Las festividades de un pueblo invitan hablar sobre las
celebraciones y sus correspondientes actos conmemorativos. Ahora, pasamos sin
pena ni gloria, arrancando las hojas de la historia y resaltando solamente lo
que interesa al oportunista de turno; corren tiempos en los que para algunos su interés se centra en las miserias humanas. En este
final de mes, se ha disfrutado más que se ha celebrado el Día de
Andalucía . Ha pasado el tiempo en el que
toda la población se levantaba
blanca y verde desde la mañana hasta la
tarde y , por todos los estamentos
públicos, se organizaba un acto
de memoria de ese significado día. No es extraño que algunos ni siquiera
relacionen esta fecha con la respuesta del pueblo andaluz a un reto
heroico. Ahora, toca montar sobre el autobús y despejar las
mentes por tierras lejanas de la antigua
Bética. Muchos se ven atraídos por la
capital de España y muchas rutas
se adentran por otras regiones o
comunidades que, a veces, tienen mucho menos que ofrecer a los turistas
que nuestras tierras. En todos
los campos, la gastronomía, el patrimonio histórico artístico, o en el disfrute
del ocio. Y eso que nuestra tierra se
presenta a los andaluces sorprendiendo
con muchos rincones insólitos por tierra, mar y aire. Y, siempre hay un lugar donde disfrutar de clima adecuado según
los gustos de cada persona: nieve para
los deportistas de invierno, mar para los surfistas, frío montañero para los senderista, e,
incluso, en estos tiempos revueltos de
temperaturas veraniegas, alguna playa para bañarse y tomar el sol.
Algunos
creen que la Andalucía
de 2016 es la misma que la que nos encontramos
al principio de la democracia actual. Y no es algo impensable. Comprensible por eso de ojos que no ven , corazón que no siente. La mayoría de las nuevas generaciones no han compartido ni han palpado las vivencias y
transformaciones de estos casi cuarenta años. Para muchos, la autonomía, de
seguro que es un maná bajado del cielo o
las nieves de Sierra Nevada, y nadie recuerda las veces que fue cuestionada en sus
competencias, la lucha del pueblo
andaluz para conseguir una autonomía plena y la plasmación en muchas obras de
la actual Andalucía. Con sus defectos,
errores y desviaciones, lo que invita a enmendar lo mal escrito en el discurso
de los reglones falsos de los aprovechados de siempre, y a limpiar los cubos de la basura de los
corruptos.
Alcalá la Real goza del privilegio
de haber encontrado en su subsuelo el
símbolo andaluz por excelencia. En dos
ocasiones. En su museo local, el héroe mítico de Hércules se presenta tras
haber acabado el duodécimo trabajo, la
captura del can Cerbero y sacarlo del mundo de los infiernos. Un ejemplo épico de
la lucha por conseguir un objetivo a pesar de las dificultades.
Por otra parte, en el Museo
Arqueológico Nacional de Madrid, se exhibe la pequeña estatua de un bello
Hércules romano, que recuerda los trabajos contra Gerión, el viaje hacia el mundo desconocido,
las columnas colocadas entre los dos continentes, el mundo de la ganadería,
Tartesos, las tierras y el mar de Cádiz,
donde se desarrolla el bello relato. Si el anterior Hércules ejemplifica el
triunfo contra la adversidad, este es el ejemplo de la osadía por
la aventura de lo desconocido, un reto
para establecer las columnas de la fortaleza y de las seguridad. Es un
canto a nuestra sociedad para vencer el conformismo y no caer en el desánimo.
En este año, por estas fechas nos propusimos averiguar el
actual circuito de Alcalá la Real
con relación al circuito histórico. Fueron dos trabajos hercúleos, mas bien,
dos rutas que ilustraran de comparar
estos cuarenta años. Era nuestra
celebración de la efemérides y empleamos dos etapas. En la primera, el
circuito histórico orlado por cruces en bocacalles llevó a los ruteros de la
calle Fuente Nueva a la Corredera ;
bajó por la calle Antigua; llaneó en Tejuela, subió por Barrero y Ancha; el alto
se planeó por la Cava
y bajó al antiguo ejido por Puerto, Capuchinos. No llegó a los tres Kilómetros,
el recinto histórico con sus monumentos. La Alcalá comercial y artesanal.Más de cuatrocientos años con este perímetro, salvo la ampliación de los barrios de las Cruces y Belén.
.
En la segunda etapa, una semana
antes del día de Andalucía, se
inició la salida de la calle Figueras ,
final de Huerta de Capuchinos. Pasamos por el paso de peatones de avenida de
Europa, subimos por la calle del doctor Sanz Torres, bordeando la residencia de ancianos Virgen de las
Mercedes, y por veredas del Cerro de la
Luna contemplamos el circuito de la ciudad entre vallados de
huertos familiares en la ladera de los Llanos hasta llegar al depósito del agua, seguimos por la vereda de la cornisa
bordeando el parque periurbano y las
ermitas de la Verónica y Fátima; y,
bajando hacia San Marcos , paramos en camino de la Virgen de la Cabeza junto al depósito de
agua de tiempos de Quijada y la Mora Vieja, llegamos al lavadero de las Tórtolas,
pasamos por calle del huerto de Pío y el barrio de camino de Charilla hasta
desembocar en la fuente de la
Tejuela de tiempos de Cherinos. En las Azacayas, hicimos
descanso entre cañaverales, después, llegamos a Camino Nuevo o dela Corte,
barrio de Europa, el alfar de Salvador, Aben Jakán hasta llegar a las
Trinitarias. Obligatoria parada sobre la historia desde el morabito hasta las
trinitarias actuales. Por calle Cava, llegamos a San Blas, junto a la puerta de
Martín Ruiz, y descendimos a la
Cruz de los Muladares, recorriendo la calle Juan XXIII y el
camino del Cementerio llegamos al barrio de Condepols junto a las instalaciones
deportivas y el camino de la divisoria hasta llegar al camino del Coto y los
Canario. Tras subir por avenida de Andalucía nos adentramos por la parte fin al
del barrio del colegio Alonso Alcalá. En
la rotonda, preguntamos a un rutero el
perímetro y nos respondió que habíamos recorrido más de nueve Kilómetros. Sin contar los dos
de los polígonos industriales.
El segundo día anunciamos el día de
Andalucía. Y nos hizo r
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