El
cura párroco entraba a la sacristía por el lateral de la epístola y se
encaminaba por el presbítero. Era un día frío de diciembre de 1560. Se llamaba don Juan Calvo, y era muy devoto de la
advocación de la Coronada, a la que levantó ermita en un paraje suyo de la
Fuente Rey. Los monaguillos jugueteaban por las escalinatas del patín Esperaba a un feligrés. Había quedado con el escribano. Minutos después de sentarse, llegó don Gome, y le comentó varios asuntos relacionados con la fiesta del patrón de Alcalá la Real.
- Don Juan, esta semana se celebra el día del Patrón, me gustaría saber más datos sobre ella.
-Es verdad que nos disponemos a celebrar la festividad de Santo Domingo de Silos convocados por la cofradía
de caballeros de Santo Domingo de Silos. Han pasado ya más de cuatrocientos
años que murió el santo varón al que tenemos dedicada la iglesia. Yo también preguntaba las razones de esta advocación. Y, os
puedo comunicar una gran noticia. Me vino ayer un monje de Silos que me
trastocó los planes de mi homilía. Pues iba a contar lo mismo que todos los años. La erección de
la iglesia en la antigua mezquita por
haberse conquistado el arrabal, nuestra antigua parroquia, en el día que se conmemora la festividad de
Santo Domingo. Mas me refirió unos hechos prodigiosos. Escúchame.
-Le escucho.
-Le escucho.
-Dicen que hubo en el monasterio
de Silos un monje. Se llamaba fray Pero Martín. Pedro, para que nos
entendamos. Fue el compilador o redactor de un volumen de milagros del santo.
Publicó su obra en 1287. Unas veces hizo de recopilador y otras de cronista,
porque el propio Pedro recogía la versión que le daban las personas que se
habían liberado de los moros y contaban sus experiencias. Recogió, en
concreto, los milagros que realizó el santo, ya muerto,
desde 1232 y 1292. Anteriormente, un tal Grimaldo y Gonzalo de Berceo
escribieron la vida y milagros de Santo Domingo de Silos, unos en latín, y
otros en español antiguo, de ellos fray Pedro recogió algunos milagros. Me fue
contando, uno por uno, hasta el 91. Santo Domingo liberó a Pelayo de Granada, se apareció al
rey Alfonso en el palacio de la
enfermería....tantos...y.. tantos.
Falto de papel, fui haciendo unas
anotaciones en unos folios de un libro
roto de censos, ya que estos se habían
agotado por no existir los bienes que lo
concedieron para bien de la iglesia. Pero, sólo me quedé con lo que me
interesó: la descripción de las tierras del reino de Jaén y el norte del reino de Granada antes de la
toma de nuestra Alcalá por Alfonso XI en 1341, la estructura de los milagros,
y, si se citaba alguno referido al Santo y relacionado con Alcalá de Abençaide,
lo apunté con mucho interés....
Por el relato del Sancho García,
hijo de García de Aceves de Jaén, y
otros muchos similares, entre Jaén y Granada muchos vecinos de ambos reinos
salían a una tierra, de nadie en teoría, a hacer alguna que otra razzia
ordenada por el comendador de Martos o de Alcaudete. De ambos hay referencias,
pero el del Alcaudete aparece citado en siete ocasiones Destaca el milagro de Esteban de Montoro que salió de
Granada y relató su vivencia de este modo. “Viernes, en la noche ocho días de
Noviembre, apareció muy grande claridad en la cárcel e salieron todos doce
fuera de la cárcel que la hallaron muy llana e las puertas abiertas e salieron
a la calle e vinieron a la Puerta Elvira. Hallárosla abierta. Estaban debajo de
ella varias guardias de moros que velaban la viña e muchos canes que rondaban.
E pasaron por entre ellos e ninguno les dijo nada. E esa noche anduvieron once
lenguas e arribaron a Alcaudete, castillo de los frailes de Calatrava e Roy Sánchez,
el comendador de allí, mándales sacar los hierros( grillos, para que nos
entendamos)”.
En estas aventuras, los caballeros cristianos, unas veces, marchaban en
cabalgada y se encontraban con otra de los moros. Otras veces, acontecía lo
contrario. Porfiaban entre ellos, y al final unos y otros solían cautivar a los
contrarios. Los milagros recogen siempre cautivos cristianos por el rey de
Granada, alcaide de Guadix, Ronda...Desde allí los llevaban a estas ciudades
para apresarlos, los vendían o los empleaban, por la mañana, en labores de
campo o artesanía, y, por la noche los encarcelaban.
-Pero, ¿cómo eran los milagros?
Permiteme que os haga un esquema de la mayoría de los milagros. Su
estructura era muy simple.
(El cura
párroco casi iba leyendo las anotaciones del folio). Su sintaxis esencial, y su
vocabulario básico, de la época.
-Pues, primero, la cautividad se producía u
ocasionaba en tierras de frontera por un enfrentamiento con los musulmanes o
con motivo de una ruta comercial. -y, ¿ cómo eran conducidos los cautivos?
-Pues vamos a los segundo, los cautivos eran conducidos por los moros a ciudades y alquerías del reino de Granada. Allí, con guardias solían malvivir, esperanzados en salir de aquellos parajes gracias a la intervención de algún redentorista o avalista. De noche la cárcel- una mazmorra honda o pozo- era su alcoba de dormir, donde yacían encadenados de pies y manos. Pasaban mucha hambre y trabajaban a destajo de día y vigilados por el señor o sus criados. La dieta era poco pan ya alguna verdura. Las cárceles solían estar en lugares profundos o torres, y, se pasaban años y años, trabajando en el campo, en molinos moviendo la piedra de rodezno, haciendo calderas de tinte para las ropas, cavando viñas.
-Parece todo muy regulazrizado, pues el siguiente paso...
-Sí, el tercero, en una determinada noche, rezaban a Dios, Santa María o a Santo Domingo de Silos, patrón de los cautivos. Estas eran las fórmulas de oración.
-Señor Santo Domingo, sácame de esta pena donde yago.
- Señora Santa María, te lo pido, sácame de esta cadena
En la penumbra y la sombra,
tenía un sueño, siempre al amanecer, y, antes de que cantara el gallo, se
producía una gran claridad. La voz del santo
le invitaba a salir de la cárcel al cautivo, realizando el milagro.
-Vete fuera y échate andar.
-Señor, ¿quién sois que esto me
decís?
-Soy Santo Domingo.
-No podré salir que la cárcel
está muy honda y tengo gran cadena.
-No tienes la cadena , la cárcel
está muy llana. Sal toma la cadena y ven tras mí..
-Y llega la salvación.-En el cuarto paso, es el momento en el que el liberado se deslumbra ante el exterior y emprende la marcha hacia tierras cristianas. Lo suele guiar una luz divina o una paloma que le va indicando la ruta. Entonces, la ciudad se le muestra con todas las puertas abiertas, sin nadie que le acose ni le pare. Va como en medio de una nube. Desde la salida del lugar del encarcelamiento hasta la llegada al monasterio de Silos, no le suele ocurrir desgracia alguna porque iban bajo la advocación del santo.
-Y el final en tierras cristianas.
-Claro, el quinto y último, , el liberado llega al convento y entrega los griletes o la lanza con la que cautivó a un moro al Santo.
MUY MUY buena Paco, ¡Eres un fiera en la materia! Me ha gustado mucho. Sto. Domingo de Silos (patrón de los cautivos) y como los liberaba allanando la honda calcer e iluminando/guiando a los presos hacía su salvación.
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