LA VIRGEN DE LA AURORA
Nacieron la devoción y fiesta de la
advocación de la Aurora a principios del siglo XVIII. Por aquel tiempo se
adquirió la imagen, recibió culto en la Iglesia de la Caridad y otras veces en
la Veracruz hasta que en este siglo se
trasladó su imagen, primero, a la Iglesia de san Juan, y tras la
posguerra, a la iglesia de san Antón.
Hay constancia de los rosarios de la Aurora a finales de este siglo, cuando se
confunden los hermanos del Rosario con unos escopeteros que asaltaban las casas
en la madrugada.[1]De ahí el dicho que todo acabó como en el Rosario de la Aurora, comentado por el folclorista Antonio Machado en uno de sus artículos sobre costumbres perdidas en Andalucía.
En este siglo, se mantienen todos los
elementos típicos de la festividad, de modo que tenemos noticias del funcionamiento de un
año a través de la memoria de gastos religiosos de la hermandad que entregó a alcalde constitucional del año 1842. La
hermandad mantenía la tradición de los demandantes por el campo, el canto de
las salves, y la festividad del día de
la Aurora. al frente de la cual había un capellán que celebraba misa en todos
los dís festivos y feriados.
En el día de la Aurora, se llevaba a cabo el adorno y la
iluminación de la iglesia y de la portada, la vocación o convocatoria de la fiesta con fuegos
artificiales, una misa con sermón a cargo de un célebre predicador y la procesión; todos los actos eran acompañados por una capilla de música,
que en aquel año era la de Florencio Alba, y por el estruendo de cohetes. Se distinguía entre la capilla que interpretaba durante la misa en
forma solemne y la marcial, la iluminación de la iglesia y procesión del rosario de la
Aurora se realizaba en el segundo domingo de septiembre. Un elemento esencial eran los
faroles y, a partir de agosto, se iniciaban los despertadores con sus cantos,
cuya vestimenta era pagada por la hermandad. Como tradición nunca perdida, se
celebraba la fiesta de la candelaria y las misas de sufragio por los hermanos
fallecidos.
Caso típico de todas cofradías alcalaínas llevaban a cabo la
demanda por el mes de agosto recogiendo cereales, y ofreciendo las cuarteleras
y faneguueras a los devotos.
Curiosamente, esta
hermandad tenían un aspecto familiar que se ha mantenido hasta el siglo XX,
aunque se renovó por los años treinta, imitando a los de Priego bajo el mandato
de hermano mayor Francisco Huertes Granda. Los Vegas solían ser sus hermanos
mayores, los depsertadores y los portadores de los faroles, que desparecieron
por los años cincuenta de este siglo, lo mismo que la hermandad
[1] AMAR. Acta de cabildo del
veintinco de enero de 1783. En ella se comenta que una noche se mezclaron los
contrabandistas y escopeteros con los hermanos de la Aurora "que iban al
Rosario".
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