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jueves, 29 de marzo de 2018

II. CAPÍTULO. LOS APÓSTOLES.. Los organizadores: La Cofradía de la Santa Veracruz






Los organizadores: La Cofradía de la Santa Veracruz

          















La cofradía de la Veracruz, ligada con la iglesia de San Juan de Letrán ,  recibió del Papa Julio III  en 1553 una bula papal por la que se permitía su fundación y erección de ermita, capilla y hospital, concediéndole las mismas indulgencias en las fiestas que lo recibían en la basílica romana. Podía  celebrar misas y sacramentos en su iglesia, nombrar capellanes, hacer enterramientos en su iglesia,  practicar las confesiones y disfrutar de todos los privilegios que tenía la iglesia de Letrán  así como otorgar las indulgencias a los devotos y patronos que colaborasen con la obra. Se conserva su bula  de fundación  así como  las primeras actas de Cofradías y un Libro de Inventario y Cabildos. Pero los datos más fidedignos los vamos a recoger en forma de resumen de la declaración que hace su hermano mayor Antón de Alcalá el diecinueve de marzo de 1568, ante el corregidor don Gómez de Messía. Estas son las respuestas a las preguntas emitidas por la cédula de Felipe II:"que podrá aver diez y ocho años, poco más o menos, que, a pedimento de algunos vecinos de esta ciudad e, con licencia  e autoridad del Reverendísimo don Juan de Ávila, abad que fue de esta abadía, se compró ciertos sitios de casas e solares para el efecto de hacer  y edificar  en ello una iglesia y Hospital de la advocación de la Santa Veracruz, e cofradía de disciplinantes. E ansí, desde dicho tiempo, se començó a edificar e se a ido aumentándose la dicha con  la ayuda e limosnas de los fieles Xrnos, e de los hermanos que han entrado en la dicha cofradía, de tal manera que siempre ha ido aumentándose la dicha obra e deboción. Y está hecha e fundada una iglesia a donde de ordinario se diez e celebra misa,  e para ello tiene sus ornamentos e todos recaudos,  e se entierra en la dicha iglesia muchas personas, por estar como está bendecida  por el obispo con autoridad e licencia del prelado, e se le guarda inmunidad e privilegio  que a las demás iglesias, e parece que la costa que tubo las casas e solares que se compraron , aunque  de parte de ello se impuso censo, se ha redimido, sino  es diez mil mrs. que le restan  por redimir . E todo o demás  que ha tenido de costa los edificios de la dicha iglesia y hospital  y ornamentos  y recaudos para celebrar misa, imagen, e crucifijo que se saca en la procesión del Jueves Santo y en las demás ordinarias. Todos se han hecho  e comprado,  e de las entradas de hermanos,  e lo que parece que de presente tiene el dicho Hospital e cofradía de mandas que han hecho algunas personas e lo siguiente.
( Con lo que se comprueba el año de su fundación en 1550, la cofradía que erigió iglesia y hospital con la ayuda de los hermanos, y su procesión penitencial de disciplinantes el Jueves Santo con la imagen de un Crucificado).

-Que podrá haber doce o más años poco más o menos que un Juan Romero , vecino de esta ciudad mandó ciertos bienes al dicho hospital  e cofradía  de la Santa Vera Cruz, e que estos se vendieron  y de su valor se compraron  treinta fanegas de tierra en la Fuente el Soto, término de esta ciudad, las cuales con autoridad del prelado de esta abadía se dieron a censo perpetuo a Miguel Sánchez Godoy y paga en cada un año doce fanegas  de trigo ,e se dizen por el ánima del dicho Juan Romero doce misas en el dicho Hospital".
Fue el primer donante y a éste otros bienes se le añadieron: una media casa de Juan Durete en el arrabal, otra media casa en el arrabal Nuevo de Pedro Sánchez Talamón, cuatro fanegas de Diego Hernández Anguita en el arroyo Alamoso. Junto con los enterramientos, limosnas y cuotas de entradas de hermanos, se juntaban unos cien ducados, que, en su mayoría se gastaban  en los cultos y misas de hermanos y en los gastos de hospital para los más Pobres y en el año 1667 en una capilla y sus ornamentos. [1]  
Son muy importantes sus primeros cabildos que nos ilustran de la vida , bienes  y  objetos cofrades ( dos arcas para la Cofradía y para el Hospital,  una cruz de madera, obra del pintor Rodrigo de Figueroa que  la doró y pintó, los ocho cetros del mismo pintor y las crucetas de las puertas, atriles, la cruz de enterramiento- en una cara la insignia de Cristo, y  en la otra, la Señora de la Concepción- el pendón de la cofradía, un arca pequeña con el Libro de la Regla, escrituras, entre ellas la Bula traída de Toledo para ganar indulgencias, ocho ciriales, pintados de verde, tacillas de madera con la cruz de insignia de la Hermandad y hostiario, objetos  litúrgicos ( frontales de altar, el pendón de lienzo teñido juegos de vestidos sagrados);  y además se aprecia la introducción penitencial de la Cofradía con el contrato de un trompeta de Granada, la confección de una  treintena de túnicas negras, las insignias que pintó Pedro Sardo, los tronos, las andas, los ciriales ( que costaron dos mil ochocientos cincuenta maravedís que pagó a Rodrigo de Figueroa, amén de la labor de carpintería de Martín Pérez , entallador que alcanzó la suma de tres mil setecientos ochenta y dos maravedís para las andas del Crucifijo e imágenes ), las imágenes  (un crucifijo grande de estatura de un hombre con  una corona de espinas con las púas doradas  e está puesta en una cruz de madera teñida de verde e está nuevo y sano y una imagen de la Señora, con sus ropas, tocados y cofias). En 1578 aparecen nuevas imágenes pasionales como "un retablo portátil con una imagen del Cristo de la  Resurrección, un crucifijo o cruz , dorado a la redonda y el campo verde y en el pie cuatro escudos con cuatro penitentes, Nuestra Señora de La Quinta Angustia, el nuevo pendón de la  Cofradía con una Cruz y las insignias de Pasión, también se enriquece la iglesia con la Virgen de las Angustias en dos tallas,  cuadros y capillas como la de la Cruz o Jesús Nazareno, Nuestra Señora y San Idelfonso y la De Santa Quiteria.[2]
De los primeros años de la vida de la hermandad nacen dos aspectos muy importantes de su participación  de Semana Santa: el monumento del Jueves Santo y la procesión del Jueves Santo por la tarde. Del primero hay que destacar que le dedicaban todo tipo de  gastos en carpinteros, pintores, y luminarias. 
Era una cofradía cerrada de una treintena o cuarentena de hermanos que se rotaban cada año en los distintos cargos y oficios: hermano mayor, alcaldes, capellán   y patronos de almas. Solían pertenecer a ella los regidores, jurados y oficiales destacados de la ciudad, así como algunos clérigos. Dependía totalmente de la Abadía, que asistía a las reuniones con la supervisión del gobernador o provisor, y se nombraba siempre capellán. Su festividad inicial era la celebración del día de la Invención de la Cruz.
En el siglo XVII, fue importante la unión  que mantuvo con la Cofradía de la Santa Caridad, formando  el Hospital de la Veracruz  Santa Caridad, manteniendo su cementerio y , lo más interesante, creando el Corral de Comedias que sirvió de fuente de ingresos para la cofradía, aunque parece que ya se regentaba en muy malas condiciones sobre el 1587, siendo abad Andrés de Bobadilla. Las obras de restauración se llevaron a cabo entre 1626 y 1628, interviniendo los mejores canteros y arquitectos alcalaínos, el veintinueve de Junio de 1628, siendo hermano mayor Martín Hernández Cantarero, tasó las obras el maestro de la Iglesia del Rosario Pedro de Arévalo Portillo, que fue a apreciar" lo que se hizo a  tasación con el quarto de frente  del teatro, que es donde está el aposento de la ciudad, que son cuatro pilares y sentar las columnas y enlucido y todo lo demás tocante al dicho quarto desde el suelo alto an quanto a la manifactura son los materiales, yeso y maderas y así como  las demás columnas, corredores y gastos en yeso y aposentos y ventanas y la escalera". La tasación de las obras alcanzó dos mil cincuenta reales. [3]  Solía arrendarlo a una persona ,que le proporcionaba una parte estipulada y la reserva de asientos y determinados días de fiestas. Como datos de lo que venimos exponiendo, en el año 1623, siendo hermano mayor Francisco Ramírez Valenzuela, se le arrendó a Juan Alonso de Bustamante por ciento cuarenta ducados anuales,  en la misma cantidad el año 1626  a Juan Martín Hernández de Alcántara o Rafael Ventura Martínez en 1629. La hermandad se dedicaba durante este siglo a la fiesta de la invención de la Cruz, la Candelaria, al monumento del Jueves Santo, a la procesión del mismo día, sin muchos gastos en ella , salvo la trompeta contratada y los músicos y ministriles que acompañaban a la procesión.
A pesar de que el principio de siglo significó un paso en la reorganización financiera de la cofradía, el final de siglo supone una gran participación en la vida cofrade de la Semana Santa. Su cabildo era presidido por un miembro de la curia abacial, un notario o  provisor, y se celebraba el cabildo ordinario y t anual  de elección de hermano mayor y de nombramiento de cargos, tanto para la organización y funcionamiento como la preparación de la procesión del Jueves Santo, el Domingo de Ramos y Día de la Santa Cruz. Solían nombrarse el hermano mayor con sistema de rueda, así como los  alcaldes y patronos, y por tradición y experiencia a los cargos a los pasos de imágenes y sus correspondientes gallardetes y banderolas, así como los pasos que salían en la tarde del Jueves Santo. Generalmente, los primeros eran un grupo muy reducido  y formado por personas privilegiadas que ejercían cargos municipales ( regidores, jurados, síndicos, escribanos, alguaciles, recaudadores, depositarios… )y eclesiásticos ( presbíteros, capellanes, ..) que comenzaban su mandato a partir del tres de mayo y nombraban los capellanes para decir la misa los días de fiestas en la iglesia durante toda el año, los demandantes para el Jueves y Viernes Santo y  los hermanos de banderolas, andas e insignias; , los segundos eran miembros de las clases no privilegiadas y ejercían de campesinos y oficios artesanales.
            La procesión, al principio, salía con los siguientes pasos: la banderola o estandarte de la Santa Cruz con sus hermanos, a continuación, las andas de la Santa Cruz; la hermandad del Cristo de la Columna estaba formada por su gallardete y hermanos, seguidos de los de las andas del Cristo, continuaban las hermandades del gallardete y andas  del Cristo de las Penas; tras estos, los de San Juan con su gallardete, y al final cerraba la Madre de Dios, que recibía el nombre de la Soledad con su gallardete. A finales del siglo XVII, se integraron los pasos representados y vivientes.
         Por estos años, el hermano mayor Juan Manuel Ureña inició un libro de Cabildos, se reorganizó la hermandad y se obtuvo licencia del abad don Pedro de Toledo la facultad de decir misa todos los domingos y fiestas de guardar en la Iglesia de la Veracruz por el capellán de la cofradía. Tanto el Cristo de las Penas como el de la Columna adquieren una devoción especial por estos años, además del apóstol San Juan. Con la reorganización de la Compañía de soldados se muestran de nuevo los pasos en la calle. Al principio se obliga el capitán Alonso de Ramos, pero dimite por no poder afrontar los gastos. Los primeros pasos de esta cofradía  que se mantuvieron en todo el siglo dieciocho fueron los Azotes, Profetas, Arcángeles, Planetas y Doce Apóstoles. El paso del gallardete y el del Cristo de la Columna adquirirá una gran importancia y en 768, se le concedió el  privilegio de guardar los cordones de plata de la imagen, algo parecido a lo que sucedió con el Ecce- Homo en las prendas de Jesús Nazareno.  


En los últimos años de vida de la cofradía, se transformó con el nombre del Santísimo Crucificado de las Penas, manteniéndose todavía la placa del pendón del siglo XIX. Algunos pasos, el tambor y la trompeta eran sus elementos básicos en estos años finales  ( la imagen de San Juan, La Cruz[4], el Crucificado de las Penas, la Soledad y el Cristo de la Columna). El año 1783  se le hizo una lámpara a la capilla del Cristo de las Penas y se celebraron Fiestas de Moros y Cristianos para recaudar fondos.  Como cofradía penitencial se mantuvo hasta el decreto del Abad Alonso y Gatica, desapareciendo por completo con la insistencia en la prohibición de las procesiones, promulgadas por el Abad Palomino en los años 1791 y siguientes hasta tal punto que no consigue una  renovación posterior como le sucedió al Dulce Nombre de Jesús. No obstante la imagen del Cristo Crucificado de las Penas, de la Columnas y de Nuestra Señora  de la  Soledad siguieron saliendo la tarde del Jueves Santo, salvo el año 1795, que en un nuevo litigio con el abad Palomino transformó esta iglesia al servicio de la Parroquia de Santo Domingo de Silos. En el siglo XIX, todos sus derechos y bienes pasaron a beneficencia municipal y la propia cofradía, ya simple esclavitud, no tuvo apenas vida, como se comprueba en la declaración de gastos ante el Alcalde Constitucional de 1840.   Tan sólo el paso del Cristo de la Columna pervivió hasta  principios del siglo XX y en el siglo XIX volvió a reconstruir sus estatutos, según exponemos en el aparato documental por José Bolívar.




[1] AMAR. Caja 23. Pieza 14. Declaración de cofradías y hermandades con motivo de una cédula real de 1568.
[2]Martín Rosales, Francisco. La fiesta de la Santa Cruz. Año 1996.
[3] AMAR. Legajo suelto sobre las obras del Corral de Comedias
[4] Amar. Caja 243. Recibo de Juan Butierrez.

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