LA SEMANA SANTA
Las Cofradías de los conventos franciscanos y dominicos junto con la iglesia secular de la Veracruz desarrollaban un amplio programa de manifestaciones religiosas, que se caracterizaban por la dramatización de la Pasión de Cristo. La más importante es la cofradía del Dulce Nombre de Jesús, que en la mañana del Viernes Santo, representaba toda la Pasión desde la Sinagoga hasta el paso de la Lanzada, pasando por la Sentencia, Venta de Judas, Arrepentimiento, y los reos. El rey David, los jueces, los profetas y Sansón son retazos bíblicos. La cofradía de la Veracruz mantenía en la tarde del Jueves Santo los pasos anteriores a la Subida del Calvario y algunos del Antiguo Testamento como la Creación del Mundo, la Muerte y los Planetas. La cofradía de la Oración en Huerto y Señor de la Humildad, solía sacar los Ángeles y pasos dedicados al Lavatorio de Cristo sin escenificar en la tarde del Miércoles Santo. La Cofradía de la Soledad, durante la noche del Viernes Santo salían pasos de romanos y judíos escoltando la comitiva. La fuerte censura implantada por los abades que no comprendían este movimiento popular dio a lugar a su paulatina desaparición de estos pasos en el siglo XIX, conservándose una serie de cuadros desligados del primer contexto de escenificación en tablados, con cantos de los pregoneros y movimientos de cuadrillas y hermandades que eran las que constituían aquel extraordinario elenco[1].
Por Semana Santa, se daban vacaciones a las actividades del Cabildo municipal y los comisarios acudían a la visita de cárcel donde los regidores comisionados daban vestido y alimento a los presos. también, se concedían algunos corderos a los conventos más necesitados como eran los capuchinos de Alcalá y Castillo de Locubín.
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