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viernes, 18 de marzo de 2016

EN ALCALÁ INFORMACIÓN. POR LOS ARRABALES ABANDONADOS



             Subir de los barrios modernos a los antiguos arrabales ofrece una aliciente físico y cultural. Aleciona confrontar el pasado, que se marchó como el  viento,  con el presente vivencial que prepara el futuro  a las  generaicones que vendrán tras nuestra estancia vital. Con la asociación vecinal Huerta de Capuchinos,  hemos practicado muchas rutas, históricas, senderistas y de naturaleza, pero  esta ofreció, en días pasados.  un encanto especial.  Salimos de Plaza Juan Carlos I por las calles del entorno del recinto histórico hasta calle Campo, y , tras una parada en la calle Caridad junto a la casa del José Castillo Sanz de Tejada ( asesinado antes de la Guerra Civil, donde hablamos de su familia, del mariscal Paco, Atocha, la casa de maternidad, y la compra de la casa por el ayuntamiento alcalaíno).  y otra, junto la hornacina de San José de la calle Ancha, nos adentramos por la calle del Campo y , por una corta subida, emprendimos la marcha  por el camino de San Sebastián o de la Piedra Rodada. En una parada de entre olivos comentamos la plaza de toros de antes de la guerra civil  y el arrabal de San Francisco, cuya plazoleta , algunas casas y la calle del mismo nombre son los  unicos testigos  del barrio. 
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            Desgraciadamente, tuvimos que abandonar este camino destruido por la indolencia y la dejadez de tirios y troyanos, de modo que parecía como si no se respetara el valor del común frente a los intereses privados. Y, esta visita se abortó de raiz por su camino natural y propio del común, contemplando que la mano interesada del hombre permite que una vía de comunicación excelente para comunicar los diversos barrios de Alcalá la Real  se encuentra invadida de portillos caídos, arbustos y matorrales por doquier cortando la vereda, y desviando la senda con el arado moderno o las nuevas técnicas del no cultivo. El camino se transformó más bien en una carrera olímpica de salto de vallas o una marcha de casi tres mil metros de obstáculos que en un paseo agradable e histórico.  Topamos con el intento de destruir del mapa  local la circunvalación más natural y llana que en esas alturas pude comunicar los barrios antiguos nororientales con la expansión suroriental. Como propiedad  colectiva, no necesita de desmonte ni  de  máquinas invasoras, el trazado está marcado y es patrimonio local. Pues no sólo son  propiedad municipal o pública  las calles, las plazas y los parques de la ciudad  sino también todos los caminos de campo:  desde las servideras hasta las calles  de campo que dieron lugar a las aldeas pasando por las veredas, sendas, trochas, caminos rurales y otras vías  de comunicación que se utilizaron en el pasado y nunca se registraron en notarías o documentos privados. 
            Luego, paramos en otro rincón envuelto de la leyenda de la batalla de Charilla, el barrio de San Sebastián, donde comentamos desde su  origen musulmán hasta el barrio cristiano, el mesón del Rey, y la entrada poterna a la ciudad fortificada  Mota; en un bello paraje que nos proyectaba hacia las tierras del parque de la Subbética y por lo alto nos fijaba la vista en la muralla cristiana y nos dejaba entrever algunos restos de la primera muralla musulmana. A continuación nos trasladamos a los derredores de  la Peña Horadada, más bien llámala Peña Hazconada, donde el caballero cristiano clavó la lanza hazconada junto al palenque. No reparamos en explicar la puerta Nueva y el Rastro con las dos rampas que subían desde el cerro de los Palacios.
Al final, llegamos al lugar de la antigua eras de San Bartolomé, junto al camino de Roahuevos,  e hicimos una visita virtual sobre la iglesia, el barrio , el proyecto de cementerio y el convento capuchino. De allí nos dirigimos por la carrera de los caballos al Matadero, que contemplamos desde la alturas palpando su fución, sus departamentos y los restos del barrio. Bajamos por el Rastro y llegamos al Alhóndiga, Puerta de Granada, Torre ladeada, Puerta de Martín Ruiz o Cambrón y san Blas.
            No nos faltó tiempo para mostrar a las autoridades municipales  la importancia de un pasado legendario y mágico que habíamos palpado, pero ofreciendo la aamenza de  un delicado  presente  que se escapaba de la conservación patrimonial si no se ponían manos a la obra. Fueron receptivos y prometieron hacer valer su dominio colectivo que  pide a gritos una intervención inmediata para no llorar una pérdida más.. En la casa de los Judíos,  compartimos tertulia con Juan Antonio Vega, el capitán, sobre los pasos representados, su función formativa, estructura de los pasos, tropa, sayones, judíos, pregoneros, altares familiares, cabildos de suertes, rostrillos, historia de la hermandad y otros aspectos que despertaron el interés de la sala de juntas repleta de público.
            Luego las manos de Ana Martínez y Pilar Vega Vega nos prepararon unos ricos pestillos. roscos, galletas y vasitos de licor y arresoli.
            Fue una tarde rutera completa que comenzó  con el patrimonio histórico artístico. Y ahora comprendemos este texto del libreto que se nos entregó “ Si nos ceñimos al exterior de la fortaleza, podemos concluir que este arrabal, estaba compuesto por las calles siguientes de 1495: “Peña Horadada, Sebastián Díaz, Matadero, Alonso Gérez, Antonio de Córdoba, Rastro, Puerta Nueva, Santo Domingo, Postigo, Pie de la Torre, las Entrepuertas, Albaicín, Lagares, Salto, San Bartolomé, Santa María, San Sebastián, Martín, Alhondiguilla, Cristo de la Piedra, Pósito Bajo y Torre Bermeja”.  Hasta finales del siglo XVI, el Arrabal Viejo debió formar una amplia unidad territorial a la hora de repartir los cuarteles o barrio entre los regidores en el célebre cabildo de suertes porque se distinguía claramente el cuartel de Santo Domingo entendido en su amplio territorio , con espacio delimitado con respecto a los  de San Juan, San Blas, San Sebastián y el Dulce Nombre de Jesús que correspondía a la zona del Llanillo“- Pero acabó con el patrimonio etnológico y gastrónómica. Se hizo vivencial y reivindicativa. También, comprendimos que este es el sentido de las asociaciones y su conexión con la sociedad.










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