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martes, 16 de septiembre de 2014

LAS FECHAS DE LA FERIA DE SEPTIEMBRE. ALCLÁ LA REAL(ii)


 
 
Precedentes de la feria
 
Es verdad que la feria fue instituida y concedida a la ciudad por Carlos II por cédula concedida  el treinta de julio del año 1588, sin embargo anteriormente se celebraba en nuestra ciudad para servir de sitio de transacción de ganado y productos agrícolas  y otras mercancías a finales del mes de agosto a partir del día de san Agustín. Así en el cabildo del diecinueve de abril del 1655, los miembros del ayuntamiento solicitan al rey  que les
dé permiso para que se le conceda feria desde el día de san Agustín hasta el cuatro de septiembre y se pueda cobrar
al mismo tiempo recuerdan que era una costumbre de la ciudad dicha actividad comercial, donde vendía, compraba y traficaba animales, enseres del campo y otras menudencias entre los alcalaínos y otros habitantes de pueblos de la comarca por estas fechas.
Años, más tarde, en el 1688, el cabildo del veintiséis de agosto ilustra de los preparativos de la feria que se mantuvieron hasta el año 1984. Se establecía una aduana, en donde se registraran todos los ganados que vinieran a la feria, en la puerta del mesón de María Abaastro o en un pasaje que estuviera cercano, lo que durante muchos años fue la posada o cuartel de los Álamos y hoy esquina con calle del abad Palomino. Allí era el sitio donde concurría más gente y estaban preparados dos regidores y jurados, los concejales de hoy, para recibir cualquier denuncia de fraude. Además, disponían cuatro guardas de campo, montados a caballo, hoy sustituidos por la policía municipal y el cuerpo de la guardia civil, que se encargaban de controlar todos los ganados que entraban y salían de la feria. Los forasteros solían poner tiendas que eran controladas por el señor corregidor, el alcalde actual, y los anteriormente nombrados comisarios de ferias para imponerles el impuesto del cuatro por ciento. Este impuesto y toda transacción corrían a cargo de un corredor que no sufría alteración de sus ingresos durante la feria.
 


 
 
Historia de la fiesta
 
A partir del 1688, la feria es una importante actividad comercial, y, por lo tanto, no es extraño que cualquier imposición económica recaiga sobre ella. Por eso, el ayuntamiento nombra guardas y hace registros para que se cobre el impuesto denominado cabezón.
Aunque todas estas imposiciones repercuten en los comerciantes y ganaderos, a los habitantes alcalaínos se les libraba de cualquier gasto. Por ello, el señor de Noalejo se queja de que debe pagar cuatrocientos ducados a la Corona y además sufre las consecuencias de la coincidencia de fechas con la feria alcalaína, privada por privilegio de todo tipo de alcabalas. De ahí que la feria de Noalejo provoque el primer cambio de fecha retrasando la feria alcalaína hasta el doce de septiembre y respetando la del ocho de septiembre para la del Señorío afectado. No obstante, en el año 1698, todavía hay reminiscencias de la costumbre de celebrar la feria en el mes de agosto y su sugiere que se vuelvan a las fechas del veintiséis de agosto hasta el doce de septiembre. Debió ser desde el principio muy populosa la presencia de comarcanos a nuestra feria, porque los  corregidores solían prevenir todo tipo de abastecimiento y seguridad, como el del año 1688 don Manuel Hurtado de Mendoza, que insta a la ciudad para que la nueva carnicería y la cárcel esté preparada para cualquier incidencia. La seguridad la delegaba en el síndico procurador que junto con diez vecinos vigilaban los caminos con armas para prevenir los riesgos de disputas en los tratos. El ramo del viento o, lo que es lo mismo, la actividad comercial sufría la imposición real , que por aquellos tiempos ascendía a mil reales. El abastecimiento de la  ciudad así lo ordenaba:
así acordó que, para que la ciudad esté con el abasto de que necesita, el caballero diputado avise a todos los panaderos para que cada día amase todo lo que se repartiere para cada día haciendo para ello las prevenciones de harina que sean necesarias y a los hornos se les prevenga tengan provisión de leña y a los demás abastecedores de la carnicería el ganado en paraje cercano de calidad, que cualquiera que ahora necesite de hacer matanza se pueda hacer y que los contadores y fieles de la romana asistan desde el amanecer hasta las once de la noche.
Tampoco se le olvidaba a los corregidores la actividad de los cazadores, como dice esta orden suya
todos los cazadores que son de profesión en el lugar que se les prevengan  pongan toda la caza que hubiere en los sitios, señalando  desde el Llanillo hasta la casa de María de Ortiz, y  en la tienda de la calle del Rosario, no permitiéndoseles que ganen más que un cuartillo por pieza.
Se regulaba el vino que se vendía atendiendo a la calidad y a las medidas que debían estar anteriormente controladas por el almotacén para pagar la sisa de los cientos.
 
Las fechas dela feria
 


A pesar de que sufrió algún cambio de fecha por las actas de principios del siglo XVIII, la feria se celebraba desde el seis de septiembre hasta el catorce de septiembre. El control de la justicia era bastante más riguroso y algunos años como en el 1708 debió verificarse un registro especial entre los labradores. Curiosamente, la roturación de nuevas tierras en detrimento de la actividad pecuaria va a dar lugar a que, a partir de ahora, se controlen las transacciones agrarias de cereales que se llevaba con gran intensidad en la feria. Al mismo tiempo, van a ser tiempos en los que la Corona continuamente reclame los derechos y privilegios concedidos de esta actividad, unidos a los del dosel y el tratamiento de señoría, como síntoma de una época en la que se intentaba recaudar de las ciudades todo tipo de recursos.
  
En tiempos de Fernando VI, ya se iniciaba  la feria a partir del día catorce de septiembre, según pone de manifiesto el catastro de la Ensenada.
En el siglo XIX, va a sufrir varias transformaciones atendiendo a las fechas de otros pueblos como Torredonjimeno  hasta fijarse a finales de siglo el día veintiuno de septiembre, ya que ésta se celebraba por los días comprendidos entre el ocho y diez. También , hasta el año 1834, respetó la feria de Noalejo, que acontecía por los días del diez al doce. Y se iniciaba, a principios de siglo desde el día quince hasta el veintidós.
 
 
 
 
 

 

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