destrucción de la
trama viaria original estableciendo
diversas capas de trama urbana, a veces, confusas e indescifrables para las
investigaciones posteriores Con las
excavaciones y perforaciones de la roca del cerro, los vecinos consiguieron
formar bodegas dentro de las
cuevas de la roca, cárceles para esclavos, cámaras o viviendas infrahumanas
para criados, viudas y pobres de solemnidad, despensas, almacenes, pozos ciegos
y de agua y sótanos, hasta tal punto que las autoridades se veían obligados a
perseguir continuamente cualquier abuso
de infracción urbanística:
“Cualquier home que quisiere
cabar pozo o gabia o cárcel o sótano no debe fazer la caba cerca de la pared
ajena”[9].
El paisaje
urbano se completaba con tinas, cuadras y caballerizas en las casas de las
familias más nobles, ocupando la parte baja; en otros casos, gallineros para
las familias humildes: en ambos casos estableciendo la separación entre una
casa y otra
[1] GUERRERO LAFUENTE, Mª Dolores Y DE CASTRO MARTÍNEZ, Lorenzo
Evolución urbanística de Alcalá la
Real en el siglo XVI. Notas para el estudio. Cuadernos del
Amar. I. Página. 93-96.Año 1993.
[2] AMAR. Acta de cabildo de 11 de marzo y 30
de mayo de 1492.
Ibid. Libro de los Aranda . 1454. Folio 25
v Libro IV Capitulo II .Muy
interesante la descripción de la Cárcel con motivo de una
reyerta entre bandos.
[5] AMAR. Libro de cuentas de.1572.
Libranza 83 (11 de julio). Arreglo de la puerta de la muralla de Martín Ruiz”.
[6] GUARDIA CASTELLANO, A. Leyenda y notas
para la Historia
de Alcalá la Real
. Edición de F. Toro 1996. Página. 181.
Luego, sus casas estaban en una
proporción de menos del 25 %, que no debía coincidir con la población
correspondiente a toda la vecindad,
porque de los 555 vecinos de Alcalá la Real , probablemente ya en
1495, existirían más de cien casas en el Arrabal Viejo.
[7] AHPJ. Legajo. 4902- Folio 438. 20 de
noviembre de 1620.
[8]
GUARDIA CASTELLANO, A. Leyenda y notas para la Historia de Alcalá la Real . Edición de F.
Toro 1996. Página. 136 y 137.
[9] AMAR. Ordenanzas
municipales de Alcalá la Real
1552
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