EN EL DÍA DE LA SAGRADA FAMILIA
Hay familias enteras las que
pertenecen a un colectivo, muchas veces religioso como una hermandad o cofradía. Bajo la advocación de un santo, virgen o Jesús, se
sienten unidas desde el momento en que nacen; en su juventud mantienen el
vínculo con la hermandad a través de su participación en la agrupación musical,
costalero u otra actividad; y, en su
madurez, participan de actos litúrgicos,
manifestaciones religiosas,. Ayudan en el mantenimiento de la fábrica de la
iglesia y del templo, muchos acuden a misa dominical y nunca olvidan la
festividad del Cristo el primer domingo de septiembre.
Estas familias son un ejemplo que engrandecen
al colsctivo. Algunos miembros., desde
recién nacidos, ya ingresaron en su organización por el deseo expreso de los sus familiares y hermanos más veteranos. Fieles a la cita, acuden a los actos festivos, año tras año, con su caterva numerosa de hijos, nietos, sobrinos y parientes Hubo años que incluso iba todo el matrimonio y los hijos y los sobrinos
de lugares alejados. Integran familias y parientes de las ramas foráneas.Otros jóvenes comienzan sus pasos en las agrupaciones musicaleso de otro tipo.
Siempre, durante su niñez, fijaron la huella que los unían simbolizada en algun signo, que aprendieron en el seno familiar. Su devoción la mamaron, en
concreto, de las faldas de su madre o la abuela que se lo transmitió a sus hijos, a las que les encantaban repetir los ritos siempe que volvían a sus tierras.
II
ENCUENTRO FAMILIAR
Muchas familias provienen de partidos del campo o de la ciudad, se distribuyeron en las últimas generaciones de un
cortijo en los rincones más insospechados de Alcalá la Real . Estas familias suelen celebrar encuentros en Alcalá la Real, la ciudad que les vio origen. Un ejemplo cualquiera parte del el origen de una familia numerosas, los dos abuelos que tuvieron nueve hijos y una extensa prole de nietos
y biznietos. Algunos vienen de las Américas, de muchos pueblos de Andalucía, Valencia, Cataluña y País Vasco. Forman
el grupo un número de hasta cincuenta y varios niños sin contar los padres de ellos, algunos
supervivientes todavía. La víspera se haceo un desayuno en
Parque, y, posteriormente visitas guiadas a la fortaleza de
la Mota, una misa familiar en una como la de San Juan oficiada por un cura, comida de convivencia en un restaurante, donde se repartieron recuerdos de la ciudad- vino y aceite de la
sierra Sur- con una fotografía del
árbol genealógico familiar que se
remonta al siglo XVIII, y despedida en el antiguo cortijo o casa de los
progenitores. En el encuentro se llega a reconocerse algunos parientes de segundo grado que, por razones
laborales, emigraron a los diversos puntos de la geografía, al mismo tiempo que de nuevo o por primera vez contemplaron el lugar de sus orígenes y la ciudad de Alcalá la Real, que no
habían visto desde su niñez.
III
La familia de
Pablo Batmala Laloya procedía de Rebenac de Arudy, dependiente de la provincia
francesa de los Bajos Pirineos y de la diócesis de Bayona. (En tiempos de este
personaje, los documentos alcalaínos,
notariales y eclesiásticos denominaban a esta ciudad Rabenacq). Los abuelos de Pablo Batmala fueron Juan Batmala Lies y Mariana Gobert
Clues por la parte paterna, y, por la materna, Juan Laloya Laborda y Juana
Courrucou. Todos de origen francés, como
lo fueron sus padres Santiago
Batmala Gobert y Clotilde Laloya. Al sur
de la importante ciudad francesa de Pau, los Batmala y
Laloya fijaron su residencia entre
las ciudades de Gan, Oloron,
Biziet y Rebenac, todas ellas interrelacionadas y comunicadas por la carretera
que desde Jaca se introduce por los Pirineos y desemboca en Pau.
FRANCESES EN ALCALÁ DEL SIGLO XIX
Desde tiempo
inmemorial, los franceses se habían afincado en la ciudad de Alcalá.
Los hubo caldereros y comerciantes en el siglo XVI y XVII. En el siglo XVIII,
incluso, la familia Lac regentó un comercio hostal en el Llanillo
En los primeros años del siglo XIX, antes de la llegada de los
Batmala-Laloya, ya se habían avecindado
varias familias procedentes de otras ciudades del sur de Francia como
los Casanova, Camy, y Miqueu.
Probablemente, la azarosa vida de la política francesa, desde el estallido de la Revolución Francesa ,
dio lugar a esta diáspora, que trató de
invertir sus recursos en otros lares con
mayor rendimiento y seguridad económica. El primero en llegar a Alcalá fue Juan
Gober, un castrador de animales que se afincó en Alcalá a finales de siglo
XVIII y se casó con otra francesa Ramona Piu, de la que tuvo seis hijos[1]. Esta
rama se emparentó con los Miqueu, naturales de Ojen, (Francia) y que llegaron por los años treinta del mencionado
siglo a esta ciudad del Santo Reino. Un poco más tarde, estos últimos hicieron lo mismo con la
familia de los Camy, ya a mediados de siglo. En 1830, Pedro Miqueu ya vivía en
la calle Bordador, una casa por debajo de la familia Gober, y en 1857, uno de sus miembros se encontraba
entroncado con importante familias hacendadas de Alcalá. Así el labrador
Ricardo Carrillo estaba casado con María Juana Miqueu y Gober.
En los años
cincuenta, la familia de los Camy, procedente de Bruziet[2],
provincia de Olorón y cantón de Arydi, se convirtió en unos importantes
comerciantes, y, también, se emparentó con los Miqueu. Los Camy estaban
relacionados, a su vez, con el comercio gaditano y, sobre todo, con el que
procedía desde Gibraltar. Pronto
establecieron un importante comercio de tejidos y telas en el Llanillo hasta
tal punto que en el año 1853 figuraban como personas notables e influyentes de
Alcalá la Real
con motivo del intento de abrir una Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alcalá la Real[3].Y,
así, es comprensible que el matrimonio, formado por Pedro Camy Bergeret y Josefa Miqueu Gober, escalara un puesto significativo de reconocimiento en
la sociedad alcalaína, integrando a algunos de sus hijos en las
profesiones reconocidas de su
tiempo-entre los importantes vecinos de la familia Camy, se encontraba el médico Pedro Camy Miqueu- .
Los Camy, al ser los primeros en avecindarse en Alcalá, fueron los embajadores
de la familia de los Batmala, y posteriormente de los Laloya[4].
Con la célebre
proclamación de la
Segunda República Francesa
y las medidas que conllevaron a muchos vecinos grandes pérdidas en
muchas fuentes de ingresos, los Batmala, de nuevo, a mediados de siglo
volvieron a hacer las maletas hacia tierras españolas. También, se produjo, en
tiempos de Napoleón III, la emigración
de otros sectores republicanos, y socialistas. Pero la razón de que los Batmala
y Laloya se marcharan de sus tierras no era otra que el movimiento migratorio
que provocaba la explotación de las
haciendas en el seno de las familias campesinas de los Bajos Pirineos. Entre los destinos
principales de los jóvenes franceses, se destacaban España, especialmente la
provincia de Cádiz para los emigrantes de Rebenacq, mas tarde California y
Argentina. Todos buscaban los países de la Plata , donde anteriormente habían vendido sus
productos textiles. Este movimiento migratorio era compresible por las
prácticas sucesorias de los campesinos de los
Bajos Pirineos. Pues, según la tradición[5],
sólamente el primer hijo heredaba la casa
y no sólo la casa sino también las tierras, en una provincia donde sólo abundaba el pequeño
campesinado. Las hijas no tenían otra alternativa que casarse con otro heredero
de otra familia, o quedarse solteras de
la misma manera que los hermanos
menores se quedaban a expensas de su primogénito. No había otra salida y
alternativa que estar al servicio de este último o emigrar a otras tierras para intentar hacer
fortuna en el extranjero.
La situación
era insostenible, sobre todo, en el caso
de los solteros que s
LLEGAN
LOS BATMALA
Con estos
precedentes, en 1849, los hijos de Juan
Batmala y Juana Laloya ya se
habían afincado en Alcalá la Real. Probablemente , entraron a
través del puerto de Málaga, desde donde mantuvieron lazos de unión con los
bancos de aquella localidad, y donde
llevaron a cabo los primeros negocios. Estaban relacionados con los
comerciantes del textil de Cataluña, ya que,
desde principio, se presentaron a través del consulado de Granada, donde
tenían relaciones con las firmas comerciales granadinas y sus correspondientes
casas de Barcelona. Hemos podido constatar la presencia de negocios comerciales
de Francisco Batmala, tío de Pablo, entre los años 1874 y 1880, con los comercios granadinos de Benito Martínez y Compañía, Sabadell y
Batista, don Lorenzo Vico Rubio y Heras, José Ruiz y López Comercio, Casa Alsubide y Escolástico Martínez[6].
Como es
lógico, a través de esta vía, se introdujeron en el mundo comercial alcalaíno y
prieguense. En concreto, por estas fechas, varias familias de origen francés
copaban los mejores comercios del Llanillo alcalaíno y las
calles principales de Priego como las de Pedro Camy Bergeret, Juan Casanova
Zurdón, y los Laloya. El proceso fue rápido, pero los pasos y modo de entrada a
estas ciudades fueron siempre los mismos. En Alcalá se dieron a conocer, desde
los primeros momentos, como unos
emigrantes o “forasteros” que vivían
del comercio y de la representación de las entidades bancarias,
afincadas en Andalucía, sobre todo el Banco de Málaga, ejerciendo de
prestamistas mediante el sistema de letras de protesto[7].
Después, pronto, gracias a su rico patrimonio mobiliario, se enriquecieron,
mediante los abundantes préstamos de dinero a los nuevos agricultores alcalaínos, a los que hipotecaban sus tierras
para hacer frente al gran movimiento
inmobiliario y rural, que se desarrollaba
tras la desamortización de Madoz, así como con la incorporación de grandes cortijos a su
hacienda familiar, hasta tal punto que a final de siglo se les consideraban
como medianos propietarios en la lista de grandes contribuyentes locales[8].
Para entender
bien la integración de los franceses en
Alcalá a partir de mediados de siglo, conviene tener en cuenta que comenzó a crearse
una red viaria, que abrió nuevos
caminos, arregló y transformó los anteriores en carreteras. Entre ellos
destacaron los que enlazaban el que unía Alcalá con Cantera Blanca, Montefrío y
Loja; el de Alcalá con Almedinilla y
Priego, y el de Alcalá con Baena, Castro del Río y Córdoba. Todos ellos convergían a la costa malagueña” por ser la línea que conducían a Málaga
para mayor ahorro de legua y porque para aquel punto se exportaban los granos
de esta y de la campiña de Jaén y parte
de Córdoba y que de desde aquel punto se
importan los géneros de utilidad de gasto y consumo haciéndose a lomo por falta de camino carretero con notable
pérdida de la agricultura y comercio[9]”. Por
otro lado, la economía se transformaba, a pasos agigantados, de un sistema
agropecuario a otra de predominio agrícola con una gran influencia del comercio
en la ciudad, a lo que se añadía la incorporación privada de muchos terrenos de propios y comunales.
Los abuelos de
Pablo Batmala tuvieron varios hijos que
se incorporaron a Alcalá. Por la parte de los Batmala, se constata la presencia
de Juan[10], Francisco[11] y
Santiago, padre de Batmala. El primero se inició como comerciante,
y vivió en la calle Braceros hasta su
muerte, se casó en el año 1861 con Ana
Gobert[12]
y vino a Alcalá en torno a 1870. Más
tarde, como propietario, mantuvo buenos lazos
con su sobrino Pablo, a quien le transmitió tardíamente los bienes. Era
vecino de Josefa Miqueu Gober, casada con Santiago Camy Miqueu, otro francés
afincado en Alcalá por los años treinta del siglo XIX.
El segundo,
Francisco, vino a Alcalá en el año 1849.
Se mantuvo como comerciante[13] hasta que formó una familia con linaje
alcalaíno y se casó con la hacendada Dolores Alba Fernández, descendiente de la familia del regidor y
propietario don Florencio Alba[14]. Por
su enlace matrimonial, se integró rápidamente en la sociedad alcalaína, al mismo tiempo que
esta circunstancia familiar le permitió enrolarse en la vida política local. Al
principio fue un comerciante del ramo textil, pero, sobre todo, se enriqueció
estableciendo un banco de préstamos, con el que hipotecaba a los nuevos
campesinos recibiendo el dinero en monedas de plata. Durante este tiempo
compartió el negocio con su paisano Pedro Camy, un comercio muy floreciente en
el que llegó a tener varios dependientes ( El comercio debía tener un volumen de negocios tan grande que uno de sus trabajadores se dio de baja de soldado de la Milicia Nacional ,
porque no podía asistir a las clases
doctrinales[15]). Más tarde,
cambiando su posición social de comerciante por la de propietario, se
casó en el año 1661 con Dolores Alba, mujer descendiente
de una familia hidalga alcalaína, con la que tuvo seis hijos (Indalecio en 1863, Mercedes en 1867, Adoración en 1866, Francisco en 1870. Isabel en 1872 y
Dolores en 1874).
.[1]
3 Catastro del 1801. Vivía en la calle
Braceros en 1835 junto con su hija Teresa. En 1801, tenía dos hijas María y
Teresa.[2] Esta ciudad se encontraba
situada al norte de Pau y por encima de Mont de Marsan, actualmente se conoce
con el nombre de Bouriot Bergon
[3] Acta del 19 de agosto de 1853.
6AHPJ. Legajo 21600. Folio 1
[4] AMAR.
Libro de padrón de 1857. Cedula 5.441. Aparece Pedro con 36 años, y los hijos
Matilde, José, y Dolores.
AHPJ. Legajo 21600. Notario Alejandro Mouton. Año 1874 Folio 37 y 375.
Letras de protesto de Pedro Camy
AHPJ. Legajo 21600. Notario Alejandro Mouton. Año 1874
Folio 37 y 375. Letras de protesto de Pedro Camy
[6] Noticias
de la notaria francesa y el actual cronista.
8/. AHPJ. Legajo
AHPJ. Legajo 21600. Folio 37 y 375. Letras de protesto de Pedro Camy Bergeret con Juan Casanova
Zurdón. Los Camy avalaban a Francisco Batmala, que ponía como hipoteca el Co
[9] AMAR. Petición del ayuntamiento al Jefe
Político e la Provincia
de Jaén en el acta del 11 del de
diciembre de 1849. Se enmarcaban dentro de la política provincial con los
números 7. 10 y 12.
12 Juan murió octogenario en el año 1930 viudo.
13 AMAR. Legajo 124, P.4. Había nacido el 17 de febrero de 1831 en
Rabenacq y su esposa Dolore
dres de Dolores eran
don Florencio Alba y la granadina doña Antonia Fernández. Se casaron el 19 de
mayo de 1666 en la parroquia de Santo Domingo de Silos y figuraba en el día del
casamiento como comerciante.
14 APSD Se casó el 19 de mayo de 1661.
16 AMAR. Patrón
de 1857. Figura con la cédula 5436, de edad de 27 años soltero y
comerciante
17 APSD. Li
Y estaba junto a las casas de los Portales de la Plaza , donde vivía. Como era
típico de estos años, se vendían en los comercio todo tipo de género, el
ayuntamiento adquiría el Anunciador de Jaén..
19 AHPJ. Notario Alejandro Moutón Año 1862.Legajo 21589. Venta
a Francisco Batmala de parcela, estanque 14 fanegas de las Peñuelas de
Fernán
dez de Moya; y una en Charilla de José Gallego; el mismo, venta de parcelas del cortijo de la Media Naranja a
Sánchez Nieto; a este préstamo de 48.260 reales con hipoteca
de las tierras compradas; otra de hipoteca a Antonio Márquez 8.500 reales ; a tres vecinos del Castillo
Cándido Castillo, Manuel Baeza, y Miguel Lara, 5400 reales, a Juan Bautista
Roldán, 1863., a David Guardia, 1440 reales; a Francisco Pérez Muñoz 2350
reales. A Francisco Fernández de Moya y Mesía, nada menos que 60.000 reales; al
panadero Pedro Lara Romero, 2.400
reales. LEGAJO 5547
20 AHPJ. Legajo
21.600 Año 1874 Folios 37. 855
Francisco Batmala fue avalador de los anteriores
21 AHPJ.21554. En 1897, compró 12
fanegas
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