Funciones
y demarcaciones
A
lo largo de esta comunicación, nos gustaría comentar la vida e historia de las
parroquias del pueblo de Alcalá
la Real. Pues, hasta ahora nadie ha
llevado a cabo un exhaustivo análisis de la importancia de esta institución
religiosa y, sin embargo, la parroquia no era sólo la demarcación vecinal,
donde las familias se bautizaban, se
casaban, recibían otros sacramentos y llevaban a cabo sus practicas religiosas,
sino que era una división territorial, que jugaba un papel fundamental en la vida administrativa y social del
municipio alcalaíno.
Partimos
de esta definición del derecho canónico: ” La parroquia es 1a determinada
comunidad de fieles constituida de modo
estable en la iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del
Obispo diocesano, se encomienda a un
párroco como de pastor propio”[1]. Sin embargo, debemos partir de la
singularidad de la abadía de Alcalá la Real, cuyo administrador apostólico era
el abad, en su mayoría de las veces, sin categoría episcopal. No obstante, a lo
largo de su acontecer histórico, la abadía alcalaína llegó a estar presidida por
obispos, e, incluso, cardenales.
Generalmente, ejercía el gobierno
parroquial un párroco asistido de un teniente de parroquia. El párroco era el
garante de muchos aspectos eclesiásticos, y a la vez civiles, que hoy han
absorbido otras administraciones, como son el ayuntamiento, el juzgado o las asociaciones vecinales. Pues, la
parroquia era la fuente de información estadística más fiable para realizar
cualquier tipo de censo o padrón- de quintas, económico o político- En sus
locales, se organizaban los vecinos para
llevar a cabo la representación vecinal a la hora de elegir los cargos
populares- el personero o el síndico- ; en labores de beneficencia, el párroco
controlaba todo tipo de listas de pobres o personas necesitadas, y a él se le
confiaban los donativos para repartirlos. Y, esto es simplemente un apunte que
seguiremos ampliando.
Las
parroquias de Alcalá datan del tiempo de la conquista cristiana por el rey Alfonso XI a los musulmanes. En primer lugar, el 20 de
diciembre de 1340, se conquistó el arrabal, y se sustituyó la antigua
mezquita por una iglesia, donde se ubicó
la primera parroquia de Alcalá que, en
honor al santo del día, se le llamó de Santo Domingo de Silos. Una año después,
el quince de agosto, se conquistó la fortaleza de la Mota, y, se levantó el templo de Santa María la Mayor, que dio nombre a la segunda parroquia de Alcalá la Real. Por
informaciones litográficas, también se levató sobre la mezquita aljama.
Para el cuidado de los fieles se
distribuyeron el territorio y a la primera
le correspondió el arrabal Viejo
o de Santo Domingo, al que se le añadieron, tras los Reyes Católicos, las nuevas calles que se abrieron en el valle
desde la calle Llana hasta las Cruces, sirviendo de línea divisoria la calle
Llana, Bordador, parte del Llanillo,
Tejuela y Antigua Barrero y arrabales A la segunda, el resto de
la población, con los feligreses que
vivían en la Mota, y barrios de san Juan,
San Sebastián y San
Bartolomé.
Por otra parte, en Alcalá no
siempre han existido las parroquias actuales: Santo Domingo., Salvador y Santa
María , sin incluir las de las aldeas , que se crearon y desarrollaron a
finales del siglo XIX. Hasta este tiempo tan sólo lo fueron dos. Santa María y
Santo Domingo de Silos.
Además, a finales del siglo XVI, intentó crearse la parroquia de la
Veracruz. Tampoco la demarcación parroquial coincide en todos los tiempos y
menos aún con el actual territorio. De ahí que muchos estudios sobre población
son defectuosos, porque no han tenido en cuenta este aspecto histórico y
confunden en sus conclusiones sobre
movimientos demográficos.
Estas dos
parroquias del casco urbano se
mantuvieron inalterables durante varios siglos y atendían el servicio religioso
de las aldeas. A la parroquia de Santo Domingo de Silos se le asignaron las
aldeas de Santa Ana, Riberas, Ermita Nueva, Pedriza, Mures, y Venta de los
Agramaderos; las restantes quedaron bajo la custodia de la parroquia de Santa
María la Mayor, así como la población de Frailes. Algunas de ellas comenzaron a
ejercer de ayuda de parroquia de Santa María la Myor como Charilla y Frailes a
lo largo del siglo XIX.
Tan sólo, la división territorial del casco
como la independencia de las parroquias
de las aldeas, que es la que corresponde a las calles y división
actuales, se modificaron a mediados del
siglo XIX y alcanzó hasta los años setenta del siglo XX.
Fueron estos últimos años, los
años del desarrollo, surgieron nuevas escuelas en el Coto y Magdalena , se
instalaron nuevas empresas en la carretera de Montefrío, se urbanizaron nuevos espacios públicos: la Huerta de
Capuchinos, el barrio Belén, Iberoamérica,
campos de la Magdalena, alrededores de las Cooperativas de Martínez
Montañés y San José Artesano.
La Iglesia, siempre solícita y
despierta en su espíritu evangelizador, quiso atender a los nuevos feligreses
y prestar los servicios cercanos a sus
hogares.
Por eso, fue el ocho de noviembre
de 1973, cuando el obispo don Miguel
Peinado hizo un decreto con motivo del Año Mariano , por el que creaba
nuevas parroquias en lar diócesis de
Jaén. A la de Alcalá la Real, le puso el nombre
del Salvador. Movido por su
especial devoción a esta advocación de Jesucristo, ya que nuestro
obispo provenía de la cura `pastoral de
la Iglesia del Salvador de Granada y , el mismo figura en su escudo el Salvador
como Buen Pastor
Al mismo tiempo, con el decreto fijó la nueva demarcación de la parroquia. Conservando el
territorio de Santa María y segregándola de Santo Domingo de Silos, Marcando como eje divisorio las calles Duque de Ahumada, Fernando el
Católico e Isabel la Católica y extendiendo el pastoreo de su feligresía hacia
el Sur, donde surgían las nuevas urbanizaciones de la ciudad.
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