Archivo del blog

miércoles, 3 de septiembre de 2014

EL VINO HASTA HOY. SU FUTURO.


 
Un nuevo renacimiento en el siglo XIX

 

 

            Con la decadencia del vino, el cereal fue predominante en el siglo XIX, ya que era una fuente de ingresos de muchos propietarios. En primer lugar, como medio de manutención de la población, el trigo era esencial para el alimento de una población, jornalera, que dependía en su mayor  de él y generaba su única fuente de ingresos con su trabajo . En segundo lugar, por ser un producto comercial, ya que los labradores solían tener un fructífero mercado, que realizaban con Granada y Málaga en este intercambio. Muchos arrieros trasladaban sus cosechas a Vélez Málaga, y, en compensación, la vuelta venían cargados del pescado de la Costa. Así lo reflejaban los cantos de los verdiales y otras canciones como ésta:

 

            Segador, qué bien siegas

            La hierba buena,

            Mientras tu zagala

            Hace la cena.

            Segador, qué bien siegas      

            Con el rocío,

            Mientras tu zagala

            Lava en el río.

            Ya vienen los segadores

            En busca de amores,

            Después de segar

            Y segar y segar.

 

            No obstante, en este siglo, a pesar de la entrada de vinos de Valdepeñas, la comarca exportaba vino a los pueblos de Córdoba. Y claro reflejo de una cultura incardinada en el viñedo son las tradiciones y leyendas que vamos a comentar.

            A lo largo de esta comarca, abundaban por el siglo XIX, las cofradías de las ánimas que habían conservado unos cantos que se denominaban de animeros, los hermanos del pecado, solían acudir a las casas de los hermanos, que residían en los cascos urbanos y rural( los cortijos y aldeas). Iban con una campanilla para pedir par las misas de difuntos y para invitar al vecino a las fiestas nocturnas. Solían hacerlo al toque de ánimas. Solían ser invitados y, al mismo tiempo, recibían una limosna.

            Levántate de la cama,

            Que vienen los animeros,

            Que Dios os lo pagará

            Y la Reina de los cielos.

 

            En el aguilando navideño se encuentra una de las fiestas de esa sociedad de demandantes que abundaban en la comarca:

           

El aguilando real

 Son tres Kilos de tocino,

Cuatro de bacalao

Y arroba y media de vino.

El vino era un elemento esencial de las reuniones navideñas, en las que las familias acababan entonando los mismos cantos que aprendían en las ermitas e iglesias o, incluso, escuchaban en pequeños autos, llamados el Coloquio de los Muchachos que reflejaban los ciclos de la infancia de Jesús. Es curiosa la presencia de muchos romances de esta época, en la que la versión seria se ha dulcificado con la presencia de estrofas burlescas, irónicas o de humor, en las que se observa la influencia del vino y. Así lo han transmitido muchas personas sexagenarias. Por ejemplo, en la negación de la posada a Jesús y a su familia por el mesonero, se incluye estos versos:

 

Se acordó el posadero


Que le tenía que echar

A las bestias de comer

Para ir a trabajar.

Y al bajar la cuadra

La luz se apagó

Y cayó un porrazo

Y se escalabró

Salió dando gritos

Muy desesperado

Y gritó la perra

Y le tiró un bocado

Ya está castigado

Tu mal pensamiento

Por llamar la Virgen

Y no haber abierto.

 

En el Tema de la Anunciación, cuando San José recibe el anuncio del embarazo de María es donde el ingenio popular logra las sutilezas más curiosas, como nos contaba Ceferino Aguilera de Fuente Álamo:

Cuando vino San José,

Y el vientre se le aumentaba,

Le empezó a tomar celo

Sin saber lo que pasaba.

San José decía:

-Dios mío, qué hecho,

  Mi esposa se ha pasado

En su juramento.

Tarda la Virgen del Carmen,

Me voy a tener que ir,

Porque no quiero que hablen

La gente de ti y de mí,

Por lo que me ha pasado,

Esposa querida.

Me voy a un incierto

Y a pasar mi vida

 

Y no sólo eran canciones religiosas, los romances más populares se cantaban en estas reuniones. Este, conocido por la pedigüeña, asaltada por un galán, muestra que unos de sus deseos era:

 

Y en medio de aquella casa,

Ha de poner una fuente,

Con cuatro caños de vino

Pá emborrachar a la gente.

Desde mi casa a la iglesia

Has de poner una parra,

Para que cuando vaya a misa

No me dé el sol en la cara.

 

            El tiempo de la aceituna, últimamente ha impregando preciosas canciones basadas en el cultivo del olivar, pero quedan algunos residuos del cultivo del viñedo, pues muchas veces coincidían el tiempo del remate o el gasto como lo llamaban en la comarca. Allí se formaban fiestas, que acaban con  pequeñas escenas, en las que el aguardiente, el vino y otras bebidas, el típico arresolí condimentaban una comida más suculenta que la normal. Por la tarde en el baile, incluso, se formaban comparsas que llegaron a constituir las comparsas de carnaval, que constituían el gremio del campo y posteriormente intervenían en  el del Castillo o Alcalá. Una canción recogida  del Castillo, hace referencia al vino:

 

            El carnaval de hogaño,

            Es un carnaval cochino,

            Que no tienen las mozuelas

            Ni para un vaso de vino.

            Y esta de un corte un tanto machista:

 

Eres fea, chata

Tienes color de vinagre,

¡Qué lástima de mal rato

que por ti paso tu madre!     

 

            En la comarca, esta canción castillera refleja cómo estaba impregnado el vino en las relaciones sociales que hemos recogido de un cortijo cercano al naciminto del río San Juan por las hermanas García:

 

            Van a quitar las tabernas,

            Tío Juan, tío Juan,

            ¿qué van a hacer los borrachos?

            Tío Juan, Tío Juan,

            Darse con la esquina

            Y no mojarse los labios.

Tío Juan, Tío Juan.

 

Con esta variante, promovida por un momento de restricción moral que se cantaba en la misma localidad:


 

               Dicen  que van a cerrar

 las tabernas y barberías,

que cierren lo que quieran

menos las panaderías.

           

 

En esta misma línea, esta  propensión de que la taberna era el rincón social que atraía a las personas, se manifiesta en la común canción, que incluso hemos visto interpretada con cantos de auroros y hemos recogido de la familia Conde en San José de la Rábita:

 

A la iglesia no voy.

            Porque estoy cojo,

            Ya a la taberna voy,

            Poquito a poco.

            Los dineros que gastas

            En la taberna

            A tu mujer le faltan

para la cena.

 

            Incluso en las modas infantiles también la cultura impregnaba el canto de los muchachos como en esta canción de la Pulga y el Piojo, recogida de finales de siglo, que solía interpretarse con el coro de los presentes a la fiesta y  la interpretación monódica de cada uno de ellos. El primero siempre era :

 

            Al rum, rum,

            Del alma,

            Rum, rum.

 

            Que era continuado por cada una de estas estrofas:

           

            Respondió el tamo:

            -Carne ya tenemos,

            Por falta de vino

            No nos casaremos.

            Respondió el mosquito

            Desde su tinaja:

            -Que sigan las bodas,

            yo daré una carga.

            Respondió el tamo.

            Respondió el tamo:

            -Vino, ya tenemos,

            por falta de bodega

            no nos casaremos.

            Respondió la araña:

            -desde su telar.

            Que siga la boda

            Yo saldré a bailar.

            Respondió el tamo:

            -Bodega tenemos,

            por falta de padrinos

no nos casaremos.

Respondió el ratón

Con desatino:

-Que siga la boda,

yo seré el padrino.

Respondió el tamo:

-Padrino tenemos,

por falta de cura

no nos casaremos.

Respondió el gato:

-Con tanta pintura,

que siga la boda

yo soy el cura.

Respondió el tamo:

-Cura, ya tenemos,

vamos a la iglesia

y nos casaremos.

Se van a la iglesia

Tristes y afligidos

De ver que el cura

Se comió al padrino.

 

En las ferias, suelen existir, además del intercambio de ganado, algunas casetas de madera, que se colocaban en los aledaños de la calle Real, donde la gente solía comprar vino.

 

            La fiestas de aldea ofrecían un lugar para refresco y degustar el vino. Proliferaban los diálogos, dirigidos por un personaje curioso, cual era Dominguito Zahorí o los de  don Juan Tenorio, las relaciones, . La interpretación de pequeños sainetes estereotipados al estilo de los carmina fescenina o las fábulas atelanas, basados en los romances famosos de Gernildo, el Conde de Olinos, de Moros y cristianos ......

Y además de estas fiestas se mantenían las de las romerías, que eran antiquísimas la de San Isidro, San José, Santa Ana, y la Virgen de la Cabeza. En ellas, lo mismo que en las fiestas de las aldeas, este cuadro campestre se desarrollaba:

 

Grupos de familias  bailando ; otros engullendo sendos trozos de salchichón y descomunales vasos de vino; borrachos fastidiando a los concurrentes;  vendedores de arropia, garbanzos tostados y avellanas americanas. Perdonavidas adornados de terribles y mortíferas facas; jóvenes que para el celebrar el santo le hacen una descarga cerrada demás de cuarenta tiros; novios que muerden de celos; novias que  varían de amores, con la misma facilidad que cambian las veletas de posición según que corre el viento; madrecitas que refunfuñan porque sus hijas están finas con zetanito, que le es antipático y grosero; jamonas que se pican porque las muchachas les corren el velito de sus ilusiones, y se encuentran  de patittas en la triste realidad de la vejez; y maridos y madres, que cual otro Job a todo dicen amén.

 

            En Alcalá, en Santo Domingo de Silos, los misacantanos decían por primera vez misa y los jóvenes por su fiesta comían vino con sardinas.

 

            La fantasía, provocada por el efecto etílico, ha dado lugar a muchas leyendas de este momento del siglo pasado. No es raro que en el camino de Alcalá y Frailes, se aparezca  a un labrador una noche una bruja cerniendo higos en el Portichuelo. O que aprezca una bruja encantada  volando por los cortijos de la vega de Paz de la Rivera Baja o el Charro frailero. O en la fuente del cortijo de las Semillas de las peñas de Majalcorón, salieran de ella botellas de varios colores al ancochecer. O las leyendas del caballero  de los Castillos que murió por una apuesta en la taberna cuando trata de conseguirlo colgado en la puerta del arrabal. Anica la de Ribera Alta me referirió el origen de varias cruces tras el sarao de una fiesta, la fábula de los cerdos del cortijo del Albarracín,  los cuentos de la Inquisición de la casa de los molinos de la Rivera Alta, las Vegas de Paz... En la zona del Robledo, 

            A veces, la fantasía ha desbordado a los poetas como a Gabriel Enciso que escribió una variante de la conocida Leyenda de la Mora y el Capitán enamorado, imaginándose una comarca, en la que la vid ocupaba un primer lugar:

 

            _No podré darte, dice Germán,

darte para tu regalo

diademas para tu frente

de rubíes y topacios.

...pero te daré un hogar,

en Castilla,  limpio y sano,

con su parral a la puerta

de óptimos frutos cargado,

y dentro, sobre la mesa,

en manteles de damasco,

pan de trigo de mi tierra,

vino de tierra claro.

Tras del hogar, la viña

 Del abuelo, que he heredado,

Y más allá de la ladera,

Junto al tomillar lejano,

Un aprisco de corderos,

 Todos blancos, todos blancos-

-        Qué prefieres? El alcázar?

-        Yo no, el hogar castellano´.

-        .
-        En 1834, un informe de la ciudad al Gobernador demuestra que sólo se cria vino para el consumo y se importa de la Costa de Málaga. La producción alcanzaba los 7.000 arrobas. .

 

A mediados del siglo la filoxera, esa epidemia tan terrorífica para las vides, afectó como en el resto de la provincia a todos los viñedos. Prácticamente, era nula la producción  de vinos en la comarca  hasta tal punto los vinos del país llegaban a costar de cinco a siete pesetas por arroba. Un informe de 1874, apuntaba a 10.000 arrobas de vino se producían en el país y dos mil de fuera.

De esta época, es una defensa de la abstemia  frente a la embriaguez como en 1879, esta poseía de Tejada de un pretendiente que servía de modelo:

                        Y nos suelo embriagarme,

                        Con los licores

                        Ni con ron y aguardiente

                        Ni otros alcoholes.

                        Pues sólo bebo

                        El agua de la mora

                        Que me las pelo

                        No soy neo ni subneo,

                        Ni absolutista

                        Ni conservagastado

                        Ni progresista

                        Soy del partido

                        De que toda soltera

                        Tengas marido.                     

O estas reflexiones que tratan sobre la inmoralidad de la embriaguez:

 

El desprecio y el ridículo alternan. Si habla nadie le escucha; si llama nadie le oye, si llora nadie le compadece, y si le ve el erudito se indigna y el ignorante se porque le ponen en lugar de los seres irracionales. 

 

 

Decadencia en el siglo XX

 

            A finales  de siglo XIX y principios de siglo, describíamos con el cronista Domingo Murcia esta escena muy típica de la Sierra Sur:

 

            Hay un refrán en la tierra, que dice: ”Alcalaíno, borracho y fino”. Y es que no escasean en la ciudad las tabernas y lagares, precisamente. Las hay que permanecen abiertas todo el año y las hay de temporada. La cosecha del pasado siglo diezmó las parras, aunque todavía hay una buena tradición en la elaboración de los caldos. A finales de septiembre se ven regresar de los pagos los mulos cargados de uvas y la chiquillería tras de ellos, demandando a coro un racimico. Y como dice otro refrán: Para San Andrés, viejo es. Un manojo de sarmientos sobre la puerta de los cosecheros es el reclamo para los bebedore. Aquí hay  vino. Se hacen itinerarios para degustar el caldo de fulano o zulano, en la calle tal o cual. Este ha salido dulce y clarete, aquel, seco y blanco; este otro, tinto y áspero...Con categoría profesional se presentan los vinos elaborados n la Fuente del Rey, en la bodega de don Pedro Garnica, que completa su industria con la destilería de aguardientes y licores. Se comercia con sus productos en la comarca entera, siendo afamada a la denominación de Cometa Haxley.

 

 

 

 

 

 

SIGLO XX

 

De ahí que surgieron nuevas plantaciones, lejanas al sistema anterior, que se basaba en los sarmientos de las antiguas variedades y con un sistema caduco de trabajo con escaso laboreo, introduciendo nuevas plantaciones con vides americanas. Esto dio lugar a un gran empuje y, a principios del siglo XX, ya se observa una tendencia hacia una mayor producción  hasta tal punto que la mitad del consumo se lograba con las nuevas plantaciones  de alto precio y elaboración costosa y el resto era vino de la Mancha. En Alcalá se consumían 39.,900 arrobas de vino, que la mitad era de importación y el resto del vino del país.

            En los años cincuenta,  había sólo en Alcalá 147 Has de viñas y se exportaba a Córdoba frente a las dos  Has de Alcaudete.

            Por los años treinta, se temía que aquellas producciones dieran lugar a una nueva depreciación de aquellas vides y la ruina correspondiente de los nuevos propietarios de viña. Cosa que ocurrió en los años setenta, que se incrementó con las nuevas medidas procedentes de la Comunidad Económica Europea, dando lugar al decepado de las viñas por medio de subvenciones. En 1977, el mapa del Ministerio de Agricultura  elaboró 19 hectáreas de viñedo repartidos en los términos de Íllora, Priego y Córdoba. En cultivos asociados existían entre los almendros y olivares existían 16 Has en Priego y Alcalá. Generalmente plantaciones pequeñas, adultas y caducas, próximas a los caseríos y de carácter familiar, tendentes a desaparecer. Las variedades más frecuentes Pedro Jiménez y Castilla Blanca, aprovechados para vinificación y plantados del 1.5 por el 1.5. frente a loas 20.000 fanegas de olivares, y una mezcla de olivar viñedo  8 has, 13 Has, Olivar y Almendro. Que representan el 0.2 de la extensión de cultivos de la provincia.


 

 

           

HACIA UN NUEVO DESARROLLO DEL VINO

 

           .Frailes, es el   pueblo que más ha avanzado en extensión en los últimos años. A las tradicionales  Martina y Nogueruelas, se suma la Dehesilla. Los puntos de venta se hacen en casas particulares. Ha surgido una cooperativa , hoy Bodegas Campoameno, en Alcalá Bodegas Marcelino.  

Alcalá
Castillo
Frailes
12.62    /50.12    dos bodegas
10.47
41.77
Titulares 33/160
43
156
Total 64.96 /102
 
 

 

            -Las jornadas del Vino son una de las promociones que se realizan anualmente.


            -Las nuevas iniciativas se basan en la  selección de la uva, nuevos productores, mejora de la calidad de la elaboración. Hace años había un rendimiento por Ha de 10.000 y 15000 lkilos.
-Han surgido Nuevas variedades: Blanc, verdejo, garnacha blanca, chardoner, tintas garnacha, tempranillo, gracián, cabernet, sauvignño, merlot, pinot noir
-El vino espumoso porfía con el cava.
-Se expande y comercializa el vino en otros lugares y cada vez son más conocidos los vinos de Alcalá la Real. B ODEGAS MARCELINO Y GRUPO SIERRA SUR.
-HAN ALCANZASO VARIOS PREMIOS A NIVEL NACIONAL Y TIENEN UN GRAN RECONOCIMIENTO.



Bodegas en Frailes: El Panza. Vino joven Rosado

Cortijo El Nogueral. Afrutado semiseca, y el Fonta


            -Denominación de Origen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario