LA FIESTA DE SAN MIGUEL
Calendario
Es interesante partir de la
reglamentación de fiestas establecidas en las ordenanzas recopiladas del año
1751 y en las que el Cabildo tenía obligación de asistir a la función de
Iglesia de la mañana y la procesión de la tarde. Allí, aparecen las siguientes
fiestas de la Tabla, que fueron despachadas y decretadas por el Real y Supremo
Consejo de Castilla:
-Movibles:
La Purísma Concepción y el
Arcángel San Miguel y a cualquier función de iglesia de acción de gracias o
rogativa.
Pero, pronto, en Septiembre, se
fijan las siguientes fechas: el día ocho la Natividad de la Virgen, el
veintiuno san Mateo apóstol y el veintinueve san Miguel.
Este
calendario se completaba con las fiestas particulares de hermandades y
cofradías, de aldeas y otros núcleos rurales. Por ejemplo, San Miguel en
Charilla, santa Lucía en Frailes, san José en la Rábita, san Juan en las Riberas
y en Cantera Blanca.
FIESTAS DE LA LIMPIA y PURA
CONCEPCION Y SAN MIGUEL
Prácticamente esta festividad junto
con la de la Limpia Concepción habían
desaparecido en el siglo XVIII,
hasta que en el año 1721 obligó el Gobernador del Abadía a que se reanudaran
todos sus actos tanto en la Limpia
Concepción como con motivo de la
Aparición del Aracangel San Miguel el día veintinueve de Septiembre.[1],
a lo que contestó el Ayuntamiento con la búsqueda de diligencias y a pedir una
nueva Cédula Real de provisión para poder llevar a cabo los gastos de dicha
festividad que recibe el año 1722, facultándose al empleo de la rotura de
tierras.[2] Son contínuos los avisos para que se
celebren las Fiestas , incluso, en el mes de mayo, ya que obligan a la ciudad
que recupere a las pasadas.[3]
En el año 1745, se manifiesta, que entre la festividad de San Miguel y la de la
Inmaculada, se le deben una cantidad aproximada
de veinte fiestas. En el año 1752, el propio abad escribe un exhorto,
amenazando con la excomunión.[4]
La resolución de la Real Chancillería de Granada tuvo lugar en el mes de
octubre de 1753.[5]
Sin embargo, en 1754 y 1755, se regularizaron
las libranzas de gastos de la fiesta[6] A veces, tuvo que intervenir el propio
corregidor para su celebración, como en el año 1760.
A finales de dicho siglo se
mantiene hasta el año 1793. Suele intervenir en la función de iglesia un
predicador, que a veces eran los priores de los conventos de la localidad, como
en el 1766 que fue el del Convento del Rosario[7].
En el siglo XIX, se mantiene
hasta mediados y comparten los comisarios del Corpus la celebración de las
fiestas.
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