Está relacionado en n
Plasencia y en Jerez existían también de este linaje, figurando entre otros el
secretario Vargas, privado del Rey Don Felipe II, y un hijo que tuvo fué señor
de la Villa de
Esteban Hambrán, También en la ciudad de Córdoba los había de este apellido,
entre ellos Pedro de Vargas, sus padres Ruiz Díaz de Vargas y doña Brianda
Carrillo, su mujer, señores de la
Dehesa de Fuenreal. Pedro de Vargas casó con doña Sancha
Ponce de León, hija de Juan Manuel y de doña Juana de Guzmán, habiendo tenido
tres hijos: D. Rodrigo, doña Luisa, que casó con D. Alonso de Cárdenas, y doña
Brianda Carrillo, que casó con D. Alonso Carrillo. D. Rodrigo, que era de esta
casa, casó con doña Constanza de Cárdenas, hija de D. Pedro de Cárdenas y de
doña Catalina de Angulo; tuvieron cuatro hijos: D. Pedro, D. Francisco, D.
Rodrigo y D. Manuel de Vargas
El rey lo nombró corregidor en la
ciudad de Madrid el día 17 de noviembre de 1583, y comenzó a ejercer el cargo en la ciudad de Alcalá la Real el 25 de marzo de 1584, iniciando la residencia al licenciado
Nino. Trajo por alguacil mayor a Gil García de Sotomayor y nombró por alguacil
mayor Diego de Aguilar, y alguaciles menores Francisco Martos y Juan García. siéndole prorrogado su mandato en febrero de 1585. En su corto tiempo de
la residencia se vio implicado en la demanda de la ciudad acerca de que no
llevara la parte de ordenanza la
Justicia en medio de un cabildo dividido a favor y en contra
de presentar la demanda y también trató
de aplicar este alcalde mayor la ordenanza de que los comerciantes debían
residir en la Mota. Su
actuación contra un mayordomo desfalcador del anterior corregimiento fue clara
ya que fue encarcelado.
Este corregidor estuvo muy
aquejado por la
enfermedad, y , en la mayor parte de su tiempo, debió vivir en Loja, ya
que fue sustituido por su alcalde mayor, el licenciado Antonio
Pachamoso. En el año 1585, nombró al licenciado Rodrigo Yánez, vecino de
Granada[1]. En los últimos años, intervino casi siempre
el licenciado Antonio Pachamoso como alcalde mayor de Alcalá la Real. En su tiempo se llevó a cabo una ordenanza de la protección de los montes, en la
que se señalaban el sitio donde los vecinos cortarían la leña cuarenta días
antes y después de año nuevo, modo de cortarla a partir de la cruz del tronco,
dos cargas por personas, día señalado, penas de diez días de prisión,
obligaciones de los guardas.[2]
En
su corregimiento, se observa una clara dependencia del corregimiento alcalaino
con respecto al de Granada, donde gobernaba
Arévalo de Suazo, que disfrutaba
además del cargo de corregidor el de capitán general de la Costa , lo que le daba
cierto poder e influencia en la Corte para resolver los
problemas de envergadura, donde había que atraerse el beneplácito de la Corte y el Consejo Real.
Este fue el caso de sus relaciones con el
corregimiento alcalaíno.
En los primeros meses, continuó con
la expulsión de los moriscos, trasladando a algunos enfermos y rezagados de la
justicia a Toledo, Sevilla Córdoba. El comisario Esteban de Valdivia los recogió en Campillo
de Arenas y Colomera, juntándolos con los de Ronda y Marchena, permitiendo un
tiempo de dilación, por el que los caballeros de la ciudad lograron recuperar a
algunos esclavos. No obstante, el número de moriscos concentrados en el
Hospital del Dulce Nombre de Jesús alcanzo la cifra de 329. También se enfrentó con una sequía , con el
correspondiente reparto de pan, para paliarla entre los 160 vecinos pobres, y
con una fuerte epidemia de langosta que
se extendieron en la comarca por la sierra de san Pedro en el mes de
abril de 1584 mediante el reparto de comisionados para reparto de pan y para
limpiar el campo de este insecto por la zona de la Rábita , en el que
participaron más de cien personas por cada uno de los barrios de la ciudad y con medios artesanales como las puertas,
hazadas, y mangas y buitrones de lienzo
que servían de recolectores de las langostas. Como Granada sufría las
consecuencias del pan, también exigió el envío de 500 fanegas de trigo. También
consiguió un censo de 12.000 ducados
para que la ciudad pudiera hacer frente al hambre con la compra de
trigo([3])..
El asunto más importante, en el que intervino a
petición del cabildo, fue la puesta en
marcha de la reconstrucción de la caída
de las torres y del Gabán de la
fortaleza de Alcalá Para ello, se le
facultó por la Corona
para que viniera a ver e informar sobre la situación de las murallas
destruidas, trajo como acompañantes a los
maestros Navarrete de Córdoba y
Ambrosio de Vico, maestro mayor de la Iglesia de Granda, que permaneció durante cuatro
días dando sus puntos de vistas y trazas en la reconstrucción. Las obras fueron
rematadas a Miguel de Bolivar, Bartolomé de Santa María, el carpintero Juan de
Moral, Sancho Menéndez y Pedro Cano
Toledo, avalados por Matías Izquierdo y
Pedro Fraguagua[4].
También,
continuaron las obras de las Carnicerías, bajo la muralla del Trabuquete, en un
espacio, porticado por varios arcos, a poyados al antepecho de la muralla, y la entrada por varios arcos de
mediopunto, donde podían pasar a comprar a cortadores y menuderos 200 o trescientas personas[5].
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