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sábado, 13 de septiembre de 2014

HOY, VIRGEN DE LA AURORA


LITOGRAFÍAS DE LA VIRGEN DE LA AURORA EN EL MUSEO DE SAN JUAN

 

El año pasado celebramos el  milenario del nacimiento de Santo Domingo y contribuimos a ello con el estudio de su imagen a través de seis litografías del  patrón de Alcalá.. En el mismo año, se cumplía el CCC aniversario de la llegada de la imagen de la Virgen de la Aurora a nuestra localidad y su ubicación en la  iglesia de la Veracruz. Pudimos hacer alguna reseña por estar muy ligada a nuestra hermandad en los momentos de la reorganización, allá por los años treinta del siglo XX. Pero, lo reservamos para el presente año. En nuestro museo, se encuentran  seis  litografías: de ellas cuatro son de tamaño de folio, (de  30 por 40); otra  tiene aproximadamente el tamaño de medio folio (30 por 20), que es la que más abunda en las casas familiares de los devotos antiguos de la hermandad, y una tercera, algo más de un cuarto ( 25 por 15 cm), muy escasa. También en la iglesia de san Antón, existe una de mayores dimensiones, de 0´80 cm. de largo y 60 cm.de ancho, incluido el marco, y en una casa particular, una de cuarenta y cinco centímetros de largo y  treinta y cinco de ancho. Muy original.

           

En la litografía más pequeña, ya se nos representa la imagen de la Virgen de la Aurora, con motivo de las fiestas del segundo domingo de Septiembre, cubierta con un manto, entre un arco de flores, simulando el resplandor de la Virgen de las Mercedes, el estandarte en su mano derecha,  coronada de plata y un trono  de basa sin que aparezcan los ángeles. Responde a la representación mariana de la Virgen sedente en el trono de la gloria y triunfante en el cielo, esperando a los pecadores con su estandarte en mano derecha y cetro de plata en la izquierda, en  cuyo centro está la misma imagen- como signo de victoria ante la muerte y en la lucha contra Satanás. Es una representación que se diferencia de la  de la Madre de Dios con el Niño entre sus brazos o la de la Inmaculada. Ni qué decir la influencia clásica en la  composición de la figura, que se  asemeja a una imagen de Juno o de una Minerva romana, no sólo por su estilización estética sino por el parecido con  algunas muestras de la escultura grecorromana atribuidas a estas diosas, y por el propio nombre de la advocación, que responde al amanecer del día que ya los clásicos lo bautizaron con el nombre de Eos o Aurora, la de los dedos rosáceos. No es una mujer más, es la mejor expresión de la belleza soberana, que no puede tener parangón en la tierra, llena de dulzura y encanto. A partir de esta litografía el resto de ellas no son  sino variantes de la original. Unas se ven acompañadas de un arco o de la Hornacina del retablo, y otras sin ningún aditamento salvo los candelabros de la fiesta. Merece la pena la litografía que tiene bajo sus pies el pueblo de Alcalá.

Esta representación iconográfica de la Aurora tuvo, en el barroco granadino, concretamente, en los hermanos Mora, su mejor ejecución artística, y a ellos son atribuidas las de Alcalá, -desaparecida en 1936 -, la de Priego y Carcabuey. También hay constancia de muchas de ellas en  tierras granadinas.  De su gubia, se capta el  volado y voluminoso plegado de la túnica y manto, de color azul, formando un zigzagueante escorzo, que se equilibra con el movimiento a la izquierda de la cabeza de la Virgen y,  en compensación, se ofrece  la extensión del brazo derecho  con el estandarte. No responde a la vestimenta del siglo XVIII, salvo los adornos floreados, que otras veces aparecen lisos del estofado, pues probablemente, algunas partes del vestido pudieran ser de mezclas de encolado frente al elemento esencial que sería una talla de madera. El Ave María, los angelotes y la corona son complementos de plata que realzan la figura

 

No se presenta más que un solo plano, generalmente sin otro reflejo del cielo que algunos resplandores, o corona de estrellas, los ángeles, o unas nubes y ángeles, salvo en la que aparecen dos planos, una con lo referido anteriormente, y otra con la ciudad de Alcalá la Real del siglo XIX. Claro testimonio de que una va dedicada a la  plegaria y devoción familiar, más intimista  y en otra, adquiere  una dimensión de protectora de la ciudad.

            Ni qué decir que cada tipo de estampas correspondía a la recompensa que daba el demandante a  los que daban limosnas en especie de fanega, media, o cuartilla de trigo o cebada, arroba de aceite o en dinero, recogidos por las calles de Alcalá, en las salves y en su función de Iglesia,  tal como aparece en un estado de cuentas del 1842 por el hermano mayor Manuel Vega[1]. La hermandad desarrollaba una actividad religiosa con 150 misas a lo largo del año que pagaba a su capellán; en el tercer domingo de septiembre  realizaba la función de iglesia, rosario y procesión con iluminación,  y misa acompañada de unos lujosos faroles y una capilla que cantaba aves marías y música marcial durante la manifestación pública. En la víspera de la fiesta había cohetes y ruedas de fuegos. Por la mañana del rosario de la Aurora los despertadores, solían ser de la familia de los Vega que recibían en recompensa el  pago de los zapatos. ,  

 

            LITOGRAFÍA DEL 1874

 

La más antigua data del año 1874, se realizó en la fábrica de Francisco Casado de Granada en la calle Campillo. Eran malos momentos los que corrían en la ciudad por el hecho de que se había instaurado la primera república en España con gran carga ideológica, pues sus dirigentes eran muy anticlericales e irreligiosos. La iconografía de la virgen de la Aurora no se asemeja a la original, parece más bien una representación de la mujer republicana, sedente, pero fría en su rostro, bella, pero decimonónica, imponiendo autoridad más que dulzura. No refleja ningún escorzo, ni movimiento, el manto está sobre la túnica y no cubre los pies de la Virgen ni tiene adorno alguno. El contraste en entre el color más negro de la túnica. No se asemeja tampoco el rostro ni se ha copiado de la original. y fue una recreación del dibujante Está sobre un trono  de nubes con un ángel central y dos laterales, encima de una peana de planta con muy pocos adornos. Se encuadra en un arco de medio punto, sobre pilastras de tipo toscazo, En la parte inferior, se abre entre un cortinaje, el pie de la litografía con esta inscripción.

El molde parte de 1874 y estuvo vigente al menos un decenio.

NºSº DE LA AURORA Que se venera en la hermita de la Caridad de la Ciudad de Alcalá la real. Se costeó a expensas de su hermandad, siendo hermano mayor don Rafael Zamora. Año 1848

Se litografió a deboción de los debotos AÑO 11874.

 

 

                     

 

          LITOGRAFÍA DE 1903

 

Es color marrón de fondo y similar a la anterior del 1898. La única  diferencia  es la corona de  nueve  estrellas de la Virgen. Fueron los oficiales el hermano mayor Juan Parera y depositario Manuel Gallego. Está enmarcada con un recuadro lineal de doble línea y otro con esquinas y centro con remates de hojas  de color marrón.. 

 

 

 

 

            LITOGRAFÍA DE 1910

 

Similar de la de 1898, y del mismo taller y distinto dibujante, pues  tan sólo diferencia en el trazo fino de su dibujo y en la mayor meticulosidad de las flores de la  faja que atraviesa el cuerpo y la de los jarrones. Predomina el estudio del  estofado del manto y  el rostro se parece más al original. La costeó el hermano mayor Juan Vega Gámez  y el depositario Tomás González Sánchez.

 

            LITOGRAFÍA DEL 1914

 

            No ofrece otro comentario, que se imprimió con colores más oscuros que la anterior, y su hermano mayor fue Jacinto Vega Hinojosa y el depositario Antonio Sánchez Romero.

 

            LITOGRAFÍA DEL AÑO 1924

 

            Idéntica a la anterior. Los encargados  fueron el  hermano mayor, Manuel Vega Hinojosa y el depositario Agustín Sánchez Romero. Se diferencia el fondo con nubes en todo el cuadro, y el enmarque totalmente dintelado por tres líneas, dos negras y una dorada.

 

            FOTOLITOGRAFÍA DE 1928

 

            Es una foto coloreada en rosa, que reproduce a la imagen natural, pero, no se puede contemplar en toda su belleza, porque está cubierta con un manto de damasco, bandas y   orla de flores y sólo se percibe su rostro singular y apolíneo. Se adornó con dos macetas en lugar de los dos candelabros de plata, y muestra la sencillez del templo en la que se ubicaba, que es el de san Juan. Manifiesta que la hermandad se había abandonado y fue reorganizada por señoras y caballeros de la ciudad, entre ellos Francisco Hueltes Granda y familia de los Vegas, que contactaron con los auroros de Priego.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] AMAR. Legajo 76. Pieza 13.

 

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