Un nuevo paisaje:
mediados del siglo XX
En el año 1956,
las descripciones geográficas muestran ya una nueva panorámica del paisaje de la comarca[1]. Así,
se reflejaba en el término de Alcalá la Real, donde salvo los montes y
pastizales, abundaban las tierras profundas y feraces, abundantes en materia
orgánica y con un régimen beneficios de lluvias :
“El tapiz
vegetal domina en este orden: Cereales,
olivar y pastizales permanente, aparte de la gran variedad de especies que
dominan el monte alto y bajo. Gran parte
de los pastizales podrían convertirse en tierra de labor y la repoblación
forestal haría fortuna en cotos y dehesas”.
Al mismo tiempo, la propiedad se había
concentrado y era cultivada por los
propios dueños que solían poseer tierras de regadío y secano en un término
medio que nos parece excesivo de 25 Hectáreas. Como muestra de aquel paisaje,
el cereal ocupaba 10.480 Hectáreas, y el
olivar 6.670 hectáreas, frente al viñedo que era prácticamente testimonial 174 hectáreas en vid, el resto
superaba las seis mil hectáreas se dedicaba a pastizales y a otros cultivos de
pequeña productividad, entre ellas unas 580 hectáreas de regadío. La producción
de olivo era 20 Qm. por hectárea de
secano, de donde se extraía el aceite en las 24 almazaras y nada menos que seis
extractoras de orujo. Unas y otras no sólo eran utilizadas por los pueblos del
término de Alcalá, sino también por los cosecheros de los pueblos limítrofes de
Córdoba y Granada.
Alcaudete ofrecía un análisis distinto, pues la
propiedad estaba concentrada en pocas manos, la mayoría de ellos absentistas,
que vivían en Madrid y Jaén, aunque los propietarios medios tenían una media de
3 hectáreas. El terreno de olivar superaba con creces al de Alcalá en una
superficie de 10.440 hectáreas y 1.202 de regadío.
Castillo de Locubín, además de sus huertas, la
principal fuente de riqueza era el olivar que ocupaba 4.679 Has. con una producción superior a los cinco
millones de Kg de aceituna, sobrepasando los 10 millones en los años de alto
rendimiento, y un rendimiento del 21 %
de aceite y 34 de aceite de orujo.
Existían nada menos que 14 fábricas de aceite, dos en régimen de
cooperativa y una de orujo. Con unos parámetros similar esparecidos, se
encontraban Los Villares: una producción de 5.864.877 kg. de aceituna en la
campaña de 1954/55 y una extensión de olivar de 5.463 Has. Y 11 fábricas de
aceite.
Menor incidencia del olivar existía en Valdepeñas con
una extensión de 2.600 Has y solamente
cuatro fábricas de aceite; en Noalejo, tan sólo, se destinaban 200 Ha. Al
olivar con una producción 12 Qm. o en Frailes con otra de 1.350 Has. y una
producción de 1.500 Kg. de aceituna con cinco fábricas electrificadas.
Los datos de Fuensanta ya mantenían la línea
progresiva de principio de siglo con 3.82 Ha. De olivar, que en la campaña
agrícola del 1953/54 arrojó las cifras de 1.129.017 Kg. de aceite, 25.042 de
turbios y 1.663.o17 de orujo.
La misma evolución que se ha producido en la
provincia, incluso, en algunos pueblos de la Sierra Sur, se ha incrementado a
más del 0. 8 % la superficie de olivar desde el año 1945 por lo que respecta a la tasa anual
acumulativa. Y, por consiguiente, las producciones anuales también han crecido,
suponiendo un crecimiento aproximado de una tonelada de aceite por cada
hectárea plantada con una tasa anual del
2.5%. No obstante, principalmente, de todas las variedades del olivar,
según el mapa de 1984, en la Sierra Sur, predomina la de Picual, denominado en
Alcalá la Real y Alcaudete marteño y nevado, con una plantación del 97 % de las
actualmente existentes. Su rendimiento tanto de aceite químico como industrial,
su buena productividad y la adaptación excelente al medio físico de la Sierra
Sur cada vez posterga otro
tipo de variantes que caracterizaron los olivares viejos de la comarca como el
manzanilla, el verdial, carrasqueño, o el
picuo, que recibe el nombre de baenero en Alcaudete. Y no digamos otras
como el cornichuelo, arola, o el cordobés que son meros testigos de los olivares
procedentes de tierras con poco suelo como la Dehesa de Charilla. Esta
adaptación se manifiesta principalmente
en el número de pies que ronda entre los dos o tres pies, predominando
los de un pie en los suelos de menor fertilidad. En Alcaudete se ha reducido
aún mas y, claros testigos de otros tiempos son alguna presencia del
carrasqueños, abundante en otros tiempo, testimonial el verdial, el manzanillo
y el cornezuelo.
La edad del olivar es elevada, pues la mitad de las plantaciones
superan los cien años y una tercera parte se enmarca entre los 50 y 100 años
sin que pueda calificarse esta variante de un arbolado caduco, pues su continuo
brote los convierte y alarga su vida productiva. En esta comarca
además frente a otras comarcas serrana de Jaén,
la situación es diferente por el
menor peso de las mayores
explotaciones 30.46 % y por la
especialización ganadera en las mayores de 100
Has – lo que representa el 38 % de la superficie- que rebajan la especialización agrícola a básicamente
agrícola ( 53.7 %).
En Alcaudete, con datos referentes al año 1961,
podemos contratar lo siguiente: de las 23.075 Hectáreas , se cultivan 19.070 y
el olivar ocupaba entre ellas un 78.34 %
(13.490 de secano y 1.450 de regadío),
que apenas ha variado hasta los años ochenta, en los que la superficie ocupada
era de 23.761 Has. El olivar se acrecentó unas décimas al 78.86 % (13. 595 de
secano y 3.784. de regadío).
Otro aspecto
relacionado con este sector es la distribución de parcelas que en el año 1972
Alcaudete presentaba 8.556, en las que más de 5 has. eran 512 y las de menor de
5 Has. 2.609 y as de 0.5 a 1 3.941 y
menos de media Ha. 1494. Todas ellas con un rendimiento de 25.552 Tm. de
aceituna y 5.710 de aceite en la campaña 1979/80 que aumentaron a 56.635 Tm de aceituna y 13,002 de aceite con un
rendimiento de 3.000 kg/Ha en el año 1984/85.
Los datos de Alcalá son parecidos n el 1977 la
extensión del olivar alcanzaba el 57. 1 por 100 con una parcelación del 61.7 %de las menores de 1Ha., 30.80 de .las de 1 a 5 Ha. Y 8.00
% de las de más de cinco. El ministerio
de Agricultura señalaba que las variedades
más frecuentes eran el picudo , picual y hojiblanco. La mayor parte de las
plantaciones son caducas, con más de 100 años de edad, excepto algunas tales
como las San José de la Rábita. El marco de plantación medio en la zona de
Priego es 12 x 12, siendo más densas las plantaciones de Alcalá la Real, donde
se alcanza una densidad de 100 árboles por hectárea. Las producciones son
variables, oscilando de 15 a 35 kg./árbol para las distintas zonas.
En los últimos años, la media ronda de producción de
Alcaudete os 45.OOO Tm, que en años como
el 1997 han superado con creces la media. Si añadimos la evolución del número
de explotaciones censadas, podríamos observar que en el año 1972 existía un
número de 3.324 con las siguientes proporciones: de 0.1 a 5 Has: 2.431; de 5.1
a 10 has. 366; de 10.1 a 20 Has 168; de
20.1 50
Has. 104; de 50.1 a 100 Has. 20 y más de 100 Has 26. Todo ello contrasta
con las 2.316 del primer grupo, las
1.681 del segundo; 377 del tercero, 153 del cuarto, 60 del quinto; 22 y 23 de
los dos últimos grupos. Todo ello nos pone de manifiesta una línea evolutiva de
un aumento en las explotaciones
inferiores a Has. Caso éste que
caracteriza a la provincia de Jaén, situándola , según manifiesta Juan Antonio
Ureña Damas[2],
situándola en uno de los mayores índices
de disminución de parcelas y aumento del número de propiedades. En
cuanto a la edad de vuelo suele ser muy joven el 11 %, joven el 8.8, media 8.3,
viejo el 35.7 y ,uy viejo el 35.7 en medio de un número de explotaciones
menores de 5 has y aún más, con un gran predominio de los menores de dos Has,
representando el 79.15 %.Su gran número de molinos de otros tiempos se ha
reducido en tres cooperativas, y tres molinos
aceiteros.
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