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domingo, 28 de diciembre de 2014

EN EL DÍA DE LA FAMILIA. LLEGAN A ALCALÁ LA FAMILIA FRANCESA LOS BATMALA.

EN EL DÍA DE LA SAGRADA FAMILIA
           



Hay familias enteras las que pertenecen a un colectivo, muchas veces religioso como una  hermandad o cofradía. Bajo la advocación de un santo, virgen o Jesús, se sienten unidas desde el momento en que nacen; en su juventud mantienen el vínculo con la hermandad a través de su participación en la agrupación musical, costalero  u otra actividad; y, en su madurez, participan  de actos litúrgicos, manifestaciones religiosas,. Ayudan en el mantenimiento de la fábrica de la iglesia y del templo, muchos acuden a misa dominical y nunca olvidan la festividad del Cristo el primer domingo de septiembre.

            Estas familias son  un ejemplo  que  engrandecen al colsctivo. Algunos  miembros., desde recién nacidos,  ya ingresaron en su organización  por el deseo expreso de los sus familiares y  hermanos más veteranos. Fieles a  la cita,  acuden a los actos festivos, año tras año,  con su caterva numerosa  de  hijos, nietos, sobrinos y  parientes Hubo años que incluso iba  todo el matrimonio y los hijos y los sobrinos de lugares alejados. Integran familias y parientes de las ramas foráneas.Otros jóvenes  comienzan sus pasos en las agrupaciones musicaleso de otro tipo. 

Siempre, durante su niñez, fijaron la huella  que los unían simbolizada en algun signo, que aprendieron en el seno familiar. Su devoción la mamaron, en concreto,  de las faldas de su madre o la abuela que se lo transmitió a sus hijos, a las que les encantaban repetir los ritos siempe que volvían a sus tierras.

 II

 ENCUENTRO FAMILIAR
Muchas familias provienen  de  partidos  del campo o de la ciudad, se distribuyeron  en las últimas generaciones de un cortijo en los rincones más insospechados de Alcalá la Real . Estas familias suelen celebrar encuentros en Alcalá la Real, la ciudad que les vio origen. Un ejemplo cualquiera parte del el origen de una familia numerosas, los dos abuelos que tuvieron nueve hijos y una extensa prole de nietos y biznietos.  Algunos vienen de las Américas,  de muchos pueblos de Andalucía, Valencia, Cataluña y País Vasco. Forman el grupo un número de hasta cincuenta y varios niños sin contar los padres de ellos, algunos supervivientes  todavía.  La víspera se haceo un desayuno en Parque, y, posteriormente visitas guiadas a la fortaleza de la Mota, una misa familiar en una como la  de San Juan oficiada por un cura, comida de convivencia en un restaurante,  donde se repartieron  recuerdos de la ciudad- vino y aceite de la sierra Sur-  con una fotografía del árbol  genealógico familiar que se remonta al siglo XVIII, y despedida en el antiguo cortijo o casa  de los progenitores. En el encuentro se llega a reconocerse algunos parientes de segundo grado que, por razones laborales, emigraron a los diversos puntos de la geografía, al mismo tiempo que de nuevo o por primera vez contemplaron el lugar de sus orígenes y la ciudad de Alcalá la Real, que no habían visto desde su niñez. 
III
 LA FAMILIA DE LOS BATMALA-LALOYA

La familia de Pablo Batmala Laloya procedía de Rebenac de Arudy, dependiente de la provincia francesa de los Bajos Pirineos y de la diócesis de Bayona. (En tiempos de este personaje, los documentos  alcalaínos, notariales y eclesiásticos denominaban a esta ciudad  Rabenacq). Los abuelos de Pablo Batmala  fueron Juan Batmala Lies y Mariana Gobert Clues por la parte paterna, y, por la materna, Juan Laloya Laborda y Juana Courrucou. Todos de origen francés, como  lo fueron sus padres  Santiago Batmala Gobert y Clotilde Laloya.  Al sur de la importante ciudad francesa de Pau, los Batmala  y  Laloya   fijaron su residencia  entre  las ciudades de Gan,  Oloron, Biziet y Rebenac, todas ellas interrelacionadas y comunicadas por la carretera que desde Jaca se introduce por los Pirineos y desemboca en Pau.

            FRANCESES EN ALCALÁ DEL SIGLO XIX
Desde tiempo inmemorial, los  franceses  se habían afincado en la ciudad de Alcalá. Los hubo caldereros y comerciantes en el siglo XVI y XVII. En el siglo XVIII, incluso, la familia Lac regentó un comercio hostal en el Llanillo
En los   primeros años  del siglo XIX, antes de la llegada de los Batmala-Laloya, ya se habían avecindado  varias familias procedentes de otras ciudades del sur de Francia como los Casanova, Camy,  y Miqueu. Probablemente, la azarosa vida de la política francesa, desde el estallido de la Revolución Francesa, dio lugar a esta diáspora,  que trató de invertir sus recursos  en otros lares con mayor rendimiento y seguridad económica. El primero en llegar a Alcalá fue Juan Gober, un castrador de animales que se afincó en Alcalá a finales de siglo XVIII y se casó con otra francesa Ramona Piu, de la que tuvo seis hijos[1]. Esta rama se emparentó con los Miqueu, naturales de Ojen, (Francia)  y que llegaron por los años treinta del mencionado siglo a esta ciudad del Santo Reino. Un poco más tarde,  estos últimos hicieron lo mismo con la familia de los Camy,  ya a mediados  de siglo. En 1830, Pedro Miqueu ya vivía en la calle Bordador, una casa por debajo de la familia Gober, y en  1857, uno de sus miembros se encontraba entroncado con importante familias hacendadas de Alcalá. Así el labrador Ricardo Carrillo estaba casado con María Juana Miqueu y Gober.
En los años cincuenta, la  familia  de los Camy, procedente de Bruziet[2], provincia de Olorón y cantón de Arydi, se convirtió en unos importantes comerciantes,  y, también,  se emparentó con los Miqueu. Los Camy estaban relacionados, a su vez, con el comercio gaditano y, sobre todo, con el que procedía desde Gibraltar.  Pronto establecieron un importante comercio de tejidos y telas en el Llanillo hasta tal punto que en el año 1853 figuraban como personas notables e influyentes de Alcalá la Real con motivo del intento de abrir una Caja de Ahorros y Monte de Piedad de  Alcalá la Real[3].Y, así, es comprensible que el matrimonio, formado por  Pedro Camy Bergeret  y Josefa Miqueu Gober, escalara  un puesto significativo de reconocimiento en la sociedad alcalaína, integrando a algunos de sus hijos en las profesiones  reconocidas de su tiempo-entre los importantes vecinos de la familia Camy,  se encontraba el médico Pedro Camy Miqueu- . Los Camy, al ser los primeros en avecindarse en Alcalá, fueron los embajadores de la familia de los Batmala, y posteriormente de los Laloya[4].              
Con la célebre proclamación de la Segunda República Francesa  y las medidas que conllevaron a muchos vecinos grandes pérdidas en muchas fuentes de ingresos, los Batmala, de nuevo, a mediados de siglo volvieron a hacer las maletas hacia tierras españolas. También, se produjo, en tiempos de  Napoleón III, la emigración de otros sectores republicanos, y socialistas. Pero la razón de que los Batmala y Laloya se marcharan de sus tierras no era otra que el movimiento migratorio que  provocaba la explotación de las haciendas en el seno de las familias campesinas de los  Bajos Pirineos. Entre los destinos principales de los jóvenes franceses, se destacaban España, especialmente la provincia de Cádiz para los emigrantes de Rebenacq, mas tarde California y Argentina. Todos buscaban los países de la Plata, donde anteriormente habían vendido sus productos textiles. Este movimiento migratorio era compresible por las prácticas sucesorias de los campesinos de los  Bajos Pirineos. Pues, según la tradición[5], sólamente el primer hijo heredaba la casa  y no sólo la casa sino también las tierras, en una  provincia donde sólo abundaba el pequeño campesinado. Las hijas no tenían otra alternativa que casarse con otro heredero de otra familia, o quedarse solteras de  la misma manera  que los hermanos menores se quedaban a expensas de su primogénito. No había otra salida y alternativa que estar al servicio de este último o  emigrar a otras tierras para intentar hacer fortuna en el extranjero.
La situación era insostenible, sobre todo,  en el caso de los solteros que s

e casaban con una heredera, pues esta mujer ponía en los trances más apurados a su marido: éste no tenía derecho alguno en cuestiones de hacienda  y era considerado como simplemente un varón, esposo procreador, para proporcionar un heredero a la familia. A veces, llegaron a cohabitar tres generaciones en una misma casa: los padres y familia del heredero con  sus hijos, y los hermanos del heredero que desempeñaban el papel de criados. No hubo caso de casamiento entre hermanos, pues no tenían casa ni bienes propios, pero, tanto en Francia como en Alcalá,  se establecieron algunos grados de consanguinidad entre las familias francesas afincadas en la localidad
                                  
                                               LLEGAN LOS BATMALA

Con estos precedentes, en 1849,  los hijos de Juan Batmala  y Juana Laloya  ya  se habían  afincado en  Alcalá la Real.  Probablemente, entraron a través del puerto de Málaga, desde donde mantuvieron lazos de unión con los bancos de aquella localidad,  y donde llevaron a cabo los primeros negocios. Estaban relacionados con los comerciantes del textil de Cataluña, ya que,  desde principio, se presentaron a través del consulado de Granada, donde tenían relaciones con las firmas comerciales granadinas y sus correspondientes casas de Barcelona. Hemos podido constatar la presencia de negocios comerciales de Francisco Batmala, tío de Pablo, entre los años 1874 y 1880,  con los comercios granadinos  de Benito Martínez y Compañía, Sabadell y Batista, don Lorenzo Vico Rubio y Heras, José Ruiz y López Comercio,  Casa Alsubide y Escolástico Martínez[6].
Como es lógico, a través de esta vía, se introdujeron en el mundo comercial alcalaíno y prieguense. En concreto, por estas fechas, varias familias de origen francés copaban los mejores comercios del Llanillo alcalaíno  y  las calles principales de Priego como las de Pedro Camy Bergeret, Juan Casanova Zurdón, y los Laloya. El proceso fue rápido, pero los pasos y modo de entrada a estas ciudades fueron siempre los mismos. En Alcalá se dieron a conocer, desde los primeros momentos, como unos  emigrantes o “forasteros” que vivían  del comercio y de la representación de las entidades bancarias, afincadas en Andalucía, sobre todo el Banco de Málaga, ejerciendo de prestamistas mediante el sistema de letras de protesto[7]. Después, pronto, gracias a su rico patrimonio mobiliario, se enriquecieron, mediante los abundantes préstamos de dinero a los nuevos agricultores  alcalaínos, a los que hipotecaban sus tierras para hacer frente  al gran movimiento inmobiliario y rural, que se desarrollaba  tras la desamortización de Madoz, así como con la  incorporación de grandes cortijos a su hacienda familiar, hasta tal punto que a final de siglo se les consideraban como medianos propietarios en la lista de grandes contribuyentes locales[8].
Para entender bien  la integración de los franceses en Alcalá a partir de mediados de siglo, conviene tener en cuenta que comenzó  a crearse  una red viaria, que  abrió nuevos caminos, arregló y transformó los anteriores en carreteras. Entre ellos destacaron los que enlazaban  el que  unía Alcalá con Cantera Blanca, Montefrío y Loja; el de Alcalá  con Almedinilla y Priego, y el de Alcalá con Baena, Castro del Río y Córdoba. Todos ellos  convergían a la costa malagueña” por ser la línea que conducían a Málaga para mayor ahorro de legua y porque para aquel punto se exportaban los granos de esta y de  la campiña de Jaén y parte de Córdoba y  que de desde aquel punto se importan los géneros de utilidad de gasto y consumo haciéndose a lomo  por falta de camino carretero con notable pérdida de la agricultura y comercio[9]”. Por otro lado, la economía se transformaba, a pasos agigantados, de un sistema agropecuario a otra de  predominio  agrícola con una gran influencia del comercio en la ciudad, a lo que se añadía la incorporación privada  de muchos terrenos de propios y comunales.
Los abuelos de Pablo Batmala  tuvieron varios hijos que se incorporaron a Alcalá. Por la parte de los Batmala, se constata la presencia de Juan[10],   Francisco[11]  y  Santiago, padre de Batmala. El primero se inició como comerciante, y  vivió en la calle Braceros hasta su muerte, se casó en el año 1861 con  Ana Gobert[12] y  vino a Alcalá en torno a 1870. Más tarde, como propietario, mantuvo buenos lazos  con su sobrino Pablo, a quien le transmitió tardíamente los bienes. Era vecino de Josefa Miqueu Gober, casada con Santiago Camy Miqueu, otro francés afincado en Alcalá por los años treinta del siglo XIX. 
El segundo, Francisco, vino a Alcalá  en el año 1849. Se mantuvo como comerciante[13]  hasta que formó una familia con linaje alcalaíno y se casó con la hacendada Dolores Alba Fernández,  descendiente de la familia del regidor y propietario don Florencio Alba[14]. Por su enlace matrimonial, se integró rápidamente en  la sociedad alcalaína, al mismo tiempo que esta circunstancia familiar le permitió enrolarse en la vida política local. Al principio fue un comerciante del ramo textil, pero, sobre todo, se enriqueció estableciendo un banco de préstamos, con el que hipotecaba a los nuevos campesinos recibiendo el dinero en monedas de plata. Durante este tiempo compartió el negocio con su paisano Pedro Camy, un comercio muy floreciente en el que llegó a tener varios dependientes ( El comercio debía tener un  volumen de negocios tan grande  que uno de sus trabajadores se  dio de baja de soldado de la Milicia Nacional, porque no podía asistir a  las clases doctrinales[15]).  Más tarde,  cambiando su posición social de comerciante por la de propietario, se casó  en el  año 1661 con Dolores Alba, mujer descendiente de una familia hidalga alcalaína, con la que tuvo seis hijos (Indalecio en  1863, Mercedes en  1867, Adoración en   1866, Francisco en 1870. Isabel en 1872 y Dolores en 1874).

.[1]
 3 Catastro del 1801. Vivía en la calle Braceros en 1835 junto con su hija Teresa. En 1801, tenía dos hijas María y Teresa.[2] Esta ciudad se encontraba situada al norte de Pau y por encima de Mont de Marsan, actualmente se conoce con el nombre de Bouriot Bergon
[3] Acta del 19 de agosto de 1853.
6AHPJ. Legajo 21600. Folio 1
.125.
[4] AMAR. Libro de padrón de 1857. Cedula 5.441. Aparece Pedro con 36 años, y los hijos Matilde, José, y Dolores.
AHPJ. Legajo 21600. Notario Alejandro Mouton. Año 1874 Folio 37 y 375. Letras de protesto de Pedro Camy
 Matilde, José, y Dolores.
AHPJ. Legajo 21600. Notario Alejandro Mouton. Año 1874 Folio 37 y 375. Letras de protesto de Pedro Camy
[6] Noticias de la notaria francesa y el actual cronista.
8/. AHPJ. Legajo
 21600. Folio 1.125. Notario Alejandro Mouton
AHPJ. Legajo 21600. Folio 37 y 375. Letras de protesto de   Pedro Camy Bergeret con Juan Casanova Zurdón. Los Camy avalaban a Francisco Batmala, que ponía como hipoteca el Co

[8]AMAR. Legajo 21557. Valeriano del Castillo y Oria. 1898. el comerciante Juan Batmala Gobert prestó nada menos la cantidad de 12.500 pesetas a oto comerciante de origen sevillano coaligado con el castillero José María Álvarez Márquez, que  posteriormente lo vemos comprando
nuevas tierras. 

[9]  AMAR. Petición del ayuntamiento al Jefe Político e la Provincia de Jaén en el acta del 11 del  de diciembre de 1849. Se enmarcaban dentro de la política provincial con los números 7. 10 y 12.
12  Juan murió octogenario en el año 1930 viudo.
13 AMAR. Legajo 124, P.4. Había nacido el 17 de febrero de 1831 en Rabenacq y su esposa Dolore
s Alba Fernández, el 25 de abril de 1836. Los pa
dres de Dolores eran don Florencio Alba y la granadina doña Antonia Fernández. Se casaron el 19 de mayo de 1666 en la parroquia de Santo Domingo de Silos y figuraba en el día del casamiento como comerciante.

14 APSD Se casó el 19 de mayo de 1661.
16  AMAR. Patrón de 1857. Figura con la cédula 5436, de edad de 27 años  soltero y  comerciante
17 APSD. Li
bro 51. Año 1875. Folio 190 v. Partida
 12. Minutario de Bautismos.
18  Acta del cabildo de 15 de febrero de 1855. Se llamaba José Fer
nández de Puliana. El Comercio se llamaba CASA DE COMERCIO DE DON PEDRO CAMI.
 Y estaba junto a las casas  de los Portales de la Plaza, donde vivía. Como era típico de estos años, se vendían en los comercio todo tipo de género, el ayuntamiento adquiría el Anunciador de Jaén..
19 AHPJ. Notario Alejandro Moutón Año 1862.Legajo 21589.  Venta   a Francisco Batmala de parcela, estanque 14 fanegas de las Peñuelas de Fernán
dez de Moya;  y una en Charilla de José Gallego;  el mismo, venta de parcelas del  cortijo de la Media Naranja a Sánchez Nieto;  a  este préstamo de 48.260 reales con hipoteca de las tierras compradas; otra de hipoteca a Antonio Márquez  8.500 reales ; a tres vecinos del Castillo Cándido Castillo, Manuel Baeza, y Miguel Lara, 5400 reales, a Juan Bautista Roldán, 1863., a David Guardia, 1440 reales; a Francisco Pérez Muñoz 2350 reales. A Francisco Fernández de Moya y Mesía, nada menos que 60.000 reales; al panadero  Pedro Lara Romero, 2.400 reales. LEGAJO 5547 
20 AHPJ. Legajo  21.600  Año 1874 Folios 37. 855 Francisco Batmala fue avalador de los anteriores  
21 AHPJ.21554. En  1897, compró 12 fanegas 

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