SOBRE LAS FIESTAS DE NAVIDAD
Según el calendario de las Constituciones Abaciales y la Tabla de fiestas del cabildo municipal se celebraban las siguientes fiestas: El ocho la fiesta de
la Inmaculada Concepción, el catorce san Icasio en Priego por patrón, el veinte
Santo Domingo de Silos en Alcalá la Real por patrón, el veintiuno el apóstol
santo Tomé, el veinticinco la Natividad de nuestro Señor y el veintiséis san
Esteban , mártir. El veintisiete san Juan apóstol y evangelista; y el veintiocho
los Santos inocentes.
La Natividad destacaba, porque se descansaba en actividad municipal y se llevaba el aguilando a los presos de la Cárcel Real y a los monasterios de la localidad. Solía ser comida de corderos.
Su vigilia fue muy y es importante como la de Pascua de Resurrección, donde las velas nocturnas ocasionaban a veces algunos altercados que son prohibidos.
Es curioso que a partir de la tercera decena de dicho siglo no exista año alguno que no se le dé limosna al convento por las fiestas de Navidad y Semana Santa, ya que con frecuencia se veía obligado a reparar muchos elementos constructivos.[1]
DEMANDAS PARA AGUILANDOS Y POBRES.
La MUY importante cofradía de Ánimas de Alcalá tenía su residencia en el Convento de san Francisco, y, en los siglos XVI y XVIII , en la iglesia de la Mota. Sin embargo, a finales del XVIII, va a quedar reducida a la de la iglesia de la Veracruz, al reconvertirse el antiguo legado de su hermandad pasional en este tipo de cofradía en el siglo XIX. Solían acudir por la noche, al toque de oración, a recoger limosna con unas tazas y campanillas por las calles y los cortijos de la comarca.
Dividían la ciudad en varios partidos de la Veracruz, san Antón, santo Domingo, del Ecce-Homo, Consolación, san Juan y san Blas y de la Ecarnación y la gente daba dinero para aplicarlos a misas, cantando canciones de ánimas y toque de campanillas. Estas se celebraban por las mañanas en el amanecer y en los días festivos. La demanda del campo dió lugara que en las aldeas se formaran algunas hermandades como en Ermita Nueva.
También por Navidad, llevaban a cabo la limosna de aguilando, lo que imitó la hermandad de la Aurora, y que acababa con una rifa con los ganados en especie( borregos, cerdos, asnos,) que que donaban los devotos. Durante el Corpus y Candelaria y fiestas de la iglesia su capellán que les celebraba misas[1].
LOS CONVITES
Se realizaba, en siglo XIX, entre las autoridades el cabildo, aunque acudían también el comandante militar,
la justicia y personas notables, entre las que se reunían los oficiales
retirados y personas de carrera.
Por las fiestas
religiosas significativas ( Pascua, Corpus y Navidad) se llevan a cabo cenas
caritativas y de beneficencia para los pobres, repartiéndoles el pan den
dichos días.
La Junta de Beneficencia jugará esta función y , sobre todo, la Fundación
del Abad Moya lo mantuvo hasta muy avanzado el siglo XX con la cena de
Nochebuena a veinticuatro pobres transeúntes.
LA VIRGEN DE LA
AURORA
Nació la
devoción y fiesta de la advocación de la Aurora a principios del siglo XVIII.
Por aquel tiempo se adquirió la imagen, recibió culto en la Iglesia de la
Caridad y otras veces en la Veracruz hasta que en este siglo se trasladó su imagen, primero, a la Iglesia de
san Juan, y tras la posguerra, a la iglesia
de san Antón. Hay constancia de los rosarios de la Aurora a finales de este
siglo, cuando se confunden los hermanos del Rosario con unos escopeteros que
asaltaban las casas en la madrugada.[1]
En este siglo, se mantienen todos los
elementos típicos de la festividad, tenemos noticias del funcionamiento de un
año a través de la memoria que entregó a alcalde constitucional del año 1842.
La hermandad mantenía la tradición de los demandantes por el campo, el canto de
las salves, y la festividad del día de
la Aurora. al frente de la cual había un capellán que celebraba misa en todos
los días festivos y feriados. En este día, se llevaba a cabo el adorno y la
iluminación de la iglesia y de la portada, la vocación de la fiesta con fuegos
artificiales, una misa con sermón y la procesión; todos los actos eran acompañados por una capilla de música,
que en aquel año era la de Florencio Alba, y por el estruendo de cohetes. Se distinguía entre la interpretada durante la misa en
forma solemne y la marcial en la iluminación y procesión del rosario de la
Aurora en el segundo domingo de septiembre. Un elemento esencial eran los
faroles y, a partir de agosto, se iniciaban los despertadores con sus cantos,
cuya vestimenta era pagada por la hermandad. Como tradición nunca perdida, se
celebraba la fiesta de la candelaria y las misas de sufragio por los hermanos
fallecidos. Caso típico de todas cofradías alcabalas llevaban a cabo la
demanda por el mes de agosto recogiendo cereales, y ofreciendo las cuarteleras
y faneguueras a los devotos.
Curiosamente,
esta hermandad tenían un aspecto familiar que se ha mantenido hasta el siglo
XX, aunque se renovó por los años treinta, imitando a los de Priego bajo el
mandato de hermano mayor Francisco Huertes Granda. Los Vegas solían ser sus
hermanos mayores, los despertadores y los portadores de los faroles, que desparecieron
por los años cincuenta de este siglo, lo mismo que la hermandad.
En Navidad, cantaban y recogían los aguilandos por las calles, y lo rifaban en la misa de Navidad. Actualmente
, cantan la noche de la Misa del Gallo.
[1] AMAR. Acta de
cabildo del veintinco de enero de 1783. En ella se comenta que una noche se
mezclaron los contrabandistas y escopeteros con los hermanos de la Aurora "que iban al
Rosario".
FIESTA DE TOROS
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