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jueves, 18 de diciembre de 2014

LEYENDAS DE SANTO DOMINGO


 


            El cura párroco entraba a la sacristía por el lateral de la epístola y se encaminaba por el presbítero. Era un día frío de diciembre de  1560. Se llamaba  don Juan Calvo, y era muy devoto de la advocación de la Coronada, a la que levantó ermita en un paraje suyo de la Fuente Rey. Los monaguillos jugueteaban por las escalinatas del patín Esperaba a un feligrés. Había quedado con el escribano. Minutos después de  sentarse, llegó don Gome,  y le comentó varios asuntos relacionados con la fiesta del patrón de Alcalá la Real.

- Don Juan, esta semana se celebra el día del Patrón, me gustaría  saber más datos sobre ella.
-Es verdad que nos disponemos a celebrar  la festividad de Santo Domingo de Silos convocados por la cofradía de caballeros de Santo Domingo de Silos. Han pasado ya más de cuatrocientos años que murió el santo varón al que tenemos dedicada la iglesia. Yo también  preguntaba las razones de esta advocación.  Y, os puedo comunicar una gran noticia. Me vino ayer un monje de Silos que me trastocó los planes de mi homilía. Pues iba a contar  lo mismo que todos los años. La erección de la iglesia en  la antigua mezquita por haberse conquistado el arrabal, nuestra antigua parroquia, en  el día que se conmemora la festividad de Santo Domingo. Mas me refirió unos hechos prodigiosos. Escúchame.
-Le escucho.

-Dicen que hubo en el monasterio de Silos un monje. Se  llamaba fray Pero Martín. Pedro, para que nos entendamos. Fue el compilador o redactor de un volumen de milagros del santo. Publicó su obra en 1287. Unas veces hizo de recopilador y otras de cronista, porque el propio Pedro recogía la versión que le daban las personas que se habían liberado de los moros  y  contaban sus experiencias. Recogió, en concreto,  los  milagros que realizó el santo, ya muerto, desde 1232 y 1292. Anteriormente, un tal Grimaldo y Gonzalo de Berceo escribieron la vida y milagros de Santo Domingo de Silos, unos en latín, y otros en español antiguo, de ellos fray Pedro recogió algunos milagros. Me fue contando, uno por uno, hasta el 91. Santo Domingo  liberó a Pelayo de Granada, se apareció al rey  Alfonso en el palacio de la enfermería....tantos...y.. tantos.

Falto de papel, fui haciendo unas anotaciones  en unos folios de un libro roto  de censos, ya que estos se habían agotado  por no existir los bienes que lo concedieron para bien de la iglesia. Pero, sólo me quedé con lo que me interesó: la descripción de las tierras del reino de Jaén  y el norte del reino de Granada antes de la toma de nuestra Alcalá por Alfonso XI en 1341, la estructura de los milagros, y, si se citaba alguno referido al Santo y relacionado con Alcalá de Abençaide, lo apunté con mucho interés....

 Así me  describía las tierras.

Por el relato del Sancho García, hijo de García de Aceves de Jaén,  y otros muchos similares, entre Jaén y Granada muchos vecinos de ambos  reinos  salían a una tierra, de nadie en teoría, a hacer alguna que otra razzia ordenada por el comendador de Martos o de Alcaudete. De ambos hay referencias, pero el del Alcaudete aparece citado en siete ocasiones Destaca  el milagro de Esteban de Montoro que salió de Granada y relató su vivencia de este modo. “Viernes, en la noche ocho días de Noviembre, apareció muy grande claridad en la cárcel e salieron todos doce fuera de la cárcel que la hallaron muy llana e las puertas abiertas e salieron a la calle e vinieron a la Puerta Elvira. Hallárosla abierta. Estaban debajo de ella varias guardias de moros que velaban la viña e muchos canes que rondaban. E pasaron por entre ellos e ninguno les dijo nada. E esa noche anduvieron once lenguas e arribaron a Alcaudete, castillo de los frailes de Calatrava e Roy Sánchez, el comendador de allí, mándales sacar los hierros( grillos, para que nos entendamos)”.

  En estas aventuras, los caballeros cristianos, unas veces, marchaban en cabalgada y se encontraban con otra de los moros. Otras veces, acontecía lo contrario. Porfiaban entre ellos, y al final unos y otros solían cautivar a los contrarios. Los milagros recogen siempre cautivos cristianos por el rey de Granada, alcaide de Guadix, Ronda...Desde allí los llevaban a estas ciudades para apresarlos, los vendían o los empleaban, por la mañana, en labores de campo o artesanía, y, por la noche los encarcelaban.


-Pero, ¿cómo eran los milagros?

Permiteme que os haga un  esquema de la mayoría de los milagros. Su estructura  era muy simple.
 (El cura párroco casi iba leyendo las anotaciones del folio). Su sintaxis esencial, y su vocabulario básico, de la época.
-Pues, primero, la cautividad se producía u ocasionaba en tierras de frontera por un enfrentamiento con los musulmanes o con motivo de una ruta comercial.
-y, ¿ cómo eran conducidos los cautivos?
-Pues vamos a los segundo, los cautivos eran conducidos por los moros a ciudades y alquerías del reino de Granada. Allí, con guardias solían malvivir, esperanzados en salir de aquellos parajes  gracias a la intervención de algún redentorista o avalista. De noche la cárcel- una mazmorra honda o pozo- era su alcoba de dormir, donde yacían  encadenados de pies y manos. Pasaban mucha hambre y trabajaban a destajo de día  y  vigilados por el señor o sus criados. La dieta era poco pan ya alguna verdura.   Las cárceles solían estar en lugares profundos o torres, y, se pasaban años y años, trabajando en el campo, en molinos moviendo la piedra de rodezno, haciendo calderas de tinte para las ropas, cavando viñas.
-Parece todo muy regulazrizado, pues el siguiente paso...

-Sí, el tercero, en una determinada noche, rezaban a Dios, Santa María o a Santo Domingo de Silos, patrón de los  cautivos. Estas eran las fórmulas de oración.

-Señor Santo Domingo, sácame de esta pena donde yago.
- Señora Santa María, te lo pido, sácame de esta cadena

En la penumbra y la sombra, tenía un sueño, siempre al amanecer, y, antes de que cantara el gallo, se producía una gran claridad. La voz del santo  le invitaba a salir de la cárcel al cautivo, realizando el  milagro.

-Vete fuera y échate andar.

-Señor, ¿quién sois que esto me decís?

-Soy Santo Domingo.

-No podré salir que la cárcel está muy honda y tengo gran cadena.

-No tienes la cadena , la cárcel está muy llana. Sal toma la cadena y ven tras mí..
-Y llega la salvación.
-En el cuarto paso,  es el momento en el que el liberado se deslumbra ante el exterior y emprende la marcha  hacia tierras cristianas. Lo suele guiar una luz divina o una paloma que le va indicando la ruta. Entonces, la ciudad se le muestra  con todas las puertas abiertas, sin nadie que le  acose ni le pare. Va como en medio de una nube. Desde la salida del lugar del encarcelamiento hasta la llegada al monasterio de Silos, no le suele ocurrir desgracia alguna  porque iban bajo la advocación del santo.
-Y el final en tierras cristianas.
-Claro, el quinto  y último, , el liberado llega al convento y entrega los griletes  o la lanza con la que  cautivó a un moro al Santo.


1 comentario:

  1. MUY MUY buena Paco, ¡Eres un fiera en la materia! Me ha gustado mucho. Sto. Domingo de Silos (patrón de los cautivos) y como los liberaba allanando la honda calcer e iluminando/guiando a los presos hacía su salvación.

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