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lunes, 22 de diciembre de 2014

INICIA APRENDE SU LENGUA Y SUS ORÍGENES

         INICIA APRENDE SU LENGUA Y SUS ORÍGENES

 
         Los romanos  llamaban a las aldeas o concentración de varias villas rústicas “vicus”. Por eso, no sé con seguridad cómo se llamaba la que existía en nuestro entorno. En ella, no había una escuela oficial, tan sólo nos servíamos de los conocimientos de nuestros familiares para aprender desde pequeños muchos aspectos culturales de los romanos.  Lo primero que le pedía a mi padre fue que me explicara cómo se llamaba y me dijo que GAIUS TULLIUS INICIUS. Me quedé sorprendido porque yo, tan sólo, recibía un nombre y él, aunque los vecinos le llamaban Gaius o G.Tullius, sin embargo en sus documentos oficiales aparecían tres palabras. Inmediatamente, le pregunté:
         -Pater meus, ¿qué significan estos nombres que observé en el  medallón del arca de tu cuarto?
         -Nada, filia mea, recogen toda mi familia, mi nombre y mi apodo comarcal.
         ¡Qué me dices!
         -Así es, el nombre es la palabra  que ocupa la parte central de los tres nomina, que has visto, y se refiere a gens  o conjunto de familias  que tienen un tronco común y a la que pertenezco;  en concreto, yo soy de los Tullios, una famosa familia romana que dio muchos héroes y literatos a Roma, los romanos le llaman a esta palabra nomen; el primero, es una palabra que nosotros la calificamos como un presentador del nombre de la familia y le llamamos praenomen ( tan sólo hay, un poco más de una decena de nombres y suele aparecer en las inscripciones en abreviaturas, son muy frecuentes en nuestra lengua latina; si tienes dificultad vete a tu diccionario y te completará la abreviatura); y el tercero, el cognomen, apodo o  palabra que distingue a la familia y a ese miembro suyo: por cierto que  existirían muchos,  con un apodo;  en este caso, el mío era  Inicius ( algo así como el que siempre viene el primero, el que se lanza primero, también puede significar habitante del Egeo).
         -Por eso, yo  me sé los preanomen, aunque  me los  escribían en iniciales. G. o C, les llamo Gayo, M, Marco, Q. Quinto; A. Aulo;
         - y P punto, entonces, Publio; Ti Tiberio y St. Stacio
         -Claro que sí, así podríamos completar toda la gama de prenomen.
         -Pero, de las mujeres, ¿qué me dices?
         -Tan sólo, tomaba n el nombre de la  gens, tu deberías llamarte Tullia, pero te he dado el nombre de mi apodo, y te he llamado INICIA.
         -La habitante del mar  Egeo. Casi griega, ¡la verdad que los griegos y romanos formamos una sola cultura, la grecorromana!
-¿Cuándo me pusiste en nombre?
-Lo hice el día del bautizo, el dies lustrificus, cuando te tomé entre mis brazos, te elevé, te reconocí dentro de mi familia, y te puse INICIA en la bolsita de oro, que cuelga sobre tu cuello. Te la rellené de amuletos de la Sierra del Camello: trozos de pata de una cabra y un exvoto de barro.
-Eso fue cuando era infans, una niña que no hablaba.
Como es lógico, yo no me he acordado nunca de esa etapa y de esos momentos tan solemnes. Pero, de la etapa de puella o  la de mis hermanos que se iniciaba  a los siete años, no me olvidaré, fueron los años más felices de mi vida y la de mi hermano Quinto hasta que llego el día que nos convertimos en adulescentes. Mi padres se encargaron de mi educación. Mi padre nos enseñaba a leer y contar y me explicaba las leyendas de nuestros antepasados y de los dioses romanos. Luego, mi padre iniciaba en otras tareas a mis hermanos, y mi hermana me enseñaba a cocinar, tener limpia la casa, devanear, hilar y tejer nuestra túnica.
Me he referido a las leyendas, qué interesante cuando me explicaba mi padre cómo sus antepasados habían llegado a este lugar de la Hispania, tan lejano y tan desconocido por Roma.
Me remontaba su origen latino a unos pueblos que   surgieron de las estepas rusas y  desde el tercer milenio antes de Cristo fueron bajando hacia las tierras del Sur; los indoeuropeos; después, un gran tronco de ellas se fue hacia Oriente y les llamó rama india u oriental; otro vino hacia el Occidente, y se llamó  primero germánica, luego europea. ¡Ah, por eso, me dicen que hay una lengua común en su principio, el indoeuropea! Me  repitió muchas veces que  teníamos  el origen de la rama europea, que era  el mismo para los griegos, germánicos,  balto eslavos, albaneses, celtas, y , como es lógico , de  todas las lenguas  y pueblos que se hablaban  en torno al siglo VIII antes de Cristo, mas o menos cuando se fundaba Roma. Me lo dijo con rotundidad que, al principio el itálico entró por el norte de Italia, llamándose a la lengua itálica, y que  dio lugar a varias lenguas. Osco, umbro, o latín.

No me interesaban muchos los otros pueblos  y los pasé por alto, así como  todas estas lenguas itálicas anteriores. Por eso, le dije a mi padre:
-¿Donde se asentó el pueblo latino y, al principio,  se hablaba el latín?
 -En torno a la región de la desembocadura  del  Tiber, una región bastante pequeña solamente.
-Pater, ¿de allí procedemos?
-De allí, coge tu tablilla de cera, el punzón, que te lo voy explicar con un mapa. Dibuja  el contorno desde la India hasta Hispania. Verás cómo se va extendiendo el pueblo latino, se romanizan otras tierras, y el latín se hace universal.
-Vamos, manos a la obra.
-Filia, señala Roma y  su entorno.
-Hecho está; he puesto  una leyenda (siglo VIII)  y lo he coloreado con amarillo.
-. A continuación señala con otro color  u otra marca de tu punzón toda la península Itálica  y pon otra leyenda, conquista de los romanos hasta el siglo III antes de Cristo.
-También lo he señalado en mi tabella.
-Luego, señala Sicilia, Hispania, Grecia, y el Norte de Italia. Pon en la leyenda, durante las Guerras Púnicas y de la conquista de Grecia, Coloréalo con otro color.
-Conseguido, ¿ Cómo avanzaba el pueblo latino con sus legiones!
-Y, con los pactos,
-Es verdad, los romanos le mantenían sus costumbres, por su parte los indígenas les pagaban tributo
-Nuestras legiones les protegían de los enemigos.
-Y ellos veían cómo era mejor nuestra cultura.
-Déjate de  fanfarronadas, pon ahora,  y anota  Gallia, Germania, Helevetia, Britania, Mauritania, Numidia, Libia, Aegiptus, Palestina,  Asia Minor,
-Hecho está. Me atrevo a poner otra leyenda hasta Augusto.
-Anda, colorea  casi todo lo que fue el Imperio romano, Iliria, Dálmacia, Decia, Rumania, y pon lo que enmarcaba la línea de la frontera, lo que los romanos llamaban limes. Esto hasta el siglo I después de Cristo.
-¡Qué bonito me ha quedado! Le voy a denominar  al mar del centro MARE NOSTRUM.

         Mi padre se adentró en el momento que vino a Hispania un antepasado suyo con motivo de las Guerras Púnicas, y me hizo borrar la tabella con  la parte plana del punzón. Me puso el contorno de Hispania y me señaló Hispania Ulterior y Citerior; luego me escribió la Bética, Lusitania y Tarraconensis; luego me dividió esta en Cartaginensis y Galecia. Como previendo el futuro, me dijo que se avecinaba la división  de esta tierra, también  la del Imperio,  y que se hablarían muchas lenguas derivadas del latín, me afirmaba que se llamarían romances. Le pregunté:
-Te atreves a darle nombre.
-Pues, según las provincias en las que se ven nacer. Rumano en Rumania; galo y provenzal en Galia y Provenza, toscano en Tosacania, sardo en Cerdeña,  y, aquí en tu Hispania: aragonés, leonés, mozárabe… pero me parece que triunfarán  el castellano, el catalán,  y el galaicoportugués.
-Padre, qué me dices del vasco?
-Nada quedará domo una lengua que no pudimos asimilar, no es nuestra.

Mi  padre se esforzaba en contarme algunas leyendas, la de Rómulo y Remo, aquellos niños que  habían sido víctimas de la lucha por el poder entre su tío abuelo Amulio y  su propio abuelo Numitor,  por  haber sido, a su vez, los hijos descendientes de la futura reina Rea Siliva y Marte. En concreto, ambos abuelos  pretendían el trono del Lacio. Pero, a la  hora de la verdad y derecho hereditario . le pertenecía el trono a Numitor.
Mas a Numitor le destronó Amulio y ocultó a sus sobrinos  Rómulo y Remo, que eran unos recién nacidos, en una cesta que arrojó al río Tiber, con el fin de que no  tomaron  el poder cuando fueran mayores.



Pero a estos los recogió una loba, que los amamantó durante algún tiempo; luego el pastor Fasutulo  se los llevó a su casa  y los crió hasta que, de mayores, les desveló su origen. Esto dio lugar a que se vengaran de Amulio  restituyera en el trono a Numitor.
Mi padre se  preocupaba mucho de que mi hermano Quinto y yo aprendiéramos a leer. Me dijo que el alfabeto latino  era muy parecido al griego, porque había venido de Grecia y se había reformado en algunos sonidos. Me obligaba a escribirlo en la tabella, me insistía en  algunos sonido: la C se pronuncia k, la G no j SINO GA, GUE, GUI, GO, GU; la V  me decía que se pronunciaba U y me silabeaba  PU-E-L-L-A.Cuando yo pronunciaba   KE por QUE, me rectificaba y corregía KUE.
Como mi padre sabía griego, me enseñaba, al mismo tiempo, el alfabeto griego: alfa, beta, ganma, delta. Me obligaba a escribir las letras mayúsculas y minúsculas. Luego, me daba un codex de la Eneida y me obligaba a leer, luego lo hacía con la Ilíada.
Me costaba mucho trabaja, reconocer los espíritus, los acentos y la elipsis, coronis…..

Algunas veces me quedaba dormido, sobre todo cuando me enseñaba los números romanos I, V, L,C, D… y me decía que cuanto costaba una vaca si valía 100 jornales de a XXIII ases cada uno. Lo intentaba con los dedos, colocaba cien XXIII en la pizarra, un lío, pero lo conseguía con la ayuda de mi hermano.




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