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viernes, 16 de marzo de 2018


ECCE-HOMO DE LA IGLESIA DE SAN JUAN



Este Ecce-Homo, medio cuerpo o busto y de unos 35 cms de altura y 30 de ancho por la parte del torso, se encuentra en la sala alta del Museo de la Iglesia de San Juan y fue depositado por la familia Gómez-Feijoo y, en su nombre, su descendiente Francisco Martín. Es el típico modelo de Ecce-Homo, de devoción familiar, ya que procedía de la casa rural de José María Gómez Atienza y Adelaida Feijoo Cano, ocupando una parte reservada de su cuarto bajo vestíbulo como lugar de recogimiento y oración, que mantenían iluminado con una lamparita de aceite durante todo el día. Hasta los años treinta del siglo XX, se conservó en dicha casa, propiedad de la familia de los Núñez, y, probablemente correspondiera a un legado hereditario por la devoción de un miembro secular de esta familia. Esta imagen de busto debió realizarse a principios del siglo XIX. Se elaboró con una base de telas encoladas, escayola y otros materiales, en los que, incluso, se recubre su hueco interior con papel de libros o revistas de la época hasta dar la estructura de la imagen en blanco o boj para ser posteriormente pintada con unos colores muy limpios. Su policromía de su rostro completamente alisada y muy bella, que soporta una portátil corona de espinas, contrasta con la clámide roja y la blanca túnica. Se le adosan, un cordel de oro que le envuelve el cuello y baja hacia su pecho, una corona de espinas natural y una vara de tela trenzada y dorada que recuerda la caña de espinas. Levanta el rostro con la mirada dirigida hacia el cielo y deja entrever, entre su ropaje con diversos pliegues,  levemente la anatomía de su cuerpo.

Obra anónima, de la escuela granadina pos barroca , elaborada en talleres artesanales religiosos, debió ser adquirida en una tienda de objetos, libros y arte sacros. Recoge la tradición granadina de los Ecce-Homos, en concreto a José de Mora, en los conventos de San Antón o el de Santa Catalina de Zafra, como síntesis del sentimiento pasional, a la altura del nazareno. Muy divulgada por los pueblos de Andalucía Oriental, contemplando esta imagen se recoge el recorrido pasional de Jesús Nazareno en su pasión y sufrimiento, salvo que por su dulce mirada se acerca al espectador, en este caso al devoto atrayéndole a la piedad y la oración. Se adorna con una floración de tela muy similar a los altares familiares y cruces de viviendas particulares con jarroncitos de china.

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