Pues nuestros antepasados vivían enraizados en una cultura religiosa muy ligada con la Agricultura,
en la que el santoral servía de pretexto para cualquier actividad y de
horóscopo zaragozano anticipado:
Así en diciembre, por
Santa Lucía, la patrona de Frailes, se recogía
por el pueblo campesino: Que tantas
fiestas envía. Y más que la noche crece el día. En otros pueblos según la devoción: "San Antón, le guarde las caballerizas y las reses a los
campesinos", "Cabdelaria, San Blas, San Matías, en febrero Igual la
noche y el día." "Marzo, sin embargo, sin santos, marcea marzador, pardo", Cuaresma, las máscaras de campo.
Por abril, los pastores celebraban san Marcos y se iniciaban a recoger frutos. Hay varias romerías. Acuden las cofradías con insignias, hacen danzas de palos y espadas, convites , juegos competiciones de entre mozos, rondas sortijas, enramadas y actos supersticiosas. Como decía Quevedo en los borrachos:
Envainan, y en una ermita
Beben ya amigos con
sorna
Su pendencia hecha
mosquitos.
Aquí paz y despuñes
gorja.
Mas vino han despabilado
que en esa hagan la
ronda
que en un mortuorio en
Vizcaya
y que en Amberes una boda.
Mayo, mayea, y festero empieza con "el Día de la Cruz saca la fiesta a la luz", donde decía el poeta:
Aquí dan
En esta ermita del Santo
Que celebra España tanto
Caridad de queso y pan
Y de aquella agua bendita
(¿agua dije? afrenta fue)
de aquel licor de Noé
que tantos dolores quita.
En este Mayo, es el momento de renovar contratos los agricultores y de los clérigos cobrar el diezmo
Al
clérigo la tunda
San Juan los busca.
Por julio, la fecha de Santiago y la a cosecha de trigo y vino:
Con Santa Marina en la mano y Santiago cebado.
En Agosto, el campesino vivía la fiesta por
excelencia:
Agosto y Septiembre no vienen siempre
Agosto y vendimia no es cada día.
Y ligaba con la actividad de san Lucas que
consistía:
Suelta el buey para las yuntas
Mata el puerco y tapa la cuba.
San Andrés, un mes después, época de matanza y
recogimiento en casa.
Los tipos de vino más frecuentes de las fiesta:
-vidueño o dulce, realizado con
garnacha o moscatel,
-
el torrontés o de color
amarillo, variedad española de uva blanca y muy transparente y que tiene grano,
pequeño y el hollejo muy delicado. Se obtenían de viñas blancas y muy dulces.
-
Baladí. Es una variedad de
cepa vinífera de Andalucía oriental, cuyo nombre procede de los árabes.
-
añejo
-
trasañejo
-
yema que se sacaba de la
mitad del tonel
-
estrujón con sabor
avinagrado, pus era un vino aguapie que se consegúía con la vuelta dada en la
biagra o soga o d esparto al pie de uva
y apretando bien-
-
mosto
Solían ser almacenados en
tinajas, de ahí que abunden con frecuencia las
bodegas en todas las excavaciones del cerro de la Mota, e, incluso en
los cortijos de alguna que otra aldea. Frente a las costumbres de otros pueblos
y ciudades que se almacenaba en cubas y
toneles, al principio en Alcalá este alamcenaje
que daba una gran calidad, también provocaba grandes incovenientes, pues
se necesitaban de expertos para azarconearlo (
condimentarlo con diversos
productos químicos) y para medirlo a la hora de venderlo en grandes cantidades.
Tan sólo, los medidores de vino estaban facultados para ello. Y no era poco lo
que se sacaba de vino en estos siglos, pues se vendía de 1.000 a dos mil
arrobas diarias en fechas importantes del mes de noviembre, diciembre, mayo y
junio, más de 20.000 litros diarios. Hubo años que la comarca llegó a
sobrepasar los 600. 000 litros de vino de exportación y casi la mitad de gasto
de tabernas, mesones y particulares. Cifra muy significativa para una sociedad
de 2.000 vecinos y unos ocho mil habitantes.
Dio
lugar a nombres que hoy día se han perdido. Buenos Vinos en el Castillo, Olivo
Tuerto, Fuente de la Higuera, Alamedilla, Moraleda, Tal de Arroba, Pasada
Baena, Fuente Nueva, Fuente Granada y Aceitunillo.
Los siglos XVI y XVII.
El paisaje se gradúa de urbano hacia
viñedo con zumacales, algún que otro olivar, cereal y monte. En medio, la zona
molinera y de huertas( Frailes, los 3 de Cabrera, Huescar, las Juntas). El
monte dedicado a la ganadería con el
pasto y el encinar. Los bueyes, cabras, ovejas y cerdos contrataban al cabildo su servicio. Frailes,
zona ganadera, paso obligado a la feria de Noalejo. En el casco urbano, se buscaban los desniveles para
bodegas, se horadaba la roca, caso de la Mota. O en la nueva ciudad se
construían casas de tres plantas y una bodega, que las había hasta de 60 y 70
vasos( tinajas, condiotas y cubas.
Son los años en los que el comercio del vino juega un papel
fundamental. Hay una extensa red de arrieros y comerciante, en manos de los
moros gaçís. Sus mercados más importantes se fijaban en Granada, donde había un
privilegio para entrarlo- en Granada, n su alhóndiga y en la Alhambra-, en Jaén
y en muchos pueblos Córdoba.
El vino baladí, torrontés, añejo, trasañejo, mosto, y tinto en sus
variantes de yema, estrujón y vinagre
llegaba a lugares insospechados como Villacarrillo, Antequera o el mismo Madrid
a la corte del Rey Felipe III en 1608.
Poco a poco se fueron reduciendo a dos únicas variantes. Tinto y
blanco, prohibiéndose las mezclas. Y solía exportarse en pequeñas cantidades de
cargas de 15 arrobas y en forma de yema o estrujón.
Distinguían los viñedos nuevos
y viejos, situados junto a los ruedos ( en Alcalá, carrera de San Bartolomé,
ladera de la ciudad, san Marcos, san
Sebastián; en Castilo, Viñuela y Clavario; en Frailes junto a las laderas de la
ribera ) y en los nuevos (Acamuña, Cerrico de Caballeros y Mentiras,
Valcargado, Valdedueñas, Monterrey, Rosalejo , Barrero).
Un capítulo como el de los particulares que compraban el vino de
Alcalá nos haría ver que era importante:
Si alguna personalidad lo probaba en nuestra tierra, de seguro que
posteriormente encargaba a algún arriero que le enviara alguna carga. Fue el
caso de Pedro Veneroso, regidor alcalaíno, que estando en Granada como alguacil
mayor junto con su familia fundó el Colegio Universitario de San Bartolomé y
Santiago o el del corregidor Enríquez de Baldelomar. O el de los miembros de la Audiencia de
Granada, que solían ser regalados con vino, jamones de la tierra por su fama
cuando tomaban el cargo de presidentes, oidores, alcaldes del crimen u otros cargos. Sancho de Flores en 1617.
Sobre todo, los conventos eran uno de los lugares que más solicitaban este
vino: los franciscanos de Úbeda, la Alhambra y Martos el convento del Rosario,
el de Santa Isabel la real, los carmelitas descalazos, trinitarios en Granada
en Málaga, los canónigos de Granada. Incluso a ciudades con tradición
vitivinícola se enviaban como era el caso de Priego y Baeza a regidores y
alcaldes mayores.
Curiosamente, los avaladores eran muchas veces regidores alcalaínos
que controlaban el mercado.
Los alcalaínos que se iban de nuestra tierra hacían buena propaganda
de su calidad es el caso del abad don Pedro de Moya que en 1609 como racionero
de la Catedral de Málaga solictaba varias cargas de vino para el obispo de
Málaga y enviaba a un arriero.
Entre los pueblos comarcanos,
debemos citar que el vino se intercambiaba con el aceite en Alcaudete y algunos
pueblos de Córdoba. En Motril, las cantidades elevadas de venta nos insinuaban
un posible sitio de salida para las tierras americanas. Las ventas – hoy
auténticos pueblos – eran lugares de consumo del vino alcalaíno: Puerto López,
Vélez, Domingo Pérez, Agramaderos, .. Cosa frecuente era su capacidad para
nutrir los estancos de una ciudad a través de algún intermediario: Iznalloz,
Moclín, Campillo y Noalejo.
Toda la población estaba
comprometida en este comercio. Las bodegas surtían a las haciendas familiares y
al mercado. Los artistas invertían las plusvalías de sus ingresos en el negocio
del vino. El propio padre del escultor
Pablo de Rojas y sus hermanos adquirieron viñas y tenían bodegas para
comercializarlo.
Henríquez de la Jorquera, ese
cronista de la Granada de finales del siglo XVI y principios del XVII, decía de
este terreno, que era abundantísimo de pan y vino, lo mejor del
Reino, de que abastece a Granada , con privilegio que tiene de meter vino en
Granada tres meses al año, que son los de mayor gasto de Mayo, Junio y Julio.
Incluso,
unos años después, Rodrigo Méndez de Silva abundaba
en los mismos términos y decía que tenía un gran trato de trigo, cebada, vino,
aceite y ganados.
En
estos siglos, la vid
no sólo era importante por dar empleo a un gran número de agricultores(
labradores de sus propias viñas, pequeños y grandes propietarios , labrador
arrendandor de cortijo y alguna viña y cereal y pequeño artesano de fin de
semana que comparte con otro oficio su labor), sino también por la serie de
oficios secundarios y terciarios que se generaban desde su plantación hasta su
elaboración. Los aladreros abundaban en la comarca para realizar todo tipo de
instrumental que sirviera en las
distintas fases de su cultivo: azadas, tijeras podadera, esparteros para
componer los zurrones, mimbreros, los canastos. Tuvieron que venir alfareros de Jaén para abastecer a los
productores y cosecheros de tinajas. Se ubicaron en la calle Tejuela y en sus
inmediaciones. Los propietarios o arrendadores- de padres a hijos, hidalgos y de origen jiennense- solían tener
en su cortijo un lagar y ellos mismos vendían el producto, aunque muchas veces
era controlado por los mercaderes de origen francés. Las funciones de los
propietarios y viñadores eran:
-que las viñas y olivares los
labren, cultiven y amugronen, como si fueran propias, a los tiempos y sazones
que se requiere y no corten cepas, aunque sean viejas.
Los enteramente dedicados a la vid,
que solían ser clasificados en peones de cavada, de rosada, de vendimia, los
pisadores, los manigeros, los propietarios de lagares...La labor de cavar viñas
se reglamentaba específicamente :
Que
no entren bestias salvo las que llevaren
la comida o transportaran las herramientas y se aten en los cercados, no
derribaran las cepas en el cavado.
El manigero o propietario controlaba
a varios cortadores, que cobraban jornal y se les deba de comer y beber. Los
arrieros o portadores se dedicaban a llevar la uva al lagar ante el apareador
Peón
de cavar
|
Dos
reales y medio
|
Comida
del medio día y vino
|
El
vino que se gasta en el trabajo
|
Peón
de vendimiar
|
Real
|
Comida
de tres días
|
|
Peón
de podar
|
Dos
reales y medio secos
|
Vino
de dieciochocuartos
|
|
Peón
de rozar
|
Real
y medio
|
Aceite,
vinagre y aceitunas o lo del tiempo
|
El
pan por el trabajador
|
Los
apareadores no podían cambiar las bases
Y en el sector terciario, los
corredores de vino, los comerciantes o mercaderes, los arrieros , mesoneros y
los vendedores.
Los corredores de vino procedían desde la fundación de la ciudad y
eran encargados de controlar las medidas, de inspeccionar las ventas y de
cargar adecuadamente las tinajas- pequeñas, grandes y medianas- , condiotas y
cualquier otro tipo de medio de transporte. Y no sólo se quedaban en eso, si no
que conocían perfectamente el mercado del vino, los momentos álgidos y los
oportunos de venta, se reservaban el
vino para sus clientelas. En suma, eran una especie, que a veces caía en el feo
vicio del tráfico de influencias, y fue cuestionado en muchas ocasiones. De ahí
que hubo intento que fueran elegidos anualmente y no fueran cargos
vitalicios.
Los
comerciantes o mercaderes podían ser los mismos cosecheros o productores,
personas dedicadas a este oficio, con frecuencia, especializadas en los
principales puntos del mercado regional: Granada, Málaga, Jaén y Motril, e
intermediarios de otros puntos de venta, en sus dos vertientes, de estancos
para una ciudad o de tabernas y casas
importantes.
Los
arrieros se
dividían en los que tenían su propio servicio, muchos de ellos de campesinos de
otras comarcas, otros estaban relacionados con los comerciantes y mercaderes, y
un tercer tipo, auténticas compañías o cooperativas de arrieros que se encargaban del traslado de
esta preciada bebida a Granada o Jaén. Suelen ser esclavos y criados y
jornaleros.
Para el comercio con la zona
jiennense, solían tranportarlo los arrieros de martos, Alcaudete y Alcalá; para
los de Granada , los de Colomera, que eran moriscos; para Córdoba, los de
Lucena. Curiosamente, se producía otro intercambio con estos pueblos que venían
trayendo el vino cordobés y a veces se llevaba la nieve de Valdepeñas.
Los vendedores tenían una variada tipología: en primer lugar
estaban los particulares, que traficaban desde sus mismas casas y desde los
lagares; los mesoneros que expendían vino al por menor y mayor; en
Alcalá dio lugar a una calle llamada de los Mesones e, incluso, una de
las aceras del camino del Llanillo, llegó a llamarse la de los Mesones; las
tabernas de otras ciudades, las alhóndigas, las ventas en los terrenos rurales,
los estancos, la lonja del puerto de Motril.
Con frecuencia, aparece en los
puntos importantes, un especialista o corredor de venta, representante del vino
alcalaíno, en ciudades importantes como Granada, Málaga y Málaga, que
controlaba la venta del vino a los compradores para su abastecimiento o para
transportarlo a América.
En
la propia Alcalá hubo necesidad de crear una alhóndiga, cercana
a la fortaleza de la Mota para regular el trato entre comerciantes. Pues hubo
años que sobrepasaron los 505.000 litros de exportación.
Esto dio lugar a que se evitara el
almacenamiento que hubo a hasta 169 puntos en Alcalá. Los grandes propietarios eran los que más
acumulaban en las bodega. Es el caso de Juan de Aranda Italia que llegó a tener
56 tinajas en diversas bodegas.
Una viña producía quinientas arrobas
de yema. A la que se quitaba el diezmo y se quedaba en 452, sesenta y ocho
arrobas de estrujón, aplicado el diezmo 61. El trabajo que necesitaba era de 4
o5 cortadores durante 9 días, acarreadores a real y medio, el pisador costaba
diez día a 3 reales, l burro del acarreador a real y medio, el pan 11º. En
total 5.585 ms.
El
vino era importante con fines religiosos para la misa y era una de las ofrendas
de los devotos junto con la cera, y el
pan.
La fiesta del Corpus con el desfiles
de comparsas y diablillos y danzas y la del quince de agosto se celebrar con
gran derroche de espectáculo y de vino para sus participantes. Unos meses
antes, se hace la Candelaria que anncia la Víspera en Alcalá y aldeas con
fogatas y vino.
El vino impregnaba todas las facetas
de la vida, acompañado de garbanzos y almendras o sustituido por el
arresolí solía ser un ingrediente
primordial de las fiestas de campo, los días de rifas, bautizos, bodas y
romerías. En las bodas los brindis por todas aquellas personas que regalaban
tras la bandeja con el vinodel mismo vaso
-
me
da licencia para hacer una dádiva a su hija
-
haga
la dádiva y Dios se lo premie
-
quisiera
que fuese una cosa como él se merece
-
-
brindo por fulano
-
y-
usted una de ellas
E, incluso, en los entierros de los
niños y los adultos. Curiosamente, en los primeros solían bailar los presentes
el baile de castañuelas en derredor del cadaver y depués se le repartían vino y garbanzos. En los adultos, los hombres
se topaban con un pañuelo de colores en la cabeza para manifestar el sentimiento.
Era lo único que se podía beber en
los días de fiesta tras la ceremonia de la Misa Mayor, que era cuando estaba
permitido abrir los mesones para
disfrute de todos los trabajadores que no podían ejercer trabajo alguno.
Cultura
de este tiempo era la fiesta de aldea o casa rural tras la recolección de los
frutos de la vendimia. En ella se personaban amigos y extraños a la casa de los
labradores, cantaban la tania y el fandango de Cádiz, baile que se prolongaba
hasta la madrugada con los sonidos de una guitarrra de cinco cuerdas, el
moterete, los platillos de metal, y la
carrañaca, cosa que también lo usaban las comparsas de Carnaval y en las
fiestas extraordinarias las comparsas del campo. Solían acabar dicha fiesta con
alguna que otra riña, pues María Pilar Contreras dice que los celos, los
triángulos de amor, los enfrentamientos entre mozos acababan como el rosario de
la Aurora o de las Cuevas.
Un momento clave para la caída de
los vinos fue la entrada de los vinos cordobeses, que traían fingidamente sus
vinos hacia Valdepeñas y aprovechaban sus cargas de regreso con nieve.
Esto provocó una auténtica liga
entre los comerciantes y productores alcalaínos en 1632. Hicieron Concejo abierto. Destruyeron las cargas de los arrieros. Hubo luchas de bandos entre los
Cabreras y los Sotomayor. Se produjo la intervención del corregidor Soria y
Vera: castigó a los culpables y prohibió la venta de vino de fuera.
Esto fue el canto de cisne de los
hidalgos. La competencia de los viñeds granadinos. Las sequías y la peste
hicieron rozar muchas viñás a finales del siglo XVIII.
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