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viernes, 9 de marzo de 2018

EN ALCALÁ INFORMACIÓN. HOY. LA CALLE ROSARIO.



LA CALLE DEL ROSARIO
Portada del Rosario y Gota Leche

Cuando el Catastro de la Ensenada realizó la declaración vecinal de la calle Rosario, hace más de dos siglos  y medio esta calle recibía este nombre, en honor al convento que se ubicaba al principio de su sector vial. Era el convento masculino de la Orden de Santo Domingo de Guzmán bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Anteriormente, se denominaba con otros nombres relacionados con el Pozuelo e iglesia de San Juan, según declaraba el cronista Guardia Castellano. Como la calle Real, fue calle hidalga, con casonas de privilegiados y pegujareros, irguiéndose al principio de su trayecto el mencionado edificio conventual, que daba a la plaza del mismo nombre. Esta calle se seccionaba en varios tramos: uno primero hasta la calle Luque y Trinidad, otro hasta intersección de la calle Veracruz, y un tercero hasta la mima placeta de San Juan, donde acaba esta calle.  Todavía quedan fachadas de alguna vivienda con reminiscencias de hidalguía, percibiéndose en su enrejado de forja o en el sillar encalado de sus blancas fachadas, aunque se encuentra muy deteriorada desde los años setenta del siglo XX, por las balconadas y balcones corridos que descompusieron su fisonomía andaluza, a lo que se añadieron los zócalos de ladrillo o solería y la pérdida de los vanos antiguos al ser sustituidos por cocheras de puertas de hierro.
Esta calle no es una vía del primer damero de la ciudad de la Edad Moderna. Fue más antigua, originada por el camino vecinal o real que viene del camino de Castillo y de Charilla, enlazando con la calle Pedro de Alba, tramo segundo de la calle Real y Rosario hasta llegar a los arrabales de la Mota.  Rompe el damero de tiempos de los Reyes Católicos, y se convirtió en el asentamiento primero de los caballeros e hidalgos que se mantienen hasta el siglo XIX.
Típica casa alcalañina antigua
De hidalga pasó a ser calle de familias artesanas, lugar de servicios con el Hospital Civil de Nuestra Señora de las Mercedes, vivienda de campesinos y propietarios, escuela de niños de cubero de la maestra Tomasa, algún que otro pinito constructivo modernista como la casa de las Jaras, y mansión de vecinos en lugar de las antiguas y costeadas casas de las familias hidalgas como los Utrilla, Garrido, Espinosa de los Monteros, Cobaleda, o Martín.
 Retumban las bombas que comenzaron a caer desde el camino de San Bartolomé hasta la calle Real, aquella mañana de 1936, cuando las tropas granadinas del general Queipo de Llano tomaron la Alcalá republicana. Murieron varios vecinos de esta calle, de la familia de los Moya, y sobre todo, en la casa de los Aranda, cayó una bomba. Por esta calle, se oyeron los gritos de los heridos de la caída de la Plaza de Toros en los años cincuenta, descargaron los cuerpos de los maquis en los años cuarenta, se recogieron niños en el torno de la Inclusa, la Gota Leche con Patro Vega palió el hambre de muchos pobres de la posguerra, se curaban los sabañones y las heridas con Luís Regalado. Olía a las ovejas de Manuel Rosales, al vino de las bodegas pujareras, a hornazos y roscos de los hornos familiares.
La Casa de Biedma o Mya, Hospital Civil
y actual Guardería
 Tiene un encanto especial, pues aprendí a andar en esta calle, tiré los cántaros de Baltasar hechos añicos en los carnavales, jugué a masculillo y culón, lancé el pincho y salí en Semana Santa vestido de nazareno del Cristo de la Salud por primera vez. Comí majoletas de los Tajos y zarzamoras de las cunetas de las carreteras. Con Antonio, sus hermanos, y los Marquitos celebrábamos las semanasantas infantiles de papel de seda, y cruces pintadas por los encaladores del barrio, comíamos castañas calientes de las estufas de Aguayo y nos calentamos con las piedras ígneas puestas en las brasas de los lares, se nos quedaba el cuello pegajoso con el sudor cubierto de polvo de paja en los días de agosto, y la mataluva iniciaba a muchos en el vicio del tabaco, la Luciana nos vendía bolillas de anís, y comprábamos vino blanco en la tienda de Francisco, muchos vecinos se marcharon a tierras catalanas por los años sesenta, se mantuvieron los pujareros, y, comenzamos a sustituir la escuela de alquiler de nuestros padres por las escuelas profesionales de la Sagrada Familia. 
Son nuevos tiempos y nueva gente la que la habita actualmente, quedan pocos, poquísimos de aquellos tiempos. Era calle de carrera oficial de procesiones, manifestaciones públicas y de pregones de pueblo.
 Todavía no es un testigo y un canto de cisne, puede ser el eje que salve los barrios altos. Motivos y personajes la habitaron: los pintores Jiménez, los arquitectos Martín Espinosa, los músicos de la abadía




El primer tramo


La Casa de los Aranda, intersección con Trinidad. 



Casa hidalga y hoy de vecinos

La casa donde pasé mi infancia hasta los trres años, casa de vecinos y anterior casa de una memoria de un hidalgo.

, la escuela secundaria del Rosario, su iglesia parroquial de San Juan… ¿.no puede ser una opción de vivir para el futuro?

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